El documento habla sobre la tasa Tobin, un impuesto sobre las transacciones financieras que 11 países de la UE, incluyendo Francia, Alemania, Italia y España, están implementando a través de una "cooperación reforzada". Este impuesto gravará las compras y ventas de productos financieros con el objetivo de desincentivar la especulación a corto plazo. Además, la tasa Tobin permitirá que los países de la UE avancen a diferentes velocidades, con los países más europeístas pudiendo integrarse más sin estar atados
1. ECONOMÍA
Ya llega la tasa Robin Hood
El impuesto Tobin a las finanzas supera fases y afianza una Europa libre de las cadenas de la City
XAVIER VIDAL-FOLCH Barcelona 24 ENE 2013 - 01:08 CET 11
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Está ya al caer en buena parte de Europa. Es el impuesto sobre las transacciones financieras,
llamado tasa Tobin, por James Tobin, el Nobel que la concibió. Y apodado Tasa Robin Hood
porque detrae recursos al capital especulativo, a quien se le quiere facturar su culpa en la
crisis. La tasa acaba de recibir los dos penúltimos espaldarazos.
La propusieron 11 socios de la UE —entre ellos, Francia, Alemania, Italia y España—, este
verano. Adoptó el cauce de “cooperación reforzada”, por el que varios se conjuran para
avanzar más aprisa que el conjunto, ya que otros, como el Reino Unido, boicoteaban la
iniciativa de la Comisión, lanzada el 28 de septiembre de 2011.
El Parlamento Europeo la aprobó, el 12 de diciembre. Exhortó a la Unión a que volviera a
presionar para que se adopte “a escala mundial”, y auguró que la conjura de los 11 “servirá
probablemente de ejemplo positivo” a ese fin. Y los 27 ministros autorizaron el martes en el
Ecofin esa “cooperación reforzada”, un sistema de avanzadilla que exige la autorización previa
del convoy. Se abstuvieron, adivina, adivinanza... los prendas británicos y checos. Y malteses
y luxemburgueses.
Ahora, la Comisión actualizará su iniciativa original, y la adaptará, de 27 a 11. Al inicio calculó
que con dos tipos de 0,1% y del 0,01%, según las operaciones, se recaudarían 57.000
millones de euros al año, que irían al presupuesto europeo y beneficiarían a los nacionales. Y
luego, los 11 deberán aprobarla por unanimidad.
Habrá debate sobre el destino de lo recaudado. Unos querrán que La tasa afianza
sea Europa; otros, cada Tesoro; la sociedad civil internacional que
una Europa a dos
se ha movilizado a su favor, la lucha contra el hambre, la pobreza y
el subdesarrollo (ver www.ubuntu.upc.edu). velocidades, en la
que las liebres no
Eso es importante, pero no lo esencial. Lo esencial es el propio
impuesto, según su creador. No solo porque grave la compraventa van encadenadas a
de productos financieros, exenta de fiscalidad, sino porque “el tortugas
problema esencial de hoy es la excesiva movilidad internacional, o
entre divisas, del capital financiero privado”, recalcó Tobin (“A
proposal for International Monetary Reform”, Eastern Economic Journal, 1978). Lo decisivo es
desincentivar la exuberancia desestabilizadora de la especulación a corto plazo, el
barroquismo de los mercados financieros que asfixia a la economía de mercado.
Pero esta tasa Tobin también es portadora de futuro por otra razón. Porque afianza una
Europa a dos velocidades, en la que las liebres no van encadenadas a tortugas y cangrejos.
Ocurre gracias al artículo 20 del Tratado de la Unión, que permite las “cooperaciones
reforzadas” entre cualesquiera, bajo condiciones: no dañar al mercado interior, a la cohesión
ni a la competencia; estar abiertas a todos siempre; producirse “como último recurso”, ya
agotada la discusión; que participen todos en el debate, pero decidan solo los cooperantes,
únicos vinculados; que las proponga la Comisión y las apruebe la Eurocámara. Y al artículo