Tema 8.- PROTECCION DE LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN.pdf
8 atención
1. Atención Neurofisiología y Fisiopatología Nerviosa Lic y Prof en Psicología
Documento realizado por la prof María José Pérez
1
Universidad Nacional de San Luis
Facultad de Psicología
NEUROFISIOLOGÍA Y FISIOPATOLOGÍA NERVIOSA
Lic. Y Prof en Psicología
2020
Unidad teórica N° 8
Ítem 3: Atención
Docentes:
Mag. Ma. Claudia Brusasca
Médica A. Caterina Moreno
Dra. Ma. José Pérez
Dra. Ma. Paula Perarnau
2. Atención Neurofisiología y Fisiopatología Nerviosa Lic y Prof en Psicología
Documento realizado por la prof María José Pérez
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Contenido
ATENCIÓN ..................................................................................................................................................................3
Introducción ...........................................................................................................................................................3
¿Qué es la atención?...............................................................................................................................................4
Proceso Atencional .................................................................................................................................................4
Asimetrías cerebrales..............................................................................................................................................6
Estructuras neuroanatómicas..................................................................................................................................6
MODELO DE POSNER Y PETERSEN (1990) ...................................................................................................................8
Alerta o “arousal” neurofisiológico..........................................................................................................................8
Sistema atencional posterior...................................................................................................................................9
Sistema atencional anterior ..................................................................................................................................10
TIPOS DE ATENCIÓN.................................................................................................................................................13
ANOMALÍAS CLÍNICAS..............................................................................................................................................16
BIBLIOGRAFÍA...........................................................................................................................................................20
Figure 1. Principales conexiones subcorticales en la atención (Posner y Petersen).......................................................6
Figure 2. Principales conexiones corticales de la atención ...........................................................................................7
Figure 3. Modelo atencional de Posner y Petersen......................................................................................................8
Figure 4. Formación reticular. Sistema Reticular Activador Ascendente.......................................................................9
Figure 5. Córtex parietal posterior.............................................................................................................................10
Figure 6. Principales estructuras implicadas en la red atencional anterior .................................................................11
Figure 7. Representación de las redes atencionales...................................................................................................11
Figure 8. Imágenes dibujadas por un paciente con heminegligencia..........................................................................17
Figure 9. Simultagnosia.............................................................................................................................................17
3. Atención Neurofisiología y Fisiopatología Nerviosa Lic y Prof en Psicología
Documento realizado por la prof María José Pérez
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ATENCIÓN
Introducción
Ver o escuchar, atender y percibir no son procesos sinónimos. Atender o “prestar atención”
consiste en focalizar selectivamente nuestra consciencia, filtrando y desechando información no
deseada; como un proceso emergente desde diversos mecanismos neuronales que manejan el
constante fluir de la información sensorial, y trabajan para resolver la competencia entre los
estímulos para su procesamiento en paralelo, temporizar las respuestas apropiadas y, en definitiva,
controlar la conducta (Bench, Frith y Grasby, 1993; Desimone y Duncan, 1990). Atender exige,
pues, un esfuerzo neurocognitivo que precede a la percepción, a la intención y a la acción. Pero
aun sabiendo que, sin atención, nuestra percepción, memoria y aprendizaje no tienen lugar o se
empobrecen, la atención ha sido uno de los últimos procesos complejos cerebrales en adquirir la
categoría de “función cerebral superior”.
El interés no es solo teórico sino de gran importancia clínica, justificada en que numerosas
enfermedades se acompañan de trastornos de la atención. Ésta se ve alterada de modo
extraordinariamente frecuente en el amplio abanico de enfermedades neurológicas: traumatismos
craneoencefálicos, procesos neuroinfecciosos, demencias subcorticales o, en general, procesos
neurodegenerativos, epilepsia, entre otros. Síndromes neurológicos de etiopatogenia más
desconocida, como los denominados trastornos evolutivos por déficit de atención (con y sin
hiperactividad), el cuadro de heminegligencia y la simultagnosia, centran su sintomatología en un
importante trastorno atencional. Hay autores que exponen, sin descartar explicaciones alternativas,
que un déficit de atención crónico podría conllevar a un déficit en el procesamiento de la información
del entorno (social e interpersonal) que, en un esfuerzo continuado de iniciar o mantener las
relaciones interpersonales, podría originar niveles estresantes que podrían exacerbar la
sintomatología esquizofrénica.
