Este documento describe la sabiduría de la cruz y cómo Jesús vivió plenamente las Bienaventuranzas a través de su muerte en la cruz. Jesús siguió el estilo de vida enseñado en las Bienaventuranzas a pesar de la oposición de una sociedad que se oponía a estos valores. Al morir en la cruz, Jesús completó la voluntad de Dios y fue resucitado, mostrando que su estilo de vida no podía ser destruido.

2. Esta es “la Sabiduría de la cruz”. Esta es la enseñanza
que se aprende al poner los ojos en el Crucificado.
Esta es la lectura, desde la Cruz, del Evangelio. Este
fue el motivo profundo que le llevó a la Cruz. Su
estilo de vida según las Bienaventuranzas. Un estilo
que no tenía lugar en una sociedad de
contravalores, en una sociedad donde el hombre no
estaba por el hombre, sino en contra del hombre.
En el Cristo Crucificado se entienden
existencialmente las Bienaventuranzas. La Carta
Magna del Reino tiene su prueba certera en la cruz.
Creo en el hombre que nos dio ese programa de
vida y por vivirlo le crucificaron.

3. Ahora, al morir, al dar plenitud a la ley con el don de su
vida, el Padre le hace FELIZ. El Padre le abre la puerta
hacia la Nueva Era: la Resurrección. El Padre le
resucitará, con el poder de su Espíritu, porque su
ESTILO DE VIDA no podía morir. El Padre le proclama
Señor del hombre y de la historia y le entrega la
Bienaventuranza del Reino.
Nadie vivió con tanta verdad y fuerza las palabras que
encierran las Bienaventuranzas: “Bienaventurados
seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con
mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa
(en mí, por la causa del Padre). Alegraos y regocijaos,
porque vuestra recompensa será grande en los cielos;
pues de la misma manera persiguieron a los profetas
anteriores a vosotros”.

4. A Jesús le injuriaron llamándole blasfemo y
endemoniado, borracho y comilón, farsante y
embaucador. Lo persiguieron las autoridades de su
tiempo, las políticas religiosas, económicas y
sociales. Lo fueron acorralando como perros
rabiosos hasta hacerle subir al madero de la cruz.
Con mentira movieron a la gente, al pueblo sencillo
a quien engañaron y le hicieron gritar su muerte. Lo
rechazaron como el Enviado del Padre y lo tildaron
de impostor. Su corazón se mantenía firme, entero,
seguro en medio de la prueba. Su corazón fue fiel a
Dios y a los hombres realizando la misión que el
Padre le había encomendado. Fiel en el dolor.

5. “Padre, todo te
es posible,
aparta de mí
este cáliz. Pero
no sea lo que
yo quiero,
sino lo que
quieres tú”.

8. Firme en la prueba porque su vida se apoyaba en la
Roca-Dios. Firme en la prueba porque en su debilidad
tenía la Fuerza de Dios: su Espíritu Santo. Firme en la
prueba porque su corazón fue más fuerte en el amor
que el odio de los que lo rechazaron. Firme porque el
amor es fiel.
El discípulo de Jesús es un hombre de fe. Un hombre
que sabe que nada lo separará del amor de Cristo. Un
hombre que sabe permanecer aunque le duela, que
sabe soportar aunque esté cansado, que sabe seguir
adelante aunque le falte el aliento. Un hombre que no
se deja abatir por la calumnia, ni la mentira, ni los
ataques duros, ni los juegos sucios contra él.