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Revista Colombiana de Psiquiatría
ISSN: 0034-7450
revista@psiquiatria.org.co
Asociación Colombiana de Psiquiatría
Colombia
Muñoz Molina, Francisco Javier; Ruiz Cala, Silvia Liliana
Terapia cognitivo-conductual en la esquizofrenia
Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI, núm. 1, 2007, pp. 98-110
Asociación Colombiana de Psiquiatría
Bogotá, D.C., Colombia
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80636108
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Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
Terapia cognitivo-conductual en la esquizofrenia
Francisco Javier Muñoz Molina1
Silvia Liliana Ruiz Cala2
Resumen
Introducción: La esquizofrenia y los trastornos relacionados son enfermedades crónicas y
discapacitantes, donde se alteran funciones cognitivas superiores. Objetivos: presentar los
aspectos más relevantes que permitan entender los déficits cognoscitivos de la esquizofrenia
y enunciar perspectivas en cuanto al tratamiento. Métodos: revisión de tema. Resultados:
En las últimas décadas se ha avanzado en las estrategias parta el tratamiento de la esquizo-
frenia, y dentro de ellas, la terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser de gran ayuda.
Los estudios no son definitivos, pero los resultados son promisorios cuando el terapeuta
emplea una amplia variedad de estrategias en el desarrollo de habilidades y competencias
que le permiten autonomía al paciente y disminución de los síntomas.
Palabras clave: esquizofrenia, terapia cognitivo-conductual.
Title: Cognitive-behavioral Therapy for Schizophrenia
Abstract:
Introduction: Schizophrenia and related disorders are chronic and disabling diseases in which
superior cognitive functions are altered. Objectives: To present the most relevant aspects
pertaining cognitive deficits in schizophrenia and perspectives about its treatment. Methods:
Review of the relevant literature. Results: In the last decades strategies for the treatment of
schizophrenia have shown progress and among them, cognitive-behavioral therapy has been
helpful. Studies are not definitive, but results are promising when the therapist uses a wide
array of strategies in the development of skills and competencies fostering autonomy in the
patient and reduction of symptoms.
Key words: Schizophrenia, cognitive-behavioral therapy.
1 Médico psiquiatra, Clínica de Nuestra Señora de la Paz, Pontificia Universidad Javeriana,
Bogotá.
2 Médica psiquiatra, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá.
Muñoz F., Ruiz S.
98 Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI / No. 1 / 2007
Introducción
La esquizofrenia es una en-
fermedad crónica que causa gran
incapacidad social y laboral, con
un deterioro significativo de las
relaciones interpersonales y del
funcionamiento global del individuo
que la padece. Si bien es cierto que
la aparición de los antipsicóticos
contribuyó en gran medida al tra-
tamiento y control de los síntomas
que caracterizan la enfermedad y, en
algunos casos, facilitó la adaptación
del enfermo a su medio, la mayoría
de los pacientes esquizofrénicos con-
tinúan teniendo síntomas residuales
y molestos a pesar de un tratamiento
farmacológico adecuado (1).
Un 40% de los pacientes tra-
tados con antipsicóticos puede
persistir con síntomas positivos de
moderados a graves (2-3); además,
hasta la fecha, el tratamiento antip-
sicótico no ha demostrado mejorar
la adaptación social y laboral de
la persona con esquizofrenia. Por
estas razones, es de suma impor-
tancia explorar terapéuticas que
sirvan de complemento a la terapia
antipsicótica y promuevan un mejor
control sintomático, la adherencia
al tratamiento y la integración del
paciente a su medio.
La terapia cognitiva-conductual
ha sido empleada con estos fines.
En especial, se ha utilizado para
manejar síntomas positivos y nega-
tivos que persisten a pesar del trata-
miento farmacológico. Los resulta-
dos de los estudios realizados hasta
el momento son promisorios.
La finalidad de la terapia cog-
nitiva-conductual con esquizofré-
nicos es disminuir o modificar las
conductas desadaptativas y las
distorsiones cognitivas derivadas
de ellas, a través de la colaboración
del paciente o la familia, junto con
el entrenamiento en habilidades
sociales.
Historia
La psicoterapia cognitiva-con-
ductual se empleó inicialmente para
el tratamiento de los trastornos
afectivos, y ha probado ser eficaz
para disminuir los síntomas de ellos
derivados. La primera aplicación
conocida del modelo cognitivo-con-
ductual para el análisis y tratamien-
to de síntomas psicóticos se debe
a Beck (4), quien trató, en 1952,
a un paciente con un delirio resis-
tente al tratamiento farmacológico,
que consistía en una convicción de
ser espiado por el FBI. El abordaje
psicoterapéutico constó de treinta
sesiones durante ocho meses, des-
pués de las cuales el paciente ad-
quirió la capacidad de cuestionarse
y razonar sobre sus creencias erró-
neas cuando empezaba a sospechar
que estaba siendo observado.
El mismo autor, junto con
Hole y Rush (5), en 1979, reportó
sobre la intervención cognitiva en
ocho pacientes con ideación deli-
rante. Luego del tratamiento, ellos
empezaron a asumir sus delirios
como hipótesis sobre el significado
de ciertos eventos, en lugar de ser
verdades rígidas y absolutas. Desde
Terapia cognitivo-conductual en las esquizofrenias
Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI / No. 1 / 2007
99
entonces se han realizado varios
estudios, con resultados diversos,
sobre la efectividad de las interven-
ciones cognitivas y conductuales en
los pacientes esquizofrénicos.
Déficits cognoscitivos
en la esquizofrenia
La diversidad de trastornos neu-
ropsicológicos en la esquizofrenia se
ha evidenciado con el metanálisis
realizado por Heinrichs y Zakzanis
(1998), quienes concluyeron que en
la esquizofrenia existen déficits neu-
ropsicológicos en la gran mayoría
de funciones: memoria verbal, no
verbal y global; praxis; atención vi-
sual y auditiva; inteligencia general;
habilidades espaciales; función eje-
cutiva, y lenguaje. Las distorsiones
cognoscitivas más frecuentes en la
esquizofrenia son (6):
1. Identificación predicativa. El
sujeto obtiene conclusiones de
sus experiencias con base en
las relaciones de predicado,
por ejemplo: “Luis juega billar,
yo juego billar, yo soy Luis”. La
persona no psicótica obtiene es-
tas conclusiones sólo por medio
de la lógica aristotélica.
2. Atribuciones precipitadas de
significado. El sujeto esquizo-
frénico tiene una baja toleran-
cia a la ambigüedad, y en las
situaciones confusas obtiene
interpretaciones arbitrarias
con gran rapidez. Esta es la
base de las ideas delirantes
(en especial de las ideas de
referencia) (7).
3. Sobreinclusión egocéntrica. Es
la tendencia del sujeto a res-
ponder a diferentes situaciones
incluyéndolas en un mismo con-
cepto o patrón cognitivo (sobre-
generalización). En concreto, se
trata del pensamiento “egocén-
trico” (Piaget), donde el paciente
relaciona los acontecimientos
del mundo como referidos a él
mismo (personalización). Se
ha denominado también como
omnipotencia del pensamiento
y sensación de omnipotencia.
4. Confusión de causas y signifi-
cados. Se denomina, así mismo,
proyección. Cuando el sujeto
se enfrenta a un acontecimien-
to externo novedoso que debe
explicarse, utiliza una inter-
pretación relacionada con su
autoconcepto y sus experiencias
previas.
