La imagen corporal se refiere a cómo una persona ve su apariencia física y si se siente atractiva. Durante la pubertad y la adolescencia temprana, la imagen corporal a menudo está vinculada a la autoestima. La imagen corporal de una persona puede verse influenciada por factores como los cambios físicos durante la pubertad, las imágenes de los medios, los comentarios de la familia y los compañeros, y las comparaciones con otros. Desarrollar una actitud positiva, hacer ejercicio, comer saludablemente y enfocarse en las
1. ¿QUÉ ES LA IMAGEN CORPORAL?
A medida que tu cuerpo cambia, también lo hace la imagen que tienes de ti mismo. No siempre es
fácil que te guste cada parte de tu físico, pero quedarte atrapado en los aspectos negativos puede
bajar realmente tu autoestima.
La imagen corporal es cómo te ves físicamente, si sientes que eres atractivo y si a los demás les
agrada tu aspecto físico. Para muchas personas, especialmente aquellas en los primeros años de su
adolescencia, la imagen corporal puede estar estrechamente vinculada con la autoestima.
La autoestima tiene que ver con cuánto crees que vales y cuánto crees que vales para otras
personas. La autoestima es importante porque sentirte bien contigo mismo puede afectar tu salud
mental y la forma en que te comportas.
Las personas con la autoestima alta tienen un buen conocimiento de sí mismas. Son realistas y
buscan amigos a quienes les agraden y los aprecien por lo que son. Habitualmente, las personas con
alta autoestima sienten que tienen más control de sus vidas y conocen sus fortalezas y sus
debilidades.
¿Qué influye en la autoestima de una persona?
Pubertad y desarrollo.
Algunas personas tienen dificultades con su autoestima y su imagen corporal al entrar en la
pubertad, porque es una etapa en la que el cuerpo atraviesa gran cantidad de cambios. Estos
cambios, en combinación con el deseo de sentirnos aceptados por nuestros amigos, implican que
puede ser tentador que nos comparemos con los demás. El problema con esto es que no todos
crecen o se desarrollan al mismo tiempo ni del mismo modo.
Imágenes de los medios y otras influencias externas.
La preadolescencia y los primeros años de la adolescencia son una etapa en la que tomamos más
conciencia de las celebridades y las imágenes de los medios, así como del aspecto de otros niños y
la forma en que encajamos. Es posible que empecemos a compararnos con otras personas o con
imágenes de los medios ("ideales" que con frecuencia están retocados). Todo esto puede afectar la
forma en que nos sentimos respecto de nosotros mismos y de nuestros cuerpos, incluso a medida
que nos convertimos en adolescentes.
Las familias y la escuela.
A veces, la vida familiar puede influir en nuestra imagen corporal. Es posible que algunos padres o
entrenadores estén demasiado enfocados en verse de una determinada manera o en "llegar a un
peso" para un equipo deportivo. Los miembros de la familia pueden luchar contra su propia imagen
corporal o criticar el aspecto de sus hijos ("¿por qué tienes el cabello tan largo?" o "cómo es posible
que no puedas usar pantalones que te queden bien?"). Todo esto puede influir en la autoestima de
una persona, especialmente si es sensible a los comentarios de los demás.
2. Las personas también pueden ser el blanco de comentarios negativos y burlas hirientes de los
compañeros de clase y los pares en relación con su aspecto. Aunque estos suelen ser producto de la
ignorancia, a veces pueden afectar la imagen corporal y la autoestima.
Una buena autoestima
Si tienes una imagen positiva de tu cuerpo, es probable que te agrades y aceptes a ti mismo como
eres, a pesar de que no encajes en un "ideal" mediático. Esta actitud sana te permite explorar otros
aspectos del proceso de crecimiento, por ejemplo, cultivar buenas amistades, ser más independiente
de tus padres y desafiarte física y mentalmente. Desarrollar estos aspectos de tu persona puede ser
de ayuda para reforzar la autoestima.
