El documento describe cómo conocerse a uno mismo es fundamental pero difícil, ya que las personas son complejas y cambiantes. Se debe trabajar constantemente para conocerse mejor mediante la introspección y el análisis del propio comportamiento, aunque esto puede ser subjetivo. También se puede obtener información objetiva a través de la opinión de otros, como profesionales. Conocer las propias fortalezas y debilidades ayuda a alcanzar el equilibrio psicológico y metas realistas.
1. CONOCERSE A UNO MISMO
A veces resulta muy difícil llegar a conocernos a
nosotros mismos; sin embargo, este
conocimiento es fundamental para lograr una
cierta estabilidad emocional y el equilibrio
psicológico. El conocimiento de uno mismo
presupone el de las propias aptitudes y
limitaciones, el del temperamento y las
principales pautas de conducta personales, las
tendencias fundamentales, intereses y
motivaciones, el saber leer e interpretar
nuestros sentimientos, etc.
En realidad, el “conocimiento de uno mismo”
suele ser más una aspiración que una realidad.
En realidad, es un trabajo diario que se debe
realizar instante a instante. A lo largo de toda
nuestra vida intentamos conocernos mejor, pero nunca llegamos a un
conocimiento absoluto. El ser humano puede llegar a conocerse a sí mismo,
casi por completo, pero al igual que ocurre con la vida misma, siempre surgen
en su interior nuevas facetas, aún desconocidas. En cierto modo, nuestra
propia realidad es extraordinariamente compleja e inabarcable, y, por otro
lado, la persona humana está expuesta a las modificaciones propias de un
desarrollo psicológico evolutivo.
Por tanto, sí consideramos que el ser humano es, desde una perspectiva
psicológica, una realidad individual un tanto complicada, repleta de recovecos
en su interior, que además está sometida a ciertos cambios acordes con su
edad y las experiencias que se van produciendo a lo largo de su vida, se
comprende que no resulta fácil conocerse a sí mismo. No obstante, podemos
aproximarnos progresivamente a nosotros mismos, conocernos cada día un
poco más, un poco mejor. Para conocerse a sí mismo es necesario ser
consciente y trabajar en dos planos de la realidad que parecen a primera vista
separados pero que, en realidad son uno solo: nuestro interior, observarnos,
analizarnos, y nuestra la realidad externa, nuestro comportamiento, nuestros
logros, lo que los demás opinan de nosotros, etc.
El conocimiento de uno mismo mediante la auto-observación, clásicamente
denominado «introspección», tiene grandes dificultades, ya que al
autoanalizarnos psicológicamente, se ponen automáticamente en marcha
mecanismos de defensa y autojustificación que nos hacen perder objetividad al
juzgarnos. Por otro lado, esta falta de imparcialidad puede generarnos
continuas dudas, que se pueden traducir en angustia e inseguridad. Otras
personas tienen una gran dificultad para analizar e interpretar sus sentimientos
2. (alexitimia), por lo que les resulta muy difícil, no solamente conocerse, sino
interpretar lo que ocurre en su interior durante momentos o épocas de su vida
en que ven modificarse su afectividad.
Por el contrario, el análisis de nuestras obras, de nuestro comportamiento, nos
aporta datos más objetivos. De hecho, el método introspectivo, muy utilizado
por los psicólogos clásicos, ha sido progresivamente sustituido por los
investigadores por la moderna psicología de la conducta y el comportamiento,
y por la psicología experimental. En determinadas ocasiones, más bien
excepcionales, es realmente necesario acudir a un experto, un psiquiatra o
psicólogo, o a otras personas, para que nos ayuden a interpretar lo que nos
sucede, o a conocernos mejor.
Las opiniones de estas personas pueden ser más objetivas y pueden constituir
una valiosa fuente de información sobre nuestra propia realidad; pero de
ningún modo hay que intentar conocerse exclusivamente a través de opiniones
ajenas, sino que éstas deben ser solamente una información complementaria
que sirva de contraste a los datos obtenidos por medio de la introspección y de
la valoración de nuestro modo de comportarnos.
Decíamos al principio que conocerse a uno mismo es un punto esencial para
lograr el equilibrio psicológico y una correcta maduración de la personalidad. Si
conocemos nuestras aptitudes, podemos desarrollarlas; si conocemos nuestras
limitaciones y defectos, ya hemos dado un primer paso para superarlas, para
comprendernos mejor y evitar objetivos que no seremos capaces de lograr,
evitando así posibles frustraciones.
En definitiva, el mejor conocimiento de uno mismo es fundamental para
perfilar un proyecto personal de vida realista, para aceptarnos tal y como
somos, dentro de un espíritu de superación y de coherencia interna, que
favorece la constancia y la continuidad biográfica, traduciéndose en un
sentirnos a gusto con nosotros mismos, punto clave para lograr una buena
adaptación dentro de nuestro entorno y unas relaciones interpersonales
sólidas, creativas y satisfactorias en todos los sentidos.
Anexo: http://www.proyectopv.org/2-verdad/conocerseaunompsiq.htm