8. 8
La organización de la nación Yorùbá es hecha de tal manera
que nadie es una isla, todos son importantes y tienen una
función que desarrollar.
El mero hecho de que una persona se vuelva loca o se vuelva
rica, es una lección para que él pueda usar estas mismas
razones para mejorar sus subsiguientes relaciones con sus
prójimos y su Dios. Si la razón es bizarra, él quiere que su
creador lo aleje de tal lugar; si la razón es loable, él quiere
que Él, su Dios haga algo afín.
Ifá dice “eni tó jìn sí kòtò, ó kárá yòókù lógbón” el que cae
dentro de una zanja sirve como advertencia para aquellos
que vienen detrás.
La fundación de la Tierra y subsecuentemente su ocupación
por parte de las deidades, parecen estar basadas en la simple
ley de coexistencia, convivencia y usando a Dios como base
de la simbiosis.
A causa de esta interdependencia o simbiosis, las funciones
de cada una de las deidades están bien definidas, pero en el
largo camino también funcionan para el bien de los otros y el
bien de la Tierra entera. Cuando hay una necesidad de lluvia,
Òrúnmìlà les pedirá a los granjeros que ofrezcan sacrificio a
Sàngó, o en tiempo de guerra Ifá puede pedirles que ofrezcan
sacrificio a Ògún, Òsóòsì, Erinlè, o incluso a Sónikére luego
de todos los sacrificios a Ifá.
Así Sàngó traería la lluvia, Ògún traería los instrumentos
para el cultivo, los niños que trabajarán en la granja serán
dados por Òsun a través de la fertilidad; Òrúnmìlà presentará
9. 9
ofrendas a las deidades, Èsù bloqueará las acciones de todos
los deseos y aflicciones que están dentro del rango de
contacto; balanceando entonces así los poderes de los
izquierdistas con aquellos de los derechistas.
Cada una de estas deidades tiene una peculiar forma de vivir
que lo distingue de las otras. Estas diferencias pueden variar
desde patrones de carácter hasta la esencia Divina celestial
de cada uno. Si no examinamos a estos seres desde cerca
podemos fallar en ver porqué las prácticas particulares que
pueden sonar extravagantes son retenidas hasta el día de hoy.
Los Òrìsà encontrados en la tierra Yorùbá son innumerables
y cada uno tiene devotos expandidos en todos los
continentes. Esto puede haber comenzado porque
Olódùmarè le dio a cada oficial un campo de acción
definitivo de trabajo para hacer con los humanos
principalmente para aquellos que se beneficiaron con su
generosidad y se volvieron seguidores incondicionales.
Su discipulado puede también haber comenzado como
resultado de la división dentro de los rangos de las deidades
cuando Odùduwà asumió la responsabilidad del liderazgo de
Obàtálá, por lo tanto creando así las facciones leales de uno
a expensas del otro.
Esta tendencia de discipulado o los devotos podía haber
cesado después de la traslación de las deidades pero no fue
así, porque incluso después de su éxito estas deidades
todavía continuaban respondiendo las necesidades de sus
seguidores.
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Estudiando estas deidades, recogeremos un poco y
dibujaremos un paralelo con las otras. Por supuesto sería
imposible para nosotros hablar de todas las deidades en la
tierra Yorùbá entera, en las páginas de un libro.
En Òdí Ìretè, se dice que todas las deidades se encontraron y
decidieron apuntar a Òrúnmìlà como su vocero.
Esto fue porque Él tiene el conocimiento de los deseos de
Olódùmarè, que conoció gracias a su conocimiento de Ifá, de
allí en adelante cualquier cosa que cualquiera de las deidades
tomara como ofrenda, es Òrúnmìlà quien lo designa.
Todo acerca de cualquier deidad no sólo se documenta en las
palabras de Ifá, sino que se ha convertido en una oración o
discurso a través de la que se les dé respuesta a cualquier
necesidad o deseo que él o ella pueda tener.
