Visión de Simmel sobre la Sociologia económica

VISIÓN DE SIMMEL SOBRE LA SOCIOLOGÍA ECONÓMICA
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VISIÓN DE SIMMEL SOBRE LA
SOCIOLOGÍA ECONÓMICA
Ensayo 3: 11/2/2016
UNIVERSIDAD GALILEO
FACULTAD DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INDUSTRIA
DOCTORADO EN ADMINISTRACIÓN CON ESPECILIADAD
EN ALTO DESEMPEÑO
ARQ. ALVARO COUTIÑO G.
Carnet: 1300-4394

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El presente ensayo tiene como propósito entender la visión de Simmel sobre la sociología
económica. El ensayo está dividido en tres partes. En primer lugar se exponen algunas
generalidades sobre la definición de sociología. A continuación, se revisa la lectura simmeliana,
y concluimos con un apunte reflexivo sobre la visión y obra de Simmel y sus aportaciones a la
Sociología.
La sociología es la ciencia social que estudia los fenómenos colectivos producidos por la
actividad social de los seres humanos, dentro del contexto histórico-cultural en el que se
encuentran inmersos. Es decir, se refiere al estudio objetivo y sistemático del comportamiento
humano y de la sociedad. Así, la sociología tiene un objeto de estudio específico y desarrolla una
metodología para su estudio. Por lo tanto, podemos afirmar que se encarga de estudiar el cambio
que se ha producido al pasar de sociedades cerradas a sociedades abiertas, y de qué manera se
produce ese cambio, así como también de sus causas-efectos y relaciones e interacciones.
Por lo tanto, la visión de Simmel (2002), de la sociología se refiere a la ciencia que estudia la
determinación, ordenación, sistematización, fundamentación psicológica y evolución de las formas
de socialización. Es decir, para Simmel la sociología trata de “estudiar los efectos y las acciones
recíprocas: el hacer y el padecer, que se materializan en las relaciones sociales” (p. 16).
Según Lucas (1995) “Para Simmel el objeto de la Sociología es el estudio de la interacción
social, intentando descubrir las pautas de interacción que se repiten en las relaciones humanas, es
decir, los procesos básicos de la asociación humana” (p. 150). Así, el núcleo de su pensamiento
ha sido calificado según Lucas como “Sociología formal” (p. 150).
En consecuencia según Simmel (como se citó en Lucas, 1995) la idea es:
Sin analizar el contenido de esas formas, se pueden realizar ciertas generalizaciones; por
ejemplo, en toda sociedad se producen mecanismos de supra-ordenación y subordinación; la
competencia y el conflicto son también inevitables; lo mismo puede decirse de la formación

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de partidos, bandos y sectas. Estos fenómenos se producen en la vida económica, en la
política y en la religiosa, pero el sociólogo, sin ser indiferente a estas últimas, tiene que
descubrir primero los patrones estructurales y las pautas de conducta regulares que son
comunes a todas ellas. (p. 150)
Por lo consiguiente, Simmel inclinó la Sociología al estudio de facetas pequeñas de la
conducta humana. Así, según Lucas (1995) “En Simmel es fácil hallar una preocupación honda y
de gran alcance por los elementos microscópicos del comportamiento social” (p. 150), Es decir,
Simmel es el estudioso que pone a la sociedad bajo el microscopio, constantemente fascinado
por lo pequeño y lo íntimo. Por lo tanto, la micro sociología se sustenta más sobre la observación
directa que sobre datos estadísticos, y hace referencia específicamente a los estudios de
comportamientos cotidianos o diarios y que se establecen en una relación cara a cara.
De ahí que, según Simmel (1986) establece que el objeto de la sociología no debe ser el
contenido de los hechos sociales, sino las formas, ya que estudiándolas, la sociología tiene una
mayor capacidad de comparar y de estudiar. Es decir, el mundo real está compuesto de
innumerables acontecimientos, acciones, interacciones, etc. Para orientarse en el laberinto de la
realidad, las personas la ordenan mediante su reducción a modelos o formas. Así, para Simmel
las formas interactivas de supra ordinación y subordinación se basan en una vasta gama de
relaciones como las siguientes: el estado, comunidad religiosa, banda musical, asociación
económica, escuela de arte y la familia, entre otras.
Por lo tanto, en la sociología formal de Simmel (1986) se puede ver más claramente su
esfuerzo por desarrollar una “geometría” de las relaciones sociales, así, dos de los coeficientes
geométricos que tuvo en cuenta son el número y la distancia. El primero, el número, se refiere
según Simmel, a la importancia de tomar en cuenta el número de sujetos que participan en una
determinada interacción, de la cual derivan sus análisis diferenciales entre la díada, los grupos de

