TIPOLOGÍA TEXTUAL- EXPOSICIÓN Y ARGUMENTACIÓN.pptx
Trabajo con fuentes nacimiento del terrismo
1. TERCER AÑO DE BACHILLERATO DIVERSIFICADO
Liceo N°9, 6to
Derecho Anual
Prof. Fernandode losÁngeles
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Trabajo con Fuentes: “El Terrismo de Estado”
MENSAJE DE PODER EJECUTIVO A LA ASAMBLEA GENERAL. 30-3-1933
“Presidencia de la república
Montevideo, 30 de marzo de 1933
A la Asamblea General.
El Presidente de la República no quiere, no desea, no busca la dictadura.
Por el contrario la repudia como procedimiento para fundar sobre su base el predominio personal de un
hombre o de un círculo.
Lo único que el Poder Ejecutivo desea patriótica y ardientemente es la consulta popular, para que el pueblo
soberano pueda decidir sus propios destinos, resolviendo la tremenda crisis política que se ha desatado sobre la
república.
[…]
Esto no obstante algunos miembros de los Poderes Públicos (legisladores e integrantes del Consejo
Nacional) le atribuyen a la Presidencia de la República propósitos subversivos como se comprueba en el manifiesto
que dirigen a los ciudadanos en el diario “El Día” del 30 de marzo del corriente año
Esta actitud inconsulta que no puede fundamentarse en hechos de ninguna naturaleza, obliga al Poder
Ejecutivo a usar de las facultades extraordinarias que […] le confiere al presidente de la república el artículo
79, número 19 de la constitución, para evitar que el país pueda caer en estado de convulsión.
La actitud de los legisladores e integrantes del Consejo Nacional que se viene comentando, es, además
francamente delictuosa al acusar al Poder Ejecutivo de “montar en la sombra la máquina de la dictadura”.
Una de dos: o la Presidencia de la República ha delinquido, en cuyo caso no se justificaría ni explicaría su
permanencia en el cargo, teniendo como tienen los firmantes del manifiesto la facultad de mover el juicio político
de responsabilidad, o por el contrario, han delinquido los legisladores y miembros del Consejo Nacional que
atribuyen a la Presidencia los propósitos subversivos […].
En concepto del Poder Ejecutivo la referida actitud no puede tener otra explicación lógica que el deliberado
propósito de impedir por cualquier medio, la proyectada manifestación del 8 de abril, con el objeto de evitar que
el pueblo de Montevideo, y de los departamentos vecinos, pueda exteriorizar sus vehementes deseos
plebiscitarios.
Las medidas de seguridad adoptadas por ahora consisten: 1° En censurar la propaganda de aquellos órganos
de publicidad que atribuyan propósitos dictatoriales a la Presidencia de la República. 2° En intervenir en las
cárceles, frente a los rumores circulantes de posible libertad de delincuentes. 3° En medidas de seguri dad en
las usinas eléctricas, aguas corrientes, telégrafos y teléfonos, por tratarse de servicios públicos indispensables.
Reitero a la Asamblea General las seguridades de mi consideración distinguida. G. TERRA - A. DEMICHELI -
GENERAL DOMINGO MENDIVIL.
[Tomado de 31 de Marzo de 1933, Montevideo, Cuadernos de “Marcha”, N° 76, 1973, pp. 2-4]
EL FIN DE LA EXCEPCIÓN URUGUAYA
El 30 de marzo con el cruce de mensajes muy fuertes, emitidos por el Presidente y el Consejo Nacional de
Administración, denotó finalmente el conflicto que se venía gestando desde tiempo atrás. En su edición matutina
“El Día” publicó en esa jornada un manifiesto suscripto por los más importantes dirigentes del batllismo neto
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dirigido genéticamente “a los ciudadanos de la República”. “Nadie puede llamarse a engaño; dos tendencias
diametralmente opuestas y netamente definidas se organizaron para la lucha […]. Todas las fuerzas oscuras de
reacción y el despotismo se coaligan para destruir la obra de paz, de libertad y de justica que hemos realizado
al precio de tanto esfuerzo, de tanta sangre y de tanto dolor […]. En esta hora solemne para los destinos del
país, el deber es claro, lo honorable es estar con la democracia.”
