La educación en la cultura romana se enfocaba en preparar a los niños para ingresar a la sociedad como ciudadanos cultos y para ejercer sus derechos. Los niños recibían educación en el hogar de sus padres hasta los 11 años, donde aprendían costumbres, agricultura y religión. La enseñanza se dividía en niveles elementales, secundarios y superiores, e incluía temas como gramática, lectura, geografía y retórica.