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SEMINARIO CONCILIAR
DE LA INMACULADA
CONCEPCIÓN DE MARÍA
SANTÍSIMA
ALUMNO:JHONATAN LONDOÑO
GONZÁLEZ
CURSO: I° TEOLOGÍA
DOCENTE: PBRO. JHON EDWIN
ARIAS ALZATE
ASIGNATURA: HISTÓRICOS Y
NARRATIVOS
LIBRO DIAPOSITIVA
INTRODUCCIÓN 3
JOSUÉ 4
JUECES 6
I & II SAMUEL 11
I & II REYES 16
I & II CRÓNICAS 22
ESDRAS Y NEHEMÍAS 28
I & II MACABEOS 33
RUT 38
ESTER 41
JUDIT 43
TOBÍAS 46
REFERENCIAS 48
TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN
La historia está llena de acontecimientos, sucesos, hechos,
experiencias y realidades que acontecen en el espacio- tiempo. Por lo
que la historia no es estática sino que tiene un movimiento propio, este
movimiento nos permite no solo analizara sino también comprenderla
desde diferentes enfoques; haciendo así que la lectura que se haga de
ella sea unan experiencia iluminadora para la humanidad. La historia
decimos no se cuenta sola, sino que requiere de algunas estrategias
comunicativas que ayuden a su construcción; pues bien la narrativa es
precisamente uno de esos medios que tiene la historia para narrarse y
contarse.
La historia del pueblo de Israel bien sea como acontecimiento histórico
o como historia de salvación, se apoya precisamente de estos
elementos como la narrativa, para contar lo que ha sido su historia, y
su trasegar por el mundo; y ha sido al mismo tiempo la forma en la
que ha podido también preservar su identidad como pueblo y su
experiencia religiosa y cultural.
JOSUÉ
“Josué dijo al pueblo: -Purifíquense,
porque mañana el Señor hará
maravillas en medio de ustedes.”
Jos 3, 6
DIMENSIÓN SOCIO HISTÓRICA
El libro de Josué narra básicamente la conquista de Canaán “ la tierra
prometida” por parte de los clanes israelitas que habían salido de
Egipto. Sin lo referido en él, la promesa de la tierra hecha a Abrahán y a
sus descendientes habría sido vana, y la salida de Egipto una condena
a la vida mísera del desierto. De ahí que el libro de Josué sea
imprescindible para completar el relato del Pentateuco. Por otro lado, la
entrada de Israel en Canaán no es más que el prólogo necesario de la
historia de Israel en su propia patria, que terminará cuando el destierro
de Babilonia ponga fin, por el momento al menos, a la posesión de la
tierra.
Así se comprende la división de opiniones a la hora de adjudicar este
libro a algún conjunto literario mayor. Para unos, forma una unidad con
el Pentateuco, hasta el punto de que habría que hablar más bien de un
Hexateuco, pues serían seis los libros que integran este bloque bíblico.
Otros, por el contrario, hablan de Tetrateuco, es decir, cuatro libros, por
cuanto el relato que comienza en el Génesis concluiría en el libro de los
Números. En este último supuesto, el Deuteronomio no sería el quinto
libro del Pentateuco, sino el prólogo de la gran “historia
deuteronomista”, que, comenzando en el libro de Josué, discurre por los
libros de Jueces y Samuel hasta el segundo libro de los Reyes.
DIMENSIÓN TEOLÓGICA
DIMENSIÓN LITERARIA
La idea central del libro actual de Josué proviene de los redactores
deuteronomistas. Para un israelita, la posesión de la tierra
prometida a los antepasados era el compendio de todos los bienes.
Israel no acabó de enterarse de todo su valor hasta que la perdió
por la deportación. Ese valor de la tierra se relaciona con un valor
superior: la adhesión incondicional al Señor, Dios de Israel. La
tierra prometida a los padres es un don del Señor, que se da con
una condición: la fidelidad. Si Israel se aparta del Señor, el mismo
Dios que les entregó la tierra, los expulsará de ella. Para evitarlo,
hay que guardarse de toda contaminación de los cananeos
Otro valor teológico importantísimo es el de la unidad del pueblo.
Los redactores deuteronomistas hacen que el gran Israel actúe
siempre unido. Si se mencionan las tribus de Transjordania, es
para subrayar su participación en la conquista al lado de sus
“hermanos”. Es una lucha desesperada por salvar el sentimiento
de unidad nacional de un pueblo destrozado y disperso, en peligro
de disolución.
Hoy podemos afirmar con bastante probabilidad lo siguiente: al principio
no había más que tradiciones sueltas: cada tribu contaba sus hazañas
en los centros culturales de aquellos tiempos, que eran ante todo los
santuarios. Esas tradiciones fueron recopiladas y ensambladas por
algún escritor que pudo vivir en la misma época que los recopiladores
de las tradiciones antiguas del Pentateuco
En los años que siguieron inmediatamente a la caída de Jerusalén y a
la deportación a Babilonia (587 a. C.), otro escritor, imbuido del espíritu
y del lenguaje de la escuela deuteronomista, reeditó la vieja historia,
respetando su sustancia, pero dándole nuevo sentido con sus
introducciones, resúmenes, conclusiones y palabras de los personajes.
No comprendió su obra como independiente, sino que la empalmó, por
un lado, con la historia de Moisés (cp. 1) y, por otro, con la de los
Jueces (24,31). Dentro de la misma escuela deuteronomista parece que
otro redactor, pocos años más tarde, retocó la obra, insistiendo en el
cumplimiento de la Ley
Un escritor de la escuela sacerdotal completó el libro introduciendo en
él lo referente al cumplimiento de lo prescrito en el libro de los Números
sobre el reparto de la tierra, las ciudades de asilo y las ciudades
levíticas
ACTUALIZACIÓN
JUECES
“Cuando el Señor les suscitaba jueces, el Señor
asistía al juez y, mientras este vivía, estaban a
salvo de sus enemigos, porque el Señor se
compadecía de los gemidos que proferían ante
los que los maltrataban y oprimían.”
Jc 2, 18
La historia de este libro describe a Josué como un continuador de la
obra realizada por Moisés, por lo que tuvo la gran tarea de conducir al
pueblo en la entrada de la tierra prometida, además de repartirla entre
las tribus. Josué es el instrumento por medio del cual Dios va
conduciendo a su pueblo.
En la Iglesia este testimonio es valiosísimo porque en medio de la
experiencia de fe, Dios se sigue valiendo de hombres que realizan la
tarea de ser continuadores de la acción misericordiosa de Dios, se vale
de hombres para conducir al pueblo a la Tierra Prometida, es decir al
Reino.
En la acción pastora,l este texto también brinda elementos valiosos,
pues como narra el texto, Josué fue el sucesor de Moisés, por lo cual en
su misión no arranca de cero sino que viene a ser continuador del
trabajo realizado por su predecesor. En nuestra pastoral muchos han
sido los que han pasado por esos lugares de apostolado, nuestra tarea
es ser continuadores de los procesos que llevan a la gente a la Tierra
Prometida, por lo que nuestra labor fundamental es conducir a las
personas a Dios
DIMENSIÓN SOCIO HISTÓRICA
Las historias de los jueces se ordenan dentro de un esquema
cronológico. A la actividad de los “jueces mayores” y a los intervalos entre
uno y otro se les asignan cifras redondas: 20, 40, 80 años. En cambio, a
los “jueces menores” se les atribuyen cifras más reducidas y nada
convencionales. Se ve que el redactor del libro tenía noticia de las
hazañas de los libertadores de Israel, pero no de su cronología, mientras
que con los “jueces menores” le ocurría lo contrario: conocía su
cronología, pero no sabía nada especial de sus actividades.
Se ha pretendido reconstruir la cronología de la época partiendo de
esos datos. Empresa vana, ya que: a) las cifras redondas de los “jueces
mayores” son claramente artificiales, no se sucedieron necesariamente
unos a otros ni su actividad se extendió a todo Israel, e incluso pudieron
coincidir dos en una misma época; b) en cuanto a los “jueces menores”,
pudieron ser igualmente contemporáneos y es también posible que
ejercieran sus funciones con intervalos entre uno y otro, o que haya
lagunas en la lista.
Hay que tener en cuenta que, en aquellos tiempos primitivos,
los israelitas no disponían de un punto de referencia según el
cual contar los años; ni siquiera tenían rey, habitual punto de
referencia que otros pueblos utilizaban para fechar los
acontecimientos. En este caso debemos contentarnos con
saber que, si la entrada principal de los israelitas en Canaán
se ha de situar en el último tercio del s. XIII a. C., nuestra
historia debió desarrollarse aproximadamente entre los años
1200 y 1040 a. C.
DIMENSIÓN LITERARIA
Lo mismo que otros muchos libros del AT, el de los Jueces no fue obra
de un solo autor ni de una sola época. Los pasos de su formación fueron
a grandes rasgos los siguientes:
a) Durante un par de siglos los relatos corrieron de boca en boca con la
fluidez de la tradición oral. Siguió un período (que pudo empezar en la
época de Salomón) en que se fueron recogiendo por escrito las
tradiciones sobre los héroes, las noticias sobre los “jueces menores”, y
los relatos que más tarde se insertarán en los Apéndices (cps. 17—21).
b) Después de la caída de Samaría (721 a. C.), se ensartaron unas con
otras las narraciones sobre los héroes, y se entre cruzaron con las listas
de noticias sobre los “jueces menores”. Quedaron todavía fuera: la
primera parte (1,1—2,5), la historia de Abimélec (cp. 9), los marcos
redaccionales y los apéndices (cps. 17—21).
c) Poco después del destierro de Babilonia (año 587 a. C.), se termina de
componer la gran historia de Israel que, tomando pie en el
Deuteronomio, abarca desde la conquista de Canaán por Josué hasta la
caída de Jerusalén y la deportación a Babilonia: son los libros de Josué,
Jueces, Samuel y Reyes. Es lo que se suele llamar “historia
deuteronomista”. Dentro de ella tiene su propia personalidad el libro de
los Jueces, que trata con criterios literarios y teológicos peculiares una
época de la historia de Israel bien definida, entre la conquista y los
preámbulos de la monarquía.
d) Otro redactor algo posterior, que tenía una visión menos negativa de
la monarquía, añadió, hacia el año 560 a. C., los capítulos 17—21, donde
deja constancia de algunas de las barbaridades que se cometían en
aquellos tiempos en que no había rey en Israel y cada uno hacía lo que
le venía en gana (21,25).
DIMENSIÓN TEOLÓGICA El libro de los Jueces cuenta los hechos desde la perspectiva del momento
triste del destierro en Babilonia. Es, por tanto, como la de los profetas, una
palabra de juicio sobre Israel, pero es también una palabra de aliento. Y
como los profetas del destierro, también los autores de esta historia
escriben movidos por la necesidad de explicar en términos teológicos la
caída de los reinos de Israel y de Judá y el consiguiente destierro.
Por otra parte, según los relatos de Jueces, Israel se puso en
contacto con una población que poseía el prestigio de una técnica superior,
pero que, al mismo tiempo, practicaba una religión radicalmente distinta de
la que Moisés había querido inculcar a Israel. Y aunque el yavismo no
podía perecer —y no pereció—, en esa confrontación con la cultura
cananea, bien pudo ocurrir que el conquistador fuera conquistado
culturalmente por el vencido.
Algunas de las anécdotas del libro hieren nuestra
sensibilidad; nos sorprende la rudeza de la moral de Ejud, de Jael, de
Jefté, de Sansón. Eran gente de su tiempo y como tales deben ser
juzgados. No obstante, fueron jalones de una historia de salvación que
estaba todavía casi en sus comienzos y muy lejos de la perfección de la
moral evangélica
Fue escrito, como los demás, desde el punto de vista de que toda
la historia de Israel está guiada por Dios. Ya en la introducción
programática (2,6-20) se encuadra toda la historia en un marco
teológico, que quiere dar la clave de interpretación de todo el libro.
Este marco se va luego aplicando con pequeñas variantes a cada
uno de los episodios protagonizados por los respectivos jueces.
Estos marcos teológicos del libro son posteriores a las narraciones
mismas y se atribuyen, tanto por su forma como por su mentalidad, a
uno o varios redactores de la escuela deuteronomista, que, durante el
destierro de Babilonia, aplicaron a la historia las ideas del libro de
Deuteronomio. Estos mismos redactores, u otros que los precedió,
convirtieron a los héroes de una tribu, o grupo de tribus, en héroes
nacionales que con sus hazañas salvaron a todo Israel.
ACTUALIZACIÓN
La misión de estos hombres y mujeres es la de ser líderes que
llevaron a cabo una misión socio- político- militar- administrativo y
hasta judicial que aseguraba de alguna manera que el pueblo
permaneciera en los caminos de su Dios.
Dios siempre está actuando en favor de su pueblo, aunque este le
sea infiel y se entregue al poder los opresores; por eso suscita
hombres y mujeres que aseguren el cumplimiento de la fidelidad,
que denuncien cuando el pueblo se haya alejado de la alianza, y que
vayan en rescate del pueblo.
En esta experiencia salvífica que Jesús ha querido hacer con su
pueblo, Dios sigue suscitando hombre y mujeres que aseguran la
fidelidad al único Dios vivo y verdadero.
I & II
SAMUEL
“El Señor llamó a Samuel que
respondió:
¡Aquí estoy!”
I Sm 3, 4
DIMENSIÓN SOCIO HISTÓRICA
Los libros de Samuel deben su nombre al protagonista de su primera
parte (1 Sm 1—15), a quien más tarde se atribuyó, junto con los profetas
Natán y Gad, el conjunto de la obra (1 Cr 29,29). En realidad, el título no
corresponde al contenido, pues el gran protagonista de ambos libros es
David, primero ensombreciendo al mismo rey Saúl (1 Sm 16—31) y
después como rey de Israel y de Judá (2 Sm).
En la Biblia hebrea, 1-2 Samuel formaban un único libro integrado en la
colección de los llamados Profetas Anteriores. La versión griega de los
LXX lo dividió en dos partes que unió a Reyes para formar los
cuatro Libros de los Reinos, de los que 1-2 Sm eran los dos primeros. La
Vulgata heredó el procedimiento de los LXX si bien cambió su título por
el de Libros de los Reyes
Las versiones modernas, por una parte retoman la antigua denominación
hebrea de Samuel y, por otra, la posterior y artificial división en dos libros
(1-2 Sm). De hecho, la sección de la muerte de Saúl, que ocupa dos
capítulos (1 Sm 31; 2 Sm 1), se ve arbitrariamente cortada e interrumpida
con la actual división.
En cuanto Libros Históricos, 1-2 Sm se ocupan de una serie de
acontecimientos que se verificaron en la vida de Israel en el período
que va desde el final de la época de la confederación tribal hasta los
últimos años del reinado de David (mitad del s. XI hasta el primer tercio
del s. X a. C., aproximadamente). Y aunque los materiales reunidos en
1-2 Sm son más literarios y heroicos que propiamente históricos, se
trata de los únicos testigos que nos pueden acercar con un mínimo de
garantías a esa particular y decisiva etapa de la historia de Israel.
Es verdad que, a diferencia de 1-2 Re, en 1-2 Sm no tenemos casi
ningún dato cronológico, ni cita de anales u otras fuentes históricas, ni
referencias a la historia extrabíblica. Pero los libros de Samuel nos
ofrecen valiosos datos que permiten esbozar un contexto histórico
verosímil según el cual, al predominio filisteo en la región, suceden los
éxitos iniciales de Saúl y, sobre todo, el ascenso imparable de David.
Es precisamente David quien logra la unidad de las tribus, conquista
Jerusalén a la que constituye en capital del reino, organiza la
administración y consolida el reino llegando a formar un pequeño
imperio. Todo ello “consentido” en buena medida por la debilidad de las
grandes potencias del área, Asiria y Egipto
Ahora bien, la denominación de 1-2 Sm como Profetas (anteriores) en
el canon hebreo nos da nuevas luces sobre sus perspectivas históricas.
En primer lugar, por el peso que en la historia adquieren determinadas
figuras (especialmente Samuel, pero también Natán o Gad) y recursos
proféticos, como las consultas oraculares o la utilización del esquema
profecía-cumplimiento. Y en segundo lugar, por el peso que en la
interpretación de esta historia tienen los juicios “proféticos” sobre los
comportamientos y actitudes de sus protagonistas. En virtud de este
factor, Saúl no es rechazado por sus errores políticos o por sus
derrotas militares, sino por su desobediencia a la voluntad y preceptos
divinos. Y, a la inversa, los éxitos de David quedan fundamentados
tanto en la elección y protección de Dios, como en su habitual actitud
de consulta y respeto a los designios divinos
DIMENSIÓN LITERARIA
El contenido global de esta obra abarca la historia de Israel desde los
albores de la conquista de Canaán (Jos) hasta la destrucción de
Jerusalén y la deportación a Babilonia (2 Re 25). Concretamente, los
libros de Samuel cubren un período de tiempo de casi un siglo, que
incluye el final de la época de los Jueces, la institución de la monarquía
con Saúl y su consolidación en el reinado de David. Con todo, su
delimitación actual presenta algunas dificultades, pues su comienzo (1
Sm 1—7) parece prolongar las historias del libro de los Jueces mientras
que los suplementos del final (2 Sm 21—24) interrumpen la llamada
Historia de la Sucesión (2 Sm 9—20) que concluye con la entronización
de Salomón y la muerte de David en 1 Re 1—2.
A pesar de las dificultades, la composición final según varios autores es
producto de la última redacción deuteronomista (realizada
probablemente durante la época del destierro babilónico), es el
resultado de un amplio proceso de formación que seguramente abarcó
todo el período monárquico (siglos X-VI a. C.). A lo largo de este
proceso se fueron incorporando al conjunto de 1-2 Sm toda una serie
de fuentes y materiales de características y procedencias muy diversas.
Simplificando el proceso, en este conjunto de materiales podemos
distinguir fuentes independientes, añadidos posteriores y
elementos redaccionales deuteronomistas.
Entre los añadidos posteriores por mencionar algunos tenemos: a)
materiales de origen profético, como las tradiciones sobre la
infancia de Samuel y el rechazo de Saúl (1 Sm 1—3; 13; 15), los
relatos de las unciones de Saúl y David (1 Sm 9—10; 16), los
episodios de la consulta a la hechicera de Endor y del censo de David
(1 Sm 28; 2 Sm 24) o los núcleos más antiguos de las profecías de
Natán (2 Sm 7,4-17; 12,1-14); b) documentos oficiales, como las
listas de los hijos de Saúl y de David (1 Sm 14,49-51; 2 Sm 3,2-5;
5,13-16), de los funcionarios y héroes de David (2 Sm 8,16-18; 20,23-
26; 23,8-39), o los sumarios de las campañas de Saúl y David (1 Sm
14,47-52; 2 Sm 5,17-25; 8,1-14); y c) otro material más variado de
tipo lírico-heroico, como las elegías (2 Sm 1,19-27; 3,33-34), el
salmo (2 Sm 22), la despedida de David (2 Sm 23,1-7), su combate
con Goliat (1 Sm 17) y las gestas de sus héroes (21,15-22).
DIMENSIÓN TEOLÓGICA
El principal objetivo de la obra es narrar la institución de la
monarquía evaluada desde una doble perspectiva: negativa y positiva.
