Lecciones 05 Esc. Sabática. Fe contra todo pronóstico.
Actividad 4 roger domínguez
1. Expositor: T.S.U. Roger J. Domínguez P.
Barquisimeto, Junio 2014
INSTITUTO UNIVERSITARIO DE TECNOLOGÍA
“ANTONIO JOSE DE SUCRE”
EXTENSIÓN-BARQUISIMETO
DEPARTAMENTO DE EXTENSIÓN UNIVERSITARIA
DIPLOMADO EN FORMACIÓN INTEGRAL PARA DOCENTES
UNIVERSITARIOS
2. 1. Establecer la distintas modalidades en la tipología de la
evaluación.
2. Conocer cómo se evalúan los aprendizajes promovidos.
3. Por su funcionalidad:
Sumativa, y
Formativa
Por su normotipo:
Nomotética
Ideográfica
Normativa
Criterial
Por su temporalización:
Por sus agentes:
Inicial
Procesual
Final
Auto - evaluación
Co - evaluación
Hetero - evaluación
4. Por su funcionalidad:
La evaluación sumativa: La funcionalidad sumativa de la
evaluación resulta apropiada para la valoración de productos
o procesos que se consideran terminados, con realizaciones
o consecuciones concretas y valorables. Su finalidad es
determinar el valor de ese producto final (sea un objeto o un
grado de aprendizaje), decidir si el resultado es positivo o
negativo, si es válido para lo que se ha hecho o resulta inútil
y hay que desecharlo
5. Se aplica en un momento concreto, final, cuando es preciso tomar una decisión
en algún sentido. Como ejemplos de las aplicaciones que se hacen habitualmente
tenemos:
a. La selección de libros de texto: El profesorado los examina, comprueba
hasta qué punto se ajustan a su programación, valora si le resultará útil para su
trabajo y el de sus alumnos..., y toma la decisión de comprarlo o desestimarlo.
b. La titulación del alumnado al finalizar una etapa educativa: Después de un
número de años determinado en los que se han marcado unos objetivos de
aprendizaje (alumnos y alumnas) que conduce a un título escolar, transcurrido
con una evaluación formativo y permanente: Se valora si se han alcanzado
convenientemente en función de los logros obtenidos. Se decide si posee el
nivel suficiente para el título o no.
“
“No es la evaluación adecuada para aplicar al desarrollo de procesos, sino
que es la apropiada para la valoración de resultados finales”
6. Función formativa de la evaluación
La evaluación con funcionalidad formativa se utiliza en la
valoración de procesos (de funcionamiento general, de
enseñanza, de aprendizaje...) y supone, por lo tanto, la
obtención rigurosa de datos a lo largo de ese mismo proceso,
de modo que en todo momento se posea el conocimiento
apropiado de la situación evaluada que permita tomar las
decisiones necesarias de forma inmediata. Su finalidad,
consecuentemente y como indica su propia denominación, es
mejorar o perfeccionar el proceso que se evalúa.
7. Hay que realizar la evaluación a lo largo del proceso, de forma paralela y
simultánea a la actividad que se lleva a cabo y que se está valorando,
nunca situada exclusivamente al final, como mera comprobación de
resultados. Así, en concreto, teniendo datos y valoraciones permanentes
acerca de los aprendizajes que va realizando el alumno y su modo
particular de hacerlo (ritmo, estilo, inconvenientes, entre otros.), en el
momento en que surge una disfunción o especial dificultad es posible
poner los medios didácticos adecuados para que pueda superarla sin
inconvenientes mayores. Del mismo modo, es fácil detectar los tipos de
actividades o situaciones educativas que favorecen su aprendizaje, para
potenciarías con ese alumno y favorecer, así, su formación más idónea
8. Evaluación formativa Evaluación sumativa
• Es aplicable a la evaluación de
procesos .
•Es aplicable a la evaluación de
productos terminados.
• Se debe incorporar al mismo proceso
de funcionamiento como un
elemento integrante del mismo.
•Se sitúa puntualmente al final de un
proceso, cuando éste se considera
acabado.
• Su finalidad es la mejora del proceso
evaluado.
•Su finalidad es determinar el grado en
que se han alcanzado los objetivos
previstos y valorar positiva o
negativamente el producto evaluado.
