2. En un comienzo sentí dudas sobre cómo sería mi
práctica profesional, ya que, en la escuela donde
nos desarrollaríamos los niños presentan una
conducta bastante indisciplinada además de los
escasos recursos.
3. Desconcierto en el aula; las docentes observándome
y el grupo de estudiantes bastante heterogéneo, que
no colaboraban para nada, no fue muy alentador.
4. Luego llegó un
momento de
reorganización de
clases. Comencé a
utilizar diferentes
estrategias para
cautivar su atención y
entusiasmo.
5. Frente a ello,
recibí una
sorpresiva
respuesta de los
estudiantes.
Estaban felices
por las nuevas
propuestas.
6. Finalmente la satisfacción por haber alcanzado
mis objetivos no tardó en llegar.
Entender que con pocos recursos podemos
entusiasmar a los niños, realmente es un
aprendizaje profesional.