Rafael de Gallegos quiso terminar con las diferencias entre las principales ciudades de Costa Rica mediante la Ley de la Ambulancia de 1834, lo que generó descontento y su renuncia. Braulio Carrillo asumió el poder en 1835, consolidó a San José como capital y derrotó una rebelión de otras ciudades. En 1838 se convirtió en dictador y creó la nueva constitución Ley de Bases y Garantías que fortaleció el poder centralizado. En 1848, Costa Rica se declaró república soberana e independiente.