1. 15 de Marzo de 2015 – Número 591
DÉFICIT FISCAL ENTRE LOS MÁS
ALTOS DE LA REGIÓN
La crisis política y económica de Brasil tiene muchas analogías con la Argentina.
Esto alerta sobre la importancia de que quienes aspiren a conducir el país asuman
que el desequilibrio de las cuentas públicas, la corrupción y el oscurantismo en la
gestión del Estado constituyen, como ocurre en Brasil, los principales desafíos a
vencer. Ejemplos muy ilustrativos son las anomalías en la masiva distribución de
subsidios a la energía, el transporte y a las empresas públicas.
Desde la reelección de la presidente Dilma Rousseff en Brasil, a fines de octubre del año
pasado, el Real se ha depreciado cerca de un 28% y posiblemente siga su caída. Subyacen
razones económicas asociadas principalmente a la magnitud del desequilibrio fiscal. Prueba
de ello es que, apenas reelegida, la primera decisión de peso de la presidente fue el
nombramiento de un ministro de economía con la consigna de aplicar un fuerte ajuste en las
cuentas públicas. Pero también operan razones políticas vinculadas al destape de la
corrupción en la petrolera estatal. La que otrora fuera un ejemplo de gestión pública exitosa
se ha convertido en un modelo de administración delictiva dirigida al financiamiento espurio
de la política y al enriquecimiento ilícito de funcionarios y empresarios amigos del poder.
En la Argentina, las causas judiciales por corrupción a funcionarios y empresarios amigos y
la falta de transparencia en el manejo del Estado tienen muchos parecidos con el caso
brasileño. En cambio, en lo que respecta a la situación económica la quietud del dólar y del
riesgo país llevan a suponer que la situación es más calma que en Brasil.
En esta perspectiva es de interés realizar algunas comparaciones sobre la situación fiscal de
los principales países de la región. Con datos oficiales de cada país, para el año 2014, se
observa que:
En Brasil, el déficit del sector público central ascendió a 5,7% del PBI.
En Uruguay, el déficit del sector público fue de 3,5%, en Chile del 1,6% y en Perú de
0,6% del PBI.
En Argentina, el déficit del sector público nacional fue de 2,5% del PBI.
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2. Estos datos mostrarían que la Argentina tiene una situación fiscal mucho más controlada
que Brasil e incluso que Uruguay y no muy alejada de Chile y Perú. Sin embargo, si se
excluyen de los ingresos públicos las transferencias que el Tesoro Nacional recibe desde el
Banco Central, la ANSES y otros organismos estatales, el déficit del sector público nacional
de la Argentina asciende a 4,9% del PBI. O sea, un desequilibrio fiscal mucho más
parecido al de Brasil y entre los más altos de la región.
Financiar al sector público con transferencias del Banco Central y la ANSES no es
sustentable. Para el Banco Central implica emitir sin respaldo lo que inevitablemente termina
generando inflación. Para la ANSES implica consumir ahorros previsionales. Por lo tanto, si
el próximo gobierno pretende reducir la inflación y cumplir con los futuros jubilados
va a ser necesario reducir el alto déficit fiscal.
Cualquiera sea la estrategia de ordenamiento fiscal, es nulo el margen para seguir
aumentando impuestos. Por el contrario, existen justificadas razones para reducir la presión
impositiva. En igual sentido, corregir el empleo público espurio y las jubilaciones
injustificadamente otorgadas con las moratorias será un proceso lento y complejo. De aquí
que será ineludible revisar los subsidios económicos. En el año 2014, los subsidios a la
electricidad ascendieron a 2,4% del PBI, al consumo de gas al 1,2% del PBI, a trenes y
colectivos al 1% del PBI y a las empresas públicas (Aerolíneas Argentinas, AySA, Rio
Turbio, Correo Argentino y medios oficiales de comunicación) al 0,5% del PBI. La suma de
todos estos subsidios asciende a 5% del PBI, o sea, el equivalente a todo el déficit
fiscal. Para reducir los subsidios es necesario sincerar tarifas de servicios públicos (junto
con un esquema de tarifa social) y terminar con los malos manejos en la gestión de las
empresas públicas en términos de contrataciones, salarios y negociados con proveedores.
Este es un escenario muy similar al de Dilma Rousseff en Brasil. Por ello, resulta muy
riesgoso subestimar las dificultades que habrá que superar para reconstruir
instituciones y recrear la estabilidad y el crecimiento. En esta marco, ahorraría muchos
costos a la población que los principales candidatos, en un acto de madurez cívica,
debatieran y acordaran un conjunto de acciones a tomar para lograr el ordenamiento y la
transparencia del sector público. Acciones que todos se comprometan explícitamente a
ejecutar y acompañar cualquiera sea el resultado electoral.
Déficit del sector público central
En % del PBI
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Las fuentes y los
datos en formato
Excel utilizados en
este informe pueden
ser solicitados a
info@idesa.org
5,7
3,5
2,5
1,6
0,6
2,4
0
1
2
3
4
5
6
Brasil Uruguay Argentina Chile Perú
Transferencias de Banco
Central, ANSES y otros.
Fuente: IDESA en base a
Ministerio de Economía
(Argentina) y Bancos
Centrales (resto)