La Revolución Francesa marcó el inicio de la historia contemporánea debido a las ideas filosóficas de la Ilustración y el descontento social y económico en Francia a finales del siglo XVIII. Las tensiones entre la monarquía absoluta, la iglesia, la nobleza y la burguesía emergente llevaron a la rebelión popular y la adopción de una forma republicana y parlamentaria de gobierno, simbolizada por la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.