La perspectiva negativa de la monarquía, heredada de las corrientes
proféticas antimonárquicas del Reino del Norte, es fiel reflejo del juicio
último deuteronomista sobre la historia de la monarquía, hecho a raíz
de sus fracasos históricos (división de los reinos y caídas sucesivas de
Samaría y Jerusalén). Esta perspectiva está particularmente
representada en dos discursos de Samuel, el primero como respuesta a
la petición del pueblo (1 Sm 8,10-18) y el segundo como despedida y
recapitulación del período premonárquico (1 Sm 12). En ambos casos
la monarquía es contemplada como un atentado contra la
exclusiva realeza de Dios sobre su pueblo, como un peligro para la
misma alianza y como un factor de posibles riesgos seguramente
observados en los modelos vecinos (divinización de los reyes,
privilegios y abusos de poder, opresión de los súbditos, política de
alianzas perjudiciales, introducción de cultos paganos, etc.).
Sin embargo, en esos mismos discursos y en otros lugares del resto de
la obra se detecta también una concepción más positiva y optimista
que contempla la monarquía como don de Dios (8,7.22; 12,13),
como expresión de su designio y ámbito de su elección (1 Sm
9,16; 16,1.12; 2 Sm 12,24-25), como objeto de su alianza (2 Sm 7) o
como instrumento de su poder salvador (1 Sm 11,13; 14,23; 17,47;
2 Sm 5,19.24; 8,14). Esta concepción se verá avalada por las
experiencias monárquicas positivas, pues fue bajo la monarquía unida
de David y Salomón cuando Israel alcanzó sus más elevadas cotas de
bienestar, poder militar y prestigio internacional.
Otra clave teológica significativa emana del perfil de los personajes
protagonistas de la historia. Así, Samuel destaca en la primera parte
como el último de los jueces de Israel y el profeta que interviene
decisivamente en el nacimiento de la monarquía: primero corrigiendo
las exigencias del pueblo que pide un rey como en todas las
naciones (8,5.20); después ungiendo como rey a Saúl, a instancias de
la iniciativa divina y acompañándolo en sus primeros pasos; más tarde
denunciando sus desobediencias y finalmente ungiendo como rey a
David según el designio divino.
En virtud de su mediación, la monarquía queda desde el principio
íntimamente asociada al profetismo y mantendrá esta tendencia a lo
largo de su andadura histórica. Por su parte, Saúl queda casi siempre
en segundo plano, ensombrecido por Samuel y David y cuestionado ya
desde su misma presentación ante el pueblo (1 Sm 10,27; 11,12).
Sancionado muy pronto por el doble rechazo divino (1 Sm 13,13-14;
15,10ss), Saúl contempla atormentado el ascenso imparable de David
(18,9.12), al que perseguirá obsesionado, hasta “sufrir” por dos veces el
humillante perdón de su antagonista
Paradójicamente, sólo recuperará su dignidad al final cuando,
rechazado por Dios y abandonado por visiones y profecías (1 Sm
28,6.15), muere al tener que enfrentarse a los filisteos en clara
desventaja (1 Sm 31,1-4) y recibe los homenajes póstumos de los
habitantes de Jabés (31,11-13) y del mismo David (2 Sm 1,11-12.19-27).
En claro y pretendido contraste, la figura de David brilla desde su
aparición (1 Sm 16), se intensifica tras sus primeros éxitos (1 Sm 17—
18) y se mantiene en la adversidad (1 Sm 19—30) para llegar a su plena
eclosión en la primera parte de su reinado (2 Sm 2—8).
De esta manera 1-2 Sm sientan las bases de un proceso idealizador
que convertirá a David en anticipo y modelo ideal del futuro rey
mesiánico esperado. A este proceso contribuirá decisivamente la
llamada promesa dinástica (2 Sm 7) y la alianza que la sustenta
Intimamente asociada a la figura de David aparece Jerusalén —su
ciudad— que desde el principio adquiere un singular peso político y
una evidente proyección teológica. las consecuencias fueron más
determinantes: con el traslado del Arca (2 Sm 6) Jerusalén pasa a
convertirse en el centro religioso de las tribus, en objeto de elección
divina como morada de su Nombre (título reforzado con la posterior
construcción del Templo) y en la ciudad santa por excelencia. Las
perspectivas abiertas por la promesa dinástica y la alianza con la
dinastía davídica (2 Sm 7) confieren a Jerusalén un especial
significado teológico válido tanto para la Historia Deuteronomista
como para el conjunto del AT.
Otra clave teológica de particular relevancia en 1-2 Sm es la
preocupación por la unidad de las tribus y sus consecuencias para el
desarrollo de la noción de Israel como exclusivo y único pueblo de
Dios.
ACTUALIZACIÓN
I & II REYES
“Dale a tu siervo un corazón atento para
gobernar a tu pueblo y para discernir entre el
bien y el mal.”
I R 3, 9
Los textos de Samuel narran los finales de la época de los jueces y
los orígenes de la monarquía, es decir en la que el pueblo comenzó a
comprenderse como una sociedad estructurada. Comienza a
entenderse el pueblo no como un número de tribus dispersas sino
como una nación
En la experiencia de la Iglesia nosotros sus miembros no estamos
aislados unos de otros sino que formamos un solo cuerpo de la cual
Cristo es la cabeza, así como en estos textos se nos narra la unidad
del pueblo por medio de los reyes, así mismo es la Iglesia, ella es
unidad.
También es un llamado a que todos aquellos que participan de un
ejercicio político, que cumplen un determinado papel en la sociedad
en favor de los demás lo hagan siempre en fidelidad a Dios y al
pueblo. Cuando un dirigente falla no falla solamente él sino que falla
todo el pueblo; así que por eso hay que tener una gran conciencia de
fidelidad a Dios y al pueblo.
DIMENSIÓN SOCIO HISTÓRICA DIMENSIÓN LITERARIA
Los que hoy llamamos libros primero y segundo de los Reyes
constituían en la Biblia Hebrea un único libro, integrado en la colección de
los llamados Profetas Anteriores, tras Josué, Jueces y Samuel;
tradicionalmente era atribuido al profeta Jeremías. La división en dos
libros, como en el caso de Samuel, es artificial y tardía. Se remonta a la
versión griega de los LXX, que reagrupó Samuel y Reyes en cuatro
volúmenes titulados los Libros de los Reinos, de forma que 1-2 Re serían
los libros 3º y 4º. La versión latina de la Vulgata respetó esta división con
el título de Libro de los Reyes, mientras que las versiones modernas
vuelven a la denominación original de Samuel y Reyes, aunque todavía
mantienen las subdivisiones griega y latina, con lo que tenemos 1-2 Sm y
1-2 Re.
El contenido global de 1-2 Re abarca la historia de los reyes de Israel y
de Judá desde la muerte de David (1 Re 1—2) hasta el exilio de Babilonia
(2 Re 25); refiere, en concreto, los más importantes acontecimientos
sucedidos en estos largos cuatrocientos años que van desde el 970 a. C.
(aproximadamente) hasta el 561 a. C.
Las fuentes de los libros de los Reyes
La aportación deuteronomista a esta obra histórica es más redaccional
que creativa. Pues, aunque los redactores deuteronomistas incorporaron
materiales de cosecha propia, creados a propósito, es mucho mayor la
cantidad de material que recogieron, seleccionaron e incluso
transformaron a partir de otras fuentes y obras previamente existentes. El
conjunto de todos los materiales y fuentes que conforman los libros de los
Reyes puede catalogarse, a grandes rasgos, en los cuatro grupos
siguientes
1.Material redaccional deuteronomista. Generalmente es el más
reciente y, por tanto, el más fácilmente identificable. Incluye todo lo que es
creación y aportación propia de los redactores deuteronomistas, y
generalmente se concreta en tres tipos de textos: los sumarios
redaccionales, los discursos o reflexiones y las glosas o retoques
deuteronomistas.
4. Fuentes proféticas. Una de las características más singulares de
1-2 Re es la existencia de amplias secciones literarias protagonizadas
por distintos profetas.
Tres son los tipos de datos cronológicos que se manejan en los libros
de los Reyes: cronología absoluta que computa la duración total de
cada reinado; cronología relativa, que relaciona el año de
entronización de cada rey con el año del reinado del rey vecino (1 Re
15,1-2) y alusión a determinados acontecimientos de la historia
universal bien fechados en otros anales También contamos con datos
procedentes de la cronología extrabíblica (especialmente la asirio-
babilónica) que nos permiten fijar una serie de fechas contrastadas
como la batalla de Qarqar (835 a. C.) los tributos de Jehú a Salmanasar
III (841 a. C.) y de Menajén a Teglatfalasar III (738 a. C.), la caída de
Samaría (722 a. C.), la invasión de Senaquerib (701 a. C.), la batalla de
Carquemis (605 a. C.) o la primera conquista de Jerusalén por parte del
ejército babilónico (597 a. C.).
2. Fuentes históricas oficiales. Entre el material previo a la
redacción deuteronomista, destacan tres fuentes históricas
citadas explícitamente en los libros de los Reyes: el libro de la
Historia de Salomón (1 Re 11,41), el libro de los Anales de los
reyes de Israel (1 Re 14,19) y el libro de los Anales de los reyes
de Judá (1 Re 14,29). De ellas extrajeron los datos concretos
relativos al reinado de cada uno de los reyes y algunos de los
episodios más significativos para su propósito.
3. Otras fuentes históricas. No todo el material previo que
utilizaron los redactores procedía de fuentes oficiales.
Determinados rasgos de composición, estilo y vocabulario
permiten identificar otros conjuntos literarios independientes, entre
los que cabe destacar:
— La Historia de la Sucesión:.
— Historia de Salomón
— Crónica del Templo,
— Algunos relatos menores
DIMENSIÓN TEOLÓGICA
Dado que los libros de los Reyes forman parte de una obra más amplia
llamada: Historia Deuteronomista y de que en virtud de esto hay
variedad de fuentes que convergen en estos libros, hay que hablar por
eso hablar de varias teologías, todas ellas formuladas desde el preciso
ángulo de enfoque de la Historia Deuteronomista y unidas por la
finalidad y la orientación última que los redactores deuteronomistas
dieron a su obra. Aquí algunas de ellas:
La centralidad de la alianza. Aunque también adquiere especial
relevancia la alianza davídica o promesa dinástica (formulada en 2 Sm
7), es la alianza sinaítica o mosaica la que ofrece el marco principal de
las relaciones entre el Señor y el pueblo.
Monoteísmo. La unicidad exclusiva de Dios se convierte en el primer y
principal mandamiento deuteronómico que excluye radicalmente
cualquier tipo de culto o reconocimiento de otras divinidades. En virtud
de esta profesión de monoteísmo, cualquier conato de idolatría será
severamente condenado y pesará gravemente en el juicio
deuteronomista sobre los reyes de Israel y de Judá.
El Templo y la centralización del culto. Otro de los grandes ejes
temáticos de 1-2 Re es la tensión entre el Templo de Jerusalén y los
demás templos o santuarios, tanto Yahvistas como paganos. En el
trasfondo de todo se adivina la ley del único santuario, que sólo
entraría en vigor tras la reforma de Josías. A pesar del evidente
anacronismo, los autores deuteronomistas aportan, con la aplicación
de esta ley, un criterio sólido y objetivo en sus juicios religiosos sobre
los reyes de Israel y de Judá.
La respuesta del pueblo. Puesto que la alianza es bilateral, el
pueblo debe ser absolutamente fiel a su único Dios y cumplir las
exigencias del Libro de la Ley (Dt). Este principio convierte al pueblo
en responsable último de su destino. Sin embargo, en 1-2 Re se
observa un notable cambio de perspectiva respecto al resto de la
Historia Deuteronomista.
TEOLOGÍA DE LA HISTORIA
Los rasgos hasta ahora reseñados permiten a los autores
deuteronomistas desarrollar una verdadera teología de la historia,
original y armoniosa, que en los libros de los Reyes acentúa
particularmente algunos elementos concretos:
 Dios impulsa, guía y conduce la historia, según su voluntad salvífica,
de modo que ningún acontecimiento positivo o negativo escapa a su
control o es debido a otras fuerzas ajenas
 La mediación fundamental de la intervención de Dios es la palabra
divina, expresada en la ley de Moisés o formulada por los profetas.
Pero hay también otros no menos importantes, como son el mismo
pueblo de Israel, con sus dirigentes a la cabeza, y los demás
pueblos que, cuando entran en escena, lo hacen impulsados por la
voluntad de Dios o, al menos, con su consentimiento En cualquier
caso, los protagonistas humanos son siempre responsables de su
historia, tanto en el caso de sanciones y castigos, como en las
opciones y decisiones que desencadenan los acontecimientos.
Hay algunos elementos para elaborar una teología de la relación
entre el Dios de Israel y los restantes pueblos. Puesto que Israel o
Judá no viven su historia al margen de los tipos de relaciones,
tampoco la historia y destino de estos escapan al control y guía
divinos; si bien la mayoría de las veces los pueblos son meros
instrumentos de la intervención punitiva o salvífica de Dios para con
su pueblo, también pueden llegar a ser destinatarios directos de las
acciones divinas, como en el caso de la curación del sirio Naamán (2
Re 5) y de las bendiciones concedidas a Tiro, Egipto o Asiria,
convirtiéndose en testigos explícitos de su poder universal
ACTUALIZACIÓN
Los dos libros de los Reyes continúan la historia de la monarquía y la
conducen en movimiento paralelo de dos reinos a la catástrofe
sucesiva de ambos.
Estos libros muestran cómo cuando un gobernante se aparta de los
caminos del Señor y hace lo que no es bueno a sus designios viene
consigo una serie de consecuencias que son terribles para el pueblo.
Mientras que los gobernantes que hacen lo que es recto a los ojos
del Señor conducen al pueblo por vías seguras.
Este libro es muy acertado para nuestra sociedad actual en la que
muchos que están al frente y son líderes de países hacen todo lo
contrario al bien común, conduciendo así al pueblo a grandes
sufrimientos y crisis.
De la fidelidad de los que están a la cabeza de comunidades depende
en gran parte la fidelidad del pueblo.
I & II
CRÓNICA
S
“Ahora, pues, ante todo Israel, que es la
asamblea del Señor, y ante nuestro Dios, guarden
y sigan todos los mandatos del Señor su Dios,
para que sigan poseyendo esta magnífica tierra y
la puedan legar después a sus hijos para
siempre.”
I Cr 28, 8
DIMENSIÓN SOCIO HISTÓRICA
Los libros de las Crónicas ofrecen la historia de Israel, desde la creación
del mundo, hasta la época del exilio. No se trata de una obra
complementaria de las ya existentes, sino de una obra distinta,
independiente y, en cierto sentido, paralela a la Historia Deuteronomista.
En la Biblia hebrea estos libros formaban una sola obra, llamada dibrey
hayyamim, que puede traducirse como “palabras (o hechos) de los días”,
o simplemente como “anales”, y cerraba (por detrás incluso de Esdras y
Nehemías) la tercera parte del canon hebreo, denominada los (otros)
Escritos, después de la Ley y los Profetas. La división en dos libros y su
ubicación tras los anteriores libros históricos (Jos, Jue, 1-2 Sm y 1-2 Re)
y delante de Esdras-Nehemías se atribuye a la influencia de la versión
griega de los LXX, que titularon la obra Paraleipómenon, es decir, “(libros
de) las cosas omitidas”; con ello la interpretaban como un complemento
a la Historia Deuteronomista. Atendiendo al contenido, San Jerónimo, el
traductor de la Vulagata, denominó a estos libros Crónica completa de la
historia divina, de donde procede el nombre actual.
El autor de Crónicas
Resulta difícil identificar al anónimo autor conocido como el Cronista.
En la tradición judía (Talmud), la obra se atribuía a Esdras. Sin
embargo, y aunque tal hipótesis explicaría de forma satisfactoria la
relación entre Crónicas y Esdras-Nehemías, la atribución no es
probable. Otros autores, basándose en el relieve que la obra concede
a los levitas y a su función al servicio del Templo y de la comunidad
postexílica, han sugerido la hipótesis de un miembro del grupo de los
levitas encargados del canto en el Templo o un representante de la
clase sacerdotal, especialmente comprometida en la ardua empresa
de la restauración
Datación y finalidad de Crónicas
A la vista de la datación que los investigadores y comentaristas de
Crónicas han propuesto, la obra se escribió no antes del año 515 ni
después del 250 a. C. Tres tipos de hipótesis se barajan al respecto.
— Quienes defienden la hipótesis de un solo autor para la obra
conjunta de Crónicas-Esdras-Nehemías apuntan a una fecha posterior
a la misión de Esdras (398 a. C.), es decir, en la primera mitad del
siglo IV. La obra tendría como finalidad alentar y consolidar a la comu-
nidad judía postexílica, organizada en torno al Templo de Jerusalén, y
reforzar la autoridad de Esdras y Nehemías, para garantizar la eficacia
de sus respectivas misiones
— Quienes separan Crónicas de Esdras-Nehemías datan la obra tras
los trabajos de reconstrucción del Templo, concluidos en torno al año
515 a. C. Para estos estudiosos, la intención del autor sería presentar el
Templo de Jerusalén como el único Templo legítimo de Yahvé, en el que
en tiempos de Salomón se realizó plenamente la unidad del antiguo
Israel y que ahora se ha de convertir de nuevo en vínculo de unidad,
incluso para los habitantes del antiguo Reino del Norte. Esto supondría
una situación en que las relaciones entre judíos y samaritanos no
habían derivado aún en hostilidad y ruptura.
— Un tercer grupo contempla el conjunto de Crónicas-Esdras-Nehemías
como el resultado de un proceso en varias etapas: la primera edición de
la obra se situaría en torno al 515 a. C.; la segunda, que incluye también
la mayor parte de los relatos de Esdras, se situaría entre los años 400-
375 a. C.; la tercera, que incorpora las listas genealógicas de 1 Cr 1—9
y las memorias de Nehemías, dataría de los años 350-300 a. C.
DIMENSIÓN LITERARIA
En una primera lectura, el rasgo que más llama la atención en los
libros de Crónicas es su repetición casi literal de buena parte del
material contenido en los libros de Samuel y Reyes. Sin embargo, la
atenta consideración de las fuentes citadas por el autor, las formas
literarias utilizadas y su personal procedimiento de composición nos
descubren una obra bastante compleja, literariamente bien elaborada y
con personalidad propia.
Las fuentes de Crónicas
Es un dato incuestionable que la fuente más importante del Cronista
son los libros de Samuel-Reyes, en una versión ligeramente diferente
a la del TM de la Biblia hebrea o a la de los principales manuscritos de
los LXX. La mayoría de las variantes tienen su origen en el mismo
Cronista que las somete a un proceso de selección, eliminación o
transformación.
Respecto al resto de sus fuentes, la confusión es mucho mayor. El
Cronista cita explícitamente otras fuentes históricas no canónicas y
una amplia lista de fuentes proféticas, pero es muy probable que estas
citas sean un recurso redaccional empleado por el autor. Parece claro
que el Cronista (o algún redactor posterior) utilizó listas genealógicas
sacerdotales y levíticas (inspiradas en los materiales del Pentateuco,
pero de origen diverso). Un segundo tipo de materiales puede
proceder de listas administrativas o militares (como las encontradas en
1 Cr 11—12).
Formas literarias de Crónicas
En el conjunto de materiales que forman los libros de las Crónicas
se destacan cuatro tipos de formas literarias:
— Genealogías, como las encontradas, sobre todo, en 1 Cr 1—8, a
través de las cuales el autor condensa y resume la historia anterior a
la monarquía.