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dos personas, y la tríada, los grupos de tres personas. El segundo, la distancia, se refiere según
Simmel, a las propiedades de las formas y los significados de los hechos que están en función de
las distancias relativas entre los individuos y otros individuos y los hechos.
Además, Simmel (1986) consideró por separado tipos sociales y formas sociales. Entre los
primeros, además del extranjero está el pobre, que aparece también definido a partir de sus
relaciones sociales. El pobre tiene el derecho de recibir ayuda, y es este derecho el que marca sus
pautas de interacción social. Y en cuanto a las formas sociales, las dos más importantes: la
supraordinación y la subordinación, mismas que mantienen una relación recíproca. Es decir, el
líder o dominante, espera del subordinado una reacción positiva o negativa, y simultáneamente,
el subordinado espera de la líder la determinación para fijar o al menos determinar en cierto
grado sus pensamientos y acciones.
De ahí que, según Lucas (1995), “Sus exámenes de grupos como la diada y la tríada, y de
ciertos vínculos sociales como la amistad, la obediencia y la lealtad, debieron ser entendidos
como una búsqueda de los elementos moleculares de la sociedad; las unidades más pequeñas a
las cuales es posible reducir analíticamente las instituciones y asociaciones” (p. 151). Por lo
tanto, esta distinción entre forma y contenido ofreció la posibilidad de tender sobre la realidad
una nueva mirada, focalizada en las innumerables formas de socialización en que incurren los
hombres para llevar adelante sus motivaciones, impulsos, metas e intereses, que Simmel
identificaba como "contenidos", los cuales seguirían siendo objeto de estudio de las otras
ciencias sociales como la antropología, la economía, la psicología o la historia.

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En consecuencia, según Simmel (2002), para que el análisis formal de la sociología sea
válido, es necesario comprobar y cotejar dos condiciones siguientes:
1. La existencia de una forma de socialización que contuviese a diversos contenidos. Es
decir, se refiere a como algunas formas de interacción como: subordinación,
competencia, imitación, división del trabajo, partidismo, representación, inclusión y
exclusión, entre otras, se encuentran tanto en una sociedad política como en una
comunidad religiosa, en una banda musical, como en una cooperativa económica, en una
escuela de arte, como en una familia, y de manera simétrica.
2. La existencia de diversas formas que expresen un mismo contenido. Es decir, los
intereses basados en las relaciones que se satisfacen en la pluralidad de las formas
familiares y extra familiares, así como también, en las organizaciones empresariales y
religiosas.
Ahora bien, dichas formas de socialización concretas son numerosísimas y la sociología
formal de Simmel no las simplifica, tan sólo las reagrupa a partir de un método intuitivo. Es
decir, Simmel (2002), reivindicó para la sociología un método de apropiación de la realidad. Así,
el interés de Simmel, fue enfocado sobre el campo microscópico de la sociedad: el de las
interacciones cotidianas, pequeñas y efímeras que sostienen la trama social.
Por lo tanto, para Simmel, la micro sociología se refiere al juego de miradas, los celos, la
correspondencia y nuevas formas bilaterales de comunicación, el ritual de los comensales, la
moda, la simpatía, entre otras relaciones, redes o interacciones que entrelazan a los hombres en la
sociedad.