La complejidad conceptual, neuroanatómica y neurofuncional de la atención hace que no
pueda ser reducida a una simple definición, ni estar ligada a una única estructura anatómica o
explorada con un único test, y nos conduce a considerarla como una función que sintetiza series
de complejos procesos cerebrales (Van Zomeren y Brouwer, 1994).
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¿Qué es la atención?
Definir la atención es difícil, y muchas veces debemos valernos de metáforas. En el lenguaje
cotidiano implica percepción selectiva y dirigida, interés por una fuente particular de estimulación y
esfuerzo o concentración sobre una tarea (Van Zomeren y Brouwer, 1994).
El individuo es “bombardeado” durante la vigilia por señales sensoriales provenientes del
exterior e interior del organismo; sin embargo, la cantidad de información entrante excede la
capacidad de nuestro sistema nervioso para procesarla en paralelo (Desimone y Duncan, 1995),
por lo que se hace necesario un mecanismo neuronal que regule y focalice el organismo,
seleccionando y organizando la percepción, y permitiendo que un estímulo pueda dar lugar a un
“impacto”, es decir, que pueda desarrollar un proceso neuronal electroquímico. Este mecanismo
neuronal es la atención, cuya capacidad podría irse desarrollando progresivamente desde la
infancia a la adultez, y cuya actividad no se limitaría únicamente a regular la entrada de información,
sino que también estaría implicada en el procesamiento mismo de la información (Coolet y Morris,
1990). Según Mesulam, los aspectos que definen la integridad de la atención son la orientación, la
exploración, la concentración o vigilancia; mientras que la “distractibilidad”, la impersistencia, la
confusión y la negligencia reflejan sus déficits.
De modo sintético, la atención está integrada por componentes perceptivos, motores y
límbicos motivacionales (Mesulam, 1991), por lo que la neuroanatomía y neurofisiología de la
atención se asentaría en el sistema reticular activador ascendente (SARA), el tálamo, el sistema
límbico, los ganglios basales (cuerpo estriado), el córtex parietal posterior y el córtex prefrontal.
Esta amplia distribución de la atención, posiblemente sea causa y frustración de nuestros, por
ahora, vanos intentos de encontrar un “locus” anatómico patológico en sujetos con trastornos
evolutivos de atención (Colby, 1991).
Proceso Atencional
Como hemos visto, la atención consiste en la focalización selectiva hacia un determinado
estímulo, filtrando, desechando e inhibiendo las informaciones no deseadas. La eficacia del proceso
atencional depende de diversos factores, entre ellos, pueden mencionarse:
Las características físicas de los estímulos.
El nivel de activación fisiológica.
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Los intereses y expectativas del sujeto.
Los estados transitorios (fatiga, estrés, sueño)
La velocidad de procesamiento (edad, tiempo de reacción).
Al tratarse de una función compleja, está constituida por diferentes estratos nerviosos, que
se articulan en forma de redes neurales situadas en diversas estructuras nerviosas.
La estructura de la atención se articularía en tres niveles de complejidad creciente, que se
mencionan a continuación:
1) Estado de alerta
2) Atención sostenida
3) Atención selectiva
Estado de alerta: también denominado “vigilancia”, es la base fundamental de los procesos
atencionales y constituye su nivel más elemental y primario. Permite que el sistema nervioso
disponga de capacidad para la recepción inespecífica de las informaciones externas e internas.
Atención sostenida: una vez que se dispone de suficiente nivel de activación para permitir el
acceso de informaciones al sistema nervioso, entra en juego el proceso de atención sostenida, que
es la capacidad mediante la cual el foco atencional se puede mantener resistiendo a la fatiga y a
las condiciones de distractibilidad.
Atención selectiva: es la expresión más depurada de la atención, constituyendo el nivel jerárquico
más elevado de los procesos atencionales.
Comprende la capacidad para la selección e integración de estímulos específicos, así como la
habilidad para focalizar o alternar ente dichos estímulos.
Se trata de un proceso activo que, en gran medida, depende de las motivaciones e intereses de las
personas.
