Para que un organismo se mantenga vivo, necesita que sus células realicen tres tipos de trabajos: síntesis de moléculas, transporte activo y movimiento. Todas las células requieren energía para llevar a cabo estas actividades mediante procesos como la digestión, la contracción muscular y la conducción de impulsos nerviosos. La energía se obtiene a través de reacciones de oxidación y reducción como la fotosíntesis y la combustión, y se almacena principalmente en ATP, el cual es utilizado por las células