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Por lo consiguiente, la obra sociológica de Simmel es amplísima, abarcando un menú
temático que agrupa la música, la pintura, el drama, la filosofía, la ciencia, la historia, la ética, la
religión, la psicología, la economía, la historia del arte, el amor, la sexualidad, la moda, la
comida, la aventura, entre otras. De modo que, en 1900 publica su obra “La Filosofía del
Dinero”, de ahí que, para Simmel (1958), el dinero le interesa como “el símbolo más puro de la
sociedad moderna” (p. 78). Es decir, el dinero según Simmel es el símbolo de la unidad
indescriptible del ser, en sentido estricto y empírico, de la que surge el mundo, en toda su
extensión y con todas las diferencias de su energía y realidad.
Ahora bien, Simmel (1958), clasifica el trabajo en dos partes: analítica y sintética. Por lo
tanto, desde el punto de vista técnico, la primera parte, considera al dinero como variable
dependiente, mientras que la segunda parte lo considera como variable independiente. Así, en la
primera parte, se preguntará por las condiciones, es decir, las actitudes de los individuos, las
relaciones sociales y la estructura lógica del valor que influyen en el significado y la posición
práctica del dinero; en la segunda parte, se preguntará por cómo el dinero influye en el moderno
estilo de vida y en la cultura moderna.
No obstante, para Simmel (1958), en el análisis sociológico del dinero, se pone de manifiesto
la ambivalencia que existe en la realidad social del dinero, es algo local y global, nivela las
diferencias sociales y crea las condiciones positivas para la distinción, socava los vínculos
tradicionales y crea al mismo tiempo nuevos, crea una cuantificación de las formas de vida y
libera al mismo tiempo nuevas formas de vida (pp. 135-157).
Por lo tanto, para Simmel (1958), afirma que:
El dinero es expresión y medio de la relación, de la interdependencia de los hombres, de su
relatividad, que hace depender la satisfacción de los deseos del uno de la de los del otro; el
dinero no tiene nada que hacer cuando no se produce relatividad alguna, ya que no se desea

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nada de los hombres, ya porque se esté muy por encima de ellos y, por tanto, fuera de toda
relación con ellos, y se puede obtener la satisfacción de aquel deseo sin prestar
contrapartida alguna. (p. 158)
Otro de las obras sociológicas de Simmel aparece en 1908, la cual se refiere a la primera
compilación de sus escritos sobre las formas de socialización, que como sabemos, constituyen el
objeto específico de la sociología, bajo el título de: “Sociología: Los estudios sobre las formas de
socialización”. Así, Simmel en 1911, continuando con sus ensayos es cuando publica su obra
“La Cultura Filosófica”, la cual es una compilación de textos que representa una obra importante
compuesta de diversas partes de teoría de la cultura. Además, Simmel en 1917, continua sus
publicaciones con: “La Guerra y las decisiones espirituales”, donde Simmel analiza la crisis
europea durante la Primera Guerra Mundial, ahí es donde sitúa a la guerra como posibilidad de
superación de la cultura que rinde culto al becerro de oro, al dinero, por medio de “hombres
nuevos”. Para finalizar, Simmel en 1922 publica ya póstumamente, una compilación de ensayos
bajo el título de: “El individuo y la libertad: ensayos de crítica de la cultura”.
En consecuencia, al revisar su extensa obra, podemos afirmar que Simmel realiza importantes
contribuciones a la filosofía, a la ciencia de la historia, a la historia del arte y a la etnología. Así,
junto a otros académicos fundamenta la sociología como ciencia autónoma y empírica,
contribuyendo a su institucionalización dentro de la Sociedad Alemana de Sociología.
Por lo consiguiente, para Simmel (2002), la diferenciación social se deja sentir en tres
aspectos:
En primer lugar, hace referencia a que el individuo es sólo posible bajo la condición de
encontrarse en relación con otros que de alguna manera lo ven generalizado como tipo, como
miembro de un grupo o de una clase.