Ese mismo día desde las páginas del diario batllista se citaba a todos los convencionales del partido para
una sesión decisiva que tendría lugar en las horas de la tarde, enfatizándose muy especialmente que nadie podía
faltar a dicha asamblea –de acuerdo al texto de la convocatoria– “había que salvar al país de la satrapía”. La
respuesta de Terra fue tan expeditiva como fulminante, disponiéndose la adopción inmediata de un paquete de
seguridad, fue prohibida la realización de la convención batllista, se decretó la censura previa de todos aquellos
órganos periodísticos que atribuyeran al gobierno propósitos dictatoriales, las cárceles fueron intervenidas
“frente a los rumores circulantes de posible libertad de los delincuentes” diversos contingentes armados
ocuparon las instalaciones de las Usinas Eléctricas, Aguas Corrientes, Telégrafos y Teléfonos “por tratarse de
servicios públicos indispensables”. Mientras tanto, el propio Presidente dejaba la Casa de Gobierno para
instalarse en el Cuartel de Bomberos en medio de un severo dispositivo de seguridad, comenzando a controlar y
dirigir desde allí todos los operativos dispuestos.
LA BELLA MUERTE DEL PARLAMENTO
Mientras tanto, desde las 20 horas sesionaba la Asamblea General, con asistencia de 115 legisladores
(faltaban con licencia 2, con aviso 3 y sin aviso 21). Al comienzo de la sesión se encontraban también en Sala los
Ministros de Hacienda y de Industrias, Eduardo Acevedo Álvarez y Edmundo Castillo respectivamen te,
agregándose luego otros dirigentes políticos de relevancia (entre ellos, el Dr. Baltasar Brum). Pese a que en
Montevideo el impacto de los sucesos todavía no se había hecho sentir demasiado, ya que persistía en general el
clima festivo del carnaval, resultaba evidente que existía mucha más expectativa publica en torno al debate de
la situación en el parlamento que respecto a la reunión en el consejo nacional de administración. Esa mayor
significación popular del “drama parlamentario” ilustraba sin duda toda una cultura política ya muy asentada entre
los uruguayos pero también de paso se refería a la relativa popularidad del colegiado.
Apenas iniciada la sesión y una vez leídos los mensajes del Presidente y del Consejo Nacional de
Administración (al que se le adjunto una comunicación del depuesto Directorio de las Usinas Eléctricas del Estado
acerca de lo ocurrido cuando la intervención de este organismo), fueron presentados tres proyectos de resolución
condenatorios de la acción presidencial, a cargo de legisladores batllistas, comunistas y n acionalistas
independientes. De inmediato se pasó a la parte del debate, en la que una muy nutrida lista de oradores hizo uso
de la palabra para condenar, en diversos tonos y formas, los actos del presidente Terra. Solo el diputado
oficialista A. Bado defendió la gestión presidencial, presentando una moción junto con otro legisladores terristas,
que declaraba “procedentes” las medidas extraordinarias adoptadas.
Las manifestaciones de repudio contra Terra partieron desde las más diversas tiendas políticas e
ideológicas. El Blanco radical Ricardo Paseyro inicio la cesión sosteniendo que “frente a un movimiento
reaccionario derechista, deben juntarse todas las izquierdas unánimemente”, reivindicando luego el “tiranicidio”
(“la fórmula de la dinamita”, como la llamo) contra “los culpables de un delito de lesa patria”. El comunista Eugenio
Gómez, luego de repasar la acción de su partido en los últimos años, convocó “a los obreros, a los campesinos, a
los estudiantes, a los soldados, a los marineros, a realizar el frente único […], [y] llevar a la cárcel […] a las
fuerzas motineras”. El nacionalista independiente Eduardo Rodríguez Larreta, en uno de los discursos más
recordados de la sesión, formalizó una suerte de “réquiem” de la democracia liberal en el Uruguay y de la
“excepcionalidad” del país en el continente: “Somos un país pequeño, un país no rico, de escasos recursos
materiales que, entre los colosos de América que nos rodean, contábamos con una sola virtud; teníamos el orgullo,
si se quiere la vanidad, de ser superiores a ellos en cultura política y en civilización. […] Y bien: ese único orgullo,
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esa única satisfacción […] asido enterrado en el día de hoy. Nuestro nombre ira aumentarse al de otras tantas
pobres republiquetas de Sud América manejadas a golpes de sable y a bocinazos de cuartel […]”. A su turno, el
batllista Julio César Grauert volvió al tema del tiranicidio, señalando sin ambages “que merecerá bien de la patria
[…] el que mate al dictador”, para firmar luego que “en el corazón de cada uno de nosotros debe estar ese
anhelo…”.