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Asimetrías cerebrales
Aunque la atención es una función bilateralizada (es decir que involucra el procesamiento de
ambos hemisferios cerebrales), cada hemisferio a su vez se encuentra funcionalmente
especializado. El hemisferio izquierdo ejerce un control unilateral (contralateral), y el derecho un
control bilateral, además de regular el sistema de “arousal” y mantener el estado de alerta. El
hemisferio derecho, a través de vías noradrenérgicas, se halla mejor capacitado para regular la
atención selectiva (Cooley, 1990). Hay autores que plantean que el papel dominante de este
hemisferio sobre la atención es aún más sobresaliente, ya que, aunque cada hemisferio regula su
propia activación, el hemisferio derecho puede activar al hemisferio izquierdo en mejor medida que
lo haría el izquierdo sobre el derecho.
Estructuras neuroanatómicas
La atención visual (modalidad de atención más investigada), es el resultado de una red de
conexiones corticales y subcorticales, que conforma un circuito cuya entrada es la información
captada en la retina y su salida es a través del sistema oculomotor.
Centrándonos en la base neurofisiológica de la atención visual, sin perder de vista otras
modalidades de atención como la somatosensorial o la auditiva (con las que comparte estructuras
y circuitos comunes), debemos considerar a una amplia red neuronal entrelazada de estructuras
corticales y subcorticales. Entre las principales estructuras subcorticales se encuentran: los
colículos superiores (o tubérculos cuadrigéminos superiores), el pulvinar (tálamo), el núcleo
caudado (neoestriado) y la sustancia nigra. Las conexiones del núcleo caudado con la sustancia
nigra, la de ésta con el colículo superior y de éste con el tálamo, conforman el circuito básico
subcortical de la atención (Fig. 1)
Figure 1. Principales conexiones subcorticales en la atención (Posner y Petersen)
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Entre las principales estructuras corticales involucradas en la atención visual se encuentran:
las áreas visuales occipitales y visuales temporales, el córtex parietal posterior, los campos
oculofrontales, el córtex prefontral lateral y el córtex cingulado. Sus principales interconexiones
permiten el reconocimiento visuoperceptivo de los objetos (“¿qué son?”, sus características,) y su
reconocimiento visuoespacial (“¿dónde están?”, localización en el espacio), y la ejecución
visomotora.
El denominado córtex parietal posterior es una zona alrededor del surco intraparietal que
incluye al propio surco intraparietal y al área intraparietal lateral. Constituiría el principal
asentamiento del sistema (o red) atencional posterior, encargado de la atención selectiva y
focalizada (con predominio del hemisferio derecho), que será desarrollado más adelante, en el
modelo neurobiológico de la atención propuesto por Posner y Petersen.
El córtex prefrontal, lateral y medial desempeñaría un papel fundamental en el control
voluntario de la atención, como etapa final filogenética y ontogenética de corticalización de la
atención, permitiendo que la atención involuntaria del infante se transforme progresivamente en
atención controlada y voluntaria (Luria, 1979). El córtex prefrontal es la región más amplia del
cerebro humano, conectado a través de vías cortico-corticales con todas las áreas del neocórtex.
Sus funciones vienen determinadas por su naturaleza asociativa, integrando información
multimodal. También tiene múltiples conexiones con regiones subcorticales y límbicas, y
desempeña un importante papel en priorizar estímulos, referenciarlos a representaciones internas,
dirigir apropiadamente la atención, monitorizar la secuencia temporal de acontecimientos, entre
otras (Fig. 2).
Figure 2. Principales conexiones corticales de la atención
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La complejidad de los procesos atencionales ha propiciado el desarrollo de distintos modelos
explicativos. Mencionaremos el Modelo de Posner y Petersen, que ha sido construido sobre la base
de los datos de conductas de sujetos normales y pacientes con lesiones cerebrales.
MODELO DE POSNER Y PETERSEN (1990)
Proponen tres sistemas (o redes) neurofuncionales entrelazados: sistema de alerta o “arousal”,
sistema atencional posterior y sistema atencional anterior.