Entonces uno puede ir a través de Ifá hacia cualquiera de
estos Òrìsà, de cualquier modo cada uno de estos Òrìsà en sí
mismos, a pesar de ser interdependientes los unos de los
otros, son unilateralmente independientes y uno pude ofrecer
oraciones a Olódùmarè a través de las deidades o a las
deidades en sí mismas como el punto final de contacto.
La práctica del pueblo Yorùbá usa íconos o formaciones.
Este empleo pudo haberse debido en parte al consejo dado
por Ògbóni (lo cual se verá más adelante); usando cosas que
eran de conocimiento como favoritas de la deidad
transpuesta o probablemente que la deidad haya traído del
11. 11
cielo. También esto puede haber sido cedido a la deidad por
Ifá o una combinación de todos estos casos.
Cada uno de estos Òrìsà entonces tiene su propio ícono
conocido como “Òkè Ìpòrí”. Es en los sacrificios a las
deidades en que estos Òkè Ìpòrí, son usados y puestos y es el
mismo al que se le rezará cuando el devoto esté buscando
algo en particular a través de esta misma deidad. Edùn
pertenece a Sàngó, Òpá es de Obàtálá, Ota además del río es
para Òsun, Yangí es para Èsù y cualquier elemento de metal
como metrallas, armas de fuego, arcos y flechas son para
Ògún.
Estos íconos están espiritualmente vivos y se ha sabido que
fueron muy potentes en encontrar las necesidades de sus
devotos.
La creencia de que todas las cosas tienen vida puede ser una
referencia al ser interior de estos íconos. Los niveles de su
energía como fue demostrado por las ciencias físicas son
testimonio de esto en una parte, pero también es sabido y
puede ser probado, que los seres interiores también pueden
ser llamados para desarrollar funciones específicas.
Experimentos científicos también han confirmado que los
niveles de energía de los íconos consagrados, son
inmensamente más grandes que aquellos comunes.
Los objetos considerados inanimados por los estándares
humanos, pueden entonces estar bastante vivos. He visto
instancias donde el espíritu dentro del río, que se creía que
era inanimado, fue llamado a ser abierto; también he visto un
12. 12
cinturón “onde” conjurado y usado para litigar la tierra y así
se convirtió en una serpiente, esto es llamado “Arókùndejò”.
A un ícono de madera consagrado para la función de Òkè
Ìpòrí también puede pedírsele que se traslade a otro lugar sin
ninguna fuerza externa.
Los espíritus dentro de estos seres han sido desterrados por
el uso de energías espirituales, estas energías están
disponibles para los sacerdotes Yorùbá aprovechados para el
medio ambiente donde viven.
Los devotos de Òrìsà hoy visten de maneras, que recuerdan
a las deidades originales, en otras palabras; cada uno de ellos
trae vivo a sí mismo, el espíritu de la deidad original.
Estos devotos comen comidas y desarrollan todos los
derechos asociados con las deidades ancestrales.
Las deidades Yorùbá también pueden ser categorizados
como Òrìsà y Ebora.
Òrìsà son aquellos que bajaron del cielo, ellos fueron
creados por Olódùmarè y nadie puede reclamar haber tenido
a uno de ellos como hijo.
De cualquier manera los Ebora, son aquellos que también
fueron nacidos en la Tierra o en el Cielo y se convirtieron en
deidades como resultado de sus hazañas en la Tierra.
Las dos categorías de deidades es lo que se determinó como
“Irúnmolè”.
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Ifá distingue a los principales Òrìsà como aquellos que
inventaron el uso de “Efun” (tiza), “Osùn” (del bosque), o
una combinación de los dos como parte de su vestimenta.
Algunos de los principales Òrìsà son Obàtálá, Òrànifè,
Òsun y Òrúnmìlà.
Los Òrìsà pueden ser determinados a ser “señores”, como
mayores y más poderosos a ser comparados con Ebora; pero
éstos luego desarrollados, han demostrado que los Ebora
también pueden ser muy poderosos.
Entre los principales Ebora: Òsóòsì, Ògún, Olókun,
Egúngún, Orò y Erinlè quienes son bien conocidos incluso
hasta los días de hoy.
