1. LA LENGUA Y LOS HABLANTES – RAÚL ÁVILA
CAPÍTULO 1.EL SIGNO Y LOS SIGNOS
Un signo es un hecho perceptible que nos da información sobre algo distinto de sí
mismo. También son claramente signos las indicaciones que aparecen en las
calles o carreteras para normar la circulación de los vehículos o, las palabras que
empleamos para comunicarnos cuando hablamos o escribimos. Existen dos tipos
de signos como son los primarios, estos consisten en cuando un emisor los
produce con la intención de establecer la comunicación y los otros son los signos
secundarios y estos consisten en que su función básica no es la de servir para
comunicar algo.
La semiología y lingüística se ocupa del estudio de estos signos que son
producidos por el hombre. La semiología tomada en su planteamiento amplio, se
enriquece pero a la vez se vuelve metodológicamente imprecisa por la
imposibilidad de lograr una sistematización de toda clase de signos.
CAPÍTULO 2. EL SIGNO LINGÜÍSTICO
-Significante y significado
La teoría del signo lingüístico fue desarrollada por Ferdinand de Saussure, quien
lo concibió como la asociación de una imagen acústica o significante y una imagen
mental o significado. En el signo están unidas dos partes: una acústica
(perceptibles para los oídos) y una mental (evocada por la anterior).
Significante y significado como los señala Saussure, están indudablemente unidos
en el signo. De ahí que sea difícil concebir, en la lengua materna sobre todo, la
separación metodológica que propone.
-Arbitrariedad del signo
El carácter arbitrario del signo ha sido reconocido desde la antigüedad.
Se considera que el signo lingüístico es arbitrario porque entre éste y la realidad a
la que hace referencia no hay relación natural. En otras palabras, no hay razón
para que a determinado animal se le llame caballo y no de otra manera.
¿Qué importancia tiene para la comunicación el hecho de que el signo sea
arbitrario?
Para decirlo en términos de Saussure la arbitrariedad pone a la lengua al abrigo
de toda tentativa que pueda modificarla.
2. -La onomatopeya
Las onomatopeyas tienen cierta relación con la cosa o el fenómeno que designan.
En algunas de ellas, la relación es muy evidente. Así comprendemos por qué se
dice que el gato ronronea, el pollo pío o el lobo aúlla.
Haber seleccionado esos signos implica arbitrariedad en la medida en que no son
sino la imitación convencional de ciertos sonidos, imitación que hacemos de
acuerdo con las costumbres lingüísticas que son propias de nuestra lengua.
-La derivación
La derivación son palabras determinadas que derivan de otros componentes
menores, aparece en otras lenguas. Así en náhuatl, acalli significa “canoa”, porque
proviene de las raíces atl “agua” y calli “casa”.
¿Puede decirse en realidad que los signos anteriores están motivados? Para
decirlo, hasta con analizar sus componentes.
En los signos derivados, aunque se puede hablas de motivación, ésta es de otro
tipo: es una motivación producida por las posibilidades de combinación de
elementos de la lengua o motivación secundaria.
-La etimología popular
El fenómeno llamado etimología popular, es una muestra más de la actitud de los
hablantes en su búsqueda de una motivación en los signos.
La etimología popular, se explica por la necesidad de motivar los signos, pero no
contradice el principio básico de la inmotivación, ya que, en último caso, los
componentes de las palabras siguen siendo, al igual que en psicología,
inmotivados.
