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1. Introducción:
Este trabajo de grado, constituye un recorrido por el universo relacionado con el rol de las
instituciones educativas, en términos de su responsabilidad ante la sociedad. Entendida esta en
términos regionales e internacionales.
Es importante destacar el hecho siguiente: Tratándose de asumir un concepto en torno al
significado de la responsabilidad social de una institución universitaria, supone proponer un
recorrido en relación a la incidencia concreta vinculada con el ejercicio académico y con su
desarrollo. Por lo tanto, se hace necesario un hilo conducto que hable de los beneficios sociales,
como una agregado humanístico. Aquel que adquiere relevancia, al momento de cotejar lo
realizado con el entorno social. Algo así como entender el contenido de ese beneficio social como
insumo que se concreta y deja huella.
Por lo anterior, cuando se aborda y tipifica ese contenido, estamos hablando de la Universidad
Cooperativa de Colombia, como sujeto colectivo que promueve la transformación social en positivo.
Este trabajo, entonces, pretender demostrar que la función y responsabilidad sociales, ha
comprometido a la Universidad en todo su proceso.
2. Planteamiento del problema y justificación:
2.1 Del concepto.
Asumir la opción del bienestar humano, bien sea en el contexto particular de un país; o de manera
global; supone la presencia de referentes asociados a las políticas económicas y sociales.
Hablamos, entonces, del espectro en el cual se desenvuelve el quehacer cotidiano y concreto de
los Estados, los gobiernos y las organizaciones sociales con dinámica propia.
Siendo así, cuando se trata de realizar un estudio y/o un proceso que involucra al análisis,
desarrollo y concreción de una propuesta; emerge la necesidad de situar los conceptos. De tal
manera que los soportes hagan alusión a contenidos precisos. Así, entonces, estaremos en
capacidad de colegir insumos que ejerzan como instrumentos que puedan ser aplicados. Algo así
como conclusiones que orienten el quehacer o, que por lo menos, permitan efectuar balances
específicos derivados de una determinada gestión.
1
Porque, si bien es cierto que la gestión humana, en determinados escenarios sociales, supone la
adquisición de resultados que puedan ser medidos. No es menos cierto que la calidad de los
mismos está vinculada con la calidad conceptual. En términos de la búsqueda de modelos
aplicados en el pasado lejano y en el pasado reciente, es pertinente trazar esa indagación, con una
metodología que tenga como insumos la coherencia; así como una visión crítica, pero no sesgada
a unos determinados intereses.
En esa perspectiva, Amarthya Sen (Premio Nobel de economía en 1998); asume el reto de postular
una propuesta relacionada con el estudio de los índices de pobreza y su medición a partir de
recomponer muchos de los paradigmas que han venidos ejerciendo como soporte para la
implementación de políticas sociales y económicas, en contexto cruzado por las acciones del libre
mercado que están en la base de la gestión neoliberal. Veamos esto con sus palabras, en el texto
Capital humano y capacidad humana:
“…Consideremos un ejemplo. Si la educación hace que la persona sea más eficiente en la
producción de bienes, es claro que hay un mejoramiento del capital humano. Este mejoramiento
puede agregar valor a la producción de la economía y aumentar el ingreso de la persona que ha
sido educada. Pero aún con el mismo nivel de ingreso, esa persona puede beneficiarse de la
educación por la posibilidad de leer, argumentar, comunicar, elegir con mayor información, ser
tenida en cuenta más seriamente por otros y así sucesivamente. De modo que los beneficios de la
educación son mayores que su función de capital humano en la producción de bien es. La
perspectiva más amplia de capacidad humana puede abarcar – y valorar - estas funciones
adicionales. Las dos perspectivas están, entonces, íntimamente relacionadas aunque sean
distintas…”
1
En ese mismo sentido, a nivel regional, nuestra Constitución política (1991) postula el hecho de
que Colombia es un Estado Social de Derecho (Principios fundamentales).
Artículo 1: Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria,
descentralizada, con autonomía de sus unidades territoriales, democrática, participativa y pluralista,
fundamentada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas
que la integran y en la prevalencia del interés general…”
2
.
1
Sen, Amarthya. “Capital humano y capacidad humana”, Texto reproducido en “Cuadernos de Economía”
No29 Facultad de Ciencias económicas, Universidad Nacional de Colombia pp.69-70
2
Constitución Política de Colombia Ed. “Escuela de Administración Pública”, tercera edición, octubre 1991,
página 3
2
2.2 De la educación superior, como contexto.
La Ley 30 de 1992, propone un concepto en cuanto al significado de la educación superior y de las
instituciones que la concretan. Veamos:
Artículo 1. La educación superior es un proceso permanente que posibilita el desarrollo de las
potencialidades del ser humano de una manera integral, se realiza con posterioridad a la
educación media o secundaria y tiene por objeto el pleno desarrollo de los alumnos y su formación
académica o profesional…
Artículo 4. La educación superior, sin perjuicio de los fines específicos de cada campo del saber,
despertará en los educandos un espíritu reflexivo, orientado al logro de la autonomía personal en
un marco de libertad de pensamiento y de pluralismo ideológico que tenga en cuenta la
universalidad de los saberes y la particularidad de las formas culturales existentes en el país. Por
ello, la educación superior se desarrollará en un marco de libertades de enseñanza, de
aprendizaje, de investigación y cátedra…
3
Se infiere, a partir de ahí, la responsabilidad que concierne a la educación superior y a las
instituciones que la ejercen. Es una opción de interpretación que involucra un concepto y unos
principios de gran trascendencia. Porque, las instituciones universitarias deben estar soportadas en
esos principios y en esa línea conceptual.
2.3 La Universidad Cooperativa de Colombia.
En mi trabajo de grado, asumo el reto de ubicar el concepto de responsabilidad social, vinculado
con la gestión humana de la Universidad Cooperativa de Colombia. Lo anterior supone realizar un
recorrido histórico. Desde su creación, hasta el presente. Los insumos tienen que ver con el
acumulado de saberes desarrollados por la misma. En un espectro de intervención asociado al
desarrollo de nuestra Nación.
Por lo consiguiente, propongo como objetivo general, el siguiente:
-Realizar un seguimiento histórico asociado al origen de la Universidad Cooperativa de Colombia;
de sus postulados humanos y sociales y de la incidencia en el desarrollo de programas educativos
y extramurales. A partir de la noción de función social que involucra aspectos como la solidaridad,
3
Ley 30 de 1992. Ed. Escuela de Administración Pública, octubre 1991, pp.97-98
3
la calidad académica y la vinculación a procesos sociales relacionados con la búsqueda del
bienestar individual y colectivo en la sociedad colombiana e internacional.
Los objetivos específicos, son tres:
1. Entregar, de manera sucinta, una recopilación de la sucesión de momentos históricos en la vida
de la Universidad Cooperativa de Colombia.
2. Proporcionar información general y específica a la comunidad académica de la universidad y a
las personas vinculadas con los procesos educativos.
3. Proponer un diseño específico, a manera de hoja de ruta para dimensionar el valor que adquiere
la función social de las universidades. Tanto a nivel de nuestro país; como también a nivel
internacional.
2.4 De la metodología
Tiene que ver con ciertas pautas diseñadas, a nivel general, para la elaboración de trabajos de
grado y de investigación. Esto supone levantar información acerca de la Universidad Cooperativa
de Colombia, de su gestión académica y social a través del tiempo.
Además recopilar conceptos, a manera de muestra, acerca de la percepción que tienen los y las
estudiantes de la universidad; en términos de su posicionamiento en la sociedad, como sujeto de
iniciativas y concreciones.
Elaboración de un marco teórico y conceptual que nos permita contextualizar el proyecto.
2.5 Resultados:
Provienen de la metodología y del ejercicio mismo de la investigación. Porque, desarrolla un marco
teórico que involucra al contexto, en términos del entendido de poder, de gobierno, de Estado, de
educación superior y de su interacción entre sujetos individuales y colectivos. Por lo tanto, veremos
en el transcurso del trabajo, dimensiones generales y específicas de un proceso, en el cual el
agregado de calidad y que calidez, están anclados en los postulados básicos de mi trabajo: la
demostración de la inserción de la Universidad Cooperativa de Colombia en el contexto social que,
día a día, requiere de ese tipo de insumos para orientar su actividad.
4
Asumir este reto, supone indagar por los resultados concretos de un proceso en el cual la noción
de función social y responsabilidad social, pasa de ser unos conceptos abstractos, a constituir unos
referentes precisos que determinan, no solo la calidad en la prestación de un servicio; sino que
involucra a la calidez y al compromiso con el Estado y la sociedad en su conjunto.
La Universidad Cooperativa de Colombia, desde su fundación, ha propuesto y realizado un
universo de acciones, dadas por la generalidad y la especificidad de la educación superior y los
roles asignados . Tanto desde el punto de vista de la normatividad; como también desde una
opción autonómica que se desenvuelve a partir de programas de pregrado y de posgrado. Pero
también, y por eso se distingue el proceso de la Universidad Cooperativa de Colombia, por el
amplio espectro que adquiere la educación cooperativa y de la economía solidaria.
Por lo tanto, asumo la responsabilidad de esta indagación. Porque, en mi opinión, está en juego
otorgarle un soporte real y efectivo a la c construcción de país y de nación. Es desde esos
instrumentos de responsabilidad social y de función social, desde donde la participación ciudadana
constituye una dinámica de interacción mensurable en el tiempo y en el espacio, entendido este
como entorno social y normativo. Ante todo por la vigencia de una propuesta social, política y
económica, que ha sido tipificada como globalización. Se trata de proponer un contenido humano a
esa denominación; de una perspectiva académica vinculada a los problemas sociales, políticos y
económicos específicos.
3. Referente teórico
Mi trabajo postula un escenario teórico que involucra a los conceptos de estado, de sociedad y de
poder. Porque, en mi opinión, a partir de ahí se debe configurar la noción de función social y de
responsabilidad social. Un referente teórico así señalado, se convierte en una contextualización. La
cual, a su vez, le imprime una visión de largo aliento a esas nociones y las sitúa en posibilidad de
una lectura trascendente. De tal manera que se trata al sujeto individual, inmerso en el sujeto
colectivo. Es decir una precisión que permite, en desarrollo de la actividad académica y de
investigación de la Universidad Cooperativa de Colombia, no subsumir al sujeto individual en una
posición abstracta y fría.
Todo lo anterior lo abordo por la vía de trazar un recorrido, en el cual la interacción entre individuo
sociedad y estado, configuran un escenario tortuoso y complejo. Inclusive asumo algunas
tipificaciones relacionadas con el rol de la escuela (como un todo) y su incidencia en el desarrollo
del sujeto y de su autonomía. Es de anotar, que ofrezco unas opciones de interpretación, en
consonancia con la Misión y Visión de nuestra universidad.
5
La responsabilidad social y la gestión universitaria
(Caso: Universidad Cooperativa de Colombia)
CAPITULO PRIMERO
1. Marco conceptual o teórico
1.1 De lo conciente y lo inconciente.
Se trata de establecer el nexo entre acciones individuales y las acciones colectivas; a partir de
dilucidar el significado que adquiere la relación unilateral del sujeto, que ha internalizado
determinadas pautas, con lo externo; entendido como entorno ajeno. Al tiempo que se define su
interacción con respecto los otros y las otras que actúan también en ese mismo entorno. Algo así
como proponer, desde lo conceptual, un hilo conductor que permita entender la dinámica de ese
proceso y, por esta vía, las diferencias entre el sujeto individualmente considerado y el sujeto
colectivo; con todo lo que esto tiene de complejo, comoquiera que toda acción individual o colectiva
supone incidir sobre la exterioridad, a la manera de proceso que la transforma.
6
1.2Acerca del (la) sujeto (a) individual.
Elaborar una posición al respecto, supone la asunción de uno o varios referentes. Ante todo porque
está involucrada una noción del ser; en términos de subjetividad. Es decir, retomar algunos
insumos conceptuales que han ejercido como significantes; al momento de dirimir una
contradicción básica entre el (la) sujeto (a) entendido (a) como uno (a) autónomo (a) y lo externo,
entendido como universo que circunda al (la) sujeto (a) y lo (a) afecta; en cuanto lo (a) imprime,
otorgándole elementos que pueden ser tramitados o procesados. Es, en consecuencia, un tipo de
relación que permite identificar una aproximación a lo que podría llamarse utilitarismo primario; a
partir del cual cada sujeto (a) establece su propia visión y decide acerca de las condiciones en las
que delimita su territorio subjetivo, con respecto a la territorialidad general, externa; escenario que
comparte con los (as) otros (as) sujetos (as).
Lo anterior es tanto como entender la relación entre la naturaleza y el (la) sujeto individual. Ahora
bien, desde la perspectiva estrictamente centrada en la teoría del conocimiento; cabe una
aseveración (anterior a la lógica propuesta por la corriente del pensamiento complejo) la cual, a su
vez, involucra una contradicción; relativamente simple: en principio, el ser como sujeto (a)
individual, construye su internalización y su autonomía; a partir de un ejercicio, mediante el cual
procesa la información proporcionada por la exterioridad. Solo a partir de ahí le es dado al (la)
sujeto (a) una relación conciente con esa exterioridad; en razón a que la elaboración realizada por
el (ella) define, de por sí, la particularidad propia de su identidad y autonomía.
Así las cosas, entonces, hablar de la identidad del ser supone utilizar un concepto asociado a la
autonomía. Pero también al ejercicio que permite la apropiación de la exterioridad; como proceso
de internalización sin la cual no es posible una actuación individual conciente y diferenciada. Esto
es lo mismo que asumir como verificable, en la intervención de un (a) sujeto (a), las acciones
inherentes a su identidad construida en términos de su relación con la exterioridad. Aquí cabe un
entendido, de ese proceso que conlleva a la internalización individual, diferenciado. Es decir
asociado a momentos y/o períodos históricos; los cuales determinan la calidad y complejidad que
adquiere la autonomía, la identidad; la capacidad para regresar a la exterioridad; bien sea para
transformar la naturaleza física; o para interactuar con los (as) otros (as) sujetos (as) en términos
de comunicación; generando opciones de transformación cuya concreción supone una actuación
conjunta.
La anterior interpretación conduce a plantearnos un interrogante relacionado con la diferenciación
primaria entre los (as) sujetos (as), con respecto a la visión adquirida a partir del proceso de
7
internalización de la exterioridad. Esto supone entender (la interpretación) como dinámica; ajena a
un procedimiento lineal homogéneo. Veamos:
La internalización individual está dada por la realización de un ejercicio de apropiación de la
exterioridad, independiente. Es valida para cada sujeto (a) en su condición de ser que se diferencia
de los (as) otros (as); así sea en el período más primario. Es decir en aquel en donde la relación
con la naturaleza se ejerce a partir de insumos y procedimientos elementales. A manera de
ejemplo: los hombres y las mujeres definidos (as) como primitivos (as) en la historia de la
humanidad; no establecieron un tipo de relación igual con la naturaleza; así el producto de esa
relación se hubiera manifestado a través de una transformación y de utilidad similar; en cuanto
significó la provisión de recursos inmediatos en nexo con sus necesidades primarias. Cada uno
(a), en su ejercicio de apropiación de la exterioridad, adquirió y procesó elementos de manera
individual. Esto es lo que permite entender acciones posteriores diferenciadas; inclusive entre
aquellos (as) que compartía un mismo territorio físico y tenían pautas similares; entendidas estas
como insumos colectivos derivados de su relación con ese territorio común.
Visto así, entonces, no es pertinente la afirmación que reclama la vida colectiva primitiva, como
sinónimo de unanimismo o identidad colectiva, que diluye la apropiación individual de la
exterioridad. Si bien es cierto, en principio, que la intervención colectiva para la transformación de
la naturaleza, se tradujo en acciones en las cuales la división de las mismas(..o del trabajo) no
implicaba diferenciaciones en jerarquía que permitieran la acumulación individual; no es menos
cierto que estas acciones colectivas no conllevaron a subsumir lo individual, como proceso de
internalización, mediante la cual cada uno (a) construía su propia visión y pudo elaborar conceptos
diferentes, comparados con las visiones y conceptos de los (as) demás.
El ser individual, entonces, es tal en razón a su identidad y a su autonomía para elaborar visiones y
conceptos. Esto permite entender, a manera de ejemplo, el desarrollo y aplicación de opciones
individuales; en el mismo contexto de la transformación colectiva de la naturaleza. De no ser así,
el tránsito de un período a otro se hubiese producido sin ninguna contradicción; en condiciones de
homogeneidad en las cuales no habría lugar para el ensayo y la inventiva. Esto traduce: no todos
(as) reaccionaron de manera uniforme ante los retos derivados del proceso de transformación
colectiva de la exterioridad. Entre otras razones, porque la construcción individual de visiones y
conceptos, incluye un distanciamiento, una abstracción a través de la cual se construye la
identidad individual, como instrumentos indispensable para desarrollar la autonomía como
posibilidad y como requisito para la diferenciación. Esto no implica asimilar, de por sí diferenciación
individual a jerarquía y/o acumulación primaria de poder atado a la apropiación del producto
derivado del trabajo colectivo. Se trata, simplemente, de entenderlo como dinámica posible,
8
necesaria y lógica; en el contexto de la evolución traumática y compleja de la humanidad; desde
períodos históricos primarios hasta períodos en los cuales se expresan los logros alcanzados; por
la vía de la interacción entre las acciones colectivas e individuales.
Como corolario inicial es pertinente expresar lo siguiente: La condición de sujeto (a) individual está
dada por la asunción de la identidad y la autonomía; a partir de la diferenciación en el proceso de
aprehensión de la exterioridad. Esta identidad y autonomía, a su vez, permite establecer una
incidencia en la transformación de la exterioridad y una interacción con los (as) otros (as) sujetos
(as); sin subsumirse; sin perder los referentes propios originados en su particular visión e
interpretación (concepto) de la naturaleza y de la relación con los (a) otros (as).
1.3De la interpretación (conceptos) individuales y su incidencia en lo colectivo.
El ser individual es, de por sí, complejo. En cuanto logra, aún en su condición de individuo (a)
primario (a), construir su propia visión de la exterioridad. Este proceso está asociado a los sentidos
biológicos. La percepción, como ejercicio inicial que permite acceder a insumos externos, ejerce
como instrumento para recolectar esos datos y procesarlos. Ya ahí, la diferenciación se establece
por la vía del seguimiento y continuidad, originados en la capacidad para retener la información e
interpretarla. No es una memoria simbólica ni formal, como la de los otros animales. Esa memoria
trasciende a la repetición simple de lo aprendido, a manera de expresión espontánea y/o de
respuesta instintiva a motivaciones externas. Por el contrario, es una memoria en constante
actividad y que actúa como recurso pleno e intencional, cuando se hace necesario recordar lo visto
antes, lo vivido; a partir de experiencias individuales y colectivas. Así y solo así se puede entender
la capacidad que adquiere cada sujeto (a), para proponer y desarrollar opciones dirigidas al
proceso de transformación de la exterioridad. Pero también, para entender la construcción de una
simbología para sí; de tal manera que ejerza como instrumento fundamental, a la hora de definir
sus propias perspectivas; en cuanto expectativas originadas en su propia pulsación con respecto a
los (as) ) otros (as). Entonces, la esperanza, la ilusión, los afectos, el placer como elaboración
suya; constituyen referentes en los cuales se cruzan la individualidad y lo colectivo. No como
derogación de lo primero en función de lo segundo; sino como interacción que el (la) sujeto (a)
individual acepta, e incluso propone, en el camino hacia la obtención de un determinado fin. Ya, en
esta expresión, es pertinente entrever la influencia (...en esa memoria individual, como acumulado
constante) de las tradiciones aprehendidas por la vía de la imposición y/o de la experiencia directa,
que adquieren determinadas instancias simbólicas; construidas a partir de procesos individuales y
colectivos. Así entonces, a manera de ejemplo, cabe analizar en ese espectro; el rol de la religión,
de los códigos y paradigmas que ejercen como limitaciones al desarrollo pleno de la individualidad,
9
en cuanto adquieren una significación que trasciende a cada sujeto (a) y lo (a) obliga a un
acatamiento; so pena de quedar por fuera de esa figura de concertación colectiva que lo (a)
compromete. No reconocer la concertación (a la manera de equilibrio); tuvo siempre (...y tiene
ahora) para cada sujeto (a) repercusiones profundas. Inclusive, de su aceptación o no, depende en
muchos casos la existencia suya como sujeto (a) individual vivo, como actor válido.
En este contexto cabe una expresión relacionada con la incidencia que adquieren las opciones
propuestas, por parte de los (a) sujetos (as) individuales; en lo que hace referencia a la
interpretación de las pautas, paradigmas y condiciones vigentes en un determinado período
histórico. En sí esas pautas y condiciones, no son otra cosa que construcciones colectivas que
trasciendan a cada individuo (a). Podría aseverarse inclusive que, en las mismas; cada sujeto se
subsume, como quiera que no le esté permitido transgredirlas. Está obligado, en consecuencia, a
asumir una interpretación similar a la que realizan los (as) otros (as). Si su decisión es hacer
trasgresión, bien sea por la vía de proponer una interpretación diferente y/o de asumir la opción
directa de cuestionarlas y trabajar por su destrucción; se entiende que asume las consecuencias a
que esto conlleva…Entonces se configura, a partir de esa intervención individual, una
confrontación con la simbología e iconografías colectivas. Aquí, en esa confrontación, se enfrenta
la construcción individual con la construcción colectiva. Esto es válido, como decíamos arriba,
tanto para los paradigmas colectivos asociados a la religión; como para aquellos paradigmas
asociados a la noción de ordenamiento y de jerarquización. Queda claro, asimismo, que estas
construcciones colectivas, son posteriores a la apropiación primigenia de la exterioridad, a la
internalización primera realizada por cada sujeto (a) en su contacto inicial con la naturaleza. Es
decir, son elaboraciones, desarrolladas en el tiempo y en el espacio; como acciones concientes o
inconcientes (...o mediante una interacción entre los dos estados) en donde se aplica el
conocimiento acumulado, a manera de ordenamiento de las percepciones recibidas y
almacenadas en la memoria. Pasa a ser, por esta vía, una memoria de todos y todas. Una
memoria colectiva que se construye a través de la comunicación y de la instauración de códigos e
íconos que dan fe de la concertación.