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El segundo, hace referencia a la doble situación del individuo en la sociedad, como parte
social y como no-parte de la sociedad, es decir, insocial. Así, estos componentes producen tipos
sociales determinados según el grado y la forma de su participación en la sociedad y determinan
de forma generalizada la vida social.
El tercero, hace referencia a la relación entre el individuo y la sociedad, entre la parte y el
todo. Es decir, las sociedades sólo pueden ser construidas bajo la presuposición de que
representan unidades en las que cada individuo encuentra su contextura espacio-temporal y su
relación funcional con la totalidad (pp. 63-65).
Otro aspecto importante que Simmel (2002), es la distinción entre forma y contenido, como
dos conceptos que se condicionan mutuamente (p. 77). Por lo tanto, Simmel re-tematiza el
concepto de interacción, la cual adopta dos significaciones: por una parte, hace referencia al
análisis de la relación existente entre los individuos y otras unidades sociales. Por otra parte,
Simmel usa tal concepto como principio heurístico según el cual los fenómenos sociales son
investigados según las relaciones y las funciones que existen entre ellos.
Por lo tanto, Simmel rechaza la posición referida a la unicidad del individuo, considerándola
como una creencia irracional. Así, rechaza la suposición de la existencia de estructuras unitarias.
Por lo tanto, ni la sociedad ni el individuo son unidades concretas y ni una ni otro pueden ser
considerados como puntos de partida de la sociología. Así, sólo pueden ser considerados los
hechos de la interacción entre individuos (como se citó en Beriain, 2011, p. 15).
Por lo tanto, para Simmel (2002), el hombre está determinado en todo su ser y en todas las
exteriorizaciones por el hecho de que vive en interacción con otros hombres, y no otra cosa es lo
que constituye, a juicio de Simmel, el punto de vista de la sociología. Así, cada acontecimiento
empírico que acaece en la interacción social simultáneamente conlleva nuevos puntos de vista de

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carácter analítico desde la perspectiva de la sociología. Según Simmel la producción de la
realidad social sólo es posible por la coexistencia de individuos interactuantes que produce en
cada uno lo que no es explicable a partir de él solo.
Además, (como se citó en Beriain, 2011, pp. 17-20), para Simmel, las categorías sociológicas
son las siguientes:
En primer lugar, según Simmel, el concepto central es el de interacción, en el que podemos
distinguir tres aspectos:
1. Refiriéndose a las relaciones mutuas entre individuos, grupos u otras unidades
analíticas.
2. Refiriéndose a un determinado tipo de explicación causal que se apoya en el esquema
causa-efecto y que toma fundamentalmente en consideración la posibilidad de una
causalidad circular.
3. El concepto de interacción remite a un principio dinámico. (Como se citó en Beriain,
2011, pp. 17-20).
Así, para Simmel, todo lo sustancial, absoluto, eterno, inmutable, motor inmóvil, sólo
adquiere sentido en el flujo de las cosas, en la caducidad histórica; en definitiva, en la
interactividad viva de los elementos. El movimiento es vida y la vida no es sino movimiento,
idea ésta que pone de manifiesto Simmel. (Como se citó en Beriain, 2011, pp. 17-20).
En segundo lugar, según Simmel, la construcción de formas sociales es un presupuesto
necesario para la realización de las necesidades, de los intereses, de los sentimientos, de los fines
y de los impulsos humanos, en definitiva, de contenidos. (Como se citó en Beriain, 2011, pp. 17-
20).