5. Desimbolización. El sujeto se
cree literalmente el significado
de las metáforas, concretándo-
las, “cosificándolas”. Por esto
en la terapia no se aconseja el
uso de las metáforas con estos
sujetos.
6. Concreción y percepción de con-
ceptos. Se refiere a la tendencia
a trasladar los conceptos abs-
tractos a preceptos. Este proce-
so es similar al proceso onírico,
según Arieti, donde el pensa-
miento paleológico (identifica-
ción predicativa) se traslada a la
imagen visual. Esto produciría
las experiencias alucinatorias.
7. Sesgos en el foco de la aten-
ción. Se ha demostrado que
Muñoz F., Ruiz S.
100 Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI / No. 1 / 2007
los esquizofrénicos con ideas
delirantes paranoides per-
secutorias tienden a enfocar
su atención más fácilmente
en estímulos potencialmente
dañinos y recuerdan preferen-
cialmente episodios peligrosos
(8).
8. Pensamiento dicotómico o
polarización. Se refiere a la
tendencia a clasificar las expe-
riencias en una o dos categorías
opuestas y extremas, saltándo-
se las pruebas de valoraciones
y hechos intermedios.
Blackwood y cols. (9) proponen
un modelo para la formación del
delirio persecutorio, basándose en
los déficits cognoscitivos encontra-
dos en los pacientes con esquizo-
frenia paranoide. Plantean que el
delirio persecutorio es el resultado
de fallas en la interpretación de las
intenciones de los demás, aunadas
a una tendencia a atribuir causas
externas a eventos negativos, a ela-
borar juicios de manera precipitada
con información insuficiente y a una
predisposición a atender y percibir
estímulos amenazantes.
Modelo cognitivo-conductual
para el tratamiento
de la esquizofrenia
La relación terapéutica es muy
importante para abordar el inicio del
tratamiento. El terapeuta tiene una
doble función: como guía, ayudando
al paciente a entender la manera en
que las cogniciones influyen en sus
emociones y conductas disfunciona-
les, y como catalizador, promovien-
do experiencias correctivas o nuevos
aprendizajes que fomenten, a su
vez, pensamientos y habilidades
más adaptativas. El modelo parte
de varias premisas (10):
• El paciente tiene “áreas libres”
de psicosis que pueden ser
aprovechadas en la terapia.
• Las alucinaciones y los delirios
no son impermeables a las in-
tervenciones psicológicas.
• Los síntomas pueden ser exa-
cerbados o atenuados por cam-
bios ambientales y pueden ser
puestos en un contexto con
significado para el paciente.
Así mismo, el modelo aborda
la gravedad, el curso y el pronós-
tico de la esquizofrenia como el
producto de la interacción de tres
factores: vulnerabilidad, estrés y
habilidades de afrontamiento (11).
El primero se refiere a la predis-
posición biológica para desarrollar
la enfermedad, y está determinado
por la interacción de influencias
genéticas y ambientales. El estrés
socioambiental se deriva de si-
tuaciones o acontecimientos que
pueden exacerbar la sintomatolo-
gía, inducir recaídas o rehospita-
lizaciones (por ejemplo, la muerte
de un familiar). Las habilidades de
afrontamiento son las capacidades
que tiene el individuo para reducir
al mínimo los efectos negativos del
estrés.
A continuación se revisan los
principales puntos que se abordan
en la terapia cognitiva-conductual
con el paciente esquizofrénico:
Terapia cognitivo-conductual en las esquizofrenias
Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI / No. 1 / 2007
101
Entrenamiento en
habilidades sociales
Es un conjunto de técnicas
basadas en el aprendizaje social,
orientado a que el paciente aprenda
de manera sistemática nuevas ha-
bilidades interpersonales, como el
empezar una conversación, al igual
que expresar sentimientos negati-
vos o positivos, el compromiso y la
negociación.
Terapia familiar conductual
El objetivo es disminuir al
máximo las relaciones estresantes
familiares, las cuales pueden em-
peorar el curso de la enfermedad.
Esta terapia va dirigida a mejorar
la comunicación entre los miembros
de la familia y a potenciar las habili-
dades de solución de problemas.
Entrenamiento de habilidades
de afrontamiento para los
síntomas psicóticos residuales
Requiere una descripción y
análisis funcional del síntoma psi-
cótico, de las condiciones en las
cuales emergió el síntoma, de las
reacciones del paciente a éste y de
las consecuencias de dicho síntoma.
Posteriormente se identifican las
estrategias de afrontamiento que
ha estado empleando el paciente
y su eficacia para escoger así una
estrategia que puede ser conductual
(iniciar una conversación, dar un
paseo, etc.), cognitiva (habla positi-
va con uno mismo, distracción de la
atención, por ejemplo, armando un
rompecabezas) o de modificación de
los estímulos sensoriales (tararear,
oír música, etc.). Se pueden utilizar
estrategias que el paciente haya
utilizado y abandonado o formular
unas completamente nuevas.
El entrenamiento de las habi-
lidades de afrontamiento incluye
dejar tareas para la casa, que serán
evaluadas en futuras sesiones. En
ellas se revisarán los resultados
obtenidos, la manera en que el pa-
ciente empleó las estrategias y los
obstáculos que se le han presenta-
do. Además, se le enseñan varias
habilidades de afrontamiento de
los síntomas de manera que pueda
contar con un repertorio de res-
puesta que se adapte mejor a cada
situación.
Tratamiento del abuso
de sustancias psicoactivas
Se intenta asegurar el compro-
miso del paciente con la terapia,
persuadirlo de que el abuso de
sustancias psicoactivas implica
un problema y un riesgo para su
salud y prevenir las recaídas una
vez es aceptada la reducción del
consumo.
La terapia se estructura en el
marco de una alianza terapéutica
estrecha, con apoyo, aceptación de
la experiencia del paciente y cola-
boración mutua para resolver los
problemas que se presentan. Se
elabora una lista de las prioridades
que se van a tratar, que pueden ser
síntomas (alucinaciones, delirios,
Muñoz F., Ruiz S.
102 Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI / No. 1 / 2007
aislamiento, etc.) o planes de vida
(trabajo, familia, etc.). Se brinda psi-
coeducación al paciente, haciendo
énfasis en el papel del estrés en la
formación y mantenimiento del sín-
toma e intentando reducir al máxi-
mo el estigma de la enfermedad.
Así mismo, se formulan y se
comparten con el paciente con-
ceptos cognitivos sobre lo que le
sucede, identificando vínculos entre
pensamientos, emociones y conduc-
tas. Se usan técnicas cognitivas y
conductuales para tratar síntomas
positivos y negativos (prueba y re-
formulación de creencias, contra-
peso de lo que sostiene la creencia,
formulación de explicaciones alter-
nas, juego de roles, etc.). Se abordan
también comorbilidades como la an-
siedad y la depresión. Finalmente,
se intenta hacer una prevención de
recaída, identificando situaciones
estresantes y desencadenantes de
los síntomas y promoviendo el en-
trenamiento de habilidades sociales
y ocupacionales (12).
Tratamiento de los delirios
En la actualidad, la idea deli-
rante se percibe como un extremo
del continuo del grado de convicción
de determinada creencia (13-14).
Contrario a las descripciones tradi-
cionales del delirio, la investigación
ha demostrado que la convicción, la
preocupación y el estrés asociados a
la idea delirante fluctúan con el tiem-
po (15) y que pueden ser modificados
y disminuidos por intervenciones
cognitivo-conductuales (16-18).
