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Juan ignacio pozo
1. Juan Ignacio Pozo, académico de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid:
"Los jóvenes acceden con mucha facilidad a la información, pero tienen
dificultad para convertirla en conocimientos"
Miércoles, 29 de marzo de 2017
M. Cordano, Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio
Ante este flujo de datos que los desborda, el académico español crítica que los colegios no fomenten en
ellos la capacidad de digerir, ordenar y seleccionar.
ue saben poco, escriben mal y no están interesados en la materia. "Esas son las principales críticas
que se les escucha decir a los profesores cuando se les pregunta por sus alumnos. De a poco se
volvió un lugar común en la educación hablar de sus muchas dificultades de aprendizaje", plantea
Juan Ignacio Pozo, profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid (España).
Especializado en psicología del aprendizaje, el académico dedica gran parte de su tiempo a investigar qué
tan cierta resulta esta idea de que los estudiantes -ya sea de colegio o de universidad- aprenden cada vez
menos.
Invitado a Chile por la Facultad de Educación de la Universidad Católica, el investigador español expuso sus
conclusiones.
"Me parece que esto en realidad es una falsa paradoja, porque nunca antes ha habido tanta gente
intentando aprender tantas cosas. Y claro, las exigencias han ido cambiando: si antes bastaba con saber
leer, ahora la alfabetización no parece un gran logro. Hoy en día es mucho más necesario comprender lo
que se lee, argumentar, tener una opinión y aprender a criticar", dice.
Ante más exigencias, más difícil se vuelve ser capaz de responder bien a cada una de ellas.
Gestionar
El antes y el después al que Pozo alude no se define con una fecha exacta. "Pero sin duda está muy ligado
al cambio en los modos de producción en la sociedad. Hace 50 años, la mayor parte de las personas se
formaban para trabajos técnicos, en los que la función era adquirir ciertas habilidades y aplicarlas de
manera mecánica durante muchos años. No se generaban mayores cambios dentro de estas tareas".
"Entonces -continúa- pasó que las labores mecánicas las comenzaron a hacer las máquinas y los
dispositivos informáticos".
Frente a este panorama, la educación tradicional no supo responder de forma adecuada.
"Lo que necesitamos son personas que sepan gestionar estas máquinas, que establezcan las relaciones
que el instrumento tecnológico no puede generar. El problema -y que lleva a muchos a decir que los
estudiantes no están aprendiendo bien- es que los jóvenes están accediendo con gran facilidad a la
información, pero tienen dificultad para convertir esos datos en conocimiento: les cuesta digerir, ordenar,
seleccionar. Es un flujo que los desborda si nadie les fomenta estas competencias".
Para combatir esta dificultad, la función de los colegios debe ser fomentar las instancias de diálogo y
reflexión en vez de la memorización, cree Pozo.
"Tenemos una escuela del siglo XX inserta en una sociedad del siglo XXI. Hoy todo fluye en todas las
direcciones, no hay un único conocimiento autorizado, no es una información monológica, sino dialógica,
multimodal, incierta. Pero los establecimientos educativos no se adaptan, y siguen privilegiando la voz
del profesor, sin muchas veces escuchar la de sus alumnos".
Como ejemplos de acciones a seguir, el español menciona una clase
de Lenguaje: si hace unos años lo más importante era que el alumno
no errara en cuanto a ortografía, cuando existen sistemas
computacionales capaces de hacer notar una palabra mal escrita,
comienza a tomar relevancia "que también sean creativos y capaces
de expresar eso que quieren comunicar a otros".
Como los docentes siguen enfocados en solo una de estas dos partes,
tienden a quejarse de la poca formación de sus alumnos.
"No es que las nuevas generaciones aprendan menos, sino que en un
mundo que se reinventa, requieren aprender mucho más. Y eso
puede que lleve a una sensación de desaliento. ¿Qué se debe hacer
entonces? No conformarnos, sino todo lo contrario: si cada vez es
más necesario aprender, nace la necesidad de repensar los modelos
educativos vigentes".
Un clásico error es que en las escuelas todo hay que tomarlo como
cierto. "En la sociedad actual predomina la incertidumbre; uno tiene
siempre que decidir si la información que está recibiendo es válida o
no. Se vuelve de enorme importancia que a los jóvenes se les forme
para cuestionar".
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