El virus de Marburgo causa la enfermedad por virus de Marburgo, la cual tiene una tasa de letalidad de hasta el 88%. Se transmite principalmente de persona a persona a través de fluidos corporales o superficies contaminadas. No existe una terapia específica, por lo que el tratamiento se enfoca en controlar los síntomas y prevenir infecciones secundarias a través del aislamiento y protección del personal médico. Investigadores están desarrollando vacunas potenciales contra este virus.
3. ¿Qué es el
virus?
El virus de Marburgo es el agente causal de la
enfermedad por virus de Marburgo (EVM), cuya
tasa de letalidad puede llegar al 88%. La EVM
se identificó por vez primera en 1967 tras
brotes simultáneos en Marburgo y Frankfurt
(Alemania) y en Belgrado (Serbia).
Los virus de Marburgo y del Ebola son
miembros de la familia Filoviridae (filovirus).
Aunque son causadas por virus diferentes, las
dos enfermedades son similares desde el punto
de vista clínico. Ambas son raras, pero pueden
ocasionar brotes dramáticos con elevadas
tasas de letalidad.
4. Transmisión
Inicialmente, la infección humana por EVM se debe a la exposición prolongada a minas o cuevas habitadas por colonias de
murciélagos Rousettus.
La transmisión se hace sobre todo de persona a persona por contacto directo (a través de piel lesionada o de las membranas mucosas)
con sangre, secreciones, órganos u otros líquidos corporales de personas infectadas, así como con superficies y materiales (como ropa
personal y de cama) contaminados con dichos fluidos.
Se han descrito casos de transmisión al personal sanitario que atiende a los pacientes EVM presunta o confirmada a través del contacto
estrecho sin precauciones adecuadas de control de la infección. La transmisión por equipo de inyección contaminado o por pinchazos con
agujas se asocia a una mayor gravedad de la enfermedad, deterioro rápido y, posiblemente, mayor tasa de letalidad.
Las ceremonias funerarias en que los dolientes tienen contacto directo con el cuerpo del difunto pueden desempeñar un papel importante
en la transmisión del virus de Marburgo.
La infectividad persiste mientras haya virus en la sangre.
5. Estructura del virus
El virus de Marburgo presenta la estructura clásica de los filovirus. El virión
presenta una morfología irregular (pleomórfica), pues tiene forma de bastoncillo de
longitud variable entre los 800 y los 1400 nm y con un diámetro de alrededor de 80
nm. En ocasiones pueden también tener forma circular, de U o de 6.
La nucleocápside presenta, en su interior, una molécula de ARN de polaridad
negativa, y la envoltura viral tiene una simetría helicoidal. El todo está cubierto por
una envoltura lipídica que proviene de la membrana de la célula hospedadora, de
la cual salen proyecciones (peplómeros) de alrededor de 7 nm entre las que media
un espacio de 10 nm. Dichas proyecciones tienen forma globular y están formadas
de homotrímeros de la glicoproteína de superficie.
6. Replicación viral
El ingreso del virus a la célula hospedante es
mediado por la glicoproteína de superficie,
pero no se conoce el receptor al que se
pega. Hay quien sostiene incluso que los
receptores a los que se pega la glicoproteína
pueden ser de distintos tipos. Asimismo, se
desconoce si el virus penetra a través de la
fusión de la membrana o si a esto se agrega
también un proceso de endocitosis.
El virus de Marburgo es capaz de infectar
casi todos los órganos (de los linfoides hasta
el encéfalo).
7. Terapia
No existe terapia específica. Aunque en la actualidad no existen
vacunas o terapias contra los virus del Ébola o Marburgo aprobadas
para uso humano, algunos investigadores han conseguido desarrollar
vacunas contra ambos patógenos basadas en una forma recombinante
del virus de la estomatitis vesicular que produce los virus del Ébola y
Marburgo en la superficie de la proteína, y descubrieron que una sola
inyección de cualquiera de ambas vacunas en macacos producía
respuestas inmunes protectoras cuando el virus correspondiente se
introdujo en estos animales.
Hay que recurrir a una terapia de apoyo para controlar el volumen
hemático, el balance electrolítico y monitorizar atentamente la
presencia de infecciones secundarias. Sólo en caso de que se note un
estado de coagulación intravasal diseminada, se puede recurrir a la
heparina. Se han propuesto terapias a base de suero obtenido de
sujetos curados o con interferón, pero actualmente faltan pruebas de
apoyo. La ribavirina no ha podido reducir, en experimentos in vitro, la
replicación del virus de Marburgo.[1]
Es importante el aislamiento del paciente y el uso de dispositivos de
protección para el personal médico y enfermeril. Actualmente se
realizan estudios para poder crear una vacuna específica.