El nombre Irúnmolè, el cual es una combinación del nombre
para los dos lados, Ebora y Òrìsà puede decirse que fue
acuñado en una historia revelada bajo Ogbè Ìretè.
A Ilè, la madre Tierra, se le dijo que ofrezca sacrificio para
que ella pudiera tener la mayor cantidad de hijos posibles. El
sacrificio se suponía que iba a ser hecho en partes agregando
a “Irinwó”, y así serían cuatrocientas partes. Ilè ofreció el
sacrificio y consecuentemente tuvo numerosos hijos. Ifá dice
que luego de los primeros cuatrocientos que la madre Tierra
originalmente pidió, ella consultó si todavía era posible tener
más; se le pidió a ella entonces que ofreciera otra ronda de
sacrificio en el múltiplo de doscientas unidades de
elementos.
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El nombre Irúnmolè fue una invención, que nació del
número de hijos que Ilè, la madre Tierra, había tenido y
todavía tendría en el futuro; “Irinwó omo ilè”, cuatrocientos
hijos de la madre Tierra; fue lo que luego devino como
Irúnmolè.
Cuando se hace reverencia a los ancestros Yorùbá, no
debería ser difícil detectar que, el presidente de los
sacerdotes o los líderes diga:
Irinwó Imòlè e bá wa sé
Igba Imolè e bá wa sé
Irinwó Imolè ló ni wá
Igba Imolè ló ni wá
Irinwó Imòlè ven y participa con nosotros
Igba Imolè ven y participa con nosotros
Irinwó Imolè son nuestros antepasados
Igba Imolè son nuestros dueños
*nota al pie: no está establecido aún si, Ogun es clasificado como Ebora u
Òrìsà; esto es porque la mayoría de los poemas de Ifá dicen que él es Ebora,
pero una de sus oraciones lo llama “Àwàlàwúlú Òrìsà tíí jegba ekòló mó bì, el
gran Òrìsà que come cientos de lombrices de tierra sin vomitar.
COLORES PREFERIDOS DE LOS ÒRÌSÀ
Sàngó ama el colorado, está asociado con la luz ardiente y el
trueno, una de sus comidas es el Gbègìrì el cual puede ser
tomado como una sopa colorada.
De alguna forma podemos encontrar a los Òrìsà con los
siguientes colores:
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Ejemplo de Ebora u Òrìsà de color blanco:
Obàtálá y todas sus encarnaciones, Àyàn, Àgalú, Ògbóni,
Ògún y todas sus encarnaciones, Obà.
Òrìsà u Ebora de color colorado:
Sàngó y todas sus encarnaciones, Oya, Òsùmàrè, Orè.
La disposición del color, (por ejemplo el color colorado)
como está aclarado en el Ogbe Irosun también tiene un
trasfondo espiritual. Se sabe que los colores dibujan un
cuerpo celestial cerca de las personas, que los viste, la
preferencia de un tipo de color entonces, puede ser la manera
de atrapar la energía del espacio.
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La clasificación de estos Òrìsà y Ebora, como puede ser los
de color blanco o los de color colorado; en realidad no se
traduce como que el que es de color colorado no se viste de
blanco o que el que prefiere cosas blancas no se viste de
colorado; pero es un hecho que está basado en el tipo de
energía en la que el Òrìsà está interesado a la hora de
vestirse.
Muchos versos de Ifá sugieren que los ancestros de la nación
Yorùbá podían haber sido gigantes, ninguno de ellos murió
de muerte natural; o sea que ninguno fue enterrado con una
tumba sobre la tierra, puede ser que hayan vuelto al paraíso
vía el océano como Òrúnmìlà o entraron a la madre tierra
como Obàtálá.
Orè volvió al paraíso a través del cielo y se cree que aún está
viviendo allí; Sàngó volvió a través del mismo medio por el
cual él bajó.
El Olófin Odùduwà como Obàtálá le pidió a la madre tierra
que se lo trague para ser asumido dentro de los cielos, pero
dejó una estatua llamada “Irìn”*.
