Las causas primordiales en el sistema de Juan Escoto Eriúgena
1. Pontificia Universidad Católica Argentina
« Santa María de los Buenos Aires »
Facultad de Filosofía y Letras
Textos de Filosofía Medieval I
Profesora: Claudia D’Amico
NEOPLATONISMO CRISTIANO:
Las causas primordiales
en el sistema de
Juan Escoto Eriúgena
(Periphyseon, Libro III)
Guillermo N. Barber Soler
-2009-
2. El sistema neoplatónico-cristiano de Juan Escoto Eriúgena
Cuando hablamos de Juan Escoto Eriúgena hablamos claramente de un
neoplatónico. Los ahondados estudios del griego y la lectura de importantes fuentes
neoplatónicas habrían dejado su marca en la filosofía del Irlandés. Si bien en su mayoría
estas raíces de neoplatonismo le llegan a través de autores cristianos, parecen adquirir
una considerable distinción y diferenciación de la doctrina cristiana clásica en su
sistema. Escoto es, ante todo, filósofo y neoplatónico; su religión deberá acomodarse a
eso. Su sistema se conformará más allá de la ortodoxia, aunque siga teniendo una
profunda raíz cristiana, que poco a poco se irá dejando de lado. Son curiosos los
esfuerzos del Irlandés por ajustar la doctrina y el sentido de las Escrituras a su sistema.
Así, Escoto tomará mayor libertad que otros autores desde el punto de vista doctrinal.
Guiado en gran parte por la tradición ortodoxa cristiana en el desarrollo de su filosofía,
él mismo reinterpretará esa tradición para darle un sentido acorde a su sistema. En él
encontramos, ya entrado el medioevo, una unión muy característica entre neoplatonismo
y cristianismo.
Durante la época Carolingia, con el desarrollo de las escuelas palatinas, pudo
darse un renacimiento de los estudios filosóficos, ahora al margen de las tradiciones
monacales y de las polémicas y discusiones. Esto, sumado al acceso a textos
neoplatónicos y cristianos de tradición oriental que tuvo Escoto por su calidad de
estudioso y traductor del griego, y a la valiosa intención de síntesis que tuvo con
respecto a sus estudios, permitieron que Juan Escoto Eriúgena desarrollara el primer
sistema filosófico medieval, en el que prima la exposición racional de los temas y
cierta mística absorbida de Dionisio Pseudoareopagita. Dicho sistema cuenta con una
raíz profunda de neoplatonismo cristiano y otra de la teología patrística oriental, que en
Escoto se expresan claramente en nociones tales como la teología negativa, la creación,
las causas primordiales, la unidad-multiplicidad, la teofanía y la epistrofé, entre otras.
El Periphyseon
Todo esto se observa claramente en el Periphyseon (“acerca de las
naturalezas”), obra mayor de Escoto, en la que básicamente se expone, explica y
argumenta su sistema. Dicha obra, compuesta por cinco libros y escrita a manera de un
diálogo entre maestro y alumno, busca dividir y explicar la totalidad, expresada con el
término latino natura. En las primeras líneas de la obra ya podemos percibir las
influencias neoplatónicas recibidas por Escoto. Así comienza: “Con frecuencia, al
reflexionar y examinar más atentamente acerca de todas las cosas, las que pueden ser
percibidas por el espíritu y las que superan el esfuerzo de éste, en qué medida los
2
3. hombres hallan suficiente que la primera y suprema división es en esas [cosas] que son
y en esas [cosas] que no son (in ea quae sunt et in ea quae non sunt), se me ocurre un
vocablo general para todas estas: aquél que en griego se dice φύσις y en latín
‘naturaleza’. ¿Acaso te parece de otro modo?”.1 Teniendo en cuenta la suprema
división entre quae sunt y quae non sunt, algo propio del neoplatonismo, sabremos en
este sistema que Dios estaría situado por sobre esta misma división, a manera del ὕπερ
dionisiano, y que a la vez estaría considerado como un no-ser, a manera del ἕν
plotiniano. Nos vamos introduciendo así en la obra de Escoto.
