Proporciona conocimientos que le permiten a los archivos, fortalecer la capacidad de gestión documental, percibir los requerimientos del entorno, tomar decisiones acertadas en situaciones complejas, trabajar en equipo y valorar lo publico.
Tema 8.- PROTECCION DE LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN.pdf
LA ASISTENCIA TECNICA ARCHIVISTICA EN LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
1. LA ASISTENCIA TECNICA ARCHIVISTICA
EN LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
Wilber Astocuri Avila
05 de junio de 2014
Asociación de Bibliotecarios, Archiveros y Museólogos
del Perú - ABAMP
2. ADMINISTRACION PUBLICA
Cuando hablamos de Administración
Publica, nos estamos refiriendo a los tres
niveles de gobierno que existe en nuestro
país: Gobierno Central, Gobierno Regional,
Gobierno Local.
Evidentemente es un campo muy vasto y
diverso, donde el Archivo General de la
Nación a través de la cpsac pretende
aportar en la gestión de sus archivos.
3. ADMINISTRACION PUBLICA
Cuando uno escucha “Administración
Publica”, hacemos casi de un modo
instintivo la asociación a “papeles”,
entonces administración seria igual a
“gestión de papeles”.
Sin embargo, en la AP no se gestiona
papeles, sino la información que contiene
esos papeles. El papel es solo el soporte.
4. ADMINISTRACION PUBLICA
Entonces los Archivos son los que
custodian los fondos documentales que se
genera en la AP producto de sus
actividades administrativas.
En los últimos años el AGN ha puesto el
acento en la necesidad de implementar
mejoras en las Asistencias Técnicas
Archivísticas, aspecto que en los archivos
puede contribuir decisivamente a un mayor
efectividad de la AP
5. QUE SE ENTIENDE POR ASISTENCIA
TECNICA ARCHIVISTICA
Es el servicio que se presta para generar y
fortalecer la capacidad institucional y el
desarrollo de competencias en temas de
Archivo, desarrollando diferentes
mecanismos de atención a las necesidades
específicas en materia de gestión
documental acompañados de instrumentos
técnicos para mejorar el servicio a los
ciudadanos.
6. CARACTERISTICAS DE LA ASISTENCIA
TECNICA ARCHIVISTICA
Pertinente: Adecuada a las
necesidades de los archivos de las
entidades.
Eficacia: Logro de los objetivos al
finalizar la asistencia técnica, con el
uso adecuado de los recursos.
7. CARACTERISTICAS DE LA ASISTENCIA
TECNICA ARCHIVISTICA
Oportunidad: Respuesta inicial,
programada y ejecutada a tiempo.
Calidad Conceptual: Coherente
con políticas archivísticas, con
unidad de criterios y conceptos,
contenidos adecuados, fácilmente
replicable.
8. CATEGORIAS DE LA ASISTENCIA
TECNICA ARCHIVISTICA
Capacitación: Proporciona
conocimientos que le permiten a
los archivos, fortalecer la capacidad
de gestión documental, percibir los
requerimientos del entorno, tomar
decisiones acertadas en situaciones
complejas, trabajar en equipo y
valorar lo publico.
9. CATEGORIAS DE LA ASISTENCIA
TECNICA ARCHIVISTICA
Asesoramiento: Aconseja, opina y
advierte.
Proporciona ayuda en el proceso de
toma de decisiones, identifica
problemas, señala oportunidades
de mejora y selecciona cursos de
acción.
10. CATEGORIAS DE LA ASISTENCIA
TECNICA ARCHIVISTICA
Ejecución operativa (Acompañamiento):
Tiene que ver con el apoyo directo,
orientado a la solución de dificultades, a
través de diferentes tipos y categorías,
entre otras, la atención in situ.
Tratamiento técnico archivístico en las
instalaciones de cada entidad que requiere
dicha asistencia, previa suscripción de un
convenio marco o especifico de cooperación
interinstitucional.