• Permite tomar medidas de carácter
inmediato .
•Permite tomar medidas a medio y largo
plazo.
9. La evaluación formativa aplicada a los procesos de enseñanza y
aprendizaje, señalan tres características que la distinguen:
1.La recogida de datos concernientes al progreso y las dificultades de
aprendizaje encontradas por los alumnos.
2.La interpretación de esta información desde una perspectiva criterial, y
en la medida de lo posible, diagnóstica de los factores que originan las
dificultades de aprendizaje observadas en el alumno.
3.La adaptación de las actividades de enseñanza y aprendizaje en función
de la interpretación realizada de los datos recogidos.
10. “En cualquier caso, si se consigue desarrollar la
evaluación formativa con todas sus virtualidades, se
evidenciará su funcionamiento como estrategia de
mejora y se comprobará la mejor y mayor consecución
de los objetivos propuestos”
12. La evaluación según su normo-tipo:
El normo-tipo es el referente que tomamos para evaluar un
objeto/sujeto. Según este referente sea externo o interno al sujeto -en
nuestro caso concreto de evaluación de aprendizajes en el alumnado-,
la evaluación se denomina nomotética o ideográfica, respectivamente.
13. Evaluación nomotética:
Dentro de la evaluación nomotética, podemos distinguir dos tipos de
referentes externos, que nos llevan a considerar la evaluación normativa
y la evaluación criterial.
La evaluación normativa supone la valoración de un sujeto en función del
nivel del grupo en el que se halla integrado. Es decir, que si el nivel de los
alumnos de un grupo es elevado, un alumno con un nivel medio puede
resultar evaluado negativamente o, al menos, por debajo de lo que lo
sería si estuviera en un grupo de nivel general más bajo. A la inversa, un
alumno de tipo medio resulta evaluado de forma altamente positiva en un
grupo donde el nivel general es bajo, cuando esta valoración no responde
con exactitud a sus posibilidades reales frente a los referentes externos
marcados por el sistema educativo.
14. Cuadro sobre: Influencia de la evaluación normativa en las valoraciones
individuales:
Colegio “A” Colegio “B”
Alumno/a Calificación
estándar
Calificación
profesor
Alumno/a Calificación
estándar
Calificación
profesor
Alumno x
Alumno y
Alumno z
5
5
5
8
9
10
Alumno c
Alumno d
Alumno e
5
5
5
4
3
5
15. La evaluación criterial:
Intenta corregir el fallo que plantea la evaluación normativa, y propone la
fijación de unos criterios externos, bien formulados, concretos, claros,
para proceder a evaluar un aprendizaje tomando como punto de
referencia el criterio marcado y/o las fases en que éste se haya podido
desglosar. Fue propuesta por Popham, J.W. (1980), a la vista de las
disfunciones que, permanentemente, se producían en la valoración del
alumnado por la influencia, ya descrita, del nivel general del grupo en la
valoración de cada uno de sus miembros.
16. Lo fundamental en la evaluación criterial se basa en:
1.La delimitación de un campo de conductas bien explicitado.
2.La determinación de la actuación del individuo en relación con ese
campo.
“Para desarrollar una estructura correcta y
valorar de este modo, en primer lugar hay
que distinguir bien los objetivos de los
criterios de evaluación, y después,
transformar secuencialmente el objetivo en
comportamientos observables y valorables
que traduzcan lo que el objetivo pretende
que la persona alcance y que resulte
posible de evaluar mediante los criterios
establecidos”.
17. Evaluación ideográfica:
Cuando el referente evaluador son las capacidades que el alumno
posee y sus posibilidades de desarrollo en función de sus
circunstancias particulares, es decir, un referente absolutamente
interno a la propia persona evaluada, la evaluación se denomina
ideográfica. El realizarla supone la valoración psicopedagógica inicial
de esas capacidades y posibilidades del alumno o alumna, y la
estimación de los aprendizajes que puede alcanzar a lo largo de un
periodo de tiempo determinado.
18. Este tipo de evaluación es positivo individualmente porque se centra
totalmente en cada sujeto y valora, sobre todo, su esfuerzo, la voluntad
que pone en aprender y formarse. Evalúa, en síntesis, lo más importante
en la educación personal: las actitudes. Pero choca con los
planteamientos sociales de todo sistema educativo en los países del
mundo desarrollado (capitalista y competitivo por definición).
