Los ratones debaten cómo detener los ataques de un gato, pero nadie quiere arriesgarse a ponerle el cascabel. Esta famosa frase ilustra cómo a menudo es difícil tomar decisiones difíciles. Tomar buenas decisiones requiere analizar la situación, considerar alternativas, y elegir el curso de acción más responsable a pesar de los riesgos involucrados. Los directivos deben familiarizarse con los procesos de toma de decisiones y tener el valor para decidir incluso cuando hay incertidumbre.
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Toma de decisiones ¿quién le pone el cascabel al gato
1. Toma de decisiones: ¿Quién le pone el cascabel al gato?
Una antigua fábula en “El libro de los gatos”, escrito por el inglés Odo de Sherington, en el siglo XIII, cuenta como un
grupo de ratones intentan buscar una solución ante el elevado número de muertes producidas por el ataque de un
enorme gato gris. Los ratones llegan a la conclusión de que la mejor forma de acabar con esta tragedia sería ponerle
un cascabel al gato, de manera que cuando el gato se mueva puedan sentirlo acercarse para que ya no les pueda
atacar por sorpresa. Todos los ratones se pusieron de acuerdo en que esta sería la mejor solución para el tremendo
problema, pero cuando llegó el momento de elegir al ratón que lo lleve a cabo, cada ratón comenzó a poner
diferentes excusas para evitar realizar una acción tan peligrosa, emergiendo de esta historia la famosa frase “¿Quién
le pone el cascabel al gato?”. Esta frase continúa estando vigente, toda vez que el ser humano debe tener el valor de
enfrentarse a situaciones de la vida en diferentes contextos (laboral, sentimental, familiar, social, político u
organizacional) y tomar decisiones eligiendo una entre las opciones disponibles que ha sido capaz de visualizar. De
esta manera podrá resolver un problema o aprovechar una oportunidad actual o potencial (aun cuando no se
evidencie un conflicto u oportunidad latente).
En la toma de decisiones importa la elección de un camino a seguir, por lo que deben evaluarse alternativas de
acción. Si no hay alternativas (mejor dicho si no se visualizan) no existirá decisión; lo cual, aunque parezca
contradictorio, es una decisión per se ya que siempre existe la alternativa de consultar para recabar opiniones de
personas criteriosas y con experiencia. Para tomar una decisión, cualquiera que sea su naturaleza, es necesario
conocer, comprender y analizar una situación, para así poder solucionarla. En algunos casos, por tratarse de
situaciones tan simples y cotidianas, este proceso se realiza de forma implícita y se soluciona muy rápidamente, pero
existen otros casos en los cuales las consecuencias de una mala o buena elección puede tener impacto en el éxito o
fracaso de la persona o de la organización; por ello, sin que esto sea una limitante para la velocidad de respuesta, es
necesario realizar un proceso más estructurado que puede dar más seguridad e información para resolver la
situación.
Por otro lado la indecisión, según el diccionario, es la falta de determinación ante una cuestión dudosa o la falta de
valor o firmeza en el carácter y en la manera de actuar. La indecisión puede ser un trastorno que corroe la seguridad
y que se vuelve un problema a la hora de decidir; es la incapacidad de elegir una alternativa o puede ser la falta de
recursos o capacidades. En ambos casos se generan bloqueos emocionales y/o conflictos para toma de decisiones,
siendo los miedos los desencadenantes de esos bloqueos. Según el doctor Norberto Levy, psicoterapeuta argentino
de renombre mundial, las personas consideramos el miedo como una emoción indigna, negativa por nuestro alto
grado de ignorancia emocional. (Sobre los miedos trataremos en otro artículo). Algunas de las causas de la indecisión
pueden haberse generado en el hogar si este fue autoritario o sobreprotector (variable a tener en cuenta en la
selección de personal), haciendo que los hijos no tengan un desarrollo personal óptimo y llegando a la adultez sin
saber tomar decisiones.
En las organizaciones en general suele existir una jerarquía que determina el tipo de acciones que se realizan dentro
de ella y, en consecuencia, el tipo de decisiones que se deben tomar. La ciencia administrativa divide a la empresa en
3 niveles jerárquicos:
1. Nivel estratégico.- Alta dirección; planificación global de toda la empresa.
2. Nivel táctico.- Planificación de los subsistemas.
3. Nivel operativo.- Desarrollo de operaciones rutinarias.
2. Mientras más alta la jerarquía la responsabilidad para tomar decisiones no programadas o no estructuradas es más
relevante, ya que son este tipo de decisiones las que competen a esos niveles; por esta razón, en las organizaciones
que “crían” a sus futuros directivos, la mayor parte de los programas para el desarrollo de gerentes pretenden
mejorar las competencias para tomar decisiones no programadas, enseñándoles a analizar los problemas en forma
sistemática y a tomar decisiones lógicas, lo cual empieza por comprender el problema o tarea (los elementos que
contribuyen a ello son la inteligencia emocional y el pensamiento crítico). Queda claro que para “empoderar hay que
preparar” y no repetir como veleta “empoderemos”, sin considerar lo segundo. Esta actitud, además de perjudicar a
la organización y a la persona que se empodera, es puro “jarabe de lengua” o retórica que denota limitaciones para
comprender la dinámica.