Toda herejía, en principio, es una acción individual. Compromete a quien realiza una interpretación
diferente y se decide a proponerla como opción. Bien sea como modificación parcial de las pautas,
paradigmas y condiciones instaurados como referentes colectivos; o como alternativa que conlleva
a una modifi9cación total, radical. Algo así como o son esas pautas y paradigmas o son estas
pautas y paradigmas alternativos. Ya ahí, en esa acción de proponer una alternativa, se configura
un distanciamiento con respecto al ordenamiento vigente. Adquiere ese hecho un significado
asimilado a la ruptura. En el proceso de enfrentar esa opción (...u opciones) con las existentes; el
(la) sujeto (a) que ejerce como cuestionador (a), desemboca en una posición herética. A partir de
10
ahí, se trata de definir las condiciones y el tipo de acciones a realizar, el proceso de difusión de la
opción u opciones nuevas. Aquí, condiciones, tienen que ver con los insumos recaudados para
sustentar la nueva opción. Un tipo o tipos de acciones, tiene que ver con realizar una confrontación
individual absoluta. O la adquisición, mediante el proceso de persuasión o imposición, de una
aceptación de los (as) otros (as). De tal manera que pueda presentarse y desarrollar como opción
u opciones colectivas. Esto no es otra cosa que el comienzo de una sumatoria de acciones
diferenciadas; en procura de lograr la aceptación y acatamiento, bien sea de la modificación parcial
o de la erradicación de las anteriores pautas y paradigmas y, en su reemplazo, erigir las nuevas.
De todas maneras, bien sea que se actúe n un u otro sentido, es evidente la necesidad de cierta
subyugación hacia los otros y las otras. Algo así como entender y aceptar el principio básico
relacionado con el ordenamiento y el equilibrio por la vía de la imposición de pautas y paradigmas:
siempre existan referentes establecidos como condición para el ordenamiento y el equilibrio; habrá
unos códigos y obligaciones que ejercen como limitación a la libertad individual. Alcanzar unos
nuevos referentes, unos nuevos códigos y nuevas obligaciones; supone la realización de acciones
que controvierten lo anterior.
2. El proceso cognitivo
2.1 El sujeto que aprende, su condicionante cognoscitivo.
Los términos de referencia, en relación con el proceso cognitivo, tienen que ver con el nexo que
establece cada sujeto (hombre o mujer) con el entorno social; la manera como se asume con
respecto a ese entorno y, por esto mismo, la interacción consigo mismo (a). Pero también
intervienen, a manera de condicionantes activos (as), quienes ejercen como orientadores (as).
Estos (as) últimos (as), en razón a su rol, unas opciones. Por lo tanto, efectúan algo así como una
restricción en la manera como cada sujeto percibe y entiende ese entorno y su lugar en el.
Visto así, entonces, la capacidad cognitiva está condicionada. Tanto como entenderla en nexo con
las directrices y las expresiones derivadas de la asimilación previa y del método utilizado por parte
de quien o quienes actúan como orientadores (as). La acción de transferir el conocimiento, en
consecuencia, no es otra cosa que convocar a cada sujeto receptor (a) para que asuma esas
directrices y expresiones. Puede decirse que estas ejercen como constantes invariables durante un
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determinado espacio de tiempo. La diferenciación, lo que garantiza la heterogeneidad y diversidad,
tiene relación con el método con el cual se efectúa esa transferencia.
Desde esta perspectiva, es pertinente citar la definición propuesta por el profesor Philip W.
Jackson: “Cualquier intento por describir las características psicológicas, tan amplio y diverso como el de
quienes responden al título de maestro, está destinado a fracasar casi desde el principio. Esto se debe por lo
menos a dos razones. La primera de ellas la constituyen los hechos evidentes de dimensión y diversidad, los
cuales hacen inevitable que no importe lo que se diga de un miembro típico de ese grupo, pues resultará falso
para muchísimos otros miembros de la misma clase. Existen muchos tipos de maestros: profesores
universitarios y asistentes de jardín de niños, buenos y malos maestros, novatos y veteranos. La variabilidad
que hay en estas subcategorías parecería contravenir, desde el principio, todos los esfuerzos que hagamos
por generalizar. La segunda razón estriba en que el tener que decir algo sobre las características psicológicas
de un grupo tal – sus hábitos de pensamiento y sus habituales posiciones intelectuales-, hace la tarea
doblemente difícil. La cognición es un asunto privado que, si acaso se presenta, se refleja oscuramente en lo
que la gente dice o hace. Computar el promedio de edad o el nivel de ingresos anuales de los maestros quizá
se tarea fácil, pero describir su forma de pensar es infinitamente más difícil, tanto así que parece más
prudente aceptar de antemano la derrota...”
4
Se trata ahora de precisar acerca de los contenidos inherentes al proceso cognitivo y, al mismo
tiempo, de la capacidad cognoscitiva del sujeto o los sujetos; en un escenario en el cual aparecen
elementos vinculados a determinadas categorías que definen lo normal o anormal, con respecto a
ese sujeto y/o sujetos receptores.
Queda claro, en principio, que el (la) orientador (a) actúa como sujeto condicionante en primera
instancia; independientemente de este otro factor o factores; es decir, haciendo abstracción de las
categorías de normalidad y anormalidad aplicables a los (as) receptores (as) de esa orientación o
transferencia de su proceso cognoscitivo.
2.2. El concepto de realidad y su aprehensión.
Ya se ha expresado arriba una posición en lo que tiene que ver con la percepción y la aceptación
de la exterioridad, por parte de cada sujeto individual...y de los sujetos colectivos. Hasta ahí,
asumíamos la existencia de condiciones exentas de elementos vinculados a una determinada
incapacidad para captar y entender los referentes propuestos. Por lo tanto, entonces, las opciones
derivadas a partir de ahí, aparecen como posibilidad de acoger e internalizar de manera
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Jackson, Philip W., “Cómo piensan los maestros”. Tomado de recopilación realizada en el texto: La
Psicología en la práctica educativa, primera edición en español, mayo 1981. Editorial Trillas, México.
Recopilador: Lasser, Gerald S., página 23.
12
homogénea o heterogénea esos referentes y, por extensión, el amplio espectro en lo que hace
relación a la exterioridad, como entorno circundante inmediato o mediato. Visto así, en
consecuencia, la realidad es una aprehensión de esos mensajes y la asunción de roles específicos
con respecto a ella, está cruzada por las características de esos mensajes o referentes.
Ahora bien, tratándose de una tipificación en nexo con los patrones establecidos como válidos para
captar y entender la realidad y el tejido relacional con esta, incluidos (as) los (as) otros (as) sujetos
(as); se ha admitido las figuras de normalidad y anormalidad; para designar las características
precisas que adquiere esa aprehensión; tanto de la realidad como del tejido relacional inherente a
la intervención que efectúa cada sujeto (a). Esto supone, entonces, la existencia de tipologías
asociadas al comportamiento humano, su explicación y justificación.
El desarrollo de estas tipologías y su profundización, permiten inferir precisiones acerca de las
condiciones normales y/o anormales en las que se desenvuelve la interacción de los (as) sujetos
con la exterioridad. Es, en otras palabras, hablar de las condiciones en las cuales se produce la
aprehensión e internalización. Ya, en este otro escenario, se introduce la noción de diferenciación,
asociada a la características de cada sujeto o colectivo.
2.3 De la interpretación (conceptos) individuales y su incidencia en lo colectivo.
El ser individual es, de por sí, complejo. En cuanto logra, aún en su condición de individuo (a)
primario (a), construir su propia visión de la exterioridad. Este proceso está asociado a los sentidos
biológicos. La percepción, como ejercicio inicial que permite acceder a insumos externos, ejerce
como instrumento para recolectar esos datos y procesarlos. Ya ahí, la diferenciación se establece
por la vía del seguimiento y continuidad, originados en la capacidad para retener la información e
interpretarla. No es una memoria simbólica ni formal, como la de los otros animales. Esa memoria
trasciende a la repetición simple de lo aprendido, a manera de expresión espontánea y/o de
respuesta instintiva a motivaciones externas. Por el contrario, es una memoria en constante
actividad y que actúa como recurso pleno e intencional, cuando se hace necesario recordar lo visto
antes, lo vivido; a partir de experiencias individuales y colectivas. Así y solo así se puede entender
la capacidad que adquiere cada sujeto (a), para proponer y desarrollar opciones dirigidas al
proceso de transformación de la exterioridad. Pero también, para entender la construcción de una
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simbología para sí; de tal manera que ejerza como instrumento fundamental, a la hora de definir
sus propias perspectivas; en cuanto expectativas originadas en su propia pulsación con respecto a
los (as) ) otros (as). Entonces, la esperanza, la ilusión, los afectos, el placer como elaboración
suya; constituyen referentes en los cuales se cruzan la individualidad y lo colectivo. No como
derogación de lo primero en función de lo segundo; sino como interacción que el (la) sujeto (a)
individual acepta, e incluso propone, en el camino hacia la obtención de un determinado fin. Ya, en
esta expresión, es pertinente entrever la influencia (...en esa memoria individual, como acumulado
constante) de las tradiciones aprehendidas por la vía de la imposición y/o de la experiencia directa,
que adquieren determinadas instancias simbólicas; construidas a partir de procesos individuales y
colectivos. Así entonces, a manera de ejemplo, cabe analizar en ese espectro; el rol de la religión,
de los códigos y paradigmas que ejercen como limitaciones al desarrollo pleno de la individualidad,
en cuanto adquieren una significación que trasciende a cada sujeto (a) y lo (a) obliga a un
acatamiento; so pena de quedar por fuera de esa figura de concertación colectiva que lo (a)
compromete. No reconocer la concertación (a la manera de equilibrio); tuvo siempre (...y tiene
ahora) para cada sujeto (a) repercusiones profundas. Inclusive, de su aceptación o no, depende en
muchos casos la existencia suya como sujeto (a) individual vivo, como actor válido.
En este contexto cabe una expresión relacionada con la incidencia que adquieren las opciones
propuestas, por parte de los (a) sujetos (as) individuales; en lo que hace referencia a la
interpretación de las pautas, paradigmas y condiciones vigentes en un determinado período
histórico. En sí esas pautas y condiciones, no son otra cosa que construcciones colectivas que
trasciendan a cada individuo (a). Podría aseverarse inclusive que, en las mismas; cada sujeto se
subsume, como quiera que no le esté permitido transgredirlas. Está obligado, en consecuencia, a
asumir una interpretación similar a la que realizan los (as) otros (as). Si su decisión es hacer
trasgresión, bien sea por la vía de proponer una interpretación diferente y/o de asumir la opción
directa de cuestionarlas y trabajar por su destrucción; se entiende que asume las consecuencias a
que esto conlleva…Entonces se configura, a partir de esa intervención individual, una
confrontación con la simbología e iconografías colectivas. Aquí, en esa confrontación, se enfrenta
la construcción individual con la construcción colectiva. Esto es válido, como decíamos arriba,
tanto para los paradigmas colectivos asociados a la religión; como para aquellos paradigmas
asociados a la noción de ordenamiento y de jerarquización. Queda claro, asimismo, que estas
construcciones colectivas, son posteriores a la apropiación primigenia de la exterioridad, a la
internalización primera realizada por cada sujeto (a) en su contacto inicial con la naturaleza. Es
decir, son elaboraciones, desarrolladas en el tiempo y en el espacio; como acciones concientes o
inconcientes (...o mediante una interacción entre los dos estados) en donde se aplica el
conocimiento acumulado, a manera de ordenamiento de las percepciones recibidas y
almacenadas en la memoria. Pasa a ser, por esta vía, una memoria de todos y todas. Una
14
memoria colectiva que se construye a través de la comunicación y de la instauración de códigos e
íconos que dan fe de la concertación.
Toda herejía, en principio, es una acción individual. Compromete a quien realiza una interpretación
diferente y se decide a proponerla como opción. Bien sea como modificación parcial de las pautas,
paradigmas y condiciones instaurados como referentes colectivos; o como alternativa que conlleva
a una modifi9cación total, radical. Algo así como o son esas pautas y paradigmas o son estas
pautas y paradigmas alternativos. Ya ahí, en esa acción de proponer una alternativa, se configura
un distanciamiento con respecto al ordenamiento vigente. Adquiere ese hecho un significado
asimilado a la ruptura. En el proceso de enfrentar esa opción (...u opciones) con las existentes; el
(la) sujeto (a) que ejerce como cuestionados (a), desemboca en una posición herética. A partir de
ahí, se trata de definir las condiciones y el tipo de acciones a realizar, el proceso de difusión de la
opción u opciones nuevas. Aquí, condiciones, tienen que ver con los insumos recaudados para
sustentar la nueva opción. Tipo de acciones, tiene que ver con realizar una confrontación individual
absoluta. O la adquisición, mediante el proceso de persuasión o imposición, de una aceptación de
los (as) otros (as). De tal manera que pueda presentarse y desarrollar como opción u opciones
colectivas. Esto no es otra cosa que el comienzo de una sumatoria de acciones diferenciadas; en
procura de lograr la aceptación y acatamiento, bien sea de la modificación parcial o de la
erradicación de las anteriores pautas y paradigmas y, en su reemplazo, erigir las nuevas.
De todas maneras, bien sea que se actúe n un u otro sentido, es evidente la necesidad de cierta
subyugación hacia los otros y las otras. Algo así como entender y aceptar el principio básico
relacionado con el ordenamiento y el equilibrio por la vía de la imposición de pautas y paradigmas:
siempre existan referentes establecidos como condición para el ordenamiento y el equilibrio; habrá
unos códigos y obligaciones que ejercen como limitación a la libertad individual. Alcanzar unos
nuevos referentes, unos nuevos códigos y nuevas obligaciones; supone la realización de acciones
que controvierten lo anterior.
2.4 Del sujeto Colectivo
Ahora se trata de establecer los términos de referencia, a partir de los cuales se configura la
presencia y las acciones del colectivo; como sujeto pleno que trasciende a la individualidad pero no
la puede subsumir.
Desde una interpretación etimológica, sujeto colectivo se entiende como figura plural. Es decir, se
asume su configuración como sumatoria, simple o compleja, de individualidades con presencia en
un determinado escenario, ámbito o territorio. También involucra un concepto adjunto, que da
15
cuenta de una posición asimilada a la conciencia y a su significado. Algo así como entender al
sujeto colectivo en condición vinculante con respecto a una visión (o visiones) y a una
interpretación de la exterioridad que lo circunda. El problema radica en la posibilidad efectiva para
precisar el nexo entre esa figura colectiva y la individualidad, sin que implique la disolución.
Porque, a partir de una interpretación centrada en el estricto comportamiento mecánico; podría
pensarse en una dicotomía elemental, en donde la conciencia colectiva es una expresión que
traduce los acumulados históricos, en cuanto vivencias, como información procesada que induce
a una definición desde la perspectiva cultural.
De todas maneras, la interpretación de lo colectivo, supone un imaginario. Este, a su vez, debe
estar asociado al concepto de espacio físico. Algo así como establecer una dinámica en la cual
aparece la interrelación entre los (as) sujetos (as) individuales, asociados e integrados con
respecto a determinados códigos reconocidos como válidos. Ya decíamos ante, en esta misma
línea de reflexión: los referentes, entendidos como códigos, pueden ejercer como punto de
equilibrio; a través del cual se expresan las coincidencias. Ahora bien, la complejidad en la
interpretación del significado y alcance de este equilibrio, está dado por el análisis del recorrido
previo para acceder al mismo. Tal parece que se presentan dos opciones en la interpretación. Una
de ellas tiene que ver la identidad pasiva que realiza cada sujeto individual con los códigos o
referentes generales que inducen al equilibrio. La otra tiene que ver con la coacción, con la
imposición, por la vía de acciones ejercidas por parte de quien o quienes se erijan como centro y/o
como intérpretes únicos de esos códigos.
La primera opción supone un tránsito no traumático, mediante el cual cada sujeto asume la
identificación con los códigos (conciente o inconciente). Es de suponer que, ya ahí en ese tránsito
hacia la identificación o reconocimiento, se configura una ruptura con respecto al yo absoluto. Se
traslada parte de la identidad personal, a la identidad colectiva; como condición indispensable para
acceder al equilibrio. Se entiende y acepta esa necesidad, en una perspectiva grupal, plural. Ahora
bien, los códigos pueden adquirir características religiosas, o de simples premisas para el trabajo
asociado; o de compromisos para establecer una figura colectiva relacionada con el ordenamiento
global de obligaciones; o una sumatoria compleja de todas estas las anteriores. Lo cierto es que la
aceptación se expresa como actitud soportada en la libertad para definir.
La segunda opción supone la presencia de posiciones previas; en las cuales es evidente una
diferenciación en términos no solo de interpretación y elaboración con respecto a la exterioridad;
sino también en términos de apropiación unilateral de los acumulados históricos de las vivencias
entendidas como insumos para la construcción de los códigos, referentes..o paradigmas. Aquí,
entonces, se configura un recorrido traumático; por cuanto supone la restricción impuesta a las
16
posibilidades individuales. No es ya la aceptación en libertad; es por el contrario la imposición a
reconocer, tanto los referentes en sí, como también a quien o quienes los representan y los
imponen.
3. De la noción de poder y su ejercicio.
Ahora es pertinente desarrollar algunos conceptos en relación al comportamiento del sujeto
colectivo; a partir de su separación con respecto a los (as) sujetos (as) individualmente
considerados. Supone, entonces, la aceptación de su existencia con expresión propia; regida por
pautas que, a su vez, pueden ejercer como referentes generales. El problema tiene que ver con
precisar las condiciones y/o prerrequisitos necesarios para consolidar la figura de la instancia
abstracta; aquella que se desprende del sujeto colectivo y se rige como referente que debe ser
acatado; no solo por los (as) sujetos (as) individuales; sino también por la colectividad que se
construye y se hace plena en razón a la interacción constante entre los (as) sujetos (as). Ya, aquí,
puede hablarse de una prefiguración territorial y de unos vínculos que hace posible esa
interacción. Supone la aceptación de la identidad individual propia de cada sujeto (a); pero también
la existencia de los (as) otros (as) como pares que comparten una misma identidad colectiva.
3.1 ¿Qué es el poder?
Habábamos arriba acerca de las condiciones en las cuales se puede concretar la aceptación, por
parte de los (as) sujetos (as) individuales, de unos referentes y/o principios básicos; por fuera de si.
Es decir, externos a cada uno, a cada una. Quedó clara, en esta línea de análisis, la interpretación,
a partir de dos opciones. Una u otra, definen tránsitos diferentes hacia la consolidación de de los
principios, referentes o paradigmas que han de centrar y orientar el quehacer de los (as) sujetos
(as) individuales; en un entorno preciso, en el cual se involucra la aceptación de los (as) otros (as)
como pares. Pero, al mismo tiempo, adquiere el significado inherente a la separación de esos
principios-referentes con respecto a lo colectivo, entendido como sujeto que simplemente asume
como sumatoria de las individualidades. Es decir, empieza a erigirse como figura que trasciende a
los (as) sujetos (as); tanto en lo individual como en lo colectivo.
También habíamos expresado acerca de la connotación que esto adquiere; en cuanto supone la
presencia de quien o quienes asumen como responsables del manejo o supervisión del
acatamiento debido en torno a esos principios-referentes. Es algo así como indagar con respecto a
las condiciones que debe o deben reunir ese sujeto (a), o esos (as) sujetos (as).
17
Desde la interpretación propuesta por Marx y Engels; podría aseverarse que el ejercicio de esa
responsabilidad supone la asunción de una posición de dominio, como efecto colateral de una
apropiación con respecto a los excedentes de los bienes producidos por la vía del trabajo, de la
transformación de la naturaleza. A lo anterior podría agregarse, como extensión necesaria, la
apropiación de los acumulados del conocimiento adquirido en ese mismo proceso. De ser así,
entonces, surge un nuevo elemento alusivo a la cultura; entendida como superestructura
construida a partir de la relación establecida con la exterioridad (naturaleza). Aparece, por esa
misma vía, la figura de beneficiarios o beneficiarios. Esto, de por sí, adquiere el significado propio
de unas relaciones, ya no en igualdad de condiciones; sino en las cuales se establece un dominio
sobre aquellos (as) que no ejercen como tal.
Otra alternativa, para la interpretación, tiene que ver con la posición Kantiana; en la cual aparece la
razón como sujeto abstracto que conduce los procesos. Por lo tanto, adquiere una connotación
ajena a los (as) sujetos (as), en tanto se entiende como condición preexistente al proceso de
transformación de la naturaleza. Por lo mismo, entonces, se entiende como extensión y aplicación
modificada de la posición socrática y aristotélica. La variante tiene que ver con el de que, en Kant,
la Razón aparece como abstracción que ejerce como referente, inherente a la noción de poder;
como instancia que convoca y que debe ser acatada; en cuanto se concreta a través de una figura
asimilada al concepto de Estado.
Ya, aún antes de Marx, Engels y Kant; Juan Jacobo Rousseau; Tomas Hobbes y Nicolás
Maquiavelo, desarrollaron teorías alrededor de ese concepto de poder y de dominio. Opciones
diferencias hacia la interpretación de ese hecho. Variantes como el equilibrio entre lo colectivo y lo
individual, a través de la aceptación y la concertación (Contrato Social, postulado por Rousseau); o
como la exaltación y justificación de un ejercicio de dominio, desde una perspectiva centrada en la
imposición (Leviatán, de Hobbes); o como figura asociada a la intermediación y trámite conciente
de un sujeto individual que impone una determinadas condiciones (El Príncipe, de Nicolás
Maquiavelo).
El asunto queda planteado y precisa de un desarrollo, si se pretende dilucidar el significado del
control ejercido sobre los (as) sujetos (as) individualmente considerados (as)..o sobre estos (as),
entendido como colectivo que no ejercen como beneficiarios (as) de este control.
Tal y como lo hemos insinuado, el poder no es otra cosa que el control ejercido por parte de quien
o quienes adquieren la capacidad para hacerlo Acceder a esta capacidad, su explicación, se
explica según sea la interpretación asumida. De todas maneras, en estricto, desde el momento en
que se configura una determinada forma de control; este actúa como condicionante que impide el
18
desarrollo, pleno y absoluto, de la libertad individual entendida en los términos ya señalados: como
posibilidad que tiene cada individuo (a) para interactuar con la exterioridad; a partir de sus propias
vivencias. De su particular nexo con la misma y con el (la) otro (a). Supone, en fin, la pérdida de la
autonomía primaria. Esto explica, hasta cierto punto, la tensión latente que acompaña todo
proceso mediante el cual se efectúa una imposición. Una tensión ya prefigurada por Freíd en
“Tótem y Tabú”...y desarrollada por (sin saberlo) por Engels en “El origen de la familia, la
propiedad privada y el estado”. Con mayor claridad, Marcase, identifica ese nexo en sus trabajos:
“El hombre unidimensional” (en tanto que sitúa una interpretación del control político, como yunta
que inhibe al –la- sujeto –a-) y en “Eros y Civilización” (en tanto se retoma todo el espectro,
derivado del malestar que acompaña a cada sujeto – a-, desde el momento mismo de su
vinculación forzada a la vida colectiva.).
