El Ministerio Público surgió en Francia en el siglo XIV para defender los intereses del príncipe y el estado. En España se establecieron procuradores fiscales en 1576 para acusar cuando no lo hacía un acusador privado. En México colonial se establecieron dos procuradores, uno para asuntos civiles y otro para penales, para representar los intereses sociales y del tesoro público. El Ministerio Público mexicano ha evolucionado para ser una institución autónoma encargada de perseguir delitos en representación de la sociedad.