1. Universidad Yacambú
Facultad de Humanidades
Licenciatura en Psicología
Alumna: Marlyn Rios
C.I: 27.310.368
Sección: ED01D0V
Asignatura: THF-0333
Expediente: HPS-173-00023V
Julio, 2018
2. Definición
Es una emoción que se expresa a través del
resentimiento o de la irritabilidad. Los efectos físicos
de la ira incluyen aumento del ritmo cardíaco, de la
presión sanguínea y de los niveles de adrenalina y
noradrenalina. Algunos ven la ira como parte de la
respuesta cerebral de atacar o huir de una amenaza
o daño percibidos.
3. Localización en el cerebro
La inducción de emociones genera cambios
profundos en el sistema nervioso autónomo y
en el sistema endocrino, destacando que se
altera también la actividad cerebral, en especial
en los lóbulos frontales y temporales. Tal como
Charles Darwin (1809-1882) señaló, que cada
una de las seis emociones básicas entre ellas la
ira se acompaña de patrones de respuesta
fisiológica específicos.
El cerebro muestra una mayor alteración del
hemisferio izquierdo.
4. Influencias del aprendizaje
Los aprendizajes generados en la vida cotidiana o dentro
de un aula que se encuentran asociados a sentimientos
―ya sean positivos (como la alegría o el orgullo) o
negativos (como el miedo o la ira)― son los que
permanecerán en la memoria.
Cuando las emociones entorpecen la concentración lo que
ocurre es que se paraliza la capacidad mental cognitiva que
los científicos llamas “memoria activa”, la capacidad de
retener en la mente toda la información que atañe a la
atarea que se esta realizando.
5. Influencia en el aprendizaje
La ira dificulta la asimilación de conocimientos,
en muchas ocasiones impidiendo totalmente el
proceso de aprendizaje. La ira desvía la
atención y paraliza la memoria activa vital para
aprender. Los centros nerviosos y los
neurotransmisores que regulan las emociones
y la motivación están involucrados en el
proceso de aprendizaje también. Es necesario
regular la intensidad de la emoción (ira) para
evitar el bloqueo inconsciente de la
información.
6. Modificación y Tolerancia
El objetivo del manejo de la ira es reducir los sentimientos y el
despertar fisiológico que provoca. A veces no podemos deshacernos de
las cosas o las personas que nos enfurecen, ni se pueden cambiar, pero
podemos aprender a controlar nuestras emociones.
La palabra tolerancia es de mucha importancia en esta área, puesto que
aunque en ocasiones el entorno o las personas que nos rodean desatan
el volcán de la ira, también es cierto que hay momentos en que la ira es
injustificada.
Es menester también saber colocarse en el lugar de los otros,
comprender que un arrebato de furia la mayoría de las veces no
soluciona el problema y que lejos de ayudar empeora casi siempre la
situación, concientizar como había expresado anteriormente y tratar de
hallar soluciones creativas y positivas a los conflictos.
7. Trastorno explosivo intermitente
Es un trastorno del comportamiento caracterizado por expresiones extremas
de enfado, a menudo hasta el punto de enojo incontrolable que son
desproporcionadas respecto a las circunstancias en que se producen.
La violencia vial, el maltrato
intrafamiliar, lanzar o romper
objetos u otros berrinches
temperamentales pueden ser
signos del trastorno explosivo
intermitente.
Este trastorno puede continuar
durante años, aunque la gravedad
de los arrebatos puede disminuir
con la edad.
Estos arrebatos intermitentes y
explosivos provocan una gran
angustia, tienen un impacto
negativo en las relaciones, en el
trabajo y en la escuela.
8. Tratamiento
El tratamiento puede conllevar una mezcla de terapia cognitivo-
conductual y tratamiento farmacológico. La terapia puede ayudar al
paciente a reconocer los impulsos para facilitar la adquisición de un
mayor nivel de conciencia y control de los accesos de ira, así como a
tratar el estrés emocional que acompaña estos episodios.
Los antidepresivos tricíclicos y
los inhibidores selectivos de la
recaptación de serotonina
como la fluoxetina y la
sertralina alivian algunos de
los síntomas psicopatológicos.
Los estabilizadores de ánimo
gabaérgicos y las drogas
anticonvulsivas como la
gabapentina, el litio parecen
ayudar a controlar la aparición
de los accesos de ira.
Los ansiolíticos ayudan a
aliviar la tensión y pueden
favorecer la reducción de los
ataques de ira mediante el
incremento de la tolerancia a
los estímulos que los
provocan.