La crisis hipertensiva se caracteriza por una elevación aguda y severa de la presión arterial. Su diagnóstico requiere una anamnesis, exploración física y exámenes complementarios. Las consecuencias de la hipertensión no tratada incluyen daño al corazón, cerebro, riñones y arterias. El tratamiento involucra mejoras en el estilo de vida y medicamentos como inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, calcio antagonistas y antagonistas de los receptores de la angiotensina II.