Las emociones y motivaciones varían entre individuos y cambian con el tiempo. Algunas personas tienen más energía y persistencia para lograr sus metas, mientras que otras no. Un líder efectivo comprende estas diferencias y adapta su estilo para motivar a cada persona según su personalidad y valores, en lugar de forzar a todos a seguir el mismo enfoque. Esto permite que el líder sea influyente y dirija los resultados de un modo auténtico.