12. PROCEDIMIENTO PARA EL DESARROLLO DE
LA ASISTENCIA TECNICA ARCHIVISTICA
Solicitud de elaboración de Diagnostico.
Elaboración de un Diagnostico
Integral de los Archivos.
Elaboración de Propuesta Técnica y
Económica.
Elaboración del texto preliminar del
Convenio (marco o especifico).
13. DIAGNOSTICO SITUACIONAL
DE ARCHIVO
El diagnóstico, es el primer paso para
todo tratamiento archivístico, porque
nos permite obtener una visión integral
de la situación actual de la
documentación y los archivos en la
entidad, por ello, la importancia
fundamental que cumple dentro de la
aplicación de los procesos archivísticos a
los archivos.
14. DIAGNOSTICO SITUACIONAL
DE ARCHIVO
consiste, en la realización de una
observación pormenorizada, participante
e interactiva de los procesos referido a
las actividades archivísticas y al
personal, aplicando una observación
estructurada en la cual se emplearan
procedimientos formales en la
recopilación de los datos (entrevistas
con preguntas abiertas, cuestionarios,
etc.).
15. DIAGNOSTICO SITUACIONAL
DE ARCHIVO
Luego los registros de los datos
obtenidos, son cuantificados y tratados
estadísticamente, permitiendo tener una
visión general y actual de la situación de
los archivos. A los resultados obtenidos
se aplica el análisis histórico y técnico
archivístico correspondiente, para emitir
las conclusiones y recomendaciones del
caso, en un informe escrito de manera
sencilla y clara.
16. ACTIVIDADES DE LA ASISTENCIA TECNICA
ARCHIVISTICA
A partir del Diagnostico, se elabora las
líneas de acción de la Asistencia Técnica
Archivística.
Elaboración de un Diagnostico Integral
de los Archivos.
Elaboración de Propuesta Técnica y
Económica.
17. CONTRIBUCIONES POR PARTE DE LAS
ASISTENCIAS TECNICAS ARCHIVISTICAS
Cambiar la visión del papel de los Archivos y de la
profesión.
Fomentar cultura en el ciudadano acerca de la
importancia de los Archivos para transparencia
administrativa, derecho de acceso a la información
publica y pronta respuesta, y rendición de cuentas.
19. Wilber Astocuri Avila
Secretario Técnico de la Comisión Permanente
de Servicios Archivísticos y Consultoría del
Archivo General de la Nación.
Consultor en temas de Gestión Publica y
Archivos.
Candidato a Magister en Ciencias Políticas con
mención en Gestión Publica, por la Pontificia
Universidad Católica del Perú.
Historiador de la Universidad Nacional Federico
Villarreal.
Notas del editor
La verdadera “revolución de la calidad” surge en Occidente hasta la década de los ochenta del siglo XX. Sin embargo, tiene sus orígenes en Japón a finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando surge como un conjunto de técnicas y procesos que buscaban apoyar a las empresas a enfrentar y responder a la fuerte competencia.
De acuerdo con el autor Arturo Jofré[1], son cuatro los grandes exponentes de la calidad: Deming, Juran, Crosby e Ishikawa.
Para Ishikawa la calidad se centra en el producto, al señalar que practicar el control de calidad es desarrollar, diseñar, manufacturar y mantener un producto de calidad que sea el más económico, el más útil y satisfactorio para el consumidor. Por su parte, Crosby señala que calidad es cumplir con los requerimientos establecidos por la empresa, más bien desde una perspectiva de ingeniería. Deming indica que calidad significa ofrecer a bajo costo productos o servicios confiables que satisfagan a los clientes, creando un compromiso con la innovación y mejora continua. Para Juran, calidad es la adecuación de uso de un producto. Los enfoques y las concepciones de la calidad han evolucionado con el tiempo y han integrado nuevos elementos. Lo anterior debido a las exigencias de los clientes, al alto grado de competencia y a las experiencias acumuladas por las empresas que han aplicado sistemas de calidad.
