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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
INSTITUTO BÍBLICO DEL AIRE 
FASCÍCULO INTERNACIONAL NÚMERO DIECIOCHO 
Un estudio versículo por versículo de 1 Corintios 
(Parte 1) 
1
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
Capítulo 1 
"La Primera Iglesia de Corinto" 
(1 Corintios 1:1–9) 
La iglesia que Pablo plantó en Corinto tenía muchas 
preguntas y problemas que exigían el consejo inspirado del más 
grande misionero y plantador de iglesias que ha conocido jamás 
la iglesia de Jesucristo. 
La iglesia estaba irremediablemente dividida porque estaba 
polarizada alrededor de varios líderes que Pablo había colocado 
ahí para enseñar y discipular a estos creyentes. Un hombre – tal 
vez un líder de la iglesia – estaba teniendo un amorío con su 
madrastra. Todos sabían de esto, pero nadie estaba haciendo nada 
al respecto. Se estaban demandando unos a otros en los 
tribunales civiles, y se estaban emborrachando con el vino 
cuando celebraban la Cena del Señor. 
Pablo se enteró de muchos de estos problemas a través de 
una de las muchas iglesias caseras del lugar. Además, los 
creyentes de Corinto le habían escrito una carta en la que le 
hacían preguntas acerca del matrimonio, un problema relacionado 
con el culto a los ídolos, el papel de las mujeres en la 
iglesia, especialmente ciertos aspectos de la adoración en la 
iglesia, la función del Espíritu Santo en una iglesia, la 
resurrección, y asuntos de mayordomía. Pablo aborda el problema 
de sus divisiones en los primeros cuatro capítulos, la 
inmoralidad y sus pleitos legales en los capítulos cinco y seis, 
y luego los asuntos planteados por la carta que le habían 
enviado, en los capítulos siete al dieciséis. 
Luego de esta breve reseña de 1 Corintios, veamos los 
versículos iniciales. En el versículo uno, Pablo se describe 
como “llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de 
Dios”. Cuando uno se adentra en el contenido de esta carta y el 
1
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
de 2 Corintios, descubre que la iglesia de Corinto cuestionaba 
el derecho de Pablo a llamarse apóstol. Así que él 
inmediatamente señala el hecho de que había sido “llamado a ser 
apóstol por la voluntad de Dios”. 
Pablo dirige esta carta a “los santificados en Cristo 
Jesús” (2). La palabra “santificado” significa “separado”. 
Cuando uno es separado para seguir a Cristo, forzosamente se 
aleja de las cosas que son pecaminosas. Pero el énfasis en las 
Escrituras, con relación a la santificación, no es que uno sea 
apartado del pecado, sino que ha sido llamado a ser separado 
para quien nos ha llamado a la comunión con Él (1:9). La 
expresión favorita de Pablo para designar a los creyentes era 
“santos”. El hecho de que Pablo escribiera a estos creyentes, 
conociendo sus muchos problemas, y que los llamara “santos”, nos 
muestra que ser santificado no significa no tener pecado en 
nuestra vida. Sí significa que un creyente es llamado a vivir su 
vida separado para Cristo y del pecado. 
En la segunda mitad del versículo dos, Pablo escribe: “… 
con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de 
nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro”. Esta carta 
no está dirigida solamente a la iglesia de Dios en Corinto, sino 
a todo el que invoque el nombre de Jesucristo, a partir del 
momento en que se escribió y para todas las generaciones, en 
todo el mundo. Esto significa que la carta está dirigida a usted 
y a mí. “La iglesia de Dios” es la iglesia invisible y 
universal, y “la iglesia de Dios que está en Corinto” es la 
iglesia visible en su expresión local. 
El versículo 3 contiene el saludo: “Gracia y paz a 
vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.” Este 
era el saludo habitual de Pablo, porque él creía que si un 
creyente tiene gracia, entonces tiene todo tipo de bendiciones 
maravillosas en su vida, que Dios le ha dado; no porque las 
2
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
merezca o porque las haya logrado por sus propios esfuerzos, 
sino porque Dios le ha dado esas bendiciones. La gracia no es 
sólo el favor inmerecido de Dios, sino que es también el poder, 
el carisma de Dios, que hace que sea posible que funcione como 
seguidor de Jesucristo. El resultado de tener la gracia de Dios 
es que los creyentes corintios fueron “enriquecidos en él y no 
les faltaba ningún don”(5, 7). 
La segunda venida de Jesucristo era una enseñanza muy 
importante para Pablo. Así que dijo a estos creyentes del primer 
siglo de Corinto que ellos estaban “esperando la manifestación 
de nuestro Señor Jesucristo” (7). Mientras esperaban su retorno, 
escribió Pablo, Jesús podría “confirmarlos hasta el fin, para 
que fueran irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo” 
(8). 
¿Cómo podía ser que Pablo tuviera esta confianza 
(especialmente en esta iglesia, con todos sus problemas) en que 
estas personas continuarían y no se apartarían hasta el día 
mismo de la venida de Jesucristo? La confianza del apóstol 
estaba puesta en que “Fiel es Dios, por el cual fuisteis 
llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor” 
(9). 
3
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
Capítulo 2 
"¿Está Cristo dividido?" 
(1 Corintios 1:10–17) 
Estos versículos en el capítulo uno revelan el propósito de 
esta carta. Como se mencionó, 1 Corintios fue escrita a una 
iglesia que tenía muchos problemas. En los primeros cuatro 
capítulos, Pablo aborda el problema de las divisiones en la 
iglesia. Se enteró de las divisiones en la iglesia de “vosotros, 
hermanos míos, por los de Cloé” (11). La iglesia de Corinto se 
reunía en hogares repartidos por toda la ciudad. Todas las 
iglesias que fundó Pablo se reunían de esta forma. Pablo recordó 
a los ancianos de Éfeso que él había enseñado “públicamente y 
por las casas” (Hechos 20:28). Las iglesias del Nuevo Testamento 
se reunieron en casas durante los primeros trescientos años de 
la historia de la iglesia. 
Las iglesias caseras de Corinto estaban polarizadas 
alrededor de sus líderes. Como Pablo había sido el que fue a 
Corinto y predicó el evangelio cuando estas personas fueron 
salvas, algunos decían: “Yo sigo a Pablo. Pablo me llevó a 
Cristo, y yo voy a seguirlo a él”. Antes de convertirse, Pablo 
era un gran erudito, un rabino, un fariseo que había estudiado a 
los pies del famoso rabino Gamaliel (Hechos 22:3). Poder decir 
que uno se había sentado a los pies de un maestro famoso como 
Gamaliel equivalía a decir, hoy, que uno tiene un título de una 
universidad prestigiosa. En otras palabras, Pablo contaba con 
todas las credenciales intelectuales. La cultura griega del 
tiempo de Pablo otorgaba un gran valor al conocimiento. Los 
creyentes de Corinto, que tenían un gran respeto por la 
formación intelectual, sólo escucharían a Pablo y tenían poco 
respeto por Pedro. 
4
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
No todos en Corinto eran intelectuales, sin embargo; a 
muchas personas de ese lugar les gustaba la predicación 
práctica, con los pies en la tierra y sencilla de Pedro. Algunas 
personas no captaban las enseñanzas de Pablo tan bien como la 
predicación devocional de Pedro. Si bien Pedro no tenía 
educación, como descubrimos cuando leemos sus cartas, ponía 
énfasis en la aplicación devocional y práctica de las cosas 
espirituales. 
Luego había un joven llamado Apolos, que probablemente fue 
un griego muy elocuente antes de convertirse. Dado que los 
corintios valoraban mucho la elocuencia, algunos de ellos 
decían: “Yo sigo a Apolos. Él es el que me dice algo”. 
Finalmente, había un grupo dentro de la iglesia de Corinto 
que era especialmente piadoso. Estas son las personas que Pablo 
describe como los que eran “de Cristo”. Lo que quiere decir 
Pablo es que estaban diciendo: “Yo no sigo a ningún hombre. Yo 
sólo sigo a Cristo” (12). 
Después de rotular estas divisiones en la iglesia, Pablo 
aborda esta polarización alrededor de sus líderes haciendo una 
pregunta muy profunda: “¿Está dividido Cristo?”. 
En un versículo, Pablo nos da una vista panorámica de lo 
que es realmente la salvación. Escribe: “Fiel es Dios, por el 
cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo 
nuestro Señor” (9). Ahora bien, si la salvación es esencialmente 
un llamado para que tengamos una relación con Cristo, si es 
posible que tengamos una relación con el Cristo resucitado y 
viviente, entonces Pablo ha hecho una pregunta muy profunda: 
“¿Está Cristo dividido?”. 
En su carta a los colosenses, Pablo escribe, en esencia, 
que Cristo en nuestros corazones es nuestra única esperanza 
(Colosenses 1:27). Su pregunta es, en realidad: “¿Qué siente el 
Cristo que vive en nosotros y tiene comunión con nosotros acerca 
5
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
de las diferencias raciales, las clases sociales, el aborto, la 
clonación de seres humanos, las formas de adoración, la doctrina 
o cualquier otro tema que nos divide?. 
¿Está Cristo dividido? Piénselo. La respuesta obvia debería 
ser un “¡No!” rotundo. Y la deducción obvia tiene que ser que si 
Cristo realmente vive en nosotros, entonces no deberíamos estar 
divididos. Si estamos divididos porque estamos polarizados 
alrededor de nuestros líderes, hay algo que está mal en nuestra 
relación con Cristo, y hay algo que está mal en la forma en que 
vemos a nuestros líderes. 
En el versículo trece, Pablo se usa a sí mismo como un 
ejemplo de cómo deberían ser percibidos los líderes. “¿Fue 
crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el 
nombre de Pablo?”. Está preguntando: “Yo no morí en la cruz por 
ustedes, ¿no es cierto? Así que, ¿por qué algunos de ustedes 
dicen: ‘Yo soy de Pablo’?”. No se dirige a los que estaban 
polarizados alrededor de otros líderes. Se dirige 
diplomáticamente a los que lo siguen a él en “la Primera Iglesia 
de Corinto”. 
Pablo señala que él bautizó sólo unos pocos creyentes de 
Corinto, y luego hace esta afirmación profunda, que compara el 
bautismo con el evangelio: “Pues no me envió Cristo a bautizar, 
sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para 
que no se haga vana la cruz de Cristo” (17). Separar el bautismo 
del evangelio significa que no somos bautizados para ser salvos. 
Somos bautizados porque somos salvos. El bautismo es como una 
ceremonia de casamiento donde hacemos un anuncio público de una 
decisión que ya ha sido tomada en privado. 
Para dejar en claro este punto, Pablo dedicará el resto del 
capítulo uno y los capítulos dos, tres y cuatro a explicar lo 
que realmente sucede cuando el evangelio se predica, se cree y 
las personas son se convierten. Obviamente, se está dirigiendo a 
6
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
quienes sólo seguirían su liderazgo porque él era quien había 
predicado el evangelio en Corinto cuando se convirtieron. 
Muchos cometen el error de intentar hacer que el evangelio 
de Jesús sea intelectualmente atractivo. Les gusta hacerlo tan 
profundo y lógico que parecen creer que “si tan solo pudiera 
contestar todas tus preguntas intelectuales, entonces estoy 
seguro de que serás salvo”. 
Pablo nos dice aquí que esto no fue lo que ocurrió cuando 
él predicó el evangelio en Corinto. No predicó el evangelio 
usando palabras atrayentes de sabiduría humana. Declara que él 
no fue enviado a predicar el evangelio allí con las palabras 
cautivantes de la sabiduría humana. Si hubiera hecho esto, 
habría vaciado a la cruz de Cristo de su poder, y su fe habría 
estado arraigada en la sabiduría humana. Escribe que estuvo 
entre ellos con mucha debilidad y temblor. Se había propuesto 
deliberadamente no saber nada entre ellos sino a Jesucristo, y a 
éste crucificado. Cuando él proclamó el evangelio en su ciudad, 
ellos habían sido testigos de una demostración de poder en el 
Espíritu Santo. 
7
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
Capítulo 3 
"La predicación de la cruz" 
(1 Corintios 1:18–2:5) 
Si las personas que reciben esta carta entienden y aplican 
lo que Pablo ha escrito en estos versículos que acabamos de ver 
(1:10-17), no se polarizarán alrededor de sus líderes y no 
estarán divididas. 
En el versículo dieciocho, Pablo explica lo que es la 
predicación de la cruz y cómo las personas responden a ese 
mensaje: “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se 
pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder 
de Dios”. Cuando Pablo dice que fue a Corinto para predicar el 
evangelio, la palabra que usa para “predicar” significa que fue 
simplemente anunciando el evangelio como un heraldo que comunica 
el decreto de un rey. 
Cuando Pablo dice que se propuso no saber nada entre ellos 
sino a Jesucristo, y a Él crucificado, la perspectiva histórica 
que aprendemos del libro de Hechos nos ayuda a apreciar estas 
palabras que Pablo escribe a los corintios. El capítulo 
diecisiete de Hechos describe una experiencia que Pablo tuvo en 
Atenas, que hizo un profundo impacto en su ministerio en 
Corinto. 
Cuando estuvo en Atenas, fue invitado a predicar en el 
areópago, un lugar muy prestigioso y culto que dominaba Atenas, 
donde los eruditos, políticos y grandes oradores eran invitados 
a debatir los temas filosóficos importantes de su tiempo y 
cultura. Era un gran honor ser invitado a debatir o enseñar ahí. 
Algunos estudiosos creen que Pablo sucumbió a las presiones 
culturales de ese lugar, con su énfasis en la filosofía y en los 
debates intelectuales. Predicó un gran sermón allí, sobre la 
colina de Marte. El texto fue tomado de una inscripción que 
8
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
tenía uno de los ídolos de ese lugar, y su final incluía citas 
de filósofos y poetas griegos. Fue un sermón importante, pero 
sus resultados fueron magros. No hay ninguna carta de Pablo a 
los atenienses, y no planta una iglesia allí. Sólo unos pocos 
responden favorablemente a ese mensaje ingenioso y magnífico. 
Pablo fue a Corinto directamente después de esa experiencia 
en Atenas. Cuando llegó a Corinto, el Señor le dijo en una 
visión: “No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy 
contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, 
porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad” (Hechos 18:9-10). 
Pablo predicó el evangelio en Corinto durante un año y medio. 
Lea lo que Pablo escribió a los corintios acerca de su 
predicación del evangelio en Corinto, manteniendo en perspectiva 
el contexto histórico que encontramos en el libro de Hechos 
(Hechos 17-18) sobre su ministerio en Corinto. Allí no usó una 
inscripción en un ídolo como texto. No citó a filósofos y poetas 
griegos. Simplemente anunció dos hechos acerca de Jesucristo. 
Predicó el evangelio. No debatió sobre el evangelio. No lo 
defendió. Simplemente lo anunció (1 Corintios 2:1-5). 
Concluye esta carta con una declaración del evangelio y 
cómo él predicó ese evangelio en Corinto (15:1-4). Pablo creía 
que cuando predicaba (anunciaba) el evangelio – que Jesucristo 
murió por nuestros pecados y resucitó de los muertos – el 
Espíritu Santo daría el don de la fe a algunos de los que oyeran 
ese evangelio. Los que creyeran, serían las personas que Dios 
había mencionado cuando dijo que tenía mucho pueblo en la ciudad 
de Corinto. 
9 
¿Por qué creen algunos? 
¿Por qué algunas persona creen en el evangelio cuando es 
predicado y otras no? No es que los que creen sean tontos y los 
que no creen son listos. No se trata de que los que creen sean
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
listos y los que no creen son tontos. Pablo nos dice que la fe 
es un don, y que el Espíritu Santo lo da a las personas que 
creen cuando escuchan que el evangelio es proclamado. El 
Espíritu Santo los mueve a saber que es cierto lo que están 
escuchando. Ellos creen porque han recibido el don de la fe 
(Efesios 2:8; Filipenses 1:29). 
En el versículo diecinueve, Pablo cita al profeta Isaías: 
“Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el 
entendimiento de los entendidos” (Isaías 29:14). En el versículo 
diecinueve del capítulo tres, Pablo cita el libro de Job: “Él 
prende a los sabios en la astucia de ellos” (Job 5:13). Dios 
estaba prediciendo a través de Isaías que el intelecto del 
hombre sería su ruina. Como prueba del cumplimiento de esa 
profecía, Pablo pregunta: “¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el 
escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha 
enloquecido Dios la sabiduría de este mundo?” (20). Dios inicia 
su diálogo con el hombre haciendo la pregunta: “¿Dónde estás 
tú?”. Luego pregunta a Caín: “¿Dónde está tu hermano?”. Más 
adelante, Dios pregunta a Abraham: “¿Dónde está tu esposa?”. La 
pregunta aquí es: “¿Dónde está el sabio?”. Lo que está queriendo 
decir la pregunta es: “¿Dónde está espiritualmente el sabio?”. 
¿Por qué es la sabiduría del mundo necedad para Dios? La 
respuesta de Pablo es que “el mundo no conoció a Dios mediante 
la sabiduría” (21). Dios sabe que la sabiduría comienza con el 
temor (o conocimiento) del Dios Creador (Proverbios 9:10). 
Pablo resume la forma en que los judíos se acercan a Dios 
cuando escribe que “los judíos piden señales”. Describe la forma 
en que las personas que viven en Corinto se acercan a Dios – y a 
todo lo demás – cuando escribe que “los griegos buscan 
sabiduría”. Por esta razón, la simple declaración del evangelio 
de Cristo crucificado es una piedra de tropiezo para los judíos. 
10
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
No les da una señal más allá de la señal que reciben todos los 
demás cuando oyen el evangelio. 
Los griegos piensan que el evangelio es “locura”, porque 
uno no tiene que ser un intelectual para entender el evangelio. 
Pero para las personas que son “llamadas” – no importa si son 
judíos o griegos – la predicación del evangelio de Cristo 
crucificado es la sabiduría y el poder de Dios que obra el 
milagro de la salvación en sus vidas cuando escuchan y creen. 
11
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
Capítulo 4 
"El hombre natural y el hombre espiritual" 
(1 Corintios 2:6-16) 
En el versículo seis del capítulo dos, Pablo comienza uno 
de mis pasajes favoritos de la Palabra de Dios: 
"Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han 
alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de 
los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos 
sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la 
cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra 
gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo 
conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían 
crucificado al Señor de la gloria. Antes bien, como está 
escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido 
en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para 
los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por 
el Espíritu; 
"Porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo 
de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del 
hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así 
también nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu 
de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del 
mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que 
sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también 
hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, 
sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo 
espiritual a lo espiritual. 
"Pero el hombre natural no percibe las cosas que son 
del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las 
puede entender, porque se han de discernir 
espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las 
12
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién 
conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas 
nosotros tenemos la mente de Cristo” (2:6-16). 
Todo gran maestro como Pablo sabe cómo aprende la gente. 
Aprenden por “la puerta del oído”, por lo que oyen. Esto abarca 
todo lo que nos dicen nuestros padres, pastores, maestros y 
otras personas. También aprendemos por “la puerta del ojo”. 
Aprendemos de lo que vemos. Esto incluye todo lo que leemos y 
observamos. Por esta razón la educación audiovisual, donde 
aprendemos a través del ojo y el oído simultáneamente, es una 
forma de enseñanza eficaz. 
Pablo menciona el ojo, el oído y el corazón en este pasaje. 
El corazón representa la voluntad. Es difícil enseñar a quienes 
no quieren aprender. Nuestro Señor nos dijo: “El que quiera 
hacer… conocerá” (Juan 7:17). Los discípulos son seguidores de 
Cristo que aprenden al hacer cosas y luego pasan el resto de sus 
vidas haciendo lo que han aprendido. Este es el significado 
esencial de la palabra “discípulo”. ¡Con razón Jesús estaba 
buscando personas que tuvieran la voluntad de hacer para que 
pudieran conocer! 
El mensaje primario de este gran capítulo de las Escrituras 
es que para aprender la verdad espiritual debemos tener otra 
puerta: la puerta del Espíritu Santo. Pablo usa una ilustración 
hermosa para explicar este punto. Nos desafía a pensar en el 
hecho de que sólo el espíritu de un hombre conoce los 
pensamientos de ese hombre. La única forma en que podríamos 
saber lo que está pensando otra persona sería que tuviéramos el 
espíritu de esa persona dentro de nosotros. 
De la misma forma, el único que sabe lo que Dios está 
pensando es el Espíritu Santo de Dios. Cuando tenemos el 
Espíritu Santo, tenemos la capacidad de conocer los pensamientos 
13
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
de Dios. En un sentido muy real, ¡cuando tenemos el Espíritu 
Santo en nosotros, tenemos la mente misma de Cristo! 
Pablo enseña enfáticamente que la única forma de conocer 
verdad espiritual es tener al Espíritu Santo, porque la verdad 
espiritual se aprende espiritualmente. Si uno no tiene el 
Espíritu Santo, no puede conocer la verdad espiritual. En el 
versículo quince encontramos la expresión “el [hombre] 
espiritual”. ¿De qué está hablando Pablo? 
Está describiendo a la persona que ha creído en el 
evangelio y ha experimentado el milagro de la salvación, 
mediante el cual ha recibido el Espíritu Santo. Esta persona no 
tiene que ser necesariamente un intelectual, ni tiene que tener 
una capacitación formal en teología, si bien es maravilloso que 
una persona espiritual la tenga. 
Me intriga el hecho de que los primeros cuatro apóstoles no 
tenían educación. Alcanzaron a todo el mundo para Jesús porque 
eran hombres espirituales que habían recibido el Espíritu Santo. 
Hay aproximadamente dos millones de pastores en este mundo hoy, 
de los cuales menos de cien mil se han recibido en seminarios. 
El Cristo resucitado y viviente sigue llegando a este mundo a 
través de personas que son como los primeros cuatro apóstoles. 
En estos versículos, Pablo está trazando el perfil de dos 
tipos de hombres. Este patrón se repite a lo largo de la Biblia. 
Los salmos se refieren a los bienaventurados y los impíos; Jesús 
describe al sabio y al necio (Salmo 1; Mateo 7:24-27). Pablo 
describe aquí al hombre espiritual y al hombre natural. La 
palabra en el original que se traduce como “natural” es “no 
espiritual”. Lo que nos está presentando, simplemente, es al 
hombre que tiene al Espíritu Santo morando en él y el hombre que 
no tiene al Espíritu Santo viviendo en él. 