19. La conjunción de ambas evaluaciones -criterial e ideográfica- debe
aportar soluciones a los problemas expuestos. ¿Cómo?
Posiblemente incorporando elementos ideográficos a los criterios
de evaluación para el alumnado. Dando más importancia a los
procesos de desarrollo actitudinal, social, afectivo, entre otros;
que a la adquisición de aprendizajes puramente conceptuales.
Adaptando a cada alumno los criterios generales de evaluación
establecidos: no eliminando lo imprescindible, pero sí matizando
o incorporando lo que resulte necesario para la formación de un
estudiante concreto y personalizado. Esta labor está en manos de
los educadores, cada día, cuando establecen la comunicación
habitual con sus alumnos, esa comunicación educativa que es el
eje de todo proceso de enseñanza y que debe contextualizarse
según la interacción particular que tiene lugar en cada aula.
20. La evaluación según su temporalización:
De acuerdo con los momentos en que se aplique la evaluación, ésta
puede ser inicial, procesual o final.
Evaluación inicial:
La evaluación inicial es aquella que se aplica al comienzo de un proceso
evaluador, en nuestro caso referido a la enseñanza y aprendizaje. De
esta forma se detecta la situación de partida de los sujetos que
posteriormente van a seguir su formación y, por lo tanto, otros procesos
de evaluación adecuados a los diversos momentos por los que pasen.
21. Tal situación de partida puede presentarse:
A.- Cuando un alumno llega por primera vez a un centro, bien para comenzar
su escolaridad, bien para continuarla. Primer caso: será necesario realizar
una amplia captura de datos para precisar del mejor modo las características
de todo tipo del alumno (personales, familiares, sociales, etc.). Esta primera
evaluación tiene una función eminentemente diagnóstica, pues servirá para
conocer a ese alumno y poder adaptar al máximo, desde el primer momento, la
actuación del profesor y del centro a sus peculiaridades. Segundo caso: es de
suponer que el alumno aporte su expediente escolar, de manera que la
evaluación inicial estaría en función de los datos ya poseídos y de los que
falten para completar los necesarios en el nuevo centro.
22. B.- Cuando se comienza un proceso de aprendizaje concreto, como
puede ser el trabajo con una unidad didáctica. En esta situación la
evaluación inicial resultará útil para detectar las ideas previas que el
alumnado posee en relación con el tema que se va a tratar. Igualmente,
se pondrán de manifiesto las actitudes hacia la temática -en su caso- y
el mayor o menor dominio de los procedimientos que van a ser
necesarios para su desarrollo. Los medios para conseguir estos datos
son variados: un coloquio, un debate, la realización de unos trabajos
preparatorios..., pueden ser idóneos para su obtención
23. A partir de la información conseguida, se adaptará convenientemente el
principio de la unidad didáctica programada, para adecuarla a los
conocimientos generales del grupo. Mediante el desarrollo oportuno se
intentará que todos alcancen los objetivos básicos e imprescindibles
para poder seguir adelante en el proceso de aprendizaje subsiguiente.
En algunos casos, incluso, habrá que posponer una unidad concreta o,
si no es determinante en ese curso o ciclo, deberá aplazarse hasta otro
curso posterior en el que los alumnos tengan la madurez o los
conocimientos suficientes para poder asimilar los nuevos contenidos y
alcanzar los objetivos propuestos en ella.
24. La evaluación procesual:
La evaluación procesual es aquella que consiste en la valoración
continua del aprendizaje del alumnado y de la enseñanza del profesor,
mediante la obtención sistemática de datos, análisis de los mismos y
toma de decisiones oportuna mientras tiene lugar el propio proceso. El
plazo de tiempo en el que se realizará estará marcado por los objetivos
que hayamos señalado para esta evaluación. Puede referirse al tiempo
que dura el desarrollo de una unidad didáctica (una semana, quince días,
6/8 horas...), a un periodo trimestral de aprendizajes, anual, bianual (un
ciclo completo de dos años).