Hacia los años 50 el enfoque de calidad estaba centrado en la inspección del producto, con el objetivo primordial de prevenir defectos en su fabricación. Bajo esa perspectiva, la responsabilidad recae en una unidad de control de calidad que tiene como función examinar el producto en la línea terminal para asegurarse que no tenga defectos.
Posteriormente, los esfuerzos se encauzaron hacia el proceso total de fabricación, con el fin de contrarrestar las debilidades detectadas en el enfoque antes mencionado. Entonces se integró a las líneas de ensamblaje, subcontratistas y unidades de aprovisionamiento y otras relacionadas en las tareas relacionadas con calidad. Sin embargo, esta visión era insuficiente al no considerar las exigencias del cliente.
Es en la década de los ochenta cuando surge lo que hoy se conoce como administración de calidad total, que engloba todos los factores relacionados con la satisfacción del cliente: costo, características del producto y servicio oportuno y eficiente. Esta nueva visión de calidad requiere la participación de toda la organización y el punto de vista del cliente.
.
La verdadera “revolución de la calidad” surge en Occidente hasta la década de los ochenta del siglo XX. Sin embargo, tiene sus orígenes en Japón a finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando surge como un conjunto de técnicas y procesos que buscaban apoyar a las empresas a enfrentar y responder a la fuerte competencia.
De acuerdo con el autor Arturo Jofré[1], son cuatro los grandes exponentes de la calidad: Deming, Juran, Crosby e Ishikawa.
Para Ishikawa la calidad se centra en el producto, al señalar que practicar el control de calidad es desarrollar, diseñar, manufacturar y mantener un producto de calidad que sea el más económico, el más útil y satisfactorio para el consumidor. Por su parte, Crosby señala que calidad es cumplir con los requerimientos establecidos por la empresa, más bien desde una perspectiva de ingeniería. Deming indica que calidad significa ofrecer a bajo costo productos o servicios confiables que satisfagan a los clientes, creando un compromiso con la innovación y mejora continua. Para Juran, calidad es la adecuación de uso de un producto. Los enfoques y las concepciones de la calidad han evolucionado con el tiempo y han integrado nuevos elementos. Lo anterior debido a las exigencias de los clientes, al alto grado de competencia y a las experiencias acumuladas por las empresas que han aplicado sistemas de calidad.
Hacia los años 50 el enfoque de calidad estaba centrado en la inspección del producto, con el objetivo primordial de prevenir defectos en su fabricación. Bajo esa perspectiva, la responsabilidad recae en una unidad de control de calidad que tiene como función examinar el producto en la línea terminal para asegurarse que no tenga defectos.
Posteriormente, los esfuerzos se encauzaron hacia el proceso total de fabricación, con el fin de contrarrestar las debilidades detectadas en el enfoque antes mencionado. Entonces se integró a las líneas de ensamblaje, subcontratistas y unidades de aprovisionamiento y otras relacionadas en las tareas relacionadas con calidad. Sin embargo, esta visión era insuficiente al no considerar las exigencias del cliente.
Es en la década de los ochenta cuando surge lo que hoy se conoce como administración de calidad total, que engloba todos los factores relacionados con la satisfacción del cliente: costo, características del producto y servicio oportuno y eficiente. Esta nueva visión de calidad requiere la participación de toda la organización y el punto de vista del cliente.
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La verdadera “revolución de la calidad” surge en Occidente hasta la década de los ochenta del siglo XX. Sin embargo, tiene sus orígenes en Japón a finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando surge como un conjunto de técnicas y procesos que buscaban apoyar a las empresas a enfrentar y responder a la fuerte competencia.
De acuerdo con el autor Arturo Jofré[1], son cuatro los grandes exponentes de la calidad: Deming, Juran, Crosby e Ishikawa.