La idea delirante, al ser explo-
rada, revela el sistema de creencias
previo del paciente y, por lo gene-
ral, se descubren preocupaciones
de la vida diaria subyacentes (ser
manipulado, agredido o rechazado).
Entender las creencias previas del
paciente puede servir para descu-
brir la formación y el contenido del
delirio. Un paciente con ideación
megalomaniaca puede valerse de
ésta para intentar compensar senti-
mientos de inferioridad, minusvalía
o soledad (19).
El abordaje cognitivo del delirio
intenta aclarar la forma como el pa-
ciente construye su realidad y dota de
significado sus experiencias partien-
do de los sesgos cognitivos antes des-
critos (egocentrismo, proyección, etc.)
y de su historia de vida. En esta pri-
mera fase de valoración se investiga el
sistema de creencias premórbido del
paciente, los eventos que ocurrieron
alrededor del brote psicótico y las
situaciones que precipitan y mantie-
nen las ideas delirantes, así como las
consecuencias emocionales (tristeza,
miedo, rabia, etc.) o conductuales
(aislamiento, evitación, agresión, etc.)
de éstas (12).
Una vez se entiende el siste-
ma de creencias del paciente y los
acontecimientos relacionados con
la idea delirante, se abordan las
partes de la idea delirante que se
sostienen con mayor dificultad.
Es de anotar que la confrontación
directa puede producir un efecto
contrario al deseado, por lo tanto,
la idea es cuestionar con delicadeza
los indicios que mantienen la idea
Terapia cognitivo-conductual en las esquizofrenias
Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI / No. 1 / 2007
103
delirante por medio de preguntas
cómo: ¿qué respalda esta inter-
pretación?, ¿qué lo lleva a pensar
que esto es posible?, ¿habrá otras
explicaciones posibles? Éstas se
utilizan para llevar al paciente a
un modo de cuestionamiento de
sus interpretaciones (20). Después
de esto, el terapeuta y el pacien-
te diseñan y llevan a la práctica
“experimentos conductuales” que
intentan invalidar la creencia o
parte de ella (7).
Tratamiento de
las alucinaciones
Aunque los pacientes con es-
quizofrenia reportan con frecuen-
cia alucinaciones auditivas no
verbales (música, zumbidos, etc.),
la mayoría de las intervenciones
cognitivas-conductuales se han
dirigido a tratar las alucinaciones
en forma de voces, por ser éstas las
que mayores molestias y sufrimien-
to producen.
Al igual que con las ideas
delirantes, el terapeuta hace una
investigación completa sobre la
frecuencia, la intensidad, la va-
riabilidad, los eventos externos
o internos que las precipitan, el
contenido de lo que las voces di-
cen y las creencias que el paciente
tiene sobre ellas (malevolencia,
omnipotencia, benevolencia, etc.).
El terapeuta indaga, además,
sobre los indicios que respaldan
las creencias acerca de las voces
y sobre la reacción que tiene el
paciente frente a este fenómeno.
Las respuestas emocionales y
conductuales a las alucinaciones
auditivas están determinadas por
las creencias que el paciente haya
construido a su alrededor.
Posterior a esta valoración,
se procede igualmente que con
el delirio: cuestionando gentil-
mente las creencias y ofreciendo
explicaciones alternas al paciente.
Las creencias de omnipotencia e
incontrolabilidad de las voces se
tratan mediante varias técnicas.
La incontrolabilidad, enseñándole
al paciente cómo precipitar, dis-
minuir o terminar con las voces.
Entonces, utilizando la información
recolectada sobre los atenuantes o
los disparadores de las alucinacio-
nes, se pone al paciente en condi-
ciones de producir el síntoma (por
ejemplo imaginando una situación
que habitualmente exacerba el
fenómeno) para luego realizar una
actividad que se sabe lo atenúa
(escuchar música, empezar una
conversación, etc.). La idea de la
omnipotencia de las voces se ataca
demostrándole al paciente a través
de experimentos conductuales su
capacidad para desobedecer e igno-
rar los comandos de las voces.
El contenido de las voces se
aborda, de igual forma, preguntando
al paciente por lo que podría sus-
tentar las afirmaciones alucinadas,
para encontrar que probablemente
no todo lo escuchado es cierto y que
el paciente puede contar con otras
opciones, diferentes a las formuladas
por las voces. El objetivo final al tra-
bajar con el contenido de las voces es
Muñoz F., Ruiz S.
104 Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI / No. 1 / 2007
enseñar al paciente a reconocer que
éste está estrechamente relacionado
con el concepto que tiene de sí mis-
mo y con el que se imagina tienen los
demás de él. Una técnica empleada
es que el paciente lleve dos registros:
uno de lo que habitualmente pien-
sa frente a situaciones estresantes
y otro de las voces, a fin de que al
hacer un paralelo encuentre puntos
en común (12).
Tratamiento de los síntomas
negativos
El alivio de los síntomas positi-
vos puede, por sí mismo, disminuir
el aislamiento social, la anhedonia
y la apatía. Se utilizan estrategias
cognitivas como buscar las razo-
nes que tiene el paciente para la
inactividad y ponerlas a prueba
mediante experimentos conduc-
tuales, estimular intereses nuevos
o previos que se perdieron y tratar
pensamientos automáticos de au-
tocrítica sobre el desempeño en tal
o cual labor (12).
Resultado de
las investigaciones
La investigación de la efecti-
vidad de la terapia cognitiva-con-
ductual en la esquizofrenia ha sido
extensa. Por desgracia, no todos
los ensayos han sido metodológi-
camente adecuados y hasta el mo-
mento existen unos pocos estudios
que recomiendan esta terapia. A
continuación se revisan los más
relevantes.
Efectividad en esquizofrenia
resistente al tratamiento
Terrier y cols.
En 1998, Tarrier y cols. (21)
realizaron un estudio aleatorizado,
controlado y ciego con 87 pacientes
con esquizofrenia crónica que reci-
bieron el tratamiento convencional
con antipsicóticos y controles por
psiquiatras y que fueron repartidos
en tres grupos: uno recibió terapia
cognitiva-conductual (33 pacien-
tes) y se le enseñaron técnicas para
prevenir recaídas; además, recibió
entrenamiento en solución de pro-
blemas y estrategias para potenciar
la adaptación al medio. Un segundo
grupo tuvo tratamiento de apoyo
(26 pacientes) con consejerías y
apoyo emocional. Por último, el
tercer grupo, de 28 pacientes, re-
cibió el tratamiento habitual úni-
camente.
Se encontraron diferencias
sig-nificativas entre los tres gru-
pos, de los cuales el que recibió
terapia cognitiva-conductual pre-
sentó menos síntomas positivos,
de menor intensidad, y ocho veces
más probabilidad de presentar una
mejoría del 50% de sus síntomas,
además de que más personas de
este grupo alcanzaron tal mejo-
ría. El grupo que tuvo consejería
y apoyo no demostró una mejoría
significativa. El grupo al cual se
le suministró únicamente el tra-
tamiento de rutina presentó una
tasa de recaídas mayor y más días
de hospitalización.
Terapia cognitivo-conductual en las esquizofrenias
Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI / No. 1 / 2007
105
Sensky y cols.
En el 2000, Sensky y cols. (22)
llevaron a cabo un estudio aleatori-
zado, controlado, con 90 pacientes
entre los 16 y los 60 años, con diag-
nóstico de esquizofrenia (DSM-IV y
CIE-10) resistentes al tratamiento
farmacológico, durante 18 meses.