Cuando los pastores predican y enseñan las Escrituras hoy, 
pueden mirar a la congregación y distinguir al hombre espiritual 
14
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
del hombre natural. Cuando Pablo oraba por los efesios, decía: 
“… alumbrando los ojos de vuestro entendimiento” (Efesios 1:18). 
Las personas que comunican la Palabra de Dios a otros pueden ver 
cómo se iluminan sus ojos con entendimiento cuando escuchan la 
Palabra de Dios. 
Análogamente, a veces es fácil detectar a la persona que 
Pablo describe como el hombre natural, o no espiritual. Esa 
persona simplemente no entiende las cosas espirituales. De 
hecho, considera que son locura. ¿Por qué? Porque no tiene al 
Espíritu Santo. Sus ojos no se iluminan con el entendimiento. (A 
veces, sus ojos están cubiertos por los párpados, porque se 
duerme al escuchar la palabra de Dios). 
No deberíamos esperar que personas no espirituales 
comprendan verdades espirituales ni que tengan valores 
espirituales. Cuando trate de compartir su fe y su experiencia 
de Cristo con personas seculares, debe orar pidiendo que el 
mismo Espíritu Santo que abrió sus ojos y oídos abra los ojos y 
los oídos de esas personas, para que puedan nacer de nuevo y 
recibir el Espíritu de Dios. 
Esto nos plantea algunas preguntas importantes. Por la 
gracia de Dios, ¿ha creído usted en el evangelio y ha nacido de 
nuevo? ¿Vive el Espíritu Santo en usted? ¿Tiene esa “puerta del 
Espíritu” que puede abrir su puerta del ojo, su puerta del oído 
y su puerta del corazón, para enseñarle verdades espirituales? 
¿Tiene acceso a los pensamientos de Dios y a la mente de Cristo, 
porque el Espíritu Santo vive en usted? ¿O es usted un hombre 
natural o no espiritual, que no puede comprender las verdades 
espirituales y dice que el evangelio es locura? 
15
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
Capítulo 5 
"Palabras que enseña el Espíritu Santo" 
(1 Corintios 2:6-16) 
El Espíritu Santo tiene muchos ministerios y funciones. Es 
Consolador y Consejero. Nos regenera, nos convierte en nuevas 
criaturas de adentro hacia fuera. Jesús lo llamó "Paracleto”. 
Esta palabra griega significa que “viene al lado de nosotros, se 
adhiere a nosotros a fin de asistirnos”. 
Uno de los ministerios importantes del Espíritu Santo es 
enseñarnos. Cuando Jesús presentó el concepto del Espíritu Santo 
a los apóstoles, les dijo que ésta sería una de sus funciones: 
“él os guiará a toda verdad… y os hará saber las cosas que 
habrán de venir” (Juan 16:13). En una oportunidad, después de 
enseñar públicamente, Jesús estaba solo con sus apóstoles, 
contestando sus preguntas y explicándoles su enseñanza en 
privado. Les dijo que les era dado a ellos entender su mensaje, 
pero no a otros. ¿Qué era lo que les era dado a los apóstoles 
para que pudieran entender su enseñanza? 
Jesús solía hacer esa observación acerca de su enseñanza. 
Después de enseñar acerca del matrimonio, dijo que sólo a 
quienes les era dado podrían recibir tal enseñanza acerca del 
matrimonio (Mateo 19:11). Cuando se le preguntó por qué enseñaba 
en parábolas, respondió que sólo podrían entenderlo aquellos a 
quienes les había sido dado (Mateo 13:11). Obviamente, lo que 
era dado para que su enseñanza pudiera ser comprendida era el 
Espíritu Santo. 
El apóstol Juan dice que tenemos una unción en nosotros, y 
que esa unción nos puede enseñar. Llega a decir que no 
necesitamos que ningún hombre nos enseñe, porque esta unción en 
nosotros puede enseñarnos (1 Juan 2:20, 27). 
16
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
El apóstol Pablo concuerda totalmente con su Señor y sus 
colegas apóstoles cuando nos dice que el Espíritu Santo que vive 
en nosotros puede enseñarnos la verdad espiritual. Pablo expresa 
esta verdad hermosamente cuando menciona sus objetivos de misión 
como maestro de la Palabra de Dios. Dice que enseña la verdad 
espiritual a las personas espirituales en “palabras que enseña 
el Espíritu”. Esto es lo que quiere decir cuando afirma que la 
verdad espiritual se discierne espiritualmente y que él enseña 
la verdad espiritual a personas espirituales (2:13). 
Cuando usted lee o escucha la predicación o la enseñanza de 
la palabra de Dios, ¿encuentra que está pensando: “Esto tiene 
que ver con lo que leí o escuché la semana pasada, o ayer?”. ¿Me 
permite que lo desafíe a darse cuenta de algo? Que esto 
significa que el Espíritu Santo le está enseñando la Palabra de 
Dios “en palabras que enseña el Espíritu”. Según Jesús, Pablo y 
el apóstol Juan, la única forma en que podemos entender la 
Palabra de Dios es tener al Espíritu Santo en nosotros como 
nuestro maestro que nos revela cosas espirituales. Esta es una 
de las razones por las que vino a vivir en usted, y una de las 
formas más importantes en las que le ministra. 
Si la capacidad de comprender la verdad espiritual 
estuviera basada en la inteligencia o la educación de unas 
personas, sería sumamente injusto. No tenemos todos la misma 
inteligencia u oportunidades de educación. ¿Quién escoge la 
combinación genética que dio origen a sus dones intelectuales o 
las circunstancias de la vida que determinaron sus oportunidades 
de educación? 
Pedro no podía escribir sus cartas, pero, sin embargo, 
cuando usted las estudia ¿piensa que no sabía acerca de las 
cosas espirituales? ¡Pero si era un gigante espiritual! Dice que 
Dios ha puesto a nuestra disposición “todas las cosas que 
pertenecen a la vida y a la piedad” (2 Pedro 1:3). No necesitaba 
17
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
poder leer y escribir para ser espiritual. Tenía al Espíritu 
Santo en él, y no necesitaba que ningún hombre le enseñara, 
porque el Espíritu Santo le enseñaba. 
La misma comprensión espiritual está a disposición de los 
creyentes hoy. “Pedid, y se os dará”, enseñó Jesús. “Buscad, y 
hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7). Si usted acude a 
la Palabra de Dios pidiendo, buscando y llamando, el Espíritu 
Santo abrirá la Palabra de Dios para usted. Él será su Maestro. 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
Capítulo 6 
"¿Quién es Pablo?" 
(1 Corintios 3:1–7) 
Después de dividir a la familia humana en hombres naturales 
y hombres espirituales, Pablo presenta una tercera categoría al 
empezar el tercer capítulo de la primera carta a los corintios. 
Palabras más, palabras menos, escribe: “¿Cómo puedo llamarlos a 
ustedes, pillos y bribones de Corinto? ¿Cómo puedo hablarles 
como hombres espirituales cuando están divididos porque están 
polarizados alrededor de sus líderes humanos?”. 
Pablo concluye: “No pude hablaros como a espirituales, sino 
como a carnales, como a niños en Cristo” (3:1). Así que ahora 
tenemos el hombre espiritual (el que ha recibido el Espíritu y 
comprende cosas espirituales), el hombre natural (el que no ha 
recibido el Espíritu de Dios y no comprende las cosas 
espirituales) y el hombre carnal. (Pablo usa la palabra “hombre” 
genéricamente). Deberíamos preguntar: “¿Quién es esta persona 
carnal?”. 
La palabra “carnal” es una traducción de la palabra griega 
que quiere decir “carne”. ¿Qué está sugiriendo Pablo aquí? ¿Tres 
tipos de hombres? Tal vez, pero hay otra forma de ver el pasaje. 
El hombre natural no puede ser espiritual porque no tiene el 
Espíritu. No tiene opciones. Anda en la carne todo el tiempo 
porque no tiene la capacidad de andar en el Espíritu. 
El hombre espiritual, por otra parte, tiene el Espíritu 
Santo, pero ¿es espiritual todo el tiempo? ¿Anda siempre en el 
Espíritu? No; tiene una opción. Puede andar en el Espíritu, y 
puede moverse y tener su ser en el Espíritu, y puede generar el 
fruto del Espíritu. Pero no lo hace siempre. Así que, cuando el 
hombre espiritual no anda en el Espíritu, Pablo lo llama 
“carnal”. 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
Ahora bien, usted podría decir: “Un momento. No existe tal 
cosa como un hombre carnal y espiritual”. Pero, piénselo. ¿Hay 
realmente algún otro tipo de hombre espiritual? Jesucristo fue 
ciento por ciento espiritual todo el tiempo, pero ¿lo somos 
nosotros? Deberíamos serlo, somos llamados a serlo y podemos 
serlo, pero ¿somos espirituales todo el tiempo? Un estudioso de 
la Biblia define la palabra “carne” así: “naturaleza humana sin 
la ayuda de Dios”. Cuando el hombre espiritual confía en su 
naturaleza humana y no busca ayuda de Dios, es carnal, según el 
apóstol Pablo. 
Pablo comenzó su carta recordando a los creyentes de 
Corinto que estaban santificados y eran llamados a ser santos. 
Ahora les está diciendo que no están viviendo de acuerdo con su 
llamado. La prueba de esto eran sus celos y sus pleitos. 
Parafraseando y resumiendo, Pablo escribe: “Tengo que tratarlos 
como personas que aún están andando en la carne, porque eso es 
justamente lo que están haciendo. De hecho, he decidido 
tratarlos como si fueran bebés, porque es lo que son ustedes”. 
Los bebés espirituales todavía no han aprendido que no son nada 
sin la ayuda de Dios. Intentan vivir como santos en sus propias 
fuerzas sin buscar ninguna ayuda de Dios. 
Pablo escribe que los bebés aún no han desarrollado sus 
sistemas digestivos, así que deben recibir alimentos 
predigeridos, como la leche. Lamenta tener que alimentarlos con 
alimento para bebés y tratar a la iglesia de Corinto como si 
toda la iglesia fuera una guardería. 
Si el único alimento espiritual que usted recibe es lo que 
alguien como su pastor ya ha digerido, entonces es posible que 
usted sea un bebé espiritual y que esté alimentándose de la 
leche de la Palabra. Cuando uno es un bebé, la leche es una cosa 
maravillosa. Pedro nos exhorta, como bebés recién nacidos, a 
desear fervientemente la leche no adulterada de la Palabra, para 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
que podamos crecer (1 Pedro 2:2). Pero la única ocasión en que 
damos una dieta regular de leche a una persona madura es cuando 
está enferma. 
Es importante seguir a Pablo y considerar el argumento de 
estos primeros cuatro capítulos. Recuerde que Pablo está 
encarando el problema de las divisiones en la iglesia cuando 
pregunta: “¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos?”. Pablo 
contesta su propia pregunta varias veces cuando escribe que él y 
Apolos son sólo ministros (siervos), a través de quienes los 
corintios llegaron a creer, “según lo que a cada uno concedió el 
Señor” (5). 
Pablo comienza la mayoría de sus cartas describiéndose como 
siervo de Jesucristo. Pablo y Apolos eran simplemente esclavos 
que Dios asignó para que predicaran el evangelio y pastorearan 
la iglesia de la ciudad de Corinto. Pablo pasa a contestar su 
propia pregunta: “Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo 
ha dado Dios” (6, 7). Pablo reprende a los corintios por 
polarizarse alrededor de sus líderes, lo que causaba divisiones 
en la iglesia. 
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En resumen 
Pablo concluye que aún estaban andando en la carne, porque 
su comunidad espiritual estaba llena de pleitos y envidia. Su 
comportamiento también demostraba que eran simplemente bebés 
espirituales. El punto importante que está remarcando es que, 
dado que Dios es el poder detrás del gran milagro de la 
salvación que habían experimentado a través de su predicación 
del evangelio en Corinto, deberían polarizarse alrededor de 
Dios, y no de los siervos que Dios envió a Corinto para plantar 
y regar. Deberían rendirse a Dios y seguir a quien envió a su 
Hijo al mundo para su salvación y había enviado a Pablo a 
Corinto a hablarles de las Buenas Nuevas. 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
Capítulo 7 
"Construir sobre el fundamento" 
(1 Corintios 3:8–17) 
En el tercer capítulo de su primera carta de a los 
corintios, Pablo usa una metáfora hermosa, cuando dice que los 
creyentes de Corinto son el campo de Dios. Él y Apolos son como 
labradores. Él plantó la semilla del evangelio y la Palabra de 
Dios en su campo, y Apolos ha regado esa semilla, pero Dios ha 
dado vida a esa semilla para hacerla creer. En el versículo 
nueve, Pablo cambia la metáfora y dice a los mismos creyentes: 
“vosotros sois… edificio de Dios”. 
Tanto Pedro como Pablo enseñaron que el templo donde Dios 
vive es el cuerpo de un creyente. Pedro agrega a esa metáfora el 
concepto de que somos piedras vivas en un templo que Dios está 
construyendo hoy (1 Pedro 2:5). ¡Qué hermosa descripción de la 
iglesia del Cristo viviente resucitado! 
Usando la ilustración del edificio, Pablo continúa: 
“Conforme a la gracia que me ha sido dada, yo como perito 
arquitecto para el fundamento, y otro edifica encima; pero cada 
uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro 
fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” (10- 
11). Pablo está diciendo que la iglesia de Corinto es como un 
edificio, y él puso el fundamento de ese edificio cuando predicó 
el evangelio en Corinto y los miembros fundadores de la iglesia 
experimentaron la salvación. 
Pablo era un misionero. No quería predicar el evangelio 
donde Cristo ya había sido predicado. Él quería predicar donde 
nunca se había predicado de Cristo. Quería poner fundamentos. 
Pero Pablo sabía que el cristianismo es un esfuerzo de equipo, y 
él creía que otros como Apolos y Pedro harían el seguimiento de 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
su ministerio en lugares como Corinto. Ellos edificarían sobre 
este fundamento que había puesto cuando predicó el evangelio. 
Pero ahora leemos una advertencia que da a quienes 
edificarían sobre ese fundamento: 
"Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, 
plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la 
obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la 
declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de 
cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere 
la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 
Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si 
bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego” (12- 
15). 
Muchos estudiosos creen que Pablo se está refiriendo al 
tribunal de Cristo, cuando serán juzgados los creyentes. Otro 
juicio que se presenta en las Escrituras es el del gran trono 
blanco, cuando los incrédulos serán juzgados y condenados a la 
muerte eterna (Apocalipsis 20:11-15). 
Sin embargo, lo fundamental en el tribunal de Cristo no es 
la condenación. Nadie será condenado en este juicio. El tema del 
juicio es la evaluación. ¿Cuál es el valor total de su vida 
después de confiar en Cristo para que sea su Salvador? “Sólo una 
vida que pronto pasará; sólo lo hecho por Cristo quedará”. ¿Qué 
está construyendo usted sobre el fundamento de Cristo? ¿Cosas 
que durarán, como el oro, la plata y las piedras preciosas, o 
cosas que no durarán, como la madera, el heno y la hojarasca? 
La metáfora del juicio sugiere que estamos acumulando 
madera, heno y hojarasca mezclados con oro, plata y piedras 
preciosas. Cuando seamos evaluados como creyentes, Jesucristo 
aplicará fuego a todo lo que hayamos acumulado. Cuando se 
aplique el fuego a la madera, el heno y la hojarasca, serán 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
consumidos. El fuego purificará el oro, la plata y las piedras 
preciosas. 
La verdad que se está enseñando es que después que 
experimentamos la salvación, cuando somos carnales e intentamos 
vivir por Cristo y servirlo sin confiar en que Él lo haga 
posible, estamos acumulando madera, heno y hojarasca. Cuando 
somos espirituales y vivimos en Cristo y nos movemos en Él y 
dependemos de Él, estamos acumulando los metales y piedras 
preciosos. Cuando se apague el fuego, quedará determinada la 
calidad de nuestra eternidad. 
Pablo no está enseñando que somos salvos por nuestras 
buenas obras. Lo que se consume en este fuego no es nuestra 
salvación. En realidad, está advirtiendo a los que estaban 
edificando sobre el fundamento que él había puesto, como perito 
arquitecto, en las vidas de los creyentes de Corinto. Ese 
fundamento era Cristo, quien era el fundamento de la salvación 
de quienes creyeron en Corinto. 
Pablo continúa con la ilustración de los creyentes 
corintios como un edificio y concuerda con Pedro cuando 
pregunta: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu 
de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de 
Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual 
sois vosotros, santo es” (16-17). 
Pablo y Pedro concuerdan en que Dios ya no vive en templos 
hechos de mano de hombre. Ya no vive en esa carpa de adoración 
del desierto, o en el templo de Salomón. Si somos creyentes, 
nuestro cuerpo es el templo de Dios. Él vive en nosotros; y 
nunca deberíamos profanar ese templo. 
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Capítulo 8 
"El sabio y el ignorante" 
(1 Corintios 3:18–20) 
Pablo vuelve al tema que comenzó en el versículo 17 del 
primer capítulo cuando escribe aquí, en el capítulo tres: “Nadie 
se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en 
este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio. 
Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; 
pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de 
ellos. Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los 
sabios, que son vanos” (3:18-20). 
Pablo no está enseñando que cuando nos convertimos en 
seguidores de Cristo dejamos de utilizar nuestro cerebro. En el 
capítulo dos nos dijo que el Espíritu Santo nos enseña, 
“acomodando lo espiritual a lo espiritual” (2:13). Antes de 
venir a Cristo, muchas personas, como yo, ni siquiera sabían que 
tenían una mente. Cuando experimenté la salvación, tenía 19 
años. ¡A esa edad yo pensaba que mi cabeza era un nudo que 
evitaba que mi espina dorsal se desenrollara! Después de acudir 
a Cristo, sin embargo, desperté a la realidad de que Dios me 
había dado una mente. Ungido por el Espíritu Santo, he utilizado 
esa mente mucho más desde que vine a Cristo que lo que había 
hecho antes. Eso ocurre con muchos creyentes. 
¿Qué quiere decir Pablo con “la sabiduría de este mundo”? A 
veces, cuando las Escrituras utilizan la palabra “mundo”, están 
refiriéndose a un sistema de creencias, un sistema de valores, 
la manera en que piensa el mundo, o lo que el mundo considera 
importante. Eso es lo que Pablo quiere decir con “la sabiduría 
de este mundo” (19). Si nos ponemos a pensar en ello, no 
deberíamos esperar que la gente que no es espiritual posea 
valores que tienen las personas que son espirituales. 
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Las Escrituras dejan en claro que cuando nos transformamos 
en creyentes tenemos valores espirituales. Hemos experimentado 
“la renovación de nuestro entendimiento” (Romanos 12:2). No 
deberíamos pensar como piensa el mundo. Estamos en unión con el 
Cristo viviente. El Espíritu Santo vive dentro de nosotros. Dios 
se ha transformado en la fuente de nuestros valores y de 
nuestros pensamientos. 
Así que cuando Pablo presenta este contraste – la sabiduría 
de este mundo y la sabiduría de Dios –, escribe: “Estén 
dispuestos a ser considerados como tontos por este mundo para 
que a los ojos de Dios puedan ser verdaderamente sabios”. 
Salomón dijo: “El temor de Jehová es el principio de la 
sabiduría” (Proverbios 9:10). El temor de Jehová es lo mismo que 
la fe en el Señor. Temer a Dios no significa que usted lo vea 
como una especie de tirano. Significa reverenciar a Dios porque 
cree en Él. Dado que cree en Dios, usted tiene temor de 
deshonrar el templo donde vive. 
¿Tiene temor de desobedecer a Dios? ¿Cree tanto en Dios que 
tendría temor de pecar y desobedecerle, porque cree que lo 
castigaría? Ese es un temor del Señor saludable. También es una 
evidencia de fe, y el principio de la sabiduría. Usted está 
comenzando a ser sabio cuando cree en Dios. Si quiere ser sabio 
a los ojos de Dios, entonces esté dispuesto a ser considerado un 
insensato por el mundo. ¿Es usted sabio en las cosas de Dios? 
¿Es sabio en las cosas del Espíritu? ¿Es sabio en lo que se 
refiere al entendimiento de las Escrituras? 
El mundo denomina insensatas a las personas espiritualmente 
sabias de Dios. No nos debería sorprender saber que la 
“sabiduría” del mundo es considerada insensatez por Dios, porque 
a través de su sabiduría el mundo no lo conoce. El plan de Dios 
es salvar a la gente a través de la predicación del evangelio. 
El hombre no espiritual escucha el evangelio y dice: 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
“¡Insensatez!” Pero Dios mira la sabiduría de ese hombre 
mundanal y dice: “¡Insensatez!” 
En su gran oración a favor de los apóstoles y de su 
iglesia, escuchamos a Jesús orar: “Y esta es la vida eterna: que 
te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a 
quien has enviado” (Juan 17:3). De acuerdo con Jesús, conocer a 
Dios y a su Hijo es donde comienza la vida. Pablo está de 
acuerdo con Jesús cuando escribe en estos versículos que quienes 
hacen este descubrimiento son sabios, y aquellos que les falta 
esa cualidad eterna de vida son insensatos. 
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Capítulo 9 
"Administradores de misterios" 
(1 Corintios 3:21–4:5) 
Pablo ahora llega a su conclusión respecto del primer 
problema en la iglesia de Corinto que presenta en esta carta: el 
problema de la división entre creyentes porque están polarizados 
alrededor de los líderes de su iglesia. Su conclusión se 
encuentra en el versículo veintiuno: “Así que, ninguno se gloríe 
en los hombres; porque todo es vuestro: sea Pablo, sea Apolos, 
sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo 
presente, sea lo por venir, todo es vuestro, y vosotros de 
Cristo, y Cristo de Dios” (21-23). 
Pablo está diciendo que Dios sabe lo que usted necesita 
para llevarlo a la salvación y hacerlo crecer en su fe. Y Él se 
ocupa de que usted tenga todo lo necesario como para concretar 
estos milagros en su vida. Así que si Él cree que usted necesita 
a Pablo, le enviará a Pablo. Si cree que necesita a Apolos, le 
enviará a Apolos. Si cree que necesita a Cefas (Pedro), le 
enviará a Pedro. Dios utilizará todos los sucesos de su vida y 
los hará obrar conjuntamente para su bien. Él es la Causa 
Primera de todo ello. Por eso Pablo concluye su argumento 
diciendo a los corintios que no se enorgullezcan de estos 
hombres que Dios les ha enviado. 