Así entendido, entonces, el poder inhibe el desarrollo del (la) sujeto (a). Supone la instauración de
unos referentes para interpretar el nexo que cada uno (a) realiza con la exterioridad y de la
internalización que este (a) efectúa, como efecto colateral de esa relación primaria. Algo así,
entonces, como objetivar los acumulados de procesos anteriores, convirtiéndolos en pautas que
deben ser aceptadas. Por esta vía, en consecuencia, podría entenderse esa inhibición, en
condiciones similares a la que existe con respecto a los condicionantes primarios anclados en los
contenidos propios de la religión. En principio, podría aseverarse que (en estricto) poder y religión
causan el mismo efecto en cada sujeto (a)...la inhibición. En torno a este hecho, cabe expresar
desde ahora un elemento que será desarrollado posteriormente: Cuando se actúa, de manera
individual o colectiva, en contra de esa inhibición; se configura un conflicto que origina un castigo,
una sanción; por parte de quienes ejercen como controladores hacia quien o quienes actúan en
contravía de los referentes. Es el caso, a manera de ejemplo, de lo sucedido con Prometeo.
3.2. El poder político.
A manera de ilustración (...Con reservas obvias), es pertinente presentar la reflexión efectuada por
Francisco Segui, el prólogo a una de las ediciones de La República (Platón); veamos: “...Si la vida
ciudadana, la polis como forma comunitaria, se hunde desgarrada por el escepticismo, el agnosticismo y el
relativismo, la polis como organización política sucumbe ante el empuje de la democracia. Y si Sócrates
buscaba la solución invitando a revisar los conceptos éticos, a encontrar lo absoluto, Platón idea todo un
mecanismo político-social. Su República no es una descripción de un mundo ideal: es una técnica de
formación de una sociedad. Aunque de vez en vez caiga en ciertas disquisiciones sobre conceptos tales el de
justicia o felicidad, está orientada al estudio de los aparatos de control social. Su objetivo es el orden, la
estabilidad (rechazará todo cambio que no sea un acercamiento al ideal descrito en la obra). Y para ello parte
de la educación. La educación es el principal elemento represivo, el medio más eficaz para el control, el más
apropiado homogenizador social. Educar es, para Platón, construir ciudadanos. En la educación se hará al
19
ciudadano: se condicionará su sensibilidad, su voluntad y su pensamiento, de modo que nada pueda desear
sino aquella situación que por naturaleza le pertenece.
Toda técnica de control social responde a una concepción del hombre y de la vida, sin duda. Pero es un error
pensar que Platón extrae sus ideas políticas de la teoría de las ideas. Al contrario, la Ideas serán una
metafísica, una cosmovisión, una especie de creencia favorable para llevar a cabo la política…”
5
Desde la interpretación acerca del poder, propuesta y desarrollado en este escrito, es evidente la
asimilación al concepto de control. El asunto siguiente tiene que ver con su definición en términos
de control político. Lo anterior, por cuanto la noción de política, adquiere una connotación
relacionada con la actuación colectiva. Algo así como entenderla, en el contexto permitido por los
agregados adquiridos a través de determinados procesos previos. Es decir: la política no
constituye una opción originada en el proceso de internalización que efectúa cada sujeto (a), con
respecto a la exterioridad. Es, por el contrario, el desarrollo de elaboraciones acumuladas, a través
de procesos que trascienden a cada sujeto (a); comoquiera que se configuran a partir de una
forma de apropiación realizada por parte de quien o quienes convierten esas elaboraciones, en
opciones que entran a ejercer como referentes. En consecuencia constituyen, por esto mismo, un
mandato; una convocatoria que pretende el reconocimiento individual y colectivo. Está expresada
en códigos (...o definiciones) que conforman un cuerpo teórico, con repercusiones prácticas en el
quehacer cotidiano. Es, en otras palabras, el soporte necesario para ejercer gobierno, autoridad;
por parte de quien o quienes se han separado de los (as) otros (as); en su condición de
usufructuarios (as) de esos mismos códigos.
La diferenciación comienza, desde el momento mismo en que aparecen insumos que la permiten.
Si bien es ilustrativa la interpretación (...un poco lineal) propuesta en el recorrido: sociedad
primitiva-esclavismo-feudalismo-capitalismo; como proceso explicativo en cuanto al origen de la
dominación. Lo cierto es que el asunto es mucho más complejo. Porque supone, entre otras cosas,
retomar el entendido de la apropiación de los referentes y su imposición; a partir de un ejercicio
originado en la diferenciación; pero asimismo, en nexo con el proceso de internalización individual.
Valga presentarlo de la siguiente manera: si la sociedad primitiva descrita por Lewis H. Morgan,
constituyó un estado en el desarrollo de la humanidad; no puede inferirse, necesariamente, la
ausencia de determinadas formas de diferenciación...y de control. Con las limitaciones
sociológicas y políticas propias de su investigación, el texto que la resume, tiene elementos
importantes; en cuanto a la interpretación de los hechos originados en la misma investigación que
se relacionan con la actividad humana. Por lo mismo es pertinente resaltar lo siguiente:
5
Segui, Francisco. Prólogo a La República, Tomo I. Ed.Universales, Bogotá
20
“..Los hechos indican la formación gradual y el desarrollo subsiguiente de ciertas ideas, pasiones y
aspiraciones. Aquellos que ocupan las posiciones más prominentes, caben ser generalizados como
crecimientos de ideas particulares, a las que se encuentran íntimamente vinculadas…
..ÚLTIMO. La idea de propiedad se formó lentamente en el pensamiento humano, permaneciendo naciente y
endeble durante períodos inmensos de tiempo. Adquiriendo vida en el salvajismo, requirió toda la experiencia
de este período y del subsiguiente, de la barbarie, para desarrollar el germen y preparar el cerebro humano
para la aceptación de su influencia de contralor. Su imperio como pasión por sobre todas las demás pasiones,
señala el comienzo de la civilización...”
6
Ahora bien, como lo hemos señalado arriba, el poder adquiere significado a partir de la apropiación
unilateral de insumos relacionados con el conocimiento acumulado. Esta apropiación permite la
elaboración de unas determinadas condiciones que deben ser acatadas, por parte de quien o
quienes no actúan en posición de usufructuarios. Así planteado, entonces, no implica
necesariamente un nexo primario con la posesión de bienes. Otra cosa es que la posesión permita
el desarrollo y consolidación posteriores de mecanismos de control y, por esta vía, de imposición.
Lo anterior es lo mismo que entender la dinámica del poder y del control; como una sucesión de
eventos en los cuales se van estructurando unas instancias en las que predominan instrumentos
conceptuales, como opciones únicas para la interpretación de la naturaleza y de las relaciones
necesarias para transformarla…o, simplemente, para convivir con ella.
A partir de esta lógica para la interpretación del poder; se entiende que este adquiere una
connotación política, como opción válida en el proceso de consolidación y defensa del mismo, por
parte de quien o quienes actúan como detentadores. Lo que, en principio, era un control en
términos de pautas y códigos propuestos (...o impuestos) como única alternativa para establecer
un nexo con la externalidad; se convierte un la instauración de instancias que identifican esos
pautas y códigos con los usufructuarios. Esto supone el desarrollo de mecanismos constitutivos de
reglas orientadas a distanciar, aún más, el poder con respecto a quienes se controla. Es decir este
(el poder) se torna mucho más complejo; comoquiera que se configura la intermediación como
requisito indispensable para acceder a sus representantes. El territorio, en este contexto, deja de
ser simple externalidad primaria, natural en la cual se efectúa la interacción y el intercambio por
parte de los (as) sujetos (as). Se convierte, por lo mismo que se consolida la figura del poder, en
escenario en el cual la relaciones (...Sociales) adquieren características, cada vez, más complejas.
Ya no es, entonces, la simple aceptación de los códigos originarios, casi siempre asociados a la
religiosidad. Ahora se trata de una figura ensanchada de este. Una ampliación del espectro; en
función de los nuevos elementos que lo acompañan y sustentan.
6
Morgan, Lewis H. La Sociedad Primitiva, edición Divulgación Cultural Universidad Nacional de Colombia,
1972.
21
Vale la pena reiterar acerca del condicionamiento que se le imprime a la actuación individual. El
proceso, por medio del cual se instaura la dominación, supone una inhibición a la libertad. Ya no
existe la posibilidad de ejercer la autonomía inicial; para exteriorizar los conceptos elaborados a
partir de la relación con la naturaleza, con la externalidad. Lo que prevalece, ahora, es la asunción
de los referentes establecidos como única opción posible. Es una interpretación mediada por los
códigos y las instancias desarrolladas por parte de quien o quienes ejercen como detentadores de
esos referentes. A esto se agrega el hecho del nexo entre esa acción de control primaria y la
evolución del sistema de apropiación de los excedentes derivados del trabajo. Se configuran,
entonces, unas relaciones sociales en las que prevalece la imposición de reglas. Algo así como
una sumatoria de conceptos básicos que obligan. Actuar en contravía de los mismos sitúa, a quien
o quienes lo hacen, por fuera de esas condiciones. Por lo tanto debe ser entendió como desafío,
como rebelión. Esto es lo que explica, en términos del concepto de legalidad, la estructuración de
figuras que describen y validan el castigo; como procedimiento indispensable para mantener el
control. Es ahí en donde, el poder, adquiere su connotación política.
Es pertinente, para este caso, citar la posición expresada por J.C. Friedrich, en su texto La filosofía
del derecho. “..Puesto que para el derecho siempre tiene importancia fundamental que la obligación de sus
normas se encuentre firmemente anclada en la convicción de la legitimidad de la autoridad que crea la ley,
sea Dios, sea la acción popular, la importancia de las normas legales en la vida social estará, en todo
momento, hondamente influida por la fe en la legitimidad del gobierno que las impone y por la cual son
creadas. El nomos y el jus de griegos y romanos estuvieron en vigor mientras se mantuvo la fe en la
comunidad de la polis, pues la polis estaba regulada por el nomos y el jus, debido a la constante fe del
pueblo en la heroica sabiduría de algún antiguo legislador, ya fuera un Solón, un Licurgo, o las Doce Tablas.
Sin embargo, para los judíos del Antiguo Testamento, no fue Moisés, ni siquiera los profetas, sino el Dios
único, quien habló a Moisés y le ordenó que comunicara sus leyes a su pueblo (Levítico 19: 1-2). Y fue su
pueblo el que quedó convertido en una comunidad sagrada gracias a esa comunicación, por la santidad
misma del Dios que había dictado las leyes. Y de esta santificación, al dar y obedecer la ley, se desarrolló o,
quizá fuera mejor decir que se derivó, como corolario la doctrina del pueblo elegido...”
7
3.3 El concepto de Estado
Ya quedó planteada la interpretación en torno al poder y al control. Se infiere, en consecuencia,
una connotación asociada al concepto de sociedad; entendida como interacción colectiva en un
determinado territorio y cohesionada por una reglamentación; impuesta como norma de obligatorio
acatamiento.
7
Friedrich, C.J., La Filosofía del derecho, ed. Fondo de Cultura Económica
22
Cabe ahora extender esa interpretación. Ya no tanto en lo que hace referencia a la implementación
coercitiva de los códigos y de las instancias a cuyo cargo está la vigilancia y desarrollo de los
mismos. Se trata de entender la dinámica que adquiere esa implementación; a través de un
proceso que va instaurando instancias, como figuras mucho más complejas en lo que hace
referencia a los mecanismos de control, de su desarrollo y distanciamiento con respecto a la
interpretación primaria, rígida de la inhibición y subyugación hacia el (..o los) sujeto (os).
Lo que antes era un escenario en el cual se exhibían unas relaciones simples de dominación;
ahora se va convirtiendo en territorio en donde los códigos y normas conforman un sistema lógico,
abstracto. De tal manera que los (as) sujetos (as) involucrados (as) como dominados (as), pasan a
ser un colectivo que es obligado a identificarse con ese sistema complejo de mandatos y
requerimientos; intermediado por instancias próximas y lejanas. Es, en otras palabras, una
asociación forzada que tiene como justificación y como centro, la aceptación de ese sistema
normativo. Al mismo tiempo, implica el reconocimiento de intermediarios que ejercen como
representación válida de esa asociación (...de ese Contrato Social, diría Rousseau).
Lo anterior no supone, en estricto, la pérdida de las aspiraciones íntimas de cada sujeto (a),
entendido en los términos propuestos arriba. Por el contrario, a pesar de la imposición del sistema
de normas, persiste ese conflicto (...o malestar que llamaría Freud) latente con respecto a esa
misma imposición. Veámoslo, un poco, en los siguientes términos:
“..Creo poder decir, en resumen, que la filosofía estoico-ciceroniana del derecho tiene sus raíces en una ética
racional a la que se adjudica una validez universal, como ley de la naturaleza humana. Esta ley, como todas
las leyes de la naturaleza, es la razón inherente a la naturaleza toda; es su significado. Por tanto, podemos, y
debemos derivar leyes de esta ley (a lege ducendum est juris exordium), porque esta ley, la ley natural, es la
fuerza de la naturaleza (naturae vis) y, por tal motivo, es la norma que define lo que es bueno y lo que es
malo. El cumplimiento de esta ley natural es tarea impuesta a los diversos estados (civitates) que expresan la
verdadera ley en las normas del jus pentium, común a todas ellas. Cada comunidad, sin embargo, tiene su
propio jus civile, válido sólo para sus ciudadanos, ya que toma en consideración las condiciones especiales,
tanto espirituales como materiales, que son peculiares de tal comunidad. Pero ni el jus Pentium ni el jus civile
deberán estar en conflicto con el jus naturae. Si lo están, tales normas no son verdaderas leyes, sino
mandatos arbitrarios...”
8
Hasta aquí queda claro, en nuestra línea de interpretación, la dicotomía que subyace a la
implementación del poder político, como una expresión de la coacción hacia el sujeto. Este
ejercicio de dominación tiene, como colateral, una forma de subyugación; en tanto supone la
8
Friedrich, C.J., obra citada.
23
imposición de limitaciones al desarrollo autónomo individual que permite acceder a la naturaleza y
tomar de ella las percepciones e impresiones necesarias para construir el bagaje conceptual
indispensable, como proceso que consolida la independencia de cada sujeto (a). La inhibición,
derivada de la imposición de ese tipo de poder, induce a reprimir la autonomía y la libertad; como
cuota necesaria que debe otorgar el (la) sujeto (a) para disfrutar las posibilidades derivadas del
poder que, a su vez, se erige como avance colectivo en la escala de la evolución humana...de la
civilización; pero implica asimismo la latencia del conflicto, del deseo de libertad reprimido.
Veámoslo, en términos de Marcuse:
“El desarrollo del sistema jerárquico de trabajo social no solo racionaliza la dominación, sino que también
contiene la rebelión contra la dominación. En el nivel individual, la rebelión original es contenida dentro del
marco del conflicto de Edipo normal. En el nivel social, las recurrentes rebeliones y revoluciones han sido
seguidas por contrarrevoluciones y restauraciones. Desde la rebelión de los esclavos en el mundo antiguo
hasta la revolución socialista, la lucha de los oprimidos ha terminado siempre con el establecimiento de un
nuevo, y mejor, sistema de dominación; el progreso ha tenido lugar a través de una cadena de control cada
vez más eficaz...*
9
Son evidentes las limitaciones en el enfoque Freudiano propuesto por Marcuse. No solo en lo que
respecta al espectro social y su dinámica; sino también en lo que hace referencia al desarrollo y
manifestación de los mecanismos de dominación, mucho más complejos que los esbozados en ese
enfoque. Habría que mirar, en perspectiva, análisis desde la interpretación sociológica y política.
Pero, de todas maneras, Marcuse permite reconocer e identificar el conflicto entre sujeto y poder,
que subyace a la tensión constante que acompaña a cada individuo inmerso en el sujeto colectivo
y en su expresión orgánica; como instancias de control.
Así la cosas, entonces, existe un nexo insoslayable entre poder político y Estado. Este último no es
otra cosa que la racionalización y organización del poder político; por la vía de instancias
jerárquicas, independientes del sujeto individual y del sujeto colectivo. A través de ellas se
expresan unas relaciones de dominio que abarcan territorios definidos. Es, el Estado, un
ordenamiento a partir del poder político. Le imprime a este una connotación abstracta, en razón a
que ejerce como referente que convoca a la aceptación; como garantía para la cohesión de
quienes comparten el territorio y que, asimismo, tienen un origen y expresiones culturales
comunes. Constituye, en otras palabras, la única posibilidad para acceder a beneficios en
condiciones de igualdad. Uno de ellos, a manera de ejemplo, tiene que ver con la opción para
dirimir conflictos, entre los súbditos. Lo anterior por la vía de la interpretación lógica y neutral; a
cargo de instancias creadas y desarrolladas en el marco permitido por el Estado.
9
Marcuse, Hebert, Eros y Civilización, Ed. Seix Barral Barcelona, 1968, página 92
24
3.4 De la democracia. De la asociación y la identidad en la confrontación.
La confrontación es un agregado del conflicto. Es su manifestación; como quiera que suponga la
expresión, mediante acciones precisas y concretas, bien sea de una parte del conflicto o de la
totalidad de este. Si es lo uno o lo otro, se define a partir de los contenidos que adquieren las
acciones; pero también de, a partir de su significado con respecto al poder y sus manifestaciones.
Lo anterior se entiende mejor, ubicado en el contexto que ejerce como escenario en el cual se
aplica y desarrolla el poder. De las instancias, procedimientos a través de los cuales se ejerce el
control. De las franjas o sectores sociales que aparecen como dominados. Inclusive, en un análisis
más preciso, de la diferenciación que adquiere la dominación; según la identidad que pueden
alcanzar algunas de esas franjas o sectores, con respecto a los beneficiarios directos del poder.
Algo así como entender una dinámica en la cual aparecen beneficiarios (as) transitorios y parciales;
sin que esto implique la asunción del poder en sí.
En nuestra línea de interpretación, se trata de proponer una opción, en la cual se hace visible la
presencia de la dominación en diferentes niveles. Ya no tanto en lo que hace referencia a las
instancias y/o los aparatos ideológicos del Estado, como expresiones a partir de las cuales se
pueda explicar y generalizar la cobertura y afectación de la dominación. Lo nuestro es más la
pretensión de alcanzar una caracterización de la dinámica que adquiere la aplicación del poder y la
dominación; en cuanto que ejerce una cobertura que permea sectores específicos, vinculándolos al
proceso inherente al control político y económico; como beneficiarios transitorios. O, simplemente,
como soportes pasivos a partir de lograr su apoyo en términos de captar su identificación con los
propósitos últimos del poder. Cuando, en este marco conceptual propuesto, se producen fricciones
o rupturas; se configuran expresiones de la confrontación que vinculan a esos sectores con
acciones que expresan contenidos concretos de un determinado conflicto; sin que esto implique la
disolución de nexo con las instancias del poder. En esta perspectiva, inclusive, cabe validar el
concepto que propone un entendido del Estado, como una sumatoria de micropoderes; a la manera
de de bloque de sectores o de clases en el poder. Esta opción supone la presencia de una figura
asociada al equilibrio, en el cual confluyen intereses, en veces divergentes, unidos alrededor de
una (...o unas) determinadas formas de poder que les permite imponer decisiones en nexo con sus
intereses estratégicos. Es más, por esta vía, podría entenderse la “delegación del poder formal”, a
individuos y sectores que ejercen como expresiones “neutrales”.
25
Vale la pena, como ejemplo, transcribir el aparte del texto “Los Límites de la Modernización”,
escrito por la profesora Consuelo Corredor Martínez. Lo consideramos importante, en razón a que
se insinúa una interpretación del poder y la dominación; a partir del análisis de un período concreto
de la historia del desarrollo político y económico en nuestro País.
“..Los alcances de esta modernización han sido bastante limitados y sus implicaciones extremadamente
conflictivas, debido a que ella se ha adelantado en un contexto marcadamente liberal en el cual han
prevalecido los intereses de las élites dominantes. El modelo liberal de desarrollo ha significado la
subordinación del Estado, minimizando su función de interpretar, gestionar y regular los intereses colectivos, y
obstaculizando la configuración de un espacio público en el que se puedan expresar, confrontar y resolver los
conflictos sociales. El Estado colombiano es un Estado privatizado, atrapado entre el liberalismo económico y
el conservadurismo político.
En esta perspectiva liberalismo y conservadurismo no se oponen sino que, por el contrario, se articulan y se
prestan mutuos servicios. El logro de intereses particulares sin importar los costos sociales encuentra un
terreno propicio en el orden jerárquico y tradicional por el cual se vela el conservadurismo. El costo de esa
coexistencia ha sido el rezago de la organización política de las transformaciones socioeconómicas que han
trastocado el orden en que estaba cimentada.
Las restricciones derivadas de los sistemas económico y político colombianos han entretejido una gama de
relaciones tanto modernas como posmodernas, lo que hace la sociedad más compleja y fragmentada que en
el pasado. Ha sido una acumulación histórica de tensiones que han significado en forma continua períodos de
crisis y de relativa estabilidad. Y en esta dinámica, los momentos de crisis son cada vez más severos por la
fragmentación de los escenarios y de los actores, la mayor polarización y desigualdad sentidas y una amplia
percepción del carácter excluyente de los sistemas social y político…”
10
A partir de esta opción nuestra de interpretación, en consecuencia, se hace necesario presentar un
análisis que permita introducir la diferenciación acerca de los contenidos, alcances y significación,
en cuanto a niveles de expresión del conflicto, de la confrontación y las acciones por medio de las
cuales este se concreta.
