La supervisión implica vigilar y revisar el trabajo de los empleados para asegurar que se realice como fue planeado. Un supervisor efectivo planifica, organiza, dirige, ejecuta y retroalimenta constantemente el trabajo. Los objetivos de la supervisión incluyen mejorar la productividad, desarrollar el uso óptimo de recursos, obtener rentabilidad y desarrollar a los empleados. Las funciones clave de un supervisor son proyectar el trabajo, dirigir a los empleados, desarrollarlos y controlar el progreso.