En el capítulo cuatro, Pablo escribe: “Téngannos los 
hombres por servidores de Cristo, y administradores de los 
misterios de Dios” (1). Otra versión expresa: “mayordomos de las 
cosas secretas de Dios”. En realidad, Pablo está diciendo aquí: 
“Solo somos siervos (esclavos) de Cristo. Vinimos a Corinto 
porque Cristo nos envió a Corinto. Todo lo que ocurrió en 
Corinto se debe a Cristo y no a nosotros.” 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
En el capítulo dos, Pablo escribió que enseñaba “la 
sabiduría oculta de Dios”. Un misterio es un secreto que al 
final se revela. El evangelio se va a revelar cuando Jesucristo 
vuelva de nuevo, y la historia de la humanidad sea consumada en 
Cristo. La Biblia tiene mucho para decir sobre el futuro. Cuando 
Pablo nos habla más adelante en esta carta sobre la vida después 
de la tumba, escribe: “He aquí, os digo un misterio” (15:51). 
Los eventos del futuro son un misterio para nosotros ahora, pero 
un día serán revelados. 
Sin embargo, Pablo está explicando a estos creyentes 
corintios que él y los demás líderes, que les habían traído la 
salvación, deberían ser considerados mayordomos de los misterios 
futuros y presentes de Dios. Hay muchas cosas del Evangelio y de 
las Escrituras que estarán ocultas para nosotros hasta que el 
Espíritu Santo nos revele estas verdades. En ese sentido, toda 
la verdad espiritual que Dios quiere compartir con nosotros es 
un misterio. Pablo se consideraba un mayordomo de estos 
misterios juntamente con otros que enseñan las Escrituras. 
Pablo continúa: “Ahora bien, se requiere de los 
administradores (mayordomos), que cada uno sea hallado fiel” 
(2). En Lucas 16 Jesús nos da una parábola que enseña el 
concepto de la mayordomía. En esa parábola, y en otras, enseña 
que todos nosotros somos mayordomos. Como hijos de Dios, estamos 
administrando cosas que pertenecen a otra Persona. “No sois 
vuestros… habéis sido comprados por precio”, escribe Pablo más 
adelante en esta carta (6:19-20). 
Los mayordomos son gerentes. La mayordomía significa que 
nuestro tiempo no es nuestro, nuestras energías no son nuestras. 
La mayordomía no está relacionada únicamente con nuestro dinero 
y nuestras posesiones. Se relaciona con cada dimensión de 
nuestra vida. En este pasaje profundo, Pablo relaciona la 
mayordomía con los misterios presentes y futuros de Dios. 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
Lo importante para los mayordomos es que seamos fieles, 
porque un día tendremos que dar cuenta de nuestra mayordomía. 
¿Podremos gozarnos en esas palabras del Maestro: “Bien, buen 
siervo (mayordomo) y fiel”? 
Luego de presentar ese pensamiento en el versículo dos, 
Pablo escribe esencialmente: “Ustedes me han estado juzgando a 
mí y a mi mayordomía. Francamente, no estoy impresionado”. 
(Tenga en cuenta que todavía se está dirigiendo a sus seguidores 
en Corinto, aquellas personas que creen que Pablo es el más 
grande). 
En realidad, lo que Pablo está preguntando aquí es: “¿Qué 
es lo que realmente saben de mí? De hecho, ¿qué es lo que 
realmente sé yo de mí mismo? Es más, ni siquiera me juzgo a mí 
mismo, y les diré por qué. No conozco las motivaciones de mi 
corazón. Sólo Dios las conoce y por eso Él es el único 
calificado para juzgarme (Jeremías 17:9,10; Salmos 139:23,24). 
Por lo tanto, es el Señor quien me juzga. Así que cuando se 
trate de juzgar a otras personas (positivamente, no por causa de 
pecado), no juzguen nada hasta que el Señor venga”. De acuerdo 
con Pablo, cuando el Señor venga, “aclarará también lo oculto de 
las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y 
entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios” (5). 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
Capítulo 10 
"Modelos de martirio" 
(1 Corintios 4:6–21) 
En el versículo siete del capítulo cuatro, Pablo plantea 
tres preguntas profundas. La primera es: “¿Quién te distingue de 
los demás?”. Uno de los grandes milagros de Dios es que los 
seres humanos son todos distintos por diseño, y Él tiene un plan 
diferente para cada uno de nosotros. Por ejemplo, al final del 
evangelio de Juan, Pedro preguntó a Jesús cuál era su plan para 
Juan. Y el Señor respondió: “Si quiero que él quede hasta que yo 
venga, ¿qué a ti? Sígueme tú” (Juan 21:22). 
Más de seis mil millones de personas viven sobre la tierra 
hoy. Sin embargo, cada uno de nosotros es único. Todos tenemos 
huellas digitales diferentes. Nuestras voces pueden ser 
identificadas con equipamiento electrónico sofisticado, porque 
no hay dos de nosotros que tengamos la misma voz. Nuestra 
estructura dental es diferente. Nuestro ADN afirma 
inequívocamente que cuando Dios nos hizo a usted y a mí y al 
resto de los miles de millones de personas, rompió el molde cada 
vez. Y ha estado haciendo eso desde que creó al primer hombre y 
a la primera mujer. 
La segunda pregunta de Pablo en el versículo siete es: 
“¿Qué tienes que no hayas recibido?”. Usted no tiene nada que no 
haya recibido de Dios. Piense en cuán pasivo fue usted en su 
creación. ¿Eligió usted nacer? ¿Escogió a sus padres? ¿Decidió 
en qué parte del mundo o en qué período de la historia nacería? 
¿Definió usted sus propias habilidades, o sus dones 
espirituales? Si se pone a pensar en ello, no hay nada de lo que 
tenga que no haya recibido de Dios. 
Su tercera pregunta es: “Y si lo recibiste, ¿por qué te 
glorías como si no lo hubieras recibido?”. ¿Qué derecho tiene 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
usted de estar orgulloso de cualquier habilidad – natural o 
espiritual – como si Dios no se la hubiese dado? 
Lea cuidadosamente las respuestas de Pablo a estas 
preguntas para sí mismo y para los demás apóstoles. “¡Nosotros 
somos insensatos por amor de Cristo… somos débiles… somos 
despreciados! Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, 
estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija. 
Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos 
maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos. 
Nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la 
escoria del mundo, el desecho de todos” (10-13). 
Claramente, este era el costo de ser uno de los seguidores 
de Cristo. Pablo y los otros apóstoles eran “modelos de 
martirio”. Pero Pablo no estaba escribiendo esto para hacerlos 
sentir mal a los corintios. En cambio, era un recordatorio para 
que tuviesen sus corazones fijados en valores celestiales y no 
en tesoros terrenales. Justo antes de ir a la cruz, Jesús oró: 
“Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que 
también tu Hijo te glorifique a ti” (Juan 17:1). 
El Dr. A. W. Tozer, un pastor piadoso de Estados Unidos, 
solía enseñar que cada discípulo de Jesús debía orar algo 
parecido a esto: “Padre, glorifícate a ti mismo y envíame la 
cuenta. Cualquier cosa, Padre… ¡sólo glorifícate a ti mismo!”. 
Todo discípulo de Jesús debería estar dispuesto a “tomar su 
cruz”. En esto Pablo y sus colegas apóstoles son excelentes 
modelos para todos nosotros. Por eso rogó a los corintios y a 
otros que siguieran su ejemplo (16). 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
Capítulo 11 
"La disciplina en la iglesia" 
(1 Corintios 5:1–5) 
Después de dedicar cuatro capítulos de esta carta al 
problema de las divisiones en la iglesia de Corinto, cuando 
Pablo escribe el quinto capítulo de esta carta, aborda un 
problema diferente. Era sabido que en las iglesias caseras de 
Corinto había inmoralidad sexual. Específicamente, un hombre 
estaba manteniendo relaciones sexuales con la mujer de su padre. 
(Podría haber sido la madrastra del hombre). Pablo escribe: “Y 
vosotros estáis envanecidos. ¿No debierais más bien haberos 
lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que 
cometió tal acción?” (2). La forma en que Pablo aborda este 
segundo problema entre los corintios sirve como modelo bíblico 
para lo que denominamos hoy “la disciplina en la iglesia”. 
La motivación para la disciplina en la iglesia 
La motivación para la disciplina en la iglesia es la misma 
motivación que tienen los padres cuando disciplinan a sus hijos: 
el amor, y la esperanza de que la persona descarriada en última 
instancia sea rehabilitada, restaurada, y salvada en el sentido 
más pleno de la palabra. El consejo inspirado del apóstol Pablo 
a los corintios es: “No deben ignorar el pecado en la iglesia. 
Deben confrontar el pecado y rescatar al creyente errante”. 
Además de nuestro amor para con el creyente caído, la 
motivación para la disciplina en la iglesia está arraigada en la 
realidad de que hay un sentido en que todos deberíamos poder 
decirle a una persona que está procurando saber acerca de 
Jesucristo: “Si usted quiere saber lo que es un discípulo de 
Jesucristo recién nacido, venga a vivir a mi casa por un par de 
meses”. Por la gracia de Dios, deberíamos poder dar esa 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
invitación desafiante a los buscadores sinceros. Fue ese tipo de 
testimonio de vida dinámico el que difundió el evangelio por 
todo el mundo romano de los primeros siglos de la historia de la 
iglesia. 
Jesús invitó a los doce apóstoles a vivir con Él por tres 
años. Esa experiencia cambió las vidas de los apóstoles para 
siempre. De la misma forma, la iglesia está destinada a ser un 
ejemplo al mundo; “una luz sobre el candelabro”, como la 
describió Jesús. En el contexto de esa metáfora, Jesús dijo: 
“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean 
vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en 
los cielos” (Mateo 5:16). 
Los ejemplos individuales y colectivos que la iglesia 
presenta al mundo son el corazón mismo del evangelio que la 
iglesia proclama a este mundo. Como Satanás sabe esto, su 
estrategia consiste en atacar a estos ejemplos. Por eso siempre 
ha habido un problema con la inmoralidad en el Cuerpo de Cristo, 
especialmente entre los líderes. El maligno quiere desacreditar 
el ejemplo de los líderes, porque su fracaso moral y espiritual 
hará un impacto negativo sobre más personas. 
¿Cómo debemos tratar con la inmoralidad entre creyentes? 
Este capítulo de la carta de Pablo a los corintios es una de las 
más importantes respuestas en el Nuevo Testamento a esa 
pregunta. Según Pablo, si un hombre se encuentra involucrado en 
pecado sexual, deben confrontarlo las personas de la iglesia. El 
objetivo de la confrontación es que el hombre confiese y 
abandone su pecado. La buena noticia es que Dios lo va a 
perdonar (1 Juan 1:9). Como consecuencia, debería haber 
restauración y rehabilitación espiritual (Gálatas 6:1). 
Es importante observar que, en la iglesia de Corinto, el 
pecado no era una cosa del pasado. Todavía estaba ocurriendo 
cuando Pablo escribió esta carta. Aún peor, lo habían “oído” las 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
personas que compartieron el problema con Pablo. Aparentemente, 
todos lo sabían y nadie estaba haciendo nada al respecto. 
Esta es la receta de Pablo para este problema: 
"Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero presente 
en espíritu, ya como presente he juzgado al que tal cosa 
ha hecho. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, 
reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro 
Señor Jesucristo, el tal sea entregado a Satanás para 
destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea 
salvo en el día del Señor Jesús” (3-5). 
La estrategia de la disciplina en la iglesia 
La última parte de la receta de Pablo revela la estrategia 
del apóstol, que es la salvación presente y final del hombre que 
está viviendo en pecado. Debe ser rescatado de su pecado. La 
iglesia debe recuperar al hermano que ha se ha desviado del 
camino. Cuando Pablo escribe una segunda carta a los corintios, 
da instrucciones para que la iglesia vuelva a recibir a la 
comunión a este hombre (2 Corintios 2:4-8). 
La disciplina de los líderes de la iglesia 
La naturaleza pública de esta disciplina de la iglesia 
lleva a algunos estudiosos a creer que el hombre involucrado en 
este pecado era un líder de la iglesia de Corinto. En sus cartas 
a los pastores, Pablo instruye a Timoteo: “A los que persisten 
en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás 
también teman. Te encarezco delante de Dios y del Señor 
Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas 
sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad” (1 Timoteo 
5:20-21). Cuando comparamos este consejo escrito a Timoteo con 
la receta para la disciplina de la iglesia en el quinto capítulo 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
de esta carta a los corintios, concluimos que el hombre 
involucrado debe de haber sido un líder de la iglesia de 
Corinto. 
Después de haber recriminado a esos creyentes en el 
capítulo cuatro por haberlo juzgado y haberles ordenado que no 
juzgaran nada hasta la venida del Señor, en este capítulo ahora 
les recrimina por no haber juzgado a este hermano. Ni Pablo ni 
Jesús enseñaron que nunca deberíamos juzgar nada o a nadie. 
Jesús enseñó que deberíamos juzgarnos a nosotros mismos antes de 
juzgar a otros (Mateo 7:1-5). Pablo enseñó que no deberíamos 
juzgar las motivaciones de otros porque ni siquiera conocemos 
las motivaciones de nuestros propios corazones. 
En este capítulo, Pablo nos está diciendo que debemos 
juzgar y disciplinar a aquellos que pecan dentro de la iglesia, 
especialmente los líderes. Esto no significa que si un líder 
está pecando, de alguna manera vaya a “perder” su salvación, o 
que debería ser excomulgado de la iglesia. El único pecado para 
el cual debería haber expulsión de la iglesia es el pecado que 
continúa después de ser confrontado, sin confesión y 
arrepentimiento. 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
Capítulo 12 
"Para que puedas ganar a tu hermano" 
(1 Corintios 5:6–12) 
La iglesia no es el poder y la influencia poderosa de Dios 
en el mundo que Cristo desea que sea. Hay muchas razones para 
ello. Tenemos una aquí mismo, en Primera Corintios 5: una falta 
de disciplina en la iglesia. Si a Pablo le afectaba fuertemente 
la falta de la disciplina en la iglesia de Corinto, ¿cómo se 
sentiría el gran sembrador de iglesias respecto de las iglesias 
hoy? La iglesia está diseñada para ser la morada de Dios en el 
mundo. Tanto Pedro como Pablo nos dicen que los creyentes en la 
iglesia han de ser como piedras vivientes en la iglesia que el 
Cristo resucitado está construyendo hoy en este mundo (1 Pedro 
2:5; 1 Corintios 3:9,16). 
¿Se preocupa Cristo hoy por la pureza y el poder de su 
iglesia? Ambas cosas van de la mano. Si la iglesia no es pura, 
no será poderosa. El propósito de la disciplina en la iglesia es 
mantenerla pura y poderosa. 
El propósito de la disciplina en la iglesia 
Un propósito de la disciplina en la iglesia es la 
restauración de la persona que ha caído en pecado. El propósito 
de la disciplina en la iglesia no es solamente castigar al 
ofensor. En Mateo 18, el Señor dio esta instrucción: “Si tu 
hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; 
si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma 
aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos 
conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; 
y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano” (15- 
17). 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
Esto parece muy severo. ¿Pero cuál es el propósito de la 
disciplina en la iglesia? “Que puedas ganar a tu hermano”. Por 
amor a él, usted debe confrontarlo y disciplinarlo. Si 
verdaderamente es una persona espiritual, entonces confesará su 
pecado. Se arrepentirá. Se alejará de su pecado. Será restaurado 
al lugar desde donde cayó. Y usted habrá ganado a su hermano. 
Pero si no es un auténtico hermano en Cristo, si solo es “un 
lobo vestido de oveja”, entonces, por amor a Cristo y a su 
iglesia, usted está obligado a preservar la pureza de la iglesia 
al tratarlo como un pagano porque, en realidad, eso es lo que 
es. 
Otro propósito de la disciplina en la iglesia es el amor 
por Cristo y su iglesia. La gloria de Dios, la gloria de Cristo, 
la pureza, el poder y el testimonio de la iglesia en el mundo 
son todos propósitos de la disciplina en la iglesia. Si dejamos 
de aplicar la disciplina en la iglesia, es como si estuviésemos 
diciendo que no nos preocupan ninguna de estas cosas. No nos 
importa lo que glorifica a Dios y al Cristo resucitado y 
viviente. No nos interesa el testimonio de la iglesia en el 
mundo. Ni siquiera nos interesa la persona que ha caído. 
En el verso nueve, Pablo indica que ésta no era la primera 
carta a los corintios: “Os he escrito por carta, que no os 
juntéis con los fornicarios; no absolutamente con los 
fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, 
o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir 
del mundo” (9-10). Sabemos que el Señor nunca quiso que nos 
retirásemos del mundo. “No ruego que los quites del mundo, sino 
que los guardes del mal” (Juan 17:15). 
Se nos encomienda que nos relacionemos con la gente de este 
mundo que es inmoral. Esto puede impactarlo. Tal vez ni siquiera 
le guste. Tal vez se niegue a hacerlo. Pero recuerde que Jesús 
nos envió al mundo de la misma forma en que el Padre lo envió a 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
Él al mundo. ¿Se relacionó Él con gente inmoral? Lea los cuatro 
evangelios, y verá que lo hizo. Estas fueron las personas que 
respondieron cuando predicaba el Evangelio. ¿Cómo va a compartir 
el Evangelio usted con pecadores si no tiene ningún contacto con 
ellos? 
Pablo estaba diciendo a los corintios que debían separarse 
de personas inmorales que decían ser creyentes. “Mas bien os 
escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, 
fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o 
borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis” (11). Si un hombre 
dice ser creyente y su estilo de vida no es lo que debería ser, 
usted no debería asociarse con él. Tarde o temprano, la gente 
descubrirá cómo vive una persona. Jesús dijo que somos conocidos 
por el fruto que producen nuestras vidas. Si otros ven que usted 
se asocia con un hermano profesante que no está viviendo la vida 
que dice vivir, pensarán que usted es tan falso como él. 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
Capítulo 13 
"Contiendas de discípulos" 
(1 Corintios 6:1–8) 
Cuando Pablo escribe el sexto capítulo de esta carta, 
aborda todavía otro problema de la iglesia corintia. Los 
creyentes estaban teniendo problemas para llevarse bien unos con 
otros a tal punto que estaban llegando a entablar demandas unos 
contra otros en los juzgados civiles de la ciudad de Corinto. 
Esta conducta era una contradicción de todo lo que Pablo 
creía y les había enseñado. ¿Por qué habrían de ir los creyentes 
a un juzgado pagano y comparecer ante un juez, que es un hombre 
natural, un hombre no espiritual, y decirle: “Somos hombres 
espirituales, pero tenemos un problema y no tenemos la sabiduría 
para resolverlo. Aunque nosotros tenemos el Espíritu Santo y 
usted no lo tiene, necesitamos la sabiduría que usted tiene y 
que nosotros no tenemos”? Pablo tenía este problema en mente 
cuando escribió en el capítulo dos: “El [hombre] espiritual 
juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie” (15). 
Aún más, escribe Pablo, un día los creyentes “juzgarán al 
mundo” (2). Si hemos de hacer eso, ¿por qué no podemos juzgar 
sobre los asuntos triviales de la vida? “El solo hecho de que 
tengan litigios entre ustedes significa que ya han sido 
completamente derrotados”, es la esencia de lo que Pablo escribe 
en el versículo siete. 
Así como la asociación con creyentes profesantes hipócritas 
estaba desluciendo su testimonio (capítulo 5), estos litigios 
iban en contra de todo lo que decían creer. Así que el apóstol 
ofrece esta solución: “¿Por qué no sufrís más bien el ser 
defraudados?” (7). Daría mucha más honra al Señor aceptar 
simplemente las pérdidas y ser defraudados. En cambio, ustedes 
son los que están actuando mal y defraudando a sus propios 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
hermanos, y mientras tanto están haciendo quedar a Cristo y a la 
iglesia como tontos. 
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Una solución espiritual general 
Al ir estudiando las medidas correctivas de la epístola, 
usted encontrará que Pablo da una solución específica a cada 
problema que aborda en la iglesia de Corinto. Sin embargo, 
cuando llegamos a los capítulos doce a catorce, ofrece 
soluciones espirituales que son de carácter más general. La 
solución general para todos los problemas que está abordando en 
la iglesia corintia se encuentra en los capítulos doce a 
catorce, especialmente el capítulo trece. El amor “agape” que 
Pablo bosqueja en ese capítulo es desinteresado, no egocéntrico. 
Por naturaleza, el “yo” está en el centro de todo lo que 
pensamos o hacemos. Pero Pablo dice que cuando Cristo entra a 
nuestras vidas nos da un nuevo centro. 
Por ejemplo, cuando Pablo se encontró con Jesucristo camino 
a Damasco, encontró un nuevo centro para su vida. Su vida ahora 
giraba alrededor de Cristo. En vez de estar interpretando y 
evaluando todo a la luz de lo que significaba para él, ahora 
veía todo desde el punto de vista de cómo afectaba a Cristo. 
Pablo encaraba cada dificultad en su vida preguntando: “¿Qué 
puede haber para Cristo en esto? ¿Cómo puede esto glorificar a 
Cristo?”. 
Esta es la perspectiva que propone estos creyentes que 
están haciendo demandas unos contra otros. No piensen cómo 
resolver estos conflictos de acuerdo con los intereses de cada 
uno, sino en cómo resolver estos conflictos de una manera que 
glorifique a Cristo. Una solución centrada en Cristo y centrada 
en otros para estas disputas pasa por honrar su amor por Cristo 
y su iglesia, sufriendo la pérdida usted. 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
Una solución espiritual específica 
Pablo ofrece a los discípulos en disputa una solución 
alternativa en el versículo cuatro: “Si, pues, tenéis juicios 
sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de 
menor estima en la iglesia?”. No está sugiriendo literalmente 
que cuando tenemos un problema debemos buscar las personas que 
tienen la menor sabiduría o experiencia en estos temas. Está 
diciendo que los creyentes, que son personas en las que mora el 
Espíritu Santo, están mucho más calificados para entender los 
problemas de las personas espirituales que las personas que no 
tienen al Espíritu Santo. 
Así que, si hay un problema entre dos personas en su 
iglesia local, relacionado con una herencia o asuntos de 
negocios, usted debería encontrar personas piadosas en la 
iglesia que tienen experiencia en negocios y acudir a ellas con 
la controversia. Pídales que se sienten con las partes 
involucradas y que den una opinión juiciosa sobre estos asuntos. 
