La ira es una emoción que aumenta el ritmo cardíaco y la presión arterial. Puede ser útil para enfrentar amenazas, pero dificulta el aprendizaje al desviar la atención y paralizar la memoria. Para regular la ira, es necesario implementar técnicas de relajación y reestructurar pensamientos de manera positiva con ayuda de un psicoterapeuta. La terapia cognitivo-conductual es útil para crear conciencia sobre los impulsos de ira y desarrollar estrategias de resolución