No nos olvidemos que el Olófin Odùduwà fue la primera
persona en la tierra quien a través del “Àse” que le fue dado
por Olódùmarè dentro de la tierra, luego fue solidificado.
Los versos de Ifá dicen que él fue uno de los que conoció los
secretos de la madre tierra, he incluso durante su vida fue
conocido como un aficionado a entrar dentro de la tierra en
un lugar y salir a mucha distancia de ahí.
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Cuando él como cualquiera de sus colegas estaban listos para
abandonar la tierra, ellos le dirían a sus hermanos, devotos y
amigos; que querían trasladarse a la eternidad entrando o por
el océano o por medio de la madre tierra o vía cualquier otro
medio al cielo.
Olófin de la misma manera, les ha dicho a sus parientes de su
intención y delante de sus ojos entró la madre tierra. Este
lugar todavía está en Ilé Ifè hasta el día de hoy donde
muchos sacrificios se le ofrecen a él hasta el día de hoy. Hay
un sacerdote suplente Obadio, quien hace todos los rituales
en beneficio de cualquier cliente.
La particularidad de entrar a la madre tierra, no terminó con
el Olófin Odùduwà. Hay una mascarada en Ìloràá, cerca de
Òyó, quien es aficionado de hacer eso también.
Su práctica es entrar dentro de los pozos de agua, sin
importar su profundidad, para emerger desde otro a cientos
de metros de distancia chorreando agua.
Ahora consideremos cada una de estas deidades en su tierra
y haciendo sus propios méritos.
*Nota: Esta estatua no tiene acceso a los ojos públicos
OTRAS DIVINIDADES DE LA TIERRA YORÙBÁ
Mi definición de las siguientes deidades de la tierra Yorùbá
como "otras” no significa que no sean importantes, sino
porque es imposible para nosotros para documentar todas las
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deidades Yorùbá del enclave en las páginas de un libro. Pero
lo que hemos tratado de hacer es utilizar lo poco de aquí
como un punto de referencia para la evaluación del resto ya
que siempre hay esa asociación simbiótica dentro de todos
ellos.
ÒRÀNIFÈ, ONÍLÉ INÁ, un Òrìsà que vino del cielo y se
dice que vive en el cielo. Él es aquel a quien dice Ifá
convertido en un tabú para el Opón Ifá, la bandeja de
adivinación que se coloca boca arriba en plena luz del día.
AYÉLÁLA en la tierra de de Èkìtì/Ondó o la gente Ìlàje.
ÒSÙMÀRÈ, el que tiene pieles multicolores (hoy llamado
arco iris), que también habita en los cielos y muchos más.
No hay que olvidar el de ÀYÀN ÀGALÚ la deidad en el
control de los tambores de la Tierra. Los tambores de la
Tierra se llaman "ìlù", pero el que está en el cielo se conoce
como “ÌYÀNDÀ”. Esto constituye la base del nombre por el
cual se llama la deidad de los tambores, “ÀYÀN”. ÀYÀN
tiene un pequeño icono que se deja caer dentro de la cavidad
del tambor antes de cubrirla con la piel del animal deseado.
La preparación de este icono está protegido por los iniciados
en la familia de los tambores. La historia de los tambores se
puede encontrar bien contada en Òtúrúpòn Ògúndá. Los
tambores son místicos, así como rítmicos, son tocados sobre
todo los que tienen la entidad sagrada de ÀYÀN dentro de
ellos, y se podrían utilizar para advertir a los niños que han
sido iniciados, de los peligros. Los tambores también
podrían ser usados para llamar al niño ÀYÀN desde
cualquier lugar del mundo cuando haya la necesidad de
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verlo. Incluso cuando un niño se pierde, un pequeño
sacrificio a ÀYÀN y haciendo sonar el tambor para que
estimule sus sentidos y lo traiga de vuelta a casa.
