Las arterias metafisarias y epifisarias irrigan la médula ósea y el tejido óseo en las metáfisis y epífisis respectivamente. Las arterias penetran en los huesos a través del periostio, el cual contiene arterias periósticas que entran por múltiples lugares para nutrir y alimentar el hueso. Una arteria nutricia atraviesa el hueso compacto de manera oblicua para irrigar el hueso esponjoso y la médula ósea.