— Listas de funcionarios y censos de población, como los que
aparecen en 1 Cr 9,3-23; 11,10-47; 12; y la mayor parte de la sección
1 Cr 23—27.
— Extractos de los libros de Samuel-Reyes y Salmos, que ocupan
casi la mitad de 1-2 Crónicas.
— Discursos, exhortaciones y plegarias que aparecen en boca de los
distintos personajes (Dios, reyes, profetas, etc.) o como inserciones
redaccionales anónimas del propio autor. En ocasiones parece imitar
el oráculo profético de juicio y condena; otras veces se aproxima a la
predicación (o catequesis) levítica. Aunque buena parte de estos
materiales podrían proceder de fuentes no identificadas, lo más
probable es que el Cronista mismo sea el último responsable del
contenido de estos discursos, exhortaciones y plegarias, a través
de los cuales logra dar autoridad profética, real y religiosa a las
instituciones y concepciones más estimadas.
Procedimientos de composición del Cronista
Como ya se ha dicho, el Cronista no se limita a copiar literalmente y a
ensamblar sin más unas fuentes anteriores, sino que reelabora
personalmente todo ese material previo construyendo una obra
distinta, independiente y, hasta cierto punto, original. Para llegar a esta
verdadera “recreación” el autor ha utilizado un procedimiento o
método redaccional, consistente en cuatro técnicas, que podemos
definir como selección, eliminación, modificación y adición.
Tanto el análisis de las fuentes y formas literarias, como la
aproximación a los procedimientos de composición revelan
materiales, contenidos y recursos propios del género literario
histórico, no exentos de elementos teológicos. Ambos rasgos, el
histórico y el teológico, así como buena parte del contenido común,
aproximan la historia cronística a la deuteronomística. Sin
embargo, hay otros rasgos en que ambas divergen sensiblemente,
como son el carácter de historia ejemplar de Crónicas y, sobre todo,
su implícita intención reinterpretativa. Efectivamente, el mero hecho
de retomar y rescribir una historia ya conocida y escrita muestra a las
claras la amplia noción que del género histórico se tenía en la
antigüedad y, más concretamente, en la época del judaísmo
postexílico. Estamos, pues, ante una original propuesta de
reinterpretación de la historia que, sin anular anteriores versiones e
interpretaciones, busca ofrecer a una generación distinta nuevas luces
y respuestas basadas en la rica, amplia y significativa historia común
de Israel.
DIMENSIÓN TEOLÓGICA
Entre las claves teológicas más determinantes en la Historia
Cronística destacamos: la centralidad del Templo, la idealización de
David y Salomón, la función de los levitas y la unidad del pueblo.
a) La centralidad del Templo
El Templo ocupa un lugar central y preeminente en Crónicas,
superando con creces la importancia que se le otorga en la Historia
Deuteronomista ( en 1—2 Reyes, en particular), pues en la sección de 1
Cr 12—29, dedicada al reinado de David, la mayor parte del relato está
relacionado con el Templo y el culto, hasta tal punto que el mismo David
aparece como el autor del proyecto, el ejecutor de todos los
preparativos de su construcción (incluidos los planos, los materiales y
los objetos del culto) y el organizador del personal adscrito al Templo y
de todos los servicios del mismo, de forma que Salomón sólo tendrá
que limitarse a cumplir a la letra todo lo dictado y previsto por su padre.
En virtud de la centralidad del Templo, tanto Salomón como algunos
reyes que llevaron a cabo reformas en él, reciben del Cronista un juicio
positivo, distinto al juicio deuteronomista
El mismo “edicto de Ciro” (2 Cr 36,22-23) parece proclamado en
función de la reconstrucción del Templo. En el trasfondo de este interés
por el Templo se advierte la concepción del Cronista sobre el “Segundo
Templo”, como el verdadero factor de la unidad y estabilidad del pueblo,
como el lugar central de toda la vida de la comunidad postexílica, como el
ámbito privilegiado del encuentro con Dios en la tierra.
b) La idealización de David
En la reinterpretación de la historia pasada de Israel que el Cronista lleva
a cabo en su obra, adquiere especial relieve tanto el establecimiento de la
monarquía en Israel como, sobre todo, lo relacionado con los reinados de
David y de Salomón. Mientras que otros acontecimientos decisivos de la
historia, como el éxodo o la alianza del Sinaí, son pasados por alto o
brevemente aludidos, los reinados de David y Salomón se convierten en
el punto culminante de toda la historia: cuanto les precede está orientado
a la idealización que el Cronista lleva a cabo de ambos personajes, al
omitir todos los aspectos negativos de sus respectivas historias.
Puesto que en la época del Cronista la monarquía había dejado de
existir (y no había ningún indicio de su posible restauración), algunos
autores han querido ver en esta idealización una clara evidencia de la
ideología mesiánica del Cronista (consistente en una proyección hacia
el futuro de lo realizado por David y Salomón en el pasado). Sin
embargo, parece más probable que el interés del Cronista no tenga por
objeto tanto la monarquía en sí misma, cuanto el designio de Dios para
su pueblo, perfectamente realizado por David en el pasado.
c) La función de los levitas
También ocupa un lugar especialmente destacado en el conjunto de la
obra cronística la institución de los levitas, que desempeñarían un
papel decisivo en la conservación de las prácticas religiosas del
período postexílico. Aunque se desconoce su origen, la Biblia los
presenta como descendientes de Leví, tribu distinguida por Dios para
desempeñar funciones cultuales. En la descripción del Cronista, los
levitas llegan a adquirir una importancia progresiva, ampliando sus
tareas al canto (ver 1 Cr 9,26; Ne 8,7.9). Pero lo más sorprendente es
la identificación que hace el Cronista de los levitas de su época con los
profetas del antiguo Israel, llegando a definir la obligación principal de
los levitas cantores, el canto cúltico como una actividad profética (ver 2 Cr
25,5; 2 Cr 29,25). De esta manera, la palabra de Dios, transmitida
tradicionalmente por los profetas, también podía ser ahora comunicada
por la música inspirada de la liturgia del Templo
d) La unidad del pueblo
El Cronista pone especial empeño en demostrar la entusiasta y unánime
participación de “todo Israel” en los acontecimientos producidos en los
reinados de David y Salomón (traslado del Arca, conquista de Jerusalén,
construcción del Templo). Es verdad que el Cronista contempla la división
del reino a raíz de la muerte de Salomón como una ruptura del pueblo de
Dios, y que ignora al Reino del Norte en cuanto entidad política; pero
también se hace eco de una permanente llamada dirigida a la gente del
Norte para adherirse a la unidad común que encuentra su centro en el
culto de Jerusalén. Para la comunidad jerosolimitana de su tiempo el
mensaje del Cronista tiene una doble vertiente: por un lado, hace ver que
el mismo Dios que habló antiguamente a sus antepasados se dirige ahora
a ellos; su Dios sigue siendo el Juez del mundo.
ACTUALIZACIÓN
ESDRAS Y
NEHEMÍAS
“¡Acuérdate de mí, Dios mío, por todo esto y no
olvides el bien que hice en el Templo de mi Dios y
en su servicio!”
Nh 13, 14
Esta obra de las Crónicas ofrece una nueva lectura de la historia,
como si fuera la función primaria de ésta fuera congregarse en el
Templo para encontrar al Señor y alabarlo, es una visión
podríamos decir litúrgica de la historia, por lo que la práctica del
culto ocupa gran espacio en el libro, es digámoslo así un criterio
para enjuiciar a los reyes, es el puesto adonde se convoca la
historia pretérita, en forma de recuerdo, como tema de alabanza.
Se trata de una obra capaz de definir la identidad del pueblo no
en términos políticos sino en términos de una misión
trascendente.
Todo esto nos hace pensar en cómo leemos nuestra historia,
desde qué perspectivas. Si somos hombres de fe nuestra historia
debe de ser leída desde los enfoques de la historia de la
salvación. Estas obras tratan de comunicar la identidad del
pueblo de Israel como pueblo elegido de Dios; por eso las dos
preguntas que podrían actualizar este libro son: ¿cómo leo mi
historia? ¿ cuál es mi identidad?
DIMENSIÓN SOCIO HISTÓRICA
En su origen estos dos libros constituyeron una sola obra; así lo
demuestra, entre otros datos, el hecho de que como tal única obra
aparecen en la antigua versión griega de los LXX. De ahí que en la
antigüedad se los denominara a veces como I Esdras y II Esdras
respectivamente. En realidad, las antiguas versiones griega y latina
se hacen eco, además, de otros libros que tienen a Esdras como
protagonista (a saber: un Esdras A de corte histórico en la edición de
los LXX, y un III y IV Esdras —este último de índole apocalíptica— en
la edición latina de la Vulgata). Estas últimas obras no formaron
nunca parte del canon bíblico judío y tampoco fueron incluidas en el
canon bíblico cristiano; pasaron, pues, a formar parte de la llamada
literatura apócrifa.
Fueron los Padres de la Iglesia, siguiendo a Orígenes (año 185-253),
los primeros en designar a la primera parte de la obra (según los LXX:
Esd B, 1—10) como Esdras, y a la segunda parte (según los LXX:
Esd B, 11—23) como Nehemías. En las Biblias judías no aparecerán
como dos libros separados hasta 1448.
Desde antiguo se ha resaltado la estrecha relación de Esdras/Nehemías
con los dos libros de las Crónicas, hasta el punto de que numerosos
autores piensan que en un principio formaron un solo bloque, al que
denominan “Historia Cronística”, redactado por un mismo autor. Pero
aunque no sea así y se trate de dos obras y dos redactores distintos, una
cierta relación es más que probable como lo prueba la identidad entre el
final de Crónicas (2 Cr 36,22-23) y el comienzo de Esdras (Esd 1,1-3).
Los protagonistas de la obra, el sacerdote Esdras y el gobernador laico
Nehemías, no son mencionados en ningún otro lugar del AT. Pero la obra
como tal es imprescindible para conocer la historia de la nación israelita en
los cien años que siguieron al destierro de Babilonia; años, por lo demás,
en los que asistimos a un hecho histórico tan importante como el
nacimiento del llamado “judaísmo”.
En cuanto a su datación habría que situarla no antes del año 400 a.C o
incluso algunas décadas más tarde, esto en cuanto a su redacción final;
pues como veremos en la dimensión literaria, las fuentes que sirvieron de
base al compilador o redactor final pertenecen sin lugar a dudas a épocas
anteriores.
DIMENSIÓN LITERARIA
La obra fue redactada en hebreo salvo ciertos fragmentos, de aire
oficial, que se reproducen en arameo (Esd 4,8—6,18; 7,12-26). Ya
hemos aludido a la probable relación entre Esdras/Nehemías y los
libros de las Crónicas. Pero tanto las fuentes utilizadas como las
técnicas de composición son notablemente distintas. Mientras el
autor de 1-2 Crónicas utiliza como fuente principal los libros de
Samuel-Reyes, el redactor de Esdras/Nehemías emplea fuentes de
distinta índole entre las que podemos mencionar las siguientes:
a) Memorias de Esdras y Memorias de Nehemías: Es más que
probable que buena parte de estos textos estuvieran escritos en
primera persona estableciendo un marcado tono autobiográfico.
b) Documentos oficiales: Se trata de documentos de diversa índole
que pudieron llegar a conocimiento del autor de Esdras/Nehemías
en virtud del intercambio de información con el imperio persa. Sobre
todo se utilizan decretos reales y correspondencia epistolar: el
edicto de Ciro, la carta de Artajerjes, las cartas entre Rejún y
Artajerjes o entre Tatnay y Darío.
c) Listas: Las distintas y variadas listas de personas y bienes, que
probablemente el autor encontró en los archivos del Templo de
Jerusalén y que traslada con cierta profusión a su obra, son algo
básico en el proceso de restauración. Evocan la situación social de
los repatriados, se hacen eco de las necesidades básicas de la
comunidad y sirven para constatar las implicaciones económicas del
momento
En cuanto a las técnicas de composición, parece que el autor de
Esd-Ne ordenó los materiales utilizados con criterios no tanto
histórico-cronológicos cuanto teológico-personales. Quizás no
conocía con la debida precisión el orden cronológico de los
acontecimientos, pero sí hace gala de un marcado estilo notarial que
se detiene en precisar todo lo relativo a autoridades, títulos y
localizaciones.
DIMENSIÓN TEOLÓGICA
El tiempo del exilio había hecho reflexionar profundamente a los
israelitas sobre su concreta respuesta histórica a los requerimientos
religioso-morales de su Dios. Las amenazas de los profetas han
terminado por cumplirse. La nación ha perdido la independencia
política y no es previsible que la recupere a corto plazo. Al regreso del
destierro el interés se centra sobre todo en recuperar la dimensión
religiosa del pueblo israelita reconstruyendo el Templo y restaurando
el culto, amando y cumpliendo estrictamente la ley, reformando y
renovando la vida religioso-moral tanto de la comunidad como de las
personas. A conseguir este objetivo se orientan los libros de Esdras y
Nehemías, y bajo esta concreta perspectiva deben leerse.
Esdras, sacerdote, hombre erudito y hondamente religioso, intenta
instruir a sus conciudadanos, con claridad y método, para que
reformen sus vidas de acuerdo y en contacto con la ley. Los conduce
por la ortodoxia a la ortopraxis. Su labor de escriba sistemático y
enamorado de la ley, marcará el futuro de toda una escuela de
transmisión del texto veterotestamentario.
De hecho, es universalmente reconocido el importante papel que
debió de jugar Esdras en el proceso de compilación sobre todo de la
Torá o Pentateuco, pero también de otros libros sagrados. Y junto
con él, Nehemías, seglar, buen político y enérgico gobernante, pero
al mismo tiempo hombre de fe y oración, que establece las bases
estructurales para una gestión adecuada de todo lo referente al
Templo y a la comunidad. Esdras y Nehemías, cada uno con su
estilo personal, ponen las bases del “nuevo judaísmo”; añadiríamos
que lo hacen cumpliendo sin ningún alarde personalista la misión
que Dios les ha confiado. Al autor de la obra no le interesan tanto
los datos biográficos personales de sus protagonistas, cuanto
constatar que la palabra profética, unas veces amenazante y otras
colmada de promesas salvadoras, al fin ha dado sus frutos.
ACTUALIZACIÓN
Este libro marca una nueva etapa en el pueblo de Israel, pues
comienza una nueva era por así decirlo. El pueblo está volviendo del
exilio y sobresalen dos hombres que son imprescindibles para que
el regreso del pueblo no sea solamente geográfico sino también
teológico. Estos dos hombres animan y acompañan al pueblo en la
reconstrucción física e identitaria, ellos son como dos luces en medio
de la tiniebla que experimentaba el pueblo en el exilio
En la historia de la Iglesia también han surgido hombres como
Esdras y Nehemías que reconstruyen la Iglesia y la edifican, de esto
son prueba los santos que con su testimonio han fortalecido a la
Iglesia.
Podríamos llegar incluso haciendo una actualización de este texto en
un nivel muy personal a preguntarnos ¿ Quiénes han sido esos
Esdras o Nehemías que nos acompañado en el retorno al Señor? Es
más ¿ Cuando uno de nuestros hermanos está en el exilio, lo
acompañamos en su regreso al Señor?
I & II
MACABEO
S
“Después Matatías se puso a gritar en la ciudad
con todas sus fuerzas:
¡Todos los que quieran defender la ley y
mantenerse fieles a la alianza, que me sigan!.”
I Mac 2, 27
DIMENSIÓN SOCIO HISTÓRICA
La denominación de estos libros como primero y segundo de los
Macabeos puede inducirnos al error de pensar, como ocurre con los
de Samuel, Reyes o Crónicas, que estos también son obras
consecutivas. 2 Ma no es continuación de 1 Ma sino un escrito
totalmente distinto e independiente. De hecho hay una cierta
coincidencia en la cronología de los hechos relatados. La
denominación de “segundo libro” le viene dada por el lugar que ocupa
en los antiguos códices que lo transmiten.
Ambos libros narran desde perspectivas distintas y con distintos
objetivos las luchas mantenidas por la familia macabea contra la
dinastía seléucida con el fin de salvaguardar la libertad, en un primer
momento religiosa y después también política, del pueblo de Israel. El
apelativo macabeo (que significa “martillo”) proviene del apodo que
recibió Judas, uno de los principales —si no el principal— miembros
de la familia.
Debido al carácter diferente de ambas obras, abordaremos cada
una de ellas por separado.
1 MACABEOS
La atención de 1 Ma se va a centrar, por un lado, en la sublevación
macabea que conducirá progresivamente a la liberación del Templo y a
la independencia nacional y, por otro lado, en los tres líderes
protagonistas de la revuelta: Judas, Jonatán y Simón. La obra
comprende, por tanto, un período de tiempo que va desde la subida al
trono de Antíoco Epífanes en el año 175 a. C. hasta la muerte de Simón
el en 134 a. C., unos cuarenta años.
El texto original de 1 Ma estuvo escrito, posiblemente, en hebreo.
Orígenes y Jerónimo, el traductor de la Vulgata, parecen haberlo
conocido. A nosotros, sin embargo, no ha llegado más que en lengua
griega; todas las versiones conocidas dependen del griego, aunque se
trata de un griego con abundancia de semitismos y de giros habituales
del AT.
El autor de la obra no viene mencionado en todo el libro. Puede
intuirse que se trata de un judío palestino que conoce bien su tierra y la
topografía del país, claramente vinculado a la dinastía asmonea y
decididamente contrario a los judíos filohelenistas.
La fecha de composición no parece estar muy lejana a los hechos
narrados. El libro cuenta la llegada al poder de Juan Hircano en el 135 a.
C., pero no da más datos sobre su reinado; por otra parte, debió estar
escrito antes de la toma de Jerusalén por Pompeyo en el 63 a. C. Los
últimos años del siglo II podrían ser una buena fecha para su redacción
final.
2 MACABEOS
Como ya hemos dicho, 2 Ma no es la continuación de 1 Ma. De hecho
hay una cierta coincidencia cronológica. Así 2 Ma comienza su historia
un poco antes de los hechos relatados en 1 Ma —finales del reinado de
Seleuco IV— y termina con la derrota de Nicanor, antes de la muerte de
Judas Macabeo. Vendría a coincidir con los siete primeros capítulos de 1
Ma y comprende unos 15 años de la historia de Israel
El autor de 2 Ma escribe para los judíos de Alejandría con la intención de
reforzar los sentimientos de fraternidad entre ambas comunidades: la de
Palestina y la de Egipto. No pretende tanto el escribir la historia de la
rebelión macabea cuanto dar una instrucción religiosa y moralizante.
DIMENSIÓN LITERARIA
El libro ha sido escrito originariamente en griego y, si excluimos
las cartas que le sirven de introducción, son bastante raros los
semitismos. Se presenta a sí mismo (2,23) como un resumen de
una obra en cinco volúmenes de un tal Jasón de Cirene, del que
podemos suponer que era un historiógrafo judeohelenista, pero
del que no sabemos nada más. Del autor del resumen tampoco
tenemos ningún dato; posiblemente es él quien ha añadido las
dos cartas dirigidas a los judíos de Alejandría, así como el
prólogo y el epílogo
En cuanto a la fecha de composición del libro no tenemos datos
suficientes para precisarla mucho; 1,10 habla del año 124 a. C.