El consejo inspirado de Pablo ha sido considerado seriamente y 
se lo denomina hoy “derecho canónico” en la Iglesia Católica 
Romana. 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
Capítulo 14 
"Soluciones específicas para los pecados sexuales" 
(1 Corintios 6:9–20) 
Como el apóstol Pablo abogaba por la libertad espiritual y 
se oponía al legalismo, algunos de los creyentes más 
intelectuales en Corinto estaban diciendo: “Tengo la libertad de 
hacer cualquier cosa por el Espíritu que reside en mí. Soy libre 
de hacer lo que me plazca”. Pero no era eso lo que Pablo 
enseñaba. Si bien él odiaba el legalismo, no estaba diciendo a 
la gente que en el Espíritu tenían la libertad de hacer lo que 
quisiesen. 
Él comienza este pasaje recordándoles: “¿No sabéis que los 
injustos no heredarán el reino de Dios?” (9). Luego continúa 
diciendo que algunos de ellos habían sido sexualmente inmorales, 
adúlteros, prostitutas, homosexuales, etc. “Mas ya habéis sido 
lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido 
justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de 
nuestro Dios” (11). 
Pablo dice a estas personas que fueron rescatadas de ese 
tipo de vida: “¿Como pueden tomar tan a la ligera este 
milagro?”. Tal vez algunos de los creyentes corintios tenían 
dificultades para dejar sus viejas formas de vida. Todavía 
luchaban con tentaciones para pecar sexualmente. Y eso es 
comprensible. Una persona así puede tener mayor dificultad en 
alcanzar la victoria en esa área que las personas que nunca han 
participado en esa forma de vida. Aun así, Pablo aclara que las 
nuevas criaturas en Cristo no tienen libertad para pecar. 
En el versículo doce, Pablo habla de las personas que tal 
vez lo estaban citando equivocadamente en cuanto a su libertad 
espiritual. “Todas las cosas me son lícitas”. Pablo inserta su 
razonamiento: “Mas no todas convienen”. “Todas las cosas me son 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
lícitas”, arguye Pablo, “mas yo no me dejaré dominar de 
ninguna”. 
Cuando usted acude a Cristo tal como es, Él lo cambia, y 
usted no se va tal como vino. De ahí en adelante hay un solo 
poder que debería controlar su vida, y ese es el poder del Señor 
Jesucristo resucitado, el poder del Espíritu Santo. Si Jesús es 
el Señor de su vida, entonces nadie ni nada puede ser Señor. No 
está bien que un creyente que está supuestamente controlado por 
el poder del Espíritu Santo y bajo el señorío de Jesucristo esté 
bajo el control de cualquier otra persona o cosa. 
En el versículo trece, Pablo usa una profunda metáfora para 
hacer un otro gran razonamiento. “Las viandas para el vientre, y 
el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras 
destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino 
para el Señor, y el Señor para el cuerpo”. Pablo está diciendo 
lo siguiente: Dios nos ha dado un apetito para la comida, y nos 
ha dado un estómago para digerir la comida. Eso es bueno. Pero 
la Biblia está diciendo: “Eso no significa que deberías comer 
mas de lo debido”. 
Nuestros cuerpos no fueron hechos para la inmoralidad 
sexual. Fueron hechos para Dios, para ser su morada. Cuando 
Jesús murió por usted en la cruz, lo compró y lo redimió a un 
gran precio. Y por haberlo comprado es su dueño, y usted le 
pertenece. Por lo tanto, Pablo dice: “Glorificad, pues, a Dios 
en vuestro cuerpo” (20). 
Hay varias líneas de razonamiento en este pasaje, pero todo 
se resume en esto: “Huid de la fornicación” (18). No hay otro 
pecado que afecte el cuerpo como éste. Como su cuerpo es el 
templo de Dios y usted es uno con Él y, tal vez, con un cónyuge, 
usted no tiene ningún derecho de participar en una unidad física 
y sexual con otras personas. Pablo razona que nuestro cuerpo, 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
que es el templo de Dios, nunca debería ser una carne con una 
prostituta (16,19). 
Las Escrituras nos dicen en varias partes que no somos 
columnas fuertes. Por eso no debemos meternos en situaciones 
comprometedoras donde seamos tentados y luego esperar que nos 
libre el Señor. En cambio, debemos huir de las tentaciones 
sexuales. Debemos construir vallas de protección, fijando normas 
y creando una estructura que no quebrantaremos, porque en lo 
recóndito de nuestro corazón realmente no queremos cometer 
pecado sexual. 
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Capítulo 15 
"El manual del matrimonio" 
(1 Corintios 7) 
Cuando Pablo escribe el séptimo capítulo de 1 Corintios, no 
sólo aborda un problema diferente sino que comienza una nueva 
sección de la carta. Él se había enterado por la iglesia casera 
de Cloé de las divisiones en la iglesia, la persona inmoral y 
los litigios. Pablo ahora aborda problemas que le fueron 
presentados en una carta que él había recibido de esta iglesia. 
Al contestar sus preguntas sobre el matrimonio, Pablo nos 
ha dado lo que muchos pastores consideran es un manual del 
matrimonio. Este capítulo ha llegado a ser un manual que los 
pastores han utilizado desde que fue escrito cuando los 
feligreses tienen preguntas sobre el matrimonio, el divorcio, el 
nuevo matrimonio y muchos otros temas del matrimonio. 
Para comprender las enseñanzas específicas de este 
capítulo, debo comenzar con algunas observaciones generales. La 
primera proviene de los dos primeros versículos. Pablo escribe: 
“Bueno le sería al hombre no tocar mujer; pero a causa de las 
fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga 
su propio marido”. Esto parece ser una terrible perspectiva del 
matrimonio, ¿no es cierto? La clave para entender los versículos 
uno y dos se encuentra en el versículo veintiséis, donde Pablo 
escribe: “A causa de la necesidad que apremia; que hará bien el 
hombre en quedarse como está”. ¿Qué quiso decir con “la 
necesidad que apremia”? 
Durante los primeros trescientos años de su historia, la 
iglesia experimentó muchos períodos de persecución severa. Esta 
es una razón por la cual los creyentes se reunían en iglesias 
caseras antes de que el emperador romano Carlomagno hiciese que 
el cristianismo fuera legal para los ciudadanos romanos en 313 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
d.C. La iglesia fue una organización secreta durante tres 
siglos. Todo este capítulo debería leerse a la luz de la 
“necesidad que apremia”, que era la persecución de los 
creyentes. Esta es una razón por la cual Pablo escribe que si 
uno fuese soltero por cualquier razón, mejor sería seguir siendo 
soltero. Pero, si uno fuese soltero y estuviese luchando con la 
tentación, entonces a fin de evitar la inmoralidad, uno debería 
casarse. Es mejor casarse que quemarse por la pasión. 
Una segunda observación general se refiere a la inspiración 
divina de este capítulo. Hay lugares en este manual del 
matrimonio donde Pablo escribe: “No tengo mandamiento del Señor; 
mas doy mi parecer”. O escribe: “No yo, sino el Señor”. Estas 
afirmaciones suenan como si Pablo estuviera escribiendo: “Yo no 
les estoy diciendo; el Señor les está diciendo” o “El Señor no 
les está diciendo, yo les estoy diciendo”. Algunas personas han 
concluido equivocadamente que las secciones de este capítulo 
donde Pablo dice que no tiene ninguna palabra del Señor no están 
inspiradas divinamente. No deje de observar que las últimas 
palabras de Pablo en el capítulo son: “Yo tengo el Espíritu de 
Dios”. Lo que Pablo quiere decir es que cuando nos está diciendo 
lo que piensa está escribiendo bajo la inspiración del Espíritu 
Santo (7:40). 
Si Pablo no nos dice cuándo está hablando él o el Señor, 
¿cuál es el significado de todas estas afirmaciones? Pablo está 
construyendo muy cuidadosamente sobre la enseñanza de Jesús 
acerca del tema del matrimonio. Si la pregunta que los corintios 
le habían hecho estaba relacionada con lo que Jesús había 
enseñado respecto del matrimonio – por ejemplo, en Mateo 5 o 
Mateo 19 – entonces Pablo está escribiendo esencialmente: “Yo no 
tengo que contestar esa pregunta porque el Señor ya la 
contestó”. 
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Pero algunas de sus preguntas estaban referidas a temas que 
Jesús no había abordado. Una de las preguntas era ésta: 
“Supongamos que un hombre y una mujer se casaron cuando ninguno 
de ellos era creyente. Luego, cuando tú y los otros predican, 
uno de ellos se salva, pero el otro no. ¿Qué deberían hacer 
ahora estas personas?”. Jesús no abordó este problema del 
matrimonio. 
Cuando Pablo trata con esta pregunta en los versículos doce 
en adelante, dice: “No tengo un mandamiento del Señor, pero les 
diré lo que pienso”. Pero recuerde, esta es una instrucción 
inspirada, porque está escribiendo bajo la inspiración del 
Espíritu de Dios. 
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Capítulo 16 
"La vida sexual de los creyentes casados" 
(1 Corintios 7:1–6) 
A lo largo de la historia de la iglesia, los seguidores 
devotos de Cristo han reflexionado sobre esta pregunta: ¿Cuál es 
el propósito de las relaciones sexuales en la vida de una pareja 
casada? ¿Es simplemente la procreación? ¿Es ése el único 
propósito? En los versículos tres a cinco, Pablo da un consejo 
matrimonial inspirado sobre la intimidad física a las parejas 
santificadas casadas en Corinto. 
Escribe lo siguiente: “El marido cumpla con la mujer el 
deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no 
tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni 
tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la 
mujer. No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo 
de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la 
oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente 
Satanás a causa de vuestra incontinencia” (3-5). 
La única base para rehusar a su pareja los derechos de él o 
de ella en esta área de intimidad sexual es para que se dediquen 
por separado al ayuno y a la oración. Luego, deben reanudar sus 
relaciones de nuevo, para no ser tentados. 
Hay varios principios importantes que podemos obtener de 
estos versículos. El primero es este: Los dos son una carne. El 
cuerpo de la esposa pertenece al marido, y el cuerpo del marido 
pertenece a la esposa. El marido no tiene derechos absolutos 
sobre su cuerpo; su esposa tiene derechos sobre el cuerpo de él. 
Y lo opuesto es verdad también: la esposa no tiene derechos 
absolutos sobre su cuerpo. Su marido tiene derechos sobre el 
cuerpo de ella también. 
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Un segundo principio es que la mejor defensa contra la 
tentación de cometer adulterio es una buena ofensiva: tener una 
relación física buena y satisfactoria en su matrimonio. De ese 
modo, cuando usted salga al mundo e interactúe con otras 
personas, no será tan vulnerable a la tentación, porque usted ya 
estará satisfecho. Los Proverbios del Antiguo Testamento dan 
este mismo consejo a los hombres jóvenes casados (Proverbios 
5:15-20). 
Un tercer principio es que la palabra operativa en las 
intimidades físicas de la relación matrimonial es la palabra 
“mutuo”. Muy a menudo se presentan preguntas respecto de lo que 
es correcto o incorrecto, lo que es normal o anormal. ¿Cuál es 
el promedio de veces que una pareja debe tener relaciones 
sexuales? La respuesta a todas estas preguntas es que la pareja 
debería hacerse esta pregunta: “¿Qué es mutuo?”. 
Otro principio importante es que la relación que tiene cada 
uno con Dios continúa siendo individual y privada, aun cuando 
esta relación es vital para su matrimonio, y disfrutan juntos 
gran parte de su relación con Dios. 
Jesús enseñó que la relación entre dos personas casadas no 
es solamente física. Cuando ideó el matrimonio, Dios planificó 
que la pareja casada fuera una en espíritu y en mente, y que la 
intimidad física debería ser la expresión gozosa de esos niveles 
más profundos de la relación. Pablo está construyendo sobre este 
principio del matrimonio de Jesús al agregar esta noción de que 
la relación que tiene la pareja con Dios continúa siendo 
individual y privada además de una relación compartida. La unión 
espiritual que hace que la pareja casada sea uno no es 
simplemente el hecho de que oran juntos o que van a la iglesia 
juntos. El hombre y su esposa deben tener cada uno una unión 
espiritual con Cristo. 
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Si usted descubre que su relación matrimonial se está 
debilitando, si no tiene la profunda comunión que debería tener, 
¿qué es lo que debe hacer? Ambos deben buscar una relación más 
profunda con Dios. El vínculo espiritual que une espiritualmente 
a una pareja casada tiene la fortaleza o la debilidad de sus 
relaciones individuales con Cristo. Así que si desea fortalecer 
su matrimonio, acérquese más a Él. 
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Capítulo 17 
"El consejo matrimonial inspirado de Pablo" 
(1 Corintios 7:7–16) 
En el medio de su mensaje sobre el matrimonio, Pablo 
aclara, en los versículos siete y ocho, que él es soltero: 
“Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo… Bueno 
les fuera quedarse como yo”. Algunos estudiosos creen que, como 
Pablo era miembro del Sanedrín, tiene que haber estado casado en 
algún momento, así que concluyen que era viudo en el momento de 
escribir Primera de Corintios. Ya sea que siempre fue soltero o 
quedó solo después de estar casado, el principio que sienta aquí 
es el mismo: Si usted es soltero, permanezca soltero. 
Al final de este capítulo Pablo enseña nuevamente que las 
personas solteras, las vírgenes que nunca han estado casadas, 
harían bien en seguir siendo solteras. Aun aquellas personas que 
han vuelto a estar solas, deberían permanecer solas. Toda esta 
enseñanza tiene que verse a la luz del versículo veintiséis, que 
alude a “la necesidad que apremia”, o la persecución de los 
creyentes. Obviamente Pablo estaba razonando que la persecución 
sería mucho más llevadera para una persona soltera que para una 
persona casada con hijos. 
Pablo creía también que la venida del Señor era inminente; 
otra razón por la cual decía a las personas que no estaban 
casadas que se mantuviesen en ese estado. Además escribió que 
las personas no casadas podrían centrar su atención enteramente 
en agradar al Señor. En muchos lugares en este capítulo Pablo 
argumenta a favor de mantenerse soltero, pero también dice que 
si usted no puede manejar la vida de soltero, si su deseo sexual 
es tan fuerte que arde de pasión, entonces siga adelante y 
cásese. Sin duda alguna Pablo defiende la posición del celibato 
en este capítulo. Él sostiene que el celibato es un don. 
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Aparentemente, el don del celibato significa que usted puede 
estar satisfecho sin el matrimonio porque está “casado” con el 
Señor. 
En los versículos diez a once, Pablo se dirige a la pareja 
de creyentes casados, a la misma pareja a la que estaba hablando 
en los versículos tres a cinco. Su mandamiento a ellos es que no 
se divorcien. Esto es consistente con lo que enseñó Jesús. Por 
lo tanto, escribe: “No yo, sino el Señor”. Nuestro Señor dio una 
excepción a esta regla: la excepción de la infidelidad. Jesús 
enseñó que el matrimonio es un contrato que está basado en la 
condición de exclusividad. Cuando se viola la exclusividad, se 
puede declarar roto el contrato. Dios y Jesús no ordenan a los 
creyentes que vivan con una pareja que no vivirá con ellos en 
exclusividad. 
El verso doce empieza con la respuesta de Pablo a otra 
pregunta que los corintios le habían formulado en su carta sobre 
el matrimonio. Aparentemente, le habían preguntado qué debía 
hacer un hombre o mujer creyente si estaba casado o casada con 
un inconverso. Pablo escribe: “Si algún hermano tiene mujer que 
no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la 
abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él 
consiente en vivir con ella, no lo abandone” (12-13) 
Jesús no abordó el tema de los “matrimonios mixtos”, en los 
que un cónyuge es creyente y el otro no. Estos matrimonios 
probablemente eran el resultado de que un cónyuge recibiera la 
salvación después del casamiento, algo que ocurre a menudo hoy 
también. Por supuesto, esto también podría ser el resultado del 
casamiento de un creyente con un inconverso, lo cual la Biblia 
nos prohíbe hacer (2 Corintios 6:14). 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
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El divorcio en la Biblia 
En un matrimonio mixto, Pablo no le da la opción del 
divorcio al creyente, sino al inconverso. Esto es muy justo en 
muchos sentidos. Supongamos, por ejemplo, que un hombre 
inconverso está casado con una mujer que se ha vuelto creyente 
después de su casamiento. Cuando estaban casados como 
inconversos, eran compatibles; compartían el mismo sistema de 
valores. Luego, la esposa se convierte en creyente. ¿Qué debe 
hacer ella ahora? Pablo le dice que debe seguir comprometida con 
su esposo. Pero si su esposo la mira y le dice: “No eres la 
mujer con la que me casé. Quiero salir de este matrimonio”, 
entonces Pablo dice que lo deje ir. Un hermano o una hermana no 
están sujetos al compromiso en tales casos (15). 
Si, en cambio, el esposo inconverso dice: “Está bien, no 
eres la persona con la cual me casé, pero todavía te amo. Quiero 
permanecer en este matrimonio”, el consejo inspirado de Pablo al 
cónyuge creyente es que permanezca en el matrimonio. ¿Por qué? 
“Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer” (14). La 
esperanza, por supuesto, es que ella pueda guiarle a Cristo. 
Debemos definir lo que significa para él que haya deseado 
quedarse en el matrimonio. Él debe vivir en exclusividad con 
ella. Cuando Pablo escribe que ella no queda sujeta a 
servidumbre cuando él se separa, ¿significa que ella está libre 
para casarse de nuevo? (Yo estoy de acuerdo). 
Interpreto que “no sujeto a servidumbre” significa que ella 
está libre de casarse de nuevo. 
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Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
Capítulo 18 
"Los trasfondos de los matrimonio mixtos" 
(1 Corintios 7:17–24) 
He dividido este gran capítulo sobre el matrimonio en 
secciones, porque creo que cada división representa la respuesta 
de Pablo a las preguntas que estos corintios le formularon en su 
carta. Cuando estudiamos estas respuestas de Pablo, podemos 
inferir cuáles habrán sido sus preguntas. 
Basados en este principio, en este pasaje podemos resumir 
que Pablo estaba contestando una pregunta de (o sobre) personas 
que habían estado casadas más de una vez. Piense en la cultura 
de Corinto y lo que la vida de las personas que pertenecían a 
esta iglesia debió de haber sido antes de que se convirtieran. 
Recuerde que, en el capítulo seis, Pablo dijo que habían estado 
involucrados en todo tipo de forma de vida pecaminosa 
imaginable. En esta sección, él aborda los alocados trasfondos 
de los matrimonios mixtos de algunas de las parejas en la 
iglesia de Corinto. 
Note cómo en este pasaje los versículos diecisiete, veinte 
y veinticuatro presentan el mismo principio. “Cada uno como el 
Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga” (17). 
“Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede” (20). 
“Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así 
permanezca para con Dios” (24). 
Permítame ilustrar esta situación a través de la historia 
de una pareja mayor que conocí. Durante el transcurso de dos 
años llegué a conocer a la pareja bastante bien. Una noche, me 
preguntaron si me quedaría después de una clase bíblica que 
tenían en su casa porque querían contarme su historia. 
Ella había sido una artista de circo antes de convertirse. 
También había vivido una vida muy inmoral, al punto de haber 
55
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
estado casada tres o cuatro veces. Y luego conoció a su esposo. 
Él había sido un criminal y también había estado casado tres o 
cuatro veces. Durante un feriado en una gran ciudad, escucharon 
a un predicador que estaba al frente de una cruzada en ese 
lugar. Se convirtieron, pero a medida que estudiaban la Biblia, 
se preguntaron: “¿Qué hacemos con nuestro matrimonio?”. 
Encontraron un pastor y su consejo para ellos fue: “Vuelvan a 
los que fueron sus primeros cónyuges, y si están vivos y no se 
han vuelto a casar, entonces pueden volver a casarse con ellos. 
Pero la relación de ustedes es adulterio. ¡Deshagan esta unión 
inmediatamente!”. 
Se amaban demasiado como para divorciarse, especialmente 
porque ambos habían confiado en Cristo para su salvación y lo 
estaban siguiendo. Pero cada vez que tenían una unión física, 
creían que estaban cometiendo adulterio. Su sentido de culpa era 
inmenso. Justamente en nuestra clase bíblica habíamos estudiado 
este capítulo sobre el matrimonio, y me preguntaron: “¿Qué nos 
puede decir Pablo?”. Les indiqué este pasaje y les dije que 
Pablo les había dicho tres veces que permanecieran en su 
matrimonio, porque ese era su estado civil cuando Cristo los 
encontró. 
A Pablo le gustaba utilizar la palabra “llamado” para 
describir la experiencia de la salvación, según indican este 
pasaje y otros. Creo que Pablo se estaba dirigiendo a parejas 
como la que describí, y esencialmente les dice: “Cuando 
Jesucristo los encontró, ¿cuál era su estado matrimonial? No 
importa cuál haya sido, manténganse en ese matrimonio”. Eso es 
lo que aconsejé a esa pareja de edad. Realizamos una ceremonia 
de casamiento para ellos, una ceremonia espiritual en la que 
pedimos la bendición de Dios y su aprobación sobre la unión en 
la que estaban en el momento en que fueron llamados a seguir a 
Cristo. 
56
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
Cuando los pecadores son salvados, son justificados. No es 
solo que todos sus pecados son perdonados. Es como si nunca 
hubiesen pecado. Ahora, apliquemos el principio de la 
justificación al trasfondo de las personas que se encuentran en 
matrimonios mixtos. ¿Están justificados en todo, con excepción 
de sus matrimonios anteriores? ¡No! El consejo inspirado de 
Pablo en estos versículos es consistente con el evangelio. No 
importa con quién usted estaba en el momento en que Dios lo 
llamó, quédese en ese estado matrimonial y pida a Dios que lo 
bendiga. Su pasado está bajo la sangre de Jesucristo, y eso 
incluye sus matrimonios. 
57
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
Capítulo 19 
"La santidad del celibato" 
(1 Corintios 7:25–40) 
Todo el consejo en el último párrafo del capítulo siete de 
Primera de Corintios está dirigido a las personas que no están 
casadas, ya sea que nunca estuvieron casadas o ahora no lo están 
por causa de muerte o divorcio. Como hemos dicho anteriormente, 
para entender la enseñanza de Pablo aquí, es necesario tener en 
mente lo que dice el versículo veintiséis: “Tengo, pues, esto 
por bueno a causa de la necesidad que apremia (la persecución); 
que hará bien el hombre en quedarse como está”. Además de lo 
antedicho, Pablo creía que el Señor volvería pronto. “El tiempo 
es corto… La apariencia de este mundo se pasa” (29,31). 