Las cuatro naturalezas
El segundo paso, y el centro de la obra del Irlandés, es reconocer las
diferentes cuatro naturalezas que conforman la totalidad o natura:
1. La naturaleza que no es creada y crea
2. La naturaleza que es creada y crea
3. La naturaleza que es creada y no crea
4. La naturaleza que no es creada y no crea2
En estas cuatro naturalezas está conformada la totalidad: La primera, que crea y
no es creada, es el mismo Dios creador, causa primera y única de todo lo que es y lo que
no es; la segunda, que es creada y crea, son las causas primordiales por las que todas las
cosas son hechas, similares en cierto punto a las ideas platónicas; la tercera, que es
creada y no crea, es la totalidad de las cosas espacio-temporales y múltiples, dentro de
la cual se destacan los hombres; la cuarta, que no es creada y no crea, es la que
sobresale en el planteo. En la obra, el alumno dice: “Pero me impresiona mucho la
cuarta especie que ha sido agregada por ti”.3 Esta cuarta naturaleza es colocada por
Escoto en un comienzo “entre lo imposible, cuyo ser es no poder ser”.4 Es la moné, el
Dios escondido y trascendente, entendido también como causa final. Así, recorreríamos
en las naturalezas un camino de descenso ontológico desde Dios creador hacia la
multiplicidad espacio-temporal de las criaturas a través de las causas primordiales, para
dar luego la posibilidad a una epistrofé que devuelva dicha multiplicidad hacia la unidad
suprema y trascendente del Dios-moné.
Las causas primordiales
1
Juan Escoto Eriúgena, Periphyseon, 441A.
2
Cf. Ib. 442B.
3
Ídem.
4
Ídem.
3
4. Nos ocuparemos principalmente del tema de aquella naturaleza que es creada y
crea, “…en la cual (…) deben ser considerados los principios de todas las cosas (esto
es, las causas primordiales o, como se ha dicho frecuentemente, las predestinaciones
de las cosas que han de ser creadas o las divinas voluntades)”5, cuyo sentido es central
en el desarrollo del sistema de Escoto, y es clara influencia de sus lecturas
neoplatónicas.
Este tema es tratado por el Irlandés en el segundo libro del Periphyseon y en la
primera mitad del libro tercero, aunque vuelve a él a lo largo de toda la obra. El tema
tiene una exposición compleja. Si bien Juan Escoto se encarga de dar ejemplos que
clarifiquen su noción de las causas primordiales, es en verdad un tema complejo que
requiere el entendimiento conjunto de todo su sistema. Su noción de causas
primordiales va más allá de las ideas platónicas o rationes agustinianas. Escoto ya ha
superado ampliamente esos conceptos, aunque la base sea casi la misma. Sus causas
primordiales son el principio y la causa a través de la cual se hace la multiplicidad de las
cosas, y de las cuales esa multiplicidad participa. Estas causas se distinguen de la
divinidad, “único principio de todas, es decir de Dios, quien solo es la sola y primera
causa de todas y la causa sobrecausal y la bondad sobreesencial, por cuya
participación todos los principios y todas las causas de todas las cosas subsisten, aun
cuando Él mismo no participa de ninguno, porque carece de todo principio superior a
Él o coexistente con Él y que no le sea coesencial”6. Cabe destacar que en el sistema de
Escoto el recorrido es desde la primera naturaleza, desde el Dios creador, hacia las
criaturas, y desde allí de vuelta a Dios. Es decir, su conocimiento de las causas
primordiales parte del conocimiento de Dios, y su conocimiento de lo espacio-temporal
parte de las causas primordiales, eternas e inteligibles.
Por otro lado, en el sistema de Escoto, si bien coloca al principio creador como
una parte de la natura, lo considera a su vez como la totalidad, ya que no solo es causa
sino también principio, y de esa totalidad creadora participa todo lo creado sin
desprenderse realmente de ella. Esta doble consideración de la Naturaleza como la
totalidad creada y su Creadora se explica a partir de que el Creador “es el Principio de
todo y es inseparable de toda la totalidad que ha creado y que sin él no puede
subsistir”7. “Por tanto, dado que la división de la total totalidad empieza a partir de su
causa y creadora, no debemos entenderla como la primera parte o especie, sino que a
partir de ella empieza toda división y partición, ya que es principio, medio y fin de toda
la totalidad”8. De una manera análoga podemos entender a las causas primordiales con
respecto a la multiplicidad espacio-temporal. Ellas son el principio individual desde el
cual se proyecta la multiplicidad y en la cual todas las cosas son una. Escoto, con el fin
de facilitar su comprensión, escribe al respecto sobre la imagen de un círculo: “¿No has
visto el modo en que todas las líneas (los radios) se aúnan en el centro de manera tal
5
Ib. 619B.
