1. “Características de mi nivel
educativo”
2015
AUTOR: ARMANDO TORRES RUIZ
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL. UPN 321.
MAESTRÍA EN EDUCACIÓN BÁSICA
QUINTA GENERACIÓN |
2. Características de mi Nivel Educativo
¿Qué aspectos se han modificado en mi nivel educativo y cómo han incidido en mi
práctica profesional?
Los cambiosenla práctica queejercemosdía a día puedendebersea variosfactores: pueden
ser producto de un esfuerzo desmedido por corregir o trasladarnos hacia nuevos dominios
pedagógicos o bien, pueden deberse a una asimilación paulatina y casi imperceptible del
deber ser y de la confrontación diaria de nuestro trabajocon la realidad educativa. Cambios
a través de experiencias vividas. Estas modificaciones en los niveles de exigencia dentro de
todos los ámbitos que a nosotros los maestros nos competen han hecho que el esquema
general de mi nivel educativo y el desempeño de mi trabajo se vean afectados de diversas
formas; la mayoría de ellos incidiendo directamente de manera positiva y agregando valor
al trabajohasta ahora realizado,ya que se trata de pequeñasdiferenciasen lasprácticasque
han podido aportar cosas nuevas o trasladar viejos vicios a nuevos y mejores hábitos.
Por ejemplificar aquí algunos cambios, el último ciclo escolar trabajado de los cuatro
concluidos que llevo desde que ingresé a la SEP, puede notar pequeñas diferencias en
algunos de los aspectos que componen mi nivel educativo, aunque no siempre arrojando
los mejores resultados. Primeramente noté cambios en la forma de equilibrar prioridades,
ya que anteriormente asumía una carga extra de estrés y presión laboral por los llenados de
papelería y burocracia, que en opinión personal, no siempre desencadenan en una mejoría
en el aprendizajedelosalumnos,porloque comencéa establecercriteriosquemeayudaron
a priorizar el horario y poder asumir como lo más importante al tiempo efectivo de clase en
el interior del aula. Esto ha modificado mi nivel de compromiso con los niños, ya que
comencé a notar que al final del día, lo que realmente vale es lo que ellos puedan aprender.
Otro aspecto que en general he modificado fue el del conocimiento propiode los temas del
programa educativo, pues al inicio de mi práctica me remitía a abordar el currículo
exclusivamente con los apartados que manejan los libros de texto y la información
disponible en sus hojas, no ahondando en subtemas o aspectos de los que no entendiera
del todo la información o bien, que fueran de interés para los niños aunque no se tratasen
del tema central. Poco a poco he ido entendiendo que es necesario aceptar cuando somos
carentes de información o conocimiento, por sencillo que sea, ya que la práctica educativa
puede nutrirse cuando investigamos por nuestra cuenta o indagamos en aspectos
secundarios del currículo central.
En cambio, una transición algo errónea que siento que comenzó a presentarse en mí, casi
imperceptiblemente desde que egresé de la BENMAC es el del compromiso ético o laboral
que tenemos los maestros para crear o implementar materiales curriculares o didácticos
dentro de nuestras secuencias de enseñanza, ya que al inicio siento que mis prácticas se
destacaban por un buen uso del material en las clases, pero con el tiempo la práctica ha ido
aminorando. Claro está que como resultado inmediato no vamos a obtener clases
deficientes o totalmente erróneas, pero creo fervientemente que el material, sobre todo en
los primeros tres grados, es un pilar importante para que el alumno aprenda más y mejor
dentro de un ambiente alfabetizador.
3. “Transformaciones en mi nivel educativo”
El currículum El campo laboral La administración del
sistema
Formas de
evaluación
La identidad
profesional
Como en los renglones
de arriba mencioné, he
ido cambiando la
tendencia de
corroborar información
sobre el currículo
escolar y los temas que
se desglosen, si bien
por escaso
conocimiento del
mismo o por curiosidad
de encontrar ese algo
que ayude a que los
niños hagan click con el
contenido.
El uso de recursos
informáticos y las TIC es
algo que nunca usaba al
inicio de mi servicio
docente (aunque
realmente lo atribuyo a
las grandes carencias
del lugar donde
trabajaba), pero ahora
que tengo un lugar de
trabajo mucho más
poblado y con todos los
servicios, he ido
implementando
esporádicas buscas
online sobre los
contenidos que en ese
momento estoy viendo,
encontrándome en
foros de maestros
compartiendo
información valiosa,
diseños específicos o
material curricular
formulado para las
puestas en común y
evaluaciones. Esto me
ha ayudado a
incrementar las
herramientas a mi
disposición e
involucrarlas más en el
trabajo con los niños.