4. El concepto de lo popular. La confrontación del poder.
La connotación que adquiere la diferenciación, en el contexto de las relaciones sociales, supone
una determinada caracterización de roles; a partir de análisis soportados en categorías
conceptuales y metodológicas. Por lo tanto, ya no se trata de una simple réplica de lo observado,
como representación objetiva. Por el contrario, significa profundizar acerca de esas expresiones de
10
Corredor, Consuelo. Los Límites de la Modernización, segunda edición. Editada por Cinep, página 23
26
superficie; indagando por las condiciones que la subyacen, como soporte. Ya, en ese
procedimiento, pueden y deben aparecer algunos niveles de abstracción, referidos a la
interpretación alusiva a los acumulados históricos en nexo con la participación, en esas mismas
relaciones sociales, de los (as) sujetos individuales y colectivos (as). De las condiciones en que
esta se ha producido y del grado de inserción con respecto al conocimiento, a las instancias que lo
promueven y controlan. Pero también, y con mayor énfasis habida cuenta del horizonte propuesto
en nuestro escrito, acerca del significado de esa participación con respecto al poder y a las
instancias que lo soportan, a sus manifestaciones como instrumentos de control, de dominación y
de imposición.
Ha habido, en el curso del tiempo, interpretaciones que asocian la caracterización antes aludida, a
posiciones antropológicas y culturales. Por esta vía, ha desembocado en expresiones que
delimitan (a manera de diferenciación) la intervención de los (as) sujetos individuales y colectivos
en el desarrollo de las relaciones sociales; a partir de asignarle a determinados sectores una
posición periférica, respecto a los beneficios del conocimiento, entendido como proceso, como
aprendizaje que va decantando, segregando. Aquí, en esta opción, se valida, en veces, un
instrumento de diferenciación asociado a la pertenencia a una determinada raza y/o etnia. Visto
así, entonces, cabe una propuesta de interpretación generalizante; pero también de
especialización; por cuanto se establece unos condicionantes vinculados con normas y pautas, a la
manera de posición que reivindica una versión predominantemente aceptada y acatada, de cultura,
como sinónimo de civilización; como paradigma, a partir del cual es posible establecer una
segregación.
Ya no se trata, en el anterior escenario conceptual, de admitir una posición periférica respecto al
poder y a las instancias que lo soportan. Aquí, la noción de lo periférico, está referido a un espectro
mucho más amplio; en razón a que los márgenes constitutivos de la delimitación social, están
contraídos en términos del grado de apropiación y/o de acceso a los beneficios del conocimiento, y
de la cultura asumidos como referentes de civilización. Esto no es otra cosa que entenderlo, como
adecuación, como asimilación de los roles y los paradigmas allí consignados.
En un documento de trabajo (La Educación Superior en América Latina), presentado en el debate
al interior de la Universidad Nacional de Colombia, previo a la realización del Primer Congreso
Nacional de Educación Superior, realizado en la ciudad de Barranquilla los días 1,2 y 13 de
diciembre de 1999; se expresa un concepto que consideramos válido. Veamos:
“…En estas condiciones, la Escuela, no es otra cosa que una expresión que, en principio, transfiere el dominio
estatal. No tanto en la aplicación elemental marxista de aparato ideológico; sino como complejidad que
27
articula instancias del conocimiento, aplicadas y estructuradas en programas y acciones, a partir del ese
centro-poder, sin ser el. No es, entonces, una aplicación a partir de la lógica lineal. Es una interacción
heterogénea orientada por unos perfiles definidos a partir de las necesidades inherentes a los intereses que
impone ese centro-poder. Es decir, lo suyo no es otra cosa que contextualizar la sociedad en términos de su
propio rol, de su significación. Con esto tratamos de establecer lo siguiente: la globalización siempre ha
existido, si asumimos que esta no es otra cosa que la imposición de referentes a partir del dominio ejercido.
Sin pretender un traslado conceptual mecánico, las condiciones impuestas desde el centro-poder económico y
político internacional, permiten trazos que imprimen todo el quehacer económico, político y cultural de los
dependientes. Ya, de por sí, el solo hecho de reivindicar los autóctono (como acervo cultural) es constitutivo
de herejía con respecto a los modelos considerados prevalecientes. Esto es mucho más evidente, en lo que
respecta al desarrollo del conocimiento por la vía de implementaciones programáticas escolarizadas. La
escolarización, en sí, origina rupturas si se compara con las aprehensiones y las tradiciones propias de las
culturas nativas. Porque no habría de serlo, entonces, a partir de la concreción del dominio desde el centro
hacia la periferia. En esto, por decirlo de alguna manera, se mantiene incólume el postulado de Samir Amin,
cuando en su texto en torno al capitalismo, su desarrollo e implicaciones, habla de las culturas periféricas,
atadas a las condiciones que impone el centro-poder..
11
Arribamos, así, a una opción conceptual que nos permite proponer un entendido en torno a los
sectores sociales periféricos. Es decir, aquellos sectores no solo desvinculados de los beneficios
del poder, subyugados y dominados por este; sino también segregados por la dinámica propia del
desarrollo cultural predominante. Algo así como insertos en la civilización, pero ajenos a ella, en lo
que esta tiene de otorgadora de roles asociados a los paradigmas originados en ese mismo
desarrollo cultural, por parte de sus usufructuarios. Ahora bien, no puede inferirse de nuestra
expresión, el hecho de que proponemos una asimilación de intereses entre los beneficiarios del
poder y sus instancias de dominación y aquellos sectores que acceden y se identifican con los
avances del conocimiento y de la cultura que ejercen como predominantes; como expresión
avanzada de la civilización.
Surge entonces, en nuestra opinión, un insumo que soporta una segregación: lo periférico, en
cuanto sector y/o sectores considerados por fuera de la versión oficial de la cultura; entendida esta
como originaria de paradigmas, pautas y comportamientos. Para nosotros, esto no es otra cosa
que la denominación de popular, referido a esos sectores que, de por sí, adquieren una dinámica
propia y unas expresiones propias, diferenciadas. Es obvia, sin embargo, la necesidad de apuntalar
este concepto, con arreglo al significado que adquiere el contexto social y económico; en el cual se
desenvuelven estos (as) sujetos (as). Tanto en sus expresiones individuales como colectivas. Para
este caso, el problema surge al momento de establecer las pautas y/o el horizonte teórico. Porque
11
Pira Claudia y Cano Parmenio. La Educación Superior en América Latina, edición en cuadernillo,
noviembre 1999, Bogotá D.C.
28
no puede delimitarse solo a partir de la figura elemental asociada al lugar en el cual se sitúa con
respecto a las características del beneficio plusválico, derivado del modo de producción vigente, o
prevaleciente. De ser así no habría lugar a postular la diferenciación que se advierte en la
definición anterior.
Por lo tanto, el análisis remite a un territorio de mayor complejidad: uno de los elementos clave
para dilucidar ese significado, tiene que ver con el entendido de de contexto social y económico. Ya
decíamos antes: es un escenario no determinado por la voluntad o por la noción primaria acerca de
lo ético. Por el contrario, constituye una instancia, como período histórico. Esto, a su vez, remite a
la evolución de las relaciones sociales; como proceso soportado en sucesión de rupturas y
equilibrios. Estos últimos, impuestos por quienes adquieren posiciones de dominio. Así, entonces,
cada momento (sin importar su duración) en el cual se exhibe o manifiesta ese equilibrio; no es otra
cosa que la expresión de unas determinadas condiciones de dominación económica y política.
Ahora bien, como lo hemos postulado antes, en la franja constituida por quienes (bien sea que se
tipifiquen como sectores o como secciones del espectro social) no ejercen como beneficiarios
directos del poder, se erige la heterogeneidad. Ya ahí, se introduce otro insumo como soporte para
la segregación. A manera de ejemplo: la posición y comportamiento de aquellos sectores sociales
sobre los cuales se ejerce dominación política y económica; pero que han accededlo a
determinados beneficios del acumulado plusválico y cultural (como poseedores y usufructuarios del
conocimiento); no puede ser el mismo, comprado con la posición y el comportamiento de aquellos
sectores absolutamente vulnerables y desvinculados de cualquier beneficio plusválico y cultural.
Lo anterior conlleva, en consecuencia, a establecer categorías diferenciadas en el análisis de lo
popular, como expresión de determinados sectores sociales; en el contexto de unas determinadas
relaciones de dominación político y económico. Puede colegirse de nuestra línea de interpretación,
una conclusión fundamental: no todo sector social dominado es, necesariamente, un sector
popular. Por lo tanto, aún a riesgo de silogismo, al momento de tipificar acciones (inmediatas,
mediatas o tendenciales) específicas de confrontación a determinadas manifestaciones de la
dominación política y económica; es preciso trabajar con estas categorías.
Luego, el espectro de cobertura, está dado por la definición de objetivos vinculados a conceptos y
escenarios heterogéneos; en términos del nexo con los sectores sociales. No es, por esto mismo,
una opción en la cual se configure una posición de clase; al menos en la versión ortodoxa
marxista. No supone, asimismo, una posición necesariamente revolucionaria y/o de confrontación
al origen y vertebración del poder y de las relaciones de producción vigentes. Adquiere
connotaciones diversas, en la mayoría de los casos asociadas a reclamaciones puntuales,
29
relacionadas con determinadas condiciones de vida. Sin embargo puede, derivar en expresiones
híbridas; en cuanto pueden coincidir diferentes aspectos en los cuales ejerza importancia un
cuestionamiento a posiciones y/o programas gubernamentales o políticas de estado. Tal es el
caso, a manera de ejemplo, de algunos movimientos populares desarrollados en relación con
decisiones que vulneran determinados intereses y derechos de franjas amplias de la población.
Siendo así, cabe resaltar tonos grises en la diferenciación teórica y práctica entre movimientos
populares, movimientos sociales y movimientos políticos. En veces, puede hablarse de
diferenciación en términos del espectro de cobertura. Otras veces, puede plantearse en relación
con los contenidos de sus opciones o programas. Con respecto a este asunto del método para
construir tipologías; es pertinente presentar una expresión como la siguiente:
“… ¿Se politizan las luchas urbanas por el hecho de enfrentarse en la mayoría de los casos al Estado, como
lo afirma Castells? No podemos en este momento desarrollar la discusión sobre el papel fundamental
ocupado por el Estado en la urbanización capitalista, caracterización que parte de una generalización,
arbitraria a nuestro juicio, de la relación entre Estado y Sociedad Civil – en el sentido dado por Marx y no en el
Gramsciano-, pero si podemos afirmar que no basta que el blanco al cual se dirigen las flechas de un
movimiento social sea el Estado, para determinar su carácter político; es el carácter de sus reivindicaciones, el
contenido de clase de sus luchas, su método y sus formas las que lo definen, y no basta encontrar un
contenido político, hay que identificar si se trata de una lucha democrático-burguesa (en lo formal o lo real), o
socialista.
Vayamos por partes:
A similitud de una huelga obrera en una empresa capitalista de Estado o de los asalariados de un ministerio
burgués que levanta reivindicaciones puramente económicas, sin plantearse modificaciones en las relaciones
de poder entre las clases, ni en el carácter del Estado o de sus formas de ejercicio de la dominación
burguesa, un movimiento de colonos o inquilinos que solicita, por ejemplo, la regularización de la propiedad
de sus tierras, o un servicio cualquiera y que utiliza para ello el método de la negociación apoyado por
llamados a la opinión pública a través de los medios de comunicación, paradas en los organismos oficiales,
etc., pero sin plantearse en ningún momento consignas políticas, no es político. No es el agente social al cual
se enfrenta un movimiento el que define el carácter de la lucha, sino el contenido concreto de clase de él,
manifestado en su programa reivindicativo y su método para alcanzarlo. ..”
12
Puede colegirse, entonces, lo insensato de las generalizaciones; a partir de categorías
preestablecidas. De lo que se trata no es de posicionar modelos de caracterización, como
paradigmas inamovibles. En nuestro caso, hemos efectuado un recorrido amplio; a través del cual
12
Pradilla Cobos, Emilio. “Mitos y realidades de los llamados movimientos sociales urbanos”. Artículo
escrito en junio de 1981, en Méjico, D.F. Ponencia presentada al 4º Seminario Internacional cehap-peval Los
pobladores: protagonistas urbanos en América Latina; realizado en la ciudad de Medellín, entre los días 7 y
11 de abril de 1986.
30
hemos postulado opciones de interpretación relacionadas con las condiciones que actúan sobre los
(as) sujetos (as). Esto ha permitido proponer la asunción de conceptos asociados a la conciencia y
al nexo entre esta y las acciones inmediatas o tendenciales; por medio de las cuales estos (as)
intervienen en procesos particulares, de confrontación.
Al regresar de Ruan, encontré las calles vacías. Ni una persona en un trayecto de tres kilómetros.
No entiendo lo que pasa. Estábamos merced de los vientos huracanados de octubre. Nuestras
naves habían sido construidas, como acorazados blindados
CAPÍTULO SEGUNDO
2 La educación superior en América Latina y su función social
2.1 El escenario cercano
31
Me corresponde, ahora, situar los conceptos planteados arriba, en términos concretos y con
referencia a la educación superior. Se trata, de postular algunos elementos, en la perspectiva de
dilucidar los referentes de calidad, pertinencia de los valores agregados por las universidades y el
nexo de estas con la sociedad.
Retomando las expresiones formuladas en el Capítulo Primero, particularmente en lo que respecta
a las relaciones sociales, individuales y colectivas. Se infieren, a partir de ahí, dos aspectos
fundamentales: una de ellas hace alusión al equilibrio logrado entre los y las sujetos colectivos e
individuales y el estado. La segunda, como efecto colateral de la primera, tiene que ver con los
soportes de ese equilibrio; a la manera del contrato social planteado por Juan Jacobo Rousseau y
a la manera del ejercicio gubernamental, a la manera de Nicolás Maquiavelo.
Entonces, considero pertinente señalar una premisa: la Escuela, como institución general, propone
su nexo con la sociedad, de tal manera que no es posible el autismo académico. Esto es lo mismo
que plantear una función asociada a los requerimientos de las distintas franjas de la sociedad
particular y general. Por esta vía accedo a relacionar la función de la educación superior, por
ejemplo, con las necesidades, del estado. Se supone, en consecuencia, que cuando hablo de
estado, hago alusión al equilibrio planteado arriba. Es decir, para mí, el estado concentra su poder
y define los alcances de las actividades diversas que se vinculan al mismo. Y, aquí, asumo tanto
las actividades públicas como privadas.
Par lograr lo anterior, los mecanismos económicos y políticos, se fundamentan con arreglo a las
perspectivas definidas en su misión y su visión. Pero, t, en los casos particulares de los diferentes
gobiernos, corresponde actuar conforme a un plan y a unas directrices, configuras en determinados
periodos de tiempo.
Siendo así, a las instituciones de educación superior, les corresponde descifrar los instrumentos
teóricos, técnicos y científicos, en función de los requerimientos sociales y del estado. Eso es lo
que yo propongo, como concepto primario, para abordar el desarrollo y profundización del
concepto de función y responsabilidad social.
2.2 América Latina
Sea lo primero, señalar un referente; fundamentado en el rol de América Latina, en el sentido de
sociedades y estados periféricos. Este último término, bordea la caracterización social, económica
y política asumida por la teoría marxista. Esto no supone, en concreto, una determinada alineación.
32
Simplemente es retomar algunos elementos teóricos propuestos desde diferentes instancias
relacionadas con el análisis socioeconómico e histórico.
Se trata, en consecuencia, de asumir conceptos asociados al significado que adquieren los (as)
sujetos (as) individuales y colectivos (manera de asociaciones y/o instituciones). El problema es
mucho más complejo de lo que imaginamos. Veamos, por ejemplo, lo siguiente: dado que, el
estado, subsume a los individuos y las colectividades, la búsqueda de momentos y opciones de
intervención social; se entienden asociadas a una determinada gestión. Y, esa gestión, debe
coincidir o no con los propósitos societarios construidos e inmersos en el concepto de estado. En el
evento de no coincidir, entonces, se configura una gestión herética. Veamos esto en términos del
documento, citado arriba, “la Educación Superior en América a Latina”
“…Tal vez, en lo conceptual, se ha erigido como fundamento predominante, la noción que
replica los esquemas sociológicos y de la teoría económica ortodoxa. Esto en lo que tiene
que ver con el análisis tendencial y efectivo que compromete el desarrollo, incluido lo
cultural, como instrumento que se supone inherente a las hipótesis y variantes
utilizadas…
…Se configura, así, un cuadro conceptual y práctico, complejo; en el cuales exhiben
consecuencias que obligan al manejo de insumos como imposición, a partir de esas
mismas condiciones de segregación. El planeta se homogeniza en razón a que se le
imprime un hilo conductor centrado en las exigencias y los perfiles originados en el centro
(ver: ¿qué es el poder?, citado arriba)… (Sic) es una figura que pretende el equilibrio a
partir de su proyecto de vida y de sus perspectivas.
…Es obvio, de todas maneras, que las contradicciones actúan como instrumento
tendencial hacia rupturas, con implicaciones de desestabilización de ese “ordenamiento
Cultural, político y económico”. Es ahí en donde emergen posibilidades de confrontar la
ortodoxia que se reivindica como referente…”
13
Visto así, entonces, puedo afirmar que la construcción de una opción determinada de universidad,
supone establecer con claridad las condiciones sociales, políticas y económicas del entorno
inmediato y las condiciones en que se desenvuelven las variables asociadas al desarrollo del
13
Pira claudia y Cano P., obra citada, página 3
33
ámbito internacional. Por esto mismo, el registro de la economía de mercado, se asume como
yunta que impide la autonomía de los países periféricos.
En su obra “La Fantasía Organizada”, el sociólogo e investigador social, Celso Furtado,
efectúa un recorrido histórico en torno a la creación y desarrollo de la Comisión Económica
para América Latina (CEPAL). Considero pertinente transcribir un aparte del texto. Con la
salvedad de que, si bien es cierto habla del Brasil; de todas maneras se puede asociar con
América Latina; dadas las condiciones relativamente similares.
“…En razón de los cambios de dirección que sufría la economía internacional, del enorme
atraso en las inversiones infraestructurales y del bajo nivel del ahorro interno, Brasil no
reunía las condiciones mínimas necesarias para poder comenzar una política de
desarrollo. La situación era semejante a la de los países de Europa occidental devastados
por la guerra, con el agravante de que la capacidad de ahorro de Brasil era menor, en
caso de recuperación, y también menor en su poder de autotransformación, lo que hacía
más serio el problema de la balanza de pagos. La inflación se mantenía tan intensa como
en el período de la guerra, sin que los asalariados dispusieran de cualquier instrumento
de defensa contra ese flagelo. En consecuencia, crecía la intranquilidad social. El
gobierno, inseguro, respondía con la violencia, atribuyendo la culpa de la insatisfacción
del pueblo a los “comunistas”. Volvían a la superficie los viejos demonios hace poco
conjurados…”
14
En un contexto como el planteado por el sociólogo C. Furtado, destaco la fuerza de los hechos
relacionados con el desarrollo de América Latina. De una parte, discontinuo. De otra parte,
asociado a la condición de rezago económico. Pero, también en presencia de regímenes
antidemocráticos, como una de las variantes del ejercicio político centrado en posición de elites
gobernantes.
Desde mi interpretación, es ahí en donde debe adquirir expresión el análisis crítico de la academia
y, como colateral, la fijación de alternativas. Es algo así como entender que no existe función y
responsabilidad social, sin unos instrumentos teóricos y prácticos que conlleven a socializar el
conocimiento.
14
Furtado, Celso. “La fantasía organizada”, Editorial universitaria de Buenos Aires, primera edición en
Colombia, febrero de 1989, página 36.
34
Veamos esto, en términos del sociólogo e historiador Carlos M. Rama (Montevideo, 1927, Méjico,
1982. En su ensayo: Las Universidades Latinoamericanas, publicado en la revista
Universidad y Sociedad. Transcribo, inclusive, la cita que el efectúa apartes de un escrito de José
Martí:
“Las universidades parecen inútiles…Como quien se quita un manto y se pone otro, es
necesario poner de lado la universidad antigua y alzar la nueva…Al nuevo mundo
corresponde la universidad nueva. La educación tiene un deber ineludible –no cumplirlo
es un crimen-conformarle a su tiempo sin desvariarse de la grandeza y final tendencia
humana.” (José Martí, citado por Carlos M. Rama).
Retomando el texto de Carlos M. Rama:
“Históricamente, las universidades de América Latina han sido algo más que centros de
cultura superior académica, pues han desempeñado un papel prominente ente en la vida
social, especialmente en los niveles políticos e ideológicos de nuestro continente.
A estos temas nos hemos referido en otra oportunidad (ver La universidad
latinoamericana: un ensayo sociológico, Río Piedras, “Puerto”, No. 46, 1968-diciembre
1969, Págs. 74-90.), pero actualmente comenzamos a tener elementos de juicio
significativos sobre una inesperada crisis en la institución, que se pone de relieve, como
consecuencia de la reciente y rápida transformación política que lleva a algunos países
latinoamericanos a ingresar al socialismo.
Los casos de Cuba y Chile, y en forma incipiente en países como Bolivia, República
Dominicana y Uruguay, para poner ejemplos, son muy interesantes y merecen estudiarse
incluso representando un volumen pequeño del total de universidades latinoamericanas,
y a pesar que nuestra perspectiva, y por tanto nuestros conocimientos, sobre el tema no
pueden ser muy profundos…”
15
2.3 Colombia
15
Rama, Carlos “Las universidades latinoamericanas en la actual época de transición”, publicado
en Revista Argumentos-Universidad y sociedad. Fundación Editorial Argumentos. 1ª edición,
octubre 1986, Págs.97-98
35
2.3.1 Lo normativo y lo histórico.
De todas maneras, el inventario de hechos y conceptos, alrededor del tema planteado, supone un
ejercicio sin insumos prefabricados y/o acomodados a un determinado concepto unilateral. Esto
supone realizar una indagación, de conformidad con la metodología propia del desarrollo
académico y su vínculo con la sociedad, como entorno inmediato, y como escenario global.
En lo que a mí respecta, asumo lo siguiente: la universidad, como ejercicio superior en la Escuela,
se debe asumir como proceso sinuoso, sin configuraciones lineales o formales. Es más bien un
norte que recrea las posibilidades ilimitadas del conocimiento. Respondiendo a las exigencias
sociales, entendidas estas como comunidad, nación, país y estado. De esa elección resultan
necesidades inherentes a su rol. Es decir, la universidad, se erige como sujeto anclado en una
posición no diletante. Es, más bien, asociada a una especie de instrumento que jalona, asume y
desarrolla la ciencia. Sólo así entiendo la asunción de una opción integral en donde se valora y
evalúa el concepto teórico y práctico de la función y responsabilidad sociales.