Lo más lógico es situarla, bien sea en la primera mitad del s. II
a.C., o a finales del mismo).
1 MACABEOS
El primer libro de los Macabeos está dentro de la tradición
historiográfica del AT; incluso sigue modelos y esquemas de otros libros
bíblicos como Jueces o Crónicas. Mantiene en su narración una cierta
ambivalencia: mientras que, por un lado, queda patente en todo
momento la parcialidad de su punto de vista, opuesto a los seléucidas y
al partido helenista y claramente adepto del partido macabeo, a la vez
da la sensación de procurar una presentación de los hechos lo más
objetiva posible, basándose en fuentes fiables; a este respecto, llama la
atención la gran cantidad de documentos oficiales y diplomáticos que
aparecen citados al hilo de la narración.
En todo momento queda manifiesto que 1 Ma pretende hacer historia
creyente. Sin embargo, a diferencia de 2 Ma, su autor es parco a la
hora de señalar alusiones religiosas explícitas, poniendo más énfasis
en el valor humano que en las intervenciones divinas.
2 MACABEOS
El género literario utilizado, el “histórico-patético”. Este género,
relativamente frecuente en la literatura helenística, pretende causar en
el ánimo de los lectores los mismos efectos que la oratoria. En estas
obras están muy marcados los efectos emocionales, los ritmos de las
frases, la exageración de las cifras… 2 Ma, por tanto, estaría dentro
de la literatura histórica edificante, que presenta de manera retórica los
acontecimientos con el fin de agradar y provocar la simpatía del lector.
En función de este objetivo nos encontramos con una serie de
elementos característicos de este género: la libertad para tratar los
acontecimientos, donde los hechos a menudo no son más que ocasión
para una enseñanza edificante; la constante intrusión del narrador
para mostrar la correcta interpretación de los acontecimientos o para
sacar conclusiones; el recurso a las apariciones celestes; la tendencia
a esquematizar y simplificar personajes y situaciones; la ampulosidad
de cifras y escenarios; la teatralidad de muchas de las escenas; etc.
DIMENSIÓN TEOLÓGICA
1 MACABEOS
La obra se muestra opuesta radicalmente al proceso de
helenización que se imponía por parte del mundo griego. El autor
no da señales de tener esperanza en la vida terna, no se detiene
a elogiar a los mártires como si lo hará el autor de 2 Macabeos.
Interpreta la opresión política y la persecución religiosa como
males que se deben apartar a cualquier precio, aún haciendo
alianzas con el extranjero, o se deba ir a la batalla aún en sábado
Para el autor los verdaderos héroes son los que empuñan las
armas para luchar contra los griegos
Se subraya que los judíos son vencedores en los combates
gracias a que Israel goza de la protección de Dios, una convicción
que siempre ha sido fuerte en el pueblo, particularmente en la
época posterior al exilio en Babilonia.
Esta obra es fiel a la enseñanza de los saduceos.
2 MACABEOS
Esta obra centra toda su atención en el Templo, al que no deja de
aplicar varios recursos literarios como epítetos gloriosos cada vez
que lo menciona. El santuario es un don que Dios ha hecho a
Israel y se debe mantener incontaminado; por eso mismo presenta
la purificación de este, después de ser profanado por los griegos,
por eso los que se atreven a profanarlos son castigados con
severidad.
2 Macabeos se escribe desde la perspectiva propia de los
fariseos, esto lo vemos en la insistencia constante de la
observancia de la ley y las tradiciones aún ante la amenaza de
muerte ( 2 Mac 6, 20;7,2;8, 27) Por este motivo se detiene con
gran descripción gráfica en la narración de las hazañas de los que
mueren por causa de su fe, presenta como verdaderos mártires a
los que no se defendían en día sábado resguardando así el
cumplimiento de la ley.
Reitera la afirmación de que Dios protege especialmente a Israel ,
pero en consonancia con la teología de los fariseos, por lo que
aclara que Dios interviene activamente en la historia y no deja los
acontecimientos librados totalmente a la libertad humana, sino que
combate junto con los hombres, por eso las batallas son siempre
precedidas por invocaciones a Dios a quien se le atribuye las
victorias en cada caso.
La Iglesia ha conservado con un afecto especial 2 Mac porque de
él se ha tomado una gran valoración del martirio, el recurso a la
intercesión de los santos y el modelo de las narraciones de los
mártires; al mismo tiempo sirve de base bíblica para el
ofrecimiento de acciones y obras por los difuntos.
ACTUALIZACIÓN
RUT
“Pero Rut le contestó:
-No me pidas que te abandone y que me separe
de ti, pues iré adonde tú vayas y viviré donde tu
vivas, que tu pueblo es mi pueblo y tu Dios es mi
Dios”
Rt 1, 16
El pueblo judío juntamente con otros pueblos, estuvieron sometidos
al influjo del helenismo, lo cual produjo una cierta simbiosis
espiritual y cultural. Ante tal influjo había algunas corrientes judías
que estaban permitiendo que toda esta experiencia helenística fuera
permeando sus estructuras en todos los niveles. Por lo que el libro
narra precisamente que algunos se unieron para hacer frente a
estas situaciones , hasta el punto tal de tener que alzarse o formar
revueltas para tratar de sostener su identidad nacional, llegando
incluso hasta los extremos de dar la vida por su experiencia de fe
En el marco del conflicto armado que experimentó el pueblo
colombiano, tal y como lo narra el Informe Final de la Comisión de la
Verdad se vieron involucrados hombres y mujeres que perdieron su
vida por defender lo que era justo.
Este libro nos invita a profundizar en nuestra identidad de cristianos.
Los mártires son testimonio fiel de que la fe lo es todo
DIMENSIÓN SOCIO HISTÓRICA DIMENSIÓN LITERARIA
El libro de Rut es un relato breve que presenta una unidad sin
fisuras, a base de una construcción muy elaborada y una estructura
sencilla. Contribuyen a la belleza del libro otros recursos literarios y
estilísticos, como el uso de paralelismos, aliteraciones y asonancias;
la alternancia de pasajes rítmicos o de diálogos breves con la prosa
fluida y sobria, la concentración, el suspense y la tensión dramática.
Entre los recursos literarios más frecuentes destacan el juego de los
nombres propios (ver notas correspondientes), los planteamientos
legales y el eje temático vaciedad-plenitud que recorre el libro en
sucesivas variables (hambre-abundancia, soledad-compañía,
marginación-integración, viudez-matrimonio, pérdida-recuperación de
descendencia, amargura-gozo, etc.).
En cuanto a su género literario, este relato breve se puede encuadrar
en lo que se ha definido como historia ejemplar o episódica, cercano
al libro de Jonás, la historia de José (Gn 37—50) o la historia de Job
(Jb 1—2; 42,7-17), y relativamente afín a los libros deuterocanónicos
de Ester griego, Tobías y Judit
En la Biblia hebrea Rut aparece en su tercera colección, los Escritos,
como el primero de los cinco rollos (Meguillot) que se leían en las
principales fiestas judías (Rut se usaba en la Fiesta de las Semanas o
Pentecostés, seguramente por su referencia a la cosecha del cereal). Por
el contrario, las versiones griega y latina lo sitúan entre los libros de
Jueces y I Samuel, en coherencia con las indicaciones cronológicas y
genealógicas que enmarcan el libro (1,1; 4,17.22).
Esta diferente ubicación refleja, en cierta medida, el doble punto de
vista sobre la fecha de su composición que unos colocan en el período
preexílico basados en los aparentes datos cronológicos del propio libro y
en una ambientación histórica relativamente arcaica, y otros prefieren
situar en la época postexílica apoyados en determinadas peculiaridades
tanto lingüísticas como de contenido. Tampoco sería descartable la
solución mixta que concibe la composición de Rut como el resultado de
un proceso en el que el punto de partida sería un antiguo relato popular
oral anterior al destierro, posteriormente convertido en obra escrita por un
anónimo escritor postexílico.
DIMENSIÓN TEOLÓGICA ACTUALIZACIÓN
El libro transpira una honda y genuina religiosidad, hasta el punto de
convertirse en un verdadero tratado de la providencia divina. Y es que
Dios está continuamente presente en los sucesivos avatares de esta
historia, aunque no de forma visible, espectacular o extraordinaria, sino
de forma indirecta y a través de las actitudes, gestos y convicciones
de sus personajes. Así, el mismo Dios que ha permitido que la vida de
Noemí se llene de amargura (1,20), es el que vuelve a bendecir a su
pueblo con el pan (1,6); y el que, permaneciendo fiel a los vivos y los
muertos (2,20), vuelve a confortarla a través de la piedad de Rut (2,12),
de la generosidad de Boaz y sobre todo a través del fruto del
matrimonio de ambos: el nieto que prolonga el nombre de los hijos
difuntos y devuelve la alegría a su vejez (4,14-15). Se trata, pues, de
una concepción de la providencia divina muy cercana a la que
transmiten el relato de Job o la historia de José.
Otra de las perspectivas más reconocidas en el libro es su talante
ecuménico y universalista, especialmente plasmado en el
comportamiento y actitud de Rut
La historia de este libro nos hace pensar en la gran diferencia
cultural que hay entre el mundo oriental y el mundo occidental.
Esto lo vemos precisamente evidenciado en esta obra pues el
texto narra un profundo amor de Rut por su suegra. En el
mundo oriental la relación entre suegra y nuera alcanza una
connotación filial. Por el contrario en la cultura occidental la
relación entre suegra y la nuera es entendida como una relación
peligrosa, pues es como si fuesen enemigas.
Este texto ilumina de alguna manera la situación que se ve en
este mundo occidental, las relaciones entre nuera y suegra o
yerno y suegro deben dejar de verse como relaciones “tóxicas”.
Y aprender a llevarse bien pues son una misma familia.
ESTER
“Le gustó Ester al rey más que todas las otras
mujeres, y ella se ganó su cariño y afecto más
que todas las demás muchachas hasta el punto
que el rey la coronó y la proclamó reina en el
lugar de Vasti.”
Est 2, 17
DIMENSIÓN SOCIO HISTÓRICA
Ester, según los rabinos judíos, sería el libro más reciente del Antiguo
Testamento. Narra las vicisitudes de una bella muchacha judía
llamada Hadasá (que significa “mirto”) o Ester (que significa “estrella”)
en el marco de uno de los momentos más florecientes del imperio
persa. Asuero (nombre que corresponde al rey Jerjes I —485-465 a.
C.—) reina en Susa donde se desarrollan las usuales conspiraciones
palaciegas, intentos de monopolizar poder y favores, emisiones de
decretos y contradecretos.
El texto, marcado por un notable dramatismo histórico, destaca por
su aparente falta de vinculación con los cánones usuales de
religiosidad veterotestamentaria: no se menciona el nombre de Yahvé
ni se hacen referencias explícitas a Dios; tampoco se indica que
Israel sea una entidad de carácter espiritual ni profético. Esta
peculiaridad hizo que se cuestionara su inclusión en el canon. Su
estrecha asociación con la fiesta de Purim y su tinte racial terminaron
por imponer su peso en la consideración de la obra como libro
inspirado y pasó a formar parte de los libros canónicos del AT.
DIMENSIÓN TEOLÓGICA
DIMENSIÓN LITERARIA
El relato está concebido y elaborado literariamente de un modo
exquisito. Por ello se ha planteado la cuestión de si el libro de Ester es un
relato, parcialmente al menos, histórico o una simple novela de ficción.
Sea como fuere manifiesta situaciones de un alto interés dramático y de
una gran fortaleza de espíritu en los protagonistasLa historia es sustrato
indispensable para justificar la fiesta de Purim. Un plan de exterminio
cuya ejecución concreta se echa a suertes (en hebreo “pur”, “purim”)
termina cambiando de destinatarios, y la tristeza se convierte en
desbordante alegría. Esa algazara constituye el pretendido trasfondo
histórico de la fiesta de Purim (suertes), una fiesta que llegó a ocupar un
lugar importante en el calendario nacional judío.
Los rabinos opinaban que fueron los miembros de la Gran Sinagoga
los que compusieron el libro. Otros autores se inclinan por Mardoqueo o
Esdras. Detalles del palacio real y de los cargos secundarios de la
organización del imperio persa, nos hacen pensar que el autor pudo
incluso ser coetáneo a los acontecimientos (siglo IV o V a. C.).
Fue escrito en hebreo y se han conservado dos traducciones a la
lengua griega, una de ellas más extensa que el texto hebreo.
El libro está destinado a mostrar una providencia de Dios sobre su
pueblo. Pues frente a las dificultades que vive el pueblo de Israel lo
único que es seguro es el Señor, es la confianza plena en él.
Mardoqueo y Ester en su oración exponen a Dios las razones para
contar con su auxilio: Israel es el pueblo elegido por Dios, es el
pueblo que Él se ha escogido como propiedad partículas, por eso
aunque el enemigo sea poderoso como lo es el emperador de Persia
tal como lo narra el texto, Dios es el omnipotente y puede salvar a su
pueblo.
ACTUALIZACIÓN
Judit
“Estando lejos todavía, Judit gritó a los que
guardaban las puertas:
¡Abran la puerta, ábranla! ¡Dios, nuestro Dios,
está con nosotros para mostrar su fuerza en
Israel y su poder contra los enemigos! ¡Así lo ha
hecho hoy!”
Jdt 13, 11
El libro de Ester nos hace reflexionar sobre el devenir de los
tiempos y de los fenómenos sociales y de cómo los
protagonistas de la historia (hombres y mujeres
representados en este caso por Mardoqueo y Ester) pueden,
apoyados por el poder divino, superar, o cuando menos
mejorar, las situaciones adversas que se les presenten.
Los cargos públicos que incluso se tienen siempre deben
estar al servicio del bien común, así lo dice Mardoqueo a la
reina Ester.
DIMENSIÓN SOCIO HISTÓRICA DIMENSIÓN LITERARIA
La descripción que el autor de Judit hace de la figura de
Nabucodonosor y de sus pretensiones divinas no se corresponde
con los usos de las monarquías asiria o babilónica; más bien
responde a la figura de los reyes griegos, especialmente Antíoco
IV Esto nos anima a pensar que el contexto histórico del libro se
corresponde con los años siguientes a la revuelta Macabea,
alrededor de la mitad del siglo II a. C
La obra parece haber sido escrita en hebreo o en arameo, pero su
original se perdió y solo se conserva la traducción griega.
En cuanto al autor, aunque no conocemos nada de él, sí que
podemos precisar algunos rasgos mínimos a partir de los datos
extraídos del libro. La ambientación de la narración, los datos
geográficos, el contexto histórico al que pretende responder con su
obra, todo el trasfondo semítico del libro y la espiritualidad que
trasluce, son elementos que apuntan hacia un judío de Palestina,
cercano en su mentalidad al movimiento fariseo
Podríamos decir que estamos ante una obra de ficción con carácter
didáctico que utiliza elementos históricos para plantear un conflicto
que trasciende la historia y es siempre permanente: por una parte,
el dios imperial, tiránico y prepotente que conduce a la muerte y a
la esclavitud; por otra, el Dios de Israel que actúa a través de la
debilidad para liberar a los que confían en él.
DIMENSIÓN TEOLÓGICA ACTUALIZACIÓN
La religiosidad que trasluce el libro está muy próxima a la piedad
y espiritualidad del movimiento fariseo (valor de las observancias
legales, especialmente las relativas a los alimentos; aprecio de
instituciones como el Templo, el sacerdocio, el consejo de
ancianos; la centralidad de Jerusalén; la idealización del pueblo
de Israel); la estructura política de gobierno, con el sacerdote al
frente del Consejo de Ancianos
El libro de Judit encarna la dimensión total del pueblo de
Israel, encarna la piedad, la fidelidad, la confianza en Dios, el
valor de la sagacidad etc. Esta mujer es como el modelo para
inspirar a cualquier hijo de Israel.
El modelo de la vida cristiana es el mismo Jesús, que se hizo
hombre precisamente para asumir toda nuestra experiencia
humana menos el pecado. Jesús es el modelo que nos debe
inspirar, Él es quien es el verdadero modelo de confianza,
fidelidad a Dios. Tendríamos entonces qué preguntarnos ¿qué
modelos sigo en mi experiencia personal de fe? ¿Al igual que
Judit soy modelo de inspiración para otros?
TOBÍAS
“Tobías respondió entonces a su padre Tobit:
-Padre, yo cumpliré todo lo que me has
encomendado.”
Tb 5, 1
DIMENSIÓN SOCIO HISTÓRICA
El autor de Tobías fue un judío que vivía probablemente en la
diáspora y que escribe para otros judíos que viven en su mismo
ambiente. Precisar más el lugar es bastante difícil. En cuanto a la
fecha de composición habría que suponer una época en que la
realidad de la diáspora ya no se vive como problema. Algunos datos
podrían hacernos pensar que estamos en plena era helenística: el
nombre de Ragués, los nombres de los meses y las monedas son
nombres griegos: distros (2,12), la dracma (5,15). No se percibe nada
que nos haga sospechar la crisis de la persecución seléucida y la
reacción de los Macabeos; ello hace suponer que el libro es anterior a
todos estos acontecimientos. Los comienzos del siglo II a. C podría ser
una buena fecha.
Este libro no se encuentra en la Biblia hebrea y no se sabe si fue
escrito en hebreo o arameo
DIMENSIÓN TEOLÓGICA
DIMENSIÓN LITERARIA
El libro de Tobías es una obra de ficción, un relato corto de tipo
edificante. No es difícil reconocer en su trasfondo la cercanía a
otras obras literarias extrabíblicas, tales como La sabiduría de
Ajicar o El cuento del muerto agradecido. Se pueden percibir con
facilidad otros motivos frecuentes en la literatura antigua y en el
folclore: el drama del sufrimiento del justo, el joven inexperto al que
se le encomienda una misión y al que las pruebas sucesivas del
viaje hacen madurar, el compañero de viaje desconocido que a la
postre resulta ser divino…
En el conjunto del libro podemos percibir un gran número de
géneros literarios menores: autobiografía (1—3); oraciones (3,2—
6.11-15; 8, 5-7.15-17; 13); contrato de depósito (5,3); contrato
matrimonial (7,9-14); discurso de despedida (4,3-10; 14,4-11).
El libro de Tobías cuenta las vicisitudes de dos familias judías
que viven en la diáspora y en las que parece haberse cebado
la desgracia. Cuando, ante la desesperación, claman al cielo,
su oración es escuchada. El desarrollo de la obra va a narrar
la acción providente de Dios que se pone en movimiento a
través de vías insospechadas
ACTUALIZACIÓN REFERENCIAS
• Caro, A. G.-J.-V.-M. (2000). Historia, Narrativa,
Apocalíptica. Navarra: Editorial Verbo Divino.
• Tábet, M. Á. (2003). Introducción al Antiguo Testamento I:
Pentateuco yLibros Históricos. Madrid: Palabra.