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En tercer lugar, según Simmel, el hacer y el padecer, son dos aspectos de la interacción con
los que se caracteriza a los individuos como y como víctimas de sus creaciones, como
responsables de determinadas decisiones y como afectados por los resultados de tales decisiones,
como creadores de formas y como víctimas de tales formas. (Como se citó en Beriain, 2011, pp.
17-20).
En cuarto lugar, según Simmel, la sociedad significa siempre el hecho de que los individuos
particulares están entrelazados gracias a la interinfluencia y determinación ejercidos
recíprocamente. Así, los individuos hacen y sufren, y, según su carácter fundamental, no se
debería hablar de sociedad, sino de socialización. Es decir, a Simmel no le interesa la
construcción de una teoría global de la sociedad, sino que más bien se inclina por una sociología
que investigue las formas de socialización. (Como se citó en Beriain, 2011, pp. 17-20).
En quinto lugar, Simmel se refiere al número de individuos que interactúan, lo que le permite
clasificar sus trabajos empíricos. Así va a formular una serie de hipótesis sobre la variación de
las formas sociales en relación con la cantidad de individuos participantes en tales formas. En
consecuencia, Simmel llama la atención sobre la relevancia sociológica de la díada, como las
relaciones íntimas, entre conocidos, entre amistades, y la tríada, como las relaciones entre los
padres y los niños, en donde tres y más personas toman parte. (Como se citó en Beriain, 2011,
pp. 17-20).
En sexto lugar, según Simmel, se refiere a la cuestión relativa a las propiedades espaciales de
la interacción. Así, Simmel aborda tres dimensiones fundamentales:
 La primera de ellas se refiere a la cercanía/distancia espacial entre las personas y su
influjo sobre la interacción social;

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 La segunda dimensión social del espacio se refiere a los efectos que se derivan del hecho
de que los individuos están unas veces fijados en una determinada posición y en otras
más bien son móviles, a partir de este contexto es de donde Simmel desarrolla los tipos
sociales del nómada y del extranjero;
 La tercera dimensión del espacio se refiere al influjo de los límites espaciales en la
interacción. (como se citó en Beriain, 2011, pp. 17-20).
En séptimo lugar, según Simmel, se refiere a la dimensión temporal de la interacción social
tiene tres sentidos fundamentales.
 El primero de ellos procede de la distinción entre el “a la vez que” y el “después de”.
 El segundo sentido pone de manifiesto el tempo de un desarrollo en el que las formas de
socialización se despliegan bajo condiciones de aceleración o de ralentización, como el
tiempo agitado del mercado frente al tiempo sosegado de un grupo como la familia.
 El tercer sentido que Simmel da al tiempo hace referencia a la continuidad o
discontinuidad de un desarrollo. (como se citó en Beriain, 2011, pp. 17-20).
En octavo lugar, según Simmel, se refiere al concepto de dualismo, el cual sirve como la
categoría que permite determinar la cualidad, el significado de una relación, de un vínculo, de
una interacción determinada. (Como se citó en Beriain, 2011, pp. 17-20).
En consecuencia, con las categorías sociológicas anteriores queda bosquejada la indudable
contribución de Georg Simmel al ámbito teórico-metodológico de la sociología moderna.
Otra de las aportaciones más interesantes de Simmel (1958), es el estudio de la moda. Así
para Simmel, una de las causas por las que la moda domina hoy tan intensamente la consciencia
es debido a los cambios y a la pérdida de las convicciones, dando más cancha los elementos
frugales (pp. 580-582). Así, par Simmel (1958), “la moda está menos vinculada al individuo y el