25. Esta perspectiva, se superpondrán unas y otras evaluaciones
procesuales: la de objetivos que implican asunción de actitudes a lo
largo de un curso, con la de objetivos que suponen la adquisición de
conceptos o del dominio de procedimientos, durante quince días o un
mes. Ambas son evaluaciones procesuales, cuyos resultados
permanentes se van anotando en los registros preparados para ello.
“La evaluación procesual es netamente
formativa, pues al favorecer la toma
continua de datos, permite la adopción
de decisiones “sobre la marcha”, que
es lo que más interesa al docente para
no dilatar en el tiempo la resolución de
las dificultades presentadas por sus
alumnos”.
26. Evaluación final :
La evaluación final es aquella que se realiza al terminar un proceso, en
nuestro caso, de enseñanza y aprendizaje, aunque éste sea parcial. Una
evaluación final puede estar referida al fin de un ciclo, curso o etapa
educativa, pero también al término del desarrollo de una unidad
didáctica o del proceso habido a lo largo de un trimestre. En definitiva,
supone un momento de reflexión en torno a lo alcanzado después de un
plazo establecido para llevar a cabo determinadas actividades y
aprendizajes.
27. La evaluación final puede adoptar las dos funciones para la evaluación:
Formativa y Sumativa. Servirá, así, en su función formativa, bien para
continuar adecuando la enseñanza al modo de aprendizaje del alumno,
bien para retroalimentar la programación del profesor, quien, a la vista
de lo conseguido, tomará las decisiones oportunas para mejorar el
proceso de enseñanza en la unidad siguiente. En su función sumativa,
resultará imprescindible para tomar la decisión última sobre el grado de
lo alcanzado por un alumno y obrar en consecuencia.
28. Los resultados de la evaluación final, pueden analizarse e
interpretarse con tres referentes distintos:
A.- En relación con los objetivos y los criterios de evaluación
establecidos para la unidad didáctica, el final del trimestre,
curso o ciclo, de manera que se determine la situación de
cada alumno en relación con los aprendizajes que
institucionalmente se encuentran establecidos para ser
conseguidos por todo estudiante al que haya que dar un título
que avale su superación. Se tratará en este caso, por lo
tanto, de una evaluación nomotética criterial.
29. B.- En relación con la evaluación inicial realizada a cada
alumno y las posibilidades de desarrollo y aprendizaje
que se estimaron podía alcanzar. Se determinará así lo
satisfactorio o insatisfactorio de su rendimiento y se
estará realizando, en consecuencia, una evaluación
ideográfica
30. C.- En relación con los resultados alcanzados por el resto
del grupo o, incluso, del conjunto del grupo en
comparación con otros grupos de alumnos del mismo
curso o ciclo en el centro o de distintos centros. En este
caso se estará llevando a cabo una evaluación
nomotética normativa que, si bien creo que no debería
llegar al alumno o grupo particular, sí puede resultar
interesante e ilustrativo para el profesorado y para el
centro, pues le sirve de referente para conocer su
situación y valorar la calidad educativa que está
ofreciendo a su comunidad.
31. La evaluación final no tiene por qué coincidir con “examen”,
“control” o prueba semejante. Si el profesor considera que no
posee datos suficientes para valorar lo conseguido por sus
alumnos, puede realizar un trabajo o prueba donde lo constate
fehacientemente. Pero si dispone de bastante información como
para valorar con seguridad los aprendizajes alcanzados, la
evaluación final constituirá un análisis y reflexión sobre los
datos obtenidos, que llevarán a la formulación de la valoración
correspondiente.
32. La evaluación según sus agentes:
De acuerdo con las personas que en cada caso realizan la evaluación,
se dan procesos de autoevaluación, co-evaluación y hetero-
evaluación.
Autoevaluación:
La autoevaluación se produce cuando el sujeto evalúa sus propias
actuaciones. Por tanto, el agente de la evaluación y su objeto se
identifican. Es un tipo de evaluación que toda persona realiza de forma
permanente a lo largo de su vida, ya que continuamente se toman
decisiones en función de la valoración positiva o negativa de una
actuación específica, una relación tenida, un trabajo llevado a cabo,
entre otros.