Para Ishikawa la calidad se centra en el producto, al señalar que practicar el control de calidad es desarrollar, diseñar, manufacturar y mantener un producto de calidad que sea el más económico, el más útil y satisfactorio para el consumidor. Por su parte, Crosby señala que calidad es cumplir con los requerimientos establecidos por la empresa, más bien desde una perspectiva de ingeniería. Deming indica que calidad significa ofrecer a bajo costo productos o servicios confiables que satisfagan a los clientes, creando un compromiso con la innovación y mejora continua. Para Juran, calidad es la adecuación de uso de un producto. Los enfoques y las concepciones de la calidad han evolucionado con el tiempo y han integrado nuevos elementos. Lo anterior debido a las exigencias de los clientes, al alto grado de competencia y a las experiencias acumuladas por las empresas que han aplicado sistemas de calidad.
Hacia los años 50 el enfoque de calidad estaba centrado en la inspección del producto, con el objetivo primordial de prevenir defectos en su fabricación. Bajo esa perspectiva, la responsabilidad recae en una unidad de control de calidad que tiene como función examinar el producto en la línea terminal para asegurarse que no tenga defectos.
Posteriormente, los esfuerzos se encauzaron hacia el proceso total de fabricación, con el fin de contrarrestar las debilidades detectadas en el enfoque antes mencionado. Entonces se integró a las líneas de ensamblaje, subcontratistas y unidades de aprovisionamiento y otras relacionadas en las tareas relacionadas con calidad. Sin embargo, esta visión era insuficiente al no considerar las exigencias del cliente.
Es en la década de los ochenta cuando surge lo que hoy se conoce como administración de calidad total, que engloba todos los factores relacionados con la satisfacción del cliente: costo, características del producto y servicio oportuno y eficiente. Esta nueva visión de calidad requiere la participación de toda la organización y el punto de vista del cliente.
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La verdadera “revolución de la calidad” surge en Occidente hasta la década de los ochenta del siglo XX. Sin embargo, tiene sus orígenes en Japón a finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando surge como un conjunto de técnicas y procesos que buscaban apoyar a las empresas a enfrentar y responder a la fuerte competencia.
De acuerdo con el autor Arturo Jofré[1], son cuatro los grandes exponentes de la calidad: Deming, Juran, Crosby e Ishikawa.
Para Ishikawa la calidad se centra en el producto, al señalar que practicar el control de calidad es desarrollar, diseñar, manufacturar y mantener un producto de calidad que sea el más económico, el más útil y satisfactorio para el consumidor. Por su parte, Crosby señala que calidad es cumplir con los requerimientos establecidos por la empresa, más bien desde una perspectiva de ingeniería. Deming indica que calidad significa ofrecer a bajo costo productos o servicios confiables que satisfagan a los clientes, creando un compromiso con la innovación y mejora continua. Para Juran, calidad es la adecuación de uso de un producto. Los enfoques y las concepciones de la calidad han evolucionado con el tiempo y han integrado nuevos elementos. Lo anterior debido a las exigencias de los clientes, al alto grado de competencia y a las experiencias acumuladas por las empresas que han aplicado sistemas de calidad.
Hacia los años 50 el enfoque de calidad estaba centrado en la inspección del producto, con el objetivo primordial de prevenir defectos en su fabricación. Bajo esa perspectiva, la responsabilidad recae en una unidad de control de calidad que tiene como función examinar el producto en la línea terminal para asegurarse que no tenga defectos.
Posteriormente, los esfuerzos se encauzaron hacia el proceso total de fabricación, con el fin de contrarrestar las debilidades detectadas en el enfoque antes mencionado. Entonces se integró a las líneas de ensamblaje, subcontratistas y unidades de aprovisionamiento y otras relacionadas en las tareas relacionadas con calidad. Sin embargo, esta visión era insuficiente al no considerar las exigencias del cliente.
Es en la década de los ochenta cuando surge lo que hoy se conoce como administración de calidad total, que engloba todos los factores relacionados con la satisfacción del cliente: costo, características del producto y servicio oportuno y eficiente. Esta nueva visión de calidad requiere la participación de toda la organización y el punto de vista del cliente.
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La verdadera “revolución de la calidad” surge en Occidente hasta la década de los ochenta del siglo XX. Sin embargo, tiene sus orígenes en Japón a finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando surge como un conjunto de técnicas y procesos que buscaban apoyar a las empresas a enfrentar y responder a la fuerte competencia.