Pablo también quería que las personas solteras siguieran 
siendo solteras porque podían dedicarse al servicio del Señor de 
una forma en que las personas casadas no podrían. “Quisiera, 
pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de 
las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; pero el casado 
tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su 
mujer” (32-33). Pablo dice que se cumple lo mismo en las 
mujeres. Él deseaba que las personas solteras estuviesen libres 
de los enredos mundanales. 
A lo largo de este capítulo, Pablo hace una fuerte defensa 
del celibato. No deberíamos pensar que es algo extraño que haya 
personas en el Cuerpo de Cristo que se sientan guiadas a servir 
al Señor sin distracciones. Uno pensaría, por lo que Pablo dice 
en este capítulo, que una persona soltera puede estar más 
dedicada al servicio del Señor, y que sería muy sabio de parte 
de una iglesia llamar a un pastor soltero. 
Pero, al mismo tiempo, Pablo deja en claro que el 
matrimonio seguía siendo una opción. “¿Estás ligado a mujer? No 
58
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
procures soltarte. ¿Estás libre de mujer? No procures casarte. 
Mas también si te casas, no pecas”. (27,28) 
Con respecto a las viudas, Pablo escribe: “La mujer casada 
está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su 
marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal 
que sea en el Señor. Pero a mi juicio, más dichosa será si se 
quedare así; y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios” 
(39-40). Obviamente, este mismo consejo se aplica a los hombres 
que han perdido a sus esposas. 
Si usted pierde a su cónyuge por muerte, aunque haya tenido 
el matrimonio más maravilloso imaginable, usted está libre para 
volver a casarse. Es una cosa normal, natural que usted lo haga. 
De hecho, justo después de crear al hombre, Dios dijo: “No es 
bueno que el hombre esté solo” (Génesis 2:18). Dios no pretendía 
que el hombre o la mujer anduviesen incompletos en la vida, aun 
cuando fueran los últimos diez o quince años de sus vidas. 
Al concluir este estudio del capítulo sobre el matrimonio, 
debo enfatizar que no ha habido otra época en la historia en que 
este capítulo haya sido tan importante a la iglesia como lo es 
ahora mismo. El matrimonio está siendo atacado hoy en todo el 
mundo. Satanás sabe que las parejas casadas son los arcos desde 
donde los hijos, que son como flechas, son lanzados al mundo. 
(Salomón dio este ejemplo en el Salmo 127). Si usted fuese 
Satanás y supiera cuán verdadero es esto, ¿qué haría? ¿No 
cortaría el hilo de aquel arco? ¿No procuraría destruir los 
matrimonios? Eso es exactamente lo que está haciendo; es por eso 
que el divorcio es una epidemia en todo el mundo. 
Para la gloria de Dios y para nuestro propio bienestar y 
felicidad espiritual, debemos fortalecer nuestros matrimonios, 
que son el corazón de la familia, la unidad básica, central y 
vital a través de la cual Dios quiere poblar la tierra con 
personas que serán la sal de la tierra y luz del mundo. 
59
Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 
Capítulo 20 
"Amor por el hermano más débil" 
(1 Corintios 8) 
El capítulo ocho de la primera epístola de Pablo a los 
corintios comienza su respuesta inspirada a otra pregunta más 
que seguramente le habían formulado respecto de un problema que 
existía en la iglesia de Corinto: comer carne que había sido 
sacrificada a los ídolos. 
Antes de haberse convertido en creyentes, muchos de los 
corintios a quienes Pablo les escribió esta carta estaban 
involucrados en la adoración de ídolos. La idolatría era 
sumamente inmoral porque ellos adoraban a dioses que, según 
creían, eran la esencia del amor erótico. Su adoración de estos 
dioses involucraba prostitutas del templo y la misma experiencia 
sexual para aquellos que tenían preferencias homosexuales. Se 
les proveían jovencitos para esa “experiencia de adoración”. 
Ofrecían sacrificios de carne a estos ídolos. Esa carne se 
recogía y se vendía con descuento en los mercados de Corinto. 
¿Era correcto para un seguidor de Cristo comprar esta carne y 
servirla en la mesa, teniendo en cuenta que había sido asociada 
con la idolatría y el peor tipo de inmoralidad? La iglesia de 
Corinto estaba fuertemente dividida en este tema. 
Antes de acudir a Cristo, muchos creyentes corintios eran 
adoradores de ídolos. De hecho, la adoración de ídolos era un 
aspecto importante de la cultura griega. Un estudioso dijo que 
cuando Pablo fue a Atenas, como está descrito en Hechos 17, era 
más fácil encontrar un dios en esa ciudad que encontrar a un 
hombre. 
Con relación a este tipo de culto, se ofrecían buenas 
porciones de carne como sacrificio a los ídolos. Esa carne luego 
era recolectada por los carniceros, quienes la vendían en los 
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  • 1. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) INSTITUTO BÍBLICO DEL AIRE FASCÍCULO INTERNACIONAL NÚMERO DIECIOCHO Un estudio versículo por versículo de 1 Corintios (Parte 1) 1
  • 2. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Capítulo 1 "La Primera Iglesia de Corinto" (1 Corintios 1:1–9) La iglesia que Pablo plantó en Corinto tenía muchas preguntas y problemas que exigían el consejo inspirado del más grande misionero y plantador de iglesias que ha conocido jamás la iglesia de Jesucristo. La iglesia estaba irremediablemente dividida porque estaba polarizada alrededor de varios líderes que Pablo había colocado ahí para enseñar y discipular a estos creyentes. Un hombre – tal vez un líder de la iglesia – estaba teniendo un amorío con su madrastra. Todos sabían de esto, pero nadie estaba haciendo nada al respecto. Se estaban demandando unos a otros en los tribunales civiles, y se estaban emborrachando con el vino cuando celebraban la Cena del Señor. Pablo se enteró de muchos de estos problemas a través de una de las muchas iglesias caseras del lugar. Además, los creyentes de Corinto le habían escrito una carta en la que le hacían preguntas acerca del matrimonio, un problema relacionado con el culto a los ídolos, el papel de las mujeres en la iglesia, especialmente ciertos aspectos de la adoración en la iglesia, la función del Espíritu Santo en una iglesia, la resurrección, y asuntos de mayordomía. Pablo aborda el problema de sus divisiones en los primeros cuatro capítulos, la inmoralidad y sus pleitos legales en los capítulos cinco y seis, y luego los asuntos planteados por la carta que le habían enviado, en los capítulos siete al dieciséis. Luego de esta breve reseña de 1 Corintios, veamos los versículos iniciales. En el versículo uno, Pablo se describe como “llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios”. Cuando uno se adentra en el contenido de esta carta y el 1
  • 3. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) de 2 Corintios, descubre que la iglesia de Corinto cuestionaba el derecho de Pablo a llamarse apóstol. Así que él inmediatamente señala el hecho de que había sido “llamado a ser apóstol por la voluntad de Dios”. Pablo dirige esta carta a “los santificados en Cristo Jesús” (2). La palabra “santificado” significa “separado”. Cuando uno es separado para seguir a Cristo, forzosamente se aleja de las cosas que son pecaminosas. Pero el énfasis en las Escrituras, con relación a la santificación, no es que uno sea apartado del pecado, sino que ha sido llamado a ser separado para quien nos ha llamado a la comunión con Él (1:9). La expresión favorita de Pablo para designar a los creyentes era “santos”. El hecho de que Pablo escribiera a estos creyentes, conociendo sus muchos problemas, y que los llamara “santos”, nos muestra que ser santificado no significa no tener pecado en nuestra vida. Sí significa que un creyente es llamado a vivir su vida separado para Cristo y del pecado. En la segunda mitad del versículo dos, Pablo escribe: “… con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro”. Esta carta no está dirigida solamente a la iglesia de Dios en Corinto, sino a todo el que invoque el nombre de Jesucristo, a partir del momento en que se escribió y para todas las generaciones, en todo el mundo. Esto significa que la carta está dirigida a usted y a mí. “La iglesia de Dios” es la iglesia invisible y universal, y “la iglesia de Dios que está en Corinto” es la iglesia visible en su expresión local. El versículo 3 contiene el saludo: “Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.” Este era el saludo habitual de Pablo, porque él creía que si un creyente tiene gracia, entonces tiene todo tipo de bendiciones maravillosas en su vida, que Dios le ha dado; no porque las 2
  • 4. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) merezca o porque las haya logrado por sus propios esfuerzos, sino porque Dios le ha dado esas bendiciones. La gracia no es sólo el favor inmerecido de Dios, sino que es también el poder, el carisma de Dios, que hace que sea posible que funcione como seguidor de Jesucristo. El resultado de tener la gracia de Dios es que los creyentes corintios fueron “enriquecidos en él y no les faltaba ningún don”(5, 7). La segunda venida de Jesucristo era una enseñanza muy importante para Pablo. Así que dijo a estos creyentes del primer siglo de Corinto que ellos estaban “esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo” (7). Mientras esperaban su retorno, escribió Pablo, Jesús podría “confirmarlos hasta el fin, para que fueran irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo” (8). ¿Cómo podía ser que Pablo tuviera esta confianza (especialmente en esta iglesia, con todos sus problemas) en que estas personas continuarían y no se apartarían hasta el día mismo de la venida de Jesucristo? La confianza del apóstol estaba puesta en que “Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor” (9). 3
  • 5. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Capítulo 2 "¿Está Cristo dividido?" (1 Corintios 1:10–17) Estos versículos en el capítulo uno revelan el propósito de esta carta. Como se mencionó, 1 Corintios fue escrita a una iglesia que tenía muchos problemas. En los primeros cuatro capítulos, Pablo aborda el problema de las divisiones en la iglesia. Se enteró de las divisiones en la iglesia de “vosotros, hermanos míos, por los de Cloé” (11). La iglesia de Corinto se reunía en hogares repartidos por toda la ciudad. Todas las iglesias que fundó Pablo se reunían de esta forma. Pablo recordó a los ancianos de Éfeso que él había enseñado “públicamente y por las casas” (Hechos 20:28). Las iglesias del Nuevo Testamento se reunieron en casas durante los primeros trescientos años de la historia de la iglesia. Las iglesias caseras de Corinto estaban polarizadas alrededor de sus líderes. Como Pablo había sido el que fue a Corinto y predicó el evangelio cuando estas personas fueron salvas, algunos decían: “Yo sigo a Pablo. Pablo me llevó a Cristo, y yo voy a seguirlo a él”. Antes de convertirse, Pablo era un gran erudito, un rabino, un fariseo que había estudiado a los pies del famoso rabino Gamaliel (Hechos 22:3). Poder decir que uno se había sentado a los pies de un maestro famoso como Gamaliel equivalía a decir, hoy, que uno tiene un título de una universidad prestigiosa. En otras palabras, Pablo contaba con todas las credenciales intelectuales. La cultura griega del tiempo de Pablo otorgaba un gran valor al conocimiento. Los creyentes de Corinto, que tenían un gran respeto por la formación intelectual, sólo escucharían a Pablo y tenían poco respeto por Pedro. 4
  • 6. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) No todos en Corinto eran intelectuales, sin embargo; a muchas personas de ese lugar les gustaba la predicación práctica, con los pies en la tierra y sencilla de Pedro. Algunas personas no captaban las enseñanzas de Pablo tan bien como la predicación devocional de Pedro. Si bien Pedro no tenía educación, como descubrimos cuando leemos sus cartas, ponía énfasis en la aplicación devocional y práctica de las cosas espirituales. Luego había un joven llamado Apolos, que probablemente fue un griego muy elocuente antes de convertirse. Dado que los corintios valoraban mucho la elocuencia, algunos de ellos decían: “Yo sigo a Apolos. Él es el que me dice algo”. Finalmente, había un grupo dentro de la iglesia de Corinto que era especialmente piadoso. Estas son las personas que Pablo describe como los que eran “de Cristo”. Lo que quiere decir Pablo es que estaban diciendo: “Yo no sigo a ningún hombre. Yo sólo sigo a Cristo” (12). Después de rotular estas divisiones en la iglesia, Pablo aborda esta polarización alrededor de sus líderes haciendo una pregunta muy profunda: “¿Está dividido Cristo?”. En un versículo, Pablo nos da una vista panorámica de lo que es realmente la salvación. Escribe: “Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor” (9). Ahora bien, si la salvación es esencialmente un llamado para que tengamos una relación con Cristo, si es posible que tengamos una relación con el Cristo resucitado y viviente, entonces Pablo ha hecho una pregunta muy profunda: “¿Está Cristo dividido?”. En su carta a los colosenses, Pablo escribe, en esencia, que Cristo en nuestros corazones es nuestra única esperanza (Colosenses 1:27). Su pregunta es, en realidad: “¿Qué siente el Cristo que vive en nosotros y tiene comunión con nosotros acerca 5
  • 7. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) de las diferencias raciales, las clases sociales, el aborto, la clonación de seres humanos, las formas de adoración, la doctrina o cualquier otro tema que nos divide?. ¿Está Cristo dividido? Piénselo. La respuesta obvia debería ser un “¡No!” rotundo. Y la deducción obvia tiene que ser que si Cristo realmente vive en nosotros, entonces no deberíamos estar divididos. Si estamos divididos porque estamos polarizados alrededor de nuestros líderes, hay algo que está mal en nuestra relación con Cristo, y hay algo que está mal en la forma en que vemos a nuestros líderes. En el versículo trece, Pablo se usa a sí mismo como un ejemplo de cómo deberían ser percibidos los líderes. “¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?”. Está preguntando: “Yo no morí en la cruz por ustedes, ¿no es cierto? Así que, ¿por qué algunos de ustedes dicen: ‘Yo soy de Pablo’?”. No se dirige a los que estaban polarizados alrededor de otros líderes. Se dirige diplomáticamente a los que lo siguen a él en “la Primera Iglesia de Corinto”. Pablo señala que él bautizó sólo unos pocos creyentes de Corinto, y luego hace esta afirmación profunda, que compara el bautismo con el evangelio: “Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo” (17). Separar el bautismo del evangelio significa que no somos bautizados para ser salvos. Somos bautizados porque somos salvos. El bautismo es como una ceremonia de casamiento donde hacemos un anuncio público de una decisión que ya ha sido tomada en privado. Para dejar en claro este punto, Pablo dedicará el resto del capítulo uno y los capítulos dos, tres y cuatro a explicar lo que realmente sucede cuando el evangelio se predica, se cree y las personas son se convierten. Obviamente, se está dirigiendo a 6
  • 8. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) quienes sólo seguirían su liderazgo porque él era quien había predicado el evangelio en Corinto cuando se convirtieron. Muchos cometen el error de intentar hacer que el evangelio de Jesús sea intelectualmente atractivo. Les gusta hacerlo tan profundo y lógico que parecen creer que “si tan solo pudiera contestar todas tus preguntas intelectuales, entonces estoy seguro de que serás salvo”. Pablo nos dice aquí que esto no fue lo que ocurrió cuando él predicó el evangelio en Corinto. No predicó el evangelio usando palabras atrayentes de sabiduría humana. Declara que él no fue enviado a predicar el evangelio allí con las palabras cautivantes de la sabiduría humana. Si hubiera hecho esto, habría vaciado a la cruz de Cristo de su poder, y su fe habría estado arraigada en la sabiduría humana. Escribe que estuvo entre ellos con mucha debilidad y temblor. Se había propuesto deliberadamente no saber nada entre ellos sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Cuando él proclamó el evangelio en su ciudad, ellos habían sido testigos de una demostración de poder en el Espíritu Santo. 7
  • 9. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Capítulo 3 "La predicación de la cruz" (1 Corintios 1:18–2:5) Si las personas que reciben esta carta entienden y aplican lo que Pablo ha escrito en estos versículos que acabamos de ver (1:10-17), no se polarizarán alrededor de sus líderes y no estarán divididas. En el versículo dieciocho, Pablo explica lo que es la predicación de la cruz y cómo las personas responden a ese mensaje: “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios”. Cuando Pablo dice que fue a Corinto para predicar el evangelio, la palabra que usa para “predicar” significa que fue simplemente anunciando el evangelio como un heraldo que comunica el decreto de un rey. Cuando Pablo dice que se propuso no saber nada entre ellos sino a Jesucristo, y a Él crucificado, la perspectiva histórica que aprendemos del libro de Hechos nos ayuda a apreciar estas palabras que Pablo escribe a los corintios. El capítulo diecisiete de Hechos describe una experiencia que Pablo tuvo en Atenas, que hizo un profundo impacto en su ministerio en Corinto. Cuando estuvo en Atenas, fue invitado a predicar en el areópago, un lugar muy prestigioso y culto que dominaba Atenas, donde los eruditos, políticos y grandes oradores eran invitados a debatir los temas filosóficos importantes de su tiempo y cultura. Era un gran honor ser invitado a debatir o enseñar ahí. Algunos estudiosos creen que Pablo sucumbió a las presiones culturales de ese lugar, con su énfasis en la filosofía y en los debates intelectuales. Predicó un gran sermón allí, sobre la colina de Marte. El texto fue tomado de una inscripción que 8
  • 10. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) tenía uno de los ídolos de ese lugar, y su final incluía citas de filósofos y poetas griegos. Fue un sermón importante, pero sus resultados fueron magros. No hay ninguna carta de Pablo a los atenienses, y no planta una iglesia allí. Sólo unos pocos responden favorablemente a ese mensaje ingenioso y magnífico. Pablo fue a Corinto directamente después de esa experiencia en Atenas. Cuando llegó a Corinto, el Señor le dijo en una visión: “No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad” (Hechos 18:9-10). Pablo predicó el evangelio en Corinto durante un año y medio. Lea lo que Pablo escribió a los corintios acerca de su predicación del evangelio en Corinto, manteniendo en perspectiva el contexto histórico que encontramos en el libro de Hechos (Hechos 17-18) sobre su ministerio en Corinto. Allí no usó una inscripción en un ídolo como texto. No citó a filósofos y poetas griegos. Simplemente anunció dos hechos acerca de Jesucristo. Predicó el evangelio. No debatió sobre el evangelio. No lo defendió. Simplemente lo anunció (1 Corintios 2:1-5). Concluye esta carta con una declaración del evangelio y cómo él predicó ese evangelio en Corinto (15:1-4). Pablo creía que cuando predicaba (anunciaba) el evangelio – que Jesucristo murió por nuestros pecados y resucitó de los muertos – el Espíritu Santo daría el don de la fe a algunos de los que oyeran ese evangelio. Los que creyeran, serían las personas que Dios había mencionado cuando dijo que tenía mucho pueblo en la ciudad de Corinto. 9 ¿Por qué creen algunos? ¿Por qué algunas persona creen en el evangelio cuando es predicado y otras no? No es que los que creen sean tontos y los que no creen son listos. No se trata de que los que creen sean
  • 11. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) listos y los que no creen son tontos. Pablo nos dice que la fe es un don, y que el Espíritu Santo lo da a las personas que creen cuando escuchan que el evangelio es proclamado. El Espíritu Santo los mueve a saber que es cierto lo que están escuchando. Ellos creen porque han recibido el don de la fe (Efesios 2:8; Filipenses 1:29). En el versículo diecinueve, Pablo cita al profeta Isaías: “Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos” (Isaías 29:14). En el versículo diecinueve del capítulo tres, Pablo cita el libro de Job: “Él prende a los sabios en la astucia de ellos” (Job 5:13). Dios estaba prediciendo a través de Isaías que el intelecto del hombre sería su ruina. Como prueba del cumplimiento de esa profecía, Pablo pregunta: “¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría de este mundo?” (20). Dios inicia su diálogo con el hombre haciendo la pregunta: “¿Dónde estás tú?”. Luego pregunta a Caín: “¿Dónde está tu hermano?”. Más adelante, Dios pregunta a Abraham: “¿Dónde está tu esposa?”. La pregunta aquí es: “¿Dónde está el sabio?”. Lo que está queriendo decir la pregunta es: “¿Dónde está espiritualmente el sabio?”. ¿Por qué es la sabiduría del mundo necedad para Dios? La respuesta de Pablo es que “el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría” (21). Dios sabe que la sabiduría comienza con el temor (o conocimiento) del Dios Creador (Proverbios 9:10). Pablo resume la forma en que los judíos se acercan a Dios cuando escribe que “los judíos piden señales”. Describe la forma en que las personas que viven en Corinto se acercan a Dios – y a todo lo demás – cuando escribe que “los griegos buscan sabiduría”. Por esta razón, la simple declaración del evangelio de Cristo crucificado es una piedra de tropiezo para los judíos. 10
  • 12. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) No les da una señal más allá de la señal que reciben todos los demás cuando oyen el evangelio. Los griegos piensan que el evangelio es “locura”, porque uno no tiene que ser un intelectual para entender el evangelio. Pero para las personas que son “llamadas” – no importa si son judíos o griegos – la predicación del evangelio de Cristo crucificado es la sabiduría y el poder de Dios que obra el milagro de la salvación en sus vidas cuando escuchan y creen. 11
  • 13. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Capítulo 4 "El hombre natural y el hombre espiritual" (1 Corintios 2:6-16) En el versículo seis del capítulo dos, Pablo comienza uno de mis pasajes favoritos de la Palabra de Dios: "Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de la gloria. Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; "Porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así también nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. "Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las 12
  • 14. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo” (2:6-16). Todo gran maestro como Pablo sabe cómo aprende la gente. Aprenden por “la puerta del oído”, por lo que oyen. Esto abarca todo lo que nos dicen nuestros padres, pastores, maestros y otras personas. También aprendemos por “la puerta del ojo”. Aprendemos de lo que vemos. Esto incluye todo lo que leemos y observamos. Por esta razón la educación audiovisual, donde aprendemos a través del ojo y el oído simultáneamente, es una forma de enseñanza eficaz. Pablo menciona el ojo, el oído y el corazón en este pasaje. El corazón representa la voluntad. Es difícil enseñar a quienes no quieren aprender. Nuestro Señor nos dijo: “El que quiera hacer… conocerá” (Juan 7:17). Los discípulos son seguidores de Cristo que aprenden al hacer cosas y luego pasan el resto de sus vidas haciendo lo que han aprendido. Este es el significado esencial de la palabra “discípulo”. ¡Con razón Jesús estaba buscando personas que tuvieran la voluntad de hacer para que pudieran conocer! El mensaje primario de este gran capítulo de las Escrituras es que para aprender la verdad espiritual debemos tener otra puerta: la puerta del Espíritu Santo. Pablo usa una ilustración hermosa para explicar este punto. Nos desafía a pensar en el hecho de que sólo el espíritu de un hombre conoce los pensamientos de ese hombre. La única forma en que podríamos saber lo que está pensando otra persona sería que tuviéramos el espíritu de esa persona dentro de nosotros. De la misma forma, el único que sabe lo que Dios está pensando es el Espíritu Santo de Dios. Cuando tenemos el Espíritu Santo, tenemos la capacidad de conocer los pensamientos 13