Figure 3. Modelo atencional de Posner y Petersen
Alerta o “arousal” neurofisiológico
Se encarga de mantener un estado preparatorio o de «arousal» general, necesario para la
detección rápida del estímulo esperado. Aporta un nivel base de consciencia, como un estado
generalizado de receptividad a la estimulación y a la preparación de la respuesta. Depende
fundamentalmente de la integridad del Sistema Reticular Activador Ascendente (SARA) y de sus
influencias reguladoras talámicas, límbicas, frontales y de los ganglios basales. Este sistema
suministra la atención tónica o primaria, o lo que de una manera más amplia denominamos
“consciencia”, y cuya patología devendría en déficits (estados confusionales), ausencia (estados
de coma) o exceso (hipervigilia farmacológica).
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Figure 4. Formación reticular. Sistema Reticular Activador Ascendente
Sistema atencional posterior
También denominada sistema de atención perceptiva o de exploración (“scan”) de la información
del entorno. Consiste en la orientación de la atención hacia un lugar en el espacio donde aparece
un estímulo potencialmente relevante, ya sea porque posee propiedades únicas, es novedoso, o
porque aparece de manera abrupta en la escena visual. Esta red sería la encargada de establecer
una orientación automática hacia el lugar del espacio donde se encuentra el nuevo estímulo.
Mediante esta orientación automática el sujeto puede liberarse de un foco atencional y centrarse
en otro, es decir, puede cambiar la atención de un lugar del espacio a otro. Este sistema nos permite
ser selectivos con la información prioritaria. Depende de la integridad de zonas del córtex parietal
posterior (de predominio derecho), el pulvinar lateral y del colículo superior (tubérculos
cuadrigéminos superiores), estructuras que a su vez tienen funciones específicas: el pulvinar está
implicado en la supresión de los estímulos irrelevantes y en la potenciación de las señales
significativas, como procesos atencionales que preceden a la percepción y a la acción. El colículo
superior puede trasladar la atención (mediante el movimiento de los ojos) hacia un nuevo estímulo.
Del córtex parietal posterior depende el control de la “atención de desplazamiento”, pero mientras
el córtex parietal posterior del lado izquierdo controla la atención perceptiva del hemicampo espacial
contralateral, el córtex parietal posterior derecho controla ambos hemicampos (Corbeta, Miezin,
Shulman, Petersen, 1993). Por lo tanto, la enfermedad por excelencia de este segundo sistema
atencional, denominada heminegligencia, es más acusada y permanente tras una lesión del
hemisferio derecho. Aunque la interacción entre ambos córtex parietales posteriores está mediada
por el cuerpo calloso, es adecuado considerar que el hemisferio derecho monitoriza el “todo” del
espacio extrapersonal, quizá liberando y facilitando al hemisferio izquierdo para llevar a cabo otro
tipo de actividades cognitivas. Del sistema atencional posterior dependen la integridad de los
siguientes tipos de atención: “atención de desplazamiento”, “atención selectiva espacial” y “atención
serial” (que serán desarrollados más adelante).
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Figure 5. Córtex parietal posterior
Sistema atencional anterior
Se encarga de ejercer el control voluntario sobre el procesamiento ante situaciones que requieren
algún tipo de planificación, desarrollo de estrategias, resolución de conflicto o situaciones que
impliquen la generación de una respuesta novedosa. También se lo denomina “Atención para la
acción”, ya que recluta y controla las áreas cerebrales necesarias para ejecutar tareas cognitivas
complejas. Su función es detectar y hacer consciente el estímulo que ha sido transmitido por el
sistema atencional posterior. La detección de un estímulo incluye el reconocimiento de su identidad
y la realización de las instrucciones u objetivos a llevar a cabo con el mismo (red ejecutiva). En
síntesis, de este tercer sistema dependería nuestra sensación subjetiva del esfuerzo mental de
atención, y su disfunción daría lugar, entre otros síntomas, a perseveraciones y “distractibilidad” o
trastorno de la vigilancia o concentración, y cuyo prototipo de trastorno podría constituirlo en
trastornos de atención con y sin hiperactividad. Esta red atencional también es de predominio
derecho. Depende de zonas del cingulado anterior, prefrontales (dorsolaterales y
orbitofrontales), y del núcleo caudado. El cingulado anterior, junto a zonas del área motora
suplementaria, conforman el “subsistema frontal superior (y medial)”, implicado en el control de
los movimientos oculares y mediando las interacciones entre la fijación ocular, los movimientos
oculares y la atención visual dirigida, por lo que estaría ligado íntima y funcionalmente al sistema
atencional posterior, ya que el córtex cingulado anterior está fuertemente interconectado con el
córtex parietal posterior y con el córtex prefrontal dorsolateral. La interrelación entre los sistemas
atencionales posterior y anterior también tendría fundamentos neuroquímicos a través de vías de
conexión noradrenérgicas de predominio derecho, que, partiendo del locus cerúleo, se proyectan
al sistema atencional anterior y, de éste, se extienden al sistema atencional posterior. De la red
atencional anterior dependen la integridad de los siguientes tipos clínicos de atención: “atención
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dividida”, “atención de preparación”, “inhibición”, “atención sostenida” y atención selectiva a
propiedades del objeto, como el color, forma y movimiento (ver tipos de atención).