ÌCONOS Y ESCULTURAS
(Representaciones)
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Algunos Íconos del tallador Olayinka Oladapo Oladosu
La mayoría de las deidades en la tierra Yorùbá tienen
esculturas; ya sea hechas de bronce, madera, o hierro. Estos
iconos tienen afinidad espiritual con la deidad original y
tienen también características particulares que los hacen
identificables con las deidades. Aunque no todos los
atributos físicos pueden ser representados en el icono, esto
último sirve como “fe justificada” para la gente Yorùbá.
Como el icono de Ògún que lleva un arma de fuego y un
“apirù”, el que tiene Sàngó es representado con un hombre
cuya cabeza está peinada con cualquiera de los peinados
locales de mujeres, la mayoría “Sùkú”.
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El uso de estos iconos ha recibido golpes de los críticos de la
Teología Yorùbá los cuales describen tales iconos como
maderas ordinarias que no pueden hablar, moverse o comer.
Esto es una visión miope porque la gente que conoce su
eficacia estará dispuesta favorablemente hacia ellos. Había
experiencias que sugerían el uso de iconos. Por ejemplo, los
devotos de Òrìsà o Ebora que tengan conexión con el río o
el agua tienen iconos que son llevados al río al principio de
cada año. Ellos ofrecen sacrificios a este icono, lo visten y lo
llevan a casa después de todos los rituales. Esto empezó con
el suceso narrado por Ifá y documentado en Ògúndá Ìká.
Bámigbélé lawo ilé Oníkàá
Ifádoyè lawo ekùn Ìròkò
Ènìyàn kúkúrú ò rú sàkunsàkun lébo
Àwònrànnìmòjà níí sawo ìlódò asúre
Bámigbélé awo ilé Oníkàá lorúko à á pe Ifá
A díá fún Òrúnmìlà
Òrúnmìlà n rebi àtòkèdókè
Ifádoyè awo èkùn Ìròkò lorúko à á pòòsà
Òòsá n rebi àtòkèdókè
Ènìyàn kúkúrú ò rú sàkunsàkun lébo lorúko à á pe Èsù
Òdàrà
A díá fún Èsù Òdàrà
Èsù Òdàrà n rebi àtòkèdókè
Àwònrànnimòjà níí sawo ìlódò asúre lorúko à á pe Ògún
A díá fún Ògún
Ògún n rebi àtòkèdókè
Traducción:
Bámigbéles el sacerdote del hogar de Oníkàá
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Ifádoyè es el sacerdote de los barrios de Ìròkò
Ènìyàn kúkúrú ò rú sàkunsàkun lébo
Àwònrànnìmòjà es el sacerdote de Olódò Asúre
Bámigbélé en el hogar de Oníkàá es la denominación para
Ifá
Hicieron adivinación para Òrúnmìlà
Òrúnmìlà se dirigía a un lugar lejano
Ifádoyè el sacerdote de Ìròkò es el nombre para Òrìsà
Hicieron adivinación para Òòsá
Òòsá estaba yendo a un destino lejano
Ènìyàn kúkúrú ò rú sàkunsàkun lébo es el nombre para Èsù
Òdàrà
Hicieron adivinación para Èsù Òdàrà
Èsù Òdàrà estaba yendo a un destino lejano
Àwònrànnìmòjà el sacerdote de la casa de Asúre es la
denominación de Ògún
Hizo adivinación para Ògún
Ògún se estaba dirigiendo a un lugar lejano
Òrúnmìlà, Obàtálá, Èsù y Ògún se dirigían en un viaje de
adivinación a un pueblo muy lejano. Habían sido invitados
por el rey de esa tierra. Siendo una dura caminata, empezó a
llover hasta el extremo de que el último río que iban a cruzar
antes de entrar en la ciudad se desbordó. Quedándose sin
opciones, le pidieron a un barquero que los ayudara a cruzar;
pero no tenían nada que darle a cambio. Durante cerca de un
día, el barquero navegó a través del río por lo grande que era.
Cuando llegaron al otro lado, el barquero le pidió las cuotas
a cada uno de ellos.
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Òrúnmìlà lo tranquilizó explicándole que iban al pueblo
cercano a realizar adivinación. “Cuando volvamos, cada uno
te traeremos una mujer que será una esposa para ti” dijo
Òrúnmìlà. Feliz, el hombre les permitió continuar.