33. Al tratar la auto-evaluación en el terreno profesional, hay que considerar
la conveniencia, primeramente, de introducir su práctica de modo
habitual entre los alumnos y alumnas. Con diferentes grados de
complejidad, según las edades a las que nos refiramos, el alumnado es
perfectamente capaz de valorar su propia labor y el grado de satisfacción
que le produce.
Simplemente hay que darle pautas para que haga con seriedad y con
corrección -no arbitrariamente ni por juego-, y que sepa la influencia que
su juicio va a tener en la valoración global que se realice posteriormente
sobre su actuación y progresos. Al comenzar el desarrollo de una unidad
didáctica, se facilitará a los alumnos la información detallada acerca de
los aspectos que deben autoevaluar, para que puedan auto-observarse y
examinar su trabajo continuo y, así, llegar a conclusiones rigurosas al
final del proceso
34. En segundo lugar, muchos de los objetivos educativos de la educación
obligatoria implican que el alumno sea capaz de “valorar” en términos
genéricos, que luego se aplica a diferentes cuestiones, según las áreas
curriculares donde se incardinen: el patrimonio artístico y cultural, la
riqueza lingüística, las actitudes solidarias o no discriminatorias, etc.
Para aprender a valorar, el único camino existente es practicar
valoraciones en distintas circunstancias y en relación con diferentes
ámbitos. Una forma de evaluación es la autoevaluación del propio
trabajo y la propia actividad.
35. En tercer lugar, desde el enfoque de evaluación de la enseñanza o
la práctica docente, la autoevaluación continua que realice el
profesor de su actividad en el aula y en el centro constituye un
elemento imprescindible para mejorar paulatinamente los procesos
educativos, ya que sin esa reflexión fallan los datos básicos para
tomar decisiones correctas y oportunas.
“Las opciones en uno u otro sentido deben
estar asentadas en reflexiones evaluadoras
rigurosas: la adopción o rechazo de una
metodología, de un tipo de actividades, de
un programa, será el resultado de una
valoración de la teoría y práctica anteriores
con ellos”.
36. Coevaluación:
La co- evaluación consiste en la evaluación mutua, conjunta, de una
actividad o un trabajo determinado realizado entre varios. En este caso,
tras la práctica de una serie de actividades o al finalizar una unidad
didáctica, alumnos y profesor o profesores pueden evaluar ciertos
aspectos que resulte interesante destacar. Tras un trabajo en equipos,
cada uno valora lo que le ha parecido más interesante de los otros, por
ejemplo: En un coloquio, se valora conjuntamente el interés de las
actividades, el contenido de los trabajos, los objetivos alcanzados, la
suficiencia de los recursos, actuaciones especialmente destacadas de
algunos alumnos, entre otros. Es posible, igualmente, pasar un
cuestionario anónimo a los alumnos, para que opinen con absoluta
independencia sobre lo realizado, y contrastar así con lo percibido por el
profesor o profesora.
37. Se establecen dos situaciones claras, con fases intermedias entre una y
otra:
A.Si el grupo de alumnos viene realizándola habitualmente, deberá poseer
una visión positiva de la evaluación; evaluar constituirá una fase del
proceso educativo que sirve para mejorar poco a poco el propio aprendizaje
y todo cuanto ocurre en el aula, por lo cual es favorable y beneficioso para
el grupo.
B.Si el grupo de alumnos nunca la ha realizado, habrá que comenzar por
explicar cuál es la finalidad de la evaluación y, más en concreto, de la co-
evaluación.
“De nada vale que el profesor “diga”
que los fines de la evaluación se
centran en la mejora de todos, si luego
examina y la evaluación sólo sirve para
aprobar o reprobar”.
38. El conjunto de prácticas evaluadoras debe responder a un mismo
planteamiento, coherente con la teoría que se intercambie con
los alumnos. En caso contrario, es mejor no introducir nuevas
prácticas que pueden redundar negativamente en el proceso
educativo. En esta segunda situación que planteamos es donde
resulta preferible comenzar evaluando aspectos positivos del
trabajo, de manera que no se dé pie a que surja alguna actitud
negativa que deteriore la práctica comenzada.
39. Heteroevaluación:
La heteroevaluación consiste en la evaluación que realiza una persona
sobre otra: su trabajo, su actuación, su rendimiento, entre otros. Es la
evaluación que habitualmente lleva a cabo el profesor con los alumnos.