La aseveración anterior, puede ser ilustrada, con el siguiente ítem teórico
“…Una condición ineludible para seguir llevando a la práctica un proceso de planeación
como la que la Sede ha venido implantando, tiene que ver con la adopción de una visión
integral entre lo académico y lo administrativo. Esta visión es posibilitada por el concepto
de gestión de lo académico, con el cual se abandona la idea de dos universos separados
con diferente estatus, supeditado a uno al otro y sujetos de diferentes racionalidades.
Construir y hacer operativo el concepto de “gestión académica” o de “gestión de lo
académico”, constituye uno de los principales retos en la medida en que su adopción se
concreta cuando la deseabilidad de toda empresa académica, esté articulada a la idea de
gestión integral de los talentos humanos y de los recursos para materializarla. De hecho,
los lineamientos aquí desarrollados, así como los proyectos estratégicos de Sede que ya
están en curso, son un claro ejemplo de tal tipo de gestión…”
16
16
Plan estratégico de desarrollo1999-2003, Universidad Nacional, Sede Bogotá. Publicación oficina de
planeación, página 11
36
La responsabilidad social de la Universidad Cooperativa de Colombia a través de la historia
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La responsabilidad social de la Universidad Cooperativa de Colombia a través de la historia

  • 1. 1. Introducción: Este trabajo de grado, constituye un recorrido por el universo relacionado con el rol de las instituciones educativas, en términos de su responsabilidad ante la sociedad. Entendida esta en términos regionales e internacionales. Es importante destacar el hecho siguiente: Tratándose de asumir un concepto en torno al significado de la responsabilidad social de una institución universitaria, supone proponer un recorrido en relación a la incidencia concreta vinculada con el ejercicio académico y con su desarrollo. Por lo tanto, se hace necesario un hilo conducto que hable de los beneficios sociales, como una agregado humanístico. Aquel que adquiere relevancia, al momento de cotejar lo realizado con el entorno social. Algo así como entender el contenido de ese beneficio social como insumo que se concreta y deja huella. Por lo anterior, cuando se aborda y tipifica ese contenido, estamos hablando de la Universidad Cooperativa de Colombia, como sujeto colectivo que promueve la transformación social en positivo. Este trabajo, entonces, pretender demostrar que la función y responsabilidad sociales, ha comprometido a la Universidad en todo su proceso. 2. Planteamiento del problema y justificación: 2.1 Del concepto. Asumir la opción del bienestar humano, bien sea en el contexto particular de un país; o de manera global; supone la presencia de referentes asociados a las políticas económicas y sociales. Hablamos, entonces, del espectro en el cual se desenvuelve el quehacer cotidiano y concreto de los Estados, los gobiernos y las organizaciones sociales con dinámica propia. Siendo así, cuando se trata de realizar un estudio y/o un proceso que involucra al análisis, desarrollo y concreción de una propuesta; emerge la necesidad de situar los conceptos. De tal manera que los soportes hagan alusión a contenidos precisos. Así, entonces, estaremos en capacidad de colegir insumos que ejerzan como instrumentos que puedan ser aplicados. Algo así como conclusiones que orienten el quehacer o, que por lo menos, permitan efectuar balances específicos derivados de una determinada gestión. 1
  • 2. Porque, si bien es cierto que la gestión humana, en determinados escenarios sociales, supone la adquisición de resultados que puedan ser medidos. No es menos cierto que la calidad de los mismos está vinculada con la calidad conceptual. En términos de la búsqueda de modelos aplicados en el pasado lejano y en el pasado reciente, es pertinente trazar esa indagación, con una metodología que tenga como insumos la coherencia; así como una visión crítica, pero no sesgada a unos determinados intereses. En esa perspectiva, Amarthya Sen (Premio Nobel de economía en 1998); asume el reto de postular una propuesta relacionada con el estudio de los índices de pobreza y su medición a partir de recomponer muchos de los paradigmas que han venidos ejerciendo como soporte para la implementación de políticas sociales y económicas, en contexto cruzado por las acciones del libre mercado que están en la base de la gestión neoliberal. Veamos esto con sus palabras, en el texto Capital humano y capacidad humana: “…Consideremos un ejemplo. Si la educación hace que la persona sea más eficiente en la producción de bienes, es claro que hay un mejoramiento del capital humano. Este mejoramiento puede agregar valor a la producción de la economía y aumentar el ingreso de la persona que ha sido educada. Pero aún con el mismo nivel de ingreso, esa persona puede beneficiarse de la educación por la posibilidad de leer, argumentar, comunicar, elegir con mayor información, ser tenida en cuenta más seriamente por otros y así sucesivamente. De modo que los beneficios de la educación son mayores que su función de capital humano en la producción de bien es. La perspectiva más amplia de capacidad humana puede abarcar – y valorar - estas funciones adicionales. Las dos perspectivas están, entonces, íntimamente relacionadas aunque sean distintas…” 1 En ese mismo sentido, a nivel regional, nuestra Constitución política (1991) postula el hecho de que Colombia es un Estado Social de Derecho (Principios fundamentales). Artículo 1: Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus unidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundamentada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general…” 2 . 1 Sen, Amarthya. “Capital humano y capacidad humana”, Texto reproducido en “Cuadernos de Economía” No29 Facultad de Ciencias económicas, Universidad Nacional de Colombia pp.69-70 2 Constitución Política de Colombia Ed. “Escuela de Administración Pública”, tercera edición, octubre 1991, página 3 2
  • 3. 2.2 De la educación superior, como contexto. La Ley 30 de 1992, propone un concepto en cuanto al significado de la educación superior y de las instituciones que la concretan. Veamos: Artículo 1. La educación superior es un proceso permanente que posibilita el desarrollo de las potencialidades del ser humano de una manera integral, se realiza con posterioridad a la educación media o secundaria y tiene por objeto el pleno desarrollo de los alumnos y su formación académica o profesional… Artículo 4. La educación superior, sin perjuicio de los fines específicos de cada campo del saber, despertará en los educandos un espíritu reflexivo, orientado al logro de la autonomía personal en un marco de libertad de pensamiento y de pluralismo ideológico que tenga en cuenta la universalidad de los saberes y la particularidad de las formas culturales existentes en el país. Por ello, la educación superior se desarrollará en un marco de libertades de enseñanza, de aprendizaje, de investigación y cátedra… 3 Se infiere, a partir de ahí, la responsabilidad que concierne a la educación superior y a las instituciones que la ejercen. Es una opción de interpretación que involucra un concepto y unos principios de gran trascendencia. Porque, las instituciones universitarias deben estar soportadas en esos principios y en esa línea conceptual. 2.3 La Universidad Cooperativa de Colombia. En mi trabajo de grado, asumo el reto de ubicar el concepto de responsabilidad social, vinculado con la gestión humana de la Universidad Cooperativa de Colombia. Lo anterior supone realizar un recorrido histórico. Desde su creación, hasta el presente. Los insumos tienen que ver con el acumulado de saberes desarrollados por la misma. En un espectro de intervención asociado al desarrollo de nuestra Nación. Por lo consiguiente, propongo como objetivo general, el siguiente: -Realizar un seguimiento histórico asociado al origen de la Universidad Cooperativa de Colombia; de sus postulados humanos y sociales y de la incidencia en el desarrollo de programas educativos y extramurales. A partir de la noción de función social que involucra aspectos como la solidaridad, 3 Ley 30 de 1992. Ed. Escuela de Administración Pública, octubre 1991, pp.97-98 3
  • 4. la calidad académica y la vinculación a procesos sociales relacionados con la búsqueda del bienestar individual y colectivo en la sociedad colombiana e internacional. Los objetivos específicos, son tres: 1. Entregar, de manera sucinta, una recopilación de la sucesión de momentos históricos en la vida de la Universidad Cooperativa de Colombia. 2. Proporcionar información general y específica a la comunidad académica de la universidad y a las personas vinculadas con los procesos educativos. 3. Proponer un diseño específico, a manera de hoja de ruta para dimensionar el valor que adquiere la función social de las universidades. Tanto a nivel de nuestro país; como también a nivel internacional. 2.4 De la metodología Tiene que ver con ciertas pautas diseñadas, a nivel general, para la elaboración de trabajos de grado y de investigación. Esto supone levantar información acerca de la Universidad Cooperativa de Colombia, de su gestión académica y social a través del tiempo. Además recopilar conceptos, a manera de muestra, acerca de la percepción que tienen los y las estudiantes de la universidad; en términos de su posicionamiento en la sociedad, como sujeto de iniciativas y concreciones. Elaboración de un marco teórico y conceptual que nos permita contextualizar el proyecto. 2.5 Resultados: Provienen de la metodología y del ejercicio mismo de la investigación. Porque, desarrolla un marco teórico que involucra al contexto, en términos del entendido de poder, de gobierno, de Estado, de educación superior y de su interacción entre sujetos individuales y colectivos. Por lo tanto, veremos en el transcurso del trabajo, dimensiones generales y específicas de un proceso, en el cual el agregado de calidad y que calidez, están anclados en los postulados básicos de mi trabajo: la demostración de la inserción de la Universidad Cooperativa de Colombia en el contexto social que, día a día, requiere de ese tipo de insumos para orientar su actividad. 4
  • 5. Asumir este reto, supone indagar por los resultados concretos de un proceso en el cual la noción de función social y responsabilidad social, pasa de ser unos conceptos abstractos, a constituir unos referentes precisos que determinan, no solo la calidad en la prestación de un servicio; sino que involucra a la calidez y al compromiso con el Estado y la sociedad en su conjunto. La Universidad Cooperativa de Colombia, desde su fundación, ha propuesto y realizado un universo de acciones, dadas por la generalidad y la especificidad de la educación superior y los roles asignados . Tanto desde el punto de vista de la normatividad; como también desde una opción autonómica que se desenvuelve a partir de programas de pregrado y de posgrado. Pero también, y por eso se distingue el proceso de la Universidad Cooperativa de Colombia, por el amplio espectro que adquiere la educación cooperativa y de la economía solidaria. Por lo tanto, asumo la responsabilidad de esta indagación. Porque, en mi opinión, está en juego otorgarle un soporte real y efectivo a la c construcción de país y de nación. Es desde esos instrumentos de responsabilidad social y de función social, desde donde la participación ciudadana constituye una dinámica de interacción mensurable en el tiempo y en el espacio, entendido este como entorno social y normativo. Ante todo por la vigencia de una propuesta social, política y económica, que ha sido tipificada como globalización. Se trata de proponer un contenido humano a esa denominación; de una perspectiva académica vinculada a los problemas sociales, políticos y económicos específicos. 3. Referente teórico Mi trabajo postula un escenario teórico que involucra a los conceptos de estado, de sociedad y de poder. Porque, en mi opinión, a partir de ahí se debe configurar la noción de función social y de responsabilidad social. Un referente teórico así señalado, se convierte en una contextualización. La cual, a su vez, le imprime una visión de largo aliento a esas nociones y las sitúa en posibilidad de una lectura trascendente. De tal manera que se trata al sujeto individual, inmerso en el sujeto colectivo. Es decir una precisión que permite, en desarrollo de la actividad académica y de investigación de la Universidad Cooperativa de Colombia, no subsumir al sujeto individual en una posición abstracta y fría. Todo lo anterior lo abordo por la vía de trazar un recorrido, en el cual la interacción entre individuo sociedad y estado, configuran un escenario tortuoso y complejo. Inclusive asumo algunas tipificaciones relacionadas con el rol de la escuela (como un todo) y su incidencia en el desarrollo del sujeto y de su autonomía. Es de anotar, que ofrezco unas opciones de interpretación, en consonancia con la Misión y Visión de nuestra universidad. 5
  • 6. La responsabilidad social y la gestión universitaria (Caso: Universidad Cooperativa de Colombia) CAPITULO PRIMERO 1. Marco conceptual o teórico 1.1 De lo conciente y lo inconciente. Se trata de establecer el nexo entre acciones individuales y las acciones colectivas; a partir de dilucidar el significado que adquiere la relación unilateral del sujeto, que ha internalizado determinadas pautas, con lo externo; entendido como entorno ajeno. Al tiempo que se define su interacción con respecto los otros y las otras que actúan también en ese mismo entorno. Algo así como proponer, desde lo conceptual, un hilo conductor que permita entender la dinámica de ese proceso y, por esta vía, las diferencias entre el sujeto individualmente considerado y el sujeto colectivo; con todo lo que esto tiene de complejo, comoquiera que toda acción individual o colectiva supone incidir sobre la exterioridad, a la manera de proceso que la transforma. 6
  • 7. 1.2Acerca del (la) sujeto (a) individual. Elaborar una posición al respecto, supone la asunción de uno o varios referentes. Ante todo porque está involucrada una noción del ser; en términos de subjetividad. Es decir, retomar algunos insumos conceptuales que han ejercido como significantes; al momento de dirimir una contradicción básica entre el (la) sujeto (a) entendido (a) como uno (a) autónomo (a) y lo externo, entendido como universo que circunda al (la) sujeto (a) y lo (a) afecta; en cuanto lo (a) imprime, otorgándole elementos que pueden ser tramitados o procesados. Es, en consecuencia, un tipo de relación que permite identificar una aproximación a lo que podría llamarse utilitarismo primario; a partir del cual cada sujeto (a) establece su propia visión y decide acerca de las condiciones en las que delimita su territorio subjetivo, con respecto a la territorialidad general, externa; escenario que comparte con los (as) otros (as) sujetos (as). Lo anterior es tanto como entender la relación entre la naturaleza y el (la) sujeto individual. Ahora bien, desde la perspectiva estrictamente centrada en la teoría del conocimiento; cabe una aseveración (anterior a la lógica propuesta por la corriente del pensamiento complejo) la cual, a su vez, involucra una contradicción; relativamente simple: en principio, el ser como sujeto (a) individual, construye su internalización y su autonomía; a partir de un ejercicio, mediante el cual procesa la información proporcionada por la exterioridad. Solo a partir de ahí le es dado al (la) sujeto (a) una relación conciente con esa exterioridad; en razón a que la elaboración realizada por el (ella) define, de por sí, la particularidad propia de su identidad y autonomía. Así las cosas, entonces, hablar de la identidad del ser supone utilizar un concepto asociado a la autonomía. Pero también al ejercicio que permite la apropiación de la exterioridad; como proceso de internalización sin la cual no es posible una actuación individual conciente y diferenciada. Esto es lo mismo que asumir como verificable, en la intervención de un (a) sujeto (a), las acciones inherentes a su identidad construida en términos de su relación con la exterioridad. Aquí cabe un entendido, de ese proceso que conlleva a la internalización individual, diferenciado. Es decir asociado a momentos y/o períodos históricos; los cuales determinan la calidad y complejidad que adquiere la autonomía, la identidad; la capacidad para regresar a la exterioridad; bien sea para transformar la naturaleza física; o para interactuar con los (as) otros (as) sujetos (as) en términos de comunicación; generando opciones de transformación cuya concreción supone una actuación conjunta. La anterior interpretación conduce a plantearnos un interrogante relacionado con la diferenciación primaria entre los (as) sujetos (as), con respecto a la visión adquirida a partir del proceso de 7
  • 8. internalización de la exterioridad. Esto supone entender (la interpretación) como dinámica; ajena a un procedimiento lineal homogéneo. Veamos: La internalización individual está dada por la realización de un ejercicio de apropiación de la exterioridad, independiente. Es valida para cada sujeto (a) en su condición de ser que se diferencia de los (as) otros (as); así sea en el período más primario. Es decir en aquel en donde la relación con la naturaleza se ejerce a partir de insumos y procedimientos elementales. A manera de ejemplo: los hombres y las mujeres definidos (as) como primitivos (as) en la historia de la humanidad; no establecieron un tipo de relación igual con la naturaleza; así el producto de esa relación se hubiera manifestado a través de una transformación y de utilidad similar; en cuanto significó la provisión de recursos inmediatos en nexo con sus necesidades primarias. Cada uno (a), en su ejercicio de apropiación de la exterioridad, adquirió y procesó elementos de manera individual. Esto es lo que permite entender acciones posteriores diferenciadas; inclusive entre aquellos (as) que compartía un mismo territorio físico y tenían pautas similares; entendidas estas como insumos colectivos derivados de su relación con ese territorio común. Visto así, entonces, no es pertinente la afirmación que reclama la vida colectiva primitiva, como sinónimo de unanimismo o identidad colectiva, que diluye la apropiación individual de la exterioridad. Si bien es cierto, en principio, que la intervención colectiva para la transformación de la naturaleza, se tradujo en acciones en las cuales la división de las mismas(..o del trabajo) no implicaba diferenciaciones en jerarquía que permitieran la acumulación individual; no es menos cierto que estas acciones colectivas no conllevaron a subsumir lo individual, como proceso de internalización, mediante la cual cada uno (a) construía su propia visión y pudo elaborar conceptos diferentes, comparados con las visiones y conceptos de los (as) demás. El ser individual, entonces, es tal en razón a su identidad y a su autonomía para elaborar visiones y conceptos. Esto permite entender, a manera de ejemplo, el desarrollo y aplicación de opciones individuales; en el mismo contexto de la transformación colectiva de la naturaleza. De no ser así, el tránsito de un período a otro se hubiese producido sin ninguna contradicción; en condiciones de homogeneidad en las cuales no habría lugar para el ensayo y la inventiva. Esto traduce: no todos (as) reaccionaron de manera uniforme ante los retos derivados del proceso de transformación colectiva de la exterioridad. Entre otras razones, porque la construcción individual de visiones y conceptos, incluye un distanciamiento, una abstracción a través de la cual se construye la identidad individual, como instrumentos indispensable para desarrollar la autonomía como posibilidad y como requisito para la diferenciación. Esto no implica asimilar, de por sí diferenciación individual a jerarquía y/o acumulación primaria de poder atado a la apropiación del producto derivado del trabajo colectivo. Se trata, simplemente, de entenderlo como dinámica posible, 8
  • 9. necesaria y lógica; en el contexto de la evolución traumática y compleja de la humanidad; desde períodos históricos primarios hasta períodos en los cuales se expresan los logros alcanzados; por la vía de la interacción entre las acciones colectivas e individuales. Como corolario inicial es pertinente expresar lo siguiente: La condición de sujeto (a) individual está dada por la asunción de la identidad y la autonomía; a partir de la diferenciación en el proceso de aprehensión de la exterioridad. Esta identidad y autonomía, a su vez, permite establecer una incidencia en la transformación de la exterioridad y una interacción con los (as) otros (as) sujetos (as); sin subsumirse; sin perder los referentes propios originados en su particular visión e interpretación (concepto) de la naturaleza y de la relación con los (a) otros (as). 1.3De la interpretación (conceptos) individuales y su incidencia en lo colectivo. El ser individual es, de por sí, complejo. En cuanto logra, aún en su condición de individuo (a) primario (a), construir su propia visión de la exterioridad. Este proceso está asociado a los sentidos biológicos. La percepción, como ejercicio inicial que permite acceder a insumos externos, ejerce como instrumento para recolectar esos datos y procesarlos. Ya ahí, la diferenciación se establece por la vía del seguimiento y continuidad, originados en la capacidad para retener la información e interpretarla. No es una memoria simbólica ni formal, como la de los otros animales. Esa memoria trasciende a la repetición simple de lo aprendido, a manera de expresión espontánea y/o de respuesta instintiva a motivaciones externas. Por el contrario, es una memoria en constante actividad y que actúa como recurso pleno e intencional, cuando se hace necesario recordar lo visto antes, lo vivido; a partir de experiencias individuales y colectivas. Así y solo así se puede entender la capacidad que adquiere cada sujeto (a), para proponer y desarrollar opciones dirigidas al proceso de transformación de la exterioridad. Pero también, para entender la construcción de una simbología para sí; de tal manera que ejerza como instrumento fundamental, a la hora de definir sus propias perspectivas; en cuanto expectativas originadas en su propia pulsación con respecto a los (as) ) otros (as). Entonces, la esperanza, la ilusión, los afectos, el placer como elaboración suya; constituyen referentes en los cuales se cruzan la individualidad y lo colectivo. No como derogación de lo primero en función de lo segundo; sino como interacción que el (la) sujeto (a) individual acepta, e incluso propone, en el camino hacia la obtención de un determinado fin. Ya, en esta expresión, es pertinente entrever la influencia (...en esa memoria individual, como acumulado constante) de las tradiciones aprehendidas por la vía de la imposición y/o de la experiencia directa, que adquieren determinadas instancias simbólicas; construidas a partir de procesos individuales y colectivos. Así entonces, a manera de ejemplo, cabe analizar en ese espectro; el rol de la religión, de los códigos y paradigmas que ejercen como limitaciones al desarrollo pleno de la individualidad, 9
  • 10. en cuanto adquieren una significación que trasciende a cada sujeto (a) y lo (a) obliga a un acatamiento; so pena de quedar por fuera de esa figura de concertación colectiva que lo (a) compromete. No reconocer la concertación (a la manera de equilibrio); tuvo siempre (...y tiene ahora) para cada sujeto (a) repercusiones profundas. Inclusive, de su aceptación o no, depende en muchos casos la existencia suya como sujeto (a) individual vivo, como actor válido. En este contexto cabe una expresión relacionada con la incidencia que adquieren las opciones propuestas, por parte de los (a) sujetos (as) individuales; en lo que hace referencia a la interpretación de las pautas, paradigmas y condiciones vigentes en un determinado período histórico. En sí esas pautas y condiciones, no son otra cosa que construcciones colectivas que trasciendan a cada individuo (a). Podría aseverarse inclusive que, en las mismas; cada sujeto se subsume, como quiera que no le esté permitido transgredirlas. Está obligado, en consecuencia, a asumir una interpretación similar a la que realizan los (as) otros (as). Si su decisión es hacer trasgresión, bien sea por la vía de proponer una interpretación diferente y/o de asumir la opción directa de cuestionarlas y trabajar por su destrucción; se entiende que asume las consecuencias a que esto conlleva…Entonces se configura, a partir de esa intervención individual, una confrontación con la simbología e iconografías colectivas. Aquí, en esa confrontación, se enfrenta la construcción individual con la construcción colectiva. Esto es válido, como decíamos arriba, tanto para los paradigmas colectivos asociados a la religión; como para aquellos paradigmas asociados a la noción de ordenamiento y de jerarquización. Queda claro, asimismo, que estas construcciones colectivas, son posteriores a la apropiación primigenia de la exterioridad, a la internalización primera realizada por cada sujeto (a) en su contacto inicial con la naturaleza. Es decir, son elaboraciones, desarrolladas en el tiempo y en el espacio; como acciones concientes o inconcientes (...o mediante una interacción entre los dos estados) en donde se aplica el conocimiento acumulado, a manera de ordenamiento de las percepciones recibidas y almacenadas en la memoria. Pasa a ser, por esta vía, una memoria de todos y todas. Una memoria colectiva que se construye a través de la comunicación y de la instauración de códigos e íconos que dan fe de la concertación. Toda herejía, en principio, es una acción individual. Compromete a quien realiza una interpretación diferente y se decide a proponerla como opción. Bien sea como modificación parcial de las pautas, paradigmas y condiciones instaurados como referentes colectivos; o como alternativa que conlleva a una modifi9cación total, radical. Algo así como o son esas pautas y paradigmas o son estas pautas y paradigmas alternativos. Ya ahí, en esa acción de proponer una alternativa, se configura un distanciamiento con respecto al ordenamiento vigente. Adquiere ese hecho un significado asimilado a la ruptura. En el proceso de enfrentar esa opción (...u opciones) con las existentes; el (la) sujeto (a) que ejerce como cuestionador (a), desemboca en una posición herética. A partir de 10