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individuo menos vinculado a la moda y sus contenidos evolucionan como en un mundo
cambiante” (p. 581).
Para Simmel (1958), afirma que:
La ausencia de algo definitivo en el centro de la vida empuja a buscar una satisfacción
momentánea en excitaciones, satisfacciones en actividades continuamente nuevas, lo que nos
induce a una falta de quietud y de tranquilidad que se puede manifestar como el tumulto de la
gran ciudad, como la manía de los viajes, como la lucha despiadada contra la competencia,
como la falta específica de fidelidad moderna en las esferas del gusto, los estilos, los estados
de espíritu y las relaciones (p. 658).
A que se refiere Simmel, en qué consiste esa pretendida novedad de la novedad sin fin que
caracteriza a la modernidad. Para Simmel (1958), lo que mejor caracteriza al modo de vida
moderno es en el ensayo “Las grandes urbes y la vida del espíritu”. En su análisis del modo de
vida urbano, comienza mencionando el acrecentamiento de la vida nerviosa, que tiene su origen
en el rápido e ininterrumpido intercambio de impresiones externas e internas.
Es decir, a un mayor nivel de interacción, de intercambios originados por el caudal de
estímulos externos e internos que generan unos ritmos de vida social caracterizados por la vida
acelerada, intercambio de experiencias, y expectativas. Por lo tanto, se refiere a una secuencia sin
fin cuya mejor expresión es el dinero. Así, para Simmel se produce una situación de indiferencia,
de indolencia, de anonimato en medio de un entorno social dominado por la ecualización
funcional de los valores a través de un sustituto técnico de Dios, el dinero.
De forma que, la obra de Simmel, tuvo una indudable y variada resonancia, para algunos de
sus contemporáneos los cuales comentaban sobre Simmel en como su obra trató de “iluminar el
campo de estudio de la sociología con un cohete, en lugar de con una lámpara de estudio” (como
se citó en Beriain, 2016, p. 27), o para Max Weber lo calificaba como, “simplemente brillante”

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(como se citó en Beriain, 2016, p.27), así como también para Ernst Bloch al considerar a Simmel
como, “el espíritu más sofisticado entre todos sus contemporáneos” (como se citó en Beriain,
2016, p. 27). De esta forma, la sociología de Simmel se afincará como uno de los puntales
teóricos de la así llamada Escuela de Chicago.
Concluyendo, la visión de Simmel no tiene un carácter estático, se refiere a los procesos de
interacción que configuran las interrelaciones sociales. Por lo tanto, Simmel estudia los aspectos
micro s|ociales sin desentenderse de los aspectos macro sociales y de los procesos evolutivos.
Además, Simmel reflexiona sobre los procesos de cambio en la estructura social. En ella estudia
la naturaleza de las redes sociales, los grupos y círculos que se solapan y el papel que estos
vínculos desempeñan en los procesos de cambio y de innovación. Así como también, en la
división del trabajo aparecen nuevos grupos, éstos aumentan de tamaño y, a su vez, se
desarrollan nuevas formas de integración y de comunicación. En este escenario, el individuo es,
al mismo tiempo, más dependiente y más libre, pues, por un lado, depende de muchos
proveedores y, por otro, tiene más grados de libertad para elegir entre ellos.
En consecuencia, para Simmel, la modernización obliga a los grupos a comunicarse a través
de las interdependencias que se crean, apareciendo un tejido de círculos de afiliación que se
cruzan y que facilita el comportamiento innovador. Como consecuencia, la pertenencia del
individuo a múltiples círculos permite una gran cantidad de oportunidades individualizadoras de
modo que cada punto del tejido social queda expuesto a nuevas ideas gracias a las cuales se
desarrolla la innovación y el cambio.
En resumen, la visión de Simmel (2002), se puede entender repitiendo sus propias palabras de
la siguiente forma: “El reconocimiento de que el ser humano en toda su esencia y todas sus
manifestaciones está determinado por vivir bajo el efecto recíproco del actuar con otros seres

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humanos, debe llevar, desde luego, a un nuevo enfoque de la visión en todas las llamadas
ciencias del espíritu” (p. 36). Es decir, se refiere a la interacción recíproca del ser humano en
todos los niveles, relaciones, redes y formas con un fin determinado, su entendimiento, evolución
y cambio permanente.

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Referencias
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16
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