Los pacientes fueron divididos en
dos grupos, ambos recibieron el
tratamiento estándar, pero sólo uno
se manejó con terapia cognitiva-
conductual durante 9 meses (44
pacientes), mientras que el otro tuvo
sesiones con un terapeuta que toca-
ba temas neutrales como pasatiem-
pos, deportes, etc., sin ser directivo
ni abordar los síntomas afectivos o
psicóticos (46 pacientes).
Los instrumentos de medición
fueron la escala de depresión de
Montgomery-Asberg, la escala de
medición de síntomas negativos
(SANS) y la Comprehesive Psychia-
tric Rating Scale (CPRS). Ambas
intervenciones produjeron reduc-
ciones significativas en las escalas
de síntomas positivos y negativos,
así como en la de depresión, pero
a los nueve meses de seguimiento
sólo el grupo que recibió la terapia
cognitiva-conductual continuó me-
jorando.
Turkington y Kingdon
Turkington y Kingdon (2000)
realizaron otro ensayo aleatorizado,
controlado y ciego con 18 pacientes
entre los 16 y los 65 años de edad,
que fueron divididos en 2 grupos,
ambos con tratamiento de rutina,
pero sólo uno (12 pacientes) con
terapia cognitiva-conductual adi-
cional, por parte de un psiquiatra
(23). Cada paciente recibió 6 sesio-
nes en un período de 2 meses. El
grupo restante obtuvo tratamiento
tradicional y sesiones en las cuales
se discutían temas neutrales y no se
realizaba intervención alguna.
Este último grupo no presentó
mejoría significativa con las medi-
das empleadas, mientras que los
pacientes que recibieron la interven-
ción cognitiva-conductual presenta-
ron menores puntajes en la escala
CPRS. La limitación principal de
este estudio es el tamaño pequeño
de los grupos y la corta duración de
las intervenciones, pero demuestra
que es posible que el psiquiatra ge-
neral lleve a cabo la terapia tanto en
los pacientes hospitalizados como
los ambulatorios.
Pinto y cols.
En 1999, Pinto y cols. (24) rea-
lizaron un ensayo aleatorio contro-
lado con 41 pacientes en quienes se
presentaba historia de esquizofrenia
refractaria al tratamiento antipsicóti-
co. Ambos grupos fueron medicados
con clozapina a dosis efectivas y uno
se manejó con terapia cognitiva-con-
ductual (20 pacientes); entre tanto,
el otro recibió consejería y apoyo.
Los dos grupos presentaron
mejoría significativa en los síntomas
positivos y negativos, aun cuando el
grupo que recibió la terapia cogni-
tiva-conductual presentó la mayor
reducción en las medidas de sínto-
Muñoz F., Ruiz S.
106 Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI / No. 1 / 2007
mas psicóticos, en general, y en los
síntomas positivos. En seis meses
de seguimiento, los pacientes del
grupo que recibió terapia cogniti-
va-conductual junto con clozapina
presentaban una mayor reducción
de los síntomas positivos y negati-
vos, al ser comparados con el grupo
control.
Efectividad en la fase aguda
de la enfermedad
En 1996, Drury y cols. (25-26)
asignaron aleatoriamente a dos
grupos cuarenta pacientes con
psicosis aguda: uno recibió terapia
cognitiva-conductual, mientras
que el otro participó en actividades
recreacionales y apoyo. Al finalizar
el tratamiento, el grupo al cual se
le practicaron las intervenciones
cognitivas-conductuales presentó
una reducción mayor de las ideas
delirantes. La diferencia en la sin-
tomatología se notó por primera vez
a las siete semanas de tratamiento.
A los nueve meses de seguimiento
los pacientes del grupo de la terapia
cognitiva-conductual se encontra-
ban libres de síntomas positivos o
tenían síntomas leves en un 95% de
los casos, comparados con el 44%
del grupo control. Los pacientes
que recibieron terapia cognitiva-
conductual fueron dados de alta
en la mitad del tiempo que el grupo
control.
Si bien varios ensayos clínicos
han demostrado ser efectivos con
las intervenciones cognitivas-con-
ductuales, éstos deben tomarse
con cautela, dados los diseños me-
todológicos empleados, el número
de pacientes y el tiempo de segui-
miento. Los estudios existentes son
escasos y de pocos participantes.
De hecho, en una revisión sistemá-
tica de la literatura publicada en la
Cochrane Library (27), donde se in-
cluyeron estudios aleatorizados con
pacientes que tenían diagnósticos
de esquizofrenia o enfermedades si-
milares (trastorno esquizoafectivo o
trastorno delirante), se encontraron
22 referencias que describían trece
ensayos que cumplían con los crite-
rios de selección. Como resultados
importantes se obtuvo que:
• El tratamiento cognitivo con-
ductual no se asoció a disminu-
ción en la tasa de recaídas, pero
sí a una estancia hospitalaria
más corta.
• Los datos sobre la Escala bre-
ve de evaluación psiquiátrica
(BPRS, por su sigla en inglés),
la CPRS y la Psychiatric Asses-
ment Scale no son concluyentes
sobre una mejoría proporcio-
nada por la terapia cognitiva-
conductual.
• El abordaje de la terapia cog-
nitiva-conductual, centrado en
el cumplimiento, puede surtir
algunos efectos en la capacidad
de introspección y las actitudes
hacia la medicación, pero se
desconoce cuál es el significado
clínico que tienen estos datos.
• Cuando se comparó con la
psicoterapia de apoyo, el tra-
tamiento cognitivo-conductual
no tuvo efectos en la tasa de
Terapia cognitivo-conductual en las esquizofrenias
Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI / No. 1 / 2007
107
recaídas o en la existencia de
una mejoría clínicamente sig-
nificativa en el estado mental.
Discusión
El tratamiento farmacológico,
con frecuencia, es la única interven-
ción en nuestro medio que es tenida
en cuenta para el paciente con es-
quizofrenia. Un abordaje psicote-
rapéutico rara vez es contemplado
como parte del plan de manejo. La
terapia cognitiva-conductual pro-
mete ser una herramienta más para
promover la adaptación del paciente
a la sociedad, para controlar sus
síntomas y para mejorar su funcio-
namiento global.
Es llamativa la escasez de es-
tudios en este campo y el hecho
de que los estudios existentes no
hayan discriminado los distintos
tipos de esquizofrenia, teniendo
en cuenta la afectación cognitiva
variable en cada cuadro clínico. Así
mismo, llama la atención el escaso
conocimiento que hay entre los
profesionales dedicados a la salud
mental sobre las técnicas, el marco
conceptual y la efectividad de esta
intervención en el paciente esqui-
zofrénico.
Conclusión
La terapia cognitiva-conductual
es una intervención prometedora,
que provee al clínico un modelo para
entender al paciente esquizofrénico
y su manera de percibir el mundo;
así mismo, le da herramientas di-
ferentes a la farmacoterapia, que
puedan potenciar el tratamiento
convencional. Por otra parte, le da al
enfermo medios para sobrellevar la
enfermedad y el malestar derivado
de sus síntomas, al proporcionarle
un entrenamiento en habilidades
sociales que mejorarán las dificul-
tades en cuanto a las relaciones
interpersonales y familiares, que a
largo plazo disminuirán el deterioro
en la red de apoyo.
