El documento discute la educación para adultos y el papel de los medios de comunicación. Argumenta que la educación debe estar alineada con el desarrollo social, económico, político y cultural. También sostiene que los programas educativos deben revisarse con criterios locales y que los adultos en países en desarrollo no deben tratarse igual que en países desarrollados. Finalmente, señala que los medios pueden usarse para educar siempre que se liberen de intereses alienantes y se forme a consumidores críticos.