  • 15. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) de Dios. En un sentido muy real, ¡cuando tenemos el Espíritu Santo en nosotros, tenemos la mente misma de Cristo! Pablo enseña enfáticamente que la única forma de conocer verdad espiritual es tener al Espíritu Santo, porque la verdad espiritual se aprende espiritualmente. Si uno no tiene el Espíritu Santo, no puede conocer la verdad espiritual. En el versículo quince encontramos la expresión “el [hombre] espiritual”. ¿De qué está hablando Pablo? Está describiendo a la persona que ha creído en el evangelio y ha experimentado el milagro de la salvación, mediante el cual ha recibido el Espíritu Santo. Esta persona no tiene que ser necesariamente un intelectual, ni tiene que tener una capacitación formal en teología, si bien es maravilloso que una persona espiritual la tenga. Me intriga el hecho de que los primeros cuatro apóstoles no tenían educación. Alcanzaron a todo el mundo para Jesús porque eran hombres espirituales que habían recibido el Espíritu Santo. Hay aproximadamente dos millones de pastores en este mundo hoy, de los cuales menos de cien mil se han recibido en seminarios. El Cristo resucitado y viviente sigue llegando a este mundo a través de personas que son como los primeros cuatro apóstoles. En estos versículos, Pablo está trazando el perfil de dos tipos de hombres. Este patrón se repite a lo largo de la Biblia. Los salmos se refieren a los bienaventurados y los impíos; Jesús describe al sabio y al necio (Salmo 1; Mateo 7:24-27). Pablo describe aquí al hombre espiritual y al hombre natural. La palabra en el original que se traduce como “natural” es “no espiritual”. Lo que nos está presentando, simplemente, es al hombre que tiene al Espíritu Santo morando en él y el hombre que no tiene al Espíritu Santo viviendo en él. Cuando los pastores predican y enseñan las Escrituras hoy, pueden mirar a la congregación y distinguir al hombre espiritual 14
  • 16. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) del hombre natural. Cuando Pablo oraba por los efesios, decía: “… alumbrando los ojos de vuestro entendimiento” (Efesios 1:18). Las personas que comunican la Palabra de Dios a otros pueden ver cómo se iluminan sus ojos con entendimiento cuando escuchan la Palabra de Dios. Análogamente, a veces es fácil detectar a la persona que Pablo describe como el hombre natural, o no espiritual. Esa persona simplemente no entiende las cosas espirituales. De hecho, considera que son locura. ¿Por qué? Porque no tiene al Espíritu Santo. Sus ojos no se iluminan con el entendimiento. (A veces, sus ojos están cubiertos por los párpados, porque se duerme al escuchar la palabra de Dios). No deberíamos esperar que personas no espirituales comprendan verdades espirituales ni que tengan valores espirituales. Cuando trate de compartir su fe y su experiencia de Cristo con personas seculares, debe orar pidiendo que el mismo Espíritu Santo que abrió sus ojos y oídos abra los ojos y los oídos de esas personas, para que puedan nacer de nuevo y recibir el Espíritu de Dios. Esto nos plantea algunas preguntas importantes. Por la gracia de Dios, ¿ha creído usted en el evangelio y ha nacido de nuevo? ¿Vive el Espíritu Santo en usted? ¿Tiene esa “puerta del Espíritu” que puede abrir su puerta del ojo, su puerta del oído y su puerta del corazón, para enseñarle verdades espirituales? ¿Tiene acceso a los pensamientos de Dios y a la mente de Cristo, porque el Espíritu Santo vive en usted? ¿O es usted un hombre natural o no espiritual, que no puede comprender las verdades espirituales y dice que el evangelio es locura? 15
  • 17. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Capítulo 5 "Palabras que enseña el Espíritu Santo" (1 Corintios 2:6-16) El Espíritu Santo tiene muchos ministerios y funciones. Es Consolador y Consejero. Nos regenera, nos convierte en nuevas criaturas de adentro hacia fuera. Jesús lo llamó "Paracleto”. Esta palabra griega significa que “viene al lado de nosotros, se adhiere a nosotros a fin de asistirnos”. Uno de los ministerios importantes del Espíritu Santo es enseñarnos. Cuando Jesús presentó el concepto del Espíritu Santo a los apóstoles, les dijo que ésta sería una de sus funciones: “él os guiará a toda verdad… y os hará saber las cosas que habrán de venir” (Juan 16:13). En una oportunidad, después de enseñar públicamente, Jesús estaba solo con sus apóstoles, contestando sus preguntas y explicándoles su enseñanza en privado. Les dijo que les era dado a ellos entender su mensaje, pero no a otros. ¿Qué era lo que les era dado a los apóstoles para que pudieran entender su enseñanza? Jesús solía hacer esa observación acerca de su enseñanza. Después de enseñar acerca del matrimonio, dijo que sólo a quienes les era dado podrían recibir tal enseñanza acerca del matrimonio (Mateo 19:11). Cuando se le preguntó por qué enseñaba en parábolas, respondió que sólo podrían entenderlo aquellos a quienes les había sido dado (Mateo 13:11). Obviamente, lo que era dado para que su enseñanza pudiera ser comprendida era el Espíritu Santo. El apóstol Juan dice que tenemos una unción en nosotros, y que esa unción nos puede enseñar. Llega a decir que no necesitamos que ningún hombre nos enseñe, porque esta unción en nosotros puede enseñarnos (1 Juan 2:20, 27). 16
  • 18. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) El apóstol Pablo concuerda totalmente con su Señor y sus colegas apóstoles cuando nos dice que el Espíritu Santo que vive en nosotros puede enseñarnos la verdad espiritual. Pablo expresa esta verdad hermosamente cuando menciona sus objetivos de misión como maestro de la Palabra de Dios. Dice que enseña la verdad espiritual a las personas espirituales en “palabras que enseña el Espíritu”. Esto es lo que quiere decir cuando afirma que la verdad espiritual se discierne espiritualmente y que él enseña la verdad espiritual a personas espirituales (2:13). Cuando usted lee o escucha la predicación o la enseñanza de la palabra de Dios, ¿encuentra que está pensando: “Esto tiene que ver con lo que leí o escuché la semana pasada, o ayer?”. ¿Me permite que lo desafíe a darse cuenta de algo? Que esto significa que el Espíritu Santo le está enseñando la Palabra de Dios “en palabras que enseña el Espíritu”. Según Jesús, Pablo y el apóstol Juan, la única forma en que podemos entender la Palabra de Dios es tener al Espíritu Santo en nosotros como nuestro maestro que nos revela cosas espirituales. Esta es una de las razones por las que vino a vivir en usted, y una de las formas más importantes en las que le ministra. Si la capacidad de comprender la verdad espiritual estuviera basada en la inteligencia o la educación de unas personas, sería sumamente injusto. No tenemos todos la misma inteligencia u oportunidades de educación. ¿Quién escoge la combinación genética que dio origen a sus dones intelectuales o las circunstancias de la vida que determinaron sus oportunidades de educación? Pedro no podía escribir sus cartas, pero, sin embargo, cuando usted las estudia ¿piensa que no sabía acerca de las cosas espirituales? ¡Pero si era un gigante espiritual! Dice que Dios ha puesto a nuestra disposición “todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad” (2 Pedro 1:3). No necesitaba 17
  • 19. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) poder leer y escribir para ser espiritual. Tenía al Espíritu Santo en él, y no necesitaba que ningún hombre le enseñara, porque el Espíritu Santo le enseñaba. La misma comprensión espiritual está a disposición de los creyentes hoy. “Pedid, y se os dará”, enseñó Jesús. “Buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7). Si usted acude a la Palabra de Dios pidiendo, buscando y llamando, el Espíritu Santo abrirá la Palabra de Dios para usted. Él será su Maestro. 18
  • 20. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Capítulo 6 "¿Quién es Pablo?" (1 Corintios 3:1–7) Después de dividir a la familia humana en hombres naturales y hombres espirituales, Pablo presenta una tercera categoría al empezar el tercer capítulo de la primera carta a los corintios. Palabras más, palabras menos, escribe: “¿Cómo puedo llamarlos a ustedes, pillos y bribones de Corinto? ¿Cómo puedo hablarles como hombres espirituales cuando están divididos porque están polarizados alrededor de sus líderes humanos?”. Pablo concluye: “No pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo” (3:1). Así que ahora tenemos el hombre espiritual (el que ha recibido el Espíritu y comprende cosas espirituales), el hombre natural (el que no ha recibido el Espíritu de Dios y no comprende las cosas espirituales) y el hombre carnal. (Pablo usa la palabra “hombre” genéricamente). Deberíamos preguntar: “¿Quién es esta persona carnal?”. La palabra “carnal” es una traducción de la palabra griega que quiere decir “carne”. ¿Qué está sugiriendo Pablo aquí? ¿Tres tipos de hombres? Tal vez, pero hay otra forma de ver el pasaje. El hombre natural no puede ser espiritual porque no tiene el Espíritu. No tiene opciones. Anda en la carne todo el tiempo porque no tiene la capacidad de andar en el Espíritu. El hombre espiritual, por otra parte, tiene el Espíritu Santo, pero ¿es espiritual todo el tiempo? ¿Anda siempre en el Espíritu? No; tiene una opción. Puede andar en el Espíritu, y puede moverse y tener su ser en el Espíritu, y puede generar el fruto del Espíritu. Pero no lo hace siempre. Así que, cuando el hombre espiritual no anda en el Espíritu, Pablo lo llama “carnal”. 19
  • 21. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Ahora bien, usted podría decir: “Un momento. No existe tal cosa como un hombre carnal y espiritual”. Pero, piénselo. ¿Hay realmente algún otro tipo de hombre espiritual? Jesucristo fue ciento por ciento espiritual todo el tiempo, pero ¿lo somos nosotros? Deberíamos serlo, somos llamados a serlo y podemos serlo, pero ¿somos espirituales todo el tiempo? Un estudioso de la Biblia define la palabra “carne” así: “naturaleza humana sin la ayuda de Dios”. Cuando el hombre espiritual confía en su naturaleza humana y no busca ayuda de Dios, es carnal, según el apóstol Pablo. Pablo comenzó su carta recordando a los creyentes de Corinto que estaban santificados y eran llamados a ser santos. Ahora les está diciendo que no están viviendo de acuerdo con su llamado. La prueba de esto eran sus celos y sus pleitos. Parafraseando y resumiendo, Pablo escribe: “Tengo que tratarlos como personas que aún están andando en la carne, porque eso es justamente lo que están haciendo. De hecho, he decidido tratarlos como si fueran bebés, porque es lo que son ustedes”. Los bebés espirituales todavía no han aprendido que no son nada sin la ayuda de Dios. Intentan vivir como santos en sus propias fuerzas sin buscar ninguna ayuda de Dios. Pablo escribe que los bebés aún no han desarrollado sus sistemas digestivos, así que deben recibir alimentos predigeridos, como la leche. Lamenta tener que alimentarlos con alimento para bebés y tratar a la iglesia de Corinto como si toda la iglesia fuera una guardería. Si el único alimento espiritual que usted recibe es lo que alguien como su pastor ya ha digerido, entonces es posible que usted sea un bebé espiritual y que esté alimentándose de la leche de la Palabra. Cuando uno es un bebé, la leche es una cosa maravillosa. Pedro nos exhorta, como bebés recién nacidos, a desear fervientemente la leche no adulterada de la Palabra, para 20
  • 22. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) que podamos crecer (1 Pedro 2:2). Pero la única ocasión en que damos una dieta regular de leche a una persona madura es cuando está enferma. Es importante seguir a Pablo y considerar el argumento de estos primeros cuatro capítulos. Recuerde que Pablo está encarando el problema de las divisiones en la iglesia cuando pregunta: “¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos?”. Pablo contesta su propia pregunta varias veces cuando escribe que él y Apolos son sólo ministros (siervos), a través de quienes los corintios llegaron a creer, “según lo que a cada uno concedió el Señor” (5). Pablo comienza la mayoría de sus cartas describiéndose como siervo de Jesucristo. Pablo y Apolos eran simplemente esclavos que Dios asignó para que predicaran el evangelio y pastorearan la iglesia de la ciudad de Corinto. Pablo pasa a contestar su propia pregunta: “Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios” (6, 7). Pablo reprende a los corintios por polarizarse alrededor de sus líderes, lo que causaba divisiones en la iglesia. 21 En resumen Pablo concluye que aún estaban andando en la carne, porque su comunidad espiritual estaba llena de pleitos y envidia. Su comportamiento también demostraba que eran simplemente bebés espirituales. El punto importante que está remarcando es que, dado que Dios es el poder detrás del gran milagro de la salvación que habían experimentado a través de su predicación del evangelio en Corinto, deberían polarizarse alrededor de Dios, y no de los siervos que Dios envió a Corinto para plantar y regar. Deberían rendirse a Dios y seguir a quien envió a su Hijo al mundo para su salvación y había enviado a Pablo a Corinto a hablarles de las Buenas Nuevas. Formatted
  • 23. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Capítulo 7 "Construir sobre el fundamento" (1 Corintios 3:8–17) En el tercer capítulo de su primera carta de a los corintios, Pablo usa una metáfora hermosa, cuando dice que los creyentes de Corinto son el campo de Dios. Él y Apolos son como labradores. Él plantó la semilla del evangelio y la Palabra de Dios en su campo, y Apolos ha regado esa semilla, pero Dios ha dado vida a esa semilla para hacerla creer. En el versículo nueve, Pablo cambia la metáfora y dice a los mismos creyentes: “vosotros sois… edificio de Dios”. Tanto Pedro como Pablo enseñaron que el templo donde Dios vive es el cuerpo de un creyente. Pedro agrega a esa metáfora el concepto de que somos piedras vivas en un templo que Dios está construyendo hoy (1 Pedro 2:5). ¡Qué hermosa descripción de la iglesia del Cristo viviente resucitado! Usando la ilustración del edificio, Pablo continúa: “Conforme a la gracia que me ha sido dada, yo como perito arquitecto para el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” (10- 11). Pablo está diciendo que la iglesia de Corinto es como un edificio, y él puso el fundamento de ese edificio cuando predicó el evangelio en Corinto y los miembros fundadores de la iglesia experimentaron la salvación. Pablo era un misionero. No quería predicar el evangelio donde Cristo ya había sido predicado. Él quería predicar donde nunca se había predicado de Cristo. Quería poner fundamentos. Pero Pablo sabía que el cristianismo es un esfuerzo de equipo, y él creía que otros como Apolos y Pedro harían el seguimiento de 22
  • 24. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) su ministerio en lugares como Corinto. Ellos edificarían sobre este fundamento que había puesto cuando predicó el evangelio. Pero ahora leemos una advertencia que da a quienes edificarían sobre ese fundamento: "Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego” (12- 15). Muchos estudiosos creen que Pablo se está refiriendo al tribunal de Cristo, cuando serán juzgados los creyentes. Otro juicio que se presenta en las Escrituras es el del gran trono blanco, cuando los incrédulos serán juzgados y condenados a la muerte eterna (Apocalipsis 20:11-15). Sin embargo, lo fundamental en el tribunal de Cristo no es la condenación. Nadie será condenado en este juicio. El tema del juicio es la evaluación. ¿Cuál es el valor total de su vida después de confiar en Cristo para que sea su Salvador? “Sólo una vida que pronto pasará; sólo lo hecho por Cristo quedará”. ¿Qué está construyendo usted sobre el fundamento de Cristo? ¿Cosas que durarán, como el oro, la plata y las piedras preciosas, o cosas que no durarán, como la madera, el heno y la hojarasca? La metáfora del juicio sugiere que estamos acumulando madera, heno y hojarasca mezclados con oro, plata y piedras preciosas. Cuando seamos evaluados como creyentes, Jesucristo aplicará fuego a todo lo que hayamos acumulado. Cuando se aplique el fuego a la madera, el heno y la hojarasca, serán 23
  • 25. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) consumidos. El fuego purificará el oro, la plata y las piedras preciosas. La verdad que se está enseñando es que después que experimentamos la salvación, cuando somos carnales e intentamos vivir por Cristo y servirlo sin confiar en que Él lo haga posible, estamos acumulando madera, heno y hojarasca. Cuando somos espirituales y vivimos en Cristo y nos movemos en Él y dependemos de Él, estamos acumulando los metales y piedras preciosos. Cuando se apague el fuego, quedará determinada la calidad de nuestra eternidad. Pablo no está enseñando que somos salvos por nuestras buenas obras. Lo que se consume en este fuego no es nuestra salvación. En realidad, está advirtiendo a los que estaban edificando sobre el fundamento que él había puesto, como perito arquitecto, en las vidas de los creyentes de Corinto. Ese fundamento era Cristo, quien era el fundamento de la salvación de quienes creyeron en Corinto. Pablo continúa con la ilustración de los creyentes corintios como un edificio y concuerda con Pedro cuando pregunta: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es” (16-17). Pablo y Pedro concuerdan en que Dios ya no vive en templos hechos de mano de hombre. Ya no vive en esa carpa de adoración del desierto, o en el templo de Salomón. Si somos creyentes, nuestro cuerpo es el templo de Dios. Él vive en nosotros; y nunca deberíamos profanar ese templo. 24
  • 26. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Capítulo 8 "El sabio y el ignorante" (1 Corintios 3:18–20) Pablo vuelve al tema que comenzó en el versículo 17 del primer capítulo cuando escribe aquí, en el capítulo tres: “Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos. Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos” (3:18-20). Pablo no está enseñando que cuando nos convertimos en seguidores de Cristo dejamos de utilizar nuestro cerebro. En el capítulo dos nos dijo que el Espíritu Santo nos enseña, “acomodando lo espiritual a lo espiritual” (2:13). Antes de venir a Cristo, muchas personas, como yo, ni siquiera sabían que tenían una mente. Cuando experimenté la salvación, tenía 19 años. ¡A esa edad yo pensaba que mi cabeza era un nudo que evitaba que mi espina dorsal se desenrollara! Después de acudir a Cristo, sin embargo, desperté a la realidad de que Dios me había dado una mente. Ungido por el Espíritu Santo, he utilizado esa mente mucho más desde que vine a Cristo que lo que había hecho antes. Eso ocurre con muchos creyentes. ¿Qué quiere decir Pablo con “la sabiduría de este mundo”? A veces, cuando las Escrituras utilizan la palabra “mundo”, están refiriéndose a un sistema de creencias, un sistema de valores, la manera en que piensa el mundo, o lo que el mundo considera importante. Eso es lo que Pablo quiere decir con “la sabiduría de este mundo” (19). Si nos ponemos a pensar en ello, no deberíamos esperar que la gente que no es espiritual posea valores que tienen las personas que son espirituales. 25
  • 27. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Las Escrituras dejan en claro que cuando nos transformamos en creyentes tenemos valores espirituales. Hemos experimentado “la renovación de nuestro entendimiento” (Romanos 12:2). No deberíamos pensar como piensa el mundo. Estamos en unión con el Cristo viviente. El Espíritu Santo vive dentro de nosotros. Dios se ha transformado en la fuente de nuestros valores y de nuestros pensamientos. Así que cuando Pablo presenta este contraste – la sabiduría de este mundo y la sabiduría de Dios –, escribe: “Estén dispuestos a ser considerados como tontos por este mundo para que a los ojos de Dios puedan ser verdaderamente sabios”. Salomón dijo: “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría” (Proverbios 9:10). El temor de Jehová es lo mismo que la fe en el Señor. Temer a Dios no significa que usted lo vea como una especie de tirano. Significa reverenciar a Dios porque cree en Él. Dado que cree en Dios, usted tiene temor de deshonrar el templo donde vive. ¿Tiene temor de desobedecer a Dios? ¿Cree tanto en Dios que tendría temor de pecar y desobedecerle, porque cree que lo castigaría? Ese es un temor del Señor saludable. También es una evidencia de fe, y el principio de la sabiduría. Usted está comenzando a ser sabio cuando cree en Dios. Si quiere ser sabio a los ojos de Dios, entonces esté dispuesto a ser considerado un insensato por el mundo. ¿Es usted sabio en las cosas de Dios? ¿Es sabio en las cosas del Espíritu? ¿Es sabio en lo que se refiere al entendimiento de las Escrituras? El mundo denomina insensatas a las personas espiritualmente sabias de Dios. No nos debería sorprender saber que la “sabiduría” del mundo es considerada insensatez por Dios, porque a través de su sabiduría el mundo no lo conoce. El plan de Dios es salvar a la gente a través de la predicación del evangelio. El hombre no espiritual escucha el evangelio y dice: 26
  • 28. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) “¡Insensatez!” Pero Dios mira la sabiduría de ese hombre mundanal y dice: “¡Insensatez!” En su gran oración a favor de los apóstoles y de su iglesia, escuchamos a Jesús orar: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3). De acuerdo con Jesús, conocer a Dios y a su Hijo es donde comienza la vida. Pablo está de acuerdo con Jesús cuando escribe en estos versículos que quienes hacen este descubrimiento son sabios, y aquellos que les falta esa cualidad eterna de vida son insensatos. 27
  • 29. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Capítulo 9 "Administradores de misterios" (1 Corintios 3:21–4:5) Pablo ahora llega a su conclusión respecto del primer problema en la iglesia de Corinto que presenta en esta carta: el problema de la división entre creyentes porque están polarizados alrededor de los líderes de su iglesia. Su conclusión se encuentra en el versículo veintiuno: “Así que, ninguno se gloríe en los hombres; porque todo es vuestro: sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir, todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios” (21-23). Pablo está diciendo que Dios sabe lo que usted necesita para llevarlo a la salvación y hacerlo crecer en su fe. Y Él se ocupa de que usted tenga todo lo necesario como para concretar estos milagros en su vida. Así que si Él cree que usted necesita a Pablo, le enviará a Pablo. Si cree que necesita a Apolos, le enviará a Apolos. Si cree que necesita a Cefas (Pedro), le enviará a Pedro. Dios utilizará todos los sucesos de su vida y los hará obrar conjuntamente para su bien. Él es la Causa Primera de todo ello. Por eso Pablo concluye su argumento diciendo a los corintios que no se enorgullezcan de estos hombres que Dios les ha enviado. En el capítulo cuatro, Pablo escribe: “Téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios” (1). Otra versión expresa: “mayordomos de las cosas secretas de Dios”. En realidad, Pablo está diciendo aquí: “Solo somos siervos (esclavos) de Cristo. Vinimos a Corinto porque Cristo nos envió a Corinto. Todo lo que ocurrió en Corinto se debe a Cristo y no a nosotros.” 28
