La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
Pps Puntos de Vista
1. Cada comienzo de ciclo lectivo se torna trunco ante
la incapacidad de las autoridades provinciales (y
nacionales) de ofrecer paritarias acordes con las
necesidades y reclamos de los docentes. En este
sentido, parte de la sociedad (generalmente padres
y madres de los estudiantes) se siente disconforme
porque las clases no comienzan acusando a l@s
docentes de “no querer trabajar”. Éste discurso
facilista significa la poca información con la que se
cuenta a la hora de acusar en dicho conflicto.
2. Más allá de esta cuestión que año a año se
repite, la idea de este artículo es describir
subjetivamnete algunas cuestiones que aparecen
en torno a lo que consideramos “la escuela de
hoy”. Y éstas cuestiones se encuentran en el
seno de las instituciones educativas de la
Argentina, y que tienen que ver con la formación
y los criterios con que se enseña.
3. Infinitas preguntas surgen en torno a la calidad
educativa. Pero ¿dónde debe ponerse el foco cuando
se habla (y busca) de calidad?. Primariamente, alguien
daría dos opciones: a) en los estudiantes o b) en los
docentes. En este aspecto, los padres y autoridades,
no suelen estar inmersos en una rápida mirada.
En defensa de ambos sujetos (educador y educando)
trataré de esbosar algunas características principales
que son precisas subrayar.
4. El grado de “desinterés y desgano” con el que el joven
concurre a la escuela suele ser la definición más
apuntada. Reniego. Primero, porque los niños y niñas,
adolescentes, parecen no sentirse motivados dentro de
una carga horaria que los agobia y perturba, sumado a
los conocimientos que en el propio contenido ignoran
las necesidades y los tiempos de aprendizaje de cada
estudiante (además de tratar al niño/a como un ser
guiado solamente por el docente).
Las instituciones de educación formal, en su mayoría,
suelen no representar valores que son necesarios
realzar y enseñar y que tienen que ver con su situación
socioeconómica ignorada por los agentes educativos.
5. En este punto, es necesario marcar lo ilógico que
resulta que un estudiante deba repetir de año debido
a las “expectativas” que no logra cumplir. La
desilusión que provocan las malas notas aparecen
como el “castigo” de un sistema que no permite la
inclusión y el respeto sobre las capacidades y
diversidades culturales de los niños/as o
adolescentes.
También es cierto que existen alumn@s que se
muestran totalmente desinteresados en lo que la
escuela propone, siendo que ésta, a través de sus
docentes, ofrecen variadas actividades didácticas para
incentivar a que trabajen en las aulas.
6. Por otro lado, al docente se lo critica y se le exige. No está mal.
Pero es cierto que el Estado no brinda ni garantiza
herramientas suficientes para la formación permanente
(profesorados de baja calidad pedagógica), la protección en
cuanto a hechos violentos en el aula y la flexibilidad ante
alumnos despreocupados por las materias. Pocas
capacitaciones gratuitas son ofrecidas a las y los profesores
que por su cuenta debe abonar cursos suntuosos y, en cierto
grado, de poca utilidad.
E insisto, cabe destacar aquí la constante lucha para lograr un
salario digno con lo que significa formar, incluir, preparar o
acompañar a una persona a que se sienta parte de la sociedad
en la que se constituirá como un ser con iguales en derechos a
todos, y que sin embargo, suele ser ignorado por las
condiciones sociales.
7. Aún más, el papel que desempeña el docente ha sido
desvalorizado, no solo en lo que se refiere a su trabajo
sino a los saberes pedagógicos didácticos que desde los
terciarios y universidades no logran tratarse en relación
a las características de la escuela de hoy.
Nuestro país aporta más del 6% del PBI en educación
(uno de los más alto de América Latina), y sin embargo,
esa inversión no contribuye a generar mejores
expectativas, formación en docentes, recursos, etc.
Algún dirigente oficialista dirá que las Netbook
contribuyeron al desarrollo tecnológico en la escuela,
cosa que comparto, pero es cierto que se ha hecho de
forma forzada y en busca de horizontes potables y
concretos.
8. Por otra parte, los padres ya no se acercan al
ámbito educativo en el que participan sus hijos y
ésto no es nada bueno. Es fundamental que los
padres se preocupen y demuestren interés en el
desarrollo y crecimiento tanto del conocimiento
como humano. La institución los convoca pero
rara vez padres y madres se acercan para
acompañar una etapa de la vida que se considera
muy importante. La incomunicación suele ser el
instrumento que no permite la preocupación por
la formación de los estudiantes.
9. La situación educativa actual es fruto de un pasado,
donde se pretendía que el alumno solo fuera alguien
capaz de repetir lo que dictaba el maestro, dejando de
lado la participación y la capacidad creativa.
En fin, debemos pensar a la educación como una
herramienta a la que todos debemos tener acceso
para elegir qué hacer, qué ser y qué pensar, como un
acto de construcción, de libertad del presente y futuro
para transformar lo que la sociedad requiera para
tener un mejor destino.