3. LENGUA Y CULTURA- RAÚL ÁVILA
CAPITULO 1. LENGUA Y CULTURA: PRIMER ACERCAMIENTO SUPERFICIAL
La Lengua se adquiere
La lengua es un producto del ser humano que nos sirve de instrumento para
interpretar los demás hechos culturales. Todos nos ayudan a adquirirlo, todos
están dispuestos a explicarnos como se debe decir y a criticarnos cuando
hablamos mal o cuando nos comportamos inadecuadamente desde el punto de
vista lingüístico. Estamos dispuestos a contestarle a un desconocido para mostrar
que tenemos un buen comportamiento lingüístico, porque las reglas de la lengua
rebasan la gramática y se extienden al ámbito de las diferentes situaciones
sociales en las que nos comunicamos. Las situaciones comunicativas implican un
buen número de reglas que adquirimos sin darnos cuenta por el simple hecho de
vivir en una sociedad. Sabemos cómo, cuándo y cuando se debe de hablar, y a
quien o a quienes debemos o no, dirigirle la palabra. Todos los hablantes de una
lengua, saben muy bien cómo comportarse en cada situación comunicativa, de
acuerdo con la edad, el sexo, y la condición social de los interlocutores, incluso de
acuerdo con el escenario en que ocurre el dialogo.
La lengua organiza
Guillermo de Humboldt dijo que la lengua suponía una determinada forma de
organizar el mundo y que esa forma se reflejaba en la estructura de cada idioma.
Una lengua implica una determinada manera de organizar los objetos reales y
mentales. La organización de los objetos a través de la lengua implica una
clasificación de los mismos, si no científica, si útil para las necesidades y para la
cultura de cada comunidad. La lengua nos permite, hablar del pasado, del
presente y del futuro, expresar lo que es lógico, y lo que no lo es, decir verdades y
mentiras, imaginar, crear.
La lengua tiene historia
El español proviene del latín. Cosmético es un derivado de la palabra “cosmos”
que significa “mundo, universo, y orden”. Caníbal nos suena a una palabra
africana, pero su origen está mucho más cerca; proviene del Caríbal, es decir, del
caribe.
Nuestro lenguaje, puesto que está vivo en los labios y en los oídos de todos los
hispanohablantes, sigue cambiando para adaptarse a nuestras necesidades.
La lengua tiene tabús
Los cambios y los eufemismos se justifican por varios motivos, unos se deben a
las creencias y tabús. Un ejemplo, en varias comunidades de las que visitan los
4. antropólogos, alrededor del mundo no se puede mencionar el nombre de un
pariente, del esposo o de la esposa. En la nueva Guinea Holandesa, las personas
que se van a casar, incluso antes del matrimonio, “tienen prohibido mencionar sus
nombres respectivos. Entre los familiares cuyos nombres están tabulados de este
modo, tienen los de la esposa, suegro, suegra, tios y tias de de la esposa y
también los hermanos y hermanas, y la totalidad de la familia”.
A propósito de la muerte- un tabú que compartimos con muchas otras culturas-
Frazer comenta que en algunos lugares, se acostumbra poner nombre de objetos
o fenómenos naturales a las personas, como Cielo, Estrella, Flor, Rosa, León.
Sucede que cuando una persona se muere, en algunas comunidades, aborígenes,
de Australia ya no se puede pronunciar su nombre, por lo que se hace necesario
inventar otro para designar el objeto natural. A la muerte misma se le dice la
pelona, la flaca, la calva, la cabezona, la huesuda, la huesos, la patas de catre, la
catrina o a tiznada.
La lengua es creativa
La lengua es un sistema que permite la creatividad de los hablantes. Esta es una
característica inmanente de las lenguas, no hay persona que no inventa oraciones
nuevas todos los días. En este sentido, la lengua produce cultura. La literatura es
el producto cultural por excelencia que tiene como medio de leguaje.
La lengua es de todos
La lengua, producto cultural y productora de cultura tiene otras características, una
de ellas es su capacidad de identificarnos como miembros de la misma
comunidad. Nuestra comunidad es muy extensa y nos abarca a todos los que
hablamos el idioma español porque entre todos lo hacemos, lo cultivamos, lo
transmitimos y mantenemos su unidad esencial. Todos creamos belleza mediante
el lenguaje, la calidad estética de las palabras no es patrimonio de un solo grupo.
Las palabras que compartimos nos acompañan todos los días, despiertos o
dormidos, para imaginar, soñar, pensar, discutir y ponernos de acuerdo. Nos
identificamos porque son parte de nuestra tradición y nuestra cultura.