De acuerdo con el autor Arturo Jofré[1], son cuatro los grandes exponentes de la calidad: Deming, Juran, Crosby e Ishikawa.
Para Ishikawa la calidad se centra en el producto, al señalar que practicar el control de calidad es desarrollar, diseñar, manufacturar y mantener un producto de calidad que sea el más económico, el más útil y satisfactorio para el consumidor. Por su parte, Crosby señala que calidad es cumplir con los requerimientos establecidos por la empresa, más bien desde una perspectiva de ingeniería. Deming indica que calidad significa ofrecer a bajo costo productos o servicios confiables que satisfagan a los clientes, creando un compromiso con la innovación y mejora continua. Para Juran, calidad es la adecuación de uso de un producto. Los enfoques y las concepciones de la calidad han evolucionado con el tiempo y han integrado nuevos elementos. Lo anterior debido a las exigencias de los clientes, al alto grado de competencia y a las experiencias acumuladas por las empresas que han aplicado sistemas de calidad.
Hacia los años 50 el enfoque de calidad estaba centrado en la inspección del producto, con el objetivo primordial de prevenir defectos en su fabricación. Bajo esa perspectiva, la responsabilidad recae en una unidad de control de calidad que tiene como función examinar el producto en la línea terminal para asegurarse que no tenga defectos.
Posteriormente, los esfuerzos se encauzaron hacia el proceso total de fabricación, con el fin de contrarrestar las debilidades detectadas en el enfoque antes mencionado. Entonces se integró a las líneas de ensamblaje, subcontratistas y unidades de aprovisionamiento y otras relacionadas en las tareas relacionadas con calidad. Sin embargo, esta visión era insuficiente al no considerar las exigencias del cliente.
Es en la década de los ochenta cuando surge lo que hoy se conoce como administración de calidad total, que engloba todos los factores relacionados con la satisfacción del cliente: costo, características del producto y servicio oportuno y eficiente. Esta nueva visión de calidad requiere la participación de toda la organización y el punto de vista del cliente.
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La verdadera “revolución de la calidad” surge en Occidente hasta la década de los ochenta del siglo XX. Sin embargo, tiene sus orígenes en Japón a finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando surge como un conjunto de técnicas y procesos que buscaban apoyar a las empresas a enfrentar y responder a la fuerte competencia.
De acuerdo con el autor Arturo Jofré[1], son cuatro los grandes exponentes de la calidad: Deming, Juran, Crosby e Ishikawa.
Para Ishikawa la calidad se centra en el producto, al señalar que practicar el control de calidad es desarrollar, diseñar, manufacturar y mantener un producto de calidad que sea el más económico, el más útil y satisfactorio para el consumidor. Por su parte, Crosby señala que calidad es cumplir con los requerimientos establecidos por la empresa, más bien desde una perspectiva de ingeniería. Deming indica que calidad significa ofrecer a bajo costo productos o servicios confiables que satisfagan a los clientes, creando un compromiso con la innovación y mejora continua. Para Juran, calidad es la adecuación de uso de un producto. Los enfoques y las concepciones de la calidad han evolucionado con el tiempo y han integrado nuevos elementos. Lo anterior debido a las exigencias de los clientes, al alto grado de competencia y a las experiencias acumuladas por las empresas que han aplicado sistemas de calidad.
Hacia los años 50 el enfoque de calidad estaba centrado en la inspección del producto, con el objetivo primordial de prevenir defectos en su fabricación. Bajo esa perspectiva, la responsabilidad recae en una unidad de control de calidad que tiene como función examinar el producto en la línea terminal para asegurarse que no tenga defectos.
Posteriormente, los esfuerzos se encauzaron hacia el proceso total de fabricación, con el fin de contrarrestar las debilidades detectadas en el enfoque antes mencionado. Entonces se integró a las líneas de ensamblaje, subcontratistas y unidades de aprovisionamiento y otras relacionadas en las tareas relacionadas con calidad. Sin embargo, esta visión era insuficiente al no considerar las exigencias del cliente.