Verdaderamente, en el pueblo, consiguieron montones de
botines de Ifá y Òrìsà. Entre éstos se incluían una mujer para
cada uno de ellos. Al final, ellos decidieron volver a la
ciudad de Ilé Ifè, su hogar. Se habían olvidado del barquero.
Tan pronto como divisaron el río desde lejos, recordaron su
promesa y todos eran renuentes a regalar a sus nuevas
esposas.
“Sólo tengo una mujer”, dijo Ògún, “pero puedo cortar
troncos de madera, tallarlos con la forma de un ser humano,
usando a cada una de las mujeres que tenemos como
prototipos”. “Si ése es el caso, yo las puedo cubrir con
pieles” respondió Obàtálá rápidamente. “Entonces si tú
puedes poner la piel, yo las haré caminar”, dijo Èsù.
“Entonces yo puedo darles el conocimiento para que tenga
todas las carácterísticas humanas”, añadió Òrúnmìlà.
Sin perder tiempo, Ògún entró en los bosques, cortó cuatro
troncos de madera y los talló con la forma de los humanos.
Òrìsà puso pieles sobre ellos. Èsù señaló a su calabaza de
Asúre y ellas empezaron a andar mientras que Òrúnmìlà les
puso el conocimiento en todas ellas. Sin perder un instante,
ellos hicieron cuatro mujeres que eran exactas réplicas de las
que les habían dado individualmente. Al divisarlas a lo lejos,
el barquero estaba tan feliz que saltó de su canoa para verlas.
“¿Cómo fue vuestro viaje?”, preguntó ansiosamente.
24. 24
“Tuvimos una buena racha y trajimos nuestras promesas”,
dijeron todos al unísono. Uno detrás de otro, ellos le
presentaron a las “promesas” que le hicieron; todas eran
mujeres de excepcional belleza. Sin tener que preguntar por
ninguna otra cosa, el barquero les llevó a la otra orilla.
Estaba tan feliz de tener cuatro mujeres a la vez.
Òrúnmìlà, Obàtálá, Èsù y Ògún se despidieron de él y de sus
cuatro esposas. Apenas las deidades se fueron estas
“humanas” empezaron a jugar. Su juego era tan bruto que el
barquero se enfadó y abofeteó a una de ellas. Él no sabía que
cualquier forma de agresión física es uno de los mayores
tabús de estos seres. Sin ningún aviso, ¡todas se volvieron a
convertir en troncos de madera! “¿Qué clase de magia es
ésta?” evocó con coraje, intentó todo lo que se podía hacer
para convencerlas de que volvieran a la vida. Él los sacudió,
les rogó, les acarició y les prometió todo. “Sólo estaba
jugando con vosotras, por favor vuelvan a ser humanas”,
suplicó. Ellas no se volvieron a transformar. Después de
valorar la situación sin conseguir encontrar ninguna
solución, estalló con la canción Ìyèrè para hacer un llamado
a la conciencia de las personas que le dieron los “regalos”.
