La comunicación debe buscar la verdad y el bien común, evitando el sensacionalismo. Los medios pueden ayudar a discernir la realidad e informar a la sociedad, pero a veces envenenan con ficciones que manipulan e inducen el consumo en lugar de promover la veracidad y la proximidad. Los periodistas deben prestar ayuda a los necesitados en lugar de instrumentalizar su sufrimiento en pos de la "noticia".