El empleo de la terapia cog-
nitiva-conductual se ha asociado
con la disminución de los síntomas
esquizofrénicos, principalmente los
positivos; sin embargo, los estudios
han aportado resultados variables
y, hasta el momento, no es posible
deducir una mejora sustancial de-
rivada de la terapia cognitiva-con-
ductual en comparación con inter-
venciones de apoyo o el tratamiento
convencional.
Se necesitan más estudios, con
un número mayor de pacientes,
que permitan establecer si esta
intervención resulta ser más eficaz
en combinación con el tratamiento
antipsicótico, que el tratamiento
habitual de este trastorno.
Referencias
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tivo conductual para la esquizofrenia.
Cochrane Library Plus en Español.
Recibido para evaluación: 18 de abril de 2006
Aceptado para publicación: 10 de octubre de 2006
Correspondencia
Francisco Javier Muñoz Molina
Clínica Nuestra Señora de la Paz
Av. Centenario No. 68F-25
Bogotá, Colombia
Correo electrónico: fjmunozmm@yahoo.com
Muñoz F., Ruiz S.
110 Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI / No. 1 / 2007

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  • 1. Revista Colombiana de Psiquiatría ISSN: 0034-7450 revista@psiquiatria.org.co Asociación Colombiana de Psiquiatría Colombia Muñoz Molina, Francisco Javier; Ruiz Cala, Silvia Liliana Terapia cognitivo-conductual en la esquizofrenia Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI, núm. 1, 2007, pp. 98-110 Asociación Colombiana de Psiquiatría Bogotá, D.C., Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80636108 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
  • 2. Terapia cognitivo-conductual en la esquizofrenia Francisco Javier Muñoz Molina1 Silvia Liliana Ruiz Cala2 Resumen Introducción: La esquizofrenia y los trastornos relacionados son enfermedades crónicas y discapacitantes, donde se alteran funciones cognitivas superiores. Objetivos: presentar los aspectos más relevantes que permitan entender los déficits cognoscitivos de la esquizofrenia y enunciar perspectivas en cuanto al tratamiento. Métodos: revisión de tema. Resultados: En las últimas décadas se ha avanzado en las estrategias parta el tratamiento de la esquizo- frenia, y dentro de ellas, la terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser de gran ayuda. Los estudios no son definitivos, pero los resultados son promisorios cuando el terapeuta emplea una amplia variedad de estrategias en el desarrollo de habilidades y competencias que le permiten autonomía al paciente y disminución de los síntomas. Palabras clave: esquizofrenia, terapia cognitivo-conductual. Title: Cognitive-behavioral Therapy for Schizophrenia Abstract: Introduction: Schizophrenia and related disorders are chronic and disabling diseases in which superior cognitive functions are altered. Objectives: To present the most relevant aspects pertaining cognitive deficits in schizophrenia and perspectives about its treatment. Methods: Review of the relevant literature. Results: In the last decades strategies for the treatment of schizophrenia have shown progress and among them, cognitive-behavioral therapy has been helpful. Studies are not definitive, but results are promising when the therapist uses a wide array of strategies in the development of skills and competencies fostering autonomy in the patient and reduction of symptoms. Key words: Schizophrenia, cognitive-behavioral therapy. 1 Médico psiquiatra, Clínica de Nuestra Señora de la Paz, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá. 2 Médica psiquiatra, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá. Muñoz F., Ruiz S. 98 Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI / No. 1 / 2007
  • 3. Introducción La esquizofrenia es una en- fermedad crónica que causa gran incapacidad social y laboral, con un deterioro significativo de las relaciones interpersonales y del funcionamiento global del individuo que la padece. Si bien es cierto que la aparición de los antipsicóticos contribuyó en gran medida al tra- tamiento y control de los síntomas que caracterizan la enfermedad y, en algunos casos, facilitó la adaptación del enfermo a su medio, la mayoría de los pacientes esquizofrénicos con- tinúan teniendo síntomas residuales y molestos a pesar de un tratamiento farmacológico adecuado (1). Un 40% de los pacientes tra- tados con antipsicóticos puede persistir con síntomas positivos de moderados a graves (2-3); además, hasta la fecha, el tratamiento antip- sicótico no ha demostrado mejorar la adaptación social y laboral de la persona con esquizofrenia. Por estas razones, es de suma impor- tancia explorar terapéuticas que sirvan de complemento a la terapia antipsicótica y promuevan un mejor control sintomático, la adherencia al tratamiento y la integración del paciente a su medio. La terapia cognitiva-conductual ha sido empleada con estos fines. En especial, se ha utilizado para manejar síntomas positivos y nega- tivos que persisten a pesar del trata- miento farmacológico. Los resulta- dos de los estudios realizados hasta el momento son promisorios. La finalidad de la terapia cog- nitiva-conductual con esquizofré- nicos es disminuir o modificar las conductas desadaptativas y las distorsiones cognitivas derivadas de ellas, a través de la colaboración del paciente o la familia, junto con el entrenamiento en habilidades sociales. Historia La psicoterapia cognitiva-con- ductual se empleó inicialmente para el tratamiento de los trastornos afectivos, y ha probado ser eficaz para disminuir los síntomas de ellos derivados. La primera aplicación conocida del modelo cognitivo-con- ductual para el análisis y tratamien- to de síntomas psicóticos se debe a Beck (4), quien trató, en 1952, a un paciente con un delirio resis- tente al tratamiento farmacológico, que consistía en una convicción de ser espiado por el FBI. El abordaje psicoterapéutico constó de treinta sesiones durante ocho meses, des- pués de las cuales el paciente ad- quirió la capacidad de cuestionarse y razonar sobre sus creencias erró- neas cuando empezaba a sospechar que estaba siendo observado. El mismo autor, junto con Hole y Rush (5), en 1979, reportó sobre la intervención cognitiva en ocho pacientes con ideación deli- rante. Luego del tratamiento, ellos empezaron a asumir sus delirios como hipótesis sobre el significado de ciertos eventos, en lugar de ser verdades rígidas y absolutas. Desde Terapia cognitivo-conductual en las esquizofrenias Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI / No. 1 / 2007 99
  • 4. entonces se han realizado varios estudios, con resultados diversos, sobre la efectividad de las interven- ciones cognitivas y conductuales en los pacientes esquizofrénicos. Déficits cognoscitivos en la esquizofrenia La diversidad de trastornos neu- ropsicológicos en la esquizofrenia se ha evidenciado con el metanálisis realizado por Heinrichs y Zakzanis (1998), quienes concluyeron que en la esquizofrenia existen déficits neu- ropsicológicos en la gran mayoría de funciones: memoria verbal, no verbal y global; praxis; atención vi- sual y auditiva; inteligencia general; habilidades espaciales; función eje- cutiva, y lenguaje. Las distorsiones cognoscitivas más frecuentes en la esquizofrenia son (6): 1. Identificación predicativa. El sujeto obtiene conclusiones de sus experiencias con base en las relaciones de predicado, por ejemplo: “Luis juega billar, yo juego billar, yo soy Luis”. La persona no psicótica obtiene es- tas conclusiones sólo por medio de la lógica aristotélica. 2. Atribuciones precipitadas de significado. El sujeto esquizo- frénico tiene una baja toleran- cia a la ambigüedad, y en las situaciones confusas obtiene interpretaciones arbitrarias con gran rapidez. Esta es la base de las ideas delirantes (en especial de las ideas de referencia) (7). 