Es en la década de los ochenta cuando surge lo que hoy se conoce como administración de calidad total, que engloba todos los factores relacionados con la satisfacción del cliente: costo, características del producto y servicio oportuno y eficiente. Esta nueva visión de calidad requiere la participación de toda la organización y el punto de vista del cliente.
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La verdadera “revolución de la calidad” surge en Occidente hasta la década de los ochenta del siglo XX. Sin embargo, tiene sus orígenes en Japón a finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando surge como un conjunto de técnicas y procesos que buscaban apoyar a las empresas a enfrentar y responder a la fuerte competencia.
De acuerdo con el autor Arturo Jofré[1], son cuatro los grandes exponentes de la calidad: Deming, Juran, Crosby e Ishikawa.
Para Ishikawa la calidad se centra en el producto, al señalar que practicar el control de calidad es desarrollar, diseñar, manufacturar y mantener un producto de calidad que sea el más económico, el más útil y satisfactorio para el consumidor. Por su parte, Crosby señala que calidad es cumplir con los requerimientos establecidos por la empresa, más bien desde una perspectiva de ingeniería. Deming indica que calidad significa ofrecer a bajo costo productos o servicios confiables que satisfagan a los clientes, creando un compromiso con la innovación y mejora continua. Para Juran, calidad es la adecuación de uso de un producto. Los enfoques y las concepciones de la calidad han evolucionado con el tiempo y han integrado nuevos elementos. Lo anterior debido a las exigencias de los clientes, al alto grado de competencia y a las experiencias acumuladas por las empresas que han aplicado sistemas de calidad.
Hacia los años 50 el enfoque de calidad estaba centrado en la inspección del producto, con el objetivo primordial de prevenir defectos en su fabricación. Bajo esa perspectiva, la responsabilidad recae en una unidad de control de calidad que tiene como función examinar el producto en la línea terminal para asegurarse que no tenga defectos.
Posteriormente, los esfuerzos se encauzaron hacia el proceso total de fabricación, con el fin de contrarrestar las debilidades detectadas en el enfoque antes mencionado. Entonces se integró a las líneas de ensamblaje, subcontratistas y unidades de aprovisionamiento y otras relacionadas en las tareas relacionadas con calidad. Sin embargo, esta visión era insuficiente al no considerar las exigencias del cliente.
Es en la década de los ochenta cuando surge lo que hoy se conoce como administración de calidad total, que engloba todos los factores relacionados con la satisfacción del cliente: costo, características del producto y servicio oportuno y eficiente. Esta nueva visión de calidad requiere la participación de toda la organización y el punto de vista del cliente.
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La verdadera “revolución de la calidad” surge en Occidente hasta la década de los ochenta del siglo XX. Sin embargo, tiene sus orígenes en Japón a finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando surge como un conjunto de técnicas y procesos que buscaban apoyar a las empresas a enfrentar y responder a la fuerte competencia.
De acuerdo con el autor Arturo Jofré[1], son cuatro los grandes exponentes de la calidad: Deming, Juran, Crosby e Ishikawa.
Para Ishikawa la calidad se centra en el producto, al señalar que practicar el control de calidad es desarrollar, diseñar, manufacturar y mantener un producto de calidad que sea el más económico, el más útil y satisfactorio para el consumidor. Por su parte, Crosby señala que calidad es cumplir con los requerimientos establecidos por la empresa, más bien desde una perspectiva de ingeniería. Deming indica que calidad significa ofrecer a bajo costo productos o servicios confiables que satisfagan a los clientes, creando un compromiso con la innovación y mejora continua. Para Juran, calidad es la adecuación de uso de un producto. Los enfoques y las concepciones de la calidad han evolucionado con el tiempo y han integrado nuevos elementos. Lo anterior debido a las exigencias de los clientes, al alto grado de competencia y a las experiencias acumuladas por las empresas que han aplicado sistemas de calidad.