Figure 6. Principales estructuras implicadas en la red atencional anterior
Figure 7. Representación de las redes atencionales
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La siguiente tabla sintetiza los tres sistemas atencionales desarrollados en el Modelo de
Posner y Petersen, las estructuras neuroanatómicas implicadas y los tipos de atención que
dependen de la integridad y adecuado funcionamiento de cada uno de ellos.
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TIPOS DE ATENCIÓN
Se reconocen diversos tipos de atención regulados por los tres sistemas atencionales
descriptos, los cuales están interrelacionados y pueden ser explorados clínica o experimentalmente
con conocidas pruebas, test o paradigmas.
La atención puede ser desmenuzada en, al menos, nueve tipos de aplicación clínica. Éstos
son:
1. Vigilia o alerta (‘arousal’): corresponde al nivel de conciencia determinado por registros
neuroeléctricos y pruebas de la clínica neurológica, aunque deberíamos precisar que, en
sentido estricto, el ‘arousal’ es el parámetro de la intensidad o grado de alerta, en
contraposición a la profundidad del sueño o del estado de coma.
2. ‘Span’ atencional o amplitud de nuestra atención: indistinguible y coincidente con el
span o amplitud de memoria, y que suele especificarse por el número de estímulos (series
de golpes rítmicos, de dígitos, de posiciones de cubos en un tablero) que somos capaces
de repetir inmediatamente, distinguiéndose un span de diversas modalidades (acústico,
auditivo-verbal, visoespacial)
3. Atención selectiva o focal: es la capacidad para mantener una determinada respuesta
ante un estímulo, a pesar de la presencia de varios distractores que de manera
simultánea compiten entre sí. Es un término excesivamente amplio, ya que todos los tipos
de atención que siguen o cualquier tipo de atención no automática, implican atención
selectiva o focalizada, pero que de modo particular suele aplicarse a la atención
perceptiva, regulada por el córtex parietal posterior (entre otras estructuras), y cuyo
paradigma de exploración serían las pruebas de búsqueda visual. Estas tareas de
búsqueda visual pueden emplear paradigmas variantes de la ‘working memory’ o
memoria de trabajo, que es la memoria de almacenamiento y manipulación temporal
durante el procesamiento de la información, como la que empleamos para repetir los
números de un teléfono.
4. Atención de desplazamiento entre hemicampos visuales: modalidad de atención
regulada por el Sistema Atencional Posterior, cuyo paradigma de exploración es conocido
como paradigma con señal de aviso espacial, necesaria para focalizar nuestra atención
sobre un área del campo visual, desenfocar y enfocar a otra área del mismo o distinto
campo visual.
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5. Atención serial: mecanismo atencional necesario para llevar a cabo tareas de búsqueda
y cancelación de un estímulo repetido entre otros que ejercen como distractores.
6. Atención dividida (dual o compartida): capacidad para responder simultáneamente a
diferentes estímulos y tareas (o demandas) diferentes, durante la realización de una
misma tarea. Se utiliza cuando dos o más tareas deben llevarse a cabo al mismo tiempo,
procesarse en paralelo, como sucede al teclear (golpes sucesivos digitales) al mismo
tiempo que leemos un texto.
7. Atención de preparación: proceso atencional para llevar a cabo una operación
cognitiva, movilizando los esquemas o respuestas más apropiadas a la tarea que
debemos desempeñar, y que implica la activación de las zonas cerebrales donde debe
realizarse el proceso neurocognitivo.