Conforme baja la jerarquía, las tareas que se desempeñan son cada vez más rutinarias, por lo que las decisiones en
estos niveles serán más estructuradas o programadas. En estos niveles la capacitación se soporta en políticas,
normas, manuales y procedimientos, así como en ejercicios continuos de simulación, juego de roles y casuística
entre otros. El requisito para que fluyan las decisiones estructuradas, es tener mapeado los procesos con las
respectivas actividades y tareas que los conforman; algo escaso en nuestro medio a pesar de que la modernidad ha
contribuido muchísimo en difundir la “Gestión de Procesos”.
Al margen de los modelos, estilos, procesos y contextos que los especialistas han definido o identificado
ampliamente para la toma de decisiones y sin que el no tratarlos en este artículo signifique menospreciarlos, una de
las claves para la toma de decisiones se soporta en el uso del “Pensamiento Crítico”, que requiere conocimiento y
práctica en:
1. Observación: que implica mirar algo o a alguien con mucha atención y detenimiento para adquirir algún
conocimiento sobre su comportamiento o sus características (analizar, examinar, atisbar. Inquirir, investigar,
escudriñar). Observar es aplicar atentamente los sentidos a un objeto, persona o fenómeno, para estudiarlo tal
como se presentan en realidad.
2. Comparación: que consiste en examinar y comparar una o más cosas con otra u otras, para establecer sus
relaciones, diferencias o semejanzas.
3. Codificación: que requiere transformar una determinada información en un mensaje claro, desde el
autoconocimiento y conciencia de los propios principios, valores y prejuicios cognitivos.
4. Organización: que requiere preparar una cosa atendiendo a los detalles y así evaluar opciones para elegir el
curso de acción más responsable. Disposición de arreglo u orden. Regla o modo que se observa para hacer las
cosas.
5. Clasificación: que consiste en ordenar o dividir un conjunto de elementos en clases o categorías, a partir de un
criterio determinado.
6. Resolución: que es la solución o respuesta que se da a un problema, una dificultad o una duda. Implementación
de la toma de decisiones.
7. Evaluación: que consiste en el análisis y reflexión de los anteriores razonamientos y las conclusiones.
8. Retroalimentación: Evaluación de los resultados obtenidos compartiendo observaciones, preocupaciones y
sugerencias, con la intención de recabar información, a nivel individual o colectivo, para intentar mejorar el
funcionamiento de una organización o de cualquier grupo formado por seres humanos. Para que la mejora
continua sea posible la retroalimentación tiene que ser multidireccional (entre pares, superiores y
colaboradores, de arriba para abajo y viceversa).
Un Directivo tiene que familiarizarse con el proceso básico de toma de las decisiones y sus componentes, teniendo
siempre en cuenta que la mayoría de las decisiones tienen efecto sobre las personas, pues sería una necedad
ignorar la influencia de las relaciones humanas en una decisión. También es cierto que la gerencia debe tomar
ciertas decisiones difíciles y es imposible hacer felices a todos (como dijo Woody Allen: “la clave del fracaso es
complacer a todo el mundo”). Recordemos siempre que la empresa privada se trata de un negocio que busca el
bienestar para todos los grupos de interés y no para unos cuantos individuos.
La representación en un diagrama de un problema puede ser de gran ayuda para visualizar el mismo en particular y
los parámetros de la decisión. Un conocimiento básico de herramientas para la toma de decisiones, como espina de
pescado, árbol de decisiones, lluvia de ideas, simulación y otras más, ayudarán en la presentación gráfica de esta
información.
Finalmente un Directivo debe tener el buen juicio para saber qué tanta información debe recoger, el criterio para
dirigir la información y, lo más importante de todo, tener el valor para tomar la decisión que se requiere cuando la
decisión implica un riesgo. La cualidad personal del valor para aceptar la responsabilidad de una decisión (sea ésta
buena o mala) separa a las personas ordinarias de quienes toman decisiones excelentes; por ello siempre estará viva
la frase: ¿Quién le pone el cascabel al gato?
3. Si desea más información sobre Toma de Decisiones, escríbanos a este correo: servicioalcliente@goldenage.pe , o
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Sandro Barreto Reyes