Hacia los años 50 el enfoque de calidad estaba centrado en la inspección del producto, con el objetivo primordial de prevenir defectos en su fabricación. Bajo esa perspectiva, la responsabilidad recae en una unidad de control de calidad que tiene como función examinar el producto en la línea terminal para asegurarse que no tenga defectos.
Posteriormente, los esfuerzos se encauzaron hacia el proceso total de fabricación, con el fin de contrarrestar las debilidades detectadas en el enfoque antes mencionado. Entonces se integró a las líneas de ensamblaje, subcontratistas y unidades de aprovisionamiento y otras relacionadas en las tareas relacionadas con calidad. Sin embargo, esta visión era insuficiente al no considerar las exigencias del cliente.
Es en la década de los ochenta cuando surge lo que hoy se conoce como administración de calidad total, que engloba todos los factores relacionados con la satisfacción del cliente: costo, características del producto y servicio oportuno y eficiente. Esta nueva visión de calidad requiere la participación de toda la organización y el punto de vista del cliente.
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La verdadera “revolución de la calidad” surge en Occidente hasta la década de los ochenta del siglo XX. Sin embargo, tiene sus orígenes en Japón a finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando surge como un conjunto de técnicas y procesos que buscaban apoyar a las empresas a enfrentar y responder a la fuerte competencia.
De acuerdo con el autor Arturo Jofré[1], son cuatro los grandes exponentes de la calidad: Deming, Juran, Crosby e Ishikawa.
Para Ishikawa la calidad se centra en el producto, al señalar que practicar el control de calidad es desarrollar, diseñar, manufacturar y mantener un producto de calidad que sea el más económico, el más útil y satisfactorio para el consumidor. Por su parte, Crosby señala que calidad es cumplir con los requerimientos establecidos por la empresa, más bien desde una perspectiva de ingeniería. Deming indica que calidad significa ofrecer a bajo costo productos o servicios confiables que satisfagan a los clientes, creando un compromiso con la innovación y mejora continua. Para Juran, calidad es la adecuación de uso de un producto. Los enfoques y las concepciones de la calidad han evolucionado con el tiempo y han integrado nuevos elementos. Lo anterior debido a las exigencias de los clientes, al alto grado de competencia y a las experiencias acumuladas por las empresas que han aplicado sistemas de calidad.
Hacia los años 50 el enfoque de calidad estaba centrado en la inspección del producto, con el objetivo primordial de prevenir defectos en su fabricación. Bajo esa perspectiva, la responsabilidad recae en una unidad de control de calidad que tiene como función examinar el producto en la línea terminal para asegurarse que no tenga defectos.
Posteriormente, los esfuerzos se encauzaron hacia el proceso total de fabricación, con el fin de contrarrestar las debilidades detectadas en el enfoque antes mencionado. Entonces se integró a las líneas de ensamblaje, subcontratistas y unidades de aprovisionamiento y otras relacionadas en las tareas relacionadas con calidad. Sin embargo, esta visión era insuficiente al no considerar las exigencias del cliente.
Es en la década de los ochenta cuando surge lo que hoy se conoce como administración de calidad total, que engloba todos los factores relacionados con la satisfacción del cliente: costo, características del producto y servicio oportuno y eficiente. Esta nueva visión de calidad requiere la participación de toda la organización y el punto de vista del cliente.
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La verdadera “revolución de la calidad” surge en Occidente hasta la década de los ochenta del siglo XX. Sin embargo, tiene sus orígenes en Japón a finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando surge como un conjunto de técnicas y procesos que buscaban apoyar a las empresas a enfrentar y responder a la fuerte competencia.
De acuerdo con el autor Arturo Jofré[1], son cuatro los grandes exponentes de la calidad: Deming, Juran, Crosby e Ishikawa.