Una actitud positiva y optimista puede ayudar a las personas a desarrollar una fuerte
autoestima. Por ejemplo, si cometes un error, podrías decir, "soy humano" en lugar de, "soy un
perdedor", o no culpar a otras personas cuando las cosas no salen según lo previsto.
Saber qué cosas te hacen feliz y cómo alcanzar tus objetivos puede ayudar a que sientas que eres
competente, fuerte y que tienes el control de tu vida. Una actitud positiva y un estilo de vida sano
(como hacer ejercicio y comer bien) son una combinación excelente para desarrollar una buena
autoestima.
Consejos para mejorar la imagen corporal.
Algunas personas piensan que deben cambiar su aspecto para sentirse bien consigo mismas. Sin
embargo, todo lo que tienes que hacer es cambiar la forma en que ves tu cuerpo y el modo en que
piensas sobre ti mismo. Estos son algunos consejos sobre cómo hacerlo:
Reconoce que tu cuerpo te pertenece, sin importar su forma o talle. Intenta enfocarte en lo
fuerte y sano que es tu cuerpo, y en las cosas que puede hacer, no en lo que está mal o en lo que
sientes que quieres cambiarle. Si te preocupa tu peso o tu talle, consulta al médico para estar seguro
de que todo está bien. Sin embargo, solo te incumbe a ti cómo se ve tu cuerpo: en última instancia,
eres tú el que debe estar feliz contigo mismo.
Identifica los aspectos de tu apariencia que, siendo realista, puedes cambiar y cuáles no. Los
seres humanos, por definición, no son perfectos. Es lo que nos hace únicos y originales. Todas las
personas (incluso los famosos que en apariencia son los más perfectos) tienen cosas que no pueden
cambiar y deben aceptar, como su estatura, por ejemplo, o el número que calzan. Recuerda que "las
personas reales no son perfectas y que las personas perfectas no son reales (generalmente, están
retocadas)".
Si hay aspectos tuyos que deseas y puedes cambiar, ponte objetivos para lograrlo. Por ejemplo,
si deseas estar en forma, elabora un plan para hacer ejercicio todos los días y comer sano. Luego,
haz un seguimiento de tu progreso hasta que llegues a tu objetivo. Superar un desafío que te
impones a ti mismo es una excelente forma de reforzar la autoestima.
Cuando escuches comentarios negativos procedentes de tu interior, dite a ti mismo que debes
detenerte. Debes comprender que cada persona es más que solo su apariencia en un día cualquiera.
Somos complejos y cambiamos permanentemente. Trata de enfocarte en los aspectos únicos e
interesantes de tu persona.
3. Intenta construir tu autoestima haciéndote tres elogios todos los días. Mientras lo haces, cada
noche enumera tres cosas de tu día que realmente te resultaron placenteras. Puede ser la sensación
que el sol te produjo en el rostro, el sonido de tu banda favorita o la forma en que alguien se rió de
tus bromas. Al concentrarse en las cosas buenas que haces y los aspectos positivos de tu vida
puedes cambiar la forma en que te sientes respecto de ti mismo.
Algunas personas con discapacidades o diferencias físicas sienten que no son vistas por lo que
realmente son debido a sus cuerpos y a lo que pueden y no pueden hacer. Otras personas pueden
tener problemas tan graves respecto de su imagen corporal que necesitan un poco más de ayuda.
Trabajar con un terapeuta o un consejero puede ayudar a que algunas personas logren tener una
perspectiva y aprendan a enfocarse en sus fortalezas individuales, además de desarrollar un modo
más sano de pensar.
LA IMAGEN CORPORAL DE LOS 6 A LOS 12 AÑOS.
La imagen corporal no es una función sino un concepto útil en el plano teórico, en la medida en que
sirve de hilo conductor para comprender mejor la unidad del desarrollo psicomotor a través de sus
distintas fases. Esta estructura estructurante, que se encuentra en la base del sentimiento de mayor o
menor disponibilidad de nuestro cuerpo y en la base de la relación vivida universo-objeto, pasa por
sucesivos estados de equilibrio, ninguno de los cuales queda exactamente expresado mediante este
vocablo utilizado aisladamente. En la medida en que esta palabra expresa el nivel de organización
alcanzado por las diferentes funciones psicomotrices en el curso de los estadios de desarrollo, es
lícito cuestionar que se expresen realidades tan distintas con un mismo concepto.