Es un proceso importante dentro de la, rico por los datos y posibilidades que
ofrece y complejo por las dificultades que supone el enjuiciar las
actuaciones de otras personas, más aún cuando éstas se encuentran en
momentos evolutivos delicados en los que un juicio equívoco, “injusto”, poco
sopesado, puede crear actitudes de rechazo (hacia el estudio, hacia la
sociedad) en ese niño, adolescente o joven que se educa.
40. OBJETIVOS DE LA EVALUACIÓN:
Los objetivos que pretende la evaluación, considerando el concepto
adoptado para la misma y las diferentes perspectivas comentadas en su
tipología, serán:
1.Detectar la situación de partida general para dar comienzo a un
proceso de enseñanza y aprendizaje.
2. Facilitar la elaboración de la programación idónea y adecuada para los
alumnos y alumnas, en función del diagnóstico realizado en el paso
anterior.
41. 3.- Durante la aplicación de cada unidad didáctica:
a. Conocer las ideas previas del alumnado.
b. Adaptar el conjunto de elementos de la unidad a la situación del
grupo.
c. Regular el proceso de enseñanza y aprendizaje: reforzando los
elementos positivos, eliminando los elementos negativos, adaptando
las actividades a las posibilidades de cada alumno, superando de
inmediato las dificultades surgidas.
d. Controlar los resultados obtenidos.
e. Mantener los objetivos no alcanzados, incorporándolos a unidades
siguientes.
4. Confirmar o reformular la programación en función de los datos
obtenidos con el desarrollo de las unidades didácticas que la
componen.
42. 5. Orientar al alumnado para futuros estudios o salidas profesionales.
6. Elaborar informes descriptivos acerca del proceso de aprendizaje que
sigue cada uno de los alumnos.
7. Regular y mejorar la organización y actuación docente, tanto en su
perspectiva con respecto al centro como para su actividad en el aula.
8. Controlar el rendimiento general del alumnado, para su oportuna
promoción o titulación.
9. Seleccionar los recursos didácticos y programas específicos para el
centro.
“El disponer de permanente información
sobre el proceso educativo que está
teniendo lugar y, también, acerca de los
resultados últimos conseguidos o de la
idoneidad mayor o menor de ciertos
programas o recursos, permite claramente
conseguir los objetivos aquí señalados.”
43. La acción educativa es variada y requiere soluciones diversificadas que
permitan que la enseñanza de un profesor y el aprendizaje de un
alumno caminen al unísono. Este aprendizaje, en definitiva, es un
continuo que no se rompe ni se divide en compartimentos estancos. Por
ello, la acción educativa eficaz debe plantearse también como tal y, en
consecuencia, la evaluación no puede aplicarse aisladamente ni sin
interferencias permanentes de todas las perspectivas. La evaluación
final es la evaluación inicial del día siguiente. La calidad de la educación
depende, en buena medida, de la rigurosidad de la evaluación. Y
evaluar no siempre resulta fácil, pero siempre es ineludible. La
evaluación es compleja porque desemboca no sólo en asumir, sino
también en rechazar muchas posibilidades, y la abundancia de
posibilidades implica una drástica y, a veces, dolorosa selección.
Conclusiones:
44. Conclusiones:
Enseñar puede ser fácil. Lo difícil es enseñar bien. Enjuiciar a alguien
puede hacerse apresuradamente, pero evaluar a una persona o un
proceso educativo completo es una tarea seria y compleja. El sujeto que
aprende no es una computadora a la que se debe instalar un programa,
sino un ser inteligente que se debe formar para que pueda ser libre y
asuma ser responsable, justamente para ser libres y responsables es
preciso poder y saber evaluar, de manera que algo que también tiene que
enseñar el docente a sus alumnos -como antes quedó señalado- es a
evaluar y evaluarse; por eso la autoevaluación y coevaluación son
básicas y constitutivas de una educación que pretende procesos libres,
auténticos, comprometidos e innovadores.
Conocer, juzgar, valorar... son palabras
sucesivas en un proceso educativo en el que
el sujeto madura equilibradamente para
saber, saber hacer y saber ser con los otros.