El misterio de la Santísima Trinidad consiste en que Dios es uno solo y en Él hay tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
El misterio de la Santísima Trinidad nos ha sido revelado por la Persona, palabras y acciones de Jesucristo. Después de haber hablado por los Profetas, Dios envió a su Hijo, Jesucristo, quien nos dio la Buena Nueva de la salvación. Este es el mensaje de l Nuevo Testamento. Con sus palabras y acciones, y especialmente en su sagrada Persona, Jesús nos dio a conocer las más profundas verdades acerca de Dios. La Trinidad es el misterio más profundo.Honramos a la Santísima Trinidad siempre que tomamos conciencia de que Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo están presentes en nuestra alma. Le honramos asimismo cuando tratamos de entender con la ayuda de la fe que por el Bautismo estamos llamados a íntima unión de amor con las tres divinas Personas.
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
La Iglesia nos sumerge en tu misterio
1.
2. Hoy es una fiesta
muy importante,
porque
celebramos a Dios
en su esencia
interior y en su
relación con
nosotros.
3. Todos los actos
religiosos y toda
obra religiosa (y
ésta lo pretende
ser, aunque
modesta) debe
comenzar
dignamente en el
nombre de la
Santísima
Trinidad:
17. Dios nos ha creado y Él es nuestro destino
eterno. Por eso nos interesa, más que todo,
conocer a Dios lo más íntimamente posible.
18. Lo primero que decimos de Dios es que es UNO
y solamente puede ser uno. Nuestra razón nos
dice que debe haber Alguien que sea principio
de todo y que tenga todas las buenas cualidades
posibles, como el ser eterno, todopoderoso,
inmenso, y sobre todo ser bueno.
Si tiene todo, no puede haber otro que lo tenga todo.
21. Jesús nos habla de su Padre, con
quien habla íntimamente, cuya
voluntad cumple a la perfección, con
quien forma una unidad perfecta.
22. También hablaba del Espíritu Santo, el
“otro consolador”, que actuaría en la
Iglesia con obras que sólo Dios puede
hacer.
23. Del Padre y del
Espíritu Santo
les hablaba
Jesús a los
apóstoles en la
Última Cena con
palabras que hoy
nos trae el
evangelio de este
día, en el ciclo C.
Jn 15, 12-15
24. Muchas cosas me quedan por deciros,
pero no podéis cargar con ellas por ahora:
cuando venga él, el Espíritu de la Verdad,
os guiará hasta la verdad plena. Pues lo
que hable no será suyo: hablará de lo que
oye y os comunicará lo que está por venir.
El me glorificará, porque recibirá de mí lo
que os irá comunicando. Todo lo que
tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho
que tomará de lo mío y os lo anunciará.
25. Jesús les dice a los apóstoles que tendría que explicarles
muchas cosas más ampliamente, todo lo que les había
dicho en aquellos años; pero ellos aún no están
capacitados para comprenderlo todo.
Por eso, al
marcharse
de este
mundo, les
envía
Alguien que
les va a
ayudar a
comprender
todo.
26. Así se realizó el
día de
Pentecostés,
como vimos el
domingo
pasado. Es
necesario que
venga a nuestro
corazón para
poder entender,
aunque sea un
poco, la esencia
de Dios y
encienda un
poco nuestro
ser.
27. Las personas divinas no
se reparten la única
divinidad, sino que cada
una de ellas es
enteramente Dios: "El
Padre es lo mismo que
es el Hijo, el Hijo lo
mismo que es el Padre,
el Padre y el Hijo lo
mismo que el Espíritu
Santo, es decir, un solo
Dios por naturaleza“.
No confesamos tres
dioses sino un solo
Dios en tres
personas.
28. La Santísima Trinidad es un misterio. No quiere decir
que vaya contra la razón, sino que nosotros tenemos
una cabecita muy pequeña en comparación con la
esencia infinita de Dios.
37. que, aunque sea uno, no puede estar
solo, no puede ser alguien solitario,
sino que debe ser como una familia
donde circule ampliamente el amor.
38. Este amor de Dios no se queda entre los
Tres, sino que sale a crear seres con los
cuales pueda gozarse en el amor.
39. Dios, llevado por su amor, creó primeramente a
los ángeles, seres espirituales, para que
pudieran compartir su amor y felicidad,
40. Después creó a los seres humanos, que somos mezcla
de materia y espíritu. Los creó para que haya un
intercambio de amor ahora y por la eternidad.
Creó las
condiciones
necesarias
para vivir y
para poder
adquirir
méritos
para la
felicidad
eterna.
41. Como el ser humano
usó mal su libertad e
íbamos en camino
de la perdición, Dios
mismo se hizo
hombre para
salvarnos. Es la
misericordia de Dios
viviente entre
nosotros: Jesús,
que es «el rostro de
la misericordia del
Padre».
42. En este año especial de la misericordia consideramos el
amor de Dios que derrama sobre nosotros su
misericordia, hecha humana, por medio de Jesús.
43. Y, como hemos
sido creados «a
imagen y
semejanza de
Dios», cuanto
más imitemos a
Dios en el amor,
mayor mérito
tendremos para la
felicidad actual y
sobre todo para
la vida eterna.
44. Nuestro amor
a Dios debe
hacerse
personal
respecto al
Padre, al Hijo
o al Espíritu
Santo.
45. Al Padre se le atribuye la creación. Todo lo que tenemos
es suyo. De nuestro corazón debe surgir una continua
acción de gracias. Y debemos aprender a hablarle con
cariño a quien es nuestro papá o papaíto.
46. Dios quiso hacerse hombre: La segunda
Persona, enviada por el Padre con todo amor
para salvarnos.
Nuestro amor
con Jesucristo
debe ser
agradecido y
vivo, porque Él
vive con
nosotros como
hermano
mayor.
47. El Espíritu Santo
también vive en
nuestra alma,
ayudándonos con
sus inspiraciones
para la vida de
total felicidad en
el cielo. Merece
nuestro amor más
íntimo.
48.
49. Dios nos ha creado en familia. Cuanto más amor
haya dentro de una familia más estará imitando
el gran modelo que es Dios, Santísima Trinidad.
50. Terminamos
cantando y
alabando a ese
Dios, que es amor y
que es nuestro
Padre o Madre, que
es Jesús, nuestro
amigo y Señor, y
que es el Espíritu
Santo, el mayor Don
de Dios, porque es
Dios mismo.