• La Biblia de Navarra, (Pamplona: EUNSA, 2012)
Biblia del Peregrino, (Bilbao: Mensajero, 2011)
Biblia de Jerusalén (Bilbao: Descleé de Brouwer, 2018)
La Biblia Hispanoamericana. Editorial Verbo Divino-
Sociedades Bíblicas Unida, 2013
Biblia de la Iglesia en América. CELAM, 2019
• Apuntes de clase
Este libro tiene una espiritualidad que se inscribe bajo el lema de la
observancia. Vemos cómo a lo largo de la obra se muestra a Tobit como
un hombre que observa los mandatos divinos. Es un hombre de una
piedad impresionante que demuestra una confianza plena en Dios. Sin
embargo a este hombre le sucede una desgracia ¡queda ciego!. Por otra
parte Sara es una mujer que es desdichada pues ha tenido siete esposos
y no ha podido consumar su matrimonio. Podríamos aquí hacer la
pregunta: ¿por qué le pasan cosas malas a las personas buenas?
Toda la situación de los personajes se ve resuelta por la intervención
divina de un ángel que viene a ser la medicina de Dios para los males que
los afligen.
Al igual que en la historia que se nos narra, en el mundo hay hombres y
mujeres que sufren las contrariedades de la vida; pero a la luz de este
texto tendríamos que preguntarnos también nosotros ¿cómo está nuestra
fe? ¿Dejo que Dios ilumine aquellas situaciones que se ven más difíciles?
Este texto nos muestra que Dios no desampara a aquellos que le aman,
entonces ¿por qué habría que desconfiar de su Palabra?
Q
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TRABAJO FINAL LIBROS HISTÓRICOS Y NARRATIVOS

  • 1.
  • 2. SEMINARIO CONCILIAR DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA ALUMNO:JHONATAN LONDOÑO GONZÁLEZ CURSO: I° TEOLOGÍA DOCENTE: PBRO. JHON EDWIN ARIAS ALZATE ASIGNATURA: HISTÓRICOS Y NARRATIVOS
  • 3. LIBRO DIAPOSITIVA INTRODUCCIÓN 3 JOSUÉ 4 JUECES 6 I & II SAMUEL 11 I & II REYES 16 I & II CRÓNICAS 22 ESDRAS Y NEHEMÍAS 28 I & II MACABEOS 33 RUT 38 ESTER 41 JUDIT 43 TOBÍAS 46 REFERENCIAS 48 TABLA DE CONTENIDO INTRODUCCIÓN La historia está llena de acontecimientos, sucesos, hechos, experiencias y realidades que acontecen en el espacio- tiempo. Por lo que la historia no es estática sino que tiene un movimiento propio, este movimiento nos permite no solo analizara sino también comprenderla desde diferentes enfoques; haciendo así que la lectura que se haga de ella sea unan experiencia iluminadora para la humanidad. La historia decimos no se cuenta sola, sino que requiere de algunas estrategias comunicativas que ayuden a su construcción; pues bien la narrativa es precisamente uno de esos medios que tiene la historia para narrarse y contarse. La historia del pueblo de Israel bien sea como acontecimiento histórico o como historia de salvación, se apoya precisamente de estos elementos como la narrativa, para contar lo que ha sido su historia, y su trasegar por el mundo; y ha sido al mismo tiempo la forma en la que ha podido también preservar su identidad como pueblo y su experiencia religiosa y cultural.
  • 4. JOSUÉ “Josué dijo al pueblo: -Purifíquense, porque mañana el Señor hará maravillas en medio de ustedes.” Jos 3, 6 DIMENSIÓN SOCIO HISTÓRICA El libro de Josué narra básicamente la conquista de Canaán “ la tierra prometida” por parte de los clanes israelitas que habían salido de Egipto. Sin lo referido en él, la promesa de la tierra hecha a Abrahán y a sus descendientes habría sido vana, y la salida de Egipto una condena a la vida mísera del desierto. De ahí que el libro de Josué sea imprescindible para completar el relato del Pentateuco. Por otro lado, la entrada de Israel en Canaán no es más que el prólogo necesario de la historia de Israel en su propia patria, que terminará cuando el destierro de Babilonia ponga fin, por el momento al menos, a la posesión de la tierra. Así se comprende la división de opiniones a la hora de adjudicar este libro a algún conjunto literario mayor. Para unos, forma una unidad con el Pentateuco, hasta el punto de que habría que hablar más bien de un Hexateuco, pues serían seis los libros que integran este bloque bíblico. Otros, por el contrario, hablan de Tetrateuco, es decir, cuatro libros, por cuanto el relato que comienza en el Génesis concluiría en el libro de los Números. En este último supuesto, el Deuteronomio no sería el quinto libro del Pentateuco, sino el prólogo de la gran “historia deuteronomista”, que, comenzando en el libro de Josué, discurre por los libros de Jueces y Samuel hasta el segundo libro de los Reyes.
  • 5. DIMENSIÓN TEOLÓGICA DIMENSIÓN LITERARIA La idea central del libro actual de Josué proviene de los redactores deuteronomistas. Para un israelita, la posesión de la tierra prometida a los antepasados era el compendio de todos los bienes. Israel no acabó de enterarse de todo su valor hasta que la perdió por la deportación. Ese valor de la tierra se relaciona con un valor superior: la adhesión incondicional al Señor, Dios de Israel. La tierra prometida a los padres es un don del Señor, que se da con una condición: la fidelidad. Si Israel se aparta del Señor, el mismo Dios que les entregó la tierra, los expulsará de ella. Para evitarlo, hay que guardarse de toda contaminación de los cananeos Otro valor teológico importantísimo es el de la unidad del pueblo. Los redactores deuteronomistas hacen que el gran Israel actúe siempre unido. Si se mencionan las tribus de Transjordania, es para subrayar su participación en la conquista al lado de sus “hermanos”. Es una lucha desesperada por salvar el sentimiento de unidad nacional de un pueblo destrozado y disperso, en peligro de disolución. Hoy podemos afirmar con bastante probabilidad lo siguiente: al principio no había más que tradiciones sueltas: cada tribu contaba sus hazañas en los centros culturales de aquellos tiempos, que eran ante todo los santuarios. Esas tradiciones fueron recopiladas y ensambladas por algún escritor que pudo vivir en la misma época que los recopiladores de las tradiciones antiguas del Pentateuco En los años que siguieron inmediatamente a la caída de Jerusalén y a la deportación a Babilonia (587 a. C.), otro escritor, imbuido del espíritu y del lenguaje de la escuela deuteronomista, reeditó la vieja historia, respetando su sustancia, pero dándole nuevo sentido con sus introducciones, resúmenes, conclusiones y palabras de los personajes. No comprendió su obra como independiente, sino que la empalmó, por un lado, con la historia de Moisés (cp. 1) y, por otro, con la de los Jueces (24,31). Dentro de la misma escuela deuteronomista parece que otro redactor, pocos años más tarde, retocó la obra, insistiendo en el cumplimiento de la Ley Un escritor de la escuela sacerdotal completó el libro introduciendo en él lo referente al cumplimiento de lo prescrito en el libro de los Números sobre el reparto de la tierra, las ciudades de asilo y las ciudades levíticas
  • 6. ACTUALIZACIÓN JUECES “Cuando el Señor les suscitaba jueces, el Señor asistía al juez y, mientras este vivía, estaban a salvo de sus enemigos, porque el Señor se compadecía de los gemidos que proferían ante los que los maltrataban y oprimían.” Jc 2, 18 La historia de este libro describe a Josué como un continuador de la obra realizada por Moisés, por lo que tuvo la gran tarea de conducir al pueblo en la entrada de la tierra prometida, además de repartirla entre las tribus. Josué es el instrumento por medio del cual Dios va conduciendo a su pueblo. En la Iglesia este testimonio es valiosísimo porque en medio de la experiencia de fe, Dios se sigue valiendo de hombres que realizan la tarea de ser continuadores de la acción misericordiosa de Dios, se vale de hombres para conducir al pueblo a la Tierra Prometida, es decir al Reino. En la acción pastora,l este texto también brinda elementos valiosos, pues como narra el texto, Josué fue el sucesor de Moisés, por lo cual en su misión no arranca de cero sino que viene a ser continuador del trabajo realizado por su predecesor. En nuestra pastoral muchos han sido los que han pasado por esos lugares de apostolado, nuestra tarea es ser continuadores de los procesos que llevan a la gente a la Tierra Prometida, por lo que nuestra labor fundamental es conducir a las personas a Dios
  • 7. DIMENSIÓN SOCIO HISTÓRICA Las historias de los jueces se ordenan dentro de un esquema cronológico. A la actividad de los “jueces mayores” y a los intervalos entre uno y otro se les asignan cifras redondas: 20, 40, 80 años. En cambio, a los “jueces menores” se les atribuyen cifras más reducidas y nada convencionales. Se ve que el redactor del libro tenía noticia de las hazañas de los libertadores de Israel, pero no de su cronología, mientras que con los “jueces menores” le ocurría lo contrario: conocía su cronología, pero no sabía nada especial de sus actividades. Se ha pretendido reconstruir la cronología de la época partiendo de esos datos. Empresa vana, ya que: a) las cifras redondas de los “jueces mayores” son claramente artificiales, no se sucedieron necesariamente unos a otros ni su actividad se extendió a todo Israel, e incluso pudieron coincidir dos en una misma época; b) en cuanto a los “jueces menores”, pudieron ser igualmente contemporáneos y es también posible que ejercieran sus funciones con intervalos entre uno y otro, o que haya lagunas en la lista. Hay que tener en cuenta que, en aquellos tiempos primitivos, los israelitas no disponían de un punto de referencia según el cual contar los años; ni siquiera tenían rey, habitual punto de referencia que otros pueblos utilizaban para fechar los acontecimientos. En este caso debemos contentarnos con saber que, si la entrada principal de los israelitas en Canaán se ha de situar en el último tercio del s. XIII a. C., nuestra historia debió desarrollarse aproximadamente entre los años 1200 y 1040 a. C.
  • 8. DIMENSIÓN LITERARIA Lo mismo que otros muchos libros del AT, el de los Jueces no fue obra de un solo autor ni de una sola época. Los pasos de su formación fueron a grandes rasgos los siguientes: a) Durante un par de siglos los relatos corrieron de boca en boca con la fluidez de la tradición oral. Siguió un período (que pudo empezar en la época de Salomón) en que se fueron recogiendo por escrito las tradiciones sobre los héroes, las noticias sobre los “jueces menores”, y los relatos que más tarde se insertarán en los Apéndices (cps. 17—21). b) Después de la caída de Samaría (721 a. C.), se ensartaron unas con otras las narraciones sobre los héroes, y se entre cruzaron con las listas de noticias sobre los “jueces menores”. Quedaron todavía fuera: la primera parte (1,1—2,5), la historia de Abimélec (cp. 9), los marcos redaccionales y los apéndices (cps. 17—21). c) Poco después del destierro de Babilonia (año 587 a. C.), se termina de componer la gran historia de Israel que, tomando pie en el Deuteronomio, abarca desde la conquista de Canaán por Josué hasta la caída de Jerusalén y la deportación a Babilonia: son los libros de Josué, Jueces, Samuel y Reyes. Es lo que se suele llamar “historia deuteronomista”. Dentro de ella tiene su propia personalidad el libro de los Jueces, que trata con criterios literarios y teológicos peculiares una época de la historia de Israel bien definida, entre la conquista y los preámbulos de la monarquía. d) Otro redactor algo posterior, que tenía una visión menos negativa de la monarquía, añadió, hacia el año 560 a. C., los capítulos 17—21, donde deja constancia de algunas de las barbaridades que se cometían en aquellos tiempos en que no había rey en Israel y cada uno hacía lo que le venía en gana (21,25).
  • 9. DIMENSIÓN TEOLÓGICA El libro de los Jueces cuenta los hechos desde la perspectiva del momento triste del destierro en Babilonia. Es, por tanto, como la de los profetas, una palabra de juicio sobre Israel, pero es también una palabra de aliento. Y como los profetas del destierro, también los autores de esta historia escriben movidos por la necesidad de explicar en términos teológicos la caída de los reinos de Israel y de Judá y el consiguiente destierro. Por otra parte, según los relatos de Jueces, Israel se puso en contacto con una población que poseía el prestigio de una técnica superior, pero que, al mismo tiempo, practicaba una religión radicalmente distinta de la que Moisés había querido inculcar a Israel. Y aunque el yavismo no podía perecer —y no pereció—, en esa confrontación con la cultura cananea, bien pudo ocurrir que el conquistador fuera conquistado culturalmente por el vencido. Algunas de las anécdotas del libro hieren nuestra sensibilidad; nos sorprende la rudeza de la moral de Ejud, de Jael, de Jefté, de Sansón. Eran gente de su tiempo y como tales deben ser juzgados. No obstante, fueron jalones de una historia de salvación que estaba todavía casi en sus comienzos y muy lejos de la perfección de la moral evangélica Fue escrito, como los demás, desde el punto de vista de que toda la historia de Israel está guiada por Dios. Ya en la introducción programática (2,6-20) se encuadra toda la historia en un marco teológico, que quiere dar la clave de interpretación de todo el libro. Este marco se va luego aplicando con pequeñas variantes a cada uno de los episodios protagonizados por los respectivos jueces. Estos marcos teológicos del libro son posteriores a las narraciones mismas y se atribuyen, tanto por su forma como por su mentalidad, a uno o varios redactores de la escuela deuteronomista, que, durante el destierro de Babilonia, aplicaron a la historia las ideas del libro de Deuteronomio. Estos mismos redactores, u otros que los precedió, convirtieron a los héroes de una tribu, o grupo de tribus, en héroes nacionales que con sus hazañas salvaron a todo Israel.
  • 10. ACTUALIZACIÓN La misión de estos hombres y mujeres es la de ser líderes que llevaron a cabo una misión socio- político- militar- administrativo y hasta judicial que aseguraba de alguna manera que el pueblo permaneciera en los caminos de su Dios. Dios siempre está actuando en favor de su pueblo, aunque este le sea infiel y se entregue al poder los opresores; por eso suscita hombres y mujeres que aseguren el cumplimiento de la fidelidad, que denuncien cuando el pueblo se haya alejado de la alianza, y que vayan en rescate del pueblo. En esta experiencia salvífica que Jesús ha querido hacer con su pueblo, Dios sigue suscitando hombre y mujeres que aseguran la fidelidad al único Dios vivo y verdadero.
  • 11. I & II SAMUEL “El Señor llamó a Samuel que respondió: ¡Aquí estoy!” I Sm 3, 4 DIMENSIÓN SOCIO HISTÓRICA Los libros de Samuel deben su nombre al protagonista de su primera parte (1 Sm 1—15), a quien más tarde se atribuyó, junto con los profetas Natán y Gad, el conjunto de la obra (1 Cr 29,29). En realidad, el título no corresponde al contenido, pues el gran protagonista de ambos libros es David, primero ensombreciendo al mismo rey Saúl (1 Sm 16—31) y después como rey de Israel y de Judá (2 Sm). En la Biblia hebrea, 1-2 Samuel formaban un único libro integrado en la colección de los llamados Profetas Anteriores. La versión griega de los LXX lo dividió en dos partes que unió a Reyes para formar los cuatro Libros de los Reinos, de los que 1-2 Sm eran los dos primeros. La Vulgata heredó el procedimiento de los LXX si bien cambió su título por el de Libros de los Reyes Las versiones modernas, por una parte retoman la antigua denominación hebrea de Samuel y, por otra, la posterior y artificial división en dos libros (1-2 Sm). De hecho, la sección de la muerte de Saúl, que ocupa dos capítulos (1 Sm 31; 2 Sm 1), se ve arbitrariamente cortada e interrumpida con la actual división.
  • 12. En cuanto Libros Históricos, 1-2 Sm se ocupan de una serie de acontecimientos que se verificaron en la vida de Israel en el período que va desde el final de la época de la confederación tribal hasta los últimos años del reinado de David (mitad del s. XI hasta el primer tercio del s. X a. C., aproximadamente). Y aunque los materiales reunidos en 1-2 Sm son más literarios y heroicos que propiamente históricos, se trata de los únicos testigos que nos pueden acercar con un mínimo de garantías a esa particular y decisiva etapa de la historia de Israel. Es verdad que, a diferencia de 1-2 Re, en 1-2 Sm no tenemos casi ningún dato cronológico, ni cita de anales u otras fuentes históricas, ni referencias a la historia extrabíblica. Pero los libros de Samuel nos ofrecen valiosos datos que permiten esbozar un contexto histórico verosímil según el cual, al predominio filisteo en la región, suceden los éxitos iniciales de Saúl y, sobre todo, el ascenso imparable de David. Es precisamente David quien logra la unidad de las tribus, conquista Jerusalén a la que constituye en capital del reino, organiza la administración y consolida el reino llegando a formar un pequeño imperio. Todo ello “consentido” en buena medida por la debilidad de las grandes potencias del área, Asiria y Egipto Ahora bien, la denominación de 1-2 Sm como Profetas (anteriores) en el canon hebreo nos da nuevas luces sobre sus perspectivas históricas. En primer lugar, por el peso que en la historia adquieren determinadas figuras (especialmente Samuel, pero también Natán o Gad) y recursos proféticos, como las consultas oraculares o la utilización del esquema profecía-cumplimiento. Y en segundo lugar, por el peso que en la interpretación de esta historia tienen los juicios “proféticos” sobre los comportamientos y actitudes de sus protagonistas. En virtud de este factor, Saúl no es rechazado por sus errores políticos o por sus derrotas militares, sino por su desobediencia a la voluntad y preceptos divinos. Y, a la inversa, los éxitos de David quedan fundamentados tanto en la elección y protección de Dios, como en su habitual actitud de consulta y respeto a los designios divinos
  • 13. DIMENSIÓN LITERARIA El contenido global de esta obra abarca la historia de Israel desde los albores de la conquista de Canaán (Jos) hasta la destrucción de Jerusalén y la deportación a Babilonia (2 Re 25). Concretamente, los libros de Samuel cubren un período de tiempo de casi un siglo, que incluye el final de la época de los Jueces, la institución de la monarquía con Saúl y su consolidación en el reinado de David. Con todo, su delimitación actual presenta algunas dificultades, pues su comienzo (1 Sm 1—7) parece prolongar las historias del libro de los Jueces mientras que los suplementos del final (2 Sm 21—24) interrumpen la llamada Historia de la Sucesión (2 Sm 9—20) que concluye con la entronización de Salomón y la muerte de David en 1 Re 1—2. A pesar de las dificultades, la composición final según varios autores es producto de la última redacción deuteronomista (realizada probablemente durante la época del destierro babilónico), es el resultado de un amplio proceso de formación que seguramente abarcó todo el período monárquico (siglos X-VI a. C.). A lo largo de este proceso se fueron incorporando al conjunto de 1-2 Sm toda una serie de fuentes y materiales de características y procedencias muy diversas. Simplificando el proceso, en este conjunto de materiales podemos distinguir fuentes independientes, añadidos posteriores y elementos redaccionales deuteronomistas. Entre los añadidos posteriores por mencionar algunos tenemos: a) materiales de origen profético, como las tradiciones sobre la infancia de Samuel y el rechazo de Saúl (1 Sm 1—3; 13; 15), los relatos de las unciones de Saúl y David (1 Sm 9—10; 16), los episodios de la consulta a la hechicera de Endor y del censo de David (1 Sm 28; 2 Sm 24) o los núcleos más antiguos de las profecías de Natán (2 Sm 7,4-17; 12,1-14); b) documentos oficiales, como las listas de los hijos de Saúl y de David (1 Sm 14,49-51; 2 Sm 3,2-5; 5,13-16), de los funcionarios y héroes de David (2 Sm 8,16-18; 20,23- 26; 23,8-39), o los sumarios de las campañas de Saúl y David (1 Sm 14,47-52; 2 Sm 5,17-25; 8,1-14); y c) otro material más variado de tipo lírico-heroico, como las elegías (2 Sm 1,19-27; 3,33-34), el salmo (2 Sm 22), la despedida de David (2 Sm 23,1-7), su combate con Goliat (1 Sm 17) y las gestas de sus héroes (21,15-22).
