Este documento describe la experiencia del autor realizando su internado en atención primaria fuera de un hospital, lo que le permitió tener un acercamiento más amplio a la realidad de la salud en Chile. El autor reflexiona sobre cómo separar la medicina de otros aspectos de la vida humana distorsiona la comprensión de la salud, y cómo salir del entorno clínico y relacionarse con la comunidad es tan importante como estudiar en ambientes más naturales. El autor concluye que se requiere una transformación hacia una educación y atención de la salud más integrad
HERNIA UMBILICAL con o sin signos de complicacion.pdf
Un internado diferente en atención primaria
1. Un internado diferente.
Hace poco más de un mes terminé mi rotación por el internado urbano de atención primaria en salud en
el CESFAM Garín, y fue un internado diferente por varias razones. Fueron cuatro semanas fuera del hospital (que
es donde ha tenido lugar casi la totalidad de mi formación clínica universitaria) en las que, felizmente, no estuve
todo el tiempo encerrado en un box de atención y pude hacer otras actividades como participar en un operativo
de salud, ir a varias visitas domiciliarias y conocer parte de lo que hacen otros profesionales en el centro; me
enfrenté, por primera vez en estos seis años, a atender pacientes yo solo, desde llamarlos al box hasta dar las
indicaciones y despacharlos; y me acerqué a la realidad de la atención primaria en Chile con situaciones como
que se acaben los apósitos en la urgencia, por dar un ejemplo.
Esta experiencia me generó varias reflexiones que se relacionan precisamente con haber pasado por
APS. Uno de los objetivos de este enfoque es “acercar la salud” a la vida de las personas desde una perspectiva
más amplia, y creo que, en parte, es eso mismo lo que lo hace efectivo. Separar la salud, y por lo tanto la
medicina, de la gran diversidad de aspectos o áreas que conforman la complejidad de la esencia humana
(ciencias sociales, artes, comunicación, educación, psicología, sexualidad, etc.), es tan artificial como la
separación dualista cartesiana de la mente y el cuerpo. Este reduccionismo que prima en las ciencias de la salud,
si bien ha permitido avances notables de la mano de la tecnología, ha distorsionado de manera importante la
comprensión que tenemos respecto a lo que significa la salud, especialmente en los que seremos futuros
“profesionales de la salud”.
Salir del centro asistencial (o del establecimiento educacional) y relacionarse con las personas y la
comunidad en su ambiente natural, me parece tan necesario como que los niños salgan del colegio en ciencias
naturales y usen la plaza como sala de clases. Estudiar medicina en un hospital se podría comparar a estudiar
veterinaria en un zoológico, y aparentemente la vida en el hospital puede llegar a ser tan deprimente para el
profesional/estudiante como para los pacientes. ¿Será que podemos estar tan mal enfocados en la educación y
en la salud?. Pasar desde una educación fragmentada y segregadora, exageradamente teórica y centrada en los
contenidos, a una más integradora y holística, basada principalmente en las experiencias y en el estudiante,
puede tener efectos beneficiosos no solo a nivel de la calidad del aprendizaje, sino también en la calidad de vida
de quien aprende. Lo mismo podría decirse respecto a la salud de las personas, donde consideramos muy poco
la experiencia de quien se nos sienta enfrente ofreciéndonos sus exámenes primero que todo, casi como por
respuesta condicionada. Hay que avanzar hacia una transformación importante en este sentido.
Por último, que el examen final en esta pasada no haya sido una interminable prueba teórica de
alternativas, sino una prueba práctica tipo OSCE/ECOE (Examen Clínico Objetivo Estructurado) con un tiempo
debidamente considerado para retroalimentación, es algo que se agradece con mención honrosa.
Fernando Neira S.
Interno 6to Medicina
U. de Chile