1. Fernando delos Ángeles
Historia Moderna y Temprano Contemporánea
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NACIONALISMO E IMPERIALISMO
1- Relaciona el desarrollo del Estado Nación de finales del siglo XIX
con el Imperialismo (tradición, expansión económica, dominio y
explotación de otros pueblos).
En el siglo XIX va aparecer con fuerza incontenible el fenómeno nacionalista que a
la larga transformara la vieja Europa. El Antiguo Régimen había sido internacionalista,
es decir, no se subrayaban las peculiaridades que diferenciaban a unos países de otros.
El Nacionalismo, por la influencia de las ideas de libertad y Nación, de la Revolución
Francesa, por un lado y del Romanticismo por otro, va a surgir como una fuera potente,
las naciones sometidas a otros Estados lucharan por sacudirse el yugo y lograr su
independencia, y en los casos en que la nación este dividida, luchara por lograr su
unidad. Una tercera manifestación se da en las naciones ya unidas (Francia, Gran
Bretaña…) y el nacionalismo va a ser el soporte de un proceso de expansión territorial
que llevara a la ocupación de territorios lejanos y a la formación de los imperios coloniales
a finales XIX y principios del siglo XX.
Durante el Antiguo Régimen no existe la idea clara de nación en el sentido actual,
debido a que los habitantes de un reino se sienten súbditos de un rey más que
ciudadanos de una nación. La palabra nación hacía referencia sólo al lugar de origen de
una persona.
Con la Revolución Francesa de 1789, recién aparecerá el consolidado el término
nación, el tercer Estado –dirigidopor los burgueses– se constituyó en Asamblea Nacional
y entendieron que la soberanía no radica en el rey sino en la Nación.
Según Hobsbawm “[…] la nación (…), es una entidad social sólo en la medida
que se refiere a cierta clase de Estado territorial moderno, el ‘Estado Nación’ y de
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nada sirve hablar de nación y nacionalidad excepto en la medida que ambas se
refieren a él. […]”
La Nación supone un estadio el sentimiento de identidad colectiva, que llega a
plantear una serie de reivindicaciones para conseguir el poder político. Los pilares sobre
los que se basan esas reivindicaciones políticas son las peculiaridades de la lengua, la
cultura, la religión o la Historia. Según Aróstegui “[…] la es un instrumento de la
conciencia histórica y de la conciencia política […]”1 mientras que el nacionalismo
es el movimiento político que pretende activar y realizar los objetivos que la nación se
plantea en todos sus aspectos, normalmente el logro de un Estado independiente.
Debemos entender que “[…] la nación históricamente surge como concepto
inseparable del Estado Liberal […].”2
La política de poder a que conduce el nacionalismo, encuentra un sólido apoyo en
el imperialismo. En países como Gran Bretaña o Francia, y más tarde la Alemania ya
unida, se va a producir también un importante movimiento nacionalista que no tiene como
objetivo la independencia de la nación, pues ya la tienen, sino la exaltación de los
principios nacionales y el patriotismo.
Según Aróstegui “la expansión europea del siglo XIX, a la que muchos
denominan “nuevo imperialismo”, es bien distinta a la expansión colonial que se
había dado antes, a pesar de los frecuentes trazos de continuidad”
Se produce en la segunda mitad del siglo XIX, las potencias europeas se lanzaron
a conquistar nuevas tierras, en búsqueda de materias primas para sus industrias y
mercados donde pudieran colocar sus productos sin trabas aduaneras. Este proceso
tuvo una fase clásica entre 1870 y 1914, denominada por el historiador Hobsbawm como
la “era del imperialismo.”.
1 ARÓSTEGUI, J. - BUCHRUCKER C. - SABORIDO, J. (2012): “El Mundo Contemporáneo. Historia y Problemas”.Tomo
I, Biblos,Buenos Aires. p. 251
2 Ibídem, p. 251
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Este movimiento a finales del siglo XIX llevara a un proceso de expansión en
territorios de África y Asia. La idea de que la nación debe ser la más grande, temida y
respetada y de que Dios llama al país a la misión grandiosa de dominar el mundo es una
idea claramente burguesa que enmascara otras realidades como los intereses
económicos de esa burguesía para buscar nuevos mercados y materias primas baratas.
El imperialismo colonial del siglo XIX es producto de las necesidades generadas
por la revolución industrial. Los países industrializados necesitan materias primas
abundantes y baratas, también nuevos mercados compradores de sus productos
manufacturados. Las nuevas colonias son mercados de colocación de capitales, es decir,
inversiones, como por ejemplo: ferrocarriles, puertos, bancos, préstamos, yacimientos
minerales, etc.
Según Aróstegui, podemos destacar que “[…] en un mismo proceso de
mundialización de las economías industriales y sus respaldos financieros, con la
correspondiente difusión de la cultura propia y sus ideas básicas: antes y después
del arranque de la competencia industrial.”
A nivel demográfico el crecimiento de la población europea provoca en muchos
países una fuerte presión demográfica, que provoca la emigración de muchas familias a
otros continentes, se dirigen a colonias de poblamiento.
La emigración se vio favorecido por la revolución de los transportes que acompaña
a la revolución industrial, el barco a vapor y el ferrocarril. “Cuarenta millones de europeos
abandonan sus patrias desde comienzos del siglo XIX hasta 1930. Alrededor de 1880 se
alcanza la cifra de medio millón anual, en 1887 se llega a los ochocientos mil, es un
proceso cada vez más acusado, en el que incide el progreso de los transportes.
Uno de los intereses de Hobsbawm es el desarrollo de las tradiciones en el contexto
del estado nación. Argumenta que muchas tradiciones son inventadas por élites
nacionales para justificar la existencia e importancia de sus respectivas naciones,
aunque nos cuente la invención de tradiciones en el Reino Unido y sus Colonias
Africanas, en el último apartado desarrolla como durante el período 1870-1914 se
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fabrican toda una serie de tradiciones que van desde el culto a las banderas e himnos,
pasando por la celebración de distintas festividades de carácter social
El autor manifiesta que estas tradiciones inventadas cumplen una importante
función social y política que precisamente para eso se inventan y se tratan de que
arraiguen en el cuerpo social.
Todas las tradiciones inventadas usan la historia como legitimadora de la acción y
cimiento de la cohesión del grupo.