  • 14. DIMENSIÓN TEOLÓGICA El principal objetivo de la obra es narrar la institución de la monarquía evaluada desde una doble perspectiva: negativa y positiva. La perspectiva negativa de la monarquía, heredada de las corrientes proféticas antimonárquicas del Reino del Norte, es fiel reflejo del juicio último deuteronomista sobre la historia de la monarquía, hecho a raíz de sus fracasos históricos (división de los reinos y caídas sucesivas de Samaría y Jerusalén). Esta perspectiva está particularmente representada en dos discursos de Samuel, el primero como respuesta a la petición del pueblo (1 Sm 8,10-18) y el segundo como despedida y recapitulación del período premonárquico (1 Sm 12). En ambos casos la monarquía es contemplada como un atentado contra la exclusiva realeza de Dios sobre su pueblo, como un peligro para la misma alianza y como un factor de posibles riesgos seguramente observados en los modelos vecinos (divinización de los reyes, privilegios y abusos de poder, opresión de los súbditos, política de alianzas perjudiciales, introducción de cultos paganos, etc.). Sin embargo, en esos mismos discursos y en otros lugares del resto de la obra se detecta también una concepción más positiva y optimista que contempla la monarquía como don de Dios (8,7.22; 12,13), como expresión de su designio y ámbito de su elección (1 Sm 9,16; 16,1.12; 2 Sm 12,24-25), como objeto de su alianza (2 Sm 7) o como instrumento de su poder salvador (1 Sm 11,13; 14,23; 17,47; 2 Sm 5,19.24; 8,14). Esta concepción se verá avalada por las experiencias monárquicas positivas, pues fue bajo la monarquía unida de David y Salomón cuando Israel alcanzó sus más elevadas cotas de bienestar, poder militar y prestigio internacional. Otra clave teológica significativa emana del perfil de los personajes protagonistas de la historia. Así, Samuel destaca en la primera parte como el último de los jueces de Israel y el profeta que interviene decisivamente en el nacimiento de la monarquía: primero corrigiendo las exigencias del pueblo que pide un rey como en todas las naciones (8,5.20); después ungiendo como rey a Saúl, a instancias de la iniciativa divina y acompañándolo en sus primeros pasos; más tarde denunciando sus desobediencias y finalmente ungiendo como rey a David según el designio divino.
  • 15. En virtud de su mediación, la monarquía queda desde el principio íntimamente asociada al profetismo y mantendrá esta tendencia a lo largo de su andadura histórica. Por su parte, Saúl queda casi siempre en segundo plano, ensombrecido por Samuel y David y cuestionado ya desde su misma presentación ante el pueblo (1 Sm 10,27; 11,12). Sancionado muy pronto por el doble rechazo divino (1 Sm 13,13-14; 15,10ss), Saúl contempla atormentado el ascenso imparable de David (18,9.12), al que perseguirá obsesionado, hasta “sufrir” por dos veces el humillante perdón de su antagonista Paradójicamente, sólo recuperará su dignidad al final cuando, rechazado por Dios y abandonado por visiones y profecías (1 Sm 28,6.15), muere al tener que enfrentarse a los filisteos en clara desventaja (1 Sm 31,1-4) y recibe los homenajes póstumos de los habitantes de Jabés (31,11-13) y del mismo David (2 Sm 1,11-12.19-27). En claro y pretendido contraste, la figura de David brilla desde su aparición (1 Sm 16), se intensifica tras sus primeros éxitos (1 Sm 17— 18) y se mantiene en la adversidad (1 Sm 19—30) para llegar a su plena eclosión en la primera parte de su reinado (2 Sm 2—8). De esta manera 1-2 Sm sientan las bases de un proceso idealizador que convertirá a David en anticipo y modelo ideal del futuro rey mesiánico esperado. A este proceso contribuirá decisivamente la llamada promesa dinástica (2 Sm 7) y la alianza que la sustenta Intimamente asociada a la figura de David aparece Jerusalén —su ciudad— que desde el principio adquiere un singular peso político y una evidente proyección teológica. las consecuencias fueron más determinantes: con el traslado del Arca (2 Sm 6) Jerusalén pasa a convertirse en el centro religioso de las tribus, en objeto de elección divina como morada de su Nombre (título reforzado con la posterior construcción del Templo) y en la ciudad santa por excelencia. Las perspectivas abiertas por la promesa dinástica y la alianza con la dinastía davídica (2 Sm 7) confieren a Jerusalén un especial significado teológico válido tanto para la Historia Deuteronomista como para el conjunto del AT. Otra clave teológica de particular relevancia en 1-2 Sm es la preocupación por la unidad de las tribus y sus consecuencias para el desarrollo de la noción de Israel como exclusivo y único pueblo de Dios.
  • 16. ACTUALIZACIÓN I & II REYES “Dale a tu siervo un corazón atento para gobernar a tu pueblo y para discernir entre el bien y el mal.” I R 3, 9 Los textos de Samuel narran los finales de la época de los jueces y los orígenes de la monarquía, es decir en la que el pueblo comenzó a comprenderse como una sociedad estructurada. Comienza a entenderse el pueblo no como un número de tribus dispersas sino como una nación En la experiencia de la Iglesia nosotros sus miembros no estamos aislados unos de otros sino que formamos un solo cuerpo de la cual Cristo es la cabeza, así como en estos textos se nos narra la unidad del pueblo por medio de los reyes, así mismo es la Iglesia, ella es unidad. También es un llamado a que todos aquellos que participan de un ejercicio político, que cumplen un determinado papel en la sociedad en favor de los demás lo hagan siempre en fidelidad a Dios y al pueblo. Cuando un dirigente falla no falla solamente él sino que falla todo el pueblo; así que por eso hay que tener una gran conciencia de fidelidad a Dios y al pueblo.
  • 17. DIMENSIÓN SOCIO HISTÓRICA DIMENSIÓN LITERARIA Los que hoy llamamos libros primero y segundo de los Reyes constituían en la Biblia Hebrea un único libro, integrado en la colección de los llamados Profetas Anteriores, tras Josué, Jueces y Samuel; tradicionalmente era atribuido al profeta Jeremías. La división en dos libros, como en el caso de Samuel, es artificial y tardía. Se remonta a la versión griega de los LXX, que reagrupó Samuel y Reyes en cuatro volúmenes titulados los Libros de los Reinos, de forma que 1-2 Re serían los libros 3º y 4º. La versión latina de la Vulgata respetó esta división con el título de Libro de los Reyes, mientras que las versiones modernas vuelven a la denominación original de Samuel y Reyes, aunque todavía mantienen las subdivisiones griega y latina, con lo que tenemos 1-2 Sm y 1-2 Re. El contenido global de 1-2 Re abarca la historia de los reyes de Israel y de Judá desde la muerte de David (1 Re 1—2) hasta el exilio de Babilonia (2 Re 25); refiere, en concreto, los más importantes acontecimientos sucedidos en estos largos cuatrocientos años que van desde el 970 a. C. (aproximadamente) hasta el 561 a. C. Las fuentes de los libros de los Reyes La aportación deuteronomista a esta obra histórica es más redaccional que creativa. Pues, aunque los redactores deuteronomistas incorporaron materiales de cosecha propia, creados a propósito, es mucho mayor la cantidad de material que recogieron, seleccionaron e incluso transformaron a partir de otras fuentes y obras previamente existentes. El conjunto de todos los materiales y fuentes que conforman los libros de los Reyes puede catalogarse, a grandes rasgos, en los cuatro grupos siguientes 1.Material redaccional deuteronomista. Generalmente es el más reciente y, por tanto, el más fácilmente identificable. Incluye todo lo que es creación y aportación propia de los redactores deuteronomistas, y generalmente se concreta en tres tipos de textos: los sumarios redaccionales, los discursos o reflexiones y las glosas o retoques deuteronomistas.
  • 18. 4. Fuentes proféticas. Una de las características más singulares de 1-2 Re es la existencia de amplias secciones literarias protagonizadas por distintos profetas. Tres son los tipos de datos cronológicos que se manejan en los libros de los Reyes: cronología absoluta que computa la duración total de cada reinado; cronología relativa, que relaciona el año de entronización de cada rey con el año del reinado del rey vecino (1 Re 15,1-2) y alusión a determinados acontecimientos de la historia universal bien fechados en otros anales También contamos con datos procedentes de la cronología extrabíblica (especialmente la asirio- babilónica) que nos permiten fijar una serie de fechas contrastadas como la batalla de Qarqar (835 a. C.) los tributos de Jehú a Salmanasar III (841 a. C.) y de Menajén a Teglatfalasar III (738 a. C.), la caída de Samaría (722 a. C.), la invasión de Senaquerib (701 a. C.), la batalla de Carquemis (605 a. C.) o la primera conquista de Jerusalén por parte del ejército babilónico (597 a. C.). 2. Fuentes históricas oficiales. Entre el material previo a la redacción deuteronomista, destacan tres fuentes históricas citadas explícitamente en los libros de los Reyes: el libro de la Historia de Salomón (1 Re 11,41), el libro de los Anales de los reyes de Israel (1 Re 14,19) y el libro de los Anales de los reyes de Judá (1 Re 14,29). De ellas extrajeron los datos concretos relativos al reinado de cada uno de los reyes y algunos de los episodios más significativos para su propósito. 3. Otras fuentes históricas. No todo el material previo que utilizaron los redactores procedía de fuentes oficiales. Determinados rasgos de composición, estilo y vocabulario permiten identificar otros conjuntos literarios independientes, entre los que cabe destacar: — La Historia de la Sucesión:. — Historia de Salomón — Crónica del Templo, — Algunos relatos menores
  • 19. DIMENSIÓN TEOLÓGICA Dado que los libros de los Reyes forman parte de una obra más amplia llamada: Historia Deuteronomista y de que en virtud de esto hay variedad de fuentes que convergen en estos libros, hay que hablar por eso hablar de varias teologías, todas ellas formuladas desde el preciso ángulo de enfoque de la Historia Deuteronomista y unidas por la finalidad y la orientación última que los redactores deuteronomistas dieron a su obra. Aquí algunas de ellas: La centralidad de la alianza. Aunque también adquiere especial relevancia la alianza davídica o promesa dinástica (formulada en 2 Sm 7), es la alianza sinaítica o mosaica la que ofrece el marco principal de las relaciones entre el Señor y el pueblo. Monoteísmo. La unicidad exclusiva de Dios se convierte en el primer y principal mandamiento deuteronómico que excluye radicalmente cualquier tipo de culto o reconocimiento de otras divinidades. En virtud de esta profesión de monoteísmo, cualquier conato de idolatría será severamente condenado y pesará gravemente en el juicio deuteronomista sobre los reyes de Israel y de Judá. El Templo y la centralización del culto. Otro de los grandes ejes temáticos de 1-2 Re es la tensión entre el Templo de Jerusalén y los demás templos o santuarios, tanto Yahvistas como paganos. En el trasfondo de todo se adivina la ley del único santuario, que sólo entraría en vigor tras la reforma de Josías. A pesar del evidente anacronismo, los autores deuteronomistas aportan, con la aplicación de esta ley, un criterio sólido y objetivo en sus juicios religiosos sobre los reyes de Israel y de Judá. La respuesta del pueblo. Puesto que la alianza es bilateral, el pueblo debe ser absolutamente fiel a su único Dios y cumplir las exigencias del Libro de la Ley (Dt). Este principio convierte al pueblo en responsable último de su destino. Sin embargo, en 1-2 Re se observa un notable cambio de perspectiva respecto al resto de la Historia Deuteronomista.
  • 20. TEOLOGÍA DE LA HISTORIA Los rasgos hasta ahora reseñados permiten a los autores deuteronomistas desarrollar una verdadera teología de la historia, original y armoniosa, que en los libros de los Reyes acentúa particularmente algunos elementos concretos:  Dios impulsa, guía y conduce la historia, según su voluntad salvífica, de modo que ningún acontecimiento positivo o negativo escapa a su control o es debido a otras fuerzas ajenas  La mediación fundamental de la intervención de Dios es la palabra divina, expresada en la ley de Moisés o formulada por los profetas. Pero hay también otros no menos importantes, como son el mismo pueblo de Israel, con sus dirigentes a la cabeza, y los demás pueblos que, cuando entran en escena, lo hacen impulsados por la voluntad de Dios o, al menos, con su consentimiento En cualquier caso, los protagonistas humanos son siempre responsables de su historia, tanto en el caso de sanciones y castigos, como en las opciones y decisiones que desencadenan los acontecimientos. Hay algunos elementos para elaborar una teología de la relación entre el Dios de Israel y los restantes pueblos. Puesto que Israel o Judá no viven su historia al margen de los tipos de relaciones, tampoco la historia y destino de estos escapan al control y guía divinos; si bien la mayoría de las veces los pueblos son meros instrumentos de la intervención punitiva o salvífica de Dios para con su pueblo, también pueden llegar a ser destinatarios directos de las acciones divinas, como en el caso de la curación del sirio Naamán (2 Re 5) y de las bendiciones concedidas a Tiro, Egipto o Asiria, convirtiéndose en testigos explícitos de su poder universal
  • 21. ACTUALIZACIÓN Los dos libros de los Reyes continúan la historia de la monarquía y la conducen en movimiento paralelo de dos reinos a la catástrofe sucesiva de ambos. Estos libros muestran cómo cuando un gobernante se aparta de los caminos del Señor y hace lo que no es bueno a sus designios viene consigo una serie de consecuencias que son terribles para el pueblo. Mientras que los gobernantes que hacen lo que es recto a los ojos del Señor conducen al pueblo por vías seguras. Este libro es muy acertado para nuestra sociedad actual en la que muchos que están al frente y son líderes de países hacen todo lo contrario al bien común, conduciendo así al pueblo a grandes sufrimientos y crisis. De la fidelidad de los que están a la cabeza de comunidades depende en gran parte la fidelidad del pueblo.
  • 22. I & II CRÓNICA S “Ahora, pues, ante todo Israel, que es la asamblea del Señor, y ante nuestro Dios, guarden y sigan todos los mandatos del Señor su Dios, para que sigan poseyendo esta magnífica tierra y la puedan legar después a sus hijos para siempre.” I Cr 28, 8 DIMENSIÓN SOCIO HISTÓRICA Los libros de las Crónicas ofrecen la historia de Israel, desde la creación del mundo, hasta la época del exilio. No se trata de una obra complementaria de las ya existentes, sino de una obra distinta, independiente y, en cierto sentido, paralela a la Historia Deuteronomista. En la Biblia hebrea estos libros formaban una sola obra, llamada dibrey hayyamim, que puede traducirse como “palabras (o hechos) de los días”, o simplemente como “anales”, y cerraba (por detrás incluso de Esdras y Nehemías) la tercera parte del canon hebreo, denominada los (otros) Escritos, después de la Ley y los Profetas. La división en dos libros y su ubicación tras los anteriores libros históricos (Jos, Jue, 1-2 Sm y 1-2 Re) y delante de Esdras-Nehemías se atribuye a la influencia de la versión griega de los LXX, que titularon la obra Paraleipómenon, es decir, “(libros de) las cosas omitidas”; con ello la interpretaban como un complemento a la Historia Deuteronomista. Atendiendo al contenido, San Jerónimo, el traductor de la Vulagata, denominó a estos libros Crónica completa de la historia divina, de donde procede el nombre actual.
  • 23. El autor de Crónicas Resulta difícil identificar al anónimo autor conocido como el Cronista. En la tradición judía (Talmud), la obra se atribuía a Esdras. Sin embargo, y aunque tal hipótesis explicaría de forma satisfactoria la relación entre Crónicas y Esdras-Nehemías, la atribución no es probable. Otros autores, basándose en el relieve que la obra concede a los levitas y a su función al servicio del Templo y de la comunidad postexílica, han sugerido la hipótesis de un miembro del grupo de los levitas encargados del canto en el Templo o un representante de la clase sacerdotal, especialmente comprometida en la ardua empresa de la restauración Datación y finalidad de Crónicas A la vista de la datación que los investigadores y comentaristas de Crónicas han propuesto, la obra se escribió no antes del año 515 ni después del 250 a. C. Tres tipos de hipótesis se barajan al respecto. — Quienes defienden la hipótesis de un solo autor para la obra conjunta de Crónicas-Esdras-Nehemías apuntan a una fecha posterior a la misión de Esdras (398 a. C.), es decir, en la primera mitad del siglo IV. La obra tendría como finalidad alentar y consolidar a la comu- nidad judía postexílica, organizada en torno al Templo de Jerusalén, y reforzar la autoridad de Esdras y Nehemías, para garantizar la eficacia de sus respectivas misiones — Quienes separan Crónicas de Esdras-Nehemías datan la obra tras los trabajos de reconstrucción del Templo, concluidos en torno al año 515 a. C. Para estos estudiosos, la intención del autor sería presentar el Templo de Jerusalén como el único Templo legítimo de Yahvé, en el que en tiempos de Salomón se realizó plenamente la unidad del antiguo Israel y que ahora se ha de convertir de nuevo en vínculo de unidad, incluso para los habitantes del antiguo Reino del Norte. Esto supondría una situación en que las relaciones entre judíos y samaritanos no habían derivado aún en hostilidad y ruptura. — Un tercer grupo contempla el conjunto de Crónicas-Esdras-Nehemías como el resultado de un proceso en varias etapas: la primera edición de la obra se situaría en torno al 515 a. C.; la segunda, que incluye también la mayor parte de los relatos de Esdras, se situaría entre los años 400- 375 a. C.; la tercera, que incorpora las listas genealógicas de 1 Cr 1—9 y las memorias de Nehemías, dataría de los años 350-300 a. C.
  • 24. DIMENSIÓN LITERARIA En una primera lectura, el rasgo que más llama la atención en los libros de Crónicas es su repetición casi literal de buena parte del material contenido en los libros de Samuel y Reyes. Sin embargo, la atenta consideración de las fuentes citadas por el autor, las formas literarias utilizadas y su personal procedimiento de composición nos descubren una obra bastante compleja, literariamente bien elaborada y con personalidad propia. Las fuentes de Crónicas Es un dato incuestionable que la fuente más importante del Cronista son los libros de Samuel-Reyes, en una versión ligeramente diferente a la del TM de la Biblia hebrea o a la de los principales manuscritos de los LXX. La mayoría de las variantes tienen su origen en el mismo Cronista que las somete a un proceso de selección, eliminación o transformación. Respecto al resto de sus fuentes, la confusión es mucho mayor. El Cronista cita explícitamente otras fuentes históricas no canónicas y una amplia lista de fuentes proféticas, pero es muy probable que estas citas sean un recurso redaccional empleado por el autor. Parece claro que el Cronista (o algún redactor posterior) utilizó listas genealógicas sacerdotales y levíticas (inspiradas en los materiales del Pentateuco, pero de origen diverso). Un segundo tipo de materiales puede proceder de listas administrativas o militares (como las encontradas en 1 Cr 11—12). Formas literarias de Crónicas En el conjunto de materiales que forman los libros de las Crónicas se destacan cuatro tipos de formas literarias: — Genealogías, como las encontradas, sobre todo, en 1 Cr 1—8, a través de las cuales el autor condensa y resume la historia anterior a la monarquía. — Listas de funcionarios y censos de población, como los que aparecen en 1 Cr 9,3-23; 11,10-47; 12; y la mayor parte de la sección 1 Cr 23—27.
