Las ciudades subterráneas de Capadocia en Turquía fueron excavadas en la roca volcánica para servir como refugios defensivos. Estas complejas ciudades subterráneas podían albergar a miles de personas en varios niveles interconectados por pasillos y contaban con sistemas de ventilación y agua. La más grande, Derinkuyu, se extiende a una profundidad de 7 niveles y estaba conectada a otras ciudades a través de túneles.