El capítulo discute el aprendizaje colaborativo, notando que aunque los estudiantes trabajan principalmente de forma independiente, cada vez más deben compartir opiniones y crear conocimiento colectivamente. Explica que el rol del profesor y los estudiantes está cambiando con las nuevas herramientas tecnológicas, y que los métodos basados en la transmisión de información son insuficientes. Finalmente, señala que el aprendizaje colaborativo se basa en coordinar actividades de forma sincrónica para construir un entendimiento común