Alexander Fleming descubrió la penicilina en 1928 al observar que un hongo del género Penicillium inhibía el crecimiento de bacterias en una placa de cultivo contaminada. La purificación de la penicilina se logró en 1939 y el primer paciente humano fue tratado con éxito en 1941. La penicilina es un antibiótico que mata bacterias alterando su pared celular al unirse a una enzima fijadora de penicilina.