Jesús enseñó a sus discípulos que el amor más grande es dar la vida por los amigos. Les ordenó amarse los unos a los otros como él los ama. Jesús perfeccionó la ley del amor enseñando a amar incluso a los enemigos y a orar por los perseguidores. La Biblia dice que quien dice amar a Dios pero odia a su hermano es un mentiroso, porque solo se puede amar a Dios amando también al prójimo.