8. Atención sostenida: capacidad atencional, de concentración o de vigilancia, por la que
mantenemos nuestro estado de alerta ante acontecimientos que se suceden lenta o
rápidamente, durante un período prolongado de tiempo, como sucede con el test de
ejecución continua o CPT (Continuous Performance Test). El déficit en este tipo de
atención puede constituir la alteración central en los denominados trastornos de atención
con hiperactividad (TDAH).
9. Inhibición de respuestas: capacidad para producir una respuesta inhibiendo otras que
no son relevantes para el logro de metas, lo que exige la ignorancia de estímulos irrelevantes
para la realización de una tarea. Implica inhibir respuestas (automáticas o naturales), como
las necesarias para llevar a cabo la prueba de Stroop, que consiste en inhibir la lectura de
una palabra, que es el nombre de un color (la palabra “rojo”, por ejemplo), para dar prioridad
al color con la que se halla escrita (color amarillo).
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La siguiente tabla describe los principales tipos de atención desarrollados (basados en el Modelo
de Posner y Petersen), y los instrumentos (test, pruebas) que permiten la evaluación
neuropsicológica de cada una de ellas:
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ANOMALÍAS CLÍNICAS
Las alteraciones en la atención tienen diferentes manifestaciones clínicas, las cuales
agruparemos en tres categorías principales: cuadros difusos, cuadros adquiridos y cuadros de
desarrollo:
1. Cuadros difusos: se expresan en casos como el coma o estados
confusionales.
2. Cuadros adquiridos: describiremos la heminegligencia y la simultagnosia
Heminegligencia atencional o sensorial
e refiere a un déficit en la consciencia de estímulos contralaterales en pacientes con lesiones
en localizaciones distintas de las áreas sensoriales primarias o de los sistemas de proyección
sensorial. El individuo tiene dificultad en responder a un estímulo que está presente en el lado
opuesto (o contralateral) a la lesión cerebral. La severidad del mismo puede ir desde lo sutil
(inatención) hasta lo dramático (negligencia).
La heminegligencia puede ser a estímulos de distintas modalidades (visuales, auditivas,
táctiles), ya sea localizados en el espacio o sobre el propio cuerpo.
Se habla de una heminegligencia espacial, cuando hay una falla para atender a un
estímulo en el espacio extracorporal, e implica además el conjunto de actividades del paciente
como el vestirse, leer, escribir, etc.
En las conductas de heminegligencia, estudiaremos dos aspectos de la localización lesional:
la asimetría hemisférica y la topografía intrahemisférica.
Asimetría hemisférica.
La heminegligencia es mucho más frecuente por lesión del hemisferio derecho. La frecuente
asociación entre negligencia y lesión derecha en pacientes diestros habla de una representación
asimétrica para el proceso de atención selectiva.Mesulam e xplica la asimetría izquierda/derecha
por el hecho de que el hemisferio derecho atiende selectivamente a los dos hemiespacios mientras
que el izquierdo esencialmente al derecho.
Localización intrahemisférica.
La conducta de heminegligencia es más frecuentemente asociada a lesiones en el lóbulo
parietal inferior, pero también puede aparecer por lesión frontal, lenticular y talámica.
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Según Mesulam (1980), los cuadros de heminegligencias pueden ser explicados por una
perturbación que sobreviene a nivel de una red que hace intervenir la corteza parietal posterior
(representación sensorial interna), la corteza límbica y cingular (valencia de motivación), la corteza
frontal (coordinación de los programas motores de exploración) y la formación reticular. La lesión
de alguna de estas tres áreas (o sus conexiones subcorticales) puede dar lugar a una conducta de
heminegligencia, cuyos rasgos clínicos reflejarán la especialización anatómica.
Figure 8. Imágenes dibujadas por un paciente con heminegligencia
Simultagnosia
Es una alteración perceptiva o agnosia debida a una lesión neurológica de la corteza
cerebral, que consiste en la incapacidad para diferenciar distintos objetos, que son presentados
simultáneamente en una imagen, tal como muestra la figura a continuación.
Figure 9. Simultagnosia
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3) Cuadros del desarrollo: se manifiesta en los trastornos de atención con y sin
hiperactividad.
Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH)
Se trata de un trastorno del comportamiento caracterizado por distracción moderada a grave,
períodos de atención breve, inquietud motora, inestabilidad emocional y conductas impulsivas.