  • 25. — Extractos de los libros de Samuel-Reyes y Salmos, que ocupan casi la mitad de 1-2 Crónicas. — Discursos, exhortaciones y plegarias que aparecen en boca de los distintos personajes (Dios, reyes, profetas, etc.) o como inserciones redaccionales anónimas del propio autor. En ocasiones parece imitar el oráculo profético de juicio y condena; otras veces se aproxima a la predicación (o catequesis) levítica. Aunque buena parte de estos materiales podrían proceder de fuentes no identificadas, lo más probable es que el Cronista mismo sea el último responsable del contenido de estos discursos, exhortaciones y plegarias, a través de los cuales logra dar autoridad profética, real y religiosa a las instituciones y concepciones más estimadas. Procedimientos de composición del Cronista Como ya se ha dicho, el Cronista no se limita a copiar literalmente y a ensamblar sin más unas fuentes anteriores, sino que reelabora personalmente todo ese material previo construyendo una obra distinta, independiente y, hasta cierto punto, original. Para llegar a esta verdadera “recreación” el autor ha utilizado un procedimiento o método redaccional, consistente en cuatro técnicas, que podemos definir como selección, eliminación, modificación y adición. Tanto el análisis de las fuentes y formas literarias, como la aproximación a los procedimientos de composición revelan materiales, contenidos y recursos propios del género literario histórico, no exentos de elementos teológicos. Ambos rasgos, el histórico y el teológico, así como buena parte del contenido común, aproximan la historia cronística a la deuteronomística. Sin embargo, hay otros rasgos en que ambas divergen sensiblemente, como son el carácter de historia ejemplar de Crónicas y, sobre todo, su implícita intención reinterpretativa. Efectivamente, el mero hecho de retomar y rescribir una historia ya conocida y escrita muestra a las claras la amplia noción que del género histórico se tenía en la antigüedad y, más concretamente, en la época del judaísmo postexílico. Estamos, pues, ante una original propuesta de reinterpretación de la historia que, sin anular anteriores versiones e interpretaciones, busca ofrecer a una generación distinta nuevas luces y respuestas basadas en la rica, amplia y significativa historia común de Israel.
  • 26. DIMENSIÓN TEOLÓGICA Entre las claves teológicas más determinantes en la Historia Cronística destacamos: la centralidad del Templo, la idealización de David y Salomón, la función de los levitas y la unidad del pueblo. a) La centralidad del Templo El Templo ocupa un lugar central y preeminente en Crónicas, superando con creces la importancia que se le otorga en la Historia Deuteronomista ( en 1—2 Reyes, en particular), pues en la sección de 1 Cr 12—29, dedicada al reinado de David, la mayor parte del relato está relacionado con el Templo y el culto, hasta tal punto que el mismo David aparece como el autor del proyecto, el ejecutor de todos los preparativos de su construcción (incluidos los planos, los materiales y los objetos del culto) y el organizador del personal adscrito al Templo y de todos los servicios del mismo, de forma que Salomón sólo tendrá que limitarse a cumplir a la letra todo lo dictado y previsto por su padre. En virtud de la centralidad del Templo, tanto Salomón como algunos reyes que llevaron a cabo reformas en él, reciben del Cronista un juicio positivo, distinto al juicio deuteronomista El mismo “edicto de Ciro” (2 Cr 36,22-23) parece proclamado en función de la reconstrucción del Templo. En el trasfondo de este interés por el Templo se advierte la concepción del Cronista sobre el “Segundo Templo”, como el verdadero factor de la unidad y estabilidad del pueblo, como el lugar central de toda la vida de la comunidad postexílica, como el ámbito privilegiado del encuentro con Dios en la tierra. b) La idealización de David En la reinterpretación de la historia pasada de Israel que el Cronista lleva a cabo en su obra, adquiere especial relieve tanto el establecimiento de la monarquía en Israel como, sobre todo, lo relacionado con los reinados de David y de Salomón. Mientras que otros acontecimientos decisivos de la historia, como el éxodo o la alianza del Sinaí, son pasados por alto o brevemente aludidos, los reinados de David y Salomón se convierten en el punto culminante de toda la historia: cuanto les precede está orientado a la idealización que el Cronista lleva a cabo de ambos personajes, al omitir todos los aspectos negativos de sus respectivas historias.
  • 27. Puesto que en la época del Cronista la monarquía había dejado de existir (y no había ningún indicio de su posible restauración), algunos autores han querido ver en esta idealización una clara evidencia de la ideología mesiánica del Cronista (consistente en una proyección hacia el futuro de lo realizado por David y Salomón en el pasado). Sin embargo, parece más probable que el interés del Cronista no tenga por objeto tanto la monarquía en sí misma, cuanto el designio de Dios para su pueblo, perfectamente realizado por David en el pasado. c) La función de los levitas También ocupa un lugar especialmente destacado en el conjunto de la obra cronística la institución de los levitas, que desempeñarían un papel decisivo en la conservación de las prácticas religiosas del período postexílico. Aunque se desconoce su origen, la Biblia los presenta como descendientes de Leví, tribu distinguida por Dios para desempeñar funciones cultuales. En la descripción del Cronista, los levitas llegan a adquirir una importancia progresiva, ampliando sus tareas al canto (ver 1 Cr 9,26; Ne 8,7.9). Pero lo más sorprendente es la identificación que hace el Cronista de los levitas de su época con los profetas del antiguo Israel, llegando a definir la obligación principal de los levitas cantores, el canto cúltico como una actividad profética (ver 2 Cr 25,5; 2 Cr 29,25). De esta manera, la palabra de Dios, transmitida tradicionalmente por los profetas, también podía ser ahora comunicada por la música inspirada de la liturgia del Templo d) La unidad del pueblo El Cronista pone especial empeño en demostrar la entusiasta y unánime participación de “todo Israel” en los acontecimientos producidos en los reinados de David y Salomón (traslado del Arca, conquista de Jerusalén, construcción del Templo). Es verdad que el Cronista contempla la división del reino a raíz de la muerte de Salomón como una ruptura del pueblo de Dios, y que ignora al Reino del Norte en cuanto entidad política; pero también se hace eco de una permanente llamada dirigida a la gente del Norte para adherirse a la unidad común que encuentra su centro en el culto de Jerusalén. Para la comunidad jerosolimitana de su tiempo el mensaje del Cronista tiene una doble vertiente: por un lado, hace ver que el mismo Dios que habló antiguamente a sus antepasados se dirige ahora a ellos; su Dios sigue siendo el Juez del mundo.
  • 28. ACTUALIZACIÓN ESDRAS Y NEHEMÍAS “¡Acuérdate de mí, Dios mío, por todo esto y no olvides el bien que hice en el Templo de mi Dios y en su servicio!” Nh 13, 14 Esta obra de las Crónicas ofrece una nueva lectura de la historia, como si fuera la función primaria de ésta fuera congregarse en el Templo para encontrar al Señor y alabarlo, es una visión podríamos decir litúrgica de la historia, por lo que la práctica del culto ocupa gran espacio en el libro, es digámoslo así un criterio para enjuiciar a los reyes, es el puesto adonde se convoca la historia pretérita, en forma de recuerdo, como tema de alabanza. Se trata de una obra capaz de definir la identidad del pueblo no en términos políticos sino en términos de una misión trascendente. Todo esto nos hace pensar en cómo leemos nuestra historia, desde qué perspectivas. Si somos hombres de fe nuestra historia debe de ser leída desde los enfoques de la historia de la salvación. Estas obras tratan de comunicar la identidad del pueblo de Israel como pueblo elegido de Dios; por eso las dos preguntas que podrían actualizar este libro son: ¿cómo leo mi historia? ¿ cuál es mi identidad?
  • 29. DIMENSIÓN SOCIO HISTÓRICA En su origen estos dos libros constituyeron una sola obra; así lo demuestra, entre otros datos, el hecho de que como tal única obra aparecen en la antigua versión griega de los LXX. De ahí que en la antigüedad se los denominara a veces como I Esdras y II Esdras respectivamente. En realidad, las antiguas versiones griega y latina se hacen eco, además, de otros libros que tienen a Esdras como protagonista (a saber: un Esdras A de corte histórico en la edición de los LXX, y un III y IV Esdras —este último de índole apocalíptica— en la edición latina de la Vulgata). Estas últimas obras no formaron nunca parte del canon bíblico judío y tampoco fueron incluidas en el canon bíblico cristiano; pasaron, pues, a formar parte de la llamada literatura apócrifa. Fueron los Padres de la Iglesia, siguiendo a Orígenes (año 185-253), los primeros en designar a la primera parte de la obra (según los LXX: Esd B, 1—10) como Esdras, y a la segunda parte (según los LXX: Esd B, 11—23) como Nehemías. En las Biblias judías no aparecerán como dos libros separados hasta 1448. Desde antiguo se ha resaltado la estrecha relación de Esdras/Nehemías con los dos libros de las Crónicas, hasta el punto de que numerosos autores piensan que en un principio formaron un solo bloque, al que denominan “Historia Cronística”, redactado por un mismo autor. Pero aunque no sea así y se trate de dos obras y dos redactores distintos, una cierta relación es más que probable como lo prueba la identidad entre el final de Crónicas (2 Cr 36,22-23) y el comienzo de Esdras (Esd 1,1-3). Los protagonistas de la obra, el sacerdote Esdras y el gobernador laico Nehemías, no son mencionados en ningún otro lugar del AT. Pero la obra como tal es imprescindible para conocer la historia de la nación israelita en los cien años que siguieron al destierro de Babilonia; años, por lo demás, en los que asistimos a un hecho histórico tan importante como el nacimiento del llamado “judaísmo”. En cuanto a su datación habría que situarla no antes del año 400 a.C o incluso algunas décadas más tarde, esto en cuanto a su redacción final; pues como veremos en la dimensión literaria, las fuentes que sirvieron de base al compilador o redactor final pertenecen sin lugar a dudas a épocas anteriores.
  • 30. DIMENSIÓN LITERARIA La obra fue redactada en hebreo salvo ciertos fragmentos, de aire oficial, que se reproducen en arameo (Esd 4,8—6,18; 7,12-26). Ya hemos aludido a la probable relación entre Esdras/Nehemías y los libros de las Crónicas. Pero tanto las fuentes utilizadas como las técnicas de composición son notablemente distintas. Mientras el autor de 1-2 Crónicas utiliza como fuente principal los libros de Samuel-Reyes, el redactor de Esdras/Nehemías emplea fuentes de distinta índole entre las que podemos mencionar las siguientes: a) Memorias de Esdras y Memorias de Nehemías: Es más que probable que buena parte de estos textos estuvieran escritos en primera persona estableciendo un marcado tono autobiográfico. b) Documentos oficiales: Se trata de documentos de diversa índole que pudieron llegar a conocimiento del autor de Esdras/Nehemías en virtud del intercambio de información con el imperio persa. Sobre todo se utilizan decretos reales y correspondencia epistolar: el edicto de Ciro, la carta de Artajerjes, las cartas entre Rejún y Artajerjes o entre Tatnay y Darío. c) Listas: Las distintas y variadas listas de personas y bienes, que probablemente el autor encontró en los archivos del Templo de Jerusalén y que traslada con cierta profusión a su obra, son algo básico en el proceso de restauración. Evocan la situación social de los repatriados, se hacen eco de las necesidades básicas de la comunidad y sirven para constatar las implicaciones económicas del momento En cuanto a las técnicas de composición, parece que el autor de Esd-Ne ordenó los materiales utilizados con criterios no tanto histórico-cronológicos cuanto teológico-personales. Quizás no conocía con la debida precisión el orden cronológico de los acontecimientos, pero sí hace gala de un marcado estilo notarial que se detiene en precisar todo lo relativo a autoridades, títulos y localizaciones.
  • 31. DIMENSIÓN TEOLÓGICA El tiempo del exilio había hecho reflexionar profundamente a los israelitas sobre su concreta respuesta histórica a los requerimientos religioso-morales de su Dios. Las amenazas de los profetas han terminado por cumplirse. La nación ha perdido la independencia política y no es previsible que la recupere a corto plazo. Al regreso del destierro el interés se centra sobre todo en recuperar la dimensión religiosa del pueblo israelita reconstruyendo el Templo y restaurando el culto, amando y cumpliendo estrictamente la ley, reformando y renovando la vida religioso-moral tanto de la comunidad como de las personas. A conseguir este objetivo se orientan los libros de Esdras y Nehemías, y bajo esta concreta perspectiva deben leerse. Esdras, sacerdote, hombre erudito y hondamente religioso, intenta instruir a sus conciudadanos, con claridad y método, para que reformen sus vidas de acuerdo y en contacto con la ley. Los conduce por la ortodoxia a la ortopraxis. Su labor de escriba sistemático y enamorado de la ley, marcará el futuro de toda una escuela de transmisión del texto veterotestamentario. De hecho, es universalmente reconocido el importante papel que debió de jugar Esdras en el proceso de compilación sobre todo de la Torá o Pentateuco, pero también de otros libros sagrados. Y junto con él, Nehemías, seglar, buen político y enérgico gobernante, pero al mismo tiempo hombre de fe y oración, que establece las bases estructurales para una gestión adecuada de todo lo referente al Templo y a la comunidad. Esdras y Nehemías, cada uno con su estilo personal, ponen las bases del “nuevo judaísmo”; añadiríamos que lo hacen cumpliendo sin ningún alarde personalista la misión que Dios les ha confiado. Al autor de la obra no le interesan tanto los datos biográficos personales de sus protagonistas, cuanto constatar que la palabra profética, unas veces amenazante y otras colmada de promesas salvadoras, al fin ha dado sus frutos.
  • 32. ACTUALIZACIÓN Este libro marca una nueva etapa en el pueblo de Israel, pues comienza una nueva era por así decirlo. El pueblo está volviendo del exilio y sobresalen dos hombres que son imprescindibles para que el regreso del pueblo no sea solamente geográfico sino también teológico. Estos dos hombres animan y acompañan al pueblo en la reconstrucción física e identitaria, ellos son como dos luces en medio de la tiniebla que experimentaba el pueblo en el exilio En la historia de la Iglesia también han surgido hombres como Esdras y Nehemías que reconstruyen la Iglesia y la edifican, de esto son prueba los santos que con su testimonio han fortalecido a la Iglesia. Podríamos llegar incluso haciendo una actualización de este texto en un nivel muy personal a preguntarnos ¿ Quiénes han sido esos Esdras o Nehemías que nos acompañado en el retorno al Señor? Es más ¿ Cuando uno de nuestros hermanos está en el exilio, lo acompañamos en su regreso al Señor?
  • 33. I & II MACABEO S “Después Matatías se puso a gritar en la ciudad con todas sus fuerzas: ¡Todos los que quieran defender la ley y mantenerse fieles a la alianza, que me sigan!.” I Mac 2, 27 DIMENSIÓN SOCIO HISTÓRICA La denominación de estos libros como primero y segundo de los Macabeos puede inducirnos al error de pensar, como ocurre con los de Samuel, Reyes o Crónicas, que estos también son obras consecutivas. 2 Ma no es continuación de 1 Ma sino un escrito totalmente distinto e independiente. De hecho hay una cierta coincidencia en la cronología de los hechos relatados. La denominación de “segundo libro” le viene dada por el lugar que ocupa en los antiguos códices que lo transmiten. Ambos libros narran desde perspectivas distintas y con distintos objetivos las luchas mantenidas por la familia macabea contra la dinastía seléucida con el fin de salvaguardar la libertad, en un primer momento religiosa y después también política, del pueblo de Israel. El apelativo macabeo (que significa “martillo”) proviene del apodo que recibió Judas, uno de los principales —si no el principal— miembros de la familia. Debido al carácter diferente de ambas obras, abordaremos cada una de ellas por separado.
  • 34. 1 MACABEOS La atención de 1 Ma se va a centrar, por un lado, en la sublevación macabea que conducirá progresivamente a la liberación del Templo y a la independencia nacional y, por otro lado, en los tres líderes protagonistas de la revuelta: Judas, Jonatán y Simón. La obra comprende, por tanto, un período de tiempo que va desde la subida al trono de Antíoco Epífanes en el año 175 a. C. hasta la muerte de Simón el en 134 a. C., unos cuarenta años. El texto original de 1 Ma estuvo escrito, posiblemente, en hebreo. Orígenes y Jerónimo, el traductor de la Vulgata, parecen haberlo conocido. A nosotros, sin embargo, no ha llegado más que en lengua griega; todas las versiones conocidas dependen del griego, aunque se trata de un griego con abundancia de semitismos y de giros habituales del AT. El autor de la obra no viene mencionado en todo el libro. Puede intuirse que se trata de un judío palestino que conoce bien su tierra y la topografía del país, claramente vinculado a la dinastía asmonea y decididamente contrario a los judíos filohelenistas. La fecha de composición no parece estar muy lejana a los hechos narrados. El libro cuenta la llegada al poder de Juan Hircano en el 135 a. C., pero no da más datos sobre su reinado; por otra parte, debió estar escrito antes de la toma de Jerusalén por Pompeyo en el 63 a. C. Los últimos años del siglo II podrían ser una buena fecha para su redacción final. 2 MACABEOS Como ya hemos dicho, 2 Ma no es la continuación de 1 Ma. De hecho hay una cierta coincidencia cronológica. Así 2 Ma comienza su historia un poco antes de los hechos relatados en 1 Ma —finales del reinado de Seleuco IV— y termina con la derrota de Nicanor, antes de la muerte de Judas Macabeo. Vendría a coincidir con los siete primeros capítulos de 1 Ma y comprende unos 15 años de la historia de Israel El autor de 2 Ma escribe para los judíos de Alejandría con la intención de reforzar los sentimientos de fraternidad entre ambas comunidades: la de Palestina y la de Egipto. No pretende tanto el escribir la historia de la rebelión macabea cuanto dar una instrucción religiosa y moralizante.
  • 35. DIMENSIÓN LITERARIA El libro ha sido escrito originariamente en griego y, si excluimos las cartas que le sirven de introducción, son bastante raros los semitismos. Se presenta a sí mismo (2,23) como un resumen de una obra en cinco volúmenes de un tal Jasón de Cirene, del que podemos suponer que era un historiógrafo judeohelenista, pero del que no sabemos nada más. Del autor del resumen tampoco tenemos ningún dato; posiblemente es él quien ha añadido las dos cartas dirigidas a los judíos de Alejandría, así como el prólogo y el epílogo En cuanto a la fecha de composición del libro no tenemos datos suficientes para precisarla mucho; 1,10 habla del año 124 a. C. Lo más lógico es situarla, bien sea en la primera mitad del s. II a.C., o a finales del mismo). 1 MACABEOS El primer libro de los Macabeos está dentro de la tradición historiográfica del AT; incluso sigue modelos y esquemas de otros libros bíblicos como Jueces o Crónicas. Mantiene en su narración una cierta ambivalencia: mientras que, por un lado, queda patente en todo momento la parcialidad de su punto de vista, opuesto a los seléucidas y al partido helenista y claramente adepto del partido macabeo, a la vez da la sensación de procurar una presentación de los hechos lo más objetiva posible, basándose en fuentes fiables; a este respecto, llama la atención la gran cantidad de documentos oficiales y diplomáticos que aparecen citados al hilo de la narración. En todo momento queda manifiesto que 1 Ma pretende hacer historia creyente. Sin embargo, a diferencia de 2 Ma, su autor es parco a la hora de señalar alusiones religiosas explícitas, poniendo más énfasis en el valor humano que en las intervenciones divinas.
