Este documento describe los estudios de Traducción e Interpretación, los cuales forman mediadores lingüísticos profesionales como traductores e intérpretes. Generalmente estos estudios involucran tres idiomas: la lengua materna, una primera lengua extranjera, y una segunda lengua extranjera. Aunque estos estudios conllevan un título, la profesión aún no está regulada en la mayoría de países. Existe debate sobre si unificar la traducción y la interpretación como disciplinas o separarlas tempranamente.
Introducción:Los objetivos de Desarrollo Sostenible
Ronaldo trabjo
1. Traducción e interpretación Idiomas
Se denomina Traducción e Interpretación (Traductorado en algunas regiones de América
Latina) a los estudios universitarios cuyo fin es formar a mediadores lingüísticos profesionales,
es decir, traductores e intérpretes. La ciencia que rige la teoría, la descripción y la aplicación
de estos estudios es la traductología.
Los estudios de Traducción e Interpretación se erigen en torno a una combinación lingüística
conformada generalmente por tres idiomas o lenguas de trabajo:
Lengua A: lengua materna o equivalente, de la que se posee un dominio completo.
Lengua B: primera lengua extranjera o lengua de especialidad, de la que se posee un
dominio activo, es decir, se trabaja desde y hacia dicha lengua.
Lengua C: segunda lengua extranjera, de la que se posee un dominio pasivo, es decir,
sólo se trabaja desde dicha lengua hacia la lengua A. Opcionalmente puede cursarse una
tercera lengua extranjera o lengua D, de la que se posee igualmente un dominio pasivo.
Estos estudios tienen una duración de entre uno y cuatro años, según el país y la etapa
universitaria (grado o máster). Los centros que se encargan de su docencia suelen ser
las facultades o escuelas universitarias de Traducción e Interpretación, si bien existen
universidades donde estos estudios están adscritos a las facultades de Filosofía y
Letras, Comunicación o incluso de Derecho.
2. La superación de estos estudios conlleva la obtención de un título académico reconocido
de traductor y/o intérprete, si bien éste no es requisito para poder ejercer, dado que se trata de
una profesión aún no regulada en la mayoría de países. De aquí surgen cuestiones de debate,
como es el intrusismo profesional, ya que existe la idea errónea de que el mero conocimiento
y dominio de idiomas es suficiente para poder ejercer como traductor o intérprete
profesional.1 Por ello, en los últimos años se ha venido exigiendo la creación de un colegio
profesional que vele y regule la profesión de traductor e intérprete, máxime si consideramos su
marco jurídico, como es el derecho a contar con un servicio de traducción e interpretación de
calidad en los procesos penales.2
Si bien estos estudios se denominan en su conjunto Traducción e Interpretación, ambas
disciplinas remiten a dos actividades profesionales diferentes. Aunque el
término traducción puede utilizarse en sentido amplio, normalmente éste se reserva
únicamente para la transmisión por escrito, siendo el intérprete quien transmite un discurso de
tipo oral. Como consecuencia, desde la instauración de estos estudios universitarios, existe un
debate académico sobre si unificar ambas disciplinas representa el mejor método de
formación. Al respecto, se han propuesto diversos modelos, que van desde la separación
temprana de ambas disciplinas hasta la semiunificación o la convivencia de ambas.3
El color académico relacionado con estos estudios es el verde azulado, también relacionado
con la diplomacia y los asuntos exteriores.