  • 30. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) En el capítulo dos, Pablo escribió que enseñaba “la sabiduría oculta de Dios”. Un misterio es un secreto que al final se revela. El evangelio se va a revelar cuando Jesucristo vuelva de nuevo, y la historia de la humanidad sea consumada en Cristo. La Biblia tiene mucho para decir sobre el futuro. Cuando Pablo nos habla más adelante en esta carta sobre la vida después de la tumba, escribe: “He aquí, os digo un misterio” (15:51). Los eventos del futuro son un misterio para nosotros ahora, pero un día serán revelados. Sin embargo, Pablo está explicando a estos creyentes corintios que él y los demás líderes, que les habían traído la salvación, deberían ser considerados mayordomos de los misterios futuros y presentes de Dios. Hay muchas cosas del Evangelio y de las Escrituras que estarán ocultas para nosotros hasta que el Espíritu Santo nos revele estas verdades. En ese sentido, toda la verdad espiritual que Dios quiere compartir con nosotros es un misterio. Pablo se consideraba un mayordomo de estos misterios juntamente con otros que enseñan las Escrituras. Pablo continúa: “Ahora bien, se requiere de los administradores (mayordomos), que cada uno sea hallado fiel” (2). En Lucas 16 Jesús nos da una parábola que enseña el concepto de la mayordomía. En esa parábola, y en otras, enseña que todos nosotros somos mayordomos. Como hijos de Dios, estamos administrando cosas que pertenecen a otra Persona. “No sois vuestros… habéis sido comprados por precio”, escribe Pablo más adelante en esta carta (6:19-20). Los mayordomos son gerentes. La mayordomía significa que nuestro tiempo no es nuestro, nuestras energías no son nuestras. La mayordomía no está relacionada únicamente con nuestro dinero y nuestras posesiones. Se relaciona con cada dimensión de nuestra vida. En este pasaje profundo, Pablo relaciona la mayordomía con los misterios presentes y futuros de Dios. 29
  • 31. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Lo importante para los mayordomos es que seamos fieles, porque un día tendremos que dar cuenta de nuestra mayordomía. ¿Podremos gozarnos en esas palabras del Maestro: “Bien, buen siervo (mayordomo) y fiel”? Luego de presentar ese pensamiento en el versículo dos, Pablo escribe esencialmente: “Ustedes me han estado juzgando a mí y a mi mayordomía. Francamente, no estoy impresionado”. (Tenga en cuenta que todavía se está dirigiendo a sus seguidores en Corinto, aquellas personas que creen que Pablo es el más grande). En realidad, lo que Pablo está preguntando aquí es: “¿Qué es lo que realmente saben de mí? De hecho, ¿qué es lo que realmente sé yo de mí mismo? Es más, ni siquiera me juzgo a mí mismo, y les diré por qué. No conozco las motivaciones de mi corazón. Sólo Dios las conoce y por eso Él es el único calificado para juzgarme (Jeremías 17:9,10; Salmos 139:23,24). Por lo tanto, es el Señor quien me juzga. Así que cuando se trate de juzgar a otras personas (positivamente, no por causa de pecado), no juzguen nada hasta que el Señor venga”. De acuerdo con Pablo, cuando el Señor venga, “aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios” (5). 30
  • 32. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Capítulo 10 "Modelos de martirio" (1 Corintios 4:6–21) En el versículo siete del capítulo cuatro, Pablo plantea tres preguntas profundas. La primera es: “¿Quién te distingue de los demás?”. Uno de los grandes milagros de Dios es que los seres humanos son todos distintos por diseño, y Él tiene un plan diferente para cada uno de nosotros. Por ejemplo, al final del evangelio de Juan, Pedro preguntó a Jesús cuál era su plan para Juan. Y el Señor respondió: “Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú” (Juan 21:22). Más de seis mil millones de personas viven sobre la tierra hoy. Sin embargo, cada uno de nosotros es único. Todos tenemos huellas digitales diferentes. Nuestras voces pueden ser identificadas con equipamiento electrónico sofisticado, porque no hay dos de nosotros que tengamos la misma voz. Nuestra estructura dental es diferente. Nuestro ADN afirma inequívocamente que cuando Dios nos hizo a usted y a mí y al resto de los miles de millones de personas, rompió el molde cada vez. Y ha estado haciendo eso desde que creó al primer hombre y a la primera mujer. La segunda pregunta de Pablo en el versículo siete es: “¿Qué tienes que no hayas recibido?”. Usted no tiene nada que no haya recibido de Dios. Piense en cuán pasivo fue usted en su creación. ¿Eligió usted nacer? ¿Escogió a sus padres? ¿Decidió en qué parte del mundo o en qué período de la historia nacería? ¿Definió usted sus propias habilidades, o sus dones espirituales? Si se pone a pensar en ello, no hay nada de lo que tenga que no haya recibido de Dios. Su tercera pregunta es: “Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?”. ¿Qué derecho tiene 31
  • 33. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) usted de estar orgulloso de cualquier habilidad – natural o espiritual – como si Dios no se la hubiese dado? Lea cuidadosamente las respuestas de Pablo a estas preguntas para sí mismo y para los demás apóstoles. “¡Nosotros somos insensatos por amor de Cristo… somos débiles… somos despreciados! Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija. Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos. Nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos” (10-13). Claramente, este era el costo de ser uno de los seguidores de Cristo. Pablo y los otros apóstoles eran “modelos de martirio”. Pero Pablo no estaba escribiendo esto para hacerlos sentir mal a los corintios. En cambio, era un recordatorio para que tuviesen sus corazones fijados en valores celestiales y no en tesoros terrenales. Justo antes de ir a la cruz, Jesús oró: “Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti” (Juan 17:1). El Dr. A. W. Tozer, un pastor piadoso de Estados Unidos, solía enseñar que cada discípulo de Jesús debía orar algo parecido a esto: “Padre, glorifícate a ti mismo y envíame la cuenta. Cualquier cosa, Padre… ¡sólo glorifícate a ti mismo!”. Todo discípulo de Jesús debería estar dispuesto a “tomar su cruz”. En esto Pablo y sus colegas apóstoles son excelentes modelos para todos nosotros. Por eso rogó a los corintios y a otros que siguieran su ejemplo (16). 32
  • 34. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Capítulo 11 "La disciplina en la iglesia" (1 Corintios 5:1–5) Después de dedicar cuatro capítulos de esta carta al problema de las divisiones en la iglesia de Corinto, cuando Pablo escribe el quinto capítulo de esta carta, aborda un problema diferente. Era sabido que en las iglesias caseras de Corinto había inmoralidad sexual. Específicamente, un hombre estaba manteniendo relaciones sexuales con la mujer de su padre. (Podría haber sido la madrastra del hombre). Pablo escribe: “Y vosotros estáis envanecidos. ¿No debierais más bien haberos lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que cometió tal acción?” (2). La forma en que Pablo aborda este segundo problema entre los corintios sirve como modelo bíblico para lo que denominamos hoy “la disciplina en la iglesia”. La motivación para la disciplina en la iglesia La motivación para la disciplina en la iglesia es la misma motivación que tienen los padres cuando disciplinan a sus hijos: el amor, y la esperanza de que la persona descarriada en última instancia sea rehabilitada, restaurada, y salvada en el sentido más pleno de la palabra. El consejo inspirado del apóstol Pablo a los corintios es: “No deben ignorar el pecado en la iglesia. Deben confrontar el pecado y rescatar al creyente errante”. Además de nuestro amor para con el creyente caído, la motivación para la disciplina en la iglesia está arraigada en la realidad de que hay un sentido en que todos deberíamos poder decirle a una persona que está procurando saber acerca de Jesucristo: “Si usted quiere saber lo que es un discípulo de Jesucristo recién nacido, venga a vivir a mi casa por un par de meses”. Por la gracia de Dios, deberíamos poder dar esa 33
  • 35. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) invitación desafiante a los buscadores sinceros. Fue ese tipo de testimonio de vida dinámico el que difundió el evangelio por todo el mundo romano de los primeros siglos de la historia de la iglesia. Jesús invitó a los doce apóstoles a vivir con Él por tres años. Esa experiencia cambió las vidas de los apóstoles para siempre. De la misma forma, la iglesia está destinada a ser un ejemplo al mundo; “una luz sobre el candelabro”, como la describió Jesús. En el contexto de esa metáfora, Jesús dijo: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16). Los ejemplos individuales y colectivos que la iglesia presenta al mundo son el corazón mismo del evangelio que la iglesia proclama a este mundo. Como Satanás sabe esto, su estrategia consiste en atacar a estos ejemplos. Por eso siempre ha habido un problema con la inmoralidad en el Cuerpo de Cristo, especialmente entre los líderes. El maligno quiere desacreditar el ejemplo de los líderes, porque su fracaso moral y espiritual hará un impacto negativo sobre más personas. ¿Cómo debemos tratar con la inmoralidad entre creyentes? Este capítulo de la carta de Pablo a los corintios es una de las más importantes respuestas en el Nuevo Testamento a esa pregunta. Según Pablo, si un hombre se encuentra involucrado en pecado sexual, deben confrontarlo las personas de la iglesia. El objetivo de la confrontación es que el hombre confiese y abandone su pecado. La buena noticia es que Dios lo va a perdonar (1 Juan 1:9). Como consecuencia, debería haber restauración y rehabilitación espiritual (Gálatas 6:1). Es importante observar que, en la iglesia de Corinto, el pecado no era una cosa del pasado. Todavía estaba ocurriendo cuando Pablo escribió esta carta. Aún peor, lo habían “oído” las 34
  • 36. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) personas que compartieron el problema con Pablo. Aparentemente, todos lo sabían y nadie estaba haciendo nada al respecto. Esta es la receta de Pablo para este problema: "Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, ya como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo, el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús” (3-5). La estrategia de la disciplina en la iglesia La última parte de la receta de Pablo revela la estrategia del apóstol, que es la salvación presente y final del hombre que está viviendo en pecado. Debe ser rescatado de su pecado. La iglesia debe recuperar al hermano que ha se ha desviado del camino. Cuando Pablo escribe una segunda carta a los corintios, da instrucciones para que la iglesia vuelva a recibir a la comunión a este hombre (2 Corintios 2:4-8). La disciplina de los líderes de la iglesia La naturaleza pública de esta disciplina de la iglesia lleva a algunos estudiosos a creer que el hombre involucrado en este pecado era un líder de la iglesia de Corinto. En sus cartas a los pastores, Pablo instruye a Timoteo: “A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman. Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad” (1 Timoteo 5:20-21). Cuando comparamos este consejo escrito a Timoteo con la receta para la disciplina de la iglesia en el quinto capítulo 35 Formatted Formatted
  • 37. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) de esta carta a los corintios, concluimos que el hombre involucrado debe de haber sido un líder de la iglesia de Corinto. Después de haber recriminado a esos creyentes en el capítulo cuatro por haberlo juzgado y haberles ordenado que no juzgaran nada hasta la venida del Señor, en este capítulo ahora les recrimina por no haber juzgado a este hermano. Ni Pablo ni Jesús enseñaron que nunca deberíamos juzgar nada o a nadie. Jesús enseñó que deberíamos juzgarnos a nosotros mismos antes de juzgar a otros (Mateo 7:1-5). Pablo enseñó que no deberíamos juzgar las motivaciones de otros porque ni siquiera conocemos las motivaciones de nuestros propios corazones. En este capítulo, Pablo nos está diciendo que debemos juzgar y disciplinar a aquellos que pecan dentro de la iglesia, especialmente los líderes. Esto no significa que si un líder está pecando, de alguna manera vaya a “perder” su salvación, o que debería ser excomulgado de la iglesia. El único pecado para el cual debería haber expulsión de la iglesia es el pecado que continúa después de ser confrontado, sin confesión y arrepentimiento. 36
  • 38. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Capítulo 12 "Para que puedas ganar a tu hermano" (1 Corintios 5:6–12) La iglesia no es el poder y la influencia poderosa de Dios en el mundo que Cristo desea que sea. Hay muchas razones para ello. Tenemos una aquí mismo, en Primera Corintios 5: una falta de disciplina en la iglesia. Si a Pablo le afectaba fuertemente la falta de la disciplina en la iglesia de Corinto, ¿cómo se sentiría el gran sembrador de iglesias respecto de las iglesias hoy? La iglesia está diseñada para ser la morada de Dios en el mundo. Tanto Pedro como Pablo nos dicen que los creyentes en la iglesia han de ser como piedras vivientes en la iglesia que el Cristo resucitado está construyendo hoy en este mundo (1 Pedro 2:5; 1 Corintios 3:9,16). ¿Se preocupa Cristo hoy por la pureza y el poder de su iglesia? Ambas cosas van de la mano. Si la iglesia no es pura, no será poderosa. El propósito de la disciplina en la iglesia es mantenerla pura y poderosa. El propósito de la disciplina en la iglesia Un propósito de la disciplina en la iglesia es la restauración de la persona que ha caído en pecado. El propósito de la disciplina en la iglesia no es solamente castigar al ofensor. En Mateo 18, el Señor dio esta instrucción: “Si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano” (15- 17). 37 Formatted
  • 39. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Esto parece muy severo. ¿Pero cuál es el propósito de la disciplina en la iglesia? “Que puedas ganar a tu hermano”. Por amor a él, usted debe confrontarlo y disciplinarlo. Si verdaderamente es una persona espiritual, entonces confesará su pecado. Se arrepentirá. Se alejará de su pecado. Será restaurado al lugar desde donde cayó. Y usted habrá ganado a su hermano. Pero si no es un auténtico hermano en Cristo, si solo es “un lobo vestido de oveja”, entonces, por amor a Cristo y a su iglesia, usted está obligado a preservar la pureza de la iglesia al tratarlo como un pagano porque, en realidad, eso es lo que es. Otro propósito de la disciplina en la iglesia es el amor por Cristo y su iglesia. La gloria de Dios, la gloria de Cristo, la pureza, el poder y el testimonio de la iglesia en el mundo son todos propósitos de la disciplina en la iglesia. Si dejamos de aplicar la disciplina en la iglesia, es como si estuviésemos diciendo que no nos preocupan ninguna de estas cosas. No nos importa lo que glorifica a Dios y al Cristo resucitado y viviente. No nos interesa el testimonio de la iglesia en el mundo. Ni siquiera nos interesa la persona que ha caído. En el verso nueve, Pablo indica que ésta no era la primera carta a los corintios: “Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo” (9-10). Sabemos que el Señor nunca quiso que nos retirásemos del mundo. “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal” (Juan 17:15). Se nos encomienda que nos relacionemos con la gente de este mundo que es inmoral. Esto puede impactarlo. Tal vez ni siquiera le guste. Tal vez se niegue a hacerlo. Pero recuerde que Jesús nos envió al mundo de la misma forma en que el Padre lo envió a 38
  • 40. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Él al mundo. ¿Se relacionó Él con gente inmoral? Lea los cuatro evangelios, y verá que lo hizo. Estas fueron las personas que respondieron cuando predicaba el Evangelio. ¿Cómo va a compartir el Evangelio usted con pecadores si no tiene ningún contacto con ellos? Pablo estaba diciendo a los corintios que debían separarse de personas inmorales que decían ser creyentes. “Mas bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis” (11). Si un hombre dice ser creyente y su estilo de vida no es lo que debería ser, usted no debería asociarse con él. Tarde o temprano, la gente descubrirá cómo vive una persona. Jesús dijo que somos conocidos por el fruto que producen nuestras vidas. Si otros ven que usted se asocia con un hermano profesante que no está viviendo la vida que dice vivir, pensarán que usted es tan falso como él. 39
  • 41. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Capítulo 13 "Contiendas de discípulos" (1 Corintios 6:1–8) Cuando Pablo escribe el sexto capítulo de esta carta, aborda todavía otro problema de la iglesia corintia. Los creyentes estaban teniendo problemas para llevarse bien unos con otros a tal punto que estaban llegando a entablar demandas unos contra otros en los juzgados civiles de la ciudad de Corinto. Esta conducta era una contradicción de todo lo que Pablo creía y les había enseñado. ¿Por qué habrían de ir los creyentes a un juzgado pagano y comparecer ante un juez, que es un hombre natural, un hombre no espiritual, y decirle: “Somos hombres espirituales, pero tenemos un problema y no tenemos la sabiduría para resolverlo. Aunque nosotros tenemos el Espíritu Santo y usted no lo tiene, necesitamos la sabiduría que usted tiene y que nosotros no tenemos”? Pablo tenía este problema en mente cuando escribió en el capítulo dos: “El [hombre] espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie” (15). Aún más, escribe Pablo, un día los creyentes “juzgarán al mundo” (2). Si hemos de hacer eso, ¿por qué no podemos juzgar sobre los asuntos triviales de la vida? “El solo hecho de que tengan litigios entre ustedes significa que ya han sido completamente derrotados”, es la esencia de lo que Pablo escribe en el versículo siete. Así como la asociación con creyentes profesantes hipócritas estaba desluciendo su testimonio (capítulo 5), estos litigios iban en contra de todo lo que decían creer. Así que el apóstol ofrece esta solución: “¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados?” (7). Daría mucha más honra al Señor aceptar simplemente las pérdidas y ser defraudados. En cambio, ustedes son los que están actuando mal y defraudando a sus propios 40
  • 42. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) hermanos, y mientras tanto están haciendo quedar a Cristo y a la iglesia como tontos. 41 Una solución espiritual general Al ir estudiando las medidas correctivas de la epístola, usted encontrará que Pablo da una solución específica a cada problema que aborda en la iglesia de Corinto. Sin embargo, cuando llegamos a los capítulos doce a catorce, ofrece soluciones espirituales que son de carácter más general. La solución general para todos los problemas que está abordando en la iglesia corintia se encuentra en los capítulos doce a catorce, especialmente el capítulo trece. El amor “agape” que Pablo bosqueja en ese capítulo es desinteresado, no egocéntrico. Por naturaleza, el “yo” está en el centro de todo lo que pensamos o hacemos. Pero Pablo dice que cuando Cristo entra a nuestras vidas nos da un nuevo centro. Por ejemplo, cuando Pablo se encontró con Jesucristo camino a Damasco, encontró un nuevo centro para su vida. Su vida ahora giraba alrededor de Cristo. En vez de estar interpretando y evaluando todo a la luz de lo que significaba para él, ahora veía todo desde el punto de vista de cómo afectaba a Cristo. Pablo encaraba cada dificultad en su vida preguntando: “¿Qué puede haber para Cristo en esto? ¿Cómo puede esto glorificar a Cristo?”. Esta es la perspectiva que propone estos creyentes que están haciendo demandas unos contra otros. No piensen cómo resolver estos conflictos de acuerdo con los intereses de cada uno, sino en cómo resolver estos conflictos de una manera que glorifique a Cristo. Una solución centrada en Cristo y centrada en otros para estas disputas pasa por honrar su amor por Cristo y su iglesia, sufriendo la pérdida usted. Formatted
  • 43. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Una solución espiritual específica Pablo ofrece a los discípulos en disputa una solución alternativa en el versículo cuatro: “Si, pues, tenéis juicios sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia?”. No está sugiriendo literalmente que cuando tenemos un problema debemos buscar las personas que tienen la menor sabiduría o experiencia en estos temas. Está diciendo que los creyentes, que son personas en las que mora el Espíritu Santo, están mucho más calificados para entender los problemas de las personas espirituales que las personas que no tienen al Espíritu Santo. Así que, si hay un problema entre dos personas en su iglesia local, relacionado con una herencia o asuntos de negocios, usted debería encontrar personas piadosas en la iglesia que tienen experiencia en negocios y acudir a ellas con la controversia. Pídales que se sienten con las partes involucradas y que den una opinión juiciosa sobre estos asuntos. El consejo inspirado de Pablo ha sido considerado seriamente y se lo denomina hoy “derecho canónico” en la Iglesia Católica Romana. 42 Formatted
  • 44. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Capítulo 14 "Soluciones específicas para los pecados sexuales" (1 Corintios 6:9–20) Como el apóstol Pablo abogaba por la libertad espiritual y se oponía al legalismo, algunos de los creyentes más intelectuales en Corinto estaban diciendo: “Tengo la libertad de hacer cualquier cosa por el Espíritu que reside en mí. Soy libre de hacer lo que me plazca”. Pero no era eso lo que Pablo enseñaba. Si bien él odiaba el legalismo, no estaba diciendo a la gente que en el Espíritu tenían la libertad de hacer lo que quisiesen. Él comienza este pasaje recordándoles: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?” (9). Luego continúa diciendo que algunos de ellos habían sido sexualmente inmorales, adúlteros, prostitutas, homosexuales, etc. “Mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (11). Pablo dice a estas personas que fueron rescatadas de ese tipo de vida: “¿Como pueden tomar tan a la ligera este milagro?”. Tal vez algunos de los creyentes corintios tenían dificultades para dejar sus viejas formas de vida. Todavía luchaban con tentaciones para pecar sexualmente. Y eso es comprensible. Una persona así puede tener mayor dificultad en alcanzar la victoria en esa área que las personas que nunca han participado en esa forma de vida. Aun así, Pablo aclara que las nuevas criaturas en Cristo no tienen libertad para pecar. En el versículo doce, Pablo habla de las personas que tal vez lo estaban citando equivocadamente en cuanto a su libertad espiritual. “Todas las cosas me son lícitas”. Pablo inserta su razonamiento: “Mas no todas convienen”. “Todas las cosas me son 43
  • 45. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) lícitas”, arguye Pablo, “mas yo no me dejaré dominar de ninguna”. Cuando usted acude a Cristo tal como es, Él lo cambia, y usted no se va tal como vino. De ahí en adelante hay un solo poder que debería controlar su vida, y ese es el poder del Señor Jesucristo resucitado, el poder del Espíritu Santo. Si Jesús es el Señor de su vida, entonces nadie ni nada puede ser Señor. No está bien que un creyente que está supuestamente controlado por el poder del Espíritu Santo y bajo el señorío de Jesucristo esté bajo el control de cualquier otra persona o cosa. En el versículo trece, Pablo usa una profunda metáfora para hacer un otro gran razonamiento. “Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo”. Pablo está diciendo lo siguiente: Dios nos ha dado un apetito para la comida, y nos ha dado un estómago para digerir la comida. Eso es bueno. Pero la Biblia está diciendo: “Eso no significa que deberías comer mas de lo debido”. Nuestros cuerpos no fueron hechos para la inmoralidad sexual. Fueron hechos para Dios, para ser su morada. Cuando Jesús murió por usted en la cruz, lo compró y lo redimió a un gran precio. Y por haberlo comprado es su dueño, y usted le pertenece. Por lo tanto, Pablo dice: “Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo” (20). Hay varias líneas de razonamiento en este pasaje, pero todo se resume en esto: “Huid de la fornicación” (18). No hay otro pecado que afecte el cuerpo como éste. Como su cuerpo es el templo de Dios y usted es uno con Él y, tal vez, con un cónyuge, usted no tiene ningún derecho de participar en una unidad física y sexual con otras personas. Pablo razona que nuestro cuerpo, 44