Esta expresión resulta particularmente inapropiada para describir el universo vivido de la
más temprana infancia. En ese momento, realidad interior y realidad exterior están confundidas, y el
equilibrio entre dos fuerzas – el impulso pulsional, expresión de las necesidades del sujeto, y la
expresión del mundo exterior del cual dependerá la satisfacción o la frustración- se reestablecerá en
lo que de Ajuriaguerra denomina “diálogo tónico”. En este estadio se trata menos de una
representación corporal que de la experiencia subjetiva y de la manera en que el cuerpo es vivido.
Según Tausk y Federn, el problema se formula más bien en términos de sentimientos del yo que en
términos de imágenes corporales. A partir del acceso a la permanencia del objeto, no se puede poner
en duda la existencia de fantasmas corporales, reflejos de lo que el sujeto vivió en sus relaciones
con su entorno. Estas imágenes expresan los intereses del niño respecto de su cuerpo y de sus
distintas zonas y, por lo tanto, el grado de sus investimientos libidinales sobre su cuerpo. No se
puede hablar realmente de imagen corporal hasta tanto el yo no esté unificado, individualizado y el
sentido de realidad adquirido, es decir al final de la etapa del cuerpo vivido.
La etapa del “cuerpo percibido” corresponde a la organización del esquema corporal. Antes
de este período el concepto carece de fundamento en la medida en que describe una actividad
perceptiva cuyo desarrollo sólo es posible una vez alcanzada la maduración de la función de
interiorización.
Cuando el niño, ayudado por la experiencia del espejo, ha establecido la relación entre
aquello que vive y siente a nivel de su cuerpo y la imagen especular, su primera personalidad se le
hace manifiesta.
4. Entonces, la imagen visual de su cuerpo se convertirá en el principal referente a partir del
cual se situarán los detalles provistos por las sensaciones táctiles y kinestésicas. La estructuración
del sistema corporal corresponde, justamente, a la puesta en estrecha relación de ambas series de
datos, culminando en la fusión de la imagen visual y de la imagen kinestésica del cuerpo.
El estadio del “cuerpo representado”, coincidente a la entrada a la escuela primaria, debe
permitir al niño de 12 años disponer de una imagen del “cuerpo operatorio”, a partir del cual podrá
ejercer su disponibilidad tanto sobre el mundo exterior como sobre su propia motricidad.
Alos 6 años, la representación mental del cuerpo hace de éste un objeto del espacio que será
el soporte de la descentración. Pero esta imagen verbalizada y orientada es simplemente una imagen
reproductora, por lo tanto estática, resultante de la estrecha asociación entre los datos visuales y los
kinestésicos.
La evolución de las funciones cognitivas, contemporánea del “estadio de las operaciones
concretas”, hará evolucionar esta imagen corporal, que de simplemente “reproductora” se convertirá
en “anticipadora”.
Entonces el niño será capaz no sólo de ajustar su motricidad a las condiciones actuales de su
espacio vital, sino también de llevar a cabo las acciones en el pensamiento, y por lo tanto
programarlas según modelos más o menos pregnantes. No obstante, la utilización de semejante
imagen dinámica, que corresponde a un verdadero “esquema de acción”, requiere el dominio de la
dimensión temporal que –bajo su aspecto perceptivo- representa una función psicomotriz esencial.
Es importante interesarse en esta imagen del cuerpo “operatorio” en educación y sin duda
más específicamente en el curso de la escolaridad primaria, en la medida en que se encuentra en la
base de todas las acciones efectuadas realmente o programadas a partir de la representación mental,
ya sean que éstas recaigan sobre el entorno o sobre su “propio cuerpo”.