  • 11. ahí, se trata de definir las condiciones y el tipo de acciones a realizar, el proceso de difusión de la opción u opciones nuevas. Aquí, condiciones, tienen que ver con los insumos recaudados para sustentar la nueva opción. Un tipo o tipos de acciones, tiene que ver con realizar una confrontación individual absoluta. O la adquisición, mediante el proceso de persuasión o imposición, de una aceptación de los (as) otros (as). De tal manera que pueda presentarse y desarrollar como opción u opciones colectivas. Esto no es otra cosa que el comienzo de una sumatoria de acciones diferenciadas; en procura de lograr la aceptación y acatamiento, bien sea de la modificación parcial o de la erradicación de las anteriores pautas y paradigmas y, en su reemplazo, erigir las nuevas. De todas maneras, bien sea que se actúe n un u otro sentido, es evidente la necesidad de cierta subyugación hacia los otros y las otras. Algo así como entender y aceptar el principio básico relacionado con el ordenamiento y el equilibrio por la vía de la imposición de pautas y paradigmas: siempre existan referentes establecidos como condición para el ordenamiento y el equilibrio; habrá unos códigos y obligaciones que ejercen como limitación a la libertad individual. Alcanzar unos nuevos referentes, unos nuevos códigos y nuevas obligaciones; supone la realización de acciones que controvierten lo anterior. 2. El proceso cognitivo 2.1 El sujeto que aprende, su condicionante cognoscitivo. Los términos de referencia, en relación con el proceso cognitivo, tienen que ver con el nexo que establece cada sujeto (hombre o mujer) con el entorno social; la manera como se asume con respecto a ese entorno y, por esto mismo, la interacción consigo mismo (a). Pero también intervienen, a manera de condicionantes activos (as), quienes ejercen como orientadores (as). Estos (as) últimos (as), en razón a su rol, unas opciones. Por lo tanto, efectúan algo así como una restricción en la manera como cada sujeto percibe y entiende ese entorno y su lugar en el. Visto así, entonces, la capacidad cognitiva está condicionada. Tanto como entenderla en nexo con las directrices y las expresiones derivadas de la asimilación previa y del método utilizado por parte de quien o quienes actúan como orientadores (as). La acción de transferir el conocimiento, en consecuencia, no es otra cosa que convocar a cada sujeto receptor (a) para que asuma esas directrices y expresiones. Puede decirse que estas ejercen como constantes invariables durante un 11
  • 12. determinado espacio de tiempo. La diferenciación, lo que garantiza la heterogeneidad y diversidad, tiene relación con el método con el cual se efectúa esa transferencia. Desde esta perspectiva, es pertinente citar la definición propuesta por el profesor Philip W. Jackson: “Cualquier intento por describir las características psicológicas, tan amplio y diverso como el de quienes responden al título de maestro, está destinado a fracasar casi desde el principio. Esto se debe por lo menos a dos razones. La primera de ellas la constituyen los hechos evidentes de dimensión y diversidad, los cuales hacen inevitable que no importe lo que se diga de un miembro típico de ese grupo, pues resultará falso para muchísimos otros miembros de la misma clase. Existen muchos tipos de maestros: profesores universitarios y asistentes de jardín de niños, buenos y malos maestros, novatos y veteranos. La variabilidad que hay en estas subcategorías parecería contravenir, desde el principio, todos los esfuerzos que hagamos por generalizar. La segunda razón estriba en que el tener que decir algo sobre las características psicológicas de un grupo tal – sus hábitos de pensamiento y sus habituales posiciones intelectuales-, hace la tarea doblemente difícil. La cognición es un asunto privado que, si acaso se presenta, se refleja oscuramente en lo que la gente dice o hace. Computar el promedio de edad o el nivel de ingresos anuales de los maestros quizá se tarea fácil, pero describir su forma de pensar es infinitamente más difícil, tanto así que parece más prudente aceptar de antemano la derrota...” 4 Se trata ahora de precisar acerca de los contenidos inherentes al proceso cognitivo y, al mismo tiempo, de la capacidad cognoscitiva del sujeto o los sujetos; en un escenario en el cual aparecen elementos vinculados a determinadas categorías que definen lo normal o anormal, con respecto a ese sujeto y/o sujetos receptores. Queda claro, en principio, que el (la) orientador (a) actúa como sujeto condicionante en primera instancia; independientemente de este otro factor o factores; es decir, haciendo abstracción de las categorías de normalidad y anormalidad aplicables a los (as) receptores (as) de esa orientación o transferencia de su proceso cognoscitivo. 2.2. El concepto de realidad y su aprehensión. Ya se ha expresado arriba una posición en lo que tiene que ver con la percepción y la aceptación de la exterioridad, por parte de cada sujeto individual...y de los sujetos colectivos. Hasta ahí, asumíamos la existencia de condiciones exentas de elementos vinculados a una determinada incapacidad para captar y entender los referentes propuestos. Por lo tanto, entonces, las opciones derivadas a partir de ahí, aparecen como posibilidad de acoger e internalizar de manera 4 Jackson, Philip W., “Cómo piensan los maestros”. Tomado de recopilación realizada en el texto: La Psicología en la práctica educativa, primera edición en español, mayo 1981. Editorial Trillas, México. Recopilador: Lasser, Gerald S., página 23. 12
  • 13. homogénea o heterogénea esos referentes y, por extensión, el amplio espectro en lo que hace relación a la exterioridad, como entorno circundante inmediato o mediato. Visto así, en consecuencia, la realidad es una aprehensión de esos mensajes y la asunción de roles específicos con respecto a ella, está cruzada por las características de esos mensajes o referentes. Ahora bien, tratándose de una tipificación en nexo con los patrones establecidos como válidos para captar y entender la realidad y el tejido relacional con esta, incluidos (as) los (as) otros (as) sujetos (as); se ha admitido las figuras de normalidad y anormalidad; para designar las características precisas que adquiere esa aprehensión; tanto de la realidad como del tejido relacional inherente a la intervención que efectúa cada sujeto (a). Esto supone, entonces, la existencia de tipologías asociadas al comportamiento humano, su explicación y justificación. El desarrollo de estas tipologías y su profundización, permiten inferir precisiones acerca de las condiciones normales y/o anormales en las que se desenvuelve la interacción de los (as) sujetos con la exterioridad. Es, en otras palabras, hablar de las condiciones en las cuales se produce la aprehensión e internalización. Ya, en este otro escenario, se introduce la noción de diferenciación, asociada a la características de cada sujeto o colectivo. 2.3 De la interpretación (conceptos) individuales y su incidencia en lo colectivo. El ser individual es, de por sí, complejo. En cuanto logra, aún en su condición de individuo (a) primario (a), construir su propia visión de la exterioridad. Este proceso está asociado a los sentidos biológicos. La percepción, como ejercicio inicial que permite acceder a insumos externos, ejerce como instrumento para recolectar esos datos y procesarlos. Ya ahí, la diferenciación se establece por la vía del seguimiento y continuidad, originados en la capacidad para retener la información e interpretarla. No es una memoria simbólica ni formal, como la de los otros animales. Esa memoria trasciende a la repetición simple de lo aprendido, a manera de expresión espontánea y/o de respuesta instintiva a motivaciones externas. Por el contrario, es una memoria en constante actividad y que actúa como recurso pleno e intencional, cuando se hace necesario recordar lo visto antes, lo vivido; a partir de experiencias individuales y colectivas. Así y solo así se puede entender la capacidad que adquiere cada sujeto (a), para proponer y desarrollar opciones dirigidas al proceso de transformación de la exterioridad. Pero también, para entender la construcción de una 13
  • 14. simbología para sí; de tal manera que ejerza como instrumento fundamental, a la hora de definir sus propias perspectivas; en cuanto expectativas originadas en su propia pulsación con respecto a los (as) ) otros (as). Entonces, la esperanza, la ilusión, los afectos, el placer como elaboración suya; constituyen referentes en los cuales se cruzan la individualidad y lo colectivo. No como derogación de lo primero en función de lo segundo; sino como interacción que el (la) sujeto (a) individual acepta, e incluso propone, en el camino hacia la obtención de un determinado fin. Ya, en esta expresión, es pertinente entrever la influencia (...en esa memoria individual, como acumulado constante) de las tradiciones aprehendidas por la vía de la imposición y/o de la experiencia directa, que adquieren determinadas instancias simbólicas; construidas a partir de procesos individuales y colectivos. Así entonces, a manera de ejemplo, cabe analizar en ese espectro; el rol de la religión, de los códigos y paradigmas que ejercen como limitaciones al desarrollo pleno de la individualidad, en cuanto adquieren una significación que trasciende a cada sujeto (a) y lo (a) obliga a un acatamiento; so pena de quedar por fuera de esa figura de concertación colectiva que lo (a) compromete. No reconocer la concertación (a la manera de equilibrio); tuvo siempre (...y tiene ahora) para cada sujeto (a) repercusiones profundas. Inclusive, de su aceptación o no, depende en muchos casos la existencia suya como sujeto (a) individual vivo, como actor válido. En este contexto cabe una expresión relacionada con la incidencia que adquieren las opciones propuestas, por parte de los (a) sujetos (as) individuales; en lo que hace referencia a la interpretación de las pautas, paradigmas y condiciones vigentes en un determinado período histórico. En sí esas pautas y condiciones, no son otra cosa que construcciones colectivas que trasciendan a cada individuo (a). Podría aseverarse inclusive que, en las mismas; cada sujeto se subsume, como quiera que no le esté permitido transgredirlas. Está obligado, en consecuencia, a asumir una interpretación similar a la que realizan los (as) otros (as). Si su decisión es hacer trasgresión, bien sea por la vía de proponer una interpretación diferente y/o de asumir la opción directa de cuestionarlas y trabajar por su destrucción; se entiende que asume las consecuencias a que esto conlleva…Entonces se configura, a partir de esa intervención individual, una confrontación con la simbología e iconografías colectivas. Aquí, en esa confrontación, se enfrenta la construcción individual con la construcción colectiva. Esto es válido, como decíamos arriba, tanto para los paradigmas colectivos asociados a la religión; como para aquellos paradigmas asociados a la noción de ordenamiento y de jerarquización. Queda claro, asimismo, que estas construcciones colectivas, son posteriores a la apropiación primigenia de la exterioridad, a la internalización primera realizada por cada sujeto (a) en su contacto inicial con la naturaleza. Es decir, son elaboraciones, desarrolladas en el tiempo y en el espacio; como acciones concientes o inconcientes (...o mediante una interacción entre los dos estados) en donde se aplica el conocimiento acumulado, a manera de ordenamiento de las percepciones recibidas y almacenadas en la memoria. Pasa a ser, por esta vía, una memoria de todos y todas. Una 14
  • 15. memoria colectiva que se construye a través de la comunicación y de la instauración de códigos e íconos que dan fe de la concertación. Toda herejía, en principio, es una acción individual. Compromete a quien realiza una interpretación diferente y se decide a proponerla como opción. Bien sea como modificación parcial de las pautas, paradigmas y condiciones instaurados como referentes colectivos; o como alternativa que conlleva a una modifi9cación total, radical. Algo así como o son esas pautas y paradigmas o son estas pautas y paradigmas alternativos. Ya ahí, en esa acción de proponer una alternativa, se configura un distanciamiento con respecto al ordenamiento vigente. Adquiere ese hecho un significado asimilado a la ruptura. En el proceso de enfrentar esa opción (...u opciones) con las existentes; el (la) sujeto (a) que ejerce como cuestionados (a), desemboca en una posición herética. A partir de ahí, se trata de definir las condiciones y el tipo de acciones a realizar, el proceso de difusión de la opción u opciones nuevas. Aquí, condiciones, tienen que ver con los insumos recaudados para sustentar la nueva opción. Tipo de acciones, tiene que ver con realizar una confrontación individual absoluta. O la adquisición, mediante el proceso de persuasión o imposición, de una aceptación de los (as) otros (as). De tal manera que pueda presentarse y desarrollar como opción u opciones colectivas. Esto no es otra cosa que el comienzo de una sumatoria de acciones diferenciadas; en procura de lograr la aceptación y acatamiento, bien sea de la modificación parcial o de la erradicación de las anteriores pautas y paradigmas y, en su reemplazo, erigir las nuevas. De todas maneras, bien sea que se actúe n un u otro sentido, es evidente la necesidad de cierta subyugación hacia los otros y las otras. Algo así como entender y aceptar el principio básico relacionado con el ordenamiento y el equilibrio por la vía de la imposición de pautas y paradigmas: siempre existan referentes establecidos como condición para el ordenamiento y el equilibrio; habrá unos códigos y obligaciones que ejercen como limitación a la libertad individual. Alcanzar unos nuevos referentes, unos nuevos códigos y nuevas obligaciones; supone la realización de acciones que controvierten lo anterior. 2.4 Del sujeto Colectivo Ahora se trata de establecer los términos de referencia, a partir de los cuales se configura la presencia y las acciones del colectivo; como sujeto pleno que trasciende a la individualidad pero no la puede subsumir. Desde una interpretación etimológica, sujeto colectivo se entiende como figura plural. Es decir, se asume su configuración como sumatoria, simple o compleja, de individualidades con presencia en un determinado escenario, ámbito o territorio. También involucra un concepto adjunto, que da 15
  • 16. cuenta de una posición asimilada a la conciencia y a su significado. Algo así como entender al sujeto colectivo en condición vinculante con respecto a una visión (o visiones) y a una interpretación de la exterioridad que lo circunda. El problema radica en la posibilidad efectiva para precisar el nexo entre esa figura colectiva y la individualidad, sin que implique la disolución. Porque, a partir de una interpretación centrada en el estricto comportamiento mecánico; podría pensarse en una dicotomía elemental, en donde la conciencia colectiva es una expresión que traduce los acumulados históricos, en cuanto vivencias, como información procesada que induce a una definición desde la perspectiva cultural. De todas maneras, la interpretación de lo colectivo, supone un imaginario. Este, a su vez, debe estar asociado al concepto de espacio físico. Algo así como establecer una dinámica en la cual aparece la interrelación entre los (as) sujetos (as) individuales, asociados e integrados con respecto a determinados códigos reconocidos como válidos. Ya decíamos ante, en esta misma línea de reflexión: los referentes, entendidos como códigos, pueden ejercer como punto de equilibrio; a través del cual se expresan las coincidencias. Ahora bien, la complejidad en la interpretación del significado y alcance de este equilibrio, está dado por el análisis del recorrido previo para acceder al mismo. Tal parece que se presentan dos opciones en la interpretación. Una de ellas tiene que ver la identidad pasiva que realiza cada sujeto individual con los códigos o referentes generales que inducen al equilibrio. La otra tiene que ver con la coacción, con la imposición, por la vía de acciones ejercidas por parte de quien o quienes se erijan como centro y/o como intérpretes únicos de esos códigos. La primera opción supone un tránsito no traumático, mediante el cual cada sujeto asume la identificación con los códigos (conciente o inconciente). Es de suponer que, ya ahí en ese tránsito hacia la identificación o reconocimiento, se configura una ruptura con respecto al yo absoluto. Se traslada parte de la identidad personal, a la identidad colectiva; como condición indispensable para acceder al equilibrio. Se entiende y acepta esa necesidad, en una perspectiva grupal, plural. Ahora bien, los códigos pueden adquirir características religiosas, o de simples premisas para el trabajo asociado; o de compromisos para establecer una figura colectiva relacionada con el ordenamiento global de obligaciones; o una sumatoria compleja de todas estas las anteriores. Lo cierto es que la aceptación se expresa como actitud soportada en la libertad para definir. La segunda opción supone la presencia de posiciones previas; en las cuales es evidente una diferenciación en términos no solo de interpretación y elaboración con respecto a la exterioridad; sino también en términos de apropiación unilateral de los acumulados históricos de las vivencias entendidas como insumos para la construcción de los códigos, referentes..o paradigmas. Aquí, entonces, se configura un recorrido traumático; por cuanto supone la restricción impuesta a las 16
  • 17. posibilidades individuales. No es ya la aceptación en libertad; es por el contrario la imposición a reconocer, tanto los referentes en sí, como también a quien o quienes los representan y los imponen. 3. De la noción de poder y su ejercicio. Ahora es pertinente desarrollar algunos conceptos en relación al comportamiento del sujeto colectivo; a partir de su separación con respecto a los (as) sujetos (as) individualmente considerados. Supone, entonces, la aceptación de su existencia con expresión propia; regida por pautas que, a su vez, pueden ejercer como referentes generales. El problema tiene que ver con precisar las condiciones y/o prerrequisitos necesarios para consolidar la figura de la instancia abstracta; aquella que se desprende del sujeto colectivo y se rige como referente que debe ser acatado; no solo por los (as) sujetos (as) individuales; sino también por la colectividad que se construye y se hace plena en razón a la interacción constante entre los (as) sujetos (as). Ya, aquí, puede hablarse de una prefiguración territorial y de unos vínculos que hace posible esa interacción. Supone la aceptación de la identidad individual propia de cada sujeto (a); pero también la existencia de los (as) otros (as) como pares que comparten una misma identidad colectiva. 3.1 ¿Qué es el poder? Habábamos arriba acerca de las condiciones en las cuales se puede concretar la aceptación, por parte de los (as) sujetos (as) individuales, de unos referentes y/o principios básicos; por fuera de si. Es decir, externos a cada uno, a cada una. Quedó clara, en esta línea de análisis, la interpretación, a partir de dos opciones. Una u otra, definen tránsitos diferentes hacia la consolidación de de los principios, referentes o paradigmas que han de centrar y orientar el quehacer de los (as) sujetos (as) individuales; en un entorno preciso, en el cual se involucra la aceptación de los (as) otros (as) como pares. Pero, al mismo tiempo, adquiere el significado inherente a la separación de esos principios-referentes con respecto a lo colectivo, entendido como sujeto que simplemente asume como sumatoria de las individualidades. Es decir, empieza a erigirse como figura que trasciende a los (as) sujetos (as); tanto en lo individual como en lo colectivo. También habíamos expresado acerca de la connotación que esto adquiere; en cuanto supone la presencia de quien o quienes asumen como responsables del manejo o supervisión del acatamiento debido en torno a esos principios-referentes. Es algo así como indagar con respecto a las condiciones que debe o deben reunir ese sujeto (a), o esos (as) sujetos (as). 17
  • 18. Desde la interpretación propuesta por Marx y Engels; podría aseverarse que el ejercicio de esa responsabilidad supone la asunción de una posición de dominio, como efecto colateral de una apropiación con respecto a los excedentes de los bienes producidos por la vía del trabajo, de la transformación de la naturaleza. A lo anterior podría agregarse, como extensión necesaria, la apropiación de los acumulados del conocimiento adquirido en ese mismo proceso. De ser así, entonces, surge un nuevo elemento alusivo a la cultura; entendida como superestructura construida a partir de la relación establecida con la exterioridad (naturaleza). Aparece, por esa misma vía, la figura de beneficiarios o beneficiarios. Esto, de por sí, adquiere el significado propio de unas relaciones, ya no en igualdad de condiciones; sino en las cuales se establece un dominio sobre aquellos (as) que no ejercen como tal. Otra alternativa, para la interpretación, tiene que ver con la posición Kantiana; en la cual aparece la razón como sujeto abstracto que conduce los procesos. Por lo tanto, adquiere una connotación ajena a los (as) sujetos (as), en tanto se entiende como condición preexistente al proceso de transformación de la naturaleza. Por lo mismo, entonces, se entiende como extensión y aplicación modificada de la posición socrática y aristotélica. La variante tiene que ver con el de que, en Kant, la Razón aparece como abstracción que ejerce como referente, inherente a la noción de poder; como instancia que convoca y que debe ser acatada; en cuanto se concreta a través de una figura asimilada al concepto de Estado. Ya, aún antes de Marx, Engels y Kant; Juan Jacobo Rousseau; Tomas Hobbes y Nicolás Maquiavelo, desarrollaron teorías alrededor de ese concepto de poder y de dominio. Opciones diferencias hacia la interpretación de ese hecho. Variantes como el equilibrio entre lo colectivo y lo individual, a través de la aceptación y la concertación (Contrato Social, postulado por Rousseau); o como la exaltación y justificación de un ejercicio de dominio, desde una perspectiva centrada en la imposición (Leviatán, de Hobbes); o como figura asociada a la intermediación y trámite conciente de un sujeto individual que impone una determinadas condiciones (El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo). El asunto queda planteado y precisa de un desarrollo, si se pretende dilucidar el significado del control ejercido sobre los (as) sujetos (as) individualmente considerados (as)..o sobre estos (as), entendido como colectivo que no ejercen como beneficiarios (as) de este control. Tal y como lo hemos insinuado, el poder no es otra cosa que el control ejercido por parte de quien o quienes adquieren la capacidad para hacerlo Acceder a esta capacidad, su explicación, se explica según sea la interpretación asumida. De todas maneras, en estricto, desde el momento en que se configura una determinada forma de control; este actúa como condicionante que impide el 18