Si nos referimos a “el
campo laboral” como el
entorno en donde
trabajamos y los
individuos con los que
no relacionamos creo
que se han presentado
algunos cambios
interesantes.
Los primeros dos ciclos
trabajados fueron
caracterizados por
situaciones en donde
me mostraba a la
defensiva ante los
comentarios o
sugerencias que me
hicieran los
compañeros de trabajo,
ya que tenía poca
disposición a escuchar
opiniones ajenas a la
propia o a aceptar
llamadas de atención.
La situación por lo
regular desencadenaba
en un comportamiento
cerrado que, a la larga,
puede comenzar a
afectar nuestras labores
de enseñanza, eso sin
contar las relaciones
interpersonales en los
planteles de trabajo.
El cambio se ha ido
dando ya que he ido
viendo como otros
maestros afectan
demasiado su
desempeño sólo por el
afán de no dejar la
cerrazón y el enojo, por
no aceptar una
corrección o a veces,
hasta un simple regaño.
En la actualidad,
aunque a veces es difícil
o incómodo escucharlo,
me muestro abierto a
recibir sugerencias en
cualquier aspecto de mi
nivel educativo.
Es cierto que cuando
comenzamos a trabajar
en la SEP es muy difícil
entender la forma del
trabajo del sistema
educativo, sus
plataformas,
requerimientos, reglas y
disposiciones, así como
también el administrar
nuestro tiempo para no
descuidar este aspecto y
combinarlo
perfectamente con
nuestro trabajo al
interior del aula.
Debo ser sincero y decir
que he bajado un poco
el nivel de exigencia en
algunos de los aspectos
que competen a la
administración del
sistema, pero aclaro,
todo para llegar a ese
balance del que hablé
renglones arriba. Mi
cambio lo he ido
adquiriendo en pro de
cumplir con mis deberes
administrativos y
burocráticos, pero sobre
todo en pro de ayudar a
los niños y tratar de los
descuidar las horas
efectivas de tiempo que
ellos merecen. Lo he
tratado de hacer
principalmente al no
realizar ningún tipo de
actividad o papelería en
horario escolar, y dejar
las juntas o charlas
necesarias para el
colectivo en tiempos
donde las actividades
educativas de los
educandos no se vieran
afectadas.
Uno de los cambios
principales dentro de
las formas de
evaluación es que con
el paso del tiempo he
ido utilizando las
ahora tan necesarias
“Rúbricas de
evaluación” ya que
dicho concepto no
estaba presente al
inicio de mi trayecto
profesional.
Al inicio me enfocaba
más a preocuparme
por una evaluación
numérica, por reunir
suficientes datos, de
cualquier índole, que
me ayudaran a
promediar y arrojar un
esperado número por
alumnos y padres de
familia. Solamente
conocía la evaluación
cuantitativa o
numérica, dejando de
lado la cualitativa, la
procesual.
Ahora al evaluar,
pongo más atención
en los alcances de los
niños, sus procesos y
su desenvolvimiento,
apoyándome de
rúbricas de evaluación
u otro tipo de
estándares.
He cambiado también
la idea que tenía de
autoevaluación, pues
ahora trato de ser más
objetivo sobre lo que
se hizo y lo que no, lo
que estuvo bien y lo
que no tanto; para así
poder concentrarme
en mejorar.
Dentro de la identidad
que he ido creando para
identificarme como
profesor he ido
acumulando experiencia
y conocimiento, pero más
que nada he adquirido la
noción de que la
identidad profesional no
es un estándar fijo al que
lleguemos sin la menor
dificultad y que no se
pueda modificar después.
Creo firmemente que
forjamos nuestra
identidad de maestros
día a día y que a pesar de
estudiar constantemente,
siempre hay algo nuevo
que aprender.
Para mí la identidad
profesional también se
fortalece al conocer
nuestros derechos y
nuestras obligaciones y
siento que he adquirido
nuevas responsabilidades
sin deslindarme o salirme
por la tangente como
muchos otros colegas lo
hacen, argumentando
que “eso no está escrito
en ningún lado. He
aceptado que tenemos
muchas
responsabilidades y que
somos maestros las 24
horas del día, por lo que
hay que saber manejar las
situaciones cotidianas
separando lo laboral de lo
personal y conducirse en
todo momento con el
mejor profesionalismo,
esto claro, sin dejar de ver
el lado de compañerismo
y amistad que se puede
dar en el ámbito laboral.