6
Ídem.
7
Ib. 621B.
8
Ib. 621C
4
5. que ninguna de ellas puede ser discernida de las otras? Y no es maravilloso, ya que
todas son una en el centro y en ningún modo se distinguen de sí mismas –a fin de que el
centro sea definido razonablemente así: no como la unión de las líneas en uno sino
como la fuente y principio simple e indivisible a partir de la cual, ya sea naturalmente
ya por arte, procede el múltiple número de las líneas. Pues el centro es el inicio total de
las líneas en la cual todas son un uno”9. De esta manera Escoto logra dejar más claro el
tema de las causas primordiales, que no podrían entenderse sin comprender las raíces
neoplatónicas de las que participa. Las causas primordiales son las que permiten la
universalidad, es decir, la multiplicidad desde la unidad. Son el sostén ontológico de lo
múltiple, ya que ellas en su plano inteligible son lo que en casi todo sistema
neoplatónico “es verdaderamente”, contrapuesto a lo múltiple y espacio-temporal,
considerado en un plano ontológico menor. Estas causas están muy por encima del
orden espacio-temporal de la naturaleza, pero a su vez no son Dios. Están por debajo de
Él y sujetas a su voluntad creadora. En el texto, Escoto se encarga de aclarar la
diferencia entre Dios y las causas primordiales, lo cual no puede de ninguna manera ser
confundido en su sistema, ya que “[Dios] carece de todo principio superior a Él o
coexistente con Él y que no le sea coesencial”10. Es decir, si las causas primordiales
fueran coexistentes con Dios, serían Dios; y no lo son. Ellas son creadas por el mismo
Dios en un acto eterno –fuera de la temporalidad-, por lo que pueden ser llamadas
coeternas con el Creador pero de ninguna manera coesenciales. En el texto dice Escoto
con respecto a esta relación estrecha: “Pues así como la Primera Causa de todo, a
partir de la cual y en la cual y a través de la cual y hacia la cual fueron creadas es
infinita, así también desconocen ellas un fin de sí mismas –por el cual se hallen
determinadas- más allá de la voluntad de su Creador”11.
En este segmento el Irlandés no parece dar muchas razones por las cuales dichas
causas primordiales o causa primordial no pueda ser identificada con el Lógos cristiano,
como hicieron otros autores. El Lógos o Segunda Persona de la Trinidad es coesencial
con Dios, mientras que las causas primordiales se distinguen en su esencia del Creador.
A su vez, el Lógos es engendrado, mientras que si bien el acto de generación de las
causas primordiales es eterno desde Dios, es creación desde la nada divina. Estas
pequeñas distinciones parecen querer salvar frente a las nociones cristianas un valor
característico del neoplatonismo: la distancia ontológica inmensa entre Dios y las
criaturas espacio-temporales. Poniendo el nivel de las causas primordiales entre la
naturaleza que crea y no es creada y la naturaleza que es creada y no crea, Escoto busca
rescatar la pureza ontológica del Dios neoplatónico (de quien todo otro orden es su
manifestación), ya que son las causas primordiales y no la supraesencia divina las
responsables de la multiplicidad espacio-temporal y el descenso ontológico.
De esta manera, el Periphyseon nos muestra la naturaleza de las causas
primordiales, permitiéndonos apreciar la conformación de una parte esencial del primer
9
Ib. 625A.
10
Ib. 619C.
11
Ib. 624A.
5
6. sistema filosófico medieval de Juan Escoto Eriúgena; un sistema que, si bien es
expresado de manera cristiana, es profundamente neoplatónico.
***
6