  • 19. desarrollo, pleno y absoluto, de la libertad individual entendida en los términos ya señalados: como posibilidad que tiene cada individuo (a) para interactuar con la exterioridad; a partir de sus propias vivencias. De su particular nexo con la misma y con el (la) otro (a). Supone, en fin, la pérdida de la autonomía primaria. Esto explica, hasta cierto punto, la tensión latente que acompaña todo proceso mediante el cual se efectúa una imposición. Una tensión ya prefigurada por Freíd en “Tótem y Tabú”...y desarrollada por (sin saberlo) por Engels en “El origen de la familia, la propiedad privada y el estado”. Con mayor claridad, Marcase, identifica ese nexo en sus trabajos: “El hombre unidimensional” (en tanto que sitúa una interpretación del control político, como yunta que inhibe al –la- sujeto –a-) y en “Eros y Civilización” (en tanto se retoma todo el espectro, derivado del malestar que acompaña a cada sujeto – a-, desde el momento mismo de su vinculación forzada a la vida colectiva.). Así entendido, entonces, el poder inhibe el desarrollo del (la) sujeto (a). Supone la instauración de unos referentes para interpretar el nexo que cada uno (a) realiza con la exterioridad y de la internalización que este (a) efectúa, como efecto colateral de esa relación primaria. Algo así, entonces, como objetivar los acumulados de procesos anteriores, convirtiéndolos en pautas que deben ser aceptadas. Por esta vía, en consecuencia, podría entenderse esa inhibición, en condiciones similares a la que existe con respecto a los condicionantes primarios anclados en los contenidos propios de la religión. En principio, podría aseverarse que (en estricto) poder y religión causan el mismo efecto en cada sujeto (a)...la inhibición. En torno a este hecho, cabe expresar desde ahora un elemento que será desarrollado posteriormente: Cuando se actúa, de manera individual o colectiva, en contra de esa inhibición; se configura un conflicto que origina un castigo, una sanción; por parte de quienes ejercen como controladores hacia quien o quienes actúan en contravía de los referentes. Es el caso, a manera de ejemplo, de lo sucedido con Prometeo. 3.2. El poder político. A manera de ilustración (...Con reservas obvias), es pertinente presentar la reflexión efectuada por Francisco Segui, el prólogo a una de las ediciones de La República (Platón); veamos: “...Si la vida ciudadana, la polis como forma comunitaria, se hunde desgarrada por el escepticismo, el agnosticismo y el relativismo, la polis como organización política sucumbe ante el empuje de la democracia. Y si Sócrates buscaba la solución invitando a revisar los conceptos éticos, a encontrar lo absoluto, Platón idea todo un mecanismo político-social. Su República no es una descripción de un mundo ideal: es una técnica de formación de una sociedad. Aunque de vez en vez caiga en ciertas disquisiciones sobre conceptos tales el de justicia o felicidad, está orientada al estudio de los aparatos de control social. Su objetivo es el orden, la estabilidad (rechazará todo cambio que no sea un acercamiento al ideal descrito en la obra). Y para ello parte de la educación. La educación es el principal elemento represivo, el medio más eficaz para el control, el más apropiado homogenizador social. Educar es, para Platón, construir ciudadanos. En la educación se hará al 19
  • 20. ciudadano: se condicionará su sensibilidad, su voluntad y su pensamiento, de modo que nada pueda desear sino aquella situación que por naturaleza le pertenece. Toda técnica de control social responde a una concepción del hombre y de la vida, sin duda. Pero es un error pensar que Platón extrae sus ideas políticas de la teoría de las ideas. Al contrario, la Ideas serán una metafísica, una cosmovisión, una especie de creencia favorable para llevar a cabo la política…” 5 Desde la interpretación acerca del poder, propuesta y desarrollado en este escrito, es evidente la asimilación al concepto de control. El asunto siguiente tiene que ver con su definición en términos de control político. Lo anterior, por cuanto la noción de política, adquiere una connotación relacionada con la actuación colectiva. Algo así como entenderla, en el contexto permitido por los agregados adquiridos a través de determinados procesos previos. Es decir: la política no constituye una opción originada en el proceso de internalización que efectúa cada sujeto (a), con respecto a la exterioridad. Es, por el contrario, el desarrollo de elaboraciones acumuladas, a través de procesos que trascienden a cada sujeto (a); comoquiera que se configuran a partir de una forma de apropiación realizada por parte de quien o quienes convierten esas elaboraciones, en opciones que entran a ejercer como referentes. En consecuencia constituyen, por esto mismo, un mandato; una convocatoria que pretende el reconocimiento individual y colectivo. Está expresada en códigos (...o definiciones) que conforman un cuerpo teórico, con repercusiones prácticas en el quehacer cotidiano. Es, en otras palabras, el soporte necesario para ejercer gobierno, autoridad; por parte de quien o quienes se han separado de los (as) otros (as); en su condición de usufructuarios (as) de esos mismos códigos. La diferenciación comienza, desde el momento mismo en que aparecen insumos que la permiten. Si bien es ilustrativa la interpretación (...un poco lineal) propuesta en el recorrido: sociedad primitiva-esclavismo-feudalismo-capitalismo; como proceso explicativo en cuanto al origen de la dominación. Lo cierto es que el asunto es mucho más complejo. Porque supone, entre otras cosas, retomar el entendido de la apropiación de los referentes y su imposición; a partir de un ejercicio originado en la diferenciación; pero asimismo, en nexo con el proceso de internalización individual. Valga presentarlo de la siguiente manera: si la sociedad primitiva descrita por Lewis H. Morgan, constituyó un estado en el desarrollo de la humanidad; no puede inferirse, necesariamente, la ausencia de determinadas formas de diferenciación...y de control. Con las limitaciones sociológicas y políticas propias de su investigación, el texto que la resume, tiene elementos importantes; en cuanto a la interpretación de los hechos originados en la misma investigación que se relacionan con la actividad humana. Por lo mismo es pertinente resaltar lo siguiente: 5 Segui, Francisco. Prólogo a La República, Tomo I. Ed.Universales, Bogotá 20
  • 21. “..Los hechos indican la formación gradual y el desarrollo subsiguiente de ciertas ideas, pasiones y aspiraciones. Aquellos que ocupan las posiciones más prominentes, caben ser generalizados como crecimientos de ideas particulares, a las que se encuentran íntimamente vinculadas… ..ÚLTIMO. La idea de propiedad se formó lentamente en el pensamiento humano, permaneciendo naciente y endeble durante períodos inmensos de tiempo. Adquiriendo vida en el salvajismo, requirió toda la experiencia de este período y del subsiguiente, de la barbarie, para desarrollar el germen y preparar el cerebro humano para la aceptación de su influencia de contralor. Su imperio como pasión por sobre todas las demás pasiones, señala el comienzo de la civilización...” 6 Ahora bien, como lo hemos señalado arriba, el poder adquiere significado a partir de la apropiación unilateral de insumos relacionados con el conocimiento acumulado. Esta apropiación permite la elaboración de unas determinadas condiciones que deben ser acatadas, por parte de quien o quienes no actúan en posición de usufructuarios. Así planteado, entonces, no implica necesariamente un nexo primario con la posesión de bienes. Otra cosa es que la posesión permita el desarrollo y consolidación posteriores de mecanismos de control y, por esta vía, de imposición. Lo anterior es lo mismo que entender la dinámica del poder y del control; como una sucesión de eventos en los cuales se van estructurando unas instancias en las que predominan instrumentos conceptuales, como opciones únicas para la interpretación de la naturaleza y de las relaciones necesarias para transformarla…o, simplemente, para convivir con ella. A partir de esta lógica para la interpretación del poder; se entiende que este adquiere una connotación política, como opción válida en el proceso de consolidación y defensa del mismo, por parte de quien o quienes actúan como detentadores. Lo que, en principio, era un control en términos de pautas y códigos propuestos (...o impuestos) como única alternativa para establecer un nexo con la externalidad; se convierte un la instauración de instancias que identifican esos pautas y códigos con los usufructuarios. Esto supone el desarrollo de mecanismos constitutivos de reglas orientadas a distanciar, aún más, el poder con respecto a quienes se controla. Es decir este (el poder) se torna mucho más complejo; comoquiera que se configura la intermediación como requisito indispensable para acceder a sus representantes. El territorio, en este contexto, deja de ser simple externalidad primaria, natural en la cual se efectúa la interacción y el intercambio por parte de los (as) sujetos (as). Se convierte, por lo mismo que se consolida la figura del poder, en escenario en el cual la relaciones (...Sociales) adquieren características, cada vez, más complejas. Ya no es, entonces, la simple aceptación de los códigos originarios, casi siempre asociados a la religiosidad. Ahora se trata de una figura ensanchada de este. Una ampliación del espectro; en función de los nuevos elementos que lo acompañan y sustentan. 6 Morgan, Lewis H. La Sociedad Primitiva, edición Divulgación Cultural Universidad Nacional de Colombia, 1972. 21
  • 22. Vale la pena reiterar acerca del condicionamiento que se le imprime a la actuación individual. El proceso, por medio del cual se instaura la dominación, supone una inhibición a la libertad. Ya no existe la posibilidad de ejercer la autonomía inicial; para exteriorizar los conceptos elaborados a partir de la relación con la naturaleza, con la externalidad. Lo que prevalece, ahora, es la asunción de los referentes establecidos como única opción posible. Es una interpretación mediada por los códigos y las instancias desarrolladas por parte de quien o quienes ejercen como detentadores de esos referentes. A esto se agrega el hecho del nexo entre esa acción de control primaria y la evolución del sistema de apropiación de los excedentes derivados del trabajo. Se configuran, entonces, unas relaciones sociales en las que prevalece la imposición de reglas. Algo así como una sumatoria de conceptos básicos que obligan. Actuar en contravía de los mismos sitúa, a quien o quienes lo hacen, por fuera de esas condiciones. Por lo tanto debe ser entendió como desafío, como rebelión. Esto es lo que explica, en términos del concepto de legalidad, la estructuración de figuras que describen y validan el castigo; como procedimiento indispensable para mantener el control. Es ahí en donde, el poder, adquiere su connotación política. Es pertinente, para este caso, citar la posición expresada por J.C. Friedrich, en su texto La filosofía del derecho. “..Puesto que para el derecho siempre tiene importancia fundamental que la obligación de sus normas se encuentre firmemente anclada en la convicción de la legitimidad de la autoridad que crea la ley, sea Dios, sea la acción popular, la importancia de las normas legales en la vida social estará, en todo momento, hondamente influida por la fe en la legitimidad del gobierno que las impone y por la cual son creadas. El nomos y el jus de griegos y romanos estuvieron en vigor mientras se mantuvo la fe en la comunidad de la polis, pues la polis estaba regulada por el nomos y el jus, debido a la constante fe del pueblo en la heroica sabiduría de algún antiguo legislador, ya fuera un Solón, un Licurgo, o las Doce Tablas. Sin embargo, para los judíos del Antiguo Testamento, no fue Moisés, ni siquiera los profetas, sino el Dios único, quien habló a Moisés y le ordenó que comunicara sus leyes a su pueblo (Levítico 19: 1-2). Y fue su pueblo el que quedó convertido en una comunidad sagrada gracias a esa comunicación, por la santidad misma del Dios que había dictado las leyes. Y de esta santificación, al dar y obedecer la ley, se desarrolló o, quizá fuera mejor decir que se derivó, como corolario la doctrina del pueblo elegido...” 7 3.3 El concepto de Estado Ya quedó planteada la interpretación en torno al poder y al control. Se infiere, en consecuencia, una connotación asociada al concepto de sociedad; entendida como interacción colectiva en un determinado territorio y cohesionada por una reglamentación; impuesta como norma de obligatorio acatamiento. 7 Friedrich, C.J., La Filosofía del derecho, ed. Fondo de Cultura Económica 22
  • 23. Cabe ahora extender esa interpretación. Ya no tanto en lo que hace referencia a la implementación coercitiva de los códigos y de las instancias a cuyo cargo está la vigilancia y desarrollo de los mismos. Se trata de entender la dinámica que adquiere esa implementación; a través de un proceso que va instaurando instancias, como figuras mucho más complejas en lo que hace referencia a los mecanismos de control, de su desarrollo y distanciamiento con respecto a la interpretación primaria, rígida de la inhibición y subyugación hacia el (..o los) sujeto (os). Lo que antes era un escenario en el cual se exhibían unas relaciones simples de dominación; ahora se va convirtiendo en territorio en donde los códigos y normas conforman un sistema lógico, abstracto. De tal manera que los (as) sujetos (as) involucrados (as) como dominados (as), pasan a ser un colectivo que es obligado a identificarse con ese sistema complejo de mandatos y requerimientos; intermediado por instancias próximas y lejanas. Es, en otras palabras, una asociación forzada que tiene como justificación y como centro, la aceptación de ese sistema normativo. Al mismo tiempo, implica el reconocimiento de intermediarios que ejercen como representación válida de esa asociación (...de ese Contrato Social, diría Rousseau). Lo anterior no supone, en estricto, la pérdida de las aspiraciones íntimas de cada sujeto (a), entendido en los términos propuestos arriba. Por el contrario, a pesar de la imposición del sistema de normas, persiste ese conflicto (...o malestar que llamaría Freud) latente con respecto a esa misma imposición. Veámoslo, un poco, en los siguientes términos: “..Creo poder decir, en resumen, que la filosofía estoico-ciceroniana del derecho tiene sus raíces en una ética racional a la que se adjudica una validez universal, como ley de la naturaleza humana. Esta ley, como todas las leyes de la naturaleza, es la razón inherente a la naturaleza toda; es su significado. Por tanto, podemos, y debemos derivar leyes de esta ley (a lege ducendum est juris exordium), porque esta ley, la ley natural, es la fuerza de la naturaleza (naturae vis) y, por tal motivo, es la norma que define lo que es bueno y lo que es malo. El cumplimiento de esta ley natural es tarea impuesta a los diversos estados (civitates) que expresan la verdadera ley en las normas del jus pentium, común a todas ellas. Cada comunidad, sin embargo, tiene su propio jus civile, válido sólo para sus ciudadanos, ya que toma en consideración las condiciones especiales, tanto espirituales como materiales, que son peculiares de tal comunidad. Pero ni el jus Pentium ni el jus civile deberán estar en conflicto con el jus naturae. Si lo están, tales normas no son verdaderas leyes, sino mandatos arbitrarios...” 8 Hasta aquí queda claro, en nuestra línea de interpretación, la dicotomía que subyace a la implementación del poder político, como una expresión de la coacción hacia el sujeto. Este ejercicio de dominación tiene, como colateral, una forma de subyugación; en tanto supone la 8 Friedrich, C.J., obra citada. 23
  • 24. imposición de limitaciones al desarrollo autónomo individual que permite acceder a la naturaleza y tomar de ella las percepciones e impresiones necesarias para construir el bagaje conceptual indispensable, como proceso que consolida la independencia de cada sujeto (a). La inhibición, derivada de la imposición de ese tipo de poder, induce a reprimir la autonomía y la libertad; como cuota necesaria que debe otorgar el (la) sujeto (a) para disfrutar las posibilidades derivadas del poder que, a su vez, se erige como avance colectivo en la escala de la evolución humana...de la civilización; pero implica asimismo la latencia del conflicto, del deseo de libertad reprimido. Veámoslo, en términos de Marcuse: “El desarrollo del sistema jerárquico de trabajo social no solo racionaliza la dominación, sino que también contiene la rebelión contra la dominación. En el nivel individual, la rebelión original es contenida dentro del marco del conflicto de Edipo normal. En el nivel social, las recurrentes rebeliones y revoluciones han sido seguidas por contrarrevoluciones y restauraciones. Desde la rebelión de los esclavos en el mundo antiguo hasta la revolución socialista, la lucha de los oprimidos ha terminado siempre con el establecimiento de un nuevo, y mejor, sistema de dominación; el progreso ha tenido lugar a través de una cadena de control cada vez más eficaz...* 9 Son evidentes las limitaciones en el enfoque Freudiano propuesto por Marcuse. No solo en lo que respecta al espectro social y su dinámica; sino también en lo que hace referencia al desarrollo y manifestación de los mecanismos de dominación, mucho más complejos que los esbozados en ese enfoque. Habría que mirar, en perspectiva, análisis desde la interpretación sociológica y política. Pero, de todas maneras, Marcuse permite reconocer e identificar el conflicto entre sujeto y poder, que subyace a la tensión constante que acompaña a cada individuo inmerso en el sujeto colectivo y en su expresión orgánica; como instancias de control. Así la cosas, entonces, existe un nexo insoslayable entre poder político y Estado. Este último no es otra cosa que la racionalización y organización del poder político; por la vía de instancias jerárquicas, independientes del sujeto individual y del sujeto colectivo. A través de ellas se expresan unas relaciones de dominio que abarcan territorios definidos. Es, el Estado, un ordenamiento a partir del poder político. Le imprime a este una connotación abstracta, en razón a que ejerce como referente que convoca a la aceptación; como garantía para la cohesión de quienes comparten el territorio y que, asimismo, tienen un origen y expresiones culturales comunes. Constituye, en otras palabras, la única posibilidad para acceder a beneficios en condiciones de igualdad. Uno de ellos, a manera de ejemplo, tiene que ver con la opción para dirimir conflictos, entre los súbditos. Lo anterior por la vía de la interpretación lógica y neutral; a cargo de instancias creadas y desarrolladas en el marco permitido por el Estado. 9 Marcuse, Hebert, Eros y Civilización, Ed. Seix Barral Barcelona, 1968, página 92 24
  • 25. 3.4 De la democracia. De la asociación y la identidad en la confrontación. La confrontación es un agregado del conflicto. Es su manifestación; como quiera que suponga la expresión, mediante acciones precisas y concretas, bien sea de una parte del conflicto o de la totalidad de este. Si es lo uno o lo otro, se define a partir de los contenidos que adquieren las acciones; pero también de, a partir de su significado con respecto al poder y sus manifestaciones. Lo anterior se entiende mejor, ubicado en el contexto que ejerce como escenario en el cual se aplica y desarrolla el poder. De las instancias, procedimientos a través de los cuales se ejerce el control. De las franjas o sectores sociales que aparecen como dominados. Inclusive, en un análisis más preciso, de la diferenciación que adquiere la dominación; según la identidad que pueden alcanzar algunas de esas franjas o sectores, con respecto a los beneficiarios directos del poder. Algo así como entender una dinámica en la cual aparecen beneficiarios (as) transitorios y parciales; sin que esto implique la asunción del poder en sí. En nuestra línea de interpretación, se trata de proponer una opción, en la cual se hace visible la presencia de la dominación en diferentes niveles. Ya no tanto en lo que hace referencia a las instancias y/o los aparatos ideológicos del Estado, como expresiones a partir de las cuales se pueda explicar y generalizar la cobertura y afectación de la dominación. Lo nuestro es más la pretensión de alcanzar una caracterización de la dinámica que adquiere la aplicación del poder y la dominación; en cuanto que ejerce una cobertura que permea sectores específicos, vinculándolos al proceso inherente al control político y económico; como beneficiarios transitorios. O, simplemente, como soportes pasivos a partir de lograr su apoyo en términos de captar su identificación con los propósitos últimos del poder. Cuando, en este marco conceptual propuesto, se producen fricciones o rupturas; se configuran expresiones de la confrontación que vinculan a esos sectores con acciones que expresan contenidos concretos de un determinado conflicto; sin que esto implique la disolución de nexo con las instancias del poder. En esta perspectiva, inclusive, cabe validar el concepto que propone un entendido del Estado, como una sumatoria de micropoderes; a la manera de de bloque de sectores o de clases en el poder. Esta opción supone la presencia de una figura asociada al equilibrio, en el cual confluyen intereses, en veces divergentes, unidos alrededor de una (...o unas) determinadas formas de poder que les permite imponer decisiones en nexo con sus intereses estratégicos. Es más, por esta vía, podría entenderse la “delegación del poder formal”, a individuos y sectores que ejercen como expresiones “neutrales”. 25
  • 26. Vale la pena, como ejemplo, transcribir el aparte del texto “Los Límites de la Modernización”, escrito por la profesora Consuelo Corredor Martínez. Lo consideramos importante, en razón a que se insinúa una interpretación del poder y la dominación; a partir del análisis de un período concreto de la historia del desarrollo político y económico en nuestro País. “..Los alcances de esta modernización han sido bastante limitados y sus implicaciones extremadamente conflictivas, debido a que ella se ha adelantado en un contexto marcadamente liberal en el cual han prevalecido los intereses de las élites dominantes. El modelo liberal de desarrollo ha significado la subordinación del Estado, minimizando su función de interpretar, gestionar y regular los intereses colectivos, y obstaculizando la configuración de un espacio público en el que se puedan expresar, confrontar y resolver los conflictos sociales. El Estado colombiano es un Estado privatizado, atrapado entre el liberalismo económico y el conservadurismo político. En esta perspectiva liberalismo y conservadurismo no se oponen sino que, por el contrario, se articulan y se prestan mutuos servicios. El logro de intereses particulares sin importar los costos sociales encuentra un terreno propicio en el orden jerárquico y tradicional por el cual se vela el conservadurismo. El costo de esa coexistencia ha sido el rezago de la organización política de las transformaciones socioeconómicas que han trastocado el orden en que estaba cimentada. Las restricciones derivadas de los sistemas económico y político colombianos han entretejido una gama de relaciones tanto modernas como posmodernas, lo que hace la sociedad más compleja y fragmentada que en el pasado. Ha sido una acumulación histórica de tensiones que han significado en forma continua períodos de crisis y de relativa estabilidad. Y en esta dinámica, los momentos de crisis son cada vez más severos por la fragmentación de los escenarios y de los actores, la mayor polarización y desigualdad sentidas y una amplia percepción del carácter excluyente de los sistemas social y político…” 10 A partir de esta opción nuestra de interpretación, en consecuencia, se hace necesario presentar un análisis que permita introducir la diferenciación acerca de los contenidos, alcances y significación, en cuanto a niveles de expresión del conflicto, de la confrontación y las acciones por medio de las cuales este se concreta. 4. El concepto de lo popular. La confrontación del poder. La connotación que adquiere la diferenciación, en el contexto de las relaciones sociales, supone una determinada caracterización de roles; a partir de análisis soportados en categorías conceptuales y metodológicas. Por lo tanto, ya no se trata de una simple réplica de lo observado, como representación objetiva. Por el contrario, significa profundizar acerca de esas expresiones de 10 Corredor, Consuelo. Los Límites de la Modernización, segunda edición. Editada por Cinep, página 23 26