Finalmente la Asamblea General aprobó por 64 votos contra 42 la moción presentada por la bancada
nacionalista independiente, que dejaba sin efecto en forma inmediata las medidas extraordinarias dispuestas por
el Presidente. La sesión se levantó a las 6 horas y 32 minutos del 31 de marzo de 1933, el medio de aplausos
provenientes de la Asamblea y de la barra que saludaban el resultado de la votación. Aunque no lo dijeran buena
parte de los legisladores presentes compartía la impresión que había adelantado en su alocución el senador
Rodríguez Larreta, acerca “de que por mucho tiempo no se volverá a escuchar en este recinto la voz de
legisladores independientes”.
La respuesta de Terra volvió a ser rápida y radical. Por decreto disolvió la Asamblea General, juzgando
inválido su pronunciamiento por haber sido aprobado por algo menos de la mitad de sus componentes y advirtiendo
que su aceptación implicaría una conmoción publica. También por decreto se resolvió crear una junta de gobierno
compuesta por 9 miembros, que tendría el cometido de asesorar al poder ejecutivo en los asuntos políticos y de
administración. Así mismo anuncio, para más adelante, la conformación de una Asamblea Deliberante que
desempeñaría las funciones del Poder Legislativo, y la pronta convocatoria a elecciones para una Asamblea
Constituyente. También se decretaron la disolución del Consejo Nacional de Administraci ón de todos los
directores de Entes Autónomos, del consejo departamental y de la Asamblea Representativa de Montevideo,
nombrándose en muchos casos interventores en sustitución de las autoridades de puestas.
Siempre instalada en el Cuartel de Bomberos con la plnea confirmación del respaldo policial y aquiescencia
militar, Terra (ya actuando en coordinación con la Junta de Gobierno) emitió ese mismo día 31 una extensa lista
de decretos y resoluciones. Se dispuso el arresto de la mayoría de los integrantes del Consejo Nacional de
Administración y de otros políticos opositores de relevancia, resistiéndose a ello el Dr. Brum e iniciándose así el
episodio que culminaría con su suicidio. En medio de un clima tenso, pero sin mayores manifestaciones de protesta
popular el 31 de marzo llega a su fin con el Golpe de Estado consumado y consolidado.
En los días siguientes el régimen redoblaría su labor, emitiendo una lluvia de nuevas soluciones y
nombramientos. Una febril actividad parecía ser la primera receta de Terra para legitimar “nueva república”. En
resumidas cuentas, la “Revolución del Machete” –al decir de Frugoni– se había concretado sin mayores variantes
sobre lo esperado.
Tomado de Gerardo Caetano (historiador uruguayo), en una colaboración con el Semanario Brecha, en su suplemento
La lupa del 31 de marzo de 1989. pp. 112-116
Luego de leer los textos atentamente, responde:
1- ¿Por qué el mensajedel Poder Ejecutivo genero una reacción tan dura por parte del Parlamento? ¿Qué significa quealgunos
legisladores convoquen al “tiranicidio”? ¿Qué implica un crimen de lesa patria?
2- Indiqueque argumentos esgrime el Presidente para tomar esas medidas extraordinarias,además expliquequéhechos venían
marcando ese fuerte distanciamiento entre el Presidente y el Consejo Nacional de Administración
3- ¿Sobre qué fundamentos el Consejo Nacional de Administración venía acusando al Poder Ejecutivo, desde antes del 30 de
marzo, de actos subversivos?
4- ¿Cuáles son los apoyos políticos y sociales con los que cuenta Terra? Explique en cada caso por que los apoyan
5- Detalle que grupos políticos se oponen a Terra e indique algunas de sus figuras más representativas.
6- Desarrolle con sus términos a que aluden los representantes de la época cuando hablan del fin de la “Excepcionalidad
uruguaya”