Los cinco sentidos (vista, oído, gusto, tacto y olfato) junto con el sentido del equilibrio y la propiocepción nos proveen información sobre el mundo exterior. El dolor también es importante para la supervivencia. Los sentidos captan estímulos y los transmiten al cerebro a través de nervios. El cerebro luego integra la información y le da significado basado en la memoria e inteligencia. Aunque los sentidos tienen limitaciones como umbrales, la percepción puede verse afectada también por factores como la atención, experiencia y estado
1. La mayor parte de lo que conocemos sobre el entorno proviene de la información que
nos suministran la vista, el oído, el gusto, y el tacto y el olfato: los cinco sentidos. De
éstos, dos son especialmente importantes y útiles para los humanos: la vista y el oído.
Los cinco sentidos constituyen la primera garantía de supervivencia, pero los humanos y
los animales tenemos además los sentidos vestibular y cinestésico que nos aportan
información sobre la orientación de nuestro cuerpo en el espacio, la posición de los
miembros y el movimiento que efectuamos.
Otro sentido fundamental para la supervivencia es el sentido del dolor.
Fibras nerviosas transmiten la señal del dolor desde el punto dónde se produce hasta la
médula espinal y de ahí al cerebro.
Los sentidos son mensajeros eficientes que aportan al organismo una información
puntual.
Percibir no es sólo captar un estímulo a través de cualquiera de las vías sensoriales. Eso
es tener una sensación, que podrá ser visual, auditiva, táctil... La sensación es el paso
previo a su interpretación, es decir, a lo que propiamente es la percepción.
La diferencia entre sensación y percepción es que la sensación es la captación del
estímulo sensorial y la percepción es su interpretación, es decir, dotar de sentido a ese
estímulo.
A lo largo de la vida se aprende a percibir, no nacemos con esa capacidad desarrollada.
Y es que, aparte de la necesaria maduración física de los sentidos, la mayoría de los
estímulos que nos rodean e interpretamos constantemente son convencionales, como las
señales de tráfico y artificiales, construidos por las culturas.
El mundo que nos rodea no es en absoluto simple. Realmente percibir es un milagro.
La mayoría de los estímulos exteriores puede ser captados a través de diferentes vías.
Los diferentes sentidos toman contacto por medio de las células receptoras específicas y
captan los diferentes tipos de energía que el estímulo emite.
El ojo, el oído y el aparato olfativo fragmentan esta energía en miles de puntos o
unidades y las convierten de inmediato en impulsos nerviosos, es decir, en una energía
que entiende el cuerpo. Esta transformación casi mágica se denomina trasducción. A
partir de ahora los impulsos nerviosos van a viajar al cerebro a través del nervio
correspondiente (nervio óptico, auditivo, olfatorio) o las fibras nerviosas sensoriales
distribuidas por todo el organismo.
Fenómeno de la trsducción. Sentidos – traductores. Cerebro – Rey.
El cerebro es capaz de procesar, integrar y dar sentido a casi todo lo que recibe haciendo
uso de la memoria y de la inteligencia.
Los sentidos humanos son fabulosos pero tienen sus limitaciones, a estas limitaciones se
les llama en psicofísica umbrales perceptivos.
2. Umbral absoluto es la cantidad más pequeña de un estímulo necesaria para poder
percibirlo.
El umbral diferencial es la intensidad del estímulo que puede percibirse al menos el 50
por ciento de veces. Esta intensidad es variable.
La atención es la capacidad del individuo de incrementar o reducir la percepción.
Cuando la estimulación no varía tras un cierto tiempo, la atención decrece y los sentidos
se acostumbran. A este fenómeno se le llama adaptación sensorial.
En la percepción de una señal influye también el estado psicológico, más concretamente
la experiencia, las expectativas, la motivación, y por supuesto la fatiga.
La percepción subliminal es la que se percibe por debajo del límite. Una persona si
puede sentir algo que está por debajo de su umbral perceptivo. Pero esa percepción no
influye en su comportamiento y sus decisiones, o al menos no está demostrado.
Las sensaciones elementales que ha captado la vista se han estructurado en la mente en
forma de algo concreto, de algo con sentido. A este proceso mental se le denomina
organización perceptiva.
En los inicios del siglo XX un importante grupo de psicólogos alemanes trabajaron
intensamente sobre el fenómeno de la organización perceptiva. Estos psicólogos
fundaron la estuela de la forma (Gestalt) y establecieron lo que denominaron principios
perceptivos que siempre concurren a la hora de percibir cualquier estímulo.
El primer de ellos es el que se tiende a diferenciar la figura del fondo.
Principio de proximidad. Se produce cuando agrupamos lo que percibimos.
Constancia perceptiva. El mundo y las cosas que nos rodean están cambiando y
modificándose casi a cada instante. La mente ha aprendido a percibir en diferentes
distancias, perspectivas, condiciones de luz, etc. El mundo se modifica pero nuestra
mente lo ha capturado previamente.
La mayor parte de las claves perceptivas de las que dispone una persona adulta son
aprendidas, mientras que otras son innatas. Un tipo de percepción innata es la
profundidad. La percepción de la distancia o la perspectiva son percepciones
aprendidas.
La percepción humana no sólo aprende a ver, sino que es tan extraordinaria, que es
capaz de reaprender si es preciso. Nuestros sentidos manifiestan lo que se denomina
adaptación perceptiva.
Si los conocimientos y experiencia determinan en alto grado lo que captan los sentidos,
en la misma medida o a veces mayor lo determinan el estado de ánimo, la personalidad,
la experiencia o las propias necesidades.
Las personas manifiestan una predisposición mental que condiciona en gran medida lo
que captan los sentidos, así en múltiples ocasiones vemos lo que esperamos ver u oímos
lo que esperamos oír. A veces las consecuencias de la percepción sí son cruciales.