Estos síntomas se inician a menudo en la primera infancia, son de naturaleza relativamente crónica,
y responden a una multicausalidad de factores, en los que se combinan la predisposición genética
y la influencia de factores socio-ambientales. Estas dificultades se asocian normalmente a déficit
en las conductas gobernadas por las reglas y a un determinado patrón de rendimiento.
Trastorno por déficit de atención sin hiperactividad (TDA)
Trastorno del desarrollo que involucra falta de atención y concentración, así como también
un comportamiento de distracción. Los niños que padecen de este subtipo no son excesivamente
activos y tampoco interrumpen las clases; más bien ellos típicamente no completan sus tareas, se
distraen con facilidad, cometen errores imprudentes y evitan actividades que requieren de trabajo
mental continuo y de mucha concentración. Y como no interrumpen, es más probable que dichos
síntomas se pasen por alto. A estos niños con frecuencia se les malinterpreta como perezosos,
desmotivados e irresponsables. Ellos representan aproximadamente el 30% de todos los
individuos que padecen del TDAH. Generalmente, presentan un procesamiento cognitivo lento.
Tienen dificultades en la memoria de trabajo y en retener información nueva. Todo ello ocasiona
que cometan errores en las instrucciones orales o escritas.
A modo de síntesis…
A nuestro cerebro llegan continuamente numerosas informaciones que no pueden ser
procesadas de modo simultáneo, por lo que es necesario que exista un proceso de selección y filtro
que establezca un orden de prioridades y secuencie temporalmente las respuestas más adecuadas
para cada ocasión.
La atención es la encargada de realizar el proceso de selección de la información dentro del
sistema nervioso, siendo el elemento fundamental que articula los procesos cognitivos.
“Prestar atención” equivale a una “actitud” cerebral de preparación que se manifiesta como
un esfuerzo neurocognitivo que precede a la percepción, a la intención y a la acción. Así, el sistema
nervioso focaliza selectivamente nuestra consciencia para filtrar el constante fluir de la información
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sensorial, resolver la competencia entre los estímulos para su procesamiento en paralelo y reclutar
y activar las zonas cerebrales para temporizar las respuestas apropiadas.
Numerosas enfermedades neurológicas se acompañan de trastornos de la atención,
justificando su interés clínico. Entre ellas, se destacan la heminegligencia, la simultagnosia y los
trastornos evolutivos por déficit de atención (con y sin hiperactividad).
La complejidad del proceso atencional impide ligar la atención a una única estructura
anatómica o explorarla con una única prueba o test. La alerta, la orientación, la focalización, la
exploración, la concentración (o vigilancia) y la inhibición de respuestas automáticas son sólo
algunas de las diversas modalidades de atención que hemos desarrollado, y cuya disfunción
provoca “distractibilidad”, impersistencia, perseveración, confusión o negligencia.
Desde un punto de vista neurofuncional, podemos describir a la atención como una función
cerebral regulada por tres sistemas (o redes) entrelazados: 1) Sistema de Alerta o Arousal, 2)
Sistema de Atención Posterior o perceptiva; y 3) Sistema de Atención Anterior (o atención
supervisora). El primero, suministrador del tono atencional, dependiente de la integridad del sistema
reticular mesencefálico (SARA) y de sus influencias subcorticales y corticales. El segundo sistema,
que nos permite ser selectivos con la información prioritaria, depende de la integridad de zonas del
córtex parietal posterior derecho y sus conexiones corticales y subcorticales. Por último, el tercer
sistema, regulador de la dirección y el objetivo de la atención (o atención deliberada), está integrado
por zonas del cingulado anterior, prefrontales laterales y el núcleo caudado.
Para finalizar, es importante tener en cuenta que la atención no es un proceso unitario,
sino un sistema funcional complejo, dinámico y multimodal que facilita el procesamiento de la
información, seleccionando los estímulos pertinentes para realizar una determinada actividad
sensorial, cognitiva o motora. Es, por lo tanto, el resultado de una red de conexiones corticales
y subcorticales de predominio derecho, posiblemente facilitada a través de vías noradrenérgicas.
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BIBLIOGRAFÍA
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Van Zomeren, A.H.; Brouwer, W.H. (1994). Clinical Neuropsychology of Attention.New York:
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