1. Pedagogía en ReligiónEclesiología y Mariología<br />La Iglesia como Pueblo de Dios<br />Informe de investigación teórica<br />Autor: David Castro Brugerolles<br />Profesor: Pedro Rodríguez Carrasco<br />24 de junio de 2009<br />Introducción<br />El concepto Pueblo de Dios es algo que en nuestro vocabulario se ha hecho muy común, pero ¿sabemos desde dónde nació tal concepto, o cuáles fueron sus implicancias en algunos momentos específicos?<br />Eso es lo que sintéticamente intentaré de presentar en esta investigación con fuentes de autores que nos hablan sobre esto temas y es evidente que serán fuentes post conciliares en dónde este concepto ha sido más pulido para llegar a una más clara acepción e interpretación posterior.<br />Mi metodología es partir desde lo que es la realidad actual, ir hacia el fundamento mismo del concepto y sus derivaciones y de allí desarrollar el tema mismo con sus implicancias.<br />He querido también llevar el término de Pueblo de Dios hacia esferas no eclesiásticas que se verá que no es algo inherente a éste.<br />Espero que mi simple esfuerzo al menos haga posible entender su gran importancia para el ser cristiano del siglo XXI que esta siempre atento a los signos de los tiempos y ve al mundo, su realidad como en permanente marcha hacia Dios. <br /> <br />Por qué y para qué somos Pueblo de Dios <br />La concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios ciertamente es algo que ha estado presente desde siempre en la eclesiología, pero no ha sido hasta el Concilio Vaticano II en donde esta imagen inherente a la esencia de la Iglesia recobra fuerzas. Las sagradas escrituras nos hablan de esto en lenguaje figurado haciendo alusión en el nuevo testamento no a la Iglesia misma sino al pueblo de Israel sólo en dos ocasiones este término alude directamente a la Iglesia asociándose al término qahal que quiere decir la asamblea de los convocados por Dios. Aquí también nos encontramos con el otra dimensión, si lo analizamos etimológicamente viene de vocare que quiere decir vocación. <br />Específicamente el caso del nuevo testamento nos hablará de ecclesia para ejemplificarnos la Iglesia como es el caso de Mt 16, 18ss que nos ilustra el episodio en que Jesús dice a Pedro que sobre él edificará su Iglesia pero encontramos acepciones de este término para usos más comunitarios y en situaciones más domésticas por llamarlas así en Mt 18, 15ss y al mismo tiempo cierta potestad que es dada por parte de Dios.<br />A mí parecer la imagen del Pueblo de Dios debiese ser la corporate personality de la Iglesia hoy en día así como lo fue para el pueblo de Israel no sólo porque lo sabemos que es así sino demostrando esto en la sociedad actual pues la finalidad a la que debiese apuntar esta acepción es ver la Iglesia como un vínculo de unidad entre todos los hombres que a su vez lo congrega en torno a Cristo como un signo escatológico pues él quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad como lo indica san Pablo en su primera carta a Timoteo. El pueblo de Dios es así mediador en la mediación de Cristo, en las relaciones de fraternidad y solidaridad según el espíritu evangélico, quiere ser consecuente con lo que dice creer y demuestra su fe en todas las realidades en que le toca ver y estar activo conjuntamente este espíritu de fraternidad y de pertenencia no se entienden si no es celebrado y es lo que inherente debe hacer el Pueblo de Dios reconociendo la presencia de Dios en medio de su propia historia y a la vez asemejándose a lo que será el banquete en reino de Dios.<br />Debemos de comprender que “la iglesia no es un aparato burocrático, no es simplemente una institución, tampoco una de las tantas entidades sociológicas, sino que ella es persona” CITATION Rat86 62 13322 (Ratzinger, 1986, pág. 62) .<br />De la misma manera como indica Lode L. (1992) debe entenderse como parte de la intervención graciosa de Dios en la historia de los seres humanos, como intervención que se manifestó plenamente en Cristo. De esa realidad no podemos hablar sino en símbolos e imágenes, que jamás agotarán la realidad total de la Iglesia (p. 75).<br />Esta concepción debe ser esperanzadora pues indica que no está fundada en la figura de un dios que se queda inamovible, que creó y se despreocupó para siempre de lo que había creado sino que en el caso del Dios cristiano este es un Dios que es activo, está presente en medio de la historia.<br />Quisiera destacar también la transformación del concepto de Cuerpo de Cristo en cuanto a su concepción y uso que está unido al de Pueblo de Dios al que por siglos después de que Pablo se refiriera como analogía del cuerpo humano ciertamente influido de la cultura griega en la edad media tomó una visión sacramentalista quedando restringido sólo a la hostia consagrada en la eucaristía. No fue hasta que con Henri de Lubac quien concretiza esta relación abriéndola “a las cuestiones concretas del ordenamiento jurídico de la Iglesia local e Iglesia universal” CITATION Rat86 53 13322 (Ratzinger, 1986, pág. 53) Asimismo nos destaca también que existió otro intento por corregir que fue en la década de 1930 en Alemania donde varios teólogos veían con suspicacia que el concepto se utilizase en desmedro del Cuerpo místico que no se había clarificado aún, siendo allí donde se utilizará el concepto de Pueblo de Dios para responder a lo que se había dejado de lado.<br />Ahora complementando lo dicho por el Cardenal Ratzinger complemento con lo el Concilio Vaticano II define como características del Pueblo de Dios y las diferencia entre visibles e invisibles. <br />Como visibles destaca Pérez Arangüena (1998) la común dignidad esencial de los fieles y el deber que a todos corresponde de dar culto a Dios y de contribuir a la expansión misionera de la Iglesia y como invisibles: la constitución del pueblo por el Padre, el gobierno de Cristo y la comunión con Dios y entre sí de todos los conciudadanos por el Espíritu Santo (p. 48).<br />Conclusión<br />Me parece que haber realizado este ejercicio investigativo con fuentes sobre el tema de la Iglesia como Pueblo de Dios ha sido una rica mirada hacia lo que nos debería causar cierto sentido de pertenencia al Dios que nos hace propiedad suya manteniendo nuestra identidad, no un Dios que nos sublima en la masa sino que hace comunión en la diversidad y allí muestra la riqueza de su don en cada uno de nosotros.<br />También me ha sorprendido que este concepto siendo en sui origen bíblico tan reservado solo al pueblo de Israel haya tenido una manifiesta apertura, tanto así, que englobe no sólo a los que estamos unidos bajo un mismo bautismo, es decir, por el don del Espíritu se ha abierto a todos los creyentes y más aún quiere convocar a todos los hombres, de todas las clases y condiciones hacia el Reino donde Dios lleva la humanidad aunque pareciese imperceptible.<br />Estoy conforme con los autores elegidos que si bien son tan diversos mantienen en este tema una sola postura: Dios se manifiesta vivo y presente en el aquí y ahora yes signo para todos los hombres, la Iglesia debe ser imagen de esto para ser testimonio creíble en la sociedad.<br />Referencias<br /> BIBLIOGRAPHY 13322 Lode L., W. (1992). Iglesia y Misión hoy: Ensayo de eclesiología. (C. Ruíz-Garrido, Trad.) Navarra: Editorial Verbo Divino.<br />Pérez Arangüena, J. R. (1998). La Iglesia: Iniciación a la Eclesiología. Madrid: Ediciones Rialp.<br />Ratzinger, J. (1986). Libertad y Liberación,Vision antropológica: La Eclesiología del Vaticano II. Santiago, Chile: Ediciones Paulinas.<br /> <br />