  • 36. 2 MACABEOS El género literario utilizado, el “histórico-patético”. Este género, relativamente frecuente en la literatura helenística, pretende causar en el ánimo de los lectores los mismos efectos que la oratoria. En estas obras están muy marcados los efectos emocionales, los ritmos de las frases, la exageración de las cifras… 2 Ma, por tanto, estaría dentro de la literatura histórica edificante, que presenta de manera retórica los acontecimientos con el fin de agradar y provocar la simpatía del lector. En función de este objetivo nos encontramos con una serie de elementos característicos de este género: la libertad para tratar los acontecimientos, donde los hechos a menudo no son más que ocasión para una enseñanza edificante; la constante intrusión del narrador para mostrar la correcta interpretación de los acontecimientos o para sacar conclusiones; el recurso a las apariciones celestes; la tendencia a esquematizar y simplificar personajes y situaciones; la ampulosidad de cifras y escenarios; la teatralidad de muchas de las escenas; etc. DIMENSIÓN TEOLÓGICA 1 MACABEOS La obra se muestra opuesta radicalmente al proceso de helenización que se imponía por parte del mundo griego. El autor no da señales de tener esperanza en la vida terna, no se detiene a elogiar a los mártires como si lo hará el autor de 2 Macabeos. Interpreta la opresión política y la persecución religiosa como males que se deben apartar a cualquier precio, aún haciendo alianzas con el extranjero, o se deba ir a la batalla aún en sábado Para el autor los verdaderos héroes son los que empuñan las armas para luchar contra los griegos Se subraya que los judíos son vencedores en los combates gracias a que Israel goza de la protección de Dios, una convicción que siempre ha sido fuerte en el pueblo, particularmente en la época posterior al exilio en Babilonia. Esta obra es fiel a la enseñanza de los saduceos.
  • 37. 2 MACABEOS Esta obra centra toda su atención en el Templo, al que no deja de aplicar varios recursos literarios como epítetos gloriosos cada vez que lo menciona. El santuario es un don que Dios ha hecho a Israel y se debe mantener incontaminado; por eso mismo presenta la purificación de este, después de ser profanado por los griegos, por eso los que se atreven a profanarlos son castigados con severidad. 2 Macabeos se escribe desde la perspectiva propia de los fariseos, esto lo vemos en la insistencia constante de la observancia de la ley y las tradiciones aún ante la amenaza de muerte ( 2 Mac 6, 20;7,2;8, 27) Por este motivo se detiene con gran descripción gráfica en la narración de las hazañas de los que mueren por causa de su fe, presenta como verdaderos mártires a los que no se defendían en día sábado resguardando así el cumplimiento de la ley. Reitera la afirmación de que Dios protege especialmente a Israel , pero en consonancia con la teología de los fariseos, por lo que aclara que Dios interviene activamente en la historia y no deja los acontecimientos librados totalmente a la libertad humana, sino que combate junto con los hombres, por eso las batallas son siempre precedidas por invocaciones a Dios a quien se le atribuye las victorias en cada caso. La Iglesia ha conservado con un afecto especial 2 Mac porque de él se ha tomado una gran valoración del martirio, el recurso a la intercesión de los santos y el modelo de las narraciones de los mártires; al mismo tiempo sirve de base bíblica para el ofrecimiento de acciones y obras por los difuntos.
  • 38. ACTUALIZACIÓN RUT “Pero Rut le contestó: -No me pidas que te abandone y que me separe de ti, pues iré adonde tú vayas y viviré donde tu vivas, que tu pueblo es mi pueblo y tu Dios es mi Dios” Rt 1, 16 El pueblo judío juntamente con otros pueblos, estuvieron sometidos al influjo del helenismo, lo cual produjo una cierta simbiosis espiritual y cultural. Ante tal influjo había algunas corrientes judías que estaban permitiendo que toda esta experiencia helenística fuera permeando sus estructuras en todos los niveles. Por lo que el libro narra precisamente que algunos se unieron para hacer frente a estas situaciones , hasta el punto tal de tener que alzarse o formar revueltas para tratar de sostener su identidad nacional, llegando incluso hasta los extremos de dar la vida por su experiencia de fe En el marco del conflicto armado que experimentó el pueblo colombiano, tal y como lo narra el Informe Final de la Comisión de la Verdad se vieron involucrados hombres y mujeres que perdieron su vida por defender lo que era justo. Este libro nos invita a profundizar en nuestra identidad de cristianos. Los mártires son testimonio fiel de que la fe lo es todo
  • 39. DIMENSIÓN SOCIO HISTÓRICA DIMENSIÓN LITERARIA El libro de Rut es un relato breve que presenta una unidad sin fisuras, a base de una construcción muy elaborada y una estructura sencilla. Contribuyen a la belleza del libro otros recursos literarios y estilísticos, como el uso de paralelismos, aliteraciones y asonancias; la alternancia de pasajes rítmicos o de diálogos breves con la prosa fluida y sobria, la concentración, el suspense y la tensión dramática. Entre los recursos literarios más frecuentes destacan el juego de los nombres propios (ver notas correspondientes), los planteamientos legales y el eje temático vaciedad-plenitud que recorre el libro en sucesivas variables (hambre-abundancia, soledad-compañía, marginación-integración, viudez-matrimonio, pérdida-recuperación de descendencia, amargura-gozo, etc.). En cuanto a su género literario, este relato breve se puede encuadrar en lo que se ha definido como historia ejemplar o episódica, cercano al libro de Jonás, la historia de José (Gn 37—50) o la historia de Job (Jb 1—2; 42,7-17), y relativamente afín a los libros deuterocanónicos de Ester griego, Tobías y Judit En la Biblia hebrea Rut aparece en su tercera colección, los Escritos, como el primero de los cinco rollos (Meguillot) que se leían en las principales fiestas judías (Rut se usaba en la Fiesta de las Semanas o Pentecostés, seguramente por su referencia a la cosecha del cereal). Por el contrario, las versiones griega y latina lo sitúan entre los libros de Jueces y I Samuel, en coherencia con las indicaciones cronológicas y genealógicas que enmarcan el libro (1,1; 4,17.22). Esta diferente ubicación refleja, en cierta medida, el doble punto de vista sobre la fecha de su composición que unos colocan en el período preexílico basados en los aparentes datos cronológicos del propio libro y en una ambientación histórica relativamente arcaica, y otros prefieren situar en la época postexílica apoyados en determinadas peculiaridades tanto lingüísticas como de contenido. Tampoco sería descartable la solución mixta que concibe la composición de Rut como el resultado de un proceso en el que el punto de partida sería un antiguo relato popular oral anterior al destierro, posteriormente convertido en obra escrita por un anónimo escritor postexílico.
  • 40. DIMENSIÓN TEOLÓGICA ACTUALIZACIÓN El libro transpira una honda y genuina religiosidad, hasta el punto de convertirse en un verdadero tratado de la providencia divina. Y es que Dios está continuamente presente en los sucesivos avatares de esta historia, aunque no de forma visible, espectacular o extraordinaria, sino de forma indirecta y a través de las actitudes, gestos y convicciones de sus personajes. Así, el mismo Dios que ha permitido que la vida de Noemí se llene de amargura (1,20), es el que vuelve a bendecir a su pueblo con el pan (1,6); y el que, permaneciendo fiel a los vivos y los muertos (2,20), vuelve a confortarla a través de la piedad de Rut (2,12), de la generosidad de Boaz y sobre todo a través del fruto del matrimonio de ambos: el nieto que prolonga el nombre de los hijos difuntos y devuelve la alegría a su vejez (4,14-15). Se trata, pues, de una concepción de la providencia divina muy cercana a la que transmiten el relato de Job o la historia de José. Otra de las perspectivas más reconocidas en el libro es su talante ecuménico y universalista, especialmente plasmado en el comportamiento y actitud de Rut La historia de este libro nos hace pensar en la gran diferencia cultural que hay entre el mundo oriental y el mundo occidental. Esto lo vemos precisamente evidenciado en esta obra pues el texto narra un profundo amor de Rut por su suegra. En el mundo oriental la relación entre suegra y nuera alcanza una connotación filial. Por el contrario en la cultura occidental la relación entre suegra y la nuera es entendida como una relación peligrosa, pues es como si fuesen enemigas. Este texto ilumina de alguna manera la situación que se ve en este mundo occidental, las relaciones entre nuera y suegra o yerno y suegro deben dejar de verse como relaciones “tóxicas”. Y aprender a llevarse bien pues son una misma familia.
  • 41. ESTER “Le gustó Ester al rey más que todas las otras mujeres, y ella se ganó su cariño y afecto más que todas las demás muchachas hasta el punto que el rey la coronó y la proclamó reina en el lugar de Vasti.” Est 2, 17 DIMENSIÓN SOCIO HISTÓRICA Ester, según los rabinos judíos, sería el libro más reciente del Antiguo Testamento. Narra las vicisitudes de una bella muchacha judía llamada Hadasá (que significa “mirto”) o Ester (que significa “estrella”) en el marco de uno de los momentos más florecientes del imperio persa. Asuero (nombre que corresponde al rey Jerjes I —485-465 a. C.—) reina en Susa donde se desarrollan las usuales conspiraciones palaciegas, intentos de monopolizar poder y favores, emisiones de decretos y contradecretos. El texto, marcado por un notable dramatismo histórico, destaca por su aparente falta de vinculación con los cánones usuales de religiosidad veterotestamentaria: no se menciona el nombre de Yahvé ni se hacen referencias explícitas a Dios; tampoco se indica que Israel sea una entidad de carácter espiritual ni profético. Esta peculiaridad hizo que se cuestionara su inclusión en el canon. Su estrecha asociación con la fiesta de Purim y su tinte racial terminaron por imponer su peso en la consideración de la obra como libro inspirado y pasó a formar parte de los libros canónicos del AT.
  • 42. DIMENSIÓN TEOLÓGICA DIMENSIÓN LITERARIA El relato está concebido y elaborado literariamente de un modo exquisito. Por ello se ha planteado la cuestión de si el libro de Ester es un relato, parcialmente al menos, histórico o una simple novela de ficción. Sea como fuere manifiesta situaciones de un alto interés dramático y de una gran fortaleza de espíritu en los protagonistasLa historia es sustrato indispensable para justificar la fiesta de Purim. Un plan de exterminio cuya ejecución concreta se echa a suertes (en hebreo “pur”, “purim”) termina cambiando de destinatarios, y la tristeza se convierte en desbordante alegría. Esa algazara constituye el pretendido trasfondo histórico de la fiesta de Purim (suertes), una fiesta que llegó a ocupar un lugar importante en el calendario nacional judío. Los rabinos opinaban que fueron los miembros de la Gran Sinagoga los que compusieron el libro. Otros autores se inclinan por Mardoqueo o Esdras. Detalles del palacio real y de los cargos secundarios de la organización del imperio persa, nos hacen pensar que el autor pudo incluso ser coetáneo a los acontecimientos (siglo IV o V a. C.). Fue escrito en hebreo y se han conservado dos traducciones a la lengua griega, una de ellas más extensa que el texto hebreo. El libro está destinado a mostrar una providencia de Dios sobre su pueblo. Pues frente a las dificultades que vive el pueblo de Israel lo único que es seguro es el Señor, es la confianza plena en él. Mardoqueo y Ester en su oración exponen a Dios las razones para contar con su auxilio: Israel es el pueblo elegido por Dios, es el pueblo que Él se ha escogido como propiedad partículas, por eso aunque el enemigo sea poderoso como lo es el emperador de Persia tal como lo narra el texto, Dios es el omnipotente y puede salvar a su pueblo.
  • 43. ACTUALIZACIÓN Judit “Estando lejos todavía, Judit gritó a los que guardaban las puertas: ¡Abran la puerta, ábranla! ¡Dios, nuestro Dios, está con nosotros para mostrar su fuerza en Israel y su poder contra los enemigos! ¡Así lo ha hecho hoy!” Jdt 13, 11 El libro de Ester nos hace reflexionar sobre el devenir de los tiempos y de los fenómenos sociales y de cómo los protagonistas de la historia (hombres y mujeres representados en este caso por Mardoqueo y Ester) pueden, apoyados por el poder divino, superar, o cuando menos mejorar, las situaciones adversas que se les presenten. Los cargos públicos que incluso se tienen siempre deben estar al servicio del bien común, así lo dice Mardoqueo a la reina Ester.
  • 44. DIMENSIÓN SOCIO HISTÓRICA DIMENSIÓN LITERARIA La descripción que el autor de Judit hace de la figura de Nabucodonosor y de sus pretensiones divinas no se corresponde con los usos de las monarquías asiria o babilónica; más bien responde a la figura de los reyes griegos, especialmente Antíoco IV Esto nos anima a pensar que el contexto histórico del libro se corresponde con los años siguientes a la revuelta Macabea, alrededor de la mitad del siglo II a. C La obra parece haber sido escrita en hebreo o en arameo, pero su original se perdió y solo se conserva la traducción griega. En cuanto al autor, aunque no conocemos nada de él, sí que podemos precisar algunos rasgos mínimos a partir de los datos extraídos del libro. La ambientación de la narración, los datos geográficos, el contexto histórico al que pretende responder con su obra, todo el trasfondo semítico del libro y la espiritualidad que trasluce, son elementos que apuntan hacia un judío de Palestina, cercano en su mentalidad al movimiento fariseo Podríamos decir que estamos ante una obra de ficción con carácter didáctico que utiliza elementos históricos para plantear un conflicto que trasciende la historia y es siempre permanente: por una parte, el dios imperial, tiránico y prepotente que conduce a la muerte y a la esclavitud; por otra, el Dios de Israel que actúa a través de la debilidad para liberar a los que confían en él.
  • 45. DIMENSIÓN TEOLÓGICA ACTUALIZACIÓN La religiosidad que trasluce el libro está muy próxima a la piedad y espiritualidad del movimiento fariseo (valor de las observancias legales, especialmente las relativas a los alimentos; aprecio de instituciones como el Templo, el sacerdocio, el consejo de ancianos; la centralidad de Jerusalén; la idealización del pueblo de Israel); la estructura política de gobierno, con el sacerdote al frente del Consejo de Ancianos El libro de Judit encarna la dimensión total del pueblo de Israel, encarna la piedad, la fidelidad, la confianza en Dios, el valor de la sagacidad etc. Esta mujer es como el modelo para inspirar a cualquier hijo de Israel. El modelo de la vida cristiana es el mismo Jesús, que se hizo hombre precisamente para asumir toda nuestra experiencia humana menos el pecado. Jesús es el modelo que nos debe inspirar, Él es quien es el verdadero modelo de confianza, fidelidad a Dios. Tendríamos entonces qué preguntarnos ¿qué modelos sigo en mi experiencia personal de fe? ¿Al igual que Judit soy modelo de inspiración para otros?
  • 46. TOBÍAS “Tobías respondió entonces a su padre Tobit: -Padre, yo cumpliré todo lo que me has encomendado.” Tb 5, 1 DIMENSIÓN SOCIO HISTÓRICA El autor de Tobías fue un judío que vivía probablemente en la diáspora y que escribe para otros judíos que viven en su mismo ambiente. Precisar más el lugar es bastante difícil. En cuanto a la fecha de composición habría que suponer una época en que la realidad de la diáspora ya no se vive como problema. Algunos datos podrían hacernos pensar que estamos en plena era helenística: el nombre de Ragués, los nombres de los meses y las monedas son nombres griegos: distros (2,12), la dracma (5,15). No se percibe nada que nos haga sospechar la crisis de la persecución seléucida y la reacción de los Macabeos; ello hace suponer que el libro es anterior a todos estos acontecimientos. Los comienzos del siglo II a. C podría ser una buena fecha. Este libro no se encuentra en la Biblia hebrea y no se sabe si fue escrito en hebreo o arameo
  • 47. DIMENSIÓN TEOLÓGICA DIMENSIÓN LITERARIA El libro de Tobías es una obra de ficción, un relato corto de tipo edificante. No es difícil reconocer en su trasfondo la cercanía a otras obras literarias extrabíblicas, tales como La sabiduría de Ajicar o El cuento del muerto agradecido. Se pueden percibir con facilidad otros motivos frecuentes en la literatura antigua y en el folclore: el drama del sufrimiento del justo, el joven inexperto al que se le encomienda una misión y al que las pruebas sucesivas del viaje hacen madurar, el compañero de viaje desconocido que a la postre resulta ser divino… En el conjunto del libro podemos percibir un gran número de géneros literarios menores: autobiografía (1—3); oraciones (3,2— 6.11-15; 8, 5-7.15-17; 13); contrato de depósito (5,3); contrato matrimonial (7,9-14); discurso de despedida (4,3-10; 14,4-11). El libro de Tobías cuenta las vicisitudes de dos familias judías que viven en la diáspora y en las que parece haberse cebado la desgracia. Cuando, ante la desesperación, claman al cielo, su oración es escuchada. El desarrollo de la obra va a narrar la acción providente de Dios que se pone en movimiento a través de vías insospechadas
  • 48. ACTUALIZACIÓN REFERENCIAS • Caro, A. G.-J.-V.-M. (2000). Historia, Narrativa, Apocalíptica. Navarra: Editorial Verbo Divino. • Tábet, M. Á. (2003). Introducción al Antiguo Testamento I: Pentateuco yLibros Históricos. Madrid: Palabra. • La Biblia de Navarra, (Pamplona: EUNSA, 2012) Biblia del Peregrino, (Bilbao: Mensajero, 2011) Biblia de Jerusalén (Bilbao: Descleé de Brouwer, 2018) La Biblia Hispanoamericana. Editorial Verbo Divino- Sociedades Bíblicas Unida, 2013 Biblia de la Iglesia en América. CELAM, 2019 • Apuntes de clase Este libro tiene una espiritualidad que se inscribe bajo el lema de la observancia. Vemos cómo a lo largo de la obra se muestra a Tobit como un hombre que observa los mandatos divinos. Es un hombre de una piedad impresionante que demuestra una confianza plena en Dios. Sin embargo a este hombre le sucede una desgracia ¡queda ciego!. Por otra parte Sara es una mujer que es desdichada pues ha tenido siete esposos y no ha podido consumar su matrimonio. Podríamos aquí hacer la pregunta: ¿por qué le pasan cosas malas a las personas buenas? Toda la situación de los personajes se ve resuelta por la intervención divina de un ángel que viene a ser la medicina de Dios para los males que los afligen. Al igual que en la historia que se nos narra, en el mundo hay hombres y mujeres que sufren las contrariedades de la vida; pero a la luz de este texto tendríamos que preguntarnos también nosotros ¿cómo está nuestra fe? ¿Dejo que Dios ilumine aquellas situaciones que se ven más difíciles? Este texto nos muestra que Dios no desampara a aquellos que le aman, entonces ¿por qué habría que desconfiar de su Palabra?