3. Sobreinclusión egocéntrica. Es la tendencia del sujeto a res- ponder a diferentes situaciones incluyéndolas en un mismo con- cepto o patrón cognitivo (sobre- generalización). En concreto, se trata del pensamiento “egocén- trico” (Piaget), donde el paciente relaciona los acontecimientos del mundo como referidos a él mismo (personalización). Se ha denominado también como omnipotencia del pensamiento y sensación de omnipotencia. 4. Confusión de causas y signifi- cados. Se denomina, así mismo, proyección. Cuando el sujeto se enfrenta a un acontecimien- to externo novedoso que debe explicarse, utiliza una inter- pretación relacionada con su autoconcepto y sus experiencias previas. 5. Desimbolización. El sujeto se cree literalmente el significado de las metáforas, concretándo- las, “cosificándolas”. Por esto en la terapia no se aconseja el uso de las metáforas con estos sujetos. 6. Concreción y percepción de con- ceptos. Se refiere a la tendencia a trasladar los conceptos abs- tractos a preceptos. Este proce- so es similar al proceso onírico, según Arieti, donde el pensa- miento paleológico (identifica- ción predicativa) se traslada a la imagen visual. Esto produciría las experiencias alucinatorias. 7. Sesgos en el foco de la aten- ción. Se ha demostrado que Muñoz F., Ruiz S. 100 Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI / No. 1 / 2007
  • 5. los esquizofrénicos con ideas delirantes paranoides per- secutorias tienden a enfocar su atención más fácilmente en estímulos potencialmente dañinos y recuerdan preferen- cialmente episodios peligrosos (8). 8. Pensamiento dicotómico o polarización. Se refiere a la tendencia a clasificar las expe- riencias en una o dos categorías opuestas y extremas, saltándo- se las pruebas de valoraciones y hechos intermedios. Blackwood y cols. (9) proponen un modelo para la formación del delirio persecutorio, basándose en los déficits cognoscitivos encontra- dos en los pacientes con esquizo- frenia paranoide. Plantean que el delirio persecutorio es el resultado de fallas en la interpretación de las intenciones de los demás, aunadas a una tendencia a atribuir causas externas a eventos negativos, a ela- borar juicios de manera precipitada con información insuficiente y a una predisposición a atender y percibir estímulos amenazantes. Modelo cognitivo-conductual para el tratamiento de la esquizofrenia La relación terapéutica es muy importante para abordar el inicio del tratamiento. El terapeuta tiene una doble función: como guía, ayudando al paciente a entender la manera en que las cogniciones influyen en sus emociones y conductas disfunciona- les, y como catalizador, promovien- do experiencias correctivas o nuevos aprendizajes que fomenten, a su vez, pensamientos y habilidades más adaptativas. El modelo parte de varias premisas (10): • El paciente tiene “áreas libres” de psicosis que pueden ser aprovechadas en la terapia. • Las alucinaciones y los delirios no son impermeables a las in- tervenciones psicológicas. • Los síntomas pueden ser exa- cerbados o atenuados por cam- bios ambientales y pueden ser puestos en un contexto con significado para el paciente. Así mismo, el modelo aborda la gravedad, el curso y el pronós- tico de la esquizofrenia como el producto de la interacción de tres factores: vulnerabilidad, estrés y habilidades de afrontamiento (11). El primero se refiere a la predis- posición biológica para desarrollar la enfermedad, y está determinado por la interacción de influencias genéticas y ambientales. El estrés socioambiental se deriva de si- tuaciones o acontecimientos que pueden exacerbar la sintomatolo- gía, inducir recaídas o rehospita- lizaciones (por ejemplo, la muerte de un familiar). Las habilidades de afrontamiento son las capacidades que tiene el individuo para reducir al mínimo los efectos negativos del estrés. A continuación se revisan los principales puntos que se abordan en la terapia cognitiva-conductual con el paciente esquizofrénico: Terapia cognitivo-conductual en las esquizofrenias Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI / No. 1 / 2007 101
  • 6. Entrenamiento en habilidades sociales Es un conjunto de técnicas basadas en el aprendizaje social, orientado a que el paciente aprenda de manera sistemática nuevas ha- bilidades interpersonales, como el empezar una conversación, al igual que expresar sentimientos negati- vos o positivos, el compromiso y la negociación. Terapia familiar conductual El objetivo es disminuir al máximo las relaciones estresantes familiares, las cuales pueden em- peorar el curso de la enfermedad. Esta terapia va dirigida a mejorar la comunicación entre los miembros de la familia y a potenciar las habili- dades de solución de problemas. Entrenamiento de habilidades de afrontamiento para los síntomas psicóticos residuales Requiere una descripción y análisis funcional del síntoma psi- cótico, de las condiciones en las cuales emergió el síntoma, de las reacciones del paciente a éste y de las consecuencias de dicho síntoma. Posteriormente se identifican las estrategias de afrontamiento que ha estado empleando el paciente y su eficacia para escoger así una estrategia que puede ser conductual (iniciar una conversación, dar un paseo, etc.), cognitiva (habla positi- va con uno mismo, distracción de la atención, por ejemplo, armando un rompecabezas) o de modificación de los estímulos sensoriales (tararear, oír música, etc.). Se pueden utilizar estrategias que el paciente haya utilizado y abandonado o formular unas completamente nuevas. El entrenamiento de las habi- lidades de afrontamiento incluye dejar tareas para la casa, que serán evaluadas en futuras sesiones. En ellas se revisarán los resultados obtenidos, la manera en que el pa- ciente empleó las estrategias y los obstáculos que se le han presenta- do. Además, se le enseñan varias habilidades de afrontamiento de los síntomas de manera que pueda contar con un repertorio de res- puesta que se adapte mejor a cada situación. Tratamiento del abuso de sustancias psicoactivas Se intenta asegurar el compro- miso del paciente con la terapia, persuadirlo de que el abuso de sustancias psicoactivas implica un problema y un riesgo para su salud y prevenir las recaídas una vez es aceptada la reducción del consumo. La terapia se estructura en el marco de una alianza terapéutica estrecha, con apoyo, aceptación de la experiencia del paciente y cola- boración mutua para resolver los problemas que se presentan. Se elabora una lista de las prioridades que se van a tratar, que pueden ser síntomas (alucinaciones, delirios, Muñoz F., Ruiz S. 102 Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI / No. 1 / 2007
