4. Para los oyentes de Jesús era un ejemplo muy claro y
tradicional. Era un oficio muy conocido: el pastor que va
delante de las ovejas, animales dóciles, para indicarles
los lugares mejores de buen pasto.
5. Era tan apropiado el
ejemplo que se
llamaba “Pastor” al
mismo Dios.
Así lo decía el salmo 22
6. Este salmo 22 (ó 23)
nos presenta todo un
desarrollo de la vida
espiritual, unida con
Jesús, desde que nos
toma consigo hasta
vivir con Él en el cielo.
22. Este año, al ser el ciclo
C, se expone la parte
final. Es como una
conclusión de la
alegoría. Pertenece al
evangelio de san Juan.
Jn 10, 27-30
Dice así:
23. En aquel tiempo, dijo Jesús: "Mis
ovejas escuchan mi voz, y yo las
conozco, y ellas me siguen, y yo
les doy la vida eterna; no
perecerán para siempre, y nadie
las arrebatará de mi mano.
Mi Padre, que me las ha dado,
supera a todos, y nadie puede
arrebatarlas de la mano del
Padre.
Yo y el Padre somos uno."
25. Jesús
conoce
a sus
ovejas.
No es un conocimiento frío, calculador, sólo por sus
características externas; sino que las conoce en su
intimidad, en su más propia identidad. Las conoce por su
nombre. En aquella cultura eso significaba algo muy
importante y profundo.
26. Se trata de un conocimiento creador, porque Dios,
cuando conoce, va dando algo. Existo porque Él pensó
en mí desde siempre. Y sigo existiendo porque Él sigue
pensando en mí y me sostiene.
27. Ya decía el profeta
Isaías: “Aunque una
madre se pueda olvidar
de su niño, Dios nunca
se olvida de nosotros”.
Por eso se trata de un
conocimiento amoroso.
Podemos ver sus ojos
que penetran en
nuestras entrañas. No
son ojos inquisidores
ni curiosos, sino
cariñosos y llenos de
misericordia.
28. Cada uno de nosotros
estamos siendo
mirados, penetrados y
comprendidos por
quien más nos ama.
Con ese amor dice
Jesús: “Yo conozco a
mis ovejas”. Y entre
esas ovejas (hijos nos
llamará otras veces
porque lo somos)
estamos nosotros.
29. Quizá alguno diga: ¿Cómo le puedo importar yo tanto al
gran pastor cuando tiene otras ovejas mucho más
importantes a quienes creer y querer y otros asuntos
más importantes?
Dios es infinito y
puedo con razón
pensar que en este
momento el asunto
más importante
soy yo y mi
salvación.
30. En el evangelio nos
dice Jesús que sus
ovejas son suyas, le
pertenecen, porque
las ha conocido y las
ha amado. Y le
pertenecen porque
las “ha comprado
con su sangre”,
como nos dice san
Pedro en su 1ª carta.
31. También dice el
evangelio que
Jesús defiende a
sus ovejas. Es
valiente y
generoso, ve los
peligros a los
que están
expuestas y es
capaz de
arriesgar hasta
sacrificar su vida
por sus ovejas.
32. El evangelio nos dice que no sólo Jesús da vida
sino que nos “da la vida eterna”.
Esto indica el
alimento que va
dando
continuamente a
los que le
siguen. Nos da
el mejor “pasto”,
que es su propia
vida, es su
Cuerpo y Sangre
que nos da en la
comunión.
33. Por eso es
hermoso, y
real, cuando
podemos decir
que Jesús no
sólo es el
pastor, sino el
pasto también.
40. Hoy también en la 2ª lectura se nos dice cómo Jesús es
al mismo tiempo cordero y pastor: Es el Cordero y es
pastor. Los santos, que han lavados sus vestidos en la
sangre del Cordero, se postran ante Él, que al mismo
tiempo es el Pastor. Apocalipsis 7, 9. 14b-17.
41. Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría
contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie
delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras
blancas y con palmas en sus manos.
Y uno de los ancianos me dijo:
- "Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han
lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del
Cordero.
Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y
noche en su templo.
El que se sienta en el trono acampará entre ellos.
Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el
bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono
será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas
vivas.
Y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos."
42. Jesús es nuestro pastor, que nos va dando vida para un
día darnos la vida eterna. Pero nosotros no somos
muchecos, sino que tenemos libertad: podemos seguirle
o dejar de seguirle. Esa es nuestra grandeza.
43. El evangelio nos
habla hoy de dos
virtudes que
debemos tener
para ser “buenas
ovejas” o
discípulos de
Jesús: Debemos
escuchar al pastor
y seguirle.
44. Escucharle significa conocer a Jesús. Cuanto más le
conozcamos, mejor podremos escucharle para seguirle.
No nos debe bastar con una fe incipiente o tradicional,
que se queda sólo con las tradiciones. Debe llegar a lo
profundo del ser.
Escucharle
profundizando
en sus
palabras y
mensajes.
45. Este conocimiento,
como el de Jesús,
debe estar lleno de
amor. Como el amor
debe estar unido al
conocimiento. Nada
se ama si no se
conoce; y nada se
ama mucho si no se
conoce mucho.
47. No basta con
escuchar a Jesús.
Debemos seguirle.
De hecho ya el creer
en Jesús significa
seguirle. La palabra
escuchada es
alimento y fuerza
transformadora.
Seguir a Jesús quiere
decir querer imitarle
y compenetrarse
con Él.
48. Esta progresiva compenetración debe llevarnos a ser
pastores de alguna manera. Todo padre y madre de
familia deben ser pastores, siguiendo al gran Pastor.
49. No siempre es fácil. Hoy la 1ª lectura nos habla de la
predicación de Pablo y Bernabé, cómo predicaban con
alegría en medio de la persecución de los judíos que
había en Antioquía de Pisidia.
50. Es curioso cómo esos judíos excitaron “a las señoras
distinguidas y devotas y a los principales de la ciudad”,
para que expulsaran a Pablo y Bernabé. Hay gente, que
se cree distinguida, pero aprisiona la palabra de Dios,
que es amor, entrega y servicialidad.
51. “Ellos sacudieron el polvo de los pies, como protesta
contra la ciudad, y se fueron a Iconio”. Para ser pastor,
seguidor de Jesús, es necesaria la perseverancia. El
Espíritu Santo nos dará la alegría de ser fieles al Señor.
Perseverando en el
seguimiento
amoroso a Jesús
podremos en
verdad decir: Jesús
es mi Pastor.