La geografía escolar debería apuntar a formar ciudadanos informados, reflexivos y comprometidos, desarrollando una cultura política y educando en la participación y el respeto por uno mismo y los demás. También debería enfocarse en la comprensión crítica de las relaciones entre la sociedad y el medio ambiente, reconociendo la espacialidad de las prácticas sociales. Finalmente, debería convertir las problemáticas actuales en objetos de enseñanza para explicar lo que sucede y por qué.