  • 27. superficie; indagando por las condiciones que la subyacen, como soporte. Ya, en ese procedimiento, pueden y deben aparecer algunos niveles de abstracción, referidos a la interpretación alusiva a los acumulados históricos en nexo con la participación, en esas mismas relaciones sociales, de los (as) sujetos individuales y colectivos (as). De las condiciones en que esta se ha producido y del grado de inserción con respecto al conocimiento, a las instancias que lo promueven y controlan. Pero también, y con mayor énfasis habida cuenta del horizonte propuesto en nuestro escrito, acerca del significado de esa participación con respecto al poder y a las instancias que lo soportan, a sus manifestaciones como instrumentos de control, de dominación y de imposición. Ha habido, en el curso del tiempo, interpretaciones que asocian la caracterización antes aludida, a posiciones antropológicas y culturales. Por esta vía, ha desembocado en expresiones que delimitan (a manera de diferenciación) la intervención de los (as) sujetos individuales y colectivos en el desarrollo de las relaciones sociales; a partir de asignarle a determinados sectores una posición periférica, respecto a los beneficios del conocimiento, entendido como proceso, como aprendizaje que va decantando, segregando. Aquí, en esta opción, se valida, en veces, un instrumento de diferenciación asociado a la pertenencia a una determinada raza y/o etnia. Visto así, entonces, cabe una propuesta de interpretación generalizante; pero también de especialización; por cuanto se establece unos condicionantes vinculados con normas y pautas, a la manera de posición que reivindica una versión predominantemente aceptada y acatada, de cultura, como sinónimo de civilización; como paradigma, a partir del cual es posible establecer una segregación. Ya no se trata, en el anterior escenario conceptual, de admitir una posición periférica respecto al poder y a las instancias que lo soportan. Aquí, la noción de lo periférico, está referido a un espectro mucho más amplio; en razón a que los márgenes constitutivos de la delimitación social, están contraídos en términos del grado de apropiación y/o de acceso a los beneficios del conocimiento, y de la cultura asumidos como referentes de civilización. Esto no es otra cosa que entenderlo, como adecuación, como asimilación de los roles y los paradigmas allí consignados. En un documento de trabajo (La Educación Superior en América Latina), presentado en el debate al interior de la Universidad Nacional de Colombia, previo a la realización del Primer Congreso Nacional de Educación Superior, realizado en la ciudad de Barranquilla los días 1,2 y 13 de diciembre de 1999; se expresa un concepto que consideramos válido. Veamos: “…En estas condiciones, la Escuela, no es otra cosa que una expresión que, en principio, transfiere el dominio estatal. No tanto en la aplicación elemental marxista de aparato ideológico; sino como complejidad que 27
  • 28. articula instancias del conocimiento, aplicadas y estructuradas en programas y acciones, a partir del ese centro-poder, sin ser el. No es, entonces, una aplicación a partir de la lógica lineal. Es una interacción heterogénea orientada por unos perfiles definidos a partir de las necesidades inherentes a los intereses que impone ese centro-poder. Es decir, lo suyo no es otra cosa que contextualizar la sociedad en términos de su propio rol, de su significación. Con esto tratamos de establecer lo siguiente: la globalización siempre ha existido, si asumimos que esta no es otra cosa que la imposición de referentes a partir del dominio ejercido. Sin pretender un traslado conceptual mecánico, las condiciones impuestas desde el centro-poder económico y político internacional, permiten trazos que imprimen todo el quehacer económico, político y cultural de los dependientes. Ya, de por sí, el solo hecho de reivindicar los autóctono (como acervo cultural) es constitutivo de herejía con respecto a los modelos considerados prevalecientes. Esto es mucho más evidente, en lo que respecta al desarrollo del conocimiento por la vía de implementaciones programáticas escolarizadas. La escolarización, en sí, origina rupturas si se compara con las aprehensiones y las tradiciones propias de las culturas nativas. Porque no habría de serlo, entonces, a partir de la concreción del dominio desde el centro hacia la periferia. En esto, por decirlo de alguna manera, se mantiene incólume el postulado de Samir Amin, cuando en su texto en torno al capitalismo, su desarrollo e implicaciones, habla de las culturas periféricas, atadas a las condiciones que impone el centro-poder.. 11 Arribamos, así, a una opción conceptual que nos permite proponer un entendido en torno a los sectores sociales periféricos. Es decir, aquellos sectores no solo desvinculados de los beneficios del poder, subyugados y dominados por este; sino también segregados por la dinámica propia del desarrollo cultural predominante. Algo así como insertos en la civilización, pero ajenos a ella, en lo que esta tiene de otorgadora de roles asociados a los paradigmas originados en ese mismo desarrollo cultural, por parte de sus usufructuarios. Ahora bien, no puede inferirse de nuestra expresión, el hecho de que proponemos una asimilación de intereses entre los beneficiarios del poder y sus instancias de dominación y aquellos sectores que acceden y se identifican con los avances del conocimiento y de la cultura que ejercen como predominantes; como expresión avanzada de la civilización. Surge entonces, en nuestra opinión, un insumo que soporta una segregación: lo periférico, en cuanto sector y/o sectores considerados por fuera de la versión oficial de la cultura; entendida esta como originaria de paradigmas, pautas y comportamientos. Para nosotros, esto no es otra cosa que la denominación de popular, referido a esos sectores que, de por sí, adquieren una dinámica propia y unas expresiones propias, diferenciadas. Es obvia, sin embargo, la necesidad de apuntalar este concepto, con arreglo al significado que adquiere el contexto social y económico; en el cual se desenvuelven estos (as) sujetos (as). Tanto en sus expresiones individuales como colectivas. Para este caso, el problema surge al momento de establecer las pautas y/o el horizonte teórico. Porque 11 Pira Claudia y Cano Parmenio. La Educación Superior en América Latina, edición en cuadernillo, noviembre 1999, Bogotá D.C. 28
  • 29. no puede delimitarse solo a partir de la figura elemental asociada al lugar en el cual se sitúa con respecto a las características del beneficio plusválico, derivado del modo de producción vigente, o prevaleciente. De ser así no habría lugar a postular la diferenciación que se advierte en la definición anterior. Por lo tanto, el análisis remite a un territorio de mayor complejidad: uno de los elementos clave para dilucidar ese significado, tiene que ver con el entendido de de contexto social y económico. Ya decíamos antes: es un escenario no determinado por la voluntad o por la noción primaria acerca de lo ético. Por el contrario, constituye una instancia, como período histórico. Esto, a su vez, remite a la evolución de las relaciones sociales; como proceso soportado en sucesión de rupturas y equilibrios. Estos últimos, impuestos por quienes adquieren posiciones de dominio. Así, entonces, cada momento (sin importar su duración) en el cual se exhibe o manifiesta ese equilibrio; no es otra cosa que la expresión de unas determinadas condiciones de dominación económica y política. Ahora bien, como lo hemos postulado antes, en la franja constituida por quienes (bien sea que se tipifiquen como sectores o como secciones del espectro social) no ejercen como beneficiarios directos del poder, se erige la heterogeneidad. Ya ahí, se introduce otro insumo como soporte para la segregación. A manera de ejemplo: la posición y comportamiento de aquellos sectores sociales sobre los cuales se ejerce dominación política y económica; pero que han accededlo a determinados beneficios del acumulado plusválico y cultural (como poseedores y usufructuarios del conocimiento); no puede ser el mismo, comprado con la posición y el comportamiento de aquellos sectores absolutamente vulnerables y desvinculados de cualquier beneficio plusválico y cultural. Lo anterior conlleva, en consecuencia, a establecer categorías diferenciadas en el análisis de lo popular, como expresión de determinados sectores sociales; en el contexto de unas determinadas relaciones de dominación político y económico. Puede colegirse de nuestra línea de interpretación, una conclusión fundamental: no todo sector social dominado es, necesariamente, un sector popular. Por lo tanto, aún a riesgo de silogismo, al momento de tipificar acciones (inmediatas, mediatas o tendenciales) específicas de confrontación a determinadas manifestaciones de la dominación política y económica; es preciso trabajar con estas categorías. Luego, el espectro de cobertura, está dado por la definición de objetivos vinculados a conceptos y escenarios heterogéneos; en términos del nexo con los sectores sociales. No es, por esto mismo, una opción en la cual se configure una posición de clase; al menos en la versión ortodoxa marxista. No supone, asimismo, una posición necesariamente revolucionaria y/o de confrontación al origen y vertebración del poder y de las relaciones de producción vigentes. Adquiere connotaciones diversas, en la mayoría de los casos asociadas a reclamaciones puntuales, 29
  • 30. relacionadas con determinadas condiciones de vida. Sin embargo puede, derivar en expresiones híbridas; en cuanto pueden coincidir diferentes aspectos en los cuales ejerza importancia un cuestionamiento a posiciones y/o programas gubernamentales o políticas de estado. Tal es el caso, a manera de ejemplo, de algunos movimientos populares desarrollados en relación con decisiones que vulneran determinados intereses y derechos de franjas amplias de la población. Siendo así, cabe resaltar tonos grises en la diferenciación teórica y práctica entre movimientos populares, movimientos sociales y movimientos políticos. En veces, puede hablarse de diferenciación en términos del espectro de cobertura. Otras veces, puede plantearse en relación con los contenidos de sus opciones o programas. Con respecto a este asunto del método para construir tipologías; es pertinente presentar una expresión como la siguiente: “… ¿Se politizan las luchas urbanas por el hecho de enfrentarse en la mayoría de los casos al Estado, como lo afirma Castells? No podemos en este momento desarrollar la discusión sobre el papel fundamental ocupado por el Estado en la urbanización capitalista, caracterización que parte de una generalización, arbitraria a nuestro juicio, de la relación entre Estado y Sociedad Civil – en el sentido dado por Marx y no en el Gramsciano-, pero si podemos afirmar que no basta que el blanco al cual se dirigen las flechas de un movimiento social sea el Estado, para determinar su carácter político; es el carácter de sus reivindicaciones, el contenido de clase de sus luchas, su método y sus formas las que lo definen, y no basta encontrar un contenido político, hay que identificar si se trata de una lucha democrático-burguesa (en lo formal o lo real), o socialista. Vayamos por partes: A similitud de una huelga obrera en una empresa capitalista de Estado o de los asalariados de un ministerio burgués que levanta reivindicaciones puramente económicas, sin plantearse modificaciones en las relaciones de poder entre las clases, ni en el carácter del Estado o de sus formas de ejercicio de la dominación burguesa, un movimiento de colonos o inquilinos que solicita, por ejemplo, la regularización de la propiedad de sus tierras, o un servicio cualquiera y que utiliza para ello el método de la negociación apoyado por llamados a la opinión pública a través de los medios de comunicación, paradas en los organismos oficiales, etc., pero sin plantearse en ningún momento consignas políticas, no es político. No es el agente social al cual se enfrenta un movimiento el que define el carácter de la lucha, sino el contenido concreto de clase de él, manifestado en su programa reivindicativo y su método para alcanzarlo. ..” 12 Puede colegirse, entonces, lo insensato de las generalizaciones; a partir de categorías preestablecidas. De lo que se trata no es de posicionar modelos de caracterización, como paradigmas inamovibles. En nuestro caso, hemos efectuado un recorrido amplio; a través del cual 12 Pradilla Cobos, Emilio. “Mitos y realidades de los llamados movimientos sociales urbanos”. Artículo escrito en junio de 1981, en Méjico, D.F. Ponencia presentada al 4º Seminario Internacional cehap-peval Los pobladores: protagonistas urbanos en América Latina; realizado en la ciudad de Medellín, entre los días 7 y 11 de abril de 1986. 30
  • 31. hemos postulado opciones de interpretación relacionadas con las condiciones que actúan sobre los (as) sujetos (as). Esto ha permitido proponer la asunción de conceptos asociados a la conciencia y al nexo entre esta y las acciones inmediatas o tendenciales; por medio de las cuales estos (as) intervienen en procesos particulares, de confrontación. Al regresar de Ruan, encontré las calles vacías. Ni una persona en un trayecto de tres kilómetros. No entiendo lo que pasa. Estábamos merced de los vientos huracanados de octubre. Nuestras naves habían sido construidas, como acorazados blindados CAPÍTULO SEGUNDO 2 La educación superior en América Latina y su función social 2.1 El escenario cercano 31
  • 32. Me corresponde, ahora, situar los conceptos planteados arriba, en términos concretos y con referencia a la educación superior. Se trata, de postular algunos elementos, en la perspectiva de dilucidar los referentes de calidad, pertinencia de los valores agregados por las universidades y el nexo de estas con la sociedad. Retomando las expresiones formuladas en el Capítulo Primero, particularmente en lo que respecta a las relaciones sociales, individuales y colectivas. Se infieren, a partir de ahí, dos aspectos fundamentales: una de ellas hace alusión al equilibrio logrado entre los y las sujetos colectivos e individuales y el estado. La segunda, como efecto colateral de la primera, tiene que ver con los soportes de ese equilibrio; a la manera del contrato social planteado por Juan Jacobo Rousseau y a la manera del ejercicio gubernamental, a la manera de Nicolás Maquiavelo. Entonces, considero pertinente señalar una premisa: la Escuela, como institución general, propone su nexo con la sociedad, de tal manera que no es posible el autismo académico. Esto es lo mismo que plantear una función asociada a los requerimientos de las distintas franjas de la sociedad particular y general. Por esta vía accedo a relacionar la función de la educación superior, por ejemplo, con las necesidades, del estado. Se supone, en consecuencia, que cuando hablo de estado, hago alusión al equilibrio planteado arriba. Es decir, para mí, el estado concentra su poder y define los alcances de las actividades diversas que se vinculan al mismo. Y, aquí, asumo tanto las actividades públicas como privadas. Par lograr lo anterior, los mecanismos económicos y políticos, se fundamentan con arreglo a las perspectivas definidas en su misión y su visión. Pero, t, en los casos particulares de los diferentes gobiernos, corresponde actuar conforme a un plan y a unas directrices, configuras en determinados periodos de tiempo. Siendo así, a las instituciones de educación superior, les corresponde descifrar los instrumentos teóricos, técnicos y científicos, en función de los requerimientos sociales y del estado. Eso es lo que yo propongo, como concepto primario, para abordar el desarrollo y profundización del concepto de función y responsabilidad social. 2.2 América Latina Sea lo primero, señalar un referente; fundamentado en el rol de América Latina, en el sentido de sociedades y estados periféricos. Este último término, bordea la caracterización social, económica y política asumida por la teoría marxista. Esto no supone, en concreto, una determinada alineación. 32
  • 33. Simplemente es retomar algunos elementos teóricos propuestos desde diferentes instancias relacionadas con el análisis socioeconómico e histórico. Se trata, en consecuencia, de asumir conceptos asociados al significado que adquieren los (as) sujetos (as) individuales y colectivos (manera de asociaciones y/o instituciones). El problema es mucho más complejo de lo que imaginamos. Veamos, por ejemplo, lo siguiente: dado que, el estado, subsume a los individuos y las colectividades, la búsqueda de momentos y opciones de intervención social; se entienden asociadas a una determinada gestión. Y, esa gestión, debe coincidir o no con los propósitos societarios construidos e inmersos en el concepto de estado. En el evento de no coincidir, entonces, se configura una gestión herética. Veamos esto en términos del documento, citado arriba, “la Educación Superior en América a Latina” “…Tal vez, en lo conceptual, se ha erigido como fundamento predominante, la noción que replica los esquemas sociológicos y de la teoría económica ortodoxa. Esto en lo que tiene que ver con el análisis tendencial y efectivo que compromete el desarrollo, incluido lo cultural, como instrumento que se supone inherente a las hipótesis y variantes utilizadas… …Se configura, así, un cuadro conceptual y práctico, complejo; en el cuales exhiben consecuencias que obligan al manejo de insumos como imposición, a partir de esas mismas condiciones de segregación. El planeta se homogeniza en razón a que se le imprime un hilo conductor centrado en las exigencias y los perfiles originados en el centro (ver: ¿qué es el poder?, citado arriba)… (Sic) es una figura que pretende el equilibrio a partir de su proyecto de vida y de sus perspectivas. …Es obvio, de todas maneras, que las contradicciones actúan como instrumento tendencial hacia rupturas, con implicaciones de desestabilización de ese “ordenamiento Cultural, político y económico”. Es ahí en donde emergen posibilidades de confrontar la ortodoxia que se reivindica como referente…” 13 Visto así, entonces, puedo afirmar que la construcción de una opción determinada de universidad, supone establecer con claridad las condiciones sociales, políticas y económicas del entorno inmediato y las condiciones en que se desenvuelven las variables asociadas al desarrollo del 13 Pira claudia y Cano P., obra citada, página 3 33
  • 34. ámbito internacional. Por esto mismo, el registro de la economía de mercado, se asume como yunta que impide la autonomía de los países periféricos. En su obra “La Fantasía Organizada”, el sociólogo e investigador social, Celso Furtado, efectúa un recorrido histórico en torno a la creación y desarrollo de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Considero pertinente transcribir un aparte del texto. Con la salvedad de que, si bien es cierto habla del Brasil; de todas maneras se puede asociar con América Latina; dadas las condiciones relativamente similares. “…En razón de los cambios de dirección que sufría la economía internacional, del enorme atraso en las inversiones infraestructurales y del bajo nivel del ahorro interno, Brasil no reunía las condiciones mínimas necesarias para poder comenzar una política de desarrollo. La situación era semejante a la de los países de Europa occidental devastados por la guerra, con el agravante de que la capacidad de ahorro de Brasil era menor, en caso de recuperación, y también menor en su poder de autotransformación, lo que hacía más serio el problema de la balanza de pagos. La inflación se mantenía tan intensa como en el período de la guerra, sin que los asalariados dispusieran de cualquier instrumento de defensa contra ese flagelo. En consecuencia, crecía la intranquilidad social. El gobierno, inseguro, respondía con la violencia, atribuyendo la culpa de la insatisfacción del pueblo a los “comunistas”. Volvían a la superficie los viejos demonios hace poco conjurados…” 14 En un contexto como el planteado por el sociólogo C. Furtado, destaco la fuerza de los hechos relacionados con el desarrollo de América Latina. De una parte, discontinuo. De otra parte, asociado a la condición de rezago económico. Pero, también en presencia de regímenes antidemocráticos, como una de las variantes del ejercicio político centrado en posición de elites gobernantes. Desde mi interpretación, es ahí en donde debe adquirir expresión el análisis crítico de la academia y, como colateral, la fijación de alternativas. Es algo así como entender que no existe función y responsabilidad social, sin unos instrumentos teóricos y prácticos que conlleven a socializar el conocimiento. 14 Furtado, Celso. “La fantasía organizada”, Editorial universitaria de Buenos Aires, primera edición en Colombia, febrero de 1989, página 36. 34
  • 35. Veamos esto, en términos del sociólogo e historiador Carlos M. Rama (Montevideo, 1927, Méjico, 1982. En su ensayo: Las Universidades Latinoamericanas, publicado en la revista Universidad y Sociedad. Transcribo, inclusive, la cita que el efectúa apartes de un escrito de José Martí: “Las universidades parecen inútiles…Como quien se quita un manto y se pone otro, es necesario poner de lado la universidad antigua y alzar la nueva…Al nuevo mundo corresponde la universidad nueva. La educación tiene un deber ineludible –no cumplirlo es un crimen-conformarle a su tiempo sin desvariarse de la grandeza y final tendencia humana.” (José Martí, citado por Carlos M. Rama). Retomando el texto de Carlos M. Rama: “Históricamente, las universidades de América Latina han sido algo más que centros de cultura superior académica, pues han desempeñado un papel prominente ente en la vida social, especialmente en los niveles políticos e ideológicos de nuestro continente. A estos temas nos hemos referido en otra oportunidad (ver La universidad latinoamericana: un ensayo sociológico, Río Piedras, “Puerto”, No. 46, 1968-diciembre 1969, Págs. 74-90.), pero actualmente comenzamos a tener elementos de juicio significativos sobre una inesperada crisis en la institución, que se pone de relieve, como consecuencia de la reciente y rápida transformación política que lleva a algunos países latinoamericanos a ingresar al socialismo. Los casos de Cuba y Chile, y en forma incipiente en países como Bolivia, República Dominicana y Uruguay, para poner ejemplos, son muy interesantes y merecen estudiarse incluso representando un volumen pequeño del total de universidades latinoamericanas, y a pesar que nuestra perspectiva, y por tanto nuestros conocimientos, sobre el tema no pueden ser muy profundos…” 15 2.3 Colombia 15 Rama, Carlos “Las universidades latinoamericanas en la actual época de transición”, publicado en Revista Argumentos-Universidad y sociedad. Fundación Editorial Argumentos. 1ª edición, octubre 1986, Págs.97-98 35
  • 36. 2.3.1 Lo normativo y lo histórico. De todas maneras, el inventario de hechos y conceptos, alrededor del tema planteado, supone un ejercicio sin insumos prefabricados y/o acomodados a un determinado concepto unilateral. Esto supone realizar una indagación, de conformidad con la metodología propia del desarrollo académico y su vínculo con la sociedad, como entorno inmediato, y como escenario global. En lo que a mí respecta, asumo lo siguiente: la universidad, como ejercicio superior en la Escuela, se debe asumir como proceso sinuoso, sin configuraciones lineales o formales. Es más bien un norte que recrea las posibilidades ilimitadas del conocimiento. Respondiendo a las exigencias sociales, entendidas estas como comunidad, nación, país y estado. De esa elección resultan necesidades inherentes a su rol. Es decir, la universidad, se erige como sujeto anclado en una posición no diletante. Es, más bien, asociada a una especie de instrumento que jalona, asume y desarrolla la ciencia. Sólo así entiendo la asunción de una opción integral en donde se valora y evalúa el concepto teórico y práctico de la función y responsabilidad sociales. La aseveración anterior, puede ser ilustrada, con el siguiente ítem teórico “…Una condición ineludible para seguir llevando a la práctica un proceso de planeación como la que la Sede ha venido implantando, tiene que ver con la adopción de una visión integral entre lo académico y lo administrativo. Esta visión es posibilitada por el concepto de gestión de lo académico, con el cual se abandona la idea de dos universos separados con diferente estatus, supeditado a uno al otro y sujetos de diferentes racionalidades. Construir y hacer operativo el concepto de “gestión académica” o de “gestión de lo académico”, constituye uno de los principales retos en la medida en que su adopción se concreta cuando la deseabilidad de toda empresa académica, esté articulada a la idea de gestión integral de los talentos humanos y de los recursos para materializarla. De hecho, los lineamientos aquí desarrollados, así como los proyectos estratégicos de Sede que ya están en curso, son un claro ejemplo de tal tipo de gestión…” 16 16 Plan estratégico de desarrollo1999-2003, Universidad Nacional, Sede Bogotá. Publicación oficina de planeación, página 11 36