Para Ishikawa la calidad se centra en el producto, al señalar que practicar el control de calidad es desarrollar, diseñar, manufacturar y mantener un producto de calidad que sea el más económico, el más útil y satisfactorio para el consumidor. Por su parte, Crosby señala que calidad es cumplir con los requerimientos establecidos por la empresa, más bien desde una perspectiva de ingeniería. Deming indica que calidad significa ofrecer a bajo costo productos o servicios confiables que satisfagan a los clientes, creando un compromiso con la innovación y mejora continua. Para Juran, calidad es la adecuación de uso de un producto. Los enfoques y las concepciones de la calidad han evolucionado con el tiempo y han integrado nuevos elementos. Lo anterior debido a las exigencias de los clientes, al alto grado de competencia y a las experiencias acumuladas por las empresas que han aplicado sistemas de calidad.
Hacia los años 50 el enfoque de calidad estaba centrado en la inspección del producto, con el objetivo primordial de prevenir defectos en su fabricación. Bajo esa perspectiva, la responsabilidad recae en una unidad de control de calidad que tiene como función examinar el producto en la línea terminal para asegurarse que no tenga defectos.
Posteriormente, los esfuerzos se encauzaron hacia el proceso total de fabricación, con el fin de contrarrestar las debilidades detectadas en el enfoque antes mencionado. Entonces se integró a las líneas de ensamblaje, subcontratistas y unidades de aprovisionamiento y otras relacionadas en las tareas relacionadas con calidad. Sin embargo, esta visión era insuficiente al no considerar las exigencias del cliente.
Es en la década de los ochenta cuando surge lo que hoy se conoce como administración de calidad total, que engloba todos los factores relacionados con la satisfacción del cliente: costo, características del producto y servicio oportuno y eficiente. Esta nueva visión de calidad requiere la participación de toda la organización y el punto de vista del cliente.
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La verdadera “revolución de la calidad” surge en Occidente hasta la década de los ochenta del siglo XX. Sin embargo, tiene sus orígenes en Japón a finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando surge como un conjunto de técnicas y procesos que buscaban apoyar a las empresas a enfrentar y responder a la fuerte competencia.
De acuerdo con el autor Arturo Jofré[1], son cuatro los grandes exponentes de la calidad: Deming, Juran, Crosby e Ishikawa.
Para Ishikawa la calidad se centra en el producto, al señalar que practicar el control de calidad es desarrollar, diseñar, manufacturar y mantener un producto de calidad que sea el más económico, el más útil y satisfactorio para el consumidor. Por su parte, Crosby señala que calidad es cumplir con los requerimientos establecidos por la empresa, más bien desde una perspectiva de ingeniería. Deming indica que calidad significa ofrecer a bajo costo productos o servicios confiables que satisfagan a los clientes, creando un compromiso con la innovación y mejora continua. Para Juran, calidad es la adecuación de uso de un producto. Los enfoques y las concepciones de la calidad han evolucionado con el tiempo y han integrado nuevos elementos. Lo anterior debido a las exigencias de los clientes, al alto grado de competencia y a las experiencias acumuladas por las empresas que han aplicado sistemas de calidad.
Hacia los años 50 el enfoque de calidad estaba centrado en la inspección del producto, con el objetivo primordial de prevenir defectos en su fabricación. Bajo esa perspectiva, la responsabilidad recae en una unidad de control de calidad que tiene como función examinar el producto en la línea terminal para asegurarse que no tenga defectos.
Posteriormente, los esfuerzos se encauzaron hacia el proceso total de fabricación, con el fin de contrarrestar las debilidades detectadas en el enfoque antes mencionado. Entonces se integró a las líneas de ensamblaje, subcontratistas y unidades de aprovisionamiento y otras relacionadas en las tareas relacionadas con calidad. Sin embargo, esta visión era insuficiente al no considerar las exigencias del cliente.
Es en la década de los ochenta cuando surge lo que hoy se conoce como administración de calidad total, que engloba todos los factores relacionados con la satisfacción del cliente: costo, características del producto y servicio oportuno y eficiente. Esta nueva visión de calidad requiere la participación de toda la organización y el punto de vista del cliente.
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