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Gasto público creció 70% por encima de la economía
1. 25 de Octubre de 2015 – Número 623
GASTO PUBLICO CRECIO 70% POR
ENCIMA DE LA ECONOMIA
Uno de los rasgos más notables de la campaña electoral fue la escasa mención al
impresionante aumento del gasto público de los últimos años. Por el contrario, los
candidatos compitieron fundamentalmente con propuestas que implican bajar
impuestos y aumentar erogaciones. Que por electoralismo se lo haya eludido, no
implica que reducir el gasto público deje de ser el tema más importante y urgente
que deberá enfrentar el próximo gobierno.
Durante la campaña electoral los candidatos negaron o al menos eludieron hablar de
ajuste fiscal. Sin dejar de reconocer que hay desequilibrios económicos que ameritan ser
atendidos, en los discursos se destacaron los planteos optimistas en torno al futuro y que los
desbalances se pueden corregir con medidas gradualistas. Si en algún caso se habló de
ajuste fue para descalificar a los adversarios.
En sentido contrario, pulularon las promesas que implican agregar presión sobre las
finanzas públicas. Por el lado de los ingresos, hubo amplias coincidencias en revisar el
impuesto a las ganancias y las retenciones a las exportaciones. Por el lado de los gastos, la
necesidad de potenciar programas sociales, respetar derechos de los jubilados y aumentar
las transferencias a las provincias. A su vez, se señaló la conveniencia de ser más prudente
con la emisión monetaria a los fines de reducir la inflación.
¿Es factible llevar a la práctica estas propuestas? Para abordar este importante interrogante
es pertinente observar los datos del Ministerio de Economía. Según esta fuente, el gasto
público del Estado nacional presenta el siguiente comportamiento:
• En el año 2004 el gasto público equivalía al 20% del Producto Bruto Interno (PBI).
• En el primer semestre del año 2015 el gasto público alcanzó al 34% del PBI.
• Esto significa que entre los años 2004 y 2015 el gasto público del Estado nacional
creció un 70% por encima de lo que aumentó la producción.
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2. Los datos oficiales muestran la impresionante expansión de las erogaciones del sector
público nacional. Se trata de un fenómeno que limita severamente la política económica
porque, aun habiendo aumentado a niveles récords la presión tributaria, el financiamiento
disponible resulta insuficiente. La evidencia es que el desequilibrio fiscal alcanza al 6%
del PBI que en una porción importante deriva en emisión monetaria sin respaldo. La
experiencia internacional y la propia historia de la argentina muestran que este nivel de
desequilibrio en las cuentas públicas no es sostenible. Grecia y Brasil están en procesos de
ajustes con déficits fiscales que se ubican entre 3% y 6% del PBI. Argentina en el año 2001
tenía un déficit fiscal equivalente al 3,2% del PBI.
Se argumenta que el bajo nivel de endeudamiento público y la abundancia de
financiamiento internacional ofrecen vías para cubrir este desequilibrio. Pero se pasa
por alto que el acceso a los mercados de crédito internacionales está condicionado a la
credibilidad que pueda generar el próximo gobierno, resolver el conflicto con los fondos
“buitres” (para lo que es necesario asignar más gasto público) y mostrar una estrategia de
equilibrio fiscal indicativa de que las deudas podrán ser pagadas.
Por eso, el tema más importante y urgente que deberá abordar el próximo gobierno es
el que no se tocó en la campaña: el ajuste de las tarifas y el despilfarro en las
empresas públicas y otras áreas del Estado. Eliminando los subsidios económicos se
podrá obtener un ahorro cercano al 4% del PBI que generará la base de credibilidad para
acceder al financiamiento internacional a costos razonables y contar con espacio fiscal para
revisar el impuesto a las ganancias y las retenciones a las exportaciones, respetar el
federalismo, cancelar deuda con jubilados y mantener los planes asistenciales. Solo bajo
estas condiciones, un plan de reducción de la inflación basado en un acuerdo social y una
política monetaria menos expansiva tiene chances de éxito haciendo relativamente simple
eliminar el cepo cambiario.
Más allá de que por oportunismo el tema fue eludido en la campaña electoral, reducir el
gasto público y mejorar la calidad en su gestión es el pilar básico de cualquier
estrategia de recuperación económica y social. La eliminación del cepo cambiario no es
un desafío difícil de superar. Es la reconstrucción del Estado la condición previa y la que
requiere valentía política, elevada pericia técnica y mucha profesionalidad.
Gasto del sector público nacional
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