Bámigbélé awo ilé Oníkàá
Ènìyàn èyín fi sílè ló bá digi
Ifádoyè awo èkùn Ìròkò
Ènìyàn èyín fi sílè ló bá digi
Ènìyàn kúkúrú ò rú sàkunsàkun lébo
Ènìyàn èyín fi sílè ló bá digi
Àwònrànnimòjà níí sawo ìlódò asúre
Ènìyàn èyín fi sílè ló bá digi
25. 25
Traducción:
Bámigbélé el sacerdote del hogar de Oníkàá
Los humanos que me disteis se han convertido en un tronco
de madera
Ifadoye el sacerdote de los barrios de Ìròkò
Los humanos que me disteis se han convertido en un tronco
de madera
Èniyàn kúkúrú ó rù sànkunsakùn lebo
Los humanos que me disteis se han convertido en un tronco
de madera
Àwònrànnimòja el sacerdote de Olódò Asúre
Los humanos que me disteis se han convertido en un tronco
de madera
En pocos segundos, el mensaje llegó a Òrúnmìlà y a sus
amigos, ellos también respondieron, usando el mismo
formato de la canción ìyèrè:
Bámigbélé awo ilé Oníkàá
Eyin ò tètè mo pójú ló pon awo níbè ló bá sogi deni
Ìwo ò tètè mò
Ifádoyè awo ekù Ìròkò
Èyin ò tètè mo pójú ló pon awo níbè ló bá sogi deni
Ìwo ò tètè mò
Ènìyàn kúkúrú ò rú sàkunsàkun lébo
Èyin ò tètè mo pójú ló pon awo níbè ló bá sogi deni
Ìwo ò tètè mò
Àwònrànnimòjà níí sawo ìlódò asúre
Eyin ò tètè mo pójú ló pon awo níbè ló bá sogi deni
Ìwo ò tètè mò
Traducción:
Bámigbélé el sacerdote de la casa de Oníkàá
26. 26
Fue porque el Babaláwo estaba necesitado por lo que se vió
obligado a convertir en humanos la madera
Tú no lo sabías
Ifádoyè el sacerdote de los barrios de Ìròkò
Fue porque el Babaláwo estaba necesitado por lo que se vió
obligado a convertir en humanos la madera
Tú no lo sabías
Ènìyàn kúkúrú ò rú sàkunsàkun lébo
Fue porque el Babaláwo estaba necesitado por lo que se vió
obligado a convertir en humanos la madera
Tú no lo sabías
Àwònrànnimòjà el sacerdote de Ìlódò Asúre
Fue porque el Babaláwo estaba necesitado por lo que se vió
obligado a convertir en humanos la madera
Tú no lo sabías
El barquero estaba tan triste que decidió consultar a los
Babaláwos a los que Òrúnmìlà entrenó en el pueblo que
visitaron. Le dijeron que llevara las maderas a la ribera y les
ofreciera sacrificio. “Todas tus aspiraciones serán
conseguidas ahora que ellas han sido interpretadas
espiritualmente”, aseguraron los Babaláwos. Por
consiguiente, él hizo como le ordenaron. El primer año fue
tan fantástico que sus cosas mejoraron drásticamente. Su
esposa original que había estado estéril se quedó
embarazada. También se casó con más esposas.
Estaba tan feliz. Nunca olvidaba ofrecer los sacrificios a
estas estatuas, cada año. Se dio cuenta de que si se hubiera
casado con las “humanas” que le dieron como regalos, no
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hubiera tenido a nadie a quien pedir ayuda como si fuera a
un pariente (estas maderas).
Este suceso fue lo que empujó a llevar a las estatuas de todas
las deidades relacionadas con el río a la orilla del río durante
el festival anual.
Un cargo que es común a todos los devotos de Òrìsà es
Àwòrò.
Por tanto, podemos tener a Àwòrò Òsun, Àwòrò Ògún,
Àwòrò Obàtálá, etc...
YÁNLÈ
Yánlè como ritual significa, “primero, alimentar un Òrìsà”,
antes de que cualquiera coma de la comida preparada como
ofrenda para el Òrìsà ya sea con el propósito de un ebo o por
un festival anual. Yánlè incluye todas las comidas ofrecidas
al Òrìsà. Como cuestión de principios, la comida debe ser
deliciosa. Tampoco deben quedar restos de la comida.
Ejemplo de tales comidas son: adìye (gallina), àkùkò (gallo),
ewúré (cabra hembra), òbúko (cabra macho), àgbò (carnero,
cordero), àgùntàn (oveja), elédè (cerdo o puerco), vaca….,
eyelé (paloma), eja àrò (bagre-pez), èso (frutas), iyán
(ñame), àmàlà, isu (batata) y otros comestibles.
Procedimiento:
Cuando la comida está lista para ser servida, un sacerdote,
sacerdotisa o un devoto, arreglará un plato para el Òrìsà
propiciado. El plato usualmente incluye una pequeña porción
28. 28
de todas las comidas que han de ser servidas. El plato será
entonces presentado al Òrìsà.