  • 46. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) que es el templo de Dios, nunca debería ser una carne con una prostituta (16,19). Las Escrituras nos dicen en varias partes que no somos columnas fuertes. Por eso no debemos meternos en situaciones comprometedoras donde seamos tentados y luego esperar que nos libre el Señor. En cambio, debemos huir de las tentaciones sexuales. Debemos construir vallas de protección, fijando normas y creando una estructura que no quebrantaremos, porque en lo recóndito de nuestro corazón realmente no queremos cometer pecado sexual. 45
  • 47. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Capítulo 15 "El manual del matrimonio" (1 Corintios 7) Cuando Pablo escribe el séptimo capítulo de 1 Corintios, no sólo aborda un problema diferente sino que comienza una nueva sección de la carta. Él se había enterado por la iglesia casera de Cloé de las divisiones en la iglesia, la persona inmoral y los litigios. Pablo ahora aborda problemas que le fueron presentados en una carta que él había recibido de esta iglesia. Al contestar sus preguntas sobre el matrimonio, Pablo nos ha dado lo que muchos pastores consideran es un manual del matrimonio. Este capítulo ha llegado a ser un manual que los pastores han utilizado desde que fue escrito cuando los feligreses tienen preguntas sobre el matrimonio, el divorcio, el nuevo matrimonio y muchos otros temas del matrimonio. Para comprender las enseñanzas específicas de este capítulo, debo comenzar con algunas observaciones generales. La primera proviene de los dos primeros versículos. Pablo escribe: “Bueno le sería al hombre no tocar mujer; pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido”. Esto parece ser una terrible perspectiva del matrimonio, ¿no es cierto? La clave para entender los versículos uno y dos se encuentra en el versículo veintiséis, donde Pablo escribe: “A causa de la necesidad que apremia; que hará bien el hombre en quedarse como está”. ¿Qué quiso decir con “la necesidad que apremia”? Durante los primeros trescientos años de su historia, la iglesia experimentó muchos períodos de persecución severa. Esta es una razón por la cual los creyentes se reunían en iglesias caseras antes de que el emperador romano Carlomagno hiciese que el cristianismo fuera legal para los ciudadanos romanos en 313 46
  • 48. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) d.C. La iglesia fue una organización secreta durante tres siglos. Todo este capítulo debería leerse a la luz de la “necesidad que apremia”, que era la persecución de los creyentes. Esta es una razón por la cual Pablo escribe que si uno fuese soltero por cualquier razón, mejor sería seguir siendo soltero. Pero, si uno fuese soltero y estuviese luchando con la tentación, entonces a fin de evitar la inmoralidad, uno debería casarse. Es mejor casarse que quemarse por la pasión. Una segunda observación general se refiere a la inspiración divina de este capítulo. Hay lugares en este manual del matrimonio donde Pablo escribe: “No tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer”. O escribe: “No yo, sino el Señor”. Estas afirmaciones suenan como si Pablo estuviera escribiendo: “Yo no les estoy diciendo; el Señor les está diciendo” o “El Señor no les está diciendo, yo les estoy diciendo”. Algunas personas han concluido equivocadamente que las secciones de este capítulo donde Pablo dice que no tiene ninguna palabra del Señor no están inspiradas divinamente. No deje de observar que las últimas palabras de Pablo en el capítulo son: “Yo tengo el Espíritu de Dios”. Lo que Pablo quiere decir es que cuando nos está diciendo lo que piensa está escribiendo bajo la inspiración del Espíritu Santo (7:40). Si Pablo no nos dice cuándo está hablando él o el Señor, ¿cuál es el significado de todas estas afirmaciones? Pablo está construyendo muy cuidadosamente sobre la enseñanza de Jesús acerca del tema del matrimonio. Si la pregunta que los corintios le habían hecho estaba relacionada con lo que Jesús había enseñado respecto del matrimonio – por ejemplo, en Mateo 5 o Mateo 19 – entonces Pablo está escribiendo esencialmente: “Yo no tengo que contestar esa pregunta porque el Señor ya la contestó”. 47
  • 49. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Pero algunas de sus preguntas estaban referidas a temas que Jesús no había abordado. Una de las preguntas era ésta: “Supongamos que un hombre y una mujer se casaron cuando ninguno de ellos era creyente. Luego, cuando tú y los otros predican, uno de ellos se salva, pero el otro no. ¿Qué deberían hacer ahora estas personas?”. Jesús no abordó este problema del matrimonio. Cuando Pablo trata con esta pregunta en los versículos doce en adelante, dice: “No tengo un mandamiento del Señor, pero les diré lo que pienso”. Pero recuerde, esta es una instrucción inspirada, porque está escribiendo bajo la inspiración del Espíritu de Dios. 48
  • 50. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Capítulo 16 "La vida sexual de los creyentes casados" (1 Corintios 7:1–6) A lo largo de la historia de la iglesia, los seguidores devotos de Cristo han reflexionado sobre esta pregunta: ¿Cuál es el propósito de las relaciones sexuales en la vida de una pareja casada? ¿Es simplemente la procreación? ¿Es ése el único propósito? En los versículos tres a cinco, Pablo da un consejo matrimonial inspirado sobre la intimidad física a las parejas santificadas casadas en Corinto. Escribe lo siguiente: “El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia” (3-5). La única base para rehusar a su pareja los derechos de él o de ella en esta área de intimidad sexual es para que se dediquen por separado al ayuno y a la oración. Luego, deben reanudar sus relaciones de nuevo, para no ser tentados. Hay varios principios importantes que podemos obtener de estos versículos. El primero es este: Los dos son una carne. El cuerpo de la esposa pertenece al marido, y el cuerpo del marido pertenece a la esposa. El marido no tiene derechos absolutos sobre su cuerpo; su esposa tiene derechos sobre el cuerpo de él. Y lo opuesto es verdad también: la esposa no tiene derechos absolutos sobre su cuerpo. Su marido tiene derechos sobre el cuerpo de ella también. 49
  • 51. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Un segundo principio es que la mejor defensa contra la tentación de cometer adulterio es una buena ofensiva: tener una relación física buena y satisfactoria en su matrimonio. De ese modo, cuando usted salga al mundo e interactúe con otras personas, no será tan vulnerable a la tentación, porque usted ya estará satisfecho. Los Proverbios del Antiguo Testamento dan este mismo consejo a los hombres jóvenes casados (Proverbios 5:15-20). Un tercer principio es que la palabra operativa en las intimidades físicas de la relación matrimonial es la palabra “mutuo”. Muy a menudo se presentan preguntas respecto de lo que es correcto o incorrecto, lo que es normal o anormal. ¿Cuál es el promedio de veces que una pareja debe tener relaciones sexuales? La respuesta a todas estas preguntas es que la pareja debería hacerse esta pregunta: “¿Qué es mutuo?”. Otro principio importante es que la relación que tiene cada uno con Dios continúa siendo individual y privada, aun cuando esta relación es vital para su matrimonio, y disfrutan juntos gran parte de su relación con Dios. Jesús enseñó que la relación entre dos personas casadas no es solamente física. Cuando ideó el matrimonio, Dios planificó que la pareja casada fuera una en espíritu y en mente, y que la intimidad física debería ser la expresión gozosa de esos niveles más profundos de la relación. Pablo está construyendo sobre este principio del matrimonio de Jesús al agregar esta noción de que la relación que tiene la pareja con Dios continúa siendo individual y privada además de una relación compartida. La unión espiritual que hace que la pareja casada sea uno no es simplemente el hecho de que oran juntos o que van a la iglesia juntos. El hombre y su esposa deben tener cada uno una unión espiritual con Cristo. 50
  • 52. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Si usted descubre que su relación matrimonial se está debilitando, si no tiene la profunda comunión que debería tener, ¿qué es lo que debe hacer? Ambos deben buscar una relación más profunda con Dios. El vínculo espiritual que une espiritualmente a una pareja casada tiene la fortaleza o la debilidad de sus relaciones individuales con Cristo. Así que si desea fortalecer su matrimonio, acérquese más a Él. 51
  • 53. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Capítulo 17 "El consejo matrimonial inspirado de Pablo" (1 Corintios 7:7–16) En el medio de su mensaje sobre el matrimonio, Pablo aclara, en los versículos siete y ocho, que él es soltero: “Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo… Bueno les fuera quedarse como yo”. Algunos estudiosos creen que, como Pablo era miembro del Sanedrín, tiene que haber estado casado en algún momento, así que concluyen que era viudo en el momento de escribir Primera de Corintios. Ya sea que siempre fue soltero o quedó solo después de estar casado, el principio que sienta aquí es el mismo: Si usted es soltero, permanezca soltero. Al final de este capítulo Pablo enseña nuevamente que las personas solteras, las vírgenes que nunca han estado casadas, harían bien en seguir siendo solteras. Aun aquellas personas que han vuelto a estar solas, deberían permanecer solas. Toda esta enseñanza tiene que verse a la luz del versículo veintiséis, que alude a “la necesidad que apremia”, o la persecución de los creyentes. Obviamente Pablo estaba razonando que la persecución sería mucho más llevadera para una persona soltera que para una persona casada con hijos. Pablo creía también que la venida del Señor era inminente; otra razón por la cual decía a las personas que no estaban casadas que se mantuviesen en ese estado. Además escribió que las personas no casadas podrían centrar su atención enteramente en agradar al Señor. En muchos lugares en este capítulo Pablo argumenta a favor de mantenerse soltero, pero también dice que si usted no puede manejar la vida de soltero, si su deseo sexual es tan fuerte que arde de pasión, entonces siga adelante y cásese. Sin duda alguna Pablo defiende la posición del celibato en este capítulo. Él sostiene que el celibato es un don. 52
  • 54. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Aparentemente, el don del celibato significa que usted puede estar satisfecho sin el matrimonio porque está “casado” con el Señor. En los versículos diez a once, Pablo se dirige a la pareja de creyentes casados, a la misma pareja a la que estaba hablando en los versículos tres a cinco. Su mandamiento a ellos es que no se divorcien. Esto es consistente con lo que enseñó Jesús. Por lo tanto, escribe: “No yo, sino el Señor”. Nuestro Señor dio una excepción a esta regla: la excepción de la infidelidad. Jesús enseñó que el matrimonio es un contrato que está basado en la condición de exclusividad. Cuando se viola la exclusividad, se puede declarar roto el contrato. Dios y Jesús no ordenan a los creyentes que vivan con una pareja que no vivirá con ellos en exclusividad. El verso doce empieza con la respuesta de Pablo a otra pregunta que los corintios le habían formulado en su carta sobre el matrimonio. Aparentemente, le habían preguntado qué debía hacer un hombre o mujer creyente si estaba casado o casada con un inconverso. Pablo escribe: “Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone” (12-13) Jesús no abordó el tema de los “matrimonios mixtos”, en los que un cónyuge es creyente y el otro no. Estos matrimonios probablemente eran el resultado de que un cónyuge recibiera la salvación después del casamiento, algo que ocurre a menudo hoy también. Por supuesto, esto también podría ser el resultado del casamiento de un creyente con un inconverso, lo cual la Biblia nos prohíbe hacer (2 Corintios 6:14). 53
  • 55. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) 54 El divorcio en la Biblia En un matrimonio mixto, Pablo no le da la opción del divorcio al creyente, sino al inconverso. Esto es muy justo en muchos sentidos. Supongamos, por ejemplo, que un hombre inconverso está casado con una mujer que se ha vuelto creyente después de su casamiento. Cuando estaban casados como inconversos, eran compatibles; compartían el mismo sistema de valores. Luego, la esposa se convierte en creyente. ¿Qué debe hacer ella ahora? Pablo le dice que debe seguir comprometida con su esposo. Pero si su esposo la mira y le dice: “No eres la mujer con la que me casé. Quiero salir de este matrimonio”, entonces Pablo dice que lo deje ir. Un hermano o una hermana no están sujetos al compromiso en tales casos (15). Si, en cambio, el esposo inconverso dice: “Está bien, no eres la persona con la cual me casé, pero todavía te amo. Quiero permanecer en este matrimonio”, el consejo inspirado de Pablo al cónyuge creyente es que permanezca en el matrimonio. ¿Por qué? “Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer” (14). La esperanza, por supuesto, es que ella pueda guiarle a Cristo. Debemos definir lo que significa para él que haya deseado quedarse en el matrimonio. Él debe vivir en exclusividad con ella. Cuando Pablo escribe que ella no queda sujeta a servidumbre cuando él se separa, ¿significa que ella está libre para casarse de nuevo? (Yo estoy de acuerdo). Interpreto que “no sujeto a servidumbre” significa que ella está libre de casarse de nuevo. Formatted
  • 56. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Capítulo 18 "Los trasfondos de los matrimonio mixtos" (1 Corintios 7:17–24) He dividido este gran capítulo sobre el matrimonio en secciones, porque creo que cada división representa la respuesta de Pablo a las preguntas que estos corintios le formularon en su carta. Cuando estudiamos estas respuestas de Pablo, podemos inferir cuáles habrán sido sus preguntas. Basados en este principio, en este pasaje podemos resumir que Pablo estaba contestando una pregunta de (o sobre) personas que habían estado casadas más de una vez. Piense en la cultura de Corinto y lo que la vida de las personas que pertenecían a esta iglesia debió de haber sido antes de que se convirtieran. Recuerde que, en el capítulo seis, Pablo dijo que habían estado involucrados en todo tipo de forma de vida pecaminosa imaginable. En esta sección, él aborda los alocados trasfondos de los matrimonios mixtos de algunas de las parejas en la iglesia de Corinto. Note cómo en este pasaje los versículos diecisiete, veinte y veinticuatro presentan el mismo principio. “Cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga” (17). “Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede” (20). “Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios” (24). Permítame ilustrar esta situación a través de la historia de una pareja mayor que conocí. Durante el transcurso de dos años llegué a conocer a la pareja bastante bien. Una noche, me preguntaron si me quedaría después de una clase bíblica que tenían en su casa porque querían contarme su historia. Ella había sido una artista de circo antes de convertirse. También había vivido una vida muy inmoral, al punto de haber 55
  • 57. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) estado casada tres o cuatro veces. Y luego conoció a su esposo. Él había sido un criminal y también había estado casado tres o cuatro veces. Durante un feriado en una gran ciudad, escucharon a un predicador que estaba al frente de una cruzada en ese lugar. Se convirtieron, pero a medida que estudiaban la Biblia, se preguntaron: “¿Qué hacemos con nuestro matrimonio?”. Encontraron un pastor y su consejo para ellos fue: “Vuelvan a los que fueron sus primeros cónyuges, y si están vivos y no se han vuelto a casar, entonces pueden volver a casarse con ellos. Pero la relación de ustedes es adulterio. ¡Deshagan esta unión inmediatamente!”. Se amaban demasiado como para divorciarse, especialmente porque ambos habían confiado en Cristo para su salvación y lo estaban siguiendo. Pero cada vez que tenían una unión física, creían que estaban cometiendo adulterio. Su sentido de culpa era inmenso. Justamente en nuestra clase bíblica habíamos estudiado este capítulo sobre el matrimonio, y me preguntaron: “¿Qué nos puede decir Pablo?”. Les indiqué este pasaje y les dije que Pablo les había dicho tres veces que permanecieran en su matrimonio, porque ese era su estado civil cuando Cristo los encontró. A Pablo le gustaba utilizar la palabra “llamado” para describir la experiencia de la salvación, según indican este pasaje y otros. Creo que Pablo se estaba dirigiendo a parejas como la que describí, y esencialmente les dice: “Cuando Jesucristo los encontró, ¿cuál era su estado matrimonial? No importa cuál haya sido, manténganse en ese matrimonio”. Eso es lo que aconsejé a esa pareja de edad. Realizamos una ceremonia de casamiento para ellos, una ceremonia espiritual en la que pedimos la bendición de Dios y su aprobación sobre la unión en la que estaban en el momento en que fueron llamados a seguir a Cristo. 56
  • 58. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Cuando los pecadores son salvados, son justificados. No es solo que todos sus pecados son perdonados. Es como si nunca hubiesen pecado. Ahora, apliquemos el principio de la justificación al trasfondo de las personas que se encuentran en matrimonios mixtos. ¿Están justificados en todo, con excepción de sus matrimonios anteriores? ¡No! El consejo inspirado de Pablo en estos versículos es consistente con el evangelio. No importa con quién usted estaba en el momento en que Dios lo llamó, quédese en ese estado matrimonial y pida a Dios que lo bendiga. Su pasado está bajo la sangre de Jesucristo, y eso incluye sus matrimonios. 57
  • 59. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Capítulo 19 "La santidad del celibato" (1 Corintios 7:25–40) Todo el consejo en el último párrafo del capítulo siete de Primera de Corintios está dirigido a las personas que no están casadas, ya sea que nunca estuvieron casadas o ahora no lo están por causa de muerte o divorcio. Como hemos dicho anteriormente, para entender la enseñanza de Pablo aquí, es necesario tener en mente lo que dice el versículo veintiséis: “Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia (la persecución); que hará bien el hombre en quedarse como está”. Además de lo antedicho, Pablo creía que el Señor volvería pronto. “El tiempo es corto… La apariencia de este mundo se pasa” (29,31). Pablo también quería que las personas solteras siguieran siendo solteras porque podían dedicarse al servicio del Señor de una forma en que las personas casadas no podrían. “Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer” (32-33). Pablo dice que se cumple lo mismo en las mujeres. Él deseaba que las personas solteras estuviesen libres de los enredos mundanales. A lo largo de este capítulo, Pablo hace una fuerte defensa del celibato. No deberíamos pensar que es algo extraño que haya personas en el Cuerpo de Cristo que se sientan guiadas a servir al Señor sin distracciones. Uno pensaría, por lo que Pablo dice en este capítulo, que una persona soltera puede estar más dedicada al servicio del Señor, y que sería muy sabio de parte de una iglesia llamar a un pastor soltero. Pero, al mismo tiempo, Pablo deja en claro que el matrimonio seguía siendo una opción. “¿Estás ligado a mujer? No 58
  • 60. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) procures soltarte. ¿Estás libre de mujer? No procures casarte. Mas también si te casas, no pecas”. (27,28) Con respecto a las viudas, Pablo escribe: “La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor. Pero a mi juicio, más dichosa será si se quedare así; y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios” (39-40). Obviamente, este mismo consejo se aplica a los hombres que han perdido a sus esposas. Si usted pierde a su cónyuge por muerte, aunque haya tenido el matrimonio más maravilloso imaginable, usted está libre para volver a casarse. Es una cosa normal, natural que usted lo haga. De hecho, justo después de crear al hombre, Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo” (Génesis 2:18). Dios no pretendía que el hombre o la mujer anduviesen incompletos en la vida, aun cuando fueran los últimos diez o quince años de sus vidas. Al concluir este estudio del capítulo sobre el matrimonio, debo enfatizar que no ha habido otra época en la historia en que este capítulo haya sido tan importante a la iglesia como lo es ahora mismo. El matrimonio está siendo atacado hoy en todo el mundo. Satanás sabe que las parejas casadas son los arcos desde donde los hijos, que son como flechas, son lanzados al mundo. (Salomón dio este ejemplo en el Salmo 127). Si usted fuese Satanás y supiera cuán verdadero es esto, ¿qué haría? ¿No cortaría el hilo de aquel arco? ¿No procuraría destruir los matrimonios? Eso es exactamente lo que está haciendo; es por eso que el divorcio es una epidemia en todo el mundo. Para la gloria de Dios y para nuestro propio bienestar y felicidad espiritual, debemos fortalecer nuestros matrimonios, que son el corazón de la familia, la unidad básica, central y vital a través de la cual Dios quiere poblar la tierra con personas que serán la sal de la tierra y luz del mundo. 59
  • 61. Fascículo No. 18 1 Corintios (Parte 1) Capítulo 20 "Amor por el hermano más débil" (1 Corintios 8) El capítulo ocho de la primera epístola de Pablo a los corintios comienza su respuesta inspirada a otra pregunta más que seguramente le habían formulado respecto de un problema que existía en la iglesia de Corinto: comer carne que había sido sacrificada a los ídolos. Antes de haberse convertido en creyentes, muchos de los corintios a quienes Pablo les escribió esta carta estaban involucrados en la adoración de ídolos. La idolatría era sumamente inmoral porque ellos adoraban a dioses que, según creían, eran la esencia del amor erótico. Su adoración de estos dioses involucraba prostitutas del templo y la misma experiencia sexual para aquellos que tenían preferencias homosexuales. Se les proveían jovencitos para esa “experiencia de adoración”. Ofrecían sacrificios de carne a estos ídolos. Esa carne se recogía y se vendía con descuento en los mercados de Corinto. ¿Era correcto para un seguidor de Cristo comprar esta carne y servirla en la mesa, teniendo en cuenta que había sido asociada con la idolatría y el peor tipo de inmoralidad? La iglesia de Corinto estaba fuertemente dividida en este tema. Antes de acudir a Cristo, muchos creyentes corintios eran adoradores de ídolos. De hecho, la adoración de ídolos era un aspecto importante de la cultura griega. Un estudioso dijo que cuando Pablo fue a Atenas, como está descrito en Hechos 17, era más fácil encontrar un dios en esa ciudad que encontrar a un hombre. Con relación a este tipo de culto, se ofrecían buenas porciones de carne como sacrificio a los ídolos. Esa carne luego era recolectada por los carniceros, quienes la vendían en los 60