  • 7. aislamiento, etc.) o planes de vida (trabajo, familia, etc.). Se brinda psi- coeducación al paciente, haciendo énfasis en el papel del estrés en la formación y mantenimiento del sín- toma e intentando reducir al máxi- mo el estigma de la enfermedad. Así mismo, se formulan y se comparten con el paciente con- ceptos cognitivos sobre lo que le sucede, identificando vínculos entre pensamientos, emociones y conduc- tas. Se usan técnicas cognitivas y conductuales para tratar síntomas positivos y negativos (prueba y re- formulación de creencias, contra- peso de lo que sostiene la creencia, formulación de explicaciones alter- nas, juego de roles, etc.). Se abordan también comorbilidades como la an- siedad y la depresión. Finalmente, se intenta hacer una prevención de recaída, identificando situaciones estresantes y desencadenantes de los síntomas y promoviendo el en- trenamiento de habilidades sociales y ocupacionales (12). Tratamiento de los delirios En la actualidad, la idea deli- rante se percibe como un extremo del continuo del grado de convicción de determinada creencia (13-14). Contrario a las descripciones tradi- cionales del delirio, la investigación ha demostrado que la convicción, la preocupación y el estrés asociados a la idea delirante fluctúan con el tiem- po (15) y que pueden ser modificados y disminuidos por intervenciones cognitivo-conductuales (16-18). La idea delirante, al ser explo- rada, revela el sistema de creencias previo del paciente y, por lo gene- ral, se descubren preocupaciones de la vida diaria subyacentes (ser manipulado, agredido o rechazado). Entender las creencias previas del paciente puede servir para descu- brir la formación y el contenido del delirio. Un paciente con ideación megalomaniaca puede valerse de ésta para intentar compensar senti- mientos de inferioridad, minusvalía o soledad (19). El abordaje cognitivo del delirio intenta aclarar la forma como el pa- ciente construye su realidad y dota de significado sus experiencias partien- do de los sesgos cognitivos antes des- critos (egocentrismo, proyección, etc.) y de su historia de vida. En esta pri- mera fase de valoración se investiga el sistema de creencias premórbido del paciente, los eventos que ocurrieron alrededor del brote psicótico y las situaciones que precipitan y mantie- nen las ideas delirantes, así como las consecuencias emocionales (tristeza, miedo, rabia, etc.) o conductuales (aislamiento, evitación, agresión, etc.) de éstas (12). Una vez se entiende el siste- ma de creencias del paciente y los acontecimientos relacionados con la idea delirante, se abordan las partes de la idea delirante que se sostienen con mayor dificultad. Es de anotar que la confrontación directa puede producir un efecto contrario al deseado, por lo tanto, la idea es cuestionar con delicadeza los indicios que mantienen la idea Terapia cognitivo-conductual en las esquizofrenias Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI / No. 1 / 2007 103
  • 8. delirante por medio de preguntas cómo: ¿qué respalda esta inter- pretación?, ¿qué lo lleva a pensar que esto es posible?, ¿habrá otras explicaciones posibles? Éstas se utilizan para llevar al paciente a un modo de cuestionamiento de sus interpretaciones (20). Después de esto, el terapeuta y el pacien- te diseñan y llevan a la práctica “experimentos conductuales” que intentan invalidar la creencia o parte de ella (7). Tratamiento de las alucinaciones Aunque los pacientes con es- quizofrenia reportan con frecuen- cia alucinaciones auditivas no verbales (música, zumbidos, etc.), la mayoría de las intervenciones cognitivas-conductuales se han dirigido a tratar las alucinaciones en forma de voces, por ser éstas las que mayores molestias y sufrimien- to producen. Al igual que con las ideas delirantes, el terapeuta hace una investigación completa sobre la frecuencia, la intensidad, la va- riabilidad, los eventos externos o internos que las precipitan, el contenido de lo que las voces di- cen y las creencias que el paciente tiene sobre ellas (malevolencia, omnipotencia, benevolencia, etc.). El terapeuta indaga, además, sobre los indicios que respaldan las creencias acerca de las voces y sobre la reacción que tiene el paciente frente a este fenómeno. Las respuestas emocionales y conductuales a las alucinaciones auditivas están determinadas por las creencias que el paciente haya construido a su alrededor. Posterior a esta valoración, se procede igualmente que con el delirio: cuestionando gentil- mente las creencias y ofreciendo explicaciones alternas al paciente. Las creencias de omnipotencia e incontrolabilidad de las voces se tratan mediante varias técnicas. La incontrolabilidad, enseñándole al paciente cómo precipitar, dis- minuir o terminar con las voces. Entonces, utilizando la información recolectada sobre los atenuantes o los disparadores de las alucinacio- nes, se pone al paciente en condi- ciones de producir el síntoma (por ejemplo imaginando una situación que habitualmente exacerba el fenómeno) para luego realizar una actividad que se sabe lo atenúa (escuchar música, empezar una conversación, etc.). La idea de la omnipotencia de las voces se ataca demostrándole al paciente a través de experimentos conductuales su capacidad para desobedecer e igno- rar los comandos de las voces. El contenido de las voces se aborda, de igual forma, preguntando al paciente por lo que podría sus- tentar las afirmaciones alucinadas, para encontrar que probablemente no todo lo escuchado es cierto y que el paciente puede contar con otras opciones, diferentes a las formuladas por las voces. El objetivo final al tra- bajar con el contenido de las voces es Muñoz F., Ruiz S. 104 Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI / No. 1 / 2007
  • 9. enseñar al paciente a reconocer que éste está estrechamente relacionado con el concepto que tiene de sí mis- mo y con el que se imagina tienen los demás de él. Una técnica empleada es que el paciente lleve dos registros: uno de lo que habitualmente pien- sa frente a situaciones estresantes y otro de las voces, a fin de que al hacer un paralelo encuentre puntos en común (12). Tratamiento de los síntomas negativos El alivio de los síntomas positi- vos puede, por sí mismo, disminuir el aislamiento social, la anhedonia y la apatía. Se utilizan estrategias cognitivas como buscar las razo- nes que tiene el paciente para la inactividad y ponerlas a prueba mediante experimentos conduc- tuales, estimular intereses nuevos o previos que se perdieron y tratar pensamientos automáticos de au- tocrítica sobre el desempeño en tal o cual labor (12). Resultado de las investigaciones La investigación de la efecti- vidad de la terapia cognitiva-con- ductual en la esquizofrenia ha sido extensa. Por desgracia, no todos los ensayos han sido metodológi- camente adecuados y hasta el mo- mento existen unos pocos estudios que recomiendan esta terapia. A continuación se revisan los más relevantes. Efectividad en esquizofrenia resistente al tratamiento Terrier y cols. En 1998, Tarrier y cols. (21) realizaron un estudio aleatorizado, controlado y ciego con 87 pacientes con esquizofrenia crónica que reci- bieron el tratamiento convencional con antipsicóticos y controles por psiquiatras y que fueron repartidos en tres grupos: uno recibió terapia cognitiva-conductual (33 pacien- tes) y se le enseñaron técnicas para prevenir recaídas; además, recibió entrenamiento en solución de pro- blemas y estrategias para potenciar la adaptación al medio. Un segundo grupo tuvo tratamiento de apoyo (26 pacientes) con consejerías y apoyo emocional. Por último, el tercer grupo, de 28 pacientes, re- cibió el tratamiento habitual úni- camente. Se encontraron diferencias sig-nificativas entre los tres gru- pos, de los cuales el que recibió terapia cognitiva-conductual pre- sentó menos síntomas positivos, de menor intensidad, y ocho veces más probabilidad de presentar una mejoría del 50% de sus síntomas, además de que más personas de este grupo alcanzaron tal mejo- ría. El grupo que tuvo consejería y apoyo no demostró una mejoría significativa. El grupo al cual se le suministró únicamente el tra- tamiento de rutina presentó una tasa de recaídas mayor y más días de hospitalización. Terapia cognitivo-conductual en las esquizofrenias Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI / No. 1 / 2007 105
  • 10. Sensky y cols. En el 2000, Sensky y cols. (22) llevaron a cabo un estudio aleatori- zado, controlado, con 90 pacientes entre los 16 y los 60 años, con diag- nóstico de esquizofrenia (DSM-IV y CIE-10) resistentes al tratamiento farmacológico, durante 18 meses. Los pacientes fueron divididos en dos grupos, ambos recibieron el tratamiento estándar, pero sólo uno se manejó con terapia cognitiva- conductual durante 9 meses (44 pacientes), mientras que el otro tuvo sesiones con un terapeuta que toca- ba temas neutrales como pasatiem- pos, deportes, etc., sin ser directivo ni abordar los síntomas afectivos o psicóticos (46 pacientes). Los instrumentos de medición fueron la escala de depresión de Montgomery-Asberg, la escala de medición de síntomas negativos (SANS) y la Comprehesive Psychia- tric Rating Scale (CPRS). Ambas intervenciones produjeron reduc- ciones significativas en las escalas de síntomas positivos y negativos, así como en la de depresión, pero a los nueve meses de seguimiento sólo el grupo que recibió la terapia cognitiva-conductual continuó me- jorando. Turkington y Kingdon Turkington y Kingdon (2000) realizaron otro ensayo aleatorizado, controlado y ciego con 18 pacientes entre los 16 y los 65 años de edad, que fueron divididos en 2 grupos, ambos con tratamiento de rutina, pero sólo uno (12 pacientes) con terapia cognitiva-conductual adi- cional, por parte de un psiquiatra (23). Cada paciente recibió 6 sesio- nes en un período de 2 meses. El grupo restante obtuvo tratamiento tradicional y sesiones en las cuales se discutían temas neutrales y no se realizaba intervención alguna. Este último grupo no presentó mejoría significativa con las medi- das empleadas, mientras que los pacientes que recibieron la interven- ción cognitiva-conductual presenta- ron menores puntajes en la escala CPRS. La limitación principal de este estudio es el tamaño pequeño de los grupos y la corta duración de las intervenciones, pero demuestra que es posible que el psiquiatra ge- neral lleve a cabo la terapia tanto en los pacientes hospitalizados como los ambulatorios. Pinto y cols. En 1999, Pinto y cols. (24) rea- lizaron un ensayo aleatorio contro- lado con 41 pacientes en quienes se presentaba historia de esquizofrenia refractaria al tratamiento antipsicóti- co. Ambos grupos fueron medicados con clozapina a dosis efectivas y uno se manejó con terapia cognitiva-con- ductual (20 pacientes); entre tanto, el otro recibió consejería y apoyo. Los dos grupos presentaron mejoría significativa en los síntomas positivos y negativos, aun cuando el grupo que recibió la terapia cogni- tiva-conductual presentó la mayor reducción en las medidas de sínto- Muñoz F., Ruiz S. 106 Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI / No. 1 / 2007
  • 11. mas psicóticos, en general, y en los síntomas positivos. En seis meses de seguimiento, los pacientes del grupo que recibió terapia cogniti- va-conductual junto con clozapina presentaban una mayor reducción de los síntomas positivos y negati- vos, al ser comparados con el grupo control. Efectividad en la fase aguda de la enfermedad En 1996, Drury y cols. (25-26) asignaron aleatoriamente a dos grupos cuarenta pacientes con psicosis aguda: uno recibió terapia cognitiva-conductual, mientras que el otro participó en actividades recreacionales y apoyo. Al finalizar el tratamiento, el grupo al cual se le practicaron las intervenciones cognitivas-conductuales presentó una reducción mayor de las ideas delirantes. La diferencia en la sin- tomatología se notó por primera vez a las siete semanas de tratamiento. A los nueve meses de seguimiento los pacientes del grupo de la terapia cognitiva-conductual se encontra- ban libres de síntomas positivos o tenían síntomas leves en un 95% de los casos, comparados con el 44% del grupo control. Los pacientes que recibieron terapia cognitiva- conductual fueron dados de alta en la mitad del tiempo que el grupo control. Si bien varios ensayos clínicos han demostrado ser efectivos con las intervenciones cognitivas-con- ductuales, éstos deben tomarse con cautela, dados los diseños me- todológicos empleados, el número de pacientes y el tiempo de segui- miento. Los estudios existentes son escasos y de pocos participantes. De hecho, en una revisión sistemá- tica de la literatura publicada en la Cochrane Library (27), donde se in- cluyeron estudios aleatorizados con pacientes que tenían diagnósticos de esquizofrenia o enfermedades si- milares (trastorno esquizoafectivo o trastorno delirante), se encontraron 22 referencias que describían trece ensayos que cumplían con los crite- rios de selección. Como resultados importantes se obtuvo que: • El tratamiento cognitivo con- ductual no se asoció a disminu- ción en la tasa de recaídas, pero sí a una estancia hospitalaria más corta. • Los datos sobre la Escala bre- ve de evaluación psiquiátrica (BPRS, por su sigla en inglés), la CPRS y la Psychiatric Asses- ment Scale no son concluyentes sobre una mejoría proporcio- nada por la terapia cognitiva- conductual. • El abordaje de la terapia cog- nitiva-conductual, centrado en el cumplimiento, puede surtir algunos efectos en la capacidad de introspección y las actitudes hacia la medicación, pero se desconoce cuál es el significado clínico que tienen estos datos. • Cuando se comparó con la psicoterapia de apoyo, el tra- tamiento cognitivo-conductual no tuvo efectos en la tasa de Terapia cognitivo-conductual en las esquizofrenias Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI / No. 1 / 2007 107
  • 12. recaídas o en la existencia de una mejoría clínicamente sig- nificativa en el estado mental. Discusión El tratamiento farmacológico, con frecuencia, es la única interven- ción en nuestro medio que es tenida en cuenta para el paciente con es- quizofrenia. Un abordaje psicote- rapéutico rara vez es contemplado como parte del plan de manejo. La terapia cognitiva-conductual pro- mete ser una herramienta más para promover la adaptación del paciente a la sociedad, para controlar sus síntomas y para mejorar su funcio- namiento global. Es llamativa la escasez de es- tudios en este campo y el hecho de que los estudios existentes no hayan discriminado los distintos tipos de esquizofrenia, teniendo en cuenta la afectación cognitiva variable en cada cuadro clínico. Así mismo, llama la atención el escaso conocimiento que hay entre los profesionales dedicados a la salud mental sobre las técnicas, el marco conceptual y la efectividad de esta intervención en el paciente esqui- zofrénico. Conclusión La terapia cognitiva-conductual es una intervención prometedora, que provee al clínico un modelo para entender al paciente esquizofrénico y su manera de percibir el mundo; así mismo, le da herramientas di- ferentes a la farmacoterapia, que puedan potenciar el tratamiento convencional. Por otra parte, le da al enfermo medios para sobrellevar la enfermedad y el malestar derivado de sus síntomas, al proporcionarle un entrenamiento en habilidades sociales que mejorarán las dificul- tades en cuanto a las relaciones interpersonales y familiares, que a largo plazo disminuirán el deterioro en la red de apoyo. El empleo de la terapia cog- nitiva-conductual se ha asociado con la disminución de los síntomas esquizofrénicos, principalmente los positivos; sin embargo, los estudios han aportado resultados variables y, hasta el momento, no es posible deducir una mejora sustancial de- rivada de la terapia cognitiva-con- ductual en comparación con inter- venciones de apoyo o el tratamiento convencional. Se necesitan más estudios, con un número mayor de pacientes, que permitan establecer si esta intervención resulta ser más eficaz en combinación con el tratamiento antipsicótico, que el tratamiento habitual de este trastorno. Referencias 1. Harrow M, Carone BJ, Westermeyer J. The course of psychosis in early pha- ses of schizophrenia. Am J Psychiatry. 1985;142:702-7. 2. American Psychiatric Association. Practice guideline for de treatment of the patients with schizophrenia. 2nd ed. Washington: APA; 2004. 3. Sadock BJ, Kaplan VA, editors. Kaplan and Sadock’s comprehensive textbook Muñoz F., Ruiz S. 108 Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI / No. 1 / 2007
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