Este documento trata sobre el tema de la ira. Explica que la ira es una emoción compleja que involucra respuestas corporales, cognitivas y conductuales. También analiza las causas de la ira, sus efectos en la salud y las relaciones, y proporciona estrategias para regularla de manera positiva como expresarla adecuadamente, practicar la empatía y técnicas de relajación.
1. REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD YACAMBÚ
VICE-RECTORADO DE ESTUDIOS A DISTANCIA
FACULTAD DE HUMANIDADES
CARRERA DE PSICOLOGIA
Profesora:
Xiomara Rodríguez.
Autor:
Eloy E. Pérez R.
C.I 20.710.721
Julio del 2017
La irá
2. La Irá
Es un término de origen latino que se refiere a la furia y la violencia. Se trata de una conjunción de
sentimientos negativos que genera enojo e indignación.
La ira es una emoción que nos acompaña a lo largo de nuestra vida. No en vano, la ira siempre esta
presente en situaciones de conflicto, ya sean con otros o con nosotros mismos y puede oscilar desde una
leve irritación hasta el más profundo de los odios. Cuando percibimos que somos tratados injustamente,
cuando nos sentimos heridos o cuando vemos dificultada la consecución de alguna meta importante,
sentimos ira. Sentir esta emoción en estas circunstancias nos predispone a la acción en un intento de
protegernos de aquello que nos hace daño y que es el origen de esta emoción.
3. Comprendiendo la Irá
La primera es una respuesta corporal, en la que nuestro cuerpo se
activa para la defensa o el ataque. Nuestro ritmo cardiaco aumenta al
igual que nuestra respiración se acelera, nuestros músculos se
tensan y el flujo sanguíneo se dispara preparándonos para actuar
ante una amenaza percibida.
La segunda es una respuesta cognitiva, es decir, depende de
nuestra manera de interpretar las situaciones. Cuando estamos
inmersos en una situación, esta por si sola no tiene ningún valor
emocional, es la valoración personal que hacemos de ella la que le
confiere un significado. De esta manera, las emociones están en
función de nuestros pensamientos, así que cuando interpretamos una
situación como un abuso, una injusticia, una falta de respeto o como
un obstáculo para conseguir una meta, sentimos ira.
La última respuesta de la ira tiene que ver con la gestión conductual
en estas situaciones. La conducta en estas circunstancias está
orientada para defendernos de aquello que se interpone en nuestro
camino y para ello se genera una energía interna que mueve a la
"destrucción" del obstáculo.
La ira como todas las
demás emociones es
una reacción compleja
en la que se ponen en
funcionamiento tres
tipos de respuestas.
5. Influencias del aprendizaje
Las personas que se sienten ansiosos, enfurecidos o deprimidos no aprenden; la gente que se ve atrapada
en esos estados de ánimo no asimila la información de manera eficaz ni la maneja bien.
La emociones desagradables poderosas (ira, ansiedad, tensión o tristeza) desvían la atención hacia sus
propias ocupaciones interfiriendo el intento de concentración en otra cosa.
Cuando las emociones entorpecen la concentración lo que ocurre es que se paraliza la capacidad mental
cognitiva que los científicos llaman “memoria activa”, la capacidad de retener en la mente toda la información
que atañe a la tarea que estamos realizando. La memoria activa es una función ejecutiva por excelencia en
la vida mental, que hace posible todos los otros esfuerzos intelectuales, desde pronunciar una frase hasta de
desempeñar una compleja proposición lógica.
6. Perjuicios de la irá
Todos sabemos que la ira puede tener una consecuencias catastróficas para nosotros y para los demás. La
gestión irracional de esta emoción puede llevarnos a situaciones lamentables obteniendo el efecto contrario a
lo que buscábamos en un principio. Algunas de las consecuencias negativas a las que nos puede llevar la ira
son las siguientes:
- Puede desorganizar nuestra manera de pensar y nuestras acciones.
Cuando estamos bajo la influencia de la ira tendemos a actuar impulsivamente, nos cuesta pensar con
claridad y por tanto no somos capaces de ver la repercusión de nuestro comportamiento.
- Supone una defensa cuando no es necesario.
Ceder a la ira puede ser una forma de proteger nuestro orgullo, a veces es más fácil sentir ira que sentirnos
heridos y ser conscientes de nuestra vulnerabilidad. De este modo, la ira dificulta reconocer nuestros propios
sentimientos.
- Compromete la salud.
La ira cuando es un estado habitual de la persona puede favorecer el desarrollo de enfermedades
cardiovasculares.
- Trasmite una impresión negativa a los demás.
Los demás pueden evitarnos, nuestras relaciones personales se resienten y por tanto nos sentimos aislados.
7. Son muy numerosas las consecuencias nocivas de las explosiones de ira.
Uno de los costes más frecuentes es el daño que causa a las relaciones personales, y precisamente a las
relaciones que tienen más valor para la persona como son la familia y los amigos.
Además, la ira puede afectar a la vida laboral, no sólo en cuanto que afecta a las relaciones personales con
los compañeros, jefes, clientes o empleados, sino también porque puede bloquear a la persona y limitar su
capacidad para tomar decisiones o realizar un buen trabajo. Por último, "la ira fomenta la ira" y puede
provocar una respuesta agresiva por parte de los demás, lo cual, puede agravar en gran medida la situación.
Por otro lado, la persona puede llegar a perder el control, o ocasionar un accidente (al enfurece con un
conductor que acaba de adelantarle a gran velocidad y emprende una carrera alocada para "darle una
lección"), o sobrellevar problemas con las autoridades y/o de tipo legal (por ejemplo, en el caso de agresiones
físicas).
Consecuencias:
8. La ira bien gestionada también aporta beneficios en nuestra vida. No hay que olvidar que como emoción no la
podemos dejar de sentir y por tanto es importante que juegue a nuestro favor en vez de a nuestra contra.
La ira nos energiza.
Nos provee de fuerza para acometer tareas que nos resultan difíciles. Nos ayuda a defender nuestros
derechos y puntos de vista ante los demás.
Nos ayuda a resolver conflictos.
Expresar la ira de forma adecuada hace que nuestros sentimientos negativos se desvanezcan.
Nos proporciona información sobre situaciones y personas.
La ira como señal de alarma nos informa de situaciones injustas, amenazantes y frustrantes, y por tanto nos
ayuda a buscar planes alternativos de acción para gestionar estas situaciones.
9. Son muy numerosas las consecuencias nocivas de las explosiones de ira.
Destrucción de las relaciones personales y laborales.
Producir daño a las personas que quiere y que le quieren.
Utilización de la ira con mayor frecuencia, aumentando el descontrol y la violencia.
Desarrollo de otros problemas psicológicos y físicos como pueden ser depresiones, sentimientos de
culpabilidad, baja autoestima, problemas cardíacos, de tensión arterial, digestivos, etc.
Problemas físicos, como presión arterial alta, ataque al corazón. Problemas digestivos.
Consecuencias:
10. Estrategias para regular la irá.
Buscar la causa de nuestro enfado y expresarlo de manera adecuada.
.
Trabajar la empatía.
Practicar el respeto.
No ceder al resentimiento.
Practicar técnicas de relajación.
Poner distancia.
Si notamos que nuestra ira va en aumento, es positivo poner distancia con la situación, ya sea abandonando
el lugar donde estemos o tomarnos un momento para "contar hasta 10" y relajarnos. Esto nos ayudará a
calmarnos, a ver las cosas desde otra